Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 3

Capitulo 5: Su Respectivo Orgullo

Parte 1

 

 

Pensando en el pasado, había pasado un tiempo desde que Kaito había reencarnado en este mundo, sin embargo, se sentía como si hubiera pasado en un momento. Reflexionó sobre los días que había pasado peleando contra los catorce demonios. La retorcida y alegre vida que había compartido entre ellos finalmente estaba llegando a su fin.

“…La batalla final, ¿huh?”

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Mientras murmuraba, Kaito abrió sus ojos cerrados.

Este lugar era el último escalón llevando a la horca.

La Torture Princess y su sirviente habían llegado a su último destino.

El camino de piedra llevando a la masa de carne se extendía ante él.

Sin avisar, el ordinario y común camino se empapó de gris a mitad de su longitud. La frontera estaba directamente delante del rostro de Kaito, tan claro y obvio como si hubiera sido dibujado con un cuchillo.

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Más allá estaba una vista que haría que cualquiera mirando dudara de su cordura.

Todo allí estaba manchado de gris. Las superficies de los edificios y árboles estaban erosionadas, como si cientos de años hubieran pasado.

No había ninguna señal de vida a la vista, por supuesto. Incluso el aire mismo era frío y rígido.

Los tenues rayos de la luz solar de la mañana se difuminaban y se desvanecían en el gris también, muy parecido a cómo lo harían en las profundidades de un pantano.

Kaito utilizó todos sus sentidos para intentar imprimir una forma comprensible en el mundo más allá de la frontera.

El espacio más allá de aquí es un cadáver en sí mismo.

Se sintió como si estuviera de pie ante el cadáver de alguna enorme criatura con nada de su presencia o calor restante. Toda la zona, la cual debería haber estado rebosante de energía, se había transformado en un cadáver vacío.

El espacio era la muerte misma, y estaba lo suficientemente cerca para que la tocara.

“Había pensado que te habías desvanecido, pero aquí estás.”

La voz que llamó desde el lado de Kaito estuvo acompañada por el duro sonido de tacones golpeando. Envió una mirada de costado hacia ella. Elisabeth estaba ahí.

Sus brazos estaban cruzados, y su expresión era agria. Tenía sentido que no se hubiera encontrado con él hasta entonces. Cuando la mañana había llegado, inmediatamente había dejado la plaza después de vestirse. Había sabido que había una posibilidad de que Elisabeth intentara evitar que él viniera.

Kaito no le dio mucha respuesta. Elisabeth siguió su contrainterrogatorio.

“Ahora, entonces. ¿Exactamente qué estabas haciendo que requería que te escabulleras durante toda la noche? Incluso fuiste lo suficientemente astuto para conseguir a los paladines de tu lado.”

Kaito su mirada de la de ella.

Mirando atrás hacia la sección del mundo que el demonio había destruido, le respondió en voz baja.

“…Algo estúpido.”

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Mientras hablaba, de repente sintió que tiraron de su lóbulo de la oreja.

Elisabeth sin piedad tiró de su oído.

“¡Es completamente obvio que tramabas algo estúpido, tonto! ¡No vayas a tratar esto como si nada! ¡¿Quién te crees que eres, Vlad?!”

“¡Ow! ¡Ow, ow, ow, ow, ow! ¡No me importa el dolor, Elisabeth, pero va a ser un problema pegarla de nuevo si la arrancas! ¡También, no me parezco nada a él!”

Kaito luchó, agitando sus brazos en resistencia. Los hilos de locura que mantenían su rostro tenso se habían roto abruptamente. En lo profundo de su bolsillo, su piedra se agitó para expresar su exasperación.

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Habiendo sentido un cambio en su expresión, Elisabeth resopló y soltó su oreja.

“Bueno, tengo bastante idea. Tus reservas de maná han aumentado, después de todo. Estabas tramando algo bastante estúpido, ciertamente.”

“…Seh, imaginé que tendrías atrapado.”

“Ha, todavía no tengo ni idea en cuanto a tu objetivo. Sin importar qué tontería digas ahora, nada cambiará, ni tengo la intención de dejar que lo haga… Pero en este momento, ese poder tuyo puede ser de utilidad.”

“Sabes, Godot Deus me dijo algo similar.”

“Su juicio fue el mismo que el mío, ¿eh? Muy bien. Intenta mantenerte con vida.”

Dijo Elisabeth, y Kaito asintió con la cabeza.

Al menos no me dijo que me quedara afuera.

Secretamente contento por esto, Kaito inspeccionó sus alrededores.

La única persona de pie a su lado era Elisabeth. Los Caballeros Reales y los paladines no los habían seguido. Si lo impensable pasaba y la Torture Princess caía, tenían que estar listos para tomar medidas para abandonar la capital y sellar el demonio dentro. Por eso, necesitaban preservar tanto personal como fuera posible.

La decisión de Godot Deus había sido correcta. La Torture Princess y su sirviente se enfrentarían a la muerte solos.

Justo como lo hicieron en su primera batalla.

Como siempre, y justo como fue en el principio, ¿huh?

Con ese pensamiento, Kaito asintió con la cabeza. Sin embargo, había una cosa que encontró decepcionante.

No tener al autómata que llevaba un hacha, la amada de Kaito, a su lado lo hizo sentir un poco desanimado y solitario. Pero se sintió orgulloso del hecho de que no había dejado a la Torture Princess sola.

“A lo largo de la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, fue acompañada por un solo sirviente tonto.”

Kaito pensó que eso sonaba bien.

“…Vamos.”

“…Mm-hmm.”

A diferencia de una vez antes, Elisabeth no lo acusó de dar una respuesta impropia de un sirviente. Lado a lado, los dos entraron al espacio gris.

Mientras lo hacían, cruzaron el límite. En el momento en que lo hicieron, Kaito fue envuelto por completo por el espacio en el cual todo lo que existía estaba mal.

El Káiser suavemente susurró en su oído, como si lo molestara.

“Bienvenido al mundo de los demonios. Bienvenido a la pesadilla.”

Ya veo. Esto es…

¿Qué realmente significaba para el mundo ser destruido?

¿Cuál era la verdadera naturaleza de los actos que los demonios cometían?

En ese momento, Kaito en verdad lo entendió.

***

Era tranquilo ahí.

Y estaba envuelto en una absoluta y abrumadora sensación de paz.

Los sentidos de Kaito del tacto, oído y vista colectivamente hicieron eso abundantemente claro.

En ese espacio gris, todo estaba muriendo uniformemente, siendo asesinado, y en silencio.

Los demonios eran seres que se alimentaban del dolor de las creaciones de Dios. Normalmente, estarían rodeados de incesantes gritos. Sin embargo, una vez que había tomado todo lo que podían, las ruinas que dejaban atrás estaban envueltas en un sorprendente grado de tranquilidad.

De cierto modo, esto tenía sentido.

Una vez que algo había sido destruido hasta su núcleo, nada poseía los medios para destruirlo más.

El Diablo destruye el mundo, y Dios lo crea.

En ese momento, ese lugar estaba esperando a que Dios viniera a reensamblar lo.

En este acromático, los vivos eran claramente los extraños. Perplejo por el hecho de que eran los perturbaban la tranquilidad, Kaito de repente se dio cuenta de algo.

Los demonios son fundamentalmente malos. Pero al mismo tiempo, la moral humana no se aplica a ellos.

Las palabras que Vlad le había dicho una vez cruzaron por sus oídos de nuevo.

“Antes de ser convocados, existen en una dimensión superior. No poseen pensamientos humanos, no pueden usar el habla, y no están equipados con sentidos. Cuando los demonios de rango más alto se materializan, reflejan a su invocador y rebajan hasta un punto donde pueden entenderse como simples almas malvadas.”

“Si no lo hicieran, nosotros los humanos ni siquiera seríamos capaces de comprender sus existencias.”

“…Un mal que los humanos ni siquiera pueden comprender.”

Mientras repetía esas palabras para sí mismo, Kaito llegó a darse de cuenta de algo.

Los demonios fundamentalmente se diferían de la manera en que la sociedad humana definía el mal.

En el pasado, Kaito se había enfrentado contra los catorce demonios y presenciado de primera mano los actos de crueldad que habían cometido. Pero aquí en este tranquilo mundo notó la primera vez que su cuerpo se puso rígido no con ira sino con puro terror.

Una vez que los demonios ejercían su verdadero poder, no tenían nada que los humanos pudieran considerar un objetivo. Había sólo pura y absoluta destrucción.

Ahora Kaito de manera visceral comprendió eso.

Dios y el Diablo no eran entidades con las que el hombre se suponía que interactuara.

“¿Qué diablos estaba pensando Vlad, invocando algo así?”

“Una pregunta perfectamente razonable, mi querido sucesor. Pero es sólo humano tomar lo que no podemos comprender y, aunque todavía ignorantes de su verdadera naturaleza, usarlo para nuestros propios fines.”

De repente, la voz de Vlad hizo eco por todo el mundo gris.

Levantó su cabeza sorprendido y miró en la dirección opuesta de donde estaba Elisabeth.

“Al convocar demonios y arrastrarlos a nuestro nivel, obtenemos poder. Quizás no fue respetable, pero preferiría no ser injustamente acusado de estupidez.”

En algún momento, su delgada figura había flotado hacia arriba. Sus largas piernas estaban cruzadas, como si estuviera sentado en una silla. Mientras hablaba, tenía una sonrisa que podría ser descrita mejor como encantadora.

“Éramos carnívoros por naturaleza—es sólo humano querer consumir todo lo que uno pueda.”

Vlad melodramáticamente extendió una mano delante de él mientras hablaba. Mientras miraba los andróginos rasgos de Vlad, Kaito ignoró la mayoría de lo que estaba diciendo y afligidamente le hizo una pregunta.

“Hey, Vlad. No pasé magia por tu piedra, entonces ¿cómo te materializaste?”

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“Las reglas del exterior no aplican en este espacio vacío, ya ves. Frente al ‘cero,’ tanto los vivos como la reproducción de almas en piedras equivalen a ‘unos’ igualmente. Aunque no posee carne, mi alma recibe forma en el sentido más verdadero aquí dentro. O más bien, aunque digo todo eso, no podría realmente decirte cuáles son los principios subyacentes o cómo funcionan. Mi investigación es deficiente. Demo admitir, sin embargo, que ser capaz de tomar forma por mi cuenta es bastante agradable… Oh, cuidado ahí.”

El rostro de Vlad se difuminó contundentemente. Un colmillo afilado estaba atravesando su cuerpo fantasmal.

Kaito asumió que era Elisabeth quien lo hostigaba, pero en realidad, era el Káiser. El sabueso de primera clase también se había materializado en este espacio, probablemente independientemente de su propia voluntad.

Mientras el Káiser le mordía con fuerza, Vlad se encogió de hombros irritado.

“¿Cuál podría ser el problema, Káiser? Había pensado que tu ira se había reducido un poco.”

“¡Tonto! ¡Hace un momento, te estabas burlando de nosotros los demonios! ‘Queriendo consumir todo a la vista’… ¡Cesa tu cantar, débil pobre imbécil pusilánime que fue y murió más allá de mi alcance! ¡Pones en marcha esa insoportable boca demasiada, Oh Él Quien Sueña Con El Infierno En Su Mente!”

“Santo cielo, ¿no estás en mal genio? ¿Solo por la influencia de quién podría haber sido causado eso…? Oh, cálmate.”

Una vez más, su rostro se difuminó de una manera graciosa. Esta vez, fue debido a las estacas de Elisabeth. Además, incluso la expresión de Vlad se agrió. Dado su temperamento, probablemente no le gustaban las situaciones donde era incapaz de fanfarronear.

Girándose hacia Elisabeth, Vlad hizo su protesta.

“Aunque me encantaría dejarte hacer tus adorables bromitas, ¿te importaría parar, Elisabeth? Seguramente ahora no es momento para estar desperdiciando maná así.”

“Ha, no te preocupes. Casi no hace falta maná en absoluto para atravesar tu antiestético rostro.”

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“Dices eso, pero no debes bajar la guardia… Como mi querido sucesor acaba de escuchar del Káiser, este aquí es el mundo de los demonios.”

De repente, los labios de Vlad se enroscaron. Abrió ampliamente sus brazos.

Recuperando su comportamiento normal, habló con un desagradable tono.

“En verdad, las profundidades de la pesadilla del hombre. Y no crean que están a salvo solo porque está silencioso. Incluso este espacio, envuelto como está en una interminable tranquilidad, escupirá dolor fresco con el fin de contaminantes extraños.”

Sus movimientos teatrales, Vlad ágilmente extendió su brazo y señaló lo profundo en el brumoso y gris mundo. Kaito siguió hasta donde Vlad estaba señalando.

Cuando lo hizo, su nublosa y poco clara visión instantáneamente se aclaró.

Una sombra de carmesí puro se asomó en la distancia. Tras una inspección detallada, estaba retorciéndose. El muro de carne estaba por encima de sus cabezas, palpitando como si fuera el mismo corazón del mundo.

“Ya veo, ya vienen.”

Vlad habló en una entretenida y medio burlona voz. Sus palabras fueron como una señal.

El silencio y la tranquilidad se desmoronaron.

Kaito tragó saliva. Una ola de dolor se estaba hinchando de la base de la masa de carne.

Más subordinados de los que había visto alguna vez antes estaban avanzando hacia él y Elisabeth.

***

 

 

La muerte aulló. El dolor clamó.

Todos estaban alineados, como un desfile o una orquesta, apareciendo ruidosa y escandalosamente.

El tumulto que hicieron hizo que pareciera como si todo el dolor en el mundo se hubiera reunido en un lugar.

Debido a la misiva de emergencia que Elisabeth había recibido de la Iglesia, Kaito había sido consciente del hecho de que cuando la masa de carne se había expandido violentamente, había masacrado a un tercio de los habitantes de la capital. Para ser más precisos, o los había transformado por la fuerza en subordinados o los dejaba como humanos solo para matarlos espantosamente. Sin embargo, fue sólo cuando estaba frente a la horda que se dio cuenta de sólo cuán insuficientemente fue su imaginación en comprender el alcance de las bajas.

Los subordinados de color carmesí, melocotón, negro, y de color herrumbre llenaban el horizonte al límite.

Los subordinados que habían asaltado la plaza y los que habían sido asesinados por La Mules deben haber sido nada más que una fracción de sus filas. Incluso solo contando los que estaban en el campo de visión de Kaito, se contaban en miles.

Habiendo sentido los enemigos acercándose a la masa de carne que era su amo, las hileras de los subordinados aumentaron por minuto.

Uno por uno, levantaban gritos rencorosos contra aquellos que habían sobrevivido. Luego avanzaron hacia delante en una ola.

Los humanos normales no habrían tenido los medios para levantarse contra ese ejército.

Pero Kaito sabía que la mujer de pie ante ellos estaba en una liga propia.

La Torture Princess era una pecadora sin igual, una que había masacrado a toda la población de su feudo.

“Reenactment of the Plain of Skewers: Impaled Victim*.”

[Nt: Reconstrucción del Plain of Skewers: Víctima empalada.]

¡Shunk, stab, stab, stab, stab, stab, stab!

Centenas de estacas de hierro brotaron del suelo, destruyendo los edificios erosionados mientras avanzaban. Uno tras otro, perforaron a los subordinados y levantaron sus trágicos cadáveres en el aire. Parecía casi como si estuvieran siendo ofrecidos a algún ser oscuro.

“¡La Guillotine, the Decapitating Saint! Splendid Executioner: The Boondock Saints!”

Incontables cuchillas aparecieron y formaron un fantástico gigante, alrededor del cual estaban un grupo de santas blancas. Mientras las santas miraban hacia los cielos, Kaito chasqueó sus dedos.

“—La (dance).”

Una cuchilla rectangular cortó el cielo cuando entró volando.

Kaito, el gigante, y las santas todos comenzaron sus ataques simultáneamente. Sus afiladas cuchillas cortaron a través del grupo de subordinados.

Un casi excesivo chorro de sangre se derramó, y los cuerpos comenzaron a apilarse a un ritmo rápido. Pero, aunque las probabilidades se veían favorables a primera vista, Kaito y Elisabeth fruncieron el ceño.

“…Es problemático.”

“Sí…”

Los subordinados habían comenzado a agarrar las cuchillas que formaban al gigante, rompiendo en mil pedazos sus propios brazos en el proceso. Aunque el costo de derramar inmensas cantidades de sangre, todavía se las arreglaron para arrancar las cuchillas del cuerpo del gigante. Docenas de subordinados murieron debido a la pérdida de sangre. Pero como hormigas desmontando una araña, finalmente terminaron desmantelando al gigante.

Agarradas por incontables manos, las La Guillotines también se hundieron en el mezquino mar de subordinados.

Elisabeth chasqueó sus dedos de nuevo.

“¡Gluttonous Hellhole*!”

[Nt: Infierno Ávido, también “Hellhole” se puede traducir como “lugar horrible”.]

Un agujero se abrió en el suelo, uno mucho más grande que el Infierno que normalmente convocaba.

Mientras la tierra cedía, se tragaba a los subordinados, y los escarabajos y gusanos del inframundo dentro los despedazaban con sus poderosas mandíbulas. Sin embargo, los subordinados no vacilaron. Saltaron al agujero, uno tras otro. Incapaces de resistirlo, los bichos fueron aplastados. Jugos verdes brotaron de sus aplastados cuerpos.

El hueco finalmente se llenó con cadáveres, y los subordinados avanzaron sobre él.

Marchaban hacia delante con agresiva simplicidad, quitando cualquier obstáculo que estuviera en su camino.

Luego una feroz oscuridad cubrió el cielo, como si un tifón estuviera llegando. Una densa nube negra apareció violentamente ante los ojos de Kaito y Elisabeth. Eran aún más subordinados.

Las horribles criaturas con alas estaban planeando por el cielo al unísono.

Kaito manipuló su hoja, y Elisabeth convocó aún más dispositivos de tortura. Pero contra los números que estaban enfrentando, los que mataron no serían más que una gota en un balde.

Abrumado por las olas acercándose desde la tierra y el cielo, Kaito recordó las palabras que Elisabeth había dicho una vez.

“Los números engendran fuerza. Y uno puede lograr mucho a través del uso de la fuerza.”

…Así que esto era de lo que estaba hablando.

Sus pasos sacudían la tierra, y sus aullidos dividían el cielo.

Era como si estuviesen viviendo el fin del mundo en carne propia.

“Hmm, ahora esta es una situación donde disparar un cañón a un grupo de hormigas parece razonable. Ten en cuenta esto, chico. Incluso si entrara en el combate, la cantidad que puedo devorar de golpe es limitada. ¿Qué quieres que haga? Mancharía mi buen noble si fuera a permitir que mi amo sea consumido por carne de cañón. No me importaría llevarlos a ambos en mi espalda y saltar por encima de esa muchedumbre, sabes.”

El Káiser le planteó una pregunta atípicamente benévola a Kaito. Sin embargo, Kaito sacudió su cabeza.

“No… Si dejamos que esos tipos salgan, los caballeros y las monjas estarán en peligro, olvida la gente que no ha sido capaz de evacuar la ciudad aún.”

“Ha, una broma espléndida. La hija de Vlad y yo podríamos mantenerlos controlados, pero aniquilarlos es otro asunto totalmente. Te lo dije una vez antes, chico. Uno que olvida su más grande deseo no es nada más que un tonto haciéndose pasar por santo.”

Kaito mordió su labio ante las palabras del Káiser. Sabía que el Káiser tenía razón. No tenía sentido contener la corriente del arroyo mortífero si los dejaba incapaz de avanzar.

Aún estaban el Gran Monarca y el Rey con los que combatir más allá de esta horda.

Kaito sabía eso, pero todavía no podía forzarse a estar de acuerdo. Miró hacia la Torture Princess, como si le rogara.

“Elisabeth…”

“¡Basta ya de esa voz sombría! Aunque normalmente te aconsejaría que los pensamientos ingenuos no tienen lugar en el campo de batalla, incluso yo lo entiendo. Si no hay otra opción, mejor reducimos sus filas. Si simplemente los dejamos deambular libres así, la capital probablemente será aniquilada. No sería un asunto de risa si nosotros dos termináramos siendo los únicos sobrevivientes.”

“Ves, sabía que lo verías de esa manera”

“¡Deja de hablar de mi en ese tono cálido!”

Kaito asintió con la cabeza hacia Elisabeth, que estaba furiosa. Sin embargo, esta era una apuesta demasiado peligrosa.

Por primera vez, lamentó el hecho de que los dos estuvieran aquí solos. Aquí en ese mundo gris, no había nadie a quien pudieran confiar sus espaldas. Finalmente, sin embargo, Elisabeth sacudió su cabeza.

“Supongo que será mejor que nos pongamos a ello, entonces. No tiene sentido esperar que las cosa cambien para mejor. Y el remordimiento no logra nada.”

“Sí, tienes razón—somos los únicos aquí, después de todo.”

La Torture Princess y el contratista del Káiser se asintieron con la cabeza entre sí. El indecoroso perro negro resopló y pateó el suelo. Vlad se encogió de hombros exasperado.

Pero mientras se armaban de su trágica resolución ante sus próximos oponentes, escucharon algo.

“¡Retrocedan, ustedes dos!”

Una inesperada voz sonó.

Kaito levantó la vista como si lo hubieran abofeteado. Cuando confirmó el propietario de la voz, sus ojos se abrieron de par en par.

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Un orbe blanco con alabas estaba flotando en medio del cielo gris. Era uno de los dispositivos de comunicación de la Iglesia, la voz de Izabella estaba viniendo desde dentro de él.

“¿Cómo—?”

“¡No solo te quedes ahí ociosamente, Kaito! ¡Retrocede!”

En el momento que intentó preguntar qué estaba pasando, Elisabeth lo agarró del cuello. Mientras lo hacía, lo arrastró violentamente hacia atrás a una rápida velocidad. Luego lo soltó, prácticamente tirándolo. Se giró para mirar el lugar en el que había estado recién.

Cuando lo hizo, sus retinas se quemaron blancas.

Una intensa luz había estallado justo delante de él. Un grupo de subordinados se había vaporizado.

“Oh-ho.”

Vlad levantó su voz con interés.

Apartando la mirada de la escena por un momento, Kaito frenéticamente recuperó su visión temporalmente destruida. Luego reconfirmó el terrible espectáculo ante él. Los subordinados habían estallado en llamas y estaban ardiendo. Entre ellos, un enorme pájaro se estaba convirtiendo en cenizas también. Kaito lo identificó.

¡Es una bestia convocada, el mismo tipo que La Mules estaba convocando!

Fue entonces que la realidad de la situación golpeó a Kaito.

El pájaro santo fue lo que había hecho que los subordinados se desintegraran.

La Mules debería estar muerto, sin embargo…

“¡Izabella, tonta! ¡Te matarás!”

En el momento en que esa pequeña confusión cruzó la mente de Kaito, Elisabeth soltó un grito.

Junto a él, ella estaba mirando más allá del límite entre los mundos del demonio y el hombre. Cuando siguió su mirada, los ojos de Kaito se ampliaron.

A lo lejos en la distancia, la cima de la colina era plata brillante.

Los paladines estaban reunidos ahí, de pie con un grupo de sacerdotes en una extraña formación cuadrada. A sus pies estaban runas mágicas tan largas que Kaito podía verlas desde donde estaba.

No podía decir qué decían, pero sabía qué significaban.

¡Está reuniendo maná de los sacerdotes y los paladines!

Con La Mules habiendo muerto, el grupo ahora estaba trabajando conjuntamente como uno y formando un solo cañón. Y Izabella probablemente estaba actuando como su plataforma de lanzamiento.

Kaito entonces recordó cierto hecho. La reserva de maná de Izabella era tan profunda y tan serena como el mar y muy adecuado para la magia curativa, protectora, y de invocación.

Al mismo tiempo, una vieja escena pasó por su mente otra vez.

Esa noche, Izabella no había dudado en tomar su mano bestial, la prueba de su contrato demoníaco, y agitarlo con su guantelete. Se habían mirado a los ojos e hicieron un juramento.

““Eliminemos a ese demonio juntos.””

Pero al final, la Torture Princess había terminado cargando la batalla decisiva sola. Después de hablar con Elisabeth, Kaito había atacado la conciencia de Izabella, tanto por el bien de su motivo oculto como por indignación.

“La Mules está muerta. Si la Torture Princess mete la pata, ¿quién crees que es el siguiente en la línea de combate?”

“¿Quién demonios crees que va a terminar siendo sacrificado por el bien de todos los herejes y personas que lo llaman un monstruo?”

En ese momento, Izabella no había respondido. Pero en el presente, estaba intentando cumplir su promesa a Kaito con sus propias manos. Había elegido pelear junto a él y la Torture Princess.

Pero está tomando un riesgo demasiado grande.

El método de ataque de Izabella difería de la manera en que La Mules usaba los círculos de innovación dentro de su propio cuerpo. Asimismo, porque estaba dividiendo la carga con los paladines, había poca posibilidad de que perdiera su cordura. Pero la cantidad de maná que habían reunido era demasiado para que la manejara el cuerpo de un simple humano.

Además, los otros paladines estaban en peligro también. Aunque no iban a entrar al mundo de los demonios ellos mismos, no tendrían a donde correr si el Rey les lanzara su ataque de largo alcance, Y, sobre todo, la tensión en sus cuerpos y su maná sería intensa sin importar qué más pasara.

Claramente no tenían ninguna intención de preservar su fuerza.

¡Pero la decisión de Godot Deus fue correcta!

“¡¿Qué en el mundo crees que estás haciendo?! ¡No seas imprudente!”

“¡Yo debería ser quien te diga que no digas cosas tan tontas! ¡Somos las espadas de la Iglesia, las cuchillas de la Santa, y los escudos de las personas! Si no salvamos a los inocentes que sufren, ¿entonces quién exactamente esperamos que lleve esa carga?”

“¡Lo estamos manejando bien! ¿Qué, estás preocupada por esas cosas que te dije? Mi culpa. ¡Eso fue simplemente yo hablando demasiado! ¡Por favor solo olvídate de eso! ¡Piensa en tus responsabilidades!”

“¡Esta es nuestra ciudad! ¡Los ayudaremos, y la protegeremos! ¡No tengo intención de imponerles a aquellos a los que estoy obligada a proteger sobre ustedes!”

“¡Pero…!”

“¡¿Solo cuánto tiempo crees que me tomó convencer a los sacerdotes?! ¡Déjennos esto a nosotros y avancen!”

Fuertes y feroces gritos vinieron del interior del orbe. Por un momento, estuvieron cubiertos del sonido de alguien tosiendo sangre. Mientras escuchaba a Izabella soltar un claro gemido de dolor, Kaito apretó sus puños.

Mientras lo hacía, otra bestia convocada llegó volando. Subordinados explotados llenaron el horizonte.

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Kaito inhaló rápidamente. Sabía que tenía que detenerla.

Antes de que pudiera hablar, sin embargo, Izabella se le adelantó.

“¡No me des esa tontería, Kaito Sena! ¡Ya es suficiente! ¡Deberías estar buscando cualquier ayuda que puedas conseguir, incluso si viene de un monstruo! ¿No quieres salvar a las personas sufriendo tan pronto como sea posible?”

Su voz fue como una bofetada en el rostro.

En ese momento, Izabella había completa y totalmente derrotado a Kaito.

Se encontró sin saber qué decir. Todavía mudo, prácticamente tuvo un espasmo mientras se inclinaba profundamente ante el orbe blanco. Después de morder fuerte su labio, se giró a Elisabeth.

“Elisabeth…”

Sus ojos carmesíes estaban fijos en el orbe.

Por un segundo, Kaito sintió como si las miradas de esas dos mujeres, que estaban en los extremos opuestos del mal y la santidad, se hubieran encontrado.

Finalmente, Elisabeth dijo unas cuantas palabras.

“Pudiste simplemente haber chasqueado tu látigo hacia mí y entretenerte como un espectador… Estoy rodeada de tontos, todos ustedes.”

“Elisabeth…”

“¡Nos vamos, Kaito! ¡No te quedes atrás ahora! ¡Date prisa!”

En el momento siguiente, Elisabeth pateó el suelo fuertemente. Salió disparada como una flecha, dejando profundas pisadas en la tierra gris mientras corría. Nervioso, Kaito le persiguió. Vlad y el Káiser se fueron también.

El orbe se quedó atrás, quizás con el fin de inspeccionar las posiciones de los subordinados.

Entonces los doloridos gritos de Izabella les siguieron.

“¡Ve, Torture Princess! ¡Oh injuriada pecadora que masacró incontables inocentes, caballeros! ¡y mi hermano!”

Por un segundo, odio intenso se filtró en su voz. Izabella estaba apuntando su vívido resentimiento a Elisabeth como una flecha. Pero con poder suficientemente fuerte para incluso aplastar sus emociones negativas, Izabella continuó.

“¡Por favor salva la capital!”

Su tono sonó casi como una oración.

Luz blanca se disparó hacia delante. Ahogó la expresión de Elisabeth, así que Kaito no pudo verla. Simplemente avanzó de forma resuelta, rodeado por cadáveres de subordinados voladores.

Cargados con la sincera súplica de Izabella, Kaito y Elisabeth corrieron por el plano. Era prácticamente como un campo de batalla que estaba bajo bombardeo. La luz estalló varias veces más. Aunque su visión su destruida una y otra vez, incesantemente se abrieron paso por la oleada de muerte.

Dejando el sonido de bombardeo atrás de ellos, se adentraron más profundo en el mundo gris.

Finalmente, todos los ruidos se desvanecieron en la distancia.

Una vez más, fueron envueltos en un pesado silencio.

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El aire era sofocante con la presencia de la muerte mientras la masa de carne se elevaba delante de ellos.

***

 

 

La amenazadora masa estaba adornada con incontables agujeros. Su húmeda superficie roja estaba cubierta de cavidades, como una hoja que había sido masticada por una oruga. Era casi impresionante cuán visceralmente repugnante era.

Kaito sintió escalofríos correr por todo su cuerpo. Levantó la vista atentamente a la indecorosa superficie de la masa.

Esos agujeros probablemente son de donde los rostros de sus víctimas salieron.

Habían sido uniformemente transformados en subordinados, luego expulsados.

Kaito se devanó los sesos en cuanto a cómo se suponía que lidiaran con esa cosa. Pero sin poner un dedo en la masa que se retuerce delante de ella, y mucho menos atacarla, Elisabeth aceleró su paso. Ladeando su cabeza al costado, Kaito la siguió. Aunque no había dicho nada, ella debe haber sentido su confusión mientras hablaba.

“Es una tarea demasiado grande matarla desde el exterior. Dije que golpearía sus verdaderos cuerpos directamente, ¿verdad? Acaba de liberar esa gran masa de subordinados. Debería haber un agujero en algún lado que lleve a su núcleo. Pretendo encontrarlo.

“¿Un agujero que lleva a su núcleo?”

“Ciertamente, diría que su predicción es correcta.”

Vlad flotó suavemente para caminar junto a Elisabeth. Cuando Kaito se giró para mirarlo, él exageradamente levantó su barbilla con su dedo.

“Una guerra sin cuartel suena bien, pero poner todas sus cartas en la mesa así fue una tontería vulgar. El Rey y el Gran Monarca expulsaron todo lo que tenían. Por eso, deberías poder llegar más allá de donde estaba guardando a los subordinados dentro de ellos. Hacer tal elección me hace preguntar si sus mismos cerebros se habían convertido en meros bultos de carne… Hmm, aunque puede dar origen a poder anormal, parece que hacer que demonios corran desenfrenados lleva pocos beneficios consigo.”

“Solo cállate, Vlad, y cesa tu parloteo. Nadie te preguntó.”

Elisabeth chasqueó su lengua. Vlad se encogió de hombros y obedientemente se calló.

Después de asentir a su explicación, Kaito comenzó a rodear el perímetro de la masa. El asidero era pobre, y el área estaba cubierta de sangre y grasa. Los dos ruidosamente caminaron ruidosamente por la suciedad mientras buscaban una apertura apropiada.

En breve, Kaito se detuvo delante de un perturbador pliegue de carne que colgaba notablemente sobre el suelo.

“Elisabeth.”

“…Ya veo; esto debe serlo.”

Detrás de la suave carne femenina había un enorme agujero parecido a un túnel. Sus entrañas habían sido pisoteadas fuertemente por los subordinados. Eran los restos del camino que ese mortífero desfile había tomado.

Elisabeth envió una mirada aguda al interior.

“Ahí.”

“Espera, ¿todavía hay más de ellos?”

Tres subordinados estaban en la esquina de su mirada carmesí. Estaban alineados horizontalmente, vigilando el agujero como guardianes excesivamente diligentes.

Kaito miró sus nuevos oponentes de la cabeza a los pies. Desde la derecha, miró a cada una de sus peculiares figuras una por una.

Había una mujer llevando un vestido harapiento.

Había un hombre llevando un tocado de lobo gris.

Y había un hombre vestido con una severa armadura de cuerpo completo.

De los tres, fue la rareza de la mujer que hizo que Kaito se detuviera. Tenía ojos, labios y una nariz real, pero su rostro era sin duda inhumano. Su piel estaba hecha de algún material delicado, como el vidrio o la porcelana. Su ropa, también, le daba la apariencia de algún tipo de marioneta de tela.

Sus rostros están cubiertos por el casco y el tocado, pero los tipos probablemente se ven de la misma manera.

Aun así, se veían más humanos que los subordinados que se habían transformado por la fuerza. Y sobre todo lo demás, la cantidad de poder emanando de ellos era mucho más grande que la de los pequeños alevines que habían visto hasta ahora.

Permaneciendo receloso de los tres, Kaito habló.

“Hey, Elisabeth… ¿Soy solo yo, o esos tipos son mucho más fuertes que los otros subordinados?”

“Ciertamente, lo son. Es la habilidad del Gran Monarca—dar a luz a subordinados únicos a través de Duplication. Esas son copias del Rey, el Gran Monarca, y el difunto Monarca. Aunque son mucho más débiles que sus demoníacas contrapartes, es verdad que superan lo ordinario—¿huh?”

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Mientras hablaba, el hombre con armadura caminó con pasos largos directamente hacia Elisabeth.

Agarró el mango de la larga espada amarrada a su espalda, luego la desenvainó de su funda con una mano. Balanceo su hoja hacia abajo, partiendo el lodoso aire gris con gran fuerza. Kaito sintió una poderosa ráfaga de viento soplar por todo su cuerpo.

La figura acorazada entonces señaló con la punta de su maligna cuchilla a Elisabeth, como provocando la.

Sus ojos se ampliaron un pelo, y las comisuras de sus labios rubíes se curvaron.

“Ya veo; en verdad es una copia del Rey. ¿Así que deseas intercambiar golpes conmigo? Muy bien.”

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