Fushi no Kami (NL)

Volumen 7

Extra 2: Director De La Oficina De Respuesta A Catástrofes Renge

El trabajo continuaba acumulándose, y la Oficina de Respuesta a Desastres temporal estaba alborotada. Los sonidos podrían compararse con gritos desesperados. Aunque habíamos contratado más personal para ayudar con la admisión de refugiados de Yanga, todavía no era suficiente. Nuestro equipo era toda una mezcolanza, con nuevos graduados, estudiantes exitosos, aquellos que estaban aquí solo para seguir y aquellos que parecían capaces de hacer el trabajo.

Teníamos mucha gente aquí tratando de mantenerse al día con el trabajo.

“Ahahaha, es una montaña de documentos. Hay más de ellos. Ahahaha”, se rio uno de los aprendices. No había alegría en ello, su voz sonaba hueca mientras revisaba cada documento uno por uno.

“Um, estás haciendo un buen trabajo. Realmente estás haciendo tu mejor esfuerzo, pero por favor tómate un descanso”, le dije.

“G-Gerente Renge. Si tomo un descanso, nunca terminaré”, respondió el aprendiz. “Estaré bien.” Él sonrió, con lágrimas formándose en sus ojos.

“Tú sentido del deber es admirable. Espero sus logros en el futuro. Sin embargo, abordar una gran carga de trabajo como está sin pausa no es el método más productivo, así que deténgase un momento y revise lo que ha hecho. Una vez que hayas terminado, tómate un descanso”.

Suspiró aliviado. “Gracias.” El hombre parecía increíblemente cansado y tenso cuando se derrumbó sobre el escritorio. No era inusual ver cosas como esta durante el infierno invernal, así que lo consolé con una palmadita en el hombro, como lo hicieron mis mayores por mí.

Luego agarré un paquete de papeles y los miré. Eran quejas de toda la región, pero parecía que podían clasificarse en montones más específicos. También había algunos documentos que podrían pasarse al departamento de Inteligencia y al Templo.

“Está bien, probablemente pueda arreglármelas con esta cantidad. Qué alivio”, dijo el aprendiz. Me miró aliviado: su objetivo final finalmente estaba a la vista. Me pregunté por un momento por qué me miraba con tanta gratitud, pero me di cuenta de que era normal ahora que su trabajo estaba organizado.

“Te acostumbrarás. Una vez que lo haga, esta cantidad se convertirá en un juego de niños. No te sientas mal.” Le sonreí al joven, pero su rostro se volvió de un color extraño. No debe sentirse bien. Imagino que se siente exhausto. Cuando estaba a punto de extender la mano para tocarlo, alguien me tocó el hombro. Me di la vuelta para ver a Suiren parada allí con una sonrisa.

“Renge, eso puede ser letal”, dijo Suiren.

¿Letal? Sin embargo, no soy más fuerte que Suiren. Flexioné mis músculos y les di un empujón. Sólo tenía la fuerza suficiente para llevar documentos.

“No importa, estás totalmente inconsciente. Me pregunto si eso es por Ash. De todos modos, traje los informes del distrito de refugiados.”

“Gracias. De hecho, tengo algo de lo que quiero hablar contigo. ¿Tienes un momento?” Yo pregunté.

“¡Por supuesto! ¿Quieres tomar un bocado? Acabo de terminar de distribuir comida y me muero de hambre…”

“Bueno. Supongo que es casi el final del día de todos modos. Comamos.” Aplaudí y me volví hacia los trabajadores. “Como habrás escuchado, es hora de cenar. Por favor tomen turnos para tomar un descanso. No terminaremos este trabajo ni hoy ni mañana, así que asegúrese de usar ese tiempo para descansar”.

A pesar de que eran personas que habíamos reunido a toda prisa, todos los miembros del personal respondieron adecuadamente. Estaba feliz de poder tomar el mando y guiarlos por el camino correcto, al igual que Ash. Asentí con una sonrisa y ellos me devolvieron la sonrisa.

“Renge, vamos a comer ya”, instó Suiren, tirando de mí por el brazo.

“¿Pasa algo?” La miré, preguntándome cuál era la prisa.

“Eres bueno en esto, ¿no es así, Gerente Renge?” Suiren respondió con una sonrisa irónica.

“Hehe, bueno, es una tarea importante. Parece que todos se están cuidando y trabajando al máximo. Aunque todavía son jóvenes, les está yendo mejor que a mí cuando era aprendiz”.

“Nah, creo que se debe a tu encanto”.

“¿Mi encanto?”

“Eres guapa, buena en tu trabajo y muy amable. Eres perfecta. Los hombres te adulan y las mujeres quieren ser como tú”, explicó Suiren.

“Huh… Uh, ¿no es eso un poco excesivo?”

“Honestamente, estoy orgullosa”, se rio Suiren, dándose palmaditas en el pecho.

“Es bueno oír eso. Gracias, Suiren.”

Suiren rio conmigo y, en un esfuerzo por ocultar su rostro, acercó mi cabeza a su pecho para abrazarme. Me preguntaba qué pensaría la gente al ver eso.