Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 15

Capitulo 1: Una Relación Padre-Hijo Es Molesta Para Todas Las Partes

Parte 5

“Pensé que estaría relacionado con nuestros recientes problemas, pero supongo que era una ansiedad innecesaria. No hay nada particularmente extraño en ello”.

En ese caso, no tenía nada que ver con Azazel. Zagan no tenía ni idea de quién lo había hecho ni para qué servía, pero no tenía sentido desperdiciarlo. Además, la intuición de Zagan le decía que era un hallazgo afortunado.

“Gracias, Zagan. Lo haré lo mejor que pueda”, dijo Foll.

“No   hay   problema,   de   verdad.   Pero   no   hagas   nada          imprudente,

¿entendido?”. “Entendido. Me voy”.

Foll salió de la sala del trono con pasos ligeros, como si acabara de recibir un juguete nuevo.

¡Ahora! Por fin estoy a solas con Nephy por primera vez en…

Zagan se giró para mirar a Nephy, y entonces se dio cuenta de que el vampiro seguía de pie junto a ella.

“Vaya, parece que estorbo”, dijo Alshiera. “Tengo que ir con Foll, así que me excusaré aquí”.

“Por favor, espera un minuto”.

Justo cuando Alshiera estaba a punto de marcharse, Nephy la llamó para que se detuviera. Ponía cara de no saber por qué había detenido a la vampiresa, pero al final dejó escapar una sonrisa preocupada.

“Um, ¿por qué no pasas algún tiempo con el Maestro Zagan, madre?”

“¿Hwuh? Eso es… ¿No significaría eso que tienes menos tiempo con él?”

Tenía razón, pero Nephy se limitó a negar con la cabeza y replicó: “Cuando las cosas con mi madre seguían siendo incómodas tras nuestro primer encuentro, el maestro Zagan nos dio tiempo para suavizarlas. Como tal…”

Nephy quería hacer lo mismo por Zagan… No, en realidad se preocupaba mucho más por su relación paternal que Zagan por la suya.

¡Qué patético! ¡Incluso hice que Nephy se preocupara por mí!

Zagan también era padre, así que sabía que no podía dejar las cosas así. Así que se armó de valor y asintió.

“Siento haberte hecho alborotar tanto, Nephy.”

“No es nada. Soy yo la que está siendo un poco impertinente…”

“Es completamente comprensible. Tus sentimientos me han llegado”.

Si fuera capaz de tener siquiera una décima parte de esa consideración hacia los demás, este problema ni siquiera habría existido, pero Zagan no era muy consciente de sí mismo.

“Entonces, por favor, discúlpeme…”

Nephy salió de la sala del trono, dejando atrás sólo a Zagan y Alshiera. Y una vez más, un silencio desgarrador se apoderó de la zona.

***

Zagan fue el primero en hablar en la pesada atmósfera. “Alshiera, ¿tienes conocimientos de ajedrez?”

“¿Eh? Bueno, estoy en la media…”

“Entonces ten un partido conmigo. Lo he estado pasando mal con mi mayordomo. Aún no le he ganado ni una vez”.

Zagan había comparado una vez el ajedrez con la estrategia militar, pero cuando intentó ponerlo en práctica, sufrió una ignominiosa derrota a manos de Raphael. Pensaba que era bastante hábil observando la situación y anticipándose, pero no podía ganar a su mayordomo al ajedrez.

Zagan movió ligeramente el brazo y colocó en su sitio la mesa, las sillas y el tablero de ajedrez. Chasqueó los dedos y las treinta y dos piezas de mithril se alinearon en su sitio.

Peón, caballo, alfil, torre, reina y rey: estos seis tipos de piezas se mueven de diferentes maneras, lo que da al juego bastante profundidad.

“¿Lo haré como oponente?” preguntó Alshiera, parpadeando sorprendida. “Tú me regalaste esta cosa. ¿Te opones a mostrarme cómo se juega?” “Tee hee, cuando lo pones así, no puedo negarme.”

Alshiera finalmente sonrió y tomó asiento frente a él. Zagan cogió una pieza en silencio para hacer el primer movimiento. Eligió un peón. Era posible avanzarlo dos casillas en su primer movimiento, pero Zagan sólo lo movió una.

“Es un avance inesperadamente lento”, comentó Alshiera. “¿Te sientes tenso por tener que seguir exactamente las reglas? El Rey de Ojos Plateados de siempre habría sido mucho más atrevido”.

Quizá porque le había pedido que le enseñara a jugar, Alshiera dijo bastante sobre su primer movimiento.

¿De verdad se puede saber tanto con tan poco? En realidad se sentía tenso. No tenía experiencia en jugar con otros. Además, le preocupaba cómo mantener una conversación con su madre. Este nerviosismo no propio de un Archidemonio podría haber aparecido en su movimiento de apertura.

Alshiera tomó el peón en línea con el que Zagan había comenzado, el que estaba justo en frente de su rey, y lo movió dos casillas hacia adelante. Eso dejó un espacio entre las dos piezas. Zagan ignoró esto y eligió un peón a la derecha de su rey, el que estaba frente a su caballo, moviéndolo dos casillas hacia adelante. Como para restringir este movimiento, Alshiera colocó un peón atrás ya la derecha de su primer peón.

Daba la sensación de que estaba igualando los movimientos de Zagan y acercándose constantemente a él en lugar de jugar con cuidado.

Siempre me ha estado vigilando así, ¿verdad?

Tras unas cuantas vueltas más, Zagan habló por fin. “Por cierto, ¿cómo demonios debo referirme a ti?” “Yo… estoy a tu merced”.

Sonaba como si quisiera que se refiriera a ella como su madre, pero también como si no quisiera.

Dejar esto en manos de otros es lo de siempre para ella… pero supongo que eso también va por mí. Tal como el padre que había conocido había dicho, tal vez Zagan era en realidad similar a Alshiera. Después de pensarlo un poco, Zagan movió su torre hacia el frente.

“Entonces te llamaré mamá”.

“¿De verdad te parece bien?” preguntó Alshiera, parpadeando una vez más.

“¿Qué pasa con eso?”

“Yo… no creo que tenga derecho a que me llamen así”.

Zagan no pudo ocultar su sonrisa divertida. Orias dijo más o menos lo mismo. Como tal, ya sabía qué decir.

“No te conozco lo suficiente como para tomar una decisión basada en derechos o calificaciones o lo que sea. Así que no tenemos más remedio que empezar por conocernos”.

Alshiera sonrió, con una mirada nostálgica en los ojos. “Esa parte de ti es tan parecida a él”.

“¿Al Rey de los Ojos Plateados?” “Sí…”

Ella no quería que él preguntara sobre esto. Colocó su alfil en un lugar molesto, como para decirle que no se entrometiera. Aunque si eso bastaba para que se echara atrás, no la habría invitado a una partida de ajedrez. Zagan movió audazmente su caballo para bloquear el alfil.

“Realmente es engañoso”, dijo. “¿Cuánto tiempo piensas llamarme el Rey de los Ojos Plateados?”.

“¿No te gusta?”

“Es confuso cuando hay tres personas con ese título. ¿A quién demonios crees que te refieres cada vez que lo dices?”.

“……”

Se hizo un largo silencio. Alshiera hizo retroceder a su alfil un paso, como si buscara una excusa.

“No fui capaz de protegerte, aunque sólo tenías siete años”.

“¿A quién le importa? No recuerdo nada de mi vida antes de rebuscar en la basura. Es una molestia que te sientas responsable de cosas que no recuerdo”.

Zagan recordó la figura de Alshiera dentro de aquella barrera. Con toda probabilidad, la habían utilizado como sacrificio para sellar a Azazel, convirtiéndose en parte de aquel pilar, con su cuerpo convertido en una sustancia que no era ni piedra ni plomo.

¿Cómo voy a quejarme después de ver eso? Ella había fracasado en protegerle incluso después de jugarse la vida en ello. Así de difícil había sido aquella época. Aunque indirectamente, Zagan sabía lo desesperadamente que había vivido durante esa época.

“Ya tengo una hija en Foll. Con gusto tiraré mi vida o cualquier otra cosa para protegerla. Incluso me ensuciaré las manos tranquilamente si es necesario”.

Era un camino que ya había recorrido.

“Aunque mi hija llegue a odiarme, seguiré eligiendo hacerlo. Eso es lo que significa ser padre, en mi opinión. ¿Piensas diferente?”

“Yo…”

Alshiera no pudo expresar su respuesta. Era una respuesta elocuente por derecho propio.

Lo que significa que es igual que yo.

Pero no había tenido suficiente poder. Teniendo en cuenta el enemigo que había estado luchando, nadie podía culparla por eso.

“Si eso ocurre alguna vez, no me gustaría que mi hija siguiera odiándome”, continuó Zagan. “Si no puedo llegar a un acuerdo con mi madre sobre lo mismo, sería un terrible hipócrita”.

Alshiera sonrió amargamente, como si su lógica le pareciera ridícula. “Tee hee, así que al final, ¿todo es por el bien de Foll?”

“¿Qué hay de malo en ello? Soy padre. Es natural querer ser amado por tu hijo”.

“Entonces tendré que darle las gracias”.

“Claro que sí. Es una buena niña. Estoy orgulloso de ella”, dijo Zagan, tomando uno de los peones de Alshiera con su caballo. “Nos hemos desviado del camino. Entonces, ¿harás algo para no llamarme el Rey de Ojos Plateados?”.

“Gh…”

Probablemente esperaba terminar la conversación con una buena nota. Alshiera hizo una clara mueca. Adelantó la reina como si quisiera ocultarlo, pero fue un error que mostró su corazón vacilante.

“Una mala jugada”, dijo Zagan. “Ah.”

Zagan tomó sin piedad a la indefensa reina con su caballo. Alshiera dejó escapar un pequeño suspiro y luego abrió la boca como si fuera a concederle un premio.

“Lucia”.

Sabía que se trataba de un nombre, pero nunca lo había oído antes. “¿Qué?”

“Ese es el nombre de tu padre.”

Zagan tragó saliva. Nunca pensó que ella le diría de repente el nombre que había ocultado tan desesperadamente todo este tiempo.

Ya veo. Así que se llama Lucia. Zagan no sabía si su amigo se llamaba así ahora, pero extrañamente, ahora se sentía un poco más cerca de él.

“Desafortunadamente, no puedo pronunciar el nombre del primer Rey de Ojos Plateados. Más precisamente…”

“¿Aunque lo digas, no podré percibirlo?”

“Así que eres consciente. Sí, así es. Aunque oigan el nombre, nadie es capaz de recordarlo”.

Al parecer, cuando Kuroka y Shax se habían enfrentado a Asura y Bato, esos dos héroes del pasado también habían pronunciado su nombre. Kuroka había declarado ser incapaz de oírlo, pero en realidad lo había olvidado en cuanto lo pronunciaron.

“Ese hombre era tu abuelo”, dijo Alshiera. “Ya veo.”

Bueno, Zagan había imaginado que estaría emparentado de algún modo, pero no tan estrechamente.

“Por eso el Rey de Ojos Plateados no es un título para un individuo, sino para una línea de sangre”.

Alshiera se detuvo allí, luego respiró hondo -no es que esto hiciera nada por los no muertos- y finalmente miró a Zagan directamente a los ojos.

“Zagan, eres el tercer Rey de Ojos Plateados, el hijo que no pude proteger hace mil años”.

La chica que nunca contestaba a lo que le preguntaban se esforzaba por hacerlo ahora.

Mil años… Así que ese es realmente el caso. Zagan asintió mientras digería el significado tras aquellas palabras.

“¿Puedo preguntar una cosa?”, dijo. “Aunque no sé si puedo responder”.

En este sentido, era la misma de siempre.

“Si no puedes, entonces quédate callada. El padre que Shere Khan resucitó era más joven que yo. Si murió a esa edad, entonces ¿quién de la línea de sangre permaneció en Liucaon?”

Alshiera le miró con una pena insondable en los ojos. “Era tu hermana pequeña”, respondió.

“¿Mi.… hermana?”

“Sí. Tuviste una gemela. Su nombre era Lilithiera”.

La expresión de Zagan se tornó sombría. Antes de que pudiera expresar sus sospechas, Alshiera negó con la cabeza.

“No es la misma chica. La sangre de súcubo era muy prominente en Lilithiera, así que de vez en cuando nacen en la familia Hypnoel niñas con un notable parecido a ella. Por eso le di el nombre de Lilithiera”.

En otras palabras, de las tres familias reales de Liucaon, la sangre del Rey de los Ojos Plateados corría más espesa en los Hypnoels.

“¿Por qué harías eso?”

“Porque un día, esperaba que la conocieras por casualidad…”