Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

La Academia Saint-Noel organizó un torneo bianual de esgrima que tuvo lugar en verano e invierno. En general, todos los estudiantes varones estaban obligados a participar, lo que hacía que los torneos fueran eventos muy populares a los que asistieron ampliamente.

“¡Miladi, mira! ¡Hay tanta gente aquí!”

«Si. Parece que toda la ciudad está aquí».

Erigido dentro de la vasta extensión de los terrenos de la escuela había tres arenas especiales, cada una de las cuales estaba rodeada por un círculo de puestos callejeros. Siendo una escuela para la nobleza, Saint-Noel estaba generalmente fuera del alcance de los plebeyos. Este día, sin embargo, fue una excepción, durante la cual se permitió el ingreso de personas de todos los ámbitos de la vida a los terrenos de la escuela. Aunque los comerciantes estaban sujetos a la estricta inspección de Rafina, una vez que fueron autorizados, eran libres de entrar y establecer una tienda donde quisieran. Con innumerables letreros coloridos que adornan los jardines, toda la escuela se convirtió en un festival para el día.

Eso me recuerda… Recuerdo haber hecho esto en la línea de tiempo anterior, caminar y mirar todos los puestos… sola.

Anteriormente, Mia tenía la intención de recorrer los puestos con Sion. Nunca se le había pasado por la cabeza que podría ser rechazada, por lo que les había dicho a todas las chicas de su grupo de antemano que no estaría disponible ese día. En consecuencia, no solo nadie aceptó su caja de almuerzo, sino que nadie la acompañó al torneo. Al final, abrió la caja de almuerzo sola, comió la comida sola y pasó el resto del día deambulando sola por los puestos.

Qué horrible fue eso…

Estaba tan molesta que ni siquiera podía soportar la vista de sus amigas divirtiéndose, y pasó el día frunciendo el ceño y mirando a todos, lo que provocó un rumor sobre cómo la Princesa Mia odiaba el torneo de esgrima. Como resultado, nadie se atrevió a acompañarla en ningún torneo posterior.

“¡Mira, miladi! ¡Eso se ve tan sabroso!”

“Ciertamente lo es, Anne. ¿Puedo pedirte que compres algo? Oh, haz tres porciones, por favor. Uno para ti, uno para mí y otro para Chloe”.

«¡Entendido!»

Anne salió corriendo. Poco después, regresó con la comida en una pequeña caja de papel. De él emanaba un olor azucarado y barato. En la parte superior de la pila de comida había unas tiras de algo rojo. Mia tomó un pedazo con los dedos y se lo metió en la boca. En el instante en que tocó su lengua, sintió que la parte posterior de su nariz se calentaba. Un segundo después, sintió una lágrima fluir por su mejilla…

Ahh… entiendo… Así que esto es lo que se siente al llorar…

Pensó en Anne y Chloe… y en lo maravilloso que era poder recorrer los puestos con dos amigos reales.

Debo estar tan feliz ahora… Estas deben ser… lágrimas de felicidad…

«¡Princesa Mia! ¡Esto! ¡Esto!»

Chloe agitaba salvajemente sus brazos en el aire.

«¿Eh?»

«¡Eso es un pimiento carmesí! ¡Es muy picante! ¡Escúpelo! ¡Con rapidez!»

“¿Huh? ¡A-A-Ahhh, es picante! ¡Es tan picante! ¡Ah, mi nariz está ardiendo!”

El agudo aguijón de la pimienta carmesí hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas y su nariz se pusiera roja.

«A-Agua… Alguien… Traiga agua…»

«Toma, bebe esto».

Alguien le tendió una botella. Ella inmediatamente lo tomó y tragó el contenido. Un refrescante sabor cítrico llenó su boca, y el sabor picante de la pimienta carmesí se desvaneció.

“Uf… estoy bien ahora. Muchas gracias”, dijo mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos y miraba a su salvador.

«Eres muy bienvenida. Me alegro de haber sido de ayuda.»

«¡P-Príncipe Abel!»

Ante ella estaba Abel, ahora con una armadura de caballero. Aunque fue diseñado para simulacros de batallas, con protectores de cuero para el pecho y los codos, todavía tenía una buena figura en lo que indudablemente era un atuendo de combate. Frente a la nueva imagen llamativa del príncipe, Mia no pudo evitar…

¡No, corazón, no! ¡No revolotees! ¡Soy mejor que esto!

… Intenta con todas sus fuerzas evitar que se desmaye.

«Oh, lo siento mucho. ¿Era esto algo que ibas a tomar durante el torneo? «, Preguntó Mia mientras miraba la botella de la que acababa de beber. «Iré a comprar otro para ti».

«Está bien. Todavía queda la mitad, de todos modos», respondió Abel mientras retiraba la botella. Mia vio como él se lo abrochaba en la cintura.

M-Mi dios, ¿tiene la intención de beber de esa botella? Pero… acabo de beber. Si toqué mi boca con él, y luego él bebe de él… entonces… entonces—

Mientras estudiaba las implicaciones de esta situación, el paso final en su lógica la llevó a algo que abrumaba su sensibilidad, y su mente se quedó en blanco por un tiempo. A Abel, por su parte, no parecía importarle. Era un chico de doce años con una comprensión muy limitada de la dinámica de las relaciones. Además, tenía un torneo en el que concentrarse, que ocupaba lo suficiente de su mente como para evitar que se obsesionara con lo apropiado de compartir botellas.

¿No es esto… un beso indirecto?

Mientras tanto, Mia estaba teniendo una crisis menor.

“¿Pasa algo, princesa Mia? No te ves tan bien…»

«¡E-estoy perfectamente bien!», Dijo sobresaltada, solo para encontrar a Abel mirándola fijamente, su rostro a escasos centímetros del de ella.

«… ¡Nngh!»

Mia tragó saliva.

“¿Estás segura? Parece que tienes fiebre”.

«¡Yo, yo, no tengo fiebre, estoy totalmente bien! Hablando de eso, eh… Príncipe Abel, ¿quién es tu primer oponente? ”, Preguntó Mia en un apresurado intento de cambiar el tema.

Antes de que pudiera responder, una tercera voz lo interrumpió.

«¿Bueno, bueno, bueno, qué tenemos aquí? Si no es Su Alteza Mia».

Un joven se metió en su conversación. No era extraño; Mia lo había confrontado antes, durante el cual le había dado el equivalente verbal de una bofetada en la cara.

«¿Eres… el hermano del Príncipe Abel, creo?»

«Hah, qué honor ser recordado por Su Alteza», dijo el Primer Príncipe del Reino de Remno. Hizo una reverencia exagerada antes de continuar: «Por cierto, he oído por rumores que has preparado una caja de almuerzo para mi querido hermanito».

«De hecho, y se ha hecho con el mayor cuidado», declaró Mia orgullosamente, solo para encontrarse con la risa burlona del Primer Príncipe.

«Je je je. ¿Lo entiendo ahora? Bueno, eso es… Hm, ¿cómo debería decir esto… terriblemente desafortunado».

«¿Hm? ¿Qué quieres decir?»

“Heh. Lo que quiero decir… es que el primer oponente de Abel seré yo. En otras palabras, va a perder su primer encuentro. Lo cual es perfecto, porque entonces él podrá almorzar. Nada como una buena pérdida antes de una comida, ¿verdad? Realmente hace que la comida baje, las lágrimas son un gran condimento”, dijo con una mueca burlona. “Sin embargo, debo admitir que no esperaba que realmente te enamoraras de mi hermano pequeño. Parece que la famosa Gran Sabia del Imperio todavía es una niña pequeña. No tiene gusto por los hombres”.

«Disculpa». Intervino Abel mientras se apresuraba entre ellos. «Mi querido hermano, ¿podrías dejar de ser tan grosero con la princesa Mia?»

Abel sabía que su hermano mayor estaba juzgando a Mia según las opiniones de Remno hacia las mujeres. Eso fue un error. Si bien Mia — al menos en su opinión — no tenía escasez de tolerancia o benevolencia, eso no significaba que fuera una imbécil. Ella era — nuevamente, en su opinión — una verdadera santa que audazmente se enfrentó a la injusticia. Atrevida, orgullosa y profundamente sabia — las descripciones solo válidas en su mundo de fantasía — por supuesto, ella no era el tipo de chica que recibiría un insulto acostada. Pensando que la insolencia de su hermano debe haber despertado la ira de Mia, miró ansiosamente en su dirección. Para su sorpresa, ella no dijo una palabra. En cambio, ella retrocedió en silencio y se retiró detrás de él.

Princesa Mia… Pero, ¿por qué?

Al principio, Abel estaba desconcertado porque Mia se había retirado de la confrontación. Entonces, se dio cuenta de su verdadera intención.

¿Es porque… ella quiere que intensifique?

Si hubiera deseado, Mia fácilmente podría haberse mantenido firme. Con su ingenio, su hermano no sería rival para ella en un duelo de palabras. Ella no hizo nada de eso. En cambio, ella eligió decir solo una cosa.

«Espero tu victoria, Príncipe Abel».

Su expresión era perfectamente plácida.

¿Mi.… victoria? ¿Ella cree que voy a ganar?

Era cierto que reclamar la victoria contra su hermano ahora defendería simultáneamente el honor de Mia. Sin embargo…

Abel miró a su hermano — el hermano contra el que nunca había ganado un solo encuentro, que era mucho más hábil con la espada que él y que era más alto que él.

¿Lo haré? … ¿Puedo hacerlo?

Algo oscuro y pesado comenzó a deslizarse en su corazón. Él conocía este sentimiento. Era desesperación, y justo cuando todo su mundo comenzó a debilitarse…

“Prefiero ganar antes de una comida. La comida sabe mejor así”.

El calor de su voz borró la oscuridad invasora y calmó su ansioso corazón.

«S-Sí, por supuesto…» Esbozó una sonrisa. «Yo también.»

«¿Eres… el hermano del Príncipe Abel, creo?»

Mia frunció el ceño. Ella no podía recordar el nombre del joven. Mientras luchaba por pensar en eso, el príncipe sin nombre se lanzó a una diatriba burlona a la que solo prestó vagamente la atención. Finalmente, ella suspiró y dejó de intentar recordar su nombre.

Veo que me tiene con bastante desprecio, pensó mientras miraba distraídamente la sonrisa amenazadora en su rostro. Bueno, esto va a ser un poco complicado.

Mia no pensaba realmente mal del hermano de Abel. Ella… no pensaba nada de él en absoluto, de hecho. Había olvidado por completo que él existía hasta este mismo momento. En ese momento, había estado tan concentrada en tratar de alejarse de Sion, y conocía a Abel, que no le había prestado atención a nadie más. Después, ella todavía no tenía ningún interés particular en el hermano de Abel, y su apariencia se había desvanecido rápidamente de su memoria.

Sin embargo, su situación actual requería algo de tacto. Interesante o no, todavía era el Primer Príncipe de Remno, y las relaciones agrias con él no le harían ningún bien. Después de todo, todo el punto de acercarse a Abel había sido para poder pedirle refuerzos a Remno cuando las cosas iban mal. Todo ese esfuerzo se desperdiciaría si el Primer Príncipe terminara vetando su pedido. No necesitaba que le gustara, pero tampoco quería que la odiara con una pasión ardiente.

¡Lo que significa que es importante no mostrar ninguna hostilidad manifiesta!

Con ese fin, decidió dar un paso atrás y desviar su animosidad a otra parte. El objetivo de Mia era simple: no te dejes guillotinar. Evitar la guillotina siempre estaba en su mente, y este deseo alimentaba todas sus acciones.

Ahora, el Príncipe Abel solo tiene que perder y su hermano se sentirá bien y orgulloso de sí mismo… Entonces, consolaré al Príncipe Abel después de su pérdida y me pondré aún más amigable con él. Por qué, esto está matando a dos pájaros de un tiro.

Después de algunos cálculos meticulosos, miró a Abel…

«Espero tu victoria, Príncipe Abel».

… Y deja escapar sus verdaderos pensamientos. Tenía la intención de decir algo más, pero de repente, recordó la piel callosa de sus palmas. Recordó las horas que pasó practicando con la espada. Ella sabía lo duro que había trabajado. En ese instante, la idea de que él perdiera… se sintió extrañamente molesto.

Dios mío, qué extraño. ¿Por qué me siento de esta manera?

Desconcertada por sus propias palabras, se tomó un momento para reflexionar sobre esto. Finalmente, llegó a una conclusión.

Ah, entiendo. Es porque trabajé muy duro para hacer esos sándwiches, y sería una pena que se sintiera tan triste después de perder que no podría apreciar lo deliciosos que son…

Ella asintió para sí misma, confiada en la precisión de su propio análisis.

“Prefiero ganar antes de una comida. La comida sabe mejor así”.

“¡Ahora, comencemos el séptimo partido de las eliminatorias! Abel Remno, Gain Remno, por favor, entren a la arena”.

Al oír que el árbitro lo llamaba, Abel respiró hondo y subió silenciosamente los escalones hasta la arena. Después de llegar al centro, sacó su arma y esperó. Más allá del borde opaco de su espada de entrenamiento estaba su hermano — un símbolo perpetuo de su derrota. Los nervios enviaron espasmos dolorosos a través de su intestino.

Pero… no puedo permitirme perder.

Apretó con fuerza la empuñadura de su espada y miró a su hermano.

“Muy bien, mi querido hermano. Déjame probar cuánto has mejorado”.

Gain alzó su espada sobre su hombro y sonrió. Abel parpadeó. De repente, Gain había cerrado la distancia y su espada giró hacia él.

«Ugh…»

Abel se encontró con el fuerte corte con su propia espada, las cuchillas se estrellaron entre sí con un chirrido. Una sacudida corrió por sus brazos, dejándolos entumecidos, y casi dejó caer su espada. Si bien las armas habían sido apagadas, eso no hacía que el metal duro fuera más ligero. Es posible que no se corten, pero ciertamente podrían tener hematomas. Y definitivamente podrían romper huesos. Un recuerdo pasó de la última vez que sufrió una fractura a manos de su hermano. Recordó el dolor y todo su cuerpo se tensó.

«Hmph. ¿Es así? Me imaginé tanto».

Gain le lanzó una mirada de desdén. Apretó los dientes.

Maldición, él es tan fuerte.

Los niños en la adolescencia crecieron rápidamente, volviéndose más grandes y fuertes cada año. Al ser mayor, la ventaja de Gain en la fuerza pura era considerable, y sus poderosos ataques dejaron a Abel sin más remedio que dedicar todo su tiempo a defenderse.

«Tengo que decir», dijo Gain en tono burlón, «seguro que encontraste una buena chica para ti, Abel».

«¿Qué?»

Chocaron de nuevo, bloqueando las cuchillas. Gain se inclinó, acercando su rostro.

«No pensé que un cobarde como tú pudiera cortejar a la princesa del Imperio. Estoy seguro de que papá se alegrará de escuchar las noticias».

El hermano mayor se rió a carcajadas antes de mirar a Abel hacia las gradas, donde Mia estaba mirando.

“Eso me recuerda. Tu chica seguramente tuvo mucho menos entusiasmo en ella hoy. Qué pasó con ser la Gran Sabia del Imperio , ¿eh? Ella es solo una niña después de todo. Pensé que si la asustaba un poco, comenzaría a comportarse y la miraría ahora. Agradable y tranquila”.

«Eso es —»

La ganancia continuó antes de que Abel pudiera refutarlo.

“Si ustedes dos se casan, tráela de vuelta a Remno. Dame una semana y le enseñaré a comportarse”.

Las visiones pasaron ante los ojos de Abel. Vio a su madre, a su hermana y a las doncellas del castillo.

«Puede que tenga que ponerme un poco duro con ella, pero no te preocupes. Un poco de dolor hace mucho. Aprenden más rápido de esa manera. Y estarás mejor a la larga. Entonces, tendremos el Imperio a nuestra merced…»

Oscuros recuerdos resurgieron en la mente de Abel. Escenas de acoso, de abuso, a veces de violencia… Las figuras de las mujeres en su vida — con los ojos oscuros y abatidos — se desvanecían dentro y fuera de las escenas, y por un momento, vio a Mia allí, con los ojos tristes. como de ellas…

Su corazón, que había estado latiendo furiosamente, comenzó a desacelerarse. Su visión se aclaró, y sintió que podía ver de nuevo. Un golpe de la espada de su hermano dolería — incluso lo hiere, pero eso ya no importaba. Nada podría compararse con lo único que ahora sabía que era más importante que todo lo demás.

«Ganancia», se oyó decir a sí mismo. Su voz era fría — mucho más fría de lo que esperaba.

«… ¿Qué?» Su hermano también notó su cambio de tono.

Retiró su espada y dio un paso atrás.

“Puedes llamarme como quieras. Burlarte de mí. Insultarme. No me importa. Pero”, miró a su hermano con una mirada penetrante, «si dices una palabra más sobre la princesa Mia…»

Pensó en la niña conocida como «la Gran Sabia del Imperio». Pensó en la luz que había traído a su mundo. Para que ella sea robada de esa aura radiante…

Fue absolutamente inaceptable.

«¿Y qué? ¿Qué vas a hacer?»

Gain blandió su espada burlonamente con una mano, el grado de burla en su actitud era casi ridículo. Abel observó con calma a su hermano mientras sostenía su espada con ambas manos y la alzaba por encima de su cabeza. Fue la primera postura del estilo de lucha con espadas transmitida a través de la familia real Remno. Solo habría un golpe, en el que el usuario pondría todo lo que tenía en ese solo giro hacia abajo. El objetivo era simple — balancearse más fuerte. Balancea más rápido. Golpéalos antes de que te golpeen. Eso fue todo. No había necesidad de defensa. Ese ataque lo decidiría todo.

Al ver la postura de Abel, Gain rió a carcajadas. En cierto modo, su burla era comprensible, porque era la postura más básica — lo primero que todo espadachín principiante aprendió en su rutina fundamental.

“¿La primera postura? ¿Me estás tomando el pelo? Pero, de nuevo, supongo que se adapta a un perdedor como tú”.

Abel mantuvo los ojos fijos en su hermano. Lo observó con confianza ponerse en una posición. Lo vio levantar su espada. Observó al hermano al que nunca había derrotado posicionarse para recibir su golpe final. Entonces, exhaló.

¡Ahora!

Pisoteó el suelo y corrió hacia adelante.

«¡No permitiré que la insultes más!»

Gritó estas palabras tan fuertes como pudo. Al mismo tiempo, balanceó su espada con todas sus fuerzas. La hoja atrapó el sol y estalló en un rayo de luz cegador.

En el lapso de un latido, el partido terminó.

«Hnnggh… ¡Gyaaaaaaah!»

Gain dejó escapar un chillido de dolor embarazosamente fuerte. Su espada cayó al suelo con un ruido sordo. Incrustado en su hombro estaba el metal sin filo de la espada de Abel.

«¡Y ese es el final del encuentro!», Gritó el árbitro.

Unos aplausos ensordecedores sacudieron la arena. Abel vio como su hermano se dejaba llevar, su mente entumecida.

«¡Príncipe Abel!»

Solo después de que escuchó su voz, la tensión desapareció de sus hombros.