Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Abel estaba en racha.

Sus siguientes dos partidos fueron contra estudiantes mayores, y los ganó a ambos. Con tres victorias consecutivas en su haber, era hora de almorzar. Se dirigió hacia una esquina del patio. Bañada por la suave luz del sol, la suave hierba irradiaba un calor confortable. Anne y Chloe habían colocado una estera en el suelo, encima de la cual estaban colocando comida. A su lado estaba Mia, que le sonrió mientras se acercaba.

“¡Eso fue absolutamente increíble, Príncipe Abel!”

Ella agitó ambos brazos hacia él, su expresión llena de emoción.

“Gracias”, dijo con una sonrisa avergonzada, “pero no podría haberlo hecho sin que me animaras todo el tiempo”.

“No seas tan modesto, ahora. Es el fruto de todo tu arduo trabajo”, respondió ella, aunque la forma en que tarareaba alegremente para sí misma sugería que no estaría muy molesta si su modestia continuaba. Sin embargo, debo decir que realmente eres muy buena. No tenía absolutamente ninguna idea.

La notable actuación de Abel había sido completamente inesperada para ella.

¿Quién hubiera pensado que sería tan fuerte? ¡A este ritmo, tal vez incluso logrará derribar al Príncipe Sion de su caballo! ¡Qué espectáculo sería!

Mia no estaba particularmente interesada en tumbar a Sion o Tiona; ese tipo de acción drástica era simplemente demasiado peligrosa, ya que correría el riesgo de sufrir su ira. Un movimiento equivocado, y sería la guillotina de nuevo. Prefiere mantener su distancia. Sin embargo, si no necesita ponerse en riesgo… Si el Partido Anti-Sion pudiera encontrarse como un nuevo campeón, lo superaría en un santiamén. Demonios, el decoro era lo único que le impedía sostener un gran cartel de “Vamos Abel” y gritar su apoyo en la parte superior de sus pulmones.

“A este ritmo, el primer lugar parece estar a tu alcance”.

“Uh… Eso quizás es apuntar un poco demasiado alto. Quiero decir, el Príncipe Sion todavía está en el torneo. No nos anticipemos”.

“Estarás bien, Príncipe Abel. Sé que ganarás. Cree en ti mismo”, declaró Mia con una confianza exagerada. Ella le dio un puñetazo a Abel. “Eres fuerte, así que, por favor, cuando aparezca el Príncipe Sion, dale a ese buen para na—”

“¿Hm? ¿Qué fue lo que dijiste de mí, princesa Mia?”

“¡¿Qué—?! ¿Príncipe Sion?”

Mia saltó sorprendida antes de darse la vuelta para descubrir a Sion, Keithwood, Tiona y Liora parados detrás de ella.

¡¿Q-Q-Qué en las lunas están haciendo aquí?!

Ya le había dado el sándwich de Sion a Tiona para que lo entregara. Por ahora, deberían haber estado almorzando en otro lugar. Le lanzó una mirada inquisitiva a Tiona, solo para que ella le diera a Mia un pulgar hacia arriba y una sonrisa parpadeante que parecía decir: “No te preocupes. Te tengo cubierta”.

“Lady Rudolvon sugirió que, dado que todos ustedes participaron en la fabricación de estos, también podríamos unirnos para consumirlos. ¿Espero no imponer?”

“N-N-No, en absoluto. S-Siéntete libre de unirte a nosotros… Ohoho”.

Mia sintió que los músculos de su rostro se contraían cuando se obligó a sonreír.

¿Por qué tú pequeño… Después de rechazarme una y otra vez en la otra línea de tiempo, ahora solo apareces casualmente y te invitas a entrar?

De hecho, en la línea de tiempo anterior, como resultado de que Sion rechazara su solicitud, Mia se vio obligada a pasar todo el día del torneo sola, sorbiendo miserablemente y comiendo el almuerzo que había preparado sola. Teniendo eso en cuenta, la actitud actual de Sion era… comprensiblemente irritante. La forma en que sonrió suavemente mientras conversaba con Tiona y Anne encendió un fuego de indignación en el corazón de Mia, que…

“Oye, qué sándwich tan divertido”.

… Inmediatamente se disipó al escuchar el comentario de Abel.

“¿Y-Ya, te diste cuenta?”

En un abrir y cerrar de ojos, Mia volvió a su estado nervioso e inquieta. Al ver a Abel recoger el sándwich que había hecho, le dio mariposas en el estómago.

Él está… está mirando mi sándwich. ¡Oh! ¡Por favor! ¡No lo mires así! Me pone nerviosa.

Mia tragó saliva. Su expresión se endureció en una mirada intensa mientras esperaba la reacción de Abel. Sus ojos se abrieron más y más hasta que…

“¡Oh, ya veo! Es un caballo”, dijo con una sonrisa antes de darle un gran mordisco. “Mmm. Delicioso. Este es un sándwich realmente bueno”.

Su mirada de ojos abiertos fue reemplazada inmediatamente por una sonrisa brillante.

“Es maravilloso escuchar eso. Me alegro de que te guste.”

Al escuchar su sándwich elogiado, Mia se sintió cálida y borrosa por dentro. Sintió la necesidad de levantar los brazos con alegría. Después de todo, la característica más distintiva del sándwich era obviamente el hecho de que tenía la forma de un caballo. ¿Y quién fue el que propuso esa brillante idea? Era, por supuesto, la misma Mia. ¿No era razonable, entonces, interpretar todos los cumplidos hechos hacia el sándwich como hechos para ella? Así, la lógica cuestionable se estaba formando en la cabeza de Mia.

No importa que Keithwood haya llevado a cabo una meticulosa selección de ingredientes, una cuidadosa consideración de su colocación y una cuidadosa aplicación de adhesivo comestible. Toda su sangre, sudor y lágrimas no habían llegado a nada, su significado era tan insignificante para Mia que habían sido borrados de su memoria.

… Puedes llorar, Keithwood. Está bien. Entendemos.

“¿Príncipe Abel, tienes un momento?”

Después de bromear con Tiona y las chicas, Sion se acercó a Abel.

“¿Príncipe Sion? ¿Qué pasa?”

Abel frunció el ceño, preguntándose qué quería el príncipe rival de él.

“Llego un poco tarde a decir esto, pero felicidades por tu primera victoria sobre tu hermano”.

“Ah, bueno, muchas gracias”, respondió Abel con una sonrisa sincera.

Entonces, Sion bajó la cabeza.

“También te debo una disculpa”.

“¿Hm? ¿Por qué?”

“Pensé con seguridad que perderías. La diferencia de habilidad entre usted y su hermano parecía demasiado evidente”.

¡Dios! ¡Qué grosero! ¡No hay forma de que el Príncipe Abel hubiera perdido ante un tonto como su hermano!

La opinión de Mia sobre Sion disminuyó en algunos puntos. Abel, sin embargo, simplemente sonrió y sacudió la cabeza.

“No, creo que tu evaluación fue correcta. Solo estoy ganando porque sigo teniendo suerte. No estoy ganando con mis habilidades como tú”.

¡Qué modesto!

La opinión de Mia sobre Abel aumentó en algunos puntos.

“La suerte es un factor importante, Príncipe Abel. Tampoco podría haber llegado tan lejos solo con pura habilidad”.

Bueno, por supuesto que no pudiste. Ni que decir. ¡Solo estás ganando porque tienes suerte!

Mia estuvo de acuerdo con la evaluación de Sion de sí mismo.

“Es un privilegio y un honor escuchar eso de usted, Príncipe Sion. Lo tomaré en serio”.

¡No lo es totalmente, Príncipe Abel! ¿Y qué si este imbécil te alaba? ¿A quién le importa lo que dice? ¡No hay necesidad de hacer un gran problema al respecto!

Aunque Mia se opuso a esta declaración con bastante fuerza.

“De todos modos, hagamos que el próximo encuentro sea bueno”.

Sion extendió su mano, proyectando una confianza natural con su sonrisa fácil. Fue un gesto de muchas cosas: confianza, rivalidad y respeto mutuo — un pacto honorable entre dos hombres jóvenes para que cada uno lo diera todo en su próximo duelo. En ese momento, nació una nueva amistad. Al lado de Mia, Chloe dejó escapar un suspiro extasiado.

“… Tan soñadora “.

Anne y Tiona parecían igualmente hipnotizadas por los dos príncipes mientras observaban con los ojos muy abiertos y hechizadas. En cuanto a Liora… Miró la carne del sándwich, confirmó que estaba bien asado y asintió con satisfacción.

Verás, Liora era una chica que sabía lo que era importante.

Del mismo modo, Mia también tenía poco interés en la floreciente amistad de los chicos. En todo caso, estaba bastante molesta porque justo cuando las cosas se estaban poniendo bien entre ella y Abel, Sion apareció y le robó su atención. Entonces, en una muestra de petulancia característica de su edad, la joven princesa mostró sus mejillas de pez globo enojado y se enfurruñó en silencio mientras mordisqueaba un sándwich.

Por otra parte, para alguien que técnicamente tenía veinte años, su comportamiento era bastante ridículo…

¡Y el Príncipe Abel también acababa de felicitar mi sándwich! ¿Ya dejarías de meterte en el camino? enfureció a Mia mientras le daba un tirón rápido a la manga de Abel. Cuando se volvió hacia ella, ella lo miró directamente a los ojos. ¿Recuerdas mi sándwich? ¿Recuerdas lo bueno que era? ¿Por qué no lo elogias un poco más?

Mia, a veces, era una chica que… en realidad era un poco molesta.

Al ver a Sion extender su mano, Abel dejó de sonreír de manera habitual. Era una sonrisa de conveniencia — una que no decía nada y no cometía nada. No hizo enemigos ni creó hostilidad. Pero eso fue todo. No tenía más sustancia.

Con su sonrisa habitual, tenía la intención de decir: “Sí, hagamos una buena combinación”.

Se había imaginado a sí mismo perdiendo.

“No sé cuánto pelearé, pero haré lo mejor que pueda. Por lo menos, será una buena experiencia de aprendizaje para mí”, decía de antemano. Le ayudó a dejar de esperar. Para dejar de preocuparte. De esa manera, no sentiría el dolor cuando finalmente fallara.

Era una parte de él — la lente a través de la cual veía el mundo y la forma en que lo navegaba. Lo había hecho desde la infancia. Fue cómo había sobrevivido. Pero ahora…

¿Hm? ¿Qué?

Sintió un tirón. Dándose la vuelta, encontró los dedos de Mia en su manga. El la miro. Ella sostuvo su mirada, sus ojos hermosos e intensos y llenos de emoción. Parecían hablar con él. Las palabras resonaron en su mente.

Eres fuerte, Príncipe Abel.

Él escuchó su voz. Recordaba lo que ella había dicho.

Tu eres fuerte. Confía en ti mismo. Sé que ganarás.

Ella se lo había dicho así.

Entonces yo…

Algo cambió en su mente. Un engranaje, tal vez, o un rayo. Y luego, el mecanismo de la lógica invirtió su torque.

… No tengo más remedio que ganar.

Para evitar que sus palabras se vuelvan falsas… Para proteger la santidad de su confianza inquebrantable…

“Prepárate, Príncipe Sion”.

Las palabras fluyeron de sus labios, la voz familiar pero el tono extraño. ¿Que era esto? Nunca lo había escuchado antes. Entonces, se dio cuenta — era determinación.

“Prepárate, Sion Sol Sunkland”.

“¿Hm?”

Sion lo miró perplejo.

“Yo… Abel Remno… no voy a perder”.

Sion miró al joven príncipe, que había respondido a su promesa de deportividad con una declaración de guerra… y sonrió.

“¿Es eso así? Desafío aceptado entonces, Abel Remno. Enfrentémonos al contenido de nuestros corazones. Sería un placer aplastarte con todas mis fuerzas”.

Frente a estos intercambios ardientes, el trío espectadoras de Chloe, Anne y Tiona no pudo evitar desmayarse y suspirar. Incluso Liora, que había estado hurgando nuevamente en su carne de sándwich, no pudo evitar desmayarse y suspirar… por lo bien que estaba asado.

P-Pero… mi sándwich… ¿qué pasa con mi sándwich…?

(JuCaGoTo: Maldita sebas. Todos se olvidan del sándwich de Mia.)

Mientras tanto, Mia también reflexionó con tristeza sobre su sándwich, ante la tragedia de ser ignorada, y dejó escapar un suspiro impotente.