Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Ahora bien, que se reúna el consejo estudiantil. Ya que esta es nuestra reunión inaugural, consideremos esto como una simple reunión y saludo.”

Sonriendo cordialmente, Mia reconoció a las figuras reunidas en la sala, su mirada se desplazó de persona a persona y finalmente se asentó en el objeto de mayor interés para ella — los platos de exquisitos dulces dispuestos en un círculo sobre la mesa. Su sonrisa se amplió.

“Y… como ya nos conocemos perfectamente, pasemos a cortar el pastel —”

“Disculpe, Presidenta Mia”, interpuso una amable sonrisa de Rafina, “pero creo que hay un valor en observar tales costumbres, aunque sea una mera formalidad.”

Mia se tragó el resto de su sentencia.

“C-Cierto. Bueno, en ese caso, tomemos turnos para presentarnos brevemente y lo que esperamos lograr en el consejo estudiantil…”

Así comenzó la reunión seria con Mia comenzando las cosas, seguida por Rafina, Abel y Sion. Después de que el equivalente geopolítico de los Cuatro Fantásticos diera una concisa y articulada descripción de cada uno de ellos, Chloe y Tiona siguieron con dos más que eran un poco tímidas pero aún así elegantes. El último fue Sapphias, cuyo rostro estaba rígido por la tensión nerviosa.

“Me siento profundamente humilde y muy honrado de haber sido invitado a participar — por muy limitada que sea mi capacidad — en una asociación tan prestigiosa como ésta. Aunque me temo que no soy digno de tal privilegio, como el miembro más joven presente, haré todo lo que esté a mi alcance para cumplir las expectativas de Su Alteza y asegurarme de que su confianza en mí no se pierda.”

Después de hacer la presentación más formal del grupo, se sentó de nuevo sin pompa ni pretensión. Mia lo miró con leve sorpresa.

Huh. Esa fue en realidad una introducción bastante sincera. Supongo que incluso una Serpiente del Caos no aparecería y declararía la guerra inmediatamente.

Eso fue lo más lejos que llegó en términos de observación enfocada antes de que los pasteles de presencia frente a ella volvieran a dar un golpe de gracia a su concentración.

“En ese momento. Ahora que hemos terminado con las formalidades, vamos a —”

“En efecto. Tomemos un poco de té y pastel mientras discutimos el presupuesto.”

“…¿Eh?”

A Mia le gustó la primera parte, pero definitivamente no tenía intención de hacerlo con la segunda.

“Hemos reunido aquí todos los presupuestos y solicitudes que cada club ha presentado en relación con su parte del presupuesto del año”, continuó Rafina. “Vamos a repasarlas y a elaborar un marco aproximado.”

“¿Eh? ¿U-Um, señorita Rafina? ¿No deberíamos, ya sabes… dejar eso para más tarde?”

Dejamos el presupuesto para más tarde, quiso decir.

“Oh, tomar un bocado rápido no se interpondrá en nuestra conversación. Después de todo, cuando se trata de cosas difíciles como hacer números, los dulces son esenciales, ¿no?” Rafina sonrió y le dio un puñetazo alentador. “Concentrémonos y terminemos con esto.”

La atmósfera de la sala había sido claramente influenciada por la charla de ánimo de Rafina. Derrotada por la ambigüedad gramatical de su propia sugerencia, Mia no tuvo más remedio que cumplir.

“B-Bien, no es una gran distracción, ¿verdad? Yo también quiero terminar el presupuesto rápidamente. Ojojojo. Entonces vayamos al grano.”

Sus hombros se cayeron, y dejó escapar un suspiro subrepticio cuando sus compañeros del consejo comenzaron su discusión. Mia, por su parte, se mantuvo escuchando mientras miraba cuidadosamente a los demás. Cada vez que notaba algún indicio de confusión en alguna de sus caras, inmediatamente llamaba con una pregunta sobre el tema en cuestión.

“Disculpe, Srta. Rafina, pero ¿qué significa esto exactamente?”

Mia, como ves, era consciente de la importancia de hacer preguntas. En la línea de tiempo anterior, cuando trabajaba con Ludwig para tratar los numerosos temas del imperio, había aprendido de la manera más dura a no dejar que las preguntas se quedaran como tales. Permitiendo que las conversaciones procedieran ininterrumpidamente a través de cosas que ella no entendía, a menudo resultaba en una severa reprimenda en la línea. Una y otra vez, se quedaba resoplando después de que un frustrado Ludwig la castigara por hacer cosas que no entendía y por estropear el trabajo.

Por supuesto, también sería un problema si seguía haciendo preguntas extremadamente básicas. Era un arte; tenía que hacer sólo las preguntas que necesitaban hacerse, o se arriesgaba a erosionar la confianza de la gente en su competencia. En este caso, el barómetro que utilizaba para determinar la necesidad de una pregunta eran las caras de los otros miembros. Pero no cualquier miembro. Sion era una causa perdida — no estaba segura de sí su cara era capaz de expresar incomprensión. Abel le pareció inteligente y capaz, así que también evitó usarlo como referencia. En cuanto a Chloe… algo en ella le dijo a Mia que probablemente era buena con los números, así que también estaba fuera. Eso dejó a Tiona y a Sapphias. Cualquier cosa que no entendieran era probablemente un concepto razonablemente difícil que merecía ser aclarado. Por lo tanto, cuando sus cejas se arrugaban en la confusión, Mia interrumpía con una pregunta relevante, y luego anotaba tanto el asunto como su respuesta.

…Y resulta que Mia era muy buena haciendo preguntas. Volviendo de nuevo a la línea de tiempo anterior, una y otra vez, terminaba recibiendo el despiadado sarcasmo de Ludwig. Tan amarga fue la experiencia, de hecho, que quedó grabada para siempre en su memoria.

“Está bien hacer preguntas, pero por favor deja de preguntar sin pensar todo lo que te venga a la mente.”

“Está claro que ni siquiera sabes lo que no sabes. Deja de hacer preguntas vagas. Necesitas ser más específico.”

Una y otra vez, se veía reducida a un lío de resoplidos, con los dientes apretados por la frustración y luchando por contener las lágrimas mientras sufría su amonestación. La escuela de golpes duros de Ludwig, sin embargo, hizo una cosa buena — le confirió la habilidad de hacer preguntas como un profesional.

¡Así es! Mia había madurado hasta convertirse en alguien que sabía lo que no sabía. ¡Fue un pequeño paso para la humanidad, tal vez, pero un gran salto para Mia!

Mientras tanto, Rafina, que había estado observando a Mia todo este tiempo…

Mia… Te tomas muy en serio lo de entrenar a Tiona y a Sapphias, ¿verdad?

…Se encontró llena de admiración de corazón por su amiga. Ella había notado que desde que comenzaron su discusión, Mia había estado tomando notas mientras prestaba atención a las otras dos en cuestión. Cuando algo parecía no tener sentido para ellos, hacía preguntas simples para ayudarles a entender. A pesar de que Rafina tenía una comprensión firme de los temas que hablaba, todavía era difícil para ella explicarlos a los demás de una manera fácilmente digerible. Mia, mientras tanto, intentaba la tarea mucho más tramposa de hacer preguntas específicas que llevaran a Rafina a explicar exactamente qué era lo que los demás no entendían — y lo lograba.

Evitó hacer mella en su orgullo, pero aún así les infundió conocimiento. Magistral, Mia. Verdaderamente magistral.

Dentro de Rafina, la burbuja especulativa de la grandeza de Mia continuó creciendo. Sólo se podía esperar que no acabara explotando, causando el colapso de toda la economía de la concepción de Mia.

Algún tiempo después de la conclusión de la reunión del consejo estudiantil llegó un día en que Anne y Lynsha estaban ocupadas coordinando el traspaso de sus responsabilidades laborales, dejando a Mia sola con Bel. Imaginando que era una buena oportunidad para averiguar más sobre el futuro, abordó el tema con Bel, quien se rascó la cabeza y dijo: “Oh, en ese caso, probablemente deberías leer las ‘Crónicas de la Princesa Mia’.”

“…¿Por qué siento que he oído hablar de eso antes?”

Ella recordó claramente haber visto un libro así mencionado en un párrafo de un libro de historia que encontró en la biblioteca.

“…Crónicas de la Princesa Mia, dices.”

“Sí. Es un relato de la vida de mi abuela escrito por la Madre Elise.”

Según Bel, cuando se despertó en la biblioteca, escondió rápidamente el libro en las pilas para que no le quemaran.

“Entiendo. Esconder un árbol en el bosque, eh…”

Cuando ella se lo pidió, las dos se dirigieron a la biblioteca.

“Por aquí.”

Una vez allí, Bel la llevó directamente a la parte de atrás, parándose frente a un estante de libros. Era el mismo estante donde había encontrado el libro de historia. Al quitar varios tomos gruesos se vio un libro particularmente desgastado que se había escondido detrás de ellos.

“Ahí está.”

Bel lo sacó y se lo mostró a Mia. Aunque estaba muy gastado, la cubierta aún mostraba con orgullo su título — Crónicas de la Princesa Mia. Cuando lo tomó en sus manos, un escalofrío subió por su columna vertebral. Era como si un miasma invisible emanara del libro, y de repente tuvo un muy mal presentimiento sobre lo que estaba a punto de hacer. No quería leerlo, pero había llegado demasiado lejos para abandonarlo. Así que, luchando contra las desesperadas protestas de su instinto, puso sus manos sobre el libro, se puso firme y lo abrió de par en par.

Jadeó tan fuerte que casi se desmaya en el acto.

“Esto es…”

Sus horrorizados ojos fueron testigos de párrafo tras párrafo de la hipérbole peluda y rastrera que cantaba sus alabanzas. Con cada vuelta de página, la adulación se hizo más excesiva, y su cara se puso más roja — ya sea por la vergüenza o por el aliento que aún retenía, no lo sabía — y tuvo la sensación de que su interior se convertía en gelatina por la vergüenza. Honestamente fue un poco aterrador. Finalmente, recuperó suficiente control sobre sus facultades para exhalar y producir un pensamiento coherente.

“H-Huh… Esta persona Mia es, uh, bastante especial, ¿no es así? Es casi como si fuera un personaje de una historia inventada.”

Ese fue el único comentario que su mente aún en recuperación pudo hacer.

“Ahaha, es uste muy divertida, señorita Mia. Por supuesto que no es inventada. Está aquí de pie”, dijo Bel, mirando a Mia con la mirada de alguien que definitivamente no supo diferenciar entre la ficción y la realidad.

¡¿Cómo es posible que en las lunas se pueda pensar que una persona así exista?! Pensó, desconcertada por los relatos del libro que mostraba… una especie de superhéroe. O tal vez un semidiós mitológico. Sea lo que sea, definitivamente no era la Mia de la vida real.

Según las Crónicas de la Princesa Mia, esta legendaria individua llamado Mia Luna Tearmoon era un lector voraz que, desde su temprana infancia, había devorado más de una docena de libros al día, y su ilimitada sabiduría le permitía ver cientos o incluso miles de años en el futuro. Enfrentada a un imperio que se tambaleaba al borde de la ruina financiera, hizo cambios radicales en sus políticas para restaurar la estabilidad económica. Noble, honesta y despreocupada por la riqueza material, su carácter virtuoso encantó incluso al caballo alado de la leyenda, que se ofreció como su montura. Lo montó con habilidad y gracia, caballo y jinete girando como uno solo por el aire en una danza tan hipnotizantemente bella como la propia diosa de la luna.

Este… ¡Esto es una tontería! ¡Todo excepto la parte hipnotizantemente bella es una completa mentira! pensó, arrugando su nariz en repugnancia por las falsedades del relato de una manera que no traicionaba la conciencia de la ironía inherente.

Y hay más, como esta parte en la que dice que me estoy ahogando en el mar mientras soy atacada por un megalodon, ¡¿y lo venzo dándole un puñetazo en la nariz?! Quiero decir, como, ¡¿qué?!

Eso no fue ni siquiera una hazaña de sabiduría. Ella literalmente sólo se flexionó sobre un tiburón. Como en, con puro músculo. Los tiburones tienen muchos órganos sensoriales concentrados cerca de su nariz, así que saber cómo golpearlos es una muestra de conocimiento. Aún así, era claramente un relato ficticio — el resultado de una exageración desenfrenada. ¿Cómo lo sabía? Bueno, en primer lugar, ni siquiera sabía nadar.

Va a ser un gran problema si Bel cree que soy una especie de supermujer como en este libro.

“Me aferraré a esto”, dijo, tomando el libro. “Un libro tan peligroso, no puedo permitirme el lujo de estar tirado por ahí.”

Sería un desastre si alguien más le echara un vistazo.

Esa clase de humillación sería fatal.

Lo último que quería era que se creara un nuevo proverbio — la vergüenza mató a la princesa. Así que, con el libro sujeto a su pecho, se dirigió rápidamente a la salida. El bibliotecario la detuvo antes de que se fuera, pero se liberó del interrogatorio diciendo que estaba recuperando un libro que había olvidado en la biblioteca. Al revisar los registros no se encontró ningún título que coincidiera, lo que dio crédito a su afirmación. Su corazón saltó en un latido cuando el bibliotecario miró la portada.

“Juro que hay algo en un libro que tiene mi nombre en su título que no me gusta. Será mejor que hable con Elise más tarde…” murmuró Mia mientras volvía a su habitación.

“¿Mi dios?”

Al llegar, descubrió a una chica parada frente a su puerta.

La chica la notó y le hizo una reverencia.

“Ah, la princesa Mia. ¿Cómo está usted?”

Su piel bronceada, que irradiaba un brillo saludable, y su pelo negro azabache eran rasgos característicos de la gente que vive en un país al sur de Tearmoon. Mia recordaba sus profundos ojos verdes y su encantadora sonrisa.

“Vaya, Srta. Rania. Ciertamente ha recorrido un largo camino.”

Mia sonrió educadamente a la tercera princesa del país agrícola de Perujin, Rania Tafrif Perujin.

Ahora, un rápido recordatorio, viendo que las cosas se han vuelto bastante enrevesadas… Mia siguió dos principios rectores que dictaron su vida en Saint-Noel. El primero era mantenerse lo más alejada posible de las personas que estaban asociadas a su horrible destino en la guillotina. El segundo; era establecer conexiones con personas que pudieran ser útiles para evitar que se repitiera ese horrible destino. El primero se había doblado tanto que estaba empezando a romperse, pero ella todavía tenía toda la intención de cumplir con el segundo. La persona anterior a ella, Rania, resultó ser un caso raro de sus esfuerzos por hacer conexiones que realmente valieran la pena.

“En cualquier caso, adelante.”