Lord of Mysteries (NW)

Volumen 1

Capitulo 52: Espectador

“Deja de pensar en el maldito pagaré. Hablemos de la magia ritual”. El viejo Neil guardó las velas, el caldero, la daga de plata y los otros artículos con una expresión relajada.

Klein realmente quería insistir y encoger los hombros, pero finalmente no se atrevió a hacer algo tan poco caballeroso.

Volvió su atención hacia la magia ritual y lanzó preguntas detalladas, recibiendo respuestas de ellas. Por ejemplo, los encantamientos tenían un formato particular. Siempre que estuvieran conformes y el significado clave se expresara en Hermes, el resto podía dejarse a la creatividad de cada uno. Por supuesto, las blasfemias o las descripciones irrespetuosas estaban absolutamente prohibidas.

La clase de misticismo duró hasta el mediodía hasta que el viejo Neil tosió dos veces.

“Tenemos que volver a la calle Zouteland.”

Dicho esto, se quejó con desdén: “Para obtener estos malditos materiales, me perdí mi amado desayuno”.

Klein miró a su alrededor, divertido y desconcertado.

“Señor Neil, ¿tienes un chef? ¿O una sirvienta a cargo de la cocina?”

Un salario semanal de doce libras podría contratar a varios sirvientes

Según los periódicos, con pensión y alojamiento proporcionados, contratar a un chef corriente costaba entre doce y quince soles a la semana. Ni siquiera necesitaba una libra. Una sirvienta para hacer las tareas domésticas era aún más barata. Su salario semanal oscilaba entre tres soli seis peniques a seis soli. Por supuesto, uno no podía tener ninguna esperanza de que tuvieran habilidades culinarias.

Eso no está bien. Con la deuda del Sr. Neil de treinta libras, es normal que no contrate chefs ni sirvientes…

Parece que he hecho otra pregunta que no debería haber hecho…

Mientras Klein lamentaba su pregunta, Old Neil negó con la cabeza sin importarle.

“A menudo practico la magia ritual, investigo artículos extraordinarios y leo los documentos correspondientes en casa, por lo que no es posible que contrate a personas comunes como chefs, mayordomos o sirvientas. Solo contrato a alguien para limpiar el lugar regularmente. Y si no son personas comunes, ¿crees que estarán dispuestos a hacer esos trabajos?”

“Hice una pregunta tonta. Posiblemente sea porque no hago nada que involucre misticismo en casa”, explicó Klein de manera autocrítica.

El viejo Neil se había puesto de pie, llevaba puesto su sombrero de fieltro redondo y, mientras salía por la puerta, seguía divagando.

“Parece que huelo foie gras frito… ¡Una vez que el pagaré esté completamente liquidado, definitivamente probaré uno para la cena! Para el almuerzo, definitivamente comeré cerdo asado glaseado con jugo de manzana. No, eso no es suficiente. Debo tener una salchicha con puré de papas también…”

Me está abriendo el apetito…  Klein tragó saliva mientras alcanzaba al viejo Neil y se dirigía a la parada de transporte público cercana.

Después de regresar a la calle Zouteland, el viejo Neil de repente gruñó después de bajar del carruaje.

“¿Qué es lo que veo? Diosa, ¿qué estoy viendo?”

Se movió tan ágil como un muchacho de diecisiete o dieciocho años. Rápidamente llegó al borde de la carretera y recogió un artículo.

Klein se acercó por curiosidad y miró cuidadosamente. Se dio cuenta de que era una billetera con una fina mano de obra.

Con su falta de experiencia, apenas podía decir si la billetera marrón oscuro estaba hecha de piel de búfalo o de oveja, pero notó un pequeño logotipo azul claro bordado en el costado de la billetera: una paloma blanca extendiendo sus alas como si estuviera lista para volar.

Esa fue la primera impresión de Klein. Lo segundo que notó fue la pila de billetes de papel en la abultada billetera.

Había más de veinte billetes grises impresos con tinta negra: ¡libras de oro!

El viejo Neil abrió la billetera y sacó los billetes. Cuando lo miró detenidamente, inmediatamente se rió entre dientes.

Billetes de diez libras. El honorable Fundador y Protector, William I. Oh, Diosa, hay un total de treinta billetes. También hay algunos billetes de cinco libras, de una libra y de cinco soles”.

¿Más de trescientas libras? ¡Es una enorme cantidad de dinero en todos los sentidos de la palabra! Puede que ni siquiera gane tanto en diez años…  La respiración de Klein se volvió pesada involuntariamente.

Como la cantidad de libras de oro era inmensa, recoger una billetera de este tipo equivalía a recoger un maletín de billetes en su vida anterior.

“Me pregunto qué caballero lo dejó caer… No puede ser alguien común”, analizó Klein con calma.

Esa billetera claramente no era de mujer.

“No hay necesidad de preocuparse por quién es”, dijo el viejo Neil con una sonrisa. “No es como si intentáramos tomar dinero que no nos pertenece. Deberíamos esperar aquí un momento. Creo que el caballero pronto volverá a buscarlo. No es algo a lo que se pueda renunciar sin importar quién sea”.

Klein dejó escapar un suspiro de alivio. Tenía una nueva comprensión de la moral del Viejo Neil.

Estaba bastante preocupado de que habría usado el otorgamiento de la Diosa como excusa y pagado su deuda. Todavía se preguntaba cómo prevenirlo y persuadirlo de lo contrario.

¿Es esto “haz lo que quieras, pero no hagas daño”? Klein de repente aprendió algo nuevo.

El dúo no esperó más de un minuto por las calles cuando un lujoso carruaje de cuatro ruedas pasó zumbando. Su costado tenía un logo azul claro con una paloma desplegando sus alas.

El carruaje se detuvo y se apeó un hombre de mediana edad vestido con un traje formal negro con una pajarita del mismo color. Miró la billetera, se quitó el sombrero y dijo cortésmente: “Señores, esa debería ser la billetera de mi amo”.

“Su logo es prueba de todo, pero necesito hacer verificaciones adicionales. Esto es por seguridad. ¿Puedo preguntar cuánto dinero hay en la billetera?” respondió Old Neil cortésmente.

El hombre de mediana edad se sorprendió cuando dijo de manera autocrítica casi de inmediato: “Como mayordomo, no sé cuánto dinero tenía el Maestro en su billetera. Perdón. Por favor, permítame preguntar.

“Como desée.” El viejo Neil le hizo un gesto para que hiciera lo que quisiera.

El hombre de mediana edad caminó hacia el costado del carruaje y a través de la ventana, conversó con la persona que estaba dentro.

Se acercó de nuevo a Klein y el viejo Neil y sonrió.

“Más de 300 libras, pero menos de 350 libras. Mi amo no recuerda el número exacto.”

No recuerda… Eso es realmente un tipo asquerosamente rico. Si tuviera tanto dinero conmigo, definitivamente lo estaría contando una y otra vez…  Klein estaba lleno de envidia.

El viejo Neil asintió y le devolvió la billetera.

“Con la Diosa como prueba, esto le pertenece.”

El hombre de mediana edad tomó la billetera e hizo una estimación antes de sacar tres billetes de diez libras.

“Mi amo es Sir Deweyville. Él desea elogiar su moral. Esto es lo que una persona honesta debe recibir. Por favor, no lo rechace”.

¿Señor Deweyville? ¿El que estableció el Fideicomiso Deweyville? ¿El Sir Deweyville que proporcionó apartamentos de alquiler baratos a la clase trabajadora? Klein recordó inmediatamente el nombre.

Era un caballero que su hermano respetaba pero que no creía que estuviera basado en la realidad.

“Gracias, señor Deweyville. Es un caballero amable y generoso”. El viejo Neil recibió los tres billetes.

Después de ver partir el carruaje de Sir Deweyville, se volvió para mirar a Klein cuando vio que no había nadie alrededor. guardó los billetes y se rió entre dientes.

“Treinta libras. El pagaré está liquidado. Dije que se resolverá de manera razonable. Este es el poder de la magia”.

…¡Santo maldito poder de la magia! ¿¡Eso realmente funciona!? Klein se quedó estupefacto una vez más.

Unos minutos más tarde, entró por las escaleras del edificio y mientras se dirigía a la empresa de seguridad, preguntó desconcertado: “Sr. Neil, ¿por qué no pediste más dinero?”

“No hay que ser avaricioso. Uno debe tener cuidado de no ser codicioso al hacer magia ritual. La templanza es un rasgo fundamental que necesita cada Fisgón Misterioso si desea vivir mucho tiempo”, explicó el viejo Neil felizmente.

***

En un gran salón de baile, las velas ardían en algunos candelabros, emitiendo una fragancia que calmaba la mente de las personas. Por la gran cantidad de velas, producían una luz que no era inferior a la de las lámparas de gas.

Había largas mesas con foie gras, bistec a la parrilla, pollo asado, lengua frita, ostras Desi, estofado de cordero, sopa de crema y otras delicias. Además, había botellas de CHampán de Niebla, vino de uva Aurmir y vino tinto Southville. Todos brillaban tentadoramente bajo la luz.

Los sirvientes con chalecos rojos llevaban bandejas con copas de cristal y se movían entre los caballeros y las damas vestidas tanto con elegancia como con esplendor.

Audrey Hall vestía un vestido blanco pálido con cuello y talle alto con bordados. Su corsé estaba ajustado, mientras que las voluminosas capas de su vestido caían hermosamente alrededor de una crinolina.

Su largo cabello rubio estaba recogido en un elegante moño y los aretes, el collar y los anillos que usaba brillaban hermosamente. A sus pies había un par de zapatos de baile blancos decorados con rosas y diamantes.

¿Cuántas enaguas estoy usando? ¿Cinco? ¿Seis? Con guantes de seda blanca, Audrey acarició suavemente su crinolina con la mano derecha.

Su mano izquierda sostenía una copa de champán claro.

Audrey no se parecía en nada a su yo habitual, por lo general se colocaba en el centro del escenario de los banquetes y se convertía en el centro de atención. En cambio, evitó el bullicio y se quedó en silencio a la sombra de las cortinas que colgaban junto a las ventanas francesas.

Tomó un sorbo de champán mientras miraba a la multitud como si no perteneciera allí.

El hijo menor del conde Wolf está charlando con la hija del vizconde Conrad. Le gusta mover el antebrazo para reforzar lo que dice. Hmm, cuanto más grande es el movimiento de su antebrazo, más increíbles son sus palabras. Eso es algo que se obtiene de la experiencia… No puede dejar de tratar de elevarse a sí mismo menospreciando a otras personas. Sin embargo, no puede evitar sentirse culpable. Se puede ver por la forma en que habla y su lenguaje corporal…

La duquesa Della se ha tapado la boca repetidamente mientras se reía con la mano izquierda hoy. Ah, ya veo. Ella está mostrando su zafiro azul océano puro…

Su esposo, el Duque Negan, está discutiendo la situación actual con algunos nobles conservadores. Desde que comenzó el banquete, ha buscado a la duquesa Della solo una vez…

Casi nunca hacen contacto visual. Tal vez no están tan enamorados como pretenden estar…

El Baron Larry ha hecho reír a Madam Parnes siete veces. Eso es muy normal, no tiene nada de extraño, pero ¿por qué mira a su esposo con ojos culpables? Oh, se han ido por caminos separados… En realidad no, la dirección a la que se dirigen conduce al jardín…

…

En el extravagante banquete, Audrey vio muchos detalles que nunca había notado en el pasado.

Hubo un instante en el que casi creyó que estaba viendo una ópera.

Todos son excelentes actores de teatro...  Suspiró en silencio mientras sus ojos permanecían claros.

En ese momento, de repente sintió algo y giró la cabeza. Dirigió su mirada hacia un rincón oscuro en el gran balcón exterior.

En las sombras había un enorme golden retriever sentado en silencio. Estaba mirando a Audrey mientras la mitad de su cuerpo estaba escondido en la oscuridad.

Susie…  Las comisuras de la boca de Audrey se torcieron cuando su expresión cambió instantáneamente. Ya no podía mantener su estado como Espectador.