Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 6

Capítulo 19: El Asesino Da La Vuelta A Las Tornas

Examiné mi entorno mientras pensaba en las cosas. Había preparado una variedad de planes de antemano. La pregunta era cuál usar. El factor más importante en mi decisión fue el estado de ánimo de la audiencia.

Mi posición social pendía de un hilo, así que no podía permitirme un error. No sería difícil renunciar al nombre de Lugh Tuatha Dé y vivir como una persona diferente. Ya estaba preparado para hacerlo, porque los asesinos podían ser descartados por sus empleadores en cualquier momento.

Sin embargo, no quería elegir esa opción si podía evitarse. Amaba mi vida como Lugh Tuatha Dé, las personas con las que la compartía y el dominio Tuatha Dé. Por eso tuve que ganar este juicio y absolverme.

“Me haces reír, criminal. ¡¿Dices que fue el poder de la diosa lo que te liberó de esos grilletes?! ¡Ha! ¡Eso solo prueba que eres un demonio!” declaró el jerarca.

De alguna manera, su voz era tan fuerte como la mía amplificada por un hechizo. Si hubiera usado magia, mis ojos Tuatha Dé habrían visto el flujo de maná.

Observé atentamente y me di cuenta de cómo lo estaba haciendo. Simplemente estaba gritando. El Titiritero había quitado el limitador del cerebro del jerarca, permitiéndole gritar tan fuerte que se dañó la garganta. El demonio podía ignorar los límites establecidos para proteger el cuerpo porque el jerarca era un muñeco sin vida. Esto me hizo imposible asegurarme de que la multitud solo escuchara lo que tenía que decir, pero eso realmente no me importó.

“Contéstame a esto. ¿Por qué un diablo mataría demonios? ¿Por qué un diablo salvaría vidas humanas?” desafié.

“¡No escucharé el parloteo de una criatura malvada! ¡Héroe Epona, mata a este criminal profano en este mismo instante!” ordenó el jerarca, desviando la mirada hacia Epona, que estaba de pie junto al patíbulo.

Colocarla cerca fue una precaución natural. Sabían que si de alguna manera me liberaba de mis ataduras, ella sería la única que podría detenerme. Sería una tarea simple para ella.

Sin embargo…

“Él nunca se ha sentido como un demonio para mí… Quiero escuchar lo que Lugh tiene que decir. Esto es un juicio, no una ejecución, ¿no?”

…Epona confió en mí. El jerarca, o mejor dicho, el Titiritero, había cometido un error de cálculo. Ignoraba la amistad que el héroe y yo compartíamos.

“¡Sé que es verdad! ¡Soy el jerarca de la Iglesia Alamita, y puedo ver al diablo pegado a este criminal! ¡Debe ser ejecutado!”

“Todavía no has respondido a mi última pregunta. Si soy un demonio, ¿por qué mataría demonios y rescataría al enemigo? La gente miente, pero las acciones no”, repliqué.

“¡Escuchen, todos! ¡No dejes que las dulces palabras de este oscuro te desvíen!”

El jerarca no tenía argumento. No había dado una sola respuesta a mi pregunta. Por lo general, las multitudes detestaban este tipo de evasión, pero desafortunadamente, ese no fue el caso esta vez.

Esta es la sede del Alamismo, después de todo… Tener una fe profunda suena como algo bueno, pero les han lavado el cerebro para que abandonen el pensamiento individual. Confían completamente en que soy el demonio que el jerarca me marca.

Creyeron una acusación infundada sobre mi argumento lógico, y todo porque venía del jerarca. Había predicho que las cosas saldrían de esta manera, pero no pensé que sería tan malo. Nada de lo que dijera ahora lograría nada.

Tendré que cambiar las tornas, entonces. Para lograr que estos creyentes escuchen, necesito mayor autoridad que el jerarca.

Hice una señal previamente acordada hacia el público. Ni Dia ni Tarte fueron sus destinatarios. La iglesia sabía que eran mis aliados, por lo que estaban bajo vigilancia y no podían hacer nada demasiado audaz. Obviamente, las chicas podrían quitarse de encima a los que las miraban, pero eso haría que el enemigo tuviera una cautela innecesaria.

Mi señal estaba destinada a Nevan. Había una chica a su lado con una capucha sobre los ojos. Nevan agarró su mano y se abrió paso hacia el escenario.

Había muchos guardias alrededor de la plataforma, pero no tenían ninguna esperanza de detener la obra maestra más grande de la humanidad. Nevan se ocupó de ellos tan fácilmente como lo habría hecho con los niños, a pesar de la desventaja de llevar a una chica detrás de ella.

Había una hermosa cualidad de ballet en los movimientos de Nevan. Envió a todos los guardias que tocó a volar por los aires como si no pesaran nada en absoluto, cada uno de ellos quedó conmocionado y noqueado cuando golpeó el suelo. Lo que hizo requirió una gran habilidad. Incluso en su posición desventajosa, pudo incapacitar a todos los que la obstruían sin herirlos. Y eso ni siquiera fue lo más sorprendente de esto.

No puedo creer que la hija de un duque hiciera algo tan arriesgado… Todo lo que le pedí a Nevan que hiciera fue que me trajera a la niña. Sin duda, ella fue lo suficientemente inteligente como para encontrar una manera de lograr eso sin sobresalir mucho. Que ella no hiciera un esfuerzo por ocultar su identidad hablaba de su confianza en mí. También estaba realizando una actuación para dar más impacto a la próxima fase de nuestro plan.

Los sumos sacerdotes se quedaron estupefactos en sus sillas por un momento. Cuando recobraron el juicio, cada uno de ellos se puso escarlata y comenzaron a lanzar insultos a Nevan.

“¡¿Has perdido la cabeza?!”

“¡No creas que tu estatus como miembro de uno de los cuatro ducados principales te permitirá salirte con la tuya!”

“La Iglesia Alamita habla por la diosa. ¡Oponerse a nosotros es lo mismo que rebelarse contra la diosa misma!”

A la gente se le enseña desde temprana edad que los sumos sacerdotes hablan por la diosa. Cualquier otra persona en este continente se habría postrado ante los funcionarios sagrados y pedido perdón después de soportar la diatriba verbal que Nevan acaba de tener. Sin embargo, no mostró ningún interés en hacerlo. Con una sonrisa, elegantemente se apartó el cabello a un lado.

“No entiendo lo que quieres decir. ¿Estoy actuando contra la diosa? Ha habido un terrible malentendido. Estoy aquí por la diosa”, respondió Nevan.

“¡¿Cómo es posible que esa violencia haya sido para la diosa?! Déjanos inmediatamente. Llegaremos a tu castigo más tarde… En realidad, si capturas a este criminal para nosotros, perdonaremos tus pecados. ¡La misericordia de la diosa no conoce límites!”

Hmm… Están actuando duro, pero claramente me tienen miedo sin mis ataduras. Eso era comprensible. Si Epona se negaba a intervenir, nadie podría detenerme. La fuerza de Nevan, la excelencia del linaje de Romalung, era conocida mucho más allá de Alvan. Tal vez los sumos sacerdotes creyeron que ella tenía una oportunidad contra mí.

“He tenido curiosidad por algo durante bastante tiempo. ¿Por qué los humanos ordinarios como tú pretenden ser portavoces de la diosa? Eso es una blasfemia”, acusó Nevan.

“Somos sumos sacerdotes de la Iglesia Alamita. Nuestro profundo conocimiento de la voluntad de la diosa nos permite hablar por ella”, respondió el jerarca. El público vitoreó sus palabras.

“No hay realidad en esa afirmación. No tendré nada que ver con eso. Después de todo, estoy aquí por verdaderas órdenes de la diosa… ¿No es así, Su Santidad?””

La chica junto a Nevan echó hacia atrás su capucha, revelando cabello blanco como la nieve y piel blanqueada artificialmente modelada según la diosa.

“Soy el Alam Karla. Yo…”

La chica que le pedí a Nevan que me entregara era la mismísima Alam Karla. Le pedí a Nevan que la recogiera de la casa segura y la trajera aquí.

Mi argumento no estaba llegando a la audiencia. La gente creía que el jerarca hablaba por lo divino, dejando mis afirmaciones como nada más que un engaño diabólico. Mientras la multitud creyera eso, nada de lo que dijera les llegaría.

Eso significaba que necesitaba hacerles cambiar de opinión sobre el jerarca. Las palabras del Alam Karla, el verdadero oráculo de la diosa, tenían más peso que cualquier cosa que dijera un anciano codicioso que no ocupaba más que una posición terrenal. El Alam Karla sería capaz de eliminar la acusación del demonio y darme un terreno parejo para ganar el juicio con lógica. Ese era mi plan.

Mi victoria estuvo casi asegurada en el momento en que Nevan subió el Alam Karla al escenario. Sin embargo, de repente, mi sexto sentido se disparó.

Algo invisible penetró en mi cuerpo. Echó raíces dentro de mí y perdí toda sensación corporal.

“Refinar. Proceso.”

Antes de darme cuenta, estaba usando magia de tierra. Produje metal y luego le di forma de cuchillo. Estos fueron hechizos característicos míos.

Mi cuerpo estaba actuando en contra de mi voluntad. Titiritero… La palabra brilló en el fondo de mi mente.

Esto era imposible. No tenía ningún sentido. Vi los hilos conectados al jerarca con mis ojos Tuatha Dé. Al descubrir que el demonio manipulaba sus marionetas con hilos de maná, tuve la máxima precaución para asegurarme de que no nos pasaría lo mismo a Epona o a mí. Pero de alguna manera, el demonio me había enganchado sin que me diera cuenta.

Había caído directamente en la trampa del demonio… El Titiritero era capaz de crear cuerdas invisibles, pero intencionalmente había hecho visibles las que estaban conectadas con el jerarca para darme la impresión errónea de que siempre podría verlas. Ahora entendí por qué Mina desconfiaba de los demonios restantes. Realmente eran especiales.

No pude evitar que mis pies se movieran, ni resistir el control del demonio. Levanté el cuchillo que acababa de crear y dirigí mis técnicas refinadas de asesino hacia Alam Karla para tomar su cabeza.

Ah, ya veo. Es por eso que la iglesia no tomó medidas, a pesar de que sabía que Alam Karla había sido secuestrada. El Titiritero había predicho que traería al Alam Karla aquí. Incluso podría haber sabido sobre la amistad que compartimos Epona y yo. Eso era totalmente posible si Mina le hubiera pasado a su compañero demonio información sobre mí de la misma manera que me había dado información sobre el Titiritero. Naoise sabía de mi amistad con Epona. Quizás me había vendido.

El Titiritero dejó escapar al Alam Karla para que pudiera tomar el control de mí y obligarme a matarla frente a esta gran multitud. Este plan permitió al demonio matar al oráculo desobediente e instalar fácilmente un reemplazo adecuado. También significó mi ruina segura. Epona no tendría más remedio que matarme, e incluso se agotaría en nuestra lucha.

El demonio estaba matando tres pájaros de un tiro. En solo unos segundos, mi cuchillo iba a cortar la cabeza de Alam Karla.

Apreté los dientes.