Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“¡No! ¡Ya está! ¡Esto ha sido el colmo! ¡Lo dejo!”, exclamó una lívida Mia mientras llevaba a Kuolan con demasiada suavidad de vuelta a los establos.

Se había limpiado todo lo que pudo con un paño, pero su pelo seguía cubierto por una capa de cosas. Cosas asquerosas…

“Ugh, necesito un baño, pronto… Pero antes de eso, tengo que hacer que Malong me busque otro caballo.”

Una vez decidida, se dirigió al establo especial donde se suponía que estaba Malong. Al llegar, sin embargo, lo encontró vacío.

“¿Eh? Eso es extraño…”

Estaba completamente vacío, sin hombres ni caballos.

“Es la primera vez que vengo aquí…” murmuró mientras miraba a su alrededor.

Cuando entró más, se dio cuenta de que se había equivocado. Había un caballo que había quedado oculto a la vista. Se encontraba tranquilamente hacia el fondo del edificio.

“Cielos… Qué caballo tan hermoso…”

Su belleza la cautivó. Su pelo blanco puro adornaba su forma, y desprendía el aura real de una reina. Se giró y la miró directamente.

“Tú eres…”

“Es Kayou. Es una moonhare como Kuolan.”

Malong apareció detrás de ella sosteniendo una enorme horca, sugiriendo que el motivo de su ausencia había sido el traslado de heno para los caballos.

“Una moonhare… Recuerdo que dijiste que había un caballo que no se podía montar porque estaba a punto de dar a luz.”

Mirando más de cerca, el cuerpo del caballo parecía más redondo de lo habitual.

“Es tan hermosa…”

Sonrió a Kayou, que la estudió en silencio con una mirada tierna.

“Tiene unos ojos tan gentiles…”

“Ella lo hace. Definitivamente es una de las moonhares más dóciles. Te haría montarla, pero ahora no puede correr.”

“Ah, qué lástima…”, dijo ella, reflexionando sobre las nuevas posibilidades.

No estará lista a tiempo para el Torneo de Equitación, pero ¿qué tal más adelante? ¿Como en invierno?

En la noche de la Fiesta de la Víspera Sagrada, se profetizó que Mia había salido a dar un largo paseo, durante el cual fue asesinada por bandidos. ¿Y si el caballo que había montado hubiera sido sustituido por uno más rápido, como un moonhare? Tal vez podría haber sobrevivido al encuentro. Kayou parecía el tipo de caballo que escucharía para poder cooperar y correr como uno solo. A diferencia de ese otro estúpido caballo…

Con ojos brillantes y expectantes, Mia miró a Malong.

“Por cierto, sólo por curiosidad… ¿Cuándo va a dar a luz exactamente esta yegua? ¿Y cuándo podrá correr?”

“Bueno, veamos. Yo le daría unos diez días más. Una vez que dé a luz, podrá empezar a correr por su cuenta casi inmediatamente, pero si quieres que vaya a toda velocidad mientras lleva un jinete… Eh, otra semana debería estar bien.”

“¿Así que un poco más de dos semanas? En ese caso…”

Estaría lista mucho antes de que llegara el invierno. Tendría tiempo de sobra hasta que comenzara el Festival de la Víspera Sagrada. Con renovado interés, miró a Kayou. La seguía estudiando con esos hermosos ojos que brillaban con inteligencia.

Es tan diferente que es casi gracioso. Por un lado, está Kuolan y su estúpida cara, y por otro, está Kayou. Dicen que los moonhares se supone que son caballos muy inteligentes. Viendo este, me lo creo totalmente. Ese estúpido Kuolan debe ser el raro. Tal vez lo dejaron caer de cabeza cuando era un potro o algo así, pensó, apreciando la inteligente majestuosidad de la bestia de marfil. Y si es inteligente, eso debe significar que recordará cuando alguien haga algo bueno por ella. Kuolan puede ser molesta y despistada, pero seguro que Kayou sabrá corresponder. Lo que significa…

Los instintos de Mia le gritaban que se pusiera en el lado bueno de este caballo. Que le hiciera tantos favores que no tuviera más remedio que caerle bien. Con una firme inclinación de cabeza, se dirigió a Malong.

“Perdona, Malong, pero me gustaría ayudarte a cuidar de este caballo. ¿Te parece bien?”

“¿Hm? Eh, quiero decir, claro, supongo. ¿De qué tipo de ayuda estamos hablando?”

“Ordenar el establo, lavar el caballo para que quede bien limpio, cosas así.”

Aunque pertenecían al club de equitación, los miembros como Mia no cuidaban realmente de los caballos. De eso se encargaba el personal de la academia. Al ser de alta cuna, sólo tenían que ocuparse de las actividades propias de su estatus, como el perfeccionamiento de su técnica de equitación. Malong, que procedía del Reino Ecuestre, consideraba que el cuidado de los caballos formaba parte de la equitación. Esta actitud se había contagiado a Abel, que a menudo se involucraba en los aspectos más serviciales de la experiencia, como la limpieza del establo, pero era definitivamente la excepción y no la regla. Que la princesa de un poderoso imperio como Tearmoon pidiera hacer lo mismo no era simplemente excepcional sino totalmente impensable. Por lo tanto, la pregunta cogió a Malong completamente desprevenido, y no pudo dar ninguna respuesta aparte de una mirada vacía y abierta.

“Dentro de los límites, por supuesto”, añadió Mia. “Haré lo que pueda. No estoy segura de poder levantarme tan temprano todos los días, pero parece que necesitas ayuda aquí, así que… Quiero decir, es un proceso duro, ¿no? ¿Dar a luz?”

El interés propio calculado era ciertamente un componente prominente de su motivación, pero había algo más también. Hasta hace poco, Mia todavía se preguntaba abiertamente cómo se las arreglaban esas grandes aves para llevar a los bebés a las casas de la gente. Ahora era más mundana, ya que había eliminado esas tonterías de su acervo de conocimientos y las había actualizado con hechos reales. En realidad, era un tema muy relevante para ella, teniendo en cuenta que el libro de historia afirmaba que tendría que tener ocho hijos. Cuando había consultado inocentemente a Chloe sobre los detalles de la procedencia de los bebés, su culta amiga la había mirado fijamente y en silencio antes de pasarle un libro sin palabras. Cuando le preguntó por su contenido, le contestó: “Está todo explicado ahí. Sólo… No te sorprendas demasiado.”

Algo intimidada por esta extraña directiva, Mia había abierto el libro con cautela y se enteró de la verdad. Ahora era consciente de que el parto era un proceso muy, muy difícil.

¿Voy a estar bien? ¿O-Ocho niños?

Sus ojos se desviaron hacia el vientre distendido de Kayou. La frotó suavemente.

“Puedes hacerlo. Te apoyo. Espero que tengas un bebé magnífico.”

Sonrió al caballo, sintiendo una extraña sensación de conexión.