Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 20

Epilogo: Los Trascendentales

“¡No!” Rio gritó desesperadamente, ignorando el dolor en sus costillas rotas y su brazo.

“¡Aishia!”

Llamó a Aishia frenéticamente; tenía un mal presentimiento sobre esto.

Si Aishia se fuera de aquí… Tenía el presentimiento de que algo muy, muy malo sucedería.

Horrorizado, usó sus artes espirituales de viento para acelerar tras ella. “¡Tú mismo lo dijiste!” el grito. “¡Dijiste que siempre estaríamos juntos!”

¿Porque tenía a todos los demás? ¿Qué estaba diciendo? “Todo el mundo…”

Así es, todos…

“¡Todos te incluyen a ti, Aishia!” Río rugió. Alcanzó a Aishia, que ya estaba muy por delante. “¡Así que no vayas sola!”

Como si extendiera su mano hacia el cielo inalcanzable… “¡AISHIA!” Rio la llamó por su nombre.

***

Erica se quedó lejos en la distancia. Aishia liberó su poder, el poder que originalmente no le pertenecía.

No quiero que Haruto se sienta solo nunca más. ¡Por eso voy a.…!

Ella sería su suplente. Aishia estaba tratando de usar ese poder con determinación para eliminar la imponente amenaza que tenían ante ellos, protegiendo los preciosos lazos de Rio y Haruto…

“¿Por qué estás tratando de usar el poder del Rey Dragón, pequeño títere espeluznante? ¿Lo engañaste y lo robaste? Justo como me hiciste a mí.”

Erica miró a Aishia, enfurecida. La montaña de esencia mágica que fluía de Erica respondió a su furia, aumentando de tamaño.

Por lo tanto, el poder de los dos lados aumentó más y más.

¿Haruto…?

Aishia se dio la vuelta presa del pánico. Podía decir que el poder que había liberado estaba siendo atraído hacia su dueño original: Rio.

“¡No! ¡No te acerques a mí!” ella gritó en un nerviosismo. Luchó desesperadamente contra el poder de atracción de Rio, resistiendo el sorteo.

“Así que eso es lo que es, Rey Dragón”. Los ojos de Erica estaban fijos en el poder que fluía entre Rio y Aishia. Ella pareció comprender algo de eso.

“Tú…” Miró a Rio. “¡Tú también me traicionaste!”

Su rabia había llegado a su punto máximo. Cedió lo último de la racionalidad que había estado manteniendo en el poco tiempo que le quedaba. Inmediatamente después, un tsunami de tierra se levantó del suelo, invirtiendo los cielos y la tierra.

O eso parecía.

***

No era un espectáculo que fuera de este mundo. El suelo tembló, el mundo tembló.

“¿Qué es eso…?” El ejército del Reino de Galarc junto al lago miró hacia arriba con horror.

La forma era similar a la bestia de la tierra. Sin embargo, la bestia de la tierra no podía compararse con esto. Habría parecido diminuto en comparación. La criatura era enorme en tamaño.

No había duda de que esta criatura fue la causa del terremoto. Era innegablemente un símbolo de catástrofe.

“¡WROOOOOOH!”

Con ojos que habían perdido toda racionalidad, rugió hacia los cielos. Esta vez, la tierra se volcó.

“¡Qué…!” Todos los que estaban parados en la orilla del lago estaban congelados por el miedo.

Un volcán entró en erupción, enviando escombros por los aires.

No, llamarlo así no era suficiente. La tierra se había volcado, literalmente. Un tsunami de tierra lo suficientemente alto como para tragarse todo se extendió ante ellos, avanzando hacia el lago.

“Así que este es el poder de un héroe…” murmuró el Rey Francois de Galarc, como si se hubiera dado por vencido con todo. Después de todo, las leyendas de los héroes no eran una exageración. No, las leyendas parecían triviales frente a esto. Por lo menos, no había registros de monstruos como este en las leyendas.

“¿Qué son los héroes? No, eso ya no importa…”

No había necesidad de cuestionarlo más ya que estaban muertos de todos modos. No había forma de que la humanidad sobreviviera a un desastre natural tan enorme.

En una docena de segundos, Francois y todos los demás serían tragados junto con el lago. Incluso el soldado más valiente no era más que un simple humano: no había forma de que desafiaran a la naturaleza. Todos los soldados del ejército del Reino de Galarc tenían expresiones de resignación ante sus muertes inminentes. Había algunos como el duque Gregory entre ellos, que lloraban vergonzosamente, incapaces de aceptar eso.

“¡Aún no ha terminado!” gritó Celia. “¡Así es!” Latifa también gritó.

“¡Los dos no se han rendido todavía!” “¡Tampoco podemos rendirnos!”

“¡Vamos todos a poner una barrera juntos!”

Sara, Alma y Orphia también gritaron frenéticas, animándose. “¡Usa mi esencia! ¡Toma todo!”

“¡Reúnanse todos, rápido!” “¡Déjame ayudar también!”

Miharu, Satsuki y Liselotte también gritaron.

“…” Ver la fe de las chicas en Rio y Aishia en tal situación dejó a Francois sin palabras. No importa cuán fuerte sea la barrera de esencia mágica, hay un límite en el área que puede cubrir. No había forma de que pudiera soportar la abrumadora masa de los escombros voladores. Su mayor esperanza, Rio, estaba indefensa ante Erica antes. Sin embargo, las chicas seguían siendo optimistas.

“Tendremos que confiarles esto, Padre. Nuestro destino está en manos de Sir Haruto y Lady Aishia. Si caen, caeremos graciosamente con ellos”, dijo Charlotte a Francois, riéndose mientras miraba a las chicas que estaban trabajando duro. Eso pareció fortalecer la determinación de Francois, ya que…

“¡Todas las fuerzas que pueden crear barreras de esencia, prepárense para el impacto!”

Dio la orden de resistir a la muerte.

***

La tierra dio un vuelco y se acercó el fin del mundo.

“¿Por qué viniste, Haruto?” Aishia se paró frente a Rio, que había llegado tarde.

“Ya no quiero perder a nadie importante para mí. Eso te incluye a ti, Aishia. Quiero estar con todos”.

Tal vez fue codicioso de su parte. Tal vez sonaba como un niño mimado. Aun así, no quería perder sus lazos más importantes.

Por eso Rio expresó sus sentimientos con determinación.

“Pero ya no puedes quedarte con todos, Haruto. Perderás a todos tus seres queridos. Deberías haberme dejado ir. Podría haberme convertido en tu sustituto…”

Ahora era demasiado tarde. Aishia no era más que la guardiana, ya no podía usar el poder. Sintiendo eso, Aishia tenía una expresión extremadamente nerviosa y triste en su rostro. Ella agachó la cabeza con profundo arrepentimiento.

Rio comenzó a hablar sobre sí mismo. “Siempre tuve miedo de perder a las personas importantes para mí… No, todavía tengo miedo ahora. Por eso traté de distanciarme de ellos. Pero…”

Él continuó.

“Tú eres quien me enseñó que eso era innecesario. Aishia, me salvaste de la soledad. Es por eso…”

Se enfrentó a sí mismo como persona.

“Es por eso que no hay forma de que te deje en paz. No te dejaré ir solo si sé que no vas a volver.” Rio agarró a Aishia por el hombro, mirándola directamente a la cara mientras expresaba su punto.

“Haruto…” Las lágrimas brotaron de los ojos de Aishia.

Rio los limpió. “Está bien. Dijiste que ya no puedo estar con todos. No sé a qué te refieres con eso, pero está bien. Esta es mi decisión”. Le sonrió a Aishia suavemente.

“Pase lo que pase, no me arrepentiré de nada”.

Rio apartó la mirada de Aishia, dándole la espalda al lago donde esperaban las personas preciadas para él. Se enfrentó a la desesperación que se avecinaba acercándose a ellos.

La abrumadora masa cubrió todo el cielo. Si continuaran parados aquí, serían tragados en cuestión de segundos.

“¡Es por eso…!” Rio liberó su poder.

Todavía no tenía idea de qué era este poder, pero por alguna extraña razón, entendió cómo usarlo.

Por extraño que parezca, se sentía familiar en sus manos.

¿Por qué fue eso?

Haz una espada.

Rio imaginó el poder como una espada.

Esta era la forma más fácil para él de usar este poder en este momento. Su comprensión instintiva le dijo eso.

Aishia vino a pararse a su lado.

“Ese poder es demasiado para que lo maneje un cuerpo humano… Si te obligas a usarlo, tu cuerpo se desmoronará. Pero es por eso que estoy aquí”, dijo, tocando suavemente la mano de Rio que sostenía la espada. Tan pronto como lo hizo, desapareció como si se hubiera convertido en su forma espiritual. Pero inmediatamente después…

“…”

Rio jadeó, sus ojos se agrandaron

Podía decir que el poder fluía de su cuerpo.

No, podía decir que su cuerpo estaba siendo reconstruido.

Para hacer que el poder fuera más fácil de usar, su existencia estaba ascendiendo a algo más allá de la de un humano.

Ahora estará bien. Adelante, Haruto, resonó la voz de Aishia. “¡Haaah!”

Rio cortó su espada horizontalmente con todas sus fuerzas. Una luz cegadora que podía borrar todo fue liberada de su espada. “Que…” Los que estaban de pie junto al lago se quedaron sin palabras. El tsunami de tierra que era lo suficientemente alto como para cubrir los cielos había sido tragado por una luz cegadora.

Y cuando esa luz cegadora finalmente se desvaneció, el tsunami de suciedad se había desvanecido sin dejar rastro.

***

Inmediatamente después, la Santa Erica se paró donde la enorme criatura se había elevado antes. Antes había habido casi un kilómetro de distancia entre ellos, pero Rio había cerrado esa brecha en un instante…

“Ghh…”

…e incrustó su espada en el corazón de Erica. “Heh… Hehe…”

Érica estaba sonriendo. La voz que salía de su boca no era la del hombre, sino la original de Erica.

“Lo siento. No tenía otra opción”, le dijo Rio a Erica. Esta vez, él la mataría. Él fue capaz de matarla en su estado actual.

“Eres tan amable. No hay necesidad de disculparse”, murmuró Erica con una mirada vacía en sus ojos. “Incluso si no hubieras dado el golpe final, habría muerto de todos modos. Puedo decir. Usé más poder del que puedo manejar. El precio de eso es la muerte. Pero gracias a ti, puedo morir. Estoy tan, tan feliz, estoy encantada. Siempre, siempre quise morir… Así que gracias por matarme.” Erica sonrió desde el fondo de su corazón.

“Tú…” Rio se quedó sin palabras.

En primer lugar, nunca quisiste hacer esto, ¿verdad?

“Los humanos son criaturas extremadamente tontas y feas. Por eso no me arrepiento de lo que he hecho. Sigo pensando que esos tontos deberían morir. Pero hay gente amable por ahí. Gente tontamente amable. Debes ser uno de ellos. Así que tengo un favor que pedirte, amable. Depende de ti si escuchas”, dijo Erica con elocuencia, incluso cuando la luz en sus ojos se atenuó. Realmente no parecía haberse ido por mucho tiempo. Río se dio cuenta de eso.

“¿Qué es?”

“Hay una aldea remota en la nación que establecí, cincuenta kilómetros al este de la capital. El peor pueblo con la peor gente viviendo en él. Pero en lo profundo de las montañas más allá del pueblo, hay una cascada, donde está su tumba… Si es posible… me gustaría ser…”

La conciencia  de  Erica  comenzaba a desvanecerse. Hablando honestamente, su explicación fue bastante insuficiente, pero…

“Entiendo. Lo buscaré.” Rio captó la esencia y estuvo de acuerdo. “Gracias. Pide disculpas a Rikka por mí. Era una niña muy buena…” “Lo hare.”

“Gracias… Adiós, verdadero héroe. Estoy seguro de que ya lo sabes, pero ten mucho cuidado con los otros héroes…”

Con esas palabras finales, pronunciadas con satisfacción, la luz finalmente desapareció de los ojos de Erica.

***

Érase una vez, había catorce trascendentes en el mundo. El único dios de ese mundo creó un puñado de reglas absolutas.

Ni siquiera los catorce trascendentes podían escapar a esas reglas.

Y ahora, más de mil años después, se había desencadenado una de esas reglas.

***

Junto al lago, Miharu, Celia, Latifa, las otras chicas y la gente del Reino de Galarc estaban de pie, atónitos. Ni una sola persona podía siquiera comenzar a comprender lo que acababa de suceder.

Habían presenciado un cataclismo ante sus propios ojos, y luego ese cataclismo se había desvanecido por completo. Su completa confusión estaba muy justificada.

Entonces, alguien habló.

“Espera…” dijeron con una voz muy asustada. “¿Quién está peleando allí?”

-FIN DEL VOLUMEN 20-