Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 18: El Mundo Me Odia

Capítulo 14: Todos Juntos

Parte 3

Tuvo suerte. Eso fue todo, de verdad.

Haruhiro volvió a ponerse de pie, giró a la derecha y salió corriendo. Había orcos, no-muertos, elfos grises y hethrangs de la unidad de Arnold en esa dirección, todos mirando tan sorprendidos como Godo Agaja. No tenían idea de lo que acababa de suceder, y se habían sumido en la confusión. Aun así, atacarlos sería un suicidio. Él no haría eso. Obviamente, él nunca haría algo tan tonto.

Los enanos eran más bajos que los humanos, por lo que los techos y las azoteas de sus edificios eran generalmente bajos, quizás incluso más en una ciudad minera como esta. Los techos de las casas taller a su izquierda eran especialmente bajos, tal vez de dos metros de altura, como mucho. Haruhiro saltó y agarró el borde de uno, levantándose rápidamente. Había tuberías que sobresalían de los techos aquí y allá que servían como una especie de chimeneas. Serpentearon en todas direcciones, arrastrándose por los techos, conectándose a otras chimeneas o bifurcándose en diferentes direcciones hasta que finalmente se dirigieron hacia el techo de la ciudad minera.

Haruhiro serpenteó entre el complejo sistema de tuberías mientras corría. Saltó de techo en techo, corriendo tan rápido como pudo.

Cinco o seis perseguidores, una mezcla de orcos, no-muertos y elfos grises, treparon a los techos tras él. Godo Agaja intentó hacer lo mismo, pero a su altura su cabeza terminaría rozando el techo del túnel de la mina, así que desistió. Sin embargo, eso no le impidió correr detrás de Haruhiro por el camino. La cabeza de Godo Agaja estaba más alta que los techos, por lo que Haruhiro podía ver fácilmente dónde estaba. El orco no se rendiría fácilmente. Pero Haruhiro pensó que ahora podría encontrar una manera de sacudírselo de alguna manera, junto con los tipos que se habían subido a los techos persiguiendo al ladrón.

El problema es Arnold. Ese doble brazo son malas noticias.

Arnold estaba detrás de Haruhiro, a su izquierda. Pero solo un poco atrás. Estaban casi cuello con cuello. Sólo los separaban unos tres metros. Eso no se sentía como mucho en absoluto.

Arnold tenía dos de sus cuatro katanas envainadas. Sin embargo, todavía tenía doble empuñadura. Quién sabía cuándo atacaría. Haruhiro estaba corriendo con casi todas sus fuerzas, pero parecía que Arnold todavía tenía fuerzas en reserva.

Se está acercando.

En cualquier momento me alcanzará. Estoy seguro de ello.

Estoy jodido.

Si Arnold golpease primero, probablemente no podría esquivarlo.

“¡Ngh!” Haruhiro gruñó mientras sacaba sus daga normal y la flamígera, luego saltó desde el techo.

Arnold lo siguió sin perder el ritmo. Haruhiro aterrizó, y luego debió haber desviado las katanas de Arnold con la daga flamígera en su mano derecha y la otra en su mano izquierda. O eso supuso. Sin embargo, en realidad no vio que sucedió. Honestamente, Haruhiro ni siquiera supo cómo había hecho el swing Arnold, o desde qué posición. Pasó junto a él, huyendo.

“KYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY YY.” Arnold se desahogó con un ruido extraño, todavía persiguiéndolo. Haruhiro quería huir a uno de los talleres que daban a la calle, pero no sabía nada sobre cómo estaban diseñados. Si no hubiera una puerta trasera, sería como una rata en una trampa.

No pudo evitar culparse a sí mismo. Era tan obvio que esto sucedería, así que ¿por qué no pudo simplemente quedarse quieto? ¿Era estúpido? Sí, debo serlo, tuvo que concluir. Pero no sólo era estúpido, sino que seguía haciéndose más estúpido.

En este punto Haruhiro solo estaba corriendo, doblando esquinas al azar. No se dirigía a ninguna parte. Simplemente hizo lo que parecía que iba a funcionar. Cuando volvió a subir al techo, fue solo porque se sentía como lo que debía hacer en ese momento. Acababa de tener la vaga sensación de que Si no me subo al techo ahora, me cortarán. Los tubos de la chimenea se extendían frente a él como telas de araña, y no parecía que pudiera pasar. Que lograra abrirse paso entre ellos hasta el otro lado sin quedarse atascado fue una completa casualidad. Arnold debió haber decidido que no podía pasar y tomó un pequeño desvío. Eso le dio cierta distancia a Haruhiro, pero sí, fue pura suerte. ¿No había nada que pudiera hacer ahora que tenía algo de espacio para trabajar? No es como si no pensara en eso. Pero era imposible. Su única opción era correr por su vida. Nada más.

Quiero decir, ni siquiera sé dónde estoy.

Por lo menos, estaba tratando de dirigirse hacia el Palacio de Hierro. ¿Fue una buena idea, o una mala? Probablemente no fue algo bueno. A fin de cuentas estaría llevando al enemigo —Arnold, Godo Agaja, y sus hombres— al Palacio de Hierro.

El pensamiento: Tal vez debería dejar que me cortara, pasó por su cabeza.

No, ¿por qué haría eso?

Si me cortan, moriré.

No quiero morir O más bien, no puedo permitírmelo. No puedo morir sin mis camaradas alrededor. Quiero ver a Merry. No quiero ponerla triste. Pero no se trata solo de Merry. Tengo tantas razones por las que no puedo morir.

Aun así, era impresionante que no se hubiera quedado sin aliento. Espera, ¿no lo había hecho? ¿En serio? ¿Haruhiro realmente seguía respirando? Tal vez ya se había detenido.

No podía ver bien a través del sudor. Si estaba sudando, ¿eso significaba que estaba vivo?

Tenía que estarlo Sí, por supuesto que lo estaba. Su cuerpo aún se movía. ¿Cómo se movía el cuerpo de Haruhiro? En este punto eso era un misterio.

Haruhiro había llegado al límite de su capacidad para correr mientras esquivaba las tuberías de chimenea. Rodó y se bajó del techo como si se estuviera cayendo. Cuando aterrizó en el piso de piedra tallada, sus rodillas y tobillos no debieron de absorber el impacto o algo así, porque terminó cayendo hacia adelante. Haruhiro no pudo contenerse. Lo intentó, pero fracasó. Mientras caía, se dio cuenta de que Arnold se acercaba a él. Sin embargo, no vio tanto el doble brazo como lo sintió. Sin embargo, lo sabía, estaba justo en el borde de su percepción.

Me van a cortar, pensó.

Haruhiro quería usar su impulso para rodar y volver a ponerse de pie para poder huir. Pero, ¿sería capaz de correr? No estaba seguro de eso.

“¡Hahhhhhhhh!”

Así que debería haber sido cortado

Sin embargo, a pesar de eso, Haruhiro escuchó la voz de Ranta.

¿Ranta?

¿Por qué Ranta?

“¿Eh?”

Le hubiera encantado ponerse de pie de un salto, pero Haruhiro seguía tirado donde había caído. Antes quería tomar un respiro. ¿O necesitaba exhalar? Ya no sabía cómo respirar. Eso, o tal vez su sistema respiratorio estaba roto.

Dolía, por supuesto.

Había estado doliendo mucho todo este tiempo, y sin embargo, extrañamente, ahora no dolía tanto.

Se sintió somnoliento. No, esto era otra cosa. ¿Tal vez estaba perdiendo el conocimiento? No le habría importado desmayarse, de verdad. Casi sintió que quería hacerlo.

“¡Rueahhh! ¡Keyahhh! ¡Surahhh! ¡Fiyahhh! ¡Tsohhh!”

Pero Ranta era demasiado ruidoso.

¿Qué pasaba con esos gritos?

¿Estaba peleando?

Sí.

Ranta estaba intercambiando golpes con Arnold.

¿Por qué Ranta estaría haciendo eso?

Haruhiro no lo sabía.

¿Estaba alucinando?

Incluso si quisiera comprobarlo, no podría. Su visión era borrosa. ¿Qué estaba pasando?

“¡Ah!”

Haruhiro se frotó las mejillas con ambas manos.

¿No puedo respirar? Sí, puedo. Inhala, luego exhala. Exhala, luego inhala. Luego exhala de nuevo. Solo repite eso, una y otra vez. Puedo hacerlo. Sólo duele, eso es todo.

Mientras soportaba el dolor, la respiración se hizo más fácil. Se apoderó de su conciencia resbaladiza y la atrajo hacia él. Haruhiro se obligó a sentarse.

Ranta.

Ranta estaba saltando de un lado a otro alrededor de Arnold. Estaba usando el estilo particular de los Caballeros del Terror, o al menos el suyo, donde se movía como una pequeña criatura del bosque, o tal vez como un saltamontes, tratando de ponerse detrás de Arnold. Arnold estaba usando sus cuatro katanas para mantener a Ranta bajo control y evitar eso. Sin embargo, Ranta esquivaría en el último segundo posible, o apartaría las katanas de Arnold usando la suya propia, mientras apuntaba tenazmente a la espalda del brazo doble. Por eso parecía que Ranta estaba saltando cerca de Arnold.

El par extra de extremidades de un brazo doble no era solo decorativo. El único lugar al que las katanas de Arnold no podían llegar era un área muy estrecha detrás de él. Ranta lo sabía, y solo buscaba atacar ese punto débil.

Arnold también tenía que ser consciente de sus debilidades. Ahora estaba completamente enfocado en defenderse de los ataques de Ranta.

“Ranta…”

Ve a por ello.

Todo lo que Haruhiro podía hacer ahora era animarlo. Su cuerpo todavía no se movía correctamente, por lo que si intentaba involucrarse descuidadamente, podría interponerse en el camino de Ranta.

Ranta estaba concentrado. Sus movimientos hacia la espalda de Arnold se volvieron constantemente más rápidos y precisos. Más específicamente, cada vez que Ranta intervino, fue con pasos más grandes que lo llevaron más profundo.

Arnold, por otro lado, apenas se movía. No, no podía moverse. Ranta estaba cerrando lentamente la red a su alrededor. Todo lo que Arnold podía hacer era girar y balancearse. Ranta tenía al doble brazo sobre las cuerdas. Así se veía.

Pero apenas están comenzando.

Haruhiro había visto pelear a Arnold. El doble brazo se hacía más fuerte cuando lo arrinconaban.

“¡Cuidado, Ranta!”

Ranta no necesitaba que Haruhiro le dijera eso. Pero el ladrón no pudo evitarlo.

Ranta se lanzó como un destello de luz. Arnold se movió, sin duda de forma deliberada, para pararse justo frente a él. Atrapó la katana del Caballero del Terror con dos propias y luego devolvió el golpe con las otras dos. Era un movimiento que solo un brazo doble podía ejecutar.

“¡Habilidad Personal!” La katana de Ranta se arqueó hacia arriba desde la parte inferior derecha. “¡Dios del Rayo Volador!”

No, no es eso.

Por un instante, la katana de Ranta pareció desvanecerse. Lo siguiente que supo Haruhiro fue que el Caballero del Terror sostenía su arma con las dos manos. ¿Para un empujón?

Esa es la postura para un empuje.

“¡Hk!”

Arnold trató de retroceder. La hoja de Ranta empujó tras él, impulsada por ambas manos del Caballero del Terror. Y no solo una vez. Arnold estaba girando, desviando con sus katanas y haciendo todo lo posible para evadir la ráfaga de ataques de Ranta. El brazo doble se las había arreglado para evitar cualquier golpe directo, pero el cuero negro, o la tela, o lo que fuera que Arnold había envuelto alrededor de él, se estaba rompiendo a medida que se cortaban pedazos. Laceraciones negras estaban talladas en la piel cenicienta debajo.

Ranta lo estaba haciendo retroceder.

Por favor, sigue empujando. Haruhiro estaría mintiendo si dijera que no deseaba eso. Lo esperaba, pero no creía que Ranta hubiera ganado todavía. Su enemigo no era tan débil.

“¡¿Qué?!”

La katana de Ranta fue derribada. Era como si Arnold se hubiera convertido repentinamente en un torbellino mientras saltaba y giraba.

¿Ranta lo había visto venir? Instantáneamente hizo una voltereta hacia atrás en diagonal. Luego lo siguió con una serie de pasos rápidos, alejándolo más de Arnold.

“AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH HHHH.” Bramó Arnold, retrocediendo. Sus cuatro brazos y sus cuatro katanas se extendieron, estirándose tanto como pudieron, al punto de que quizás fue demasiado. Le puso la piel de gallina a Haruhiro.

“Finalmente te estás poniendo serio, ¿eh?”

Ranta se rió. Era increíble que todavía pudiera, incluso si solo era una bravata. El hombre tenía agallas increíbles. No es que Haruhiro trataría de aprender de su ejemplo. No podría imitar eso aunque lo intentara.

“¡Oh, Oscuridad, Oh, Señor del Vicio, Demon Call!”

Incluso Ranta, valiente como era, debe haberse sentido intimidado. Algo así como una nube de color púrpura negruzco apareció y formó un vórtice. La vorágine se solidificó rápidamente en el demonio Zodie.

Gracias a todo el vicio que Ranta había acumulado, la apariencia del demonio ahora era diferente de cómo solía ser hace mucho tiempo, aunque las similitudes estaban ahí. Zodie vestía una armadura que parecía haber sido hecha raspando huesos de color púrpura oscuro y llevaba una guadaña de mango largo en ambas manos. Haruhiro se sorprendió. Zodiac-kun había sido un poco lindo, pero ahora el demonio era algo completamente diferente. Si el Dios Oscuro Skullhell condujera a sus fuerzas a la batalla, los soldados probablemente se verían como Zodie.

“¡Sígueme, Zodie!” Ranta envió a su demonio tras el enemigo.

“¡Eh, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je, je!” Zodie, el demonio, corrió hacia Arnold, con la guadaña retenida, lista para atacar.

Ahora eran dos contra uno. Cuando las cosas se ponían difíciles, los Caballeros del Terror siempre tenían este truco bajo la manga.

“KOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH H.”

Arnold desató todo su poder como un brazo doble, como diciendo, ¿Y qué? Era como una flecha disparada por un arco tirado hacia atrás tanto como podía. Cuatro katanas se balancearon hacia Zodie desde cuatro direcciones diferentes. Pero no le pareció así a Haruhiro. No, para él parecía que las cuatro espadas se habían convertido en una ola creciente que engullía al demonio.

Lo que sea que haya pasado, Zodie fue golpeado con las cuatro espadas. Pero el demonio no se disipó inmediatamente. Zodie era como un muñeco de entrenamiento de madera. No se movía, y podías atravesarlo con tantas espadas como quisieras, pero cortarlos en dos no era fácil.

Sin embargo, Arnold probablemente tenía la fuerza para hacerlo.

Zodie iba a ser rebanado y cortado en cubitos pronto. Después de todo, era solo un demonio. No tenía la habilidad para luchar contra alguien tan experimentado como Arnold.

“Eh… Je, je…”

“¡¿NNNNNNG?!”

Arnold, sin embargo, no atacó a Zodie. En cambio, se congeló, inmóvil.

“¡Habilidad Personal!”

Era Ranta.

¿Qué había estado haciendo desde que envió a su demonio? Haruhiro había estado tan distraído con Zodie que no se había dado cuenta. Sin embargo, eso era exactamente lo que Ranta había estado buscando.

Usó Demon Call, convirtiéndolo en una pelea de dos contra uno. Su próximo movimiento sería ejecutar una hábil serie de ataques combinados con Zodie y vencer a su poderoso oponente.

No.

Ese no era el plan de Ranta en absoluto.

“¡Astutamente Malvado! ¡Todo en Un Corrrrrrrrte!”

Ranta se estrelló contra la espalda de Zodie. Pero obviamente, eso no era todo. Su katana. Su katana estaba apuñalando a Zodie. Lo había empalado. La katana de Ranta atravesó al demonio hacia Arnold al otro lado. Ranta sostuvo la empuñadura a la altura de la cintura, empujando hacia arriba en diagonal. La punta de la hoja estaba debajo de la mandíbula de Arnold.

“Pero eso no es realmente un corte, ¿verdad?” Haruhiro no pudo evitar bromear.

“¡Tu cállate!”

Con eso, Ranta sacó su katana y desapareció en un instante, moviéndose más rápido de lo que los ojos de Haruhiro podían seguir.

Zodie se derrumbó en pedazos.

Ranta pasó corriendo al lado de Arnold, cayendo sobre una rodilla.

Había cortado al no-muerto, ¿o no?

Parecía que sí.

La cabeza cortada de Arnold cayó, girando lentamente mientras lo hacía.

Sin embargo, su cuerpo ahora sin cabeza no se derrumbó. De hecho, parecía más como si pudiera girar y seguir atacando.

Fue una vista extraña y repugnante, y un momento horrible. Múltiples sentimientos y pensamientos en competencia dejaron a Haruhiro un poco confundido. Parecía que Ranta lo había salvado. Pero Arnold no era solo un simple enemigo para Ranta, ¿verdad? Además, era un no-muerto. ¿Eso fue suficiente para matarlo?

Haruhiro vio que la cabeza cortada de Arnold abría y cerraba la boca. No tenía voz, pero se movía.

“Eso es lo que pasa con los no-muertos…” Dijo Ranta mientras se ponía de pie.

Caminó hacia el cuerpo de Arnold, que aún estaba de pie. Usando su mano izquierda, la que no sostenía su katana, Ranta le dio un empujón al cuerpo. No uno violento. Sólo un empujón. El cuerpo de Arnold finalmente se derrumbó.

“Mientras dejes su cabeza intacta, pueden recuperarse.”

Ranta apoyó el lado plano de la hoja de su katana en su hombro derecho y ladeó la cabeza.

La cabeza cortada de Arnold miró a Ranta.

“Ranta…”

Haruhiro trató de llamarlo. Pero, ¿qué se suponía que debía decir? Honestamente, no tenía idea. O más bien, debería dejarle esto a Ranta. Lo que sea que el Caballero del Terror decidiera hacer, Haruhiro no tenía derecho a decidir si era correcto o no.

“Esto es la guerra. Estoy seguro de que lo entiendes, ¿verdad, Arnold?”

Ranta entrecerró su ojo izquierdo y levantó el lado derecho de sus labios para formar una expresión que Haruhiro no podría hacer aunque lo intentara.

“El Corte del Fuego Amigo. Ese es el movimiento asesino en el que he estado trabajando en secreto para usarlo contra el viejo Takasagi. Te usé para practicarlo. Parece que gané este duelo.”

La cabeza cortada de Arnold abrió la boca. Movió la mandíbula. ¿Estaba tratando de sonreír?

“Hasta la vista.”

Ranta cambió su katana a un agarre de revés y la clavó en la frente de Arnold.

¿Cómo era la muerte para los no-muertos? Haruhiro no lo sabía. Pero si los no-muertos vivientes tenían vida, entonces esta acababa de extinguirse. Ranta acababa de dejar inanimado a Arnold con sus propias manos.

Ranta tomó la máscara que había estado usando en la parte posterior de su cabeza y la colocó encima de la de Arnold.

“¿Estás de acuerdo con esto?”

Esa fue una pregunta muy vaga, Haruhiro pensó después de preguntarlo.

“Sí.” Ranta asintió. Luego, recordando algo de repente, se volvió para mirar detrás de él. Haruhiro miró en la misma dirección. Hubo un estruendo que amenazó con ahogar los disparos que resonaban alrededor de la ciudad y venía directamente hacia ellos.

“¡¿Godo Agaja?!” Ranta agarró a Haruhiro por el brazo. “¡Vamos! Puede que sea genial, ¡pero ese tipo es demasiado peligroso! ¡Ni siquiera puedo imaginar cómo lo mataría!”

“Espera, ¡¿qué estás haciendo aquí?!” Haruhiro preguntó mientras corrían. Ranta corría tan rápido que amenazaba con dejar atrás a Haruhiro.

“¡Ya han dejado el Palacio de Hierro! ¡Estabas siendo lento y no regresabas! ¡Así que vine a buscarte! ¡Será mejor que estés agradecido!”

“¡¿Dónde está todo el mundo?!”

“¡Se fueron adelante a la Mansión Bratsod!”

“¡¿Así que están bien, cierto?!”

“¡Tú eres el que no estaba bien, idiota!”

“¡Sí, claro, pero…!”

Haruhiro reprimió el impulso de discutir y comenzó a mover las piernas. Su resistencia aún no se había recuperado, por lo que estaba seguro de quedarse sin aliento en poco tiempo. Seguir a Ranta era todo lo que pudo manejar. Esto iba a ser un infierno. Ni siquiera quería pensar en lo que vendría después. Sin embargo, tenía que hacerlo.

Merry. Ella debe estar preocupada por mí. Necesito darme prisa y tranquilizarla.

De todos modos, iba a poder volver a ver a sus camaradas. Todo lo que podía hacer ahora era recurrir a esa motivación y correr.