Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 3

Capitulo 6: Sus Sentimientos

 

 

Dolor.

Dolor era todo lo que existía.

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La mayoría de los recuerdos de Kaito de su vida pasada comenzaban y terminaban con dolor.

Afligido por toda esa nostálgica agonía, Kaito abrió sus ojos.

Cuando recobró el sentido, se encontró acostado sobre una estera de tatami húmeda.

¿H-Huh?

Moscas zumbaban ruidosamente sobre sus ojos.

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Inspeccionó sus alrededores. Una bombilla fluorescente sucia se estaba meciendo del techo. La ventana estaba cubierta de cinta de embalaje, y sus dientes arrancados rodaban bajo la mesa de té.

Entonces Kaito miró su cuerpo. La camisa pegada a su escuálido torso se endureció por todo el sudor y vómito manchándola. Su brazo derecho estaba cubierto de laceraciones poco profundas, y su brazo izquierdo colgaba inmóvil y estaba saturado de manchas rojas oscuras.

Su tobillo estaba torcido en un ángulo extraño, y su estómago fue asaltado por un fuerte dolor, como si uno de sus órganos se hubiera roto.

Kaito echó un buen y largo vistazo a la situación en la que estaba. Estaba acostado sobre su costado en la habitación donde había sido asesinado en su vida pasada. Era casi como si todo lo que había pasado después de su resurrección hubiera sido nada más que algo que había soñado mientras estaba al borde de la muerte.

Frente a esa desesperada situación, un solo pensamiento cruzó su mente.

¿Qué, esto de nuevo?

Kaito recordaba esto.

Durante su prueba ceremonial con el Káiser, había pasado por exactamente la misma experiencia.

Al mismo tiempo, ahora entendía por qué murió La Mules, además de la naturaleza del ataque mental del Rey.

Aunque sus rangos estaban por debajo del suyo, bestias míticas y espíritus de primera clase eran similares en naturaleza a Dios, y convocarlas requería arrastrarlas desde un plano más alto de existencia. Para hacer eso, uno necesitaba una fuerte conexión con Dios, pero aparte de la Santa Sufriente, nadie podía contener ese poder dentro de sí mismo por mucho y todavía mantener su cordura.

Eso fue lo que Elisabeth había dicho.

Antes de que perdiera su razón, los recuerdos y la voluntad de la Mules debieron haber regresado a ella.

Entonces, en su confusión, había terminado volviéndose loca y matándose a sí misma.

Hombre, esto es cruel, definitivamente… Probablemente no les hizo mucho a los paladines. Pero sería brutal en alguien con un pasado traumático. Si esta hubiera sido mi primera vez, habría estado en problemas, también.

Justo como la última vez, Kaito movió su cuerpo por la fuerza mientras reflexionaba. Su cuerpo era poco más que piel y huesos; incluso el acto de respirar le hizo tener un espasmo con convulsiones. Pero se tambaleó por la habitación de todos modos, regurgitando jugos gástricos mientras caminaba.

Me pregunto cómo se supone que despierte de este sueño… Dado lo que le pasó a La Mules, si me mato a mí mismo en el sueño, siento que mi cuerpo real probablemente morirá, también.

Mientras pensaba detenidamente en su problema de manera casi locamente tranquila, cojeó hacia delante sobre su tobillo destrozado.

Mientras lo hacía, escuchó el sonido de la puerta de enfrente abriéndose y luego el ruido de pisoteo viniendo del corredor de enfrente. Probablemente su padre estaba en casa. Levantando la vista como si hubiera sido abofeteado, Kaito se detuvo de repente.

La puerta mosquitera de la habitación se abrió. El padre de Kaito estaba furiosamente gritando algo.

“Kaito, pequeña mier— ¿Bluh?”

Mientras lo hacía, Kaito coincidió la sincronización en que su padre entró furioso en la habitación y la usó para enterrar su puño en el rostro de su padre. Los propios huesos de Kaito se partieron, pero el golpe fue limpio.

Sangre salió a chorros del rostro de su padre. Su nariz había sido aplastada. Quizás incluso había sufrido una conmoción cerebral cuando se vino abajo sobre el suelo. Cubierto de sangre de su propia nariz, sus ojos se pusieron blancos mientras patéticamente se deslizaba en la inconsciencia.

“Fuera de mi camino.”

La voz de Kaito fue fría mientras hablaba por encima de su hombro. Luego ignoró completamente al hombre que había abusado de él por incontables hombres y al final incluso asesinado. Sin siquiera dar una mirada pasajera en la dirección de su padre, Kaito salió por la puerta mosquitera.

Arrastrando su cuerpo destrozado, avanzó por el húmedo corredor y abrió la puerta delantera.

En el otro lado de ella, no había nada más que oscuridad.

“…Huh, así que así es como es.”

En frente de una oscuridad que haría que cualquier humano sucumbiera instintivamente al terror, Kaito murmuró esas pocas palabras.

Hace tiempo, había pasado cientos de años subjetivos en un espacio similar. En este punto, tomaría más que eso para asustarlo. Sin una pizca de miedo, Kaito dio zancadas en la oscuridad.

Sabía perfectamente que no había nada que pudiera ganar si no caminaba hacia delante.

Este lugar realmente es como donde el Káiser me probó, pensó Kaito.

Poco a poco llegó a darse cuenta de eso, justo donde había sido probado, sus sensaciones corporales se estaban desvaneciendo. Se había convertido en un ser de consciencia solamente. No había nadie ahí que lo observara, interactuara con él, o lo desafiara. Y no tenía métodos a su disposición para confirmar sus propias sensaciones.

Era difícil probar la existencia del ser con nada más que consciencia en este espacio desprovisto de tacto, vista, escucha, y significado. Pero incluso en este mundo cruel, Kaito no dudó.

Simplemente siguió caminando en búsqueda de una salida sin una palabra.

Avanzó más y más, y más y más profundo en la oscuridad.

Luego Kaito se detuvo de golpe.

Podía escuchar una voz cantando una hermosa canción.

La voz responsable de ese suave tono era una que conocía bien.

Esa canción…

En verdad, Kaito nunca había escuchado una de esas antes. Después de todo, su madre había fallecido antes de que tuviera la edad suficiente para recordarla. Pero sabía que esa suave melodía no podría haber sido algo más.

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Esa es…

Era una canción de cuna. Estaba seguro de ello.

***

 

 

Kaito siguió la fuente de la canción. A medida que se acercaba más a la suave voz, el espacio alrededor de él se movía y cambiaba. Luz blanca comenzó a mezclarse con el negro de la oscuridad, y la penumbra vacía del espacio comenzó a tomar formas definidas.

Con el tiempo, su campo de visión se había aclarado completamente.

Antes de que lo hubiera notado, había llegado a la habitación de una niña.

…Reconozco esta habitación.

Ese fue el primer pensamiento que cruzó su mente mientras inspeccionaba la habitación.

Las paredes rectangulares estaban cubiertas con empapelado adornado con un diseño floral amarillo opaco, y junto a la ventaba estaban lindas esculturas de yeso como de repostería. Los muebles eran todos blancos, y sobre una hermosa cómoda con manijas de metal estaba un grupo de muñecas y peluches. Había una cama con dosel, también, con sábanas gris perla y un colchón pesado sin duda relleno de plumón.

Y sentada en la cama estaba una niña sobre una pila de cobijas.

Era hermosa, pero su tez fue arruinada por los efectos de una agresiva enfermedad.

La manera en que su largo cabello negro estaba anudado y despojado de su lustre era dolorosa de mirar. Sus rasgos eran tan finos que se veían casi inhumanos, pero su piel era pálida y sus labios estaban agrietados y cubiertos de sangre. A pesar de todo eso, sin embargo, su expresión era extrañamente calmada.

Aunque estaba teñida con la sombra negra de la muerte, tenía una solitaria, pero serena sonrisa en su rostro.

Su pecho húmedo y enrojecido con sangre, tejió su canción.

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“…Elisabeth.”

“Marianne me enseñó esta canción, ¿ves?”

Una voz joven sonó.

Kaito, no habiendo esperado una respuesta, tragó bruscamente.

En algún momento, se había girado para mirarlo. Podía ver su reflejo en sus grandes ojos.

Estaba a punto de llamarla, a la joven Elisabeth, pero se detuvo.

Cuando dijo el nombre de Marianne, había genuino afecto en su voz.

Marianne se había vuelto loca a causa de Elisabeth, y Kaito mismo la había asesinado. Si hubiera sido la normal Elisabeth diciendo su nombre, su voz habría estado llena de nostalgia además de un profundo arrepentimiento y un tinte de repulsión.

La Elisabeth delante de él probablemente no sabía nada sobre lo que había pasado.

Habiéndose dado cuenta de eso, Kaito decidió dar un suave y tranquilo asentimiento de cabeza.

“Sí, es una linda canción y una dulce… Una canción de cuna.”

“¿Verdad? ¡Sabes, Marianne la cantará para mí siempre que se lo pida!”

La joven Elisabeth hinchó su pecho con orgullo. Pero al momento siguiente, se hizo bola como si hubiera sido golpeada por una flecha.

Apretando su pecho con sus pequeñas manos, Elisabeth comenzó a toser con tal intensidad que parecía que vomitaría sus intestinos.

“Hic… Hic… Cough, cough… Hack, hack, hack—”

“¡Elisabeth, ¿estás bien?!”

En pánico, Kaito se acercó rápidamente a su lado. Mientras temblaba adolorida, suavemente acarició su frágil espalda. La angustia en la que estaba era desgarradora. Kaito amargamente lamentó que no pudiera hacer más por ella.

Con el tiempo, Elisabeth se estabilizó. Se limpió la sangre de sus labios, luego alzó su mirada. Con lágrimas brotando en sus inocentes ojos, miró a Kaito.

“Gracias, estoy bien ahora… Pero, ¿huh? ¿Quién eres, señor?”

“Soy…”

“Debería ser la única en esta habitación… ¿De dónde en el mundo saliste?”

Kaito no sabía cómo responder. No tenía ni idea de qué tipo de respuesta debería dar.

Como el sirviente de la Torture Princess, no podía dar una respuesta verdadera que no la lastimaría. Sin importar qué le dijera, indudablemente le causaría dolor.

No sé si su joven corazón pueda manejar cuán cruel es la verdad.

La explicación por la que Kaito se decidió finalmente era vaga pero verdadera, sin embargo.

“Estoy de tu lado.”

“¿Mi lado?”

“Sí. Sin importar qué pase, siempre estaré de tu lado.”

Kaito hizo su firme declaración. La joven Elisabeth parpadeó repetidamente e inclinó su cabeza al costado confundida. Pero parecía que había sido capaz de transmitir su amabilidad, por lo menos.

Después de un momento, Elisabeth le dio una tímida sonrisa.

“Oh. Supongo que lo estás.”

“Sí, lo estoy.”

“Dime, señor. ¿Quieres escucharme cantar un poco más?”

“…Sí, eso sería lindo.”

“¡Entonces qué tal si canto para ti!”

Su voz llena de vitalidad, Elisabeth reanudó su canción. Kaito escuchó en silencio la dulce melodía.

El tiempo pasó con calma. Era como si estuvieran jugando a la casita. Pero de repente, el bajo rugido de una bestia resonó e hizo añicos esa paz.

En algún lugar más allá de la ventana, un sabueso estaba aullando, como si estuviera llamando a alguien.

Al escuchar la estruendosa voz, Elisabeth tembló. Asustada, se agarró firmemente a Kaito.

“Haz que pare… Tengo miedo…”

“Elisabeth.”

“Todo ahí fuera dan tanto miedo. No, no más… Ya no voy a salir ahí.”

Sus palabras tenían un matiz sincero en ellas.

En el momento en que las escuchó, Kaito se dio cuenta de algo.

Elisabeth estaba enferma cuando era joven, así que no debería haber tenido muchas oportunidades de dejar el castillo.

Si ese era el caso, entonces ¿a qué Elisabeth pertenecían esas palabras?

Había un cierto hecho del que Kaito había estado consciente desde hace mucho.

Elisabeth había sido tragada por el ataque mental al mismo tiempo que lo había sido Kaito. Este era su mundo. Después de caminar por el espacio que el demonio había creado, había llegado a un lugar formado de sus recuerdos de niñez. Las palabras saliendo de su boca pertenecían no solo a la joven Elisabeth sino a su ser actual, también.

La joven Elisabeth sacudió su cabeza una y otra vez, y lágrimas brotaban en sus grandes ojos mientras hablaba.

“Estoy harta de ello… Todo ahí fuera es doloroso y aterrador… Y no le agrado a nadie ahí fuera. Todos me odian tanto, tanto.”

“… ¿Lo hacen?”

“¡Lo hacen! Todos habrían estado mejor… Marianne habría estado mejor…si yo simplemente me hubiera quedado aquí y hubiera muerto. Si simplemente hubiera hecho eso, entonces la Torture Princess nunca habría nacido.”

A medida que continuaba, el tono en su voz perdía su juventud.

Cuando murmuró lo siguiente, su tono se impregnó de desesperanza.

“Ninguna de esas personas inocentes habría muerto.”

La Elisabeth actual era terca. Probablemente nunca les habría dado voz a esas palabras.

La joven Elisabeth estiró una temblorosa mano. Con ella, se aferró con fuerza al dobladillo de la camisa de Kaito.

“Señor, estás de mi lado, ¿verdad?”

“…Sí, lo estoy.”

“¿Puedes quedarte aquí conmigo para siempre, entonces?”

Kaito no había esperado eso. Sus ojos se abrieron de par en par, y la miró directamente.

Elisabeth lentamente cerró sus ojos.

Entonces la chica que había perdido a sus dos padres, había vuelto loca a su tutora, asesinado personas, y sido abandonada por toda la creación susurró.

Isekai Goumon Hime Volumen 3 Capitulo 6 Novela Ligera

 

“Es solitario, estar solo.”

En el momento siguiente, Kaito la abrazó con fuerza.

La joven Elisabeth dio un pequeño soplido. Kaito apretó su cuerpo con toda su fuerza.

Probablemente la estaba lastimando, pero simplemente se quedó sin fuerzas sin hablar.

Mientras sostenía su cálido y frágil cuerpo lo suficientemente fuerte como para protegerla de todas las adversidades del mundo, Kaito susurró en respuesta.

“Sabes, tengo alguien que admiro.”

“¿Alguien…que admiras?”

“Sí. Es realmente fuerte y realmente aterradora y una pecadora terrible. Las personas la odian, la aborrecen, y le dicen que muera.”

“…Creo que el mundo estaría mejor sin personas como ella.”

“Pero verás, ella me salvó.”

Había una gran convicción detrás de sus palabras. La joven Elisabeth probablemente no recordaba invocarlo. Aun así, su cuerpo se estremeció. Obedientemente permaneciendo en el abrazo de Kaito, susurró con voz tímida.

“… ¿Señor?”

“La gente dice que es como un demonio, pero he visto su sonrisa, he visto la manera en que vive más noblemente que cualquier otra persona, y he visto la manera en que sigue peleando sus duras batallas. Para mí, ella es un héroe.”

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La joven Elisabeth se agitó un poco. Relajando la fuerza en sus brazos, Kaito miró fijamente su rostro.

La joven Elisabeth y la actual Elisabeth eran las mismas pero diferentes. La chica no parecía saber de qué estaba hablando, ya que tenía una expresión perpleja en su rostro.

A pesar de eso, Kaito le sonrió y siguió hablando suavemente.

“Me gusta mucho. Haría cualquier cosa por su bien.”

“¿En serio?”

“Sí. Le prometí a mi amante que viviríamos juntos. Pero ella entiende que, si no apreciara a esta persona, entonces yo no sería yo mismo… Por el bien de esa persona, podría hacer o convertirme en lo que fuera necesario. Nunca se lo he dicho en persona, pero ella es muy, muy importante para mí.”

Abruptamente, colocó sus manos en los hombros de la joven Elisabeth. Luego suavemente la separó de sí mismo.

Después de eso, silenciosamente cerró sus ojos. Podía escuchar el aullido de un perro de lejos en la distancia. El sabueso de primera clase estaba llamando a su amo.

Cuando abrió sus ojos, estaban llenos de determinación. Sin vacilación, le dijo a la joven Elisabeth lo que tenía que decirle.

“Por eso no puedo quedarme a tu lado. Me tengo que ir.”

“¿Por qué? ¡¿Por qué me dejas?!”

Gritó la joven Elisabeth, incapaz de entenderlo.

Se aferró a su brazo, como rogándole que no se fuera. Pero Kaito simplemente se sacudió suavemente sus pequeñas manos y en silencio le dio su espalda a la niña. Luego se levantó de la cama.

Mientras lo hacía, una mano del tamaño de un adulto agarró el dobladillo de su camisa.

“¡¿Por qué, Kaito?!”

“Porque te amo. Por eso no puedo quedarme aquí.”

Sin una pizca de indecisión, vacilación, o timidez, hizo su declaración.

En algún momento, su ropa se había transformado de la camisa cubierta en sangre y sudor a su vestimenta parecida a un uniforme militar.

Obstinadamente negándose a darse la vuelta, Kaito continuó su declaración a Elisabeth.

“Si quieres quedarte aquí, que así sea. No voy a detenerte. Y no dejaré que alguien más se queje de tu elección, tampoco. Si no quieres pelear más, entonces eso está bien, también. Has hecho más que suficiente. Simplemente puedo ir en tu lugar.”

“¿Qué…estás…?”


“Mataré al Rey y al Gran Monarca y salvaré la capital. Hasta que mate al Rey y el sueño termine—en realidad, ya sabes, si no escapas de él, podría simplemente seguir activo. Si crees que eso te hará más feliz, entonces adelante. Adiós, Elisabeth.”

Y con ese cariñoso murmullo, Kaito caminó hacia delante. Mientras lo hacía, la fuerza en los dedos agarrando su ropa poco a poco se debilitó.

Entonces Elisabeth lo soltó. Mientras caminaba en la oscuridad, continuó.

“Torture Princess Elisabeth Le Fanu, noble loba y humilde cerda—aunque todos los demás te desprecien, siempre te tendré en más alta estima que cualquier otro en el mundo.”

Con esa declaración como su nota de despedida, Kaito dejó la habitación.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta, un sonido resonó.

El duro y resuelto sonido de tacones chocando resonó a su lado.

Los ojos de Kaito se abrieron de par en par.

Cabello negro sedoso estaba ondeándose justo junto a él, además de un vestido con su interior teñido de escarlata. Una mujer llevando un provocativo traje bondage pasó de su lado y comenzó a caminar delante de él. Kaito intentó llamar su pálida espalda.

Pero antes de que pudiera, su fría voz habitual resonó y lo interrumpió.

“No me menosprecies, Kaito. ¿Solo quién crees que soy?”

Miró por encima de su hombro, directamente hacia él. Sus ojos carmesíes ardiendo con orgullo.

Entonces la mujer que había sido abandonada por toda la creación hizo su firme declaración.

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

Al escuchar esas palabras, Kaito cerró sus ojos. Luego asintió con una débil sonrisa derrotada en su rostro.

Después de lentamente abrir sus ojos, se encontró parpadeando involuntariamente repetidamente.

Elisabeth estaba de pie ante él y dándole una suave sonrisa.

Kaito soltó la tensión de sus hombros y, sin vacilación, extendió su mano hacia Elisabeth como si la invitara a bailar. Y justo como antes, ella colocó su mano encima de la suya.

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Kaito envolvió su pálida mano en su bestial mano izquierda.

Entonces los dos comenzaron a caminar en dirección del perro aullando.

***

 

 

“… ¡H-hwah!”

“Veo que finalmente has despertado, Oh indigno amo mío. Si te hubieras tardado un momento más extenso, estaba pensando en devorarte completo.”

“Realmente debes hacer algo respecto a ese temperamento tuyo, Káiser. Pero el hecho es que despertaste exitosamente a mi querido sucesor y a mi preciada hija, y por eso estoy agradecido. Sería bastante aburrido para ellos morir aquí, por no mencionar el hecho de que yo sería llevado también.”

Cuando se despertó, Kaito se giró hacia las ofensivas voces.

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Ignorando al hombre y la bestia, les dio un vistazo a sus alrededores. Los rostros del Rey se habían desvanecido, y los muros carnosos habían regresado a su estado original. Pero él y Elisabeth se habían desplomado y estaban siendo succionados en el suelo. Fibras rojas espeluznantes ya habían comenzado a arrastrarse por sus cuerpos. Si hubiera estado fuera más tiempo, habría estado en problemas.

Mientras rasgaba las fibras musculares, que incluso habían empezado a meterse bajo su piel, Kaito habló con un tono molesto.

“…Hey, Káiser. Me alegra que me llamaras; eso fue útil. ¿Pero te habría matado arrastrarme antes de que quedara así?”

“Dije que planeaba consumirte si fallabas en despertar, ¿no es así? Ese era el punto en que pretendía rescatarte.”

“¿Me estás jodiendo? Te lo ruego, hombre, haz algo respecto a ese temperamento tuyo. No puedo quitar la sensación de que realmente vas a comerme uno de estos días.”

Kaito removió las raíces de la carne que lo habían estado atrapando. Sangre salió de los pequeños agujeros que habían perforado en su piel. Sin embargo, a Kaito no le importó particularmente. Miró a su costado, luego llamó a su compañera en la arrancada de raíces.

“…Elisabeth.”

No respondió, simplemente levantándose sin una palabra. Mientras limpiaba la suciedad de su vestido, Elisabeth se giró hacia el feto demoníaco. Después de mirarlo atentamente por un momento, le dio a Kaito sus órdenes.

“Lideré con esta cosa. Tu tarea es matar al Rey y al Gran Monarca antes de que puedan atacar.”

“Muy bien, entendido.”

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Su voz era tan fría como siempre, como si nada hubiera pasado. Kaito asintió con la cabeza. Los dos se pararon espalda con espalda. Ambos levantaron sus brazos, como si llevaran a cabo una ejecución.

Entonces dijeron al unísono.

“Behead.”

“—La (rend).”

[Nt: Behead=Decapitar. Rend=Desgarrar.]

Kaito y Elisabeth balancearon sus cuchillas. El fuerte y salpicante ruido de sangre siendo cortada hizo eco por la habitación.

Los corazones delante de Kaito se rasgaron, y la sangre comenzó a salir a chorros de ellos. Mientras sus trozos se esparcieron por la habitación, los dos cadáveres rodaron penosamente sobre el caos. Sus cuerpos estaban derretidos, pero apenas podían ser identificados como un hombre y una mujer.

El Rey y el Gran Monarca estaban muertos. Dándose cuenta de que marcaba el fin de su larga batalla, Kaito dio un suspiro de alivio.

Mientras lo hacía, una voz tensa sonó detrás de él.

“…No puedo matarlo.”

“¿Huh?”

“¡Mi hoja no puede perforar a este bebé!”

Después de escuchar las palabras de Elisabeth, Kaito se giró.

El capullo carnoso latía. Debería haber sido cortado limpiamente, pero ni siquiera tenía un rasguño en él. Luego se hinchó desde dentro, y grietas rojas comenzaron a aparecer en su superficie sospechosamente brillante.

De repente, el líquido amniótico salió a chorros y empapó los pies de Kaito y Elisabeth.

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Kaito miró fijamente con horror mudo la escena que se desarrollaba poco a poco ante él.

Algo había se había desplomado sobre el suelo.

Una risa inocente, una que no encajaba ni con el tiempo ni con el lugar, resonó.

“… ¡Ha-ha!”

Ante sus mismos ojos, un bebé demoníaco había nacido en el mundo.

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