Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 5: Un Nuevo Juramento Entre La Luna y Las Estrellas I

Extra 17: Juego Otome IV Lado Femenino – [D-1] Echando Un Vistazo A Los Borradores De Elise

“¿Debería echar un vistazo a los borradores de Elise, tal vez? Puede que encuentre algo de inspiración ahí.”

Cuando se trataba de escribir guiones, Mia iba a contar naturalmente con la ayuda de su autora personal. Nadie disfrutaba más que ella de los mundos que creaba Elise. Así que buscó los borradores que Elise le había enviado, sólo que…

“Augh, no puedo encontrarlos. ¿Los dejé en la capital?”

…No estaban allí. O los había dejado en casa o ya se los había devuelto a Elise.

“¿Qué tipo de historia era? Hmm… Dime, Anne, ¿tienes un momento?”

“Claro. ¿De qué se trata?”

Le hizo un gesto a Anne para que se uniera a ella en su cama antes de explicarle la situación.

“Verás, la señorita Rafina me pidió que escribiera un guión para una obra de teatro, y yo acepté, así que estoy buscando ideas. ¿Recuerdas la historia que escribió Elise sobre un par de hermanas?”

“¿Un par de hermanas?”

“Sí. Si la memoria no me falla, la hermana mayor era amable y cariñosa, mientras que la menor rebosaba de curiosidad, y la historia trataba de las aventuras que vivían.”

En realidad, Mia no tenía muchas esperanzas. Sabía que Anne a veces prestaba muy poca atención a los cuentos de Elise, por lo que su comprensión de los contenidos era irregular, lo que se agravaba por el hecho de que luego utilizaba su dudoso recuerdo de las historias como referencia para resolver problemas de la vida real. A pesar de ello, preguntó.

“¿Te suena de algo?”

“¿Te refieres a la historia de las hermanas comerciantes? Iban de pueblo en pueblo y resolvían los problemas que encontraban allí.”

“¡Sí! ¡Eso es! Continúa. Cuéntame cómo era la historia.”

“Claro.”

Afortunadamente, Anne parecía recordar todos los detalles de esta historia en particular, lo que le permitió cerrar los ojos y comenzar rápidamente un suave recuento. Mia se tumbó en la cama y escuchó.

La historia trataba de un par de hermanas comerciantes. Estaban muy unidas y viajaban a todo tipo de ciudades y pueblos. Dondequiera que se detuvieran, resolvían los diversos problemas de la gente del pueblo. La historia también incluía florituras narrativas, como que las mercancías compradas en un pueblo anterior se utilizaban para resolver un problema en el siguiente.

Al principio, Mia simplemente disfrutaba escuchando la historia.

Sí, sí. Así fue.

Los acontecimientos avanzaban a un ritmo rápido mientras las dos hermanas se enfrentaban a un problema tras otro. La más joven tendía a ser un poco descuidada, lo que a menudo obligaba a la mayor a seguir con una reflexión rápida. La interacción entre los problemas y su resolución la mantuvo al borde de su proverbial asiento. Sin embargo, a medida que la historia avanzaba, su atención comenzó a cambiar y la experiencia adquirió un nuevo sentido. Cuando Anne terminó, Mia dejó escapar un suspiro nostálgico.

“Escucharte contar historias como ésta… Realmente me hace recordar.”

No pudo evitar recordar su estancia en el calabozo. Por aquel entonces, las únicas voces que escuchaba eran de reproche, sus palabras eran amargas e hirientes. Sólo Anne era la excepción, su voz ofrecía calidez y consuelo. Las historias que contaba eran igualmente reconfortantes. Una vez, Mia se había quedado dormida en medio de una historia. Había cerrado los ojos en la suave cuna de la voz de Anne, pero cuando volvió a abrirlos, ésta no se encontraba en ninguna parte. Se despertó sola en el frío vacío de su celda. La desesperación que sintió entonces se había grabado en su alma. Desde ese día, juró no volver a dormirse cuando Anne le contara un cuento.

Esa preocupación era ya un asunto del pasado. Su cerebro lo sabía con certeza, pero su corazón aún tenía que preguntar.

“Dime, Anne, si me duermo ahora mismo, ¿te quedarás a mi lado?”

“¿Qué clase de pregunta es ésa?”, preguntó Anne, con cara de desconcierto. “Por supuesto que sí, milady. ¿Por qué no habría de hacerlo? Hasta que me envíe lejos, siempre estaré a su lado.”

La seguridad de su voz provocó un suspiro de alivio en Mia.

“Oh, tengo una petición más, si no es mucho pedir. A partir de ahora, ¿podrías contarme las historias de Elise así de vez en cuando?” Preguntó Mia, decidiendo consentir un poco.

“¿Seguro? Puedo hacerlo.” Anne levantó una ceja desconcertada antes de preguntar con una sonrisa amable: “Entonces, ¿te ha parecido útil la historia?”

“Ah, sí. De hecho, creo que esta historia funcionará tal y como está. Tengo que preguntarle a Elise si puedo usarla cuanto antes.”

“Estoy segura de que dirá que sí, milady. En todo caso, se alegrará de que se lo preste.”

Al día siguiente, Mia le llevó la historia de Elise a Rafina, que le dio el visto bueno inmediatamente. Poco después, los preparativos estaban en marcha.

Y así fue como la primera obra de teatro escrita por Elise Littstein, una de las autoras más destacadas de la historia del continente, tuvo su representación inaugural en la Academia Saint-Noel.

Anne, Elise y Las Mil y Una Noches

Fin –

-FIN DEL VOLUMEN 5-