Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 18: El Mundo Me Odia

Capítulo 8: Por Ahora

Parte 1

El hecho de que haya podido reunirse con el grupo en sólo un día debe considerarse buena suerte.

La delegación del Ejército Fronterizo había perdido cuatro caballos. Sin embargo, Bikki Sans había permanecido increíblemente montado durante toda la debacle, y los caballos de Itsukushima, Yume y Setora no habían ido muy lejos, así que pudieron alcanzarlos. El explorador Neal, que se había escapado por su cuenta, también regresó. Lo más importante era que no habían perdido a nadie. Habían tenido mucha suerte.

“Esto es culpa mía. Puede que no haya respetado las Llanuras Quickwind como se merecen.” Se disculpó Itsukushima, reflexionando sobre su fracaso. “Normalmente vengo a las llanuras solo. Puede que me acompañen los perros-lobos, pero como soy la única persona que hay, casi nunca bajo la guardia. Mantener la máxima conciencia de mi entorno es una obligación. Pero esta vez…”

La gente no puede evitar sentirse más segura en un grupo. Tres personas se comportarán como si fueran un grupo de diez, y diez personas actuarán con la audacia de cien. Así son los humanos. Ésa era la opinión de Itsukushima, y aunque quizá fuera un poco extrema, Bikki Sans asintió repetidamente en señal de acuerdo.

“Cuando los humanos nacemos y nos criamos en un pueblo de piedra, cuantos más muros y edificios sólidos construimos, más grandes nos creemos erróneamente. Tendemos a olvidar que una vez que damos un paso fuera de nuestras ciudades, somos criaturas débiles con poca capacidad para defendernos. Tenemos que ser más humildes.”

Neal ignoraba toda esta charla, parecía harto de ella, pero quizás era una suerte que un hombre como Bikki Sans hubiera sido elegido como jefe de la delegación. Si el jefe de la delegación fuera incompetente o tuviera una personalidad horrible, se podía apostar que no habría salido nada bueno. Neal era indiscutiblemente una mierda, pero Bikki Sans era decente. Sólo saber eso ya era bastante reconfortante.

La delegación continuó su avance por las Llanuras Quickwind, ahora con mayor precaución que antes. Parecía que había muchos gigantes desgarbados en la zona de las Montañas Corona. Tal vez ese era uno de los lugares donde vivían. Itsukushima no lo sabía, así que no había forma de estar seguro, pero probablemente lo mejor, por el momento, era que la delegación les diera esquinazo, desviándose hacia el noreste mientras se dirigían al Iroto.

“Por el momento” era la frase clave aquí. Si surgiera un problema, sería demasiado tarde para actuar en ese momento. Si algo no cuadraba, si alguien tenía un mal presentimiento, debía compartirlo y discutirlo. Si era necesario un cambio de planes, no podían dudar.

Itsukushima dijo que era increíblemente raro encontrarse con un peligro mientras operaba solo en las Llanuras Quickwind. Ello se debía a que siempre hacía de la evitación del peligro su máxima prioridad, y nunca tenía reparos en cambiar de rumbo.

Sin embargo, operando en un grupo con un destino fijo, no era tan fácil hacerlo. En esta expedición, intentaban tomar la ruta más corta posible hacia la Montaña Kurogane. Seguir las rutas óptimas no les dejaba mucho margen de maniobra para desviarse, así que eso dificultaba la respuesta flexible a las amenazas emergentes.

Bikki Sans ordenó a Itsukushima que actuara más como líder que como guía, haciendo oficial que Itsukushima y su experimentado perro-lobo, Poochie, serían quienes eligieran la ruta que tomaran, y el resto del grupo sólo tenía que seguirlos.

Pasaron tres días de viaje antes de llegar al lado norte de las Montañas Corona. No pasó ningún día sin que vieran a un gigante desgarbado en la distancia, pero Itsukushima cambió de dirección según fuera necesario para evitar acercarse. Así consiguieron no agitar a los gigantes.

Desde allí, la delegación avanzó en dirección noreste. Al cabo de un día y medio, empezaron a ver más arboledas y colinas cubiertas de arbustos. El terreno no estaba nivelado, lo que dificultaba la visión de lejos, pero pudieron comprobar que los bosques se extendían hacia el este y el noreste. Itsukushima dijo que el Iroto ya no estaba lejos. No había gigantes desgarbados por ninguna parte y ya era hora de que se acostaran para pasar la noche.

“¿Cómo se ve?” Preguntó Bikki Sans a Itsukushima. Desde el ataque del gigante, Bikki Sans sólo había montado su montura ocasionalmente. Tanto su caballo como el de los demás se utilizaban ahora principalmente para transportar equipaje. Neal era el único que permanecía a caballo, mirando constantemente a todos ellos.

“A mí me parece bien.” Dijo Itsukushima asintiendo. “Encendamos un fuego y acampemos aquí por hoy. Mañana finalmente llegaremos al Iroto.”

“¡Ah, sí!” Dijo Ranta, saltando de alegría. “¡Es la hora de la fogata! ¡En serio! ¡En serio, en serio, en serio! ¡He echado de menos un buen fuego! ¡El fuego es justicia! ¡No, es malvado! ¡Alabado sea Skullhell!”

El grupo de Haruhiro fue recogiendo leña y luego encendió una hoguera bajo los árboles donde Itsukushima les indicó. Yume y Poochie salieron y capturaron algunos ratones de llanura grandes y gordos, así como un zorro de cola larga con un dibujo de gafas alrededor de los ojos en poco más de una hora de caza. Itsukushima y Yume los descuartizaron con gran habilidad, ofreciendo una parte de su captura al Dios Blanco Elhit, y luego cocinaron el resto. Sólo tenían un poco de sal y hierbas para sazonar la carne, pero dieron a todos un poco de todo, incluso los despojos algo amargos, y todo estaba delicioso.

Cuando terminó de comer, Bikki Sans se puso a cuidar de sus cinco caballos. Había traído un cepillo para este viaje. Siempre que tenía tiempo, cepillaba a los caballos, les hablaba y les tocaba todo el cuerpo para comprobar si había algo que pudiera estar mal. Probablemente amaba tanto a los caballos que no podía evitarlo. Parece que los caballos correspondían a ese afecto.

“Los caballos sí que son bonitos, ¿eh?” Kuzaku se acercó y le dijo.

Bikki Sans esboza una sonrisa tan amplia que se diría que el cumplido iba dirigido a él. Su característica uniceja le daba una sonrisa bastante singular. Parecía un poco cómica, pero también mostraba lo bondadoso que era.

“Lo entiendes, ¿eh? Cuanto más afecto les muestres, más te querrán los caballos. A diferencia de las personas. Son criaturas realmente adorables.”

“Veo lo que quieres decir. Eso tiene sentido… Quiero decir, tienen unas caras tan adorables. Y unos ojos tan lindos.”

“Estos ojos nunca podrían mentirte, ¿verdad?”

“Ohhh, sí, te entiendo. Sí que se sienten así. Estos ojos brillantes nunca dirían una mentira.”

“He cuidado de más caballos de los que se pueden contar. Algunos eran temperamentales, otros eran difíciles y otros eran tercos. Pero no he conocido a ningún caballo que me haya mentido.”

“Hmm. Así que es así. Los caballos no mienten, ¿eh? Es bueno saberlo.”

“Esto me está dando ciertas vibras…” Dijo Ranta mientras se agachaba cerca del fuego. Tenía una media sonrisa en su rostro. “Ese tipo debe haber sido engañado por una mujer o sometido a un infierno absoluto por alguien, y ha perdido su fe en la humanidad, ¿no creen?”

“Es un bicho raro.” Dijo Neal, que estaba de pie a poca distancia del fuego, con una sonrisa de satisfacción. “Se rumorea que se tira a los caballos.”

Ranta se limitó a mirar a Neal, pero no dijo nada. Neal podría haber pensado que acababa de contar un chiste divertido, pero era demasiado vulgar.

“¿Qué pasa, imbécil…?” Dijo Neal, chasqueando la lengua ante la falta de respuesta. Podría haber estado a punto de dirigirse a algún lugar, pero finalmente decidió no hacerlo, y en su lugar se sentó de espaldas a un árbol cercano.

“¡Ahhh! Hey, hey, Merry-chan, Setoran—”

Yume tomó a Merry y a Setora por los brazos, acercándolas mientras decía cosas como “Vamos” y “¿Qué daño hace?” Las tres mujeres estaban sentadas frente al fuego, con los brazos enlazados. Setora parecía un poco molesta por esto, pero estaba dispuesta a tolerarlo. Merry, por su parte, parecía no importarle en absoluto.

“Voy a ir a patrullar. Ustedes pueden ir a dormir o lo que sea.” Dijo Itsukushima, alejándose del fuego con Poochie.

Bikki Sans volvió al fuego con Kuzaku, que le había ayudado a cuidar de los caballos.

“En serio, los caballos son tan lindos. Realmente podría plantearme el cuidarlos.”

“Tienes potencial.” Dijo Bikki, dando una palmada en la espalda de Kuzaku. Kuzaku parecía realmente satisfecho.

“¡Vaya! ¿Lo dices en serio?”

“Si te entrenas con diligencia, serás un buen mozo.”

“Bueno, no sé si quiero entrenar para ello, y no busco realmente convertirme en uno.”

“Un buen mozo de cuadra puede convertirse en un buen jinete.”

“¡Oh! Eso sí que es atractivo.”

“Escucha, tú…” Ranta parecía estar a punto de decir algo, pero en su lugar se encogió de hombros y se puso de lado. “Me voy a dormir. Despiértenme si pasa algo.”

“Para la primera guardia—” Empezó a decir Bikki Sans, pero Haruhiro levantó la mano antes de que pudiera nombrar a alguien.

“Yo la haré. Haremos turnos a partir de ahí. Itsukushima-san está patrullando, así que creo que debería estar bien.”

“Me parece bien.” Dijo Bikki, satisfecho con el arreglo, y sacó dos mantas del equipaje. Extendió una en el suelo, y luego colocó la otra encima, con una mochila como almohada. Se arrastró entre las mantas, y volvió su rostro sin cejas hacia Haruhiro y los demás.

“Buenas noches.”

Una vez que Haruhiro y los demás le dieron las buenas noches, Bikki Sans asintió y cerró los ojos. Sabía lo que estaba haciendo. El hombre era muy meticuloso.

“El resto de nosotros también debería ir a dormir, ¿eh? Cuídanos bien, ¿vale, Haru-kun?” Dijo Yume.

Yume, Merry y Setora se fueron a dormir una al lado de la otra.

Merry parecía haber mejorado un poco. Haruhiro se sintió aliviado al ver eso. Sentía que había estado posponiendo el problema todo este tiempo, así que tal vez no debería haber tomado las cosas con tanta facilidad. Pero, ¿qué se suponía que debía hacer? No sólo sobre Merry. También tenía que encontrar una manera de recuperar a Shihoru. Haruhiro estaba pensando en estas cosas, pero honestamente, no tenía la menor idea de cómo iba a resolver ninguno de los dos problemas.

Kuzaku dejó escapar un gran bostezo junto a Haruhiro. Sus párpados parecían bastante pesados.

“Vete a dormir.” Le dijo Haruhiro.

“Mm, sí.” Respondió Kuzaku, sonando como si ya estuviera medio dormido.

Neal aún estaba sentado contra el árbol, su cabeza colgaba. No se había movido en un rato, así que tal vez estaba durmiendo. Siendo un explorador, probablemente estaba acostumbrado a dormir en posiciones extrañas.

“Hey, Haruhiro.” Dijo Kuzaku con otro gran bostezo.

Haruhiro se quedó mirando el fuego mientras preguntaba: “¿Qué?”

“Te has acordado de todo, ¿verdad?”

“Sí… ¿supongo?”

“Me alegro de que haya funcionado así.”

“¿Qué quieres decir?”

“Es algo bueno, supongo. Sólo estaba pensando…”

“Sí.”

“En lugar de que yo me acuerde y tú no, es mejor que tú te acuerdes y yo no, ¿sabes?”

“Tal vez… Podrías tener razón.”

“Definitivamente sí. Por eso me alegro de que haya salido así.”

“Sólo vete a dormir.”

“Sí. Lo haré.” Kuzaku se levantó, dio dos o tres pasos para alejarse del fuego y luego se desplomó como si se hubiera quedado sin fuerzas. Ya estaba roncando.

“Tienes que estar bromeando…”

Era un poco exasperante, pero ese lado simple e infantil de Kuzaku —quizás se le pueda llamar directo, si se es amable— había sido un gran apoyo para Haruhiro. Incluso sintió que lo había salvado antes.

Ahora que lo pensaba, Haruhiro tendía a ser indeciso en todo, no quería ponerse al frente, ni por encima de los demás. A pesar de ello, había sido capaz de llegar hasta aquí pensando que era el líder del grupo. Bien podría ser que Kuzaku había sido un factor importante en eso, sólo superado por el deseo de Haruhiro de proteger a sus compañeros.

Sea como fuere, Kuzaku tenía una fe absoluta en Haruhiro y le apoyaba. A pesar de ser una cabeza más alta que Haruhiro, Kuzaku siempre admiraba al ladrón. Kuzaku era el único que siempre actuaba como seguidor de Haruhiro, pasara lo que pasara. Para Kuzaku, él era más experimentado, un líder y una figura de hermano mayor, alguien a quien debía respetar.

“Bicho raro…” Haruhiro murmuró, mirando de nuevo al fuego.

Estaba buscando extinguirse. Lo alimentó con más ramas secas.

Kuzaku sentía algo por Merry. Hubo un tiempo en que Haruhiro incluso sospechó que podían tener una relación íntima. Eso lo había puesto celoso y deprimido. Sí, eso fue algo que ocurrió.

Itsukushima y Poochie regresaron, pero volvieron a salir después de hacer saber a Haruhiro que nada parecía fuera de lo normal.

La noche aquí era totalmente diferente a la del centro de las Llanuras Quickwind, eso era seguro. Para empezar, no había viento. Tampoco hacía tanto frío. No había sensación de que los depredadores viciosos estuvieran al acecho al otro lado de la oscuridad. Muchos bichos hacían sus ruidos característicos, pero se sentía tranquilo. Obviamente, aún no podía bajar la guardia. Lo sabía, pero empezaba a tener sueño.

Merry se despertó y se acercó al fuego. Se sentó junto a Haruhiro en silencio.

“¿Pudiste dormir un poco?” Preguntó Haruhiro y ella asintió.

“Sí.”

“Oh, bien.”

“¿Debería sustituirte?”

“Ah…” Haruhiro se frotó la barbilla. “No, todavía estoy bien.”

“Ya veo.”

“Hnn.”

Merry dudó un momento. “Lo siento.”

“¿Eh? ¿Sobre qué?”

Merry se limitó a negar con la cabeza, rehusando dar más detalles.

Alguien suspiró. No era Haruhiro ni Merry.

Era Neal.

“Por el amor de… ¿Qué demonios es esta mierda?” Murmuró Neal mientras se acercaba y se sentaba junto al fuego.

Haruhiro y Merry se miraron. ¿Qué demonios es esta mierda?, esa debería haber sido su frase.

Neal volvió a suspirar. Chasqueó la lengua y suspiró por tercera vez. Para rematar, escupió en el suelo.

“Estorbas.”

“¿Qué?” Haruhiro no era del tipo de los que se rompen fácilmente, pero obviamente estaba por enfadarse. ¿Qué pasa con este tipo?

“Estoy tratando de decir…” Neal arrancó un poco de hierba y la tiró. “Que estás en mi camino, así que vete a dar un paseo o algo. Yo vigilaré. De igual forma no voy a poder dormir bien.”

Al parecer, intentaba ser considerado con ellos. Pasó algún tiempo antes de que Haruhiro lo entendiera. ¿Por qué Neal iba a hacer eso? ¿Por qué estaba siendo considerado? Haruhiro en cierto modo lo entendió y en cierto modo no. Pero no era totalmente incomprensible.

Haruhiro miró alrededor de la zona, en realidad no por ninguna razón específica. Ranta se estaba incorporando un poco, lo que le sobresaltó un poco. El caballero del terror hizo un gesto silencioso con la barbilla. Como si dijera: Adelante.