Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 17: A Alguien Debemos Despedir En Estos Días Devastados Por La Guerra

Capítulo 2: Alguien A Quien Perseguir

“Lo siento.”

Cuando la mujer alta, Mimori, se arrodilló frente a él, inclinando la cabeza en señal de disculpa, Haruhiro comenzó a sentir que él era el que había hecho algo mal. Fue complicado.

“… Erm, no tienes que disculparte. No hiciste ningún daño real… Uh, tal vez me mojé un poco, pero eso es todo…”

“Lo siento.” Se volvió a repetir, todavía sin levantar la cabeza.

“Vaya, este es el problema contigo…” Ranta le dio un codazo a Haruhiro en las costillas. “Eres horrible. Haciendo que una chica se disculpe de este modo. Eres un completo demonio. Eres un pedazo de basura. Un absoluto bastardo de mierda.”

Mimori miró hacia arriba para mirar a Ranta.

“Haruhiro no es un bastardo de mierda. Tú lo eres. Tu eres el único que lo es.”

“¡Que ruda!”

“Pero es cierto.” Añadió Kuzaku en voz baja.

“¡Por qué tú…!”

Ranta corrió hacia Kuzaku balanceando sus brazos. Inmediatamente, Kuzaku puso su mano derecha sobre la cabeza de Ranta. Sin embargo, dada la altura de Kuzaku, que, por supuesto, tenía los brazos más largos que Ranta, por lo que los puños de este último no podían llegar hasta él.

“¡Eres un idiota! ¡Maldita sea! ¡Púdrete!”

“¡Vaya, qué rutina de comedia tan infantil! ¡Quiero entrar! ¡Yo también! ¡Yo también!” El intensamente relajado Kikkawa, un guerrero que aparentemente se había alistado al mismo tiempo que Haruhiro y los demás, también comenzó a intentar golpear a Kuzaku, sin una razón bien explicada.

“¡¿Qué demonios?!” A pesar de su incredulidad, Kuzaku también puso una mano firme sobre la cabeza de Kikkawa. Los puños de Kikkawa tampoco lo alcanzaron.

“¡Toma eso! ¡Y eso! ¡Sí, sí! ¡Hurra! ¡Vaya, hombre, esto es súper divertido!”

“¡Ja, ja, ja!” Tokimune, el paladín, los observó con una sonrisa afable.

“Heh…” Detrás de Tokimune, el chiflado con parche en el ojo y una cola de caballo, Inui, se reía, pero siniestramente. “¡Guajajajajaja!”

“Te has disculpado lo suficiente, sí, Mimorin.”

La pequeña Anna-san era, como se podía ver por su túnica blanca, aparentemente un sacerdote.

“¡Ahora, ponte de pie! ¡Ponte de pie!”

Anna-san agarró a Mimori por detrás, tratando de ponerla de pie.

“Para empezar, no hay ninguna razón por la que debas estar en tal posición.”

“Esto es para mostrar lo arrepentida que me siento.” Mimori todavía se negaba obstinadamente a levantarse. “Estoy dispuesta a seguir así hasta que Haruhiro me perdone.”

Er, eso debería ser una reverencia, no una especie de tortura autoimpuesta, pensó Haruhiro.

No es que importe.

“Uh, realmente no hay nada que perdonar.”

“De hecho, deberías ser quien se disculpe, ¡sí! ¡Haruhirooo!” Anna-san lloró mientras intentaba desesperadamente levantar a Mimori a la vez que trataba de hacer que Haruhiro se inclinase. Sinceramente, a estas alturas, nada de eso le importaba.

“Lo siento.”

“No tienes nada de qué disculparte, Haruhiro.” Insistió Mimori. Haruhiro estuvo de acuerdo, pero esta conversación se negó a seguir adelante.

“Lo tengo.” El sacerdote de anteojos, Tada, blandió su martillo de guerra en su dirección. “Hare que sea un pulpa. Eso resolverá todo.”

“Pero ¿no terminara muerto?”

“Sin embargo, todavía estará resuelto, ¿verdad?”

“¿Qué pasa con ustedes?”

“Vamos, no seas así.” Dijo Tokimune, poniendo un brazo alrededor del hombro de Haruhiro. “Todos están tan felices de verlos, chicos. ¿Correcto?”

No, guiñarme el ojo así no arregla nada.

“¿No es solo que la forma en que eligen expresarlo es un poco demasiado única?”

“Sí, somos originales a nuestra manera muy particular. La gente nos lo dice todo el tiempo.”

“No estoy seguro de estar en la misma página que el resto de ustedes…”

“Honestamente, casi da miedo lo bien que nos llevamos. Es difícil creer que ustedes hayan perdido la memoria en absoluto.”

“Es porque ustedes actúan como lo hacen y simplemente reaccionamos, nos guste o no…”

“No te esfuerces.” Tokimune despeinó el cabello de Haruhiro. “Es embarazoso cuando nos complementan tanto.”

“Está bien, ya basta de tanta tontería, es suficiente.” Dijo un hombre de cabello plateado desde una distancia corta.

Renji. Él supuestamente se enlisto al mismo tiempo que Haruhiro y los demás. Sin embargo, era difícil de creer eso. Tenía demasiado aplomo. Tenía un rostro intimidante y un físico imponente. En cuanto a su equipo, Haruhiro no sabía qué era todo, pero se veía realmente impresionante.

Por cierto, el resto del grupo de Renji, el guerrero con un corte de cabello raso, Ron; el mago de anteojos, Adachi; y la diminuta sacerdotisa, Chibi-chan también se habían alistado al mismo tiempo que Haruhiro.

Renji y su grupo habían llegado a Lonesome Field Outpost Ruins un poco después de la banda de bichos raros de Tokimune, los Tokkis.

Con la llegada del grupo de seis hombres de Haruhiro y diez miembros de Orión, incluidos Kimura y Shinohara, del Ejército de la Frontera, así como los seis miembros de los Tokkis y cuatro miembros del Equipo Renji del Cuerpo de Soldados Voluntarios, la fuerza destacada de 26 miembros que tomaría el Mount Grief se reunió ahora en Lonesome Field Outpost Ruins según lo previsto.

“¡Tú lo dijiste!” Kikkawa, que había estado jugando a no poder golpear a Kuzaku con Ranta, instantáneamente detuvo lo que estaba haciendo y se escondió detrás de Tokimune. “Sí, yo también estaba empezando a pensar eso. Se estaba volviendo aburrido. Estaba pensando que era el momento para calmarse, también… Renji da miedo, ¿sabes? Como, mucho más de lo que tiene que ser. Da demasiado miedo…”

“¡Je!” Ranta también había dejado de agitar inútilmente a Kuzaku, pero se volvió hacia Renji e infló el pecho. “Estas bastante lleno de ti mismo, ¿eh? Yo digo que no ha habido suficientes tonterías. Si crees eso, ¡entonces tú mismo dinos algunas tonterías de calidad!”

“… ¿Qué sentido tiene eso?”

“Cállate. ¡No te metas en esto, Parupiro!”

“Te tiemblan las rodillas, hombre…”

“¡N-N-N-No, para nada!”

Ranta había levantado los hombros y arqueado la espalda, tratando de poner una cara valiente. Pero su mitad inferior estaba temblando. Le temblaban las piernas y sus rodillas chocaban entre sí.

“Pronto nos pondremos en marcha.” Renji ni siquiera miró a Ranta. “Descansa un poco.”

“… S-Sí, señor.” Respondió Ranta con voz temblorosa.

“Esa fue una respuesta rápida…” Kuzaku le dio a Ranta una mirada fría. Pero mantuvo la voz baja. Realmente silencioso.

“¡El tipo es una locura intimidante! Si crees que puedes hacerlo mejor, intenta pelear con él.”

“De ninguna manera. Él es aterrador…”

“¡Ya ves, también te da miedo!”

“Es imposible que ese tipo no haya sido un gánster en algún momento.”

“Escucha esto, Renji fue así desde el principio, ¿de acuerdo? No había hecho nada aún, no sabía una cosa que no fuese su propio nombre, y él todavía estaba así de confiado. Simplemente no lo entiendo…”

“Dices eso, pero de Renji también ha tenido problemas.” Yume interrumpió. “… Como con Sassa.”

“Ngh…” Ranta gimió antes de quedarse en silencio. La verdad es que el Equipo Renji solía tener cinco miembros. Había habido una más: Sassa, una ladrona que se alistó al mismo tiempo que Haruhiro y el resto. Eso significaba que había estado en la misma línea de trabajo que Haruhiro, y habría tenido mucha experiencia.

El equipo Renji era un equipo destacado en el Cuerpo de Soldados Voluntarios, mientras que el grupo de Haruhiro era el fondo del barril, conocido por solo cazar goblins en la Ciudad Vieja de Damuro. ¿Sería demasiado exagerado decir que vivían en mundos diferentes? El quid de la cuestión era que no habían estado en contacto con tanta frecuencia. Probablemente Haruhiro no conocía tan bien a Sassa.

Pero cuando escuchó que había una mujer así, y que ahora se había ido, que estaba muerta, se puso extrañamente triste.

No se sentía ajeno a ello. Lamentablemente, no los recordaba, pero su propio grupo también había perdido camaradas: Moguzo y Manato. Además, también estaba Kiichi, aunque no fuera humano, que había sido asesinado por el comandante Jin Mogis. También estaba Shihoru, que seguía en paradero desconocido.

Sin más instrucciones, el grupo de trabajo conjunto de 26 miembros del Ejército Fronterizo y el Cuerpo de Soldados Voluntarios se dividió en sus propios campamentos con sus camaradas, y se sentaron alrededor de Lonesome Field Outpost Ruins.

El sol se puso, pero debido a que todavía había exploradores enemigos acechando alrededor de Quickwind Plains, no encendieron fogatas.

“Voy a dormir. Despiértenme cuando sea el momento.” Ranta se acostó y roncó casi tan pronto como tocó el suelo.

“¿No lo hizo un poco demasiado rápido?” Kuzaku dijo con incredulidad, pero soltó un bostezo. “Tal vez también tomaré una siesta…”

“Puedes seguir adelante.” Apuntó Haruhiro.

Kuzaku le dio una disculpa: “Perdón por las molestias”, antes de acostarse.

Yume se sentó entre Merry y Setora, uniendo sus brazos con los de ellas y acercándolas a ella. Con las tres agrupadas, Yume las tenía a su merced. Ella estaba haciendo todo lo posible para ayudar a las dos a animarse. En este momento, estar juntas en silencio de esa manera podría estar haciendo más por ellas de lo que haría torpemente tratar de hablar. Aun así, Haruhiro nunca podría hacer algo así. Obviamente. Solo Yume podía hacerlo. Ese era un método que solo Yume podía usar. Gracias a Dios que estaba allí.

Sintió algo. Alguien acercándose a él. ¿Renji? Haruhiro se tensó.

“¿Tienes un momento?”

Haruhiro estuvo a punto de responder: “Claro.”

Vamos, no es Ranta.

“Sí… no me importa.”

Se puso de pie y se alejó de los demás. Persiguiendo la espalda de Renji. No lo recordaba, pero Renji debe haber estado corriendo por delante de Haruhiro todo este tiempo. Tan lejos que tal vez ni siquiera hubiera sido posible perseguirlo. La diferencia entre ellos era simplemente demasiado grande para que él la pudiera compararla. Para Haruhiro, Renji había sido alguien lejano en la distancia.

Incluso sin sus recuerdos, cuando estaban juntos de este modo, podía decir que así debió haber sido. Renji se detuvo en el foso. Haruhiro se detuvo a su lado, pero no parecía correcto estar hombro con hombro, así que se quedó un paso atrás.

“¿Qué se siente no recordar?”

La repentina pregunta pilló a Haruhiro con la guardia baja.

“Hmm… Bueno… ¿Extraño, supongo?”

“Tampoco te acuerdas de Manato o Moguzo, ¿verdad?”

“… No, no lo hago.”

“¿Oh, sí?”

Renji resopló. ¿Eso fue una risa? No parecía serlo. ¿De qué se trató este intercambio? Haruhiro no lo entendió.

Pero, de alguna manera, tuvo la sensación de que la muerte de Sassa había golpeado duramente a Renji.

Ranta dijo que Renji había estado rebosante de confianza desde el primer día. Él incluso había llegado a demostrar que no era injustificada. Esto era solo la imaginación de Haruhiro, pero perder a un camarada así debe haber sido una especie de frustración que un tipo como Renji nunca había experimentado antes.

Sin embargo, esta no era realmente una situación en la que pudiera decir: “Lamento tu pérdida” o “Tienes mi más sentido pésame”, o algo por el estilo.

“Entonces, Renji…”

“¿Eh?”

Ese gruñido dio miedo. Haruhiro casi se acobardó al decir más, pero si lo hacía, parecía que eso enfurecería a Renji. O tal vez no lo haría, no sabía.

“Estaba pensando, eh, podrías soportar, no sé… hablar con tus camaradas más… así, ¿tal vez…?”

Renji no estaba diciendo nada, lo que hizo que Haruhiro se sintiese incómodo. ¿Debería disculparse? ¿Sería raro eso? ¿O tal vez no? ¿Cuál era?

“¿Qué bien haría eso?” Renji dijo después de un momento.

“¿Que bien?” Haruhiro se frotó la cara. ¿Estaban bien Ron, Adachi y Chibi-chan cuando Renji tomó esta actitud hacia ellos? “Tienes que darte mejor a entender… y todo el mundo podría compartir sus opiniones. Creo que hay algo de mérito en eso… ¿tal vez…?”

“Te estas engañando a ti mismo si piensas que un montón de extraños pueden entenderse entre sí. Si crees que entiendo a alguien, es solo una ilusión. Nadie me comprende.”

“Bueno… esa es una forma de ver las cosas, supongo. Una ilusión, ¿eh…? Me estoy engañando a mí mismo… Sí. Seguro…”

“Les pido sus opiniones. Después de todo, no soy todopoderoso. Cuando necesito tomar decisiones, cuanta más información, mejor.”

“… Oh. ¿No eres todo poderoso?”

“¿A qué quieres llegar?”

“N-Nah, no es nada…”

“Obviamente, no lo soy. Si lo fuera, entonces…”

Ranji negó con la cabeza y suspiró.

“Haruhiro.”

“… ¿Qué?”

“¿Qué opinas?”

“… ¿Eh?”

“Sobre ese hombre.”

Renji indicó en alguna dirección con sus ojos. No hacia su propio grupo o al de Haruhiro.

Probablemente tampoco hacia los Tokkis.

Renji estaba mirando hacia donde Shinohara y los diez miembros de Orión habían establecido el campamento.

Oh, eso fue todo. Renji dijo que le pidió a la gente su opinión. Entonces ahora le estaba preguntando a Haruhiro. ¿Qué pensaba de Orión? No, él se limitó a ‘ese hombre’.

Orión tenía varias figuras centrales, comandantes si se les quiere llamar de alguna forma. Como Kimura, el de las gafas, o el viejo camarada de Merry, Hayashi. En esta ocasión, Hayashi estaba con la fuerza principal del Ejército de la Frontera, liderando un grupo con más de diez miembros de Orión.

Kimura tenía una personalidad peculiar y excéntrica, pero seguía siendo solo el segundo al mando.

¿Quién era el hombre por el que estaba preguntando Renji? Shinohara, por supuesto.

Pero Shinohara estaba actuando como miembro del Cuerpo de Soldados Voluntarios. También Renji. De los dos, debería haber tenido más oportunidades de encontrarse con Shinohara que las que tuvo Haruhiro. Además, a diferencia de Haruhiro, Renji recordaba el pasado. Tenía que saber más sobre Shinohara que sobre Haruhiro.

Haruhiro deseaba poder hacerle la misma pregunta. ¿Qué pensaba Renji de Shinohara?

Pero, aunque Renji podría buscar las opiniones de los demás, no veía ningún valor en revelar lo que pensaba él mismo. Renji acababa de decir eso mismo. Haruhiro podría no haber estado de acuerdo con ese punto de vista, sino con el suyo propio. ¿Realmente era alguien que podía decirle a Renji que estaba equivocado o aconsejarle que ajustara su actitud? Para el caso no eran amigos o compañeros. Además, ¿siquiera Renji estaba equivocado? Probablemente no.

Simplemente era diferente de Haruhiro. Muy diferente, sintió Haruhiro. ¿Era la razón por la que nunca se habían hecho amigos o habían trabajado juntos porque estaban tan separados en todos los sentidos?

Aun así, se habían alistado al mismo tiempo.

Por extraño que fuera, a pesar de no tener recuerdos, a Haruhiro le resultaba difícil pensar en Renji como otra persona al azar y sin importancia con la que no tenía ninguna conexión. Por alguna razón, tenía la impresión de que Renji era digno de confianza.

Y aterrador.

No quiero sonar como Ranta, pero es demasiado intimidante.

Renji no era el tipo de persona que expresase abiertamente sus sentimientos. Sin embargo, tampoco era como si estuviera guardando secretos. Probablemente no era tan frío e indiferente como aparentaba.

Tampoco era del tipo que traiciona a los demás. Mientras que Renji podría actuar como un poco de un dictador, no es como si sacrificase sus compañeros para su propio beneficio. El equipo Renji se las había arreglado para conseguir durar mucho tiempo como un equipo de cinco personas. Conociendo a Renji, probablemente habían hecho cosas bastante imprudentes, pero nadie había muerto. Hasta que perdieron a Sassa. Su muerte lo había lastimado mucho. Eso era lo que Haruhiro leía de la situación.

Puedo confiar en Renji.

Eso fue principalmente el instinto de Haruhiro, pero decidió confiar en su juicio.

En el que no podía confiar aquí era en Shinohara.

“… Quiero que esto para quede entre nosotros. Porque todo es un sentimiento vago y no estoy seguro de nada.”

“Sí.”

“Nos despertamos bajo la Torre Prohibida y habíamos perdido nuestros recuerdos.”

“He oído que Hiyomu estaba allí, también, tratando de manipularte.”

“Hiyomu… parecía estar siguiendo las órdenes de alguien. Ella lo llamó su amo.”

“¿Y este amo no es Jin Mogis?”

“No. No puede serlo. Hablé con el general sobre eso, y él describió a esa persona como…” Haruhiro respiró hondo, luego habló con mucha claridad. “El amo de la Torre Prohibida. Eso es lo que dijo.”

“¿El amo de la Torre Prohibida?” Renji repitió las palabras. Debe haberse sorprendido. “¿Quién es ese?”

“No lo sé. Pero definitivamente lo dijo. Y, ‘No puedo imaginar que el amo de la Torre Prohibida hubiera invitado a la Expedición Sur’.”

“¿Algo más?”

“… Aquí es donde se vuelve más vago. Shinohara y Hiyomu… no sé qué es, pero parecen saber cosas, más que tú, o yo antes de perder la memoria…”

“Eso no es tan extraño. Ese hombre ha sido un soldado voluntario por más tiempo que cualquiera de nosotros.”

“Bueno, sí, pero… aun así, creo que Jin Mogis se ha puesto en contacto con el amo de la Torre Prohibida a través de Hiyomu. Estoy seguro de que se unieron en algún momento.”

“¿Piensas que Shinohara estaba involucrado en eso?”

“Si lo estaba, explica cómo Orión pudo unirse al Ejército de la Frontera con tanta facilidad.”

“Entonces, ¿la parte sobre él actuando como una conexión con el Cuerpo de Soldados Voluntarios es solo una tapadera?”

“… Creo que es posible. No es que haya ninguna prueba.”

“Quieres decir que no la hay ahora.” Renji se tocó los labios ligeramente con el pulgar derecho. “Él no se delataría tan fácilmente. Pero la gente comete errores.”

“… Parece que ha hecho mucho por mí en el pasado. Y aún más por Merry.”

“El hombre es popular. Tiene muchas conexiones. Mucha gente tiene una alta opinión de él.”

“Si no hubiera perdido mis recuerdos, nunca habría sospechado de él.”

“Nunca me gustó el chico. No tenía ninguna razón real para ello, pero nunca nos llevamos bien.”

“Después de todo, tu personalidad es completamente diferente de la él.”

“Cierto.”

“Lo reconoces por tu cuenta, ¿eh?”

“Nunca he querido gustar a la gente.”

Oye, estás hablando de ti.

¿Haruhiro podría salirse con la suya burlándose de él? Era probable que Renji no se riese de ello.

“… ¿Crees que actúa como lo hace para agradar a la gente?” Fue lo que preguntó Haruhiro.

“Así es como luce para mí.”

“Entonces… él no es realmente así, ¿solo está actuando?”

“Son sus ojos.”

“Sus ojos… ¿Los cuales nunca acompañan su sonrisa?” Esto no le parecía cierto a Haruhiro.

Shinohara sonrió mucho. Ni una sola vez había percibido algo raro en ella.

“No.” Renji negó con la cabeza. “Sus ojos no se mueven. Incluso cuando está sonriendo, están obsesionados con un punto. Significa que está observando a la otra persona.”

“… Tú mismo observas a la gente muy de cerca, Renji.”

“Solo ten cuidado.” Dijo Renji, luego inmediatamente se dio la vuelta y se alejó. Sus movimientos se sentían ingrávidos, pero todos parecían estar hechos con un propósito.

Haruhiro no pudo dejar de pensar, incluso en algo tan simple como caminar, él está en un nivel totalmente distinto de mí. Era una tontería sentirse inferior. El pensamiento le hizo mirar al cielo.

De repente, Renji se detuvo.

“Aunque hayas olvidado cosas, tus habilidades no se han embotado mucho.”

Volviéndose hacia Haruhiro, dijo: “Más que eso, ahora mismo apenas te reconozco. Cuento contigo.”

Haruhiro sintió que su rostro se contraía. ¿Cómo se suponía que iba a responder a eso?

“Gracias. ¿Lo haré lo mejor que pueda?”

¿Sería eso despreciarse demasiado a sí mismo?

Al final, lo único que Haruhiro pudo hacer fue asentir. Le hubiera gustado decir algo inteligente, pero eso le superaba.