Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Saludos, vizconde Berman. Creo que es la primera vez que nos vemos”.

Mi palabra… ella es…

Mia apareció ante Berman, y descubrió que no podía mirar hacia otro lado. La belleza de la joven princesa era fascinante.

Ahora, en una nota al margen, Mia había estado luciendo especialmente hermosa durante el pasado. Si bien las descripciones anteriores de ella habrían sido algo así como “Bien, si tuviera que elegir entre bonita y no bonita, entonces supongo que iría con bonita”, la Mia actual era una bestia bastante diferente. En este momento, se veía mejor que nunca.

El mayor contribuyente a su nuevo brillo fue… no su piel radiante y saludable, aunque eso ciertamente no dolió y fue producto del cuidado diligente de Anne, fue su cabello. Su cabello prácticamente brillaba.

¡Fluye con una belleza tan elegante! ¡Como si fuera la melena del mejor caballo de guerra que galopa por un campo de batalla!

El secreto detrás del cabello deslumbrante que cautivó tanto al vizconde era, de hecho, el champú que el príncipe Abel le había regalado.

“Esto no solo limpia el cabello, sino que le proporciona nutrientes y mejora su brillo. Se sabe que es un muy buen producto. Supuse que probablemente habías recibido tantos de los regalos habituales que probablemente estás harto de ellos, así que elegí algo un poco diferente. Creo que te gustará”.

Mia había esbozado una sonrisa amplia mientras leía alegremente la carta que Abel había incluido con su regalo, y desde entonces había usado el champú todos los días. La vista de ella tarareando alegremente para sí misma en sus viajes diarios al baño también fue una delicia para Anne, que siempre la miraba con una sonrisa cariñosa.

Oh, Príncipe Abel… Qué maravilloso regalo de una persona maravillosa.

Lo que Abel no mencionó en su carta fue que su maravilloso champú… en realidad estaba destinado a los caballos. Siendo miembros del club de equitación, se había imaginado que ella apreciaría tener el mejor champú para caballos para preparar sus caballos favoritos. El pelo de caballo era más delicado que el humano y requería productos de primera calidad para mantenerlo. Mia, sin embargo, siguió adelante y lo usó para sí misma. Como resultado, su cabello ahora era suave como la seda y brillaba con un brillo que solo se veía en los mejores corceles.

Esto llevaría más tarde a una explosión en la popularidad de los champús para caballos en Tearmoon, pero esa es una historia para otro momento.

Ah, entonces por eso. Siempre me pregunté por qué la gente estaba tan ansiosa por glorificarla como la “Gran Sabia del Imperio”. Ahora veo que esta belleza es la base de todos sus elogios, pensó Berman, quien ahora asumió que la fuente de su gran reputación era su atractivo. Todo lo que hablen sobre su sabiduría y santidad debe provenir de los tontos que fueron engañados por su belleza. Esta princesa no es más que una niña que siempre quiere su propio camino.

Tenía pruebas, de hecho, ya que había oído que hace unos días Mia había favorecido al padre de su amiga con un trato. Es cierto que le resultaba bastante desconcertante que ella honrara a un comerciante que era un noble solo de nombre, pero sin embargo era evidencia de su egoísmo. Eso era un buen augurio para él. Mientras él pudiera mostrarle algo que le gustara, había una buena posibilidad de que se comportara exactamente como él quería que lo hiciera.

Ella podría ser la princesa, pero incluso la princesa debe disfrutar de recibir regalos. Especialmente si es algo por lo que ha desarrollado un gusto particular recientemente.

Cada vez más confiado en su plan, alcanzó el presente que había preparado.

“Me han dicho que recientemente, Su Alteza le ha gustado mucho un adorno hecho del Cuerno de Unicornio…” dijo mientras movía su mirada hacia su cabeza.

Como él esperaba, ella estaba usando una horquilla hecha con cuerno de unicornio.

Hmm… para un pedazo de madera, debo admitir que se ve bastante bien. Supongo que todo depende de quién lo lleve puesto.

Lo que no notó fue que los ojos de Mia se habían entrecerrado tan pronto como él mencionó su horquilla.

“Bueno, supongo que es cierto que llevo mucho tiempo usando esta horquilla…”

“¿Es de ahora? Excelente. En ese caso, por favor, eche un vistazo a esto”.

Berman sacó una horquilla y se la presentó a Mia. Fue hecho por artesanos en el tipo de diseño llamativo que estaba destinado a atraer a los niños.

“Mi…” Estudió la horquilla por un tiempo antes de sonreír al Vizconde. “Esto realmente me interesa mucho”.

“Entiendo, entiendo. Bueno, de hecho, esto fue hecho de la madera de cierto árbol, y…” Se resistió a una sonrisa maliciosa mientras procedía a explicar cómo crecía el árbol en el Bosque de Sealence.

“¿Es eso así? El Bosque de Sealence…” dijo ella con los ojos muy llenos de sorpresa.

Sintiendo que el impulso estaba de su lado, Berman se inclinó hacia adelante y dio un último empujón.

“Sí, y si Su Alteza está interesada, entonces por favor—”

“Estoy muy interesada. De hecho, creo que iré a ver este bosque yo misma”.

“…¡¿Eh?!”

Berman se congeló. Le llevó unos segundos armar otra oración.

“U-Uh, alteza… no hay necesidad de que usted personalmente—”

“Ludwig. Deseo partir de inmediato. Haz los arreglos necesarios”.

“¡¿I-Inmediatamente?! P-Pero…”

Eso significaba que no tendría tiempo para esconder cosas. Cosas que no podía darse el lujo de haber visto.

E-Está bien, cálmate. Este tipo de cosas lleva tiempo. Ella posiblemente no puede…

Lanzó una mirada desesperada al joven oficial de anteojos parado junto a Mia. Seguramente, tendría algo que decir sobre esto.

“Lo juro, alteza, las cosas que pides a veces…” el joven oficial suspiró, sacudiendo la cabeza. Luego se encogió de hombros. “Como desees”.

Los ojos de Berman casi salieron de sus cuencas. Se quedó allí atónito, mirando con la boca abierta a Ludwig, luego a Mia.

“¿Mi Dios? ¿No has oído?” dijo Mia Miró al vizconde a los ojos cuando una sonrisa traviesa se deslizó por sus labios. “Me llaman la princesa egoísta, ¿sabes?”