Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 1

Capitulo 6: La Decisión De Kaito

Parte 2

 

 

Al escuchar la advertencia de Vlad, Kaito frenéticamente apretó sus ojos. Aun así, la luz del arcoíris quemó en sus retinas. Mientras se giraba hacia la oscuridad para repeler la luz, recuerdos de los eventos que condujeron al ahora pasaron por su mente.

Como si huyera de la extraña luz, Kaito se hundió en las profundidades de un mar de recuerdos.

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Una hermosa chica con ondeante cabello oscuro habló, su tono de voz a menudo entre* la malicia y el orgullo.

[Nt: Era “waxing between”, pero no le vi mucho sentido, así que dejé sólo el “entre”.]

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu.”

“Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

“Tú y yo—estamos destinados a morir, abandonados por toda la creación.”

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Una hermosa muñeca con ondeante cabello plateado dio una sonrisa llena de amabilidad y afecto.

“Todo va a estar bien, Amo Kaito. Sin importar qué pase, te protegeré.”

“Con un corazón lleno de amor y gratitud, le doy la bienvenida a la muerte.”

Un niño de cabello rojo le dio una dolorida sonrisa, su voz temblando de confusión mientras respondía.

“Solo estaba esperando que pudieras encontrar la felicidad en este mundo.”

Al final, no había sido capaz de cumplir el deseo de Neue.

Cuando se dio cuenta de eso, su pecho comenzó a latir violentamente. Su corazón dolía, y dolía respirar. ¿De verdad estás de acuerdo con esto? una más calmada y compuesta parte de sí mismo preguntó. ¿Esto te dejará sin arrepentimientos?

Cállate, cállate… Incluso si no lo hace, todavía tengo que—

Mientras trataba de responder, escuchó la voz de Vlad.

“…Está hecho.”

Y Kaito abrió sus ojos.

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***

 

 

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“… ¿H-Huh?”

El hombre de pie ante él era sin lugar a dudas su padre.

El hombre severo y sin afeitar miró a su alrededor ansiosamente. Se arrancó su despeinado cabello negro, y sus ojos corrieron a toda velocidad alrededor de la habitación como lo de un camaleón. Kaito reconoció ese rostro. Reconoció esa llamativa nariz aguileña. Sin embargo, aun así, entrecerró los ojos, de alguna manera insatisfecho.

Kaito inspeccionó al hombre ante de él de la cabeza a los pies. Después de un momento, murmuró en voz baja.

“…Huh, ¿así es cómo era él?”

“¿Dó-Dónde diablos estoy? Ni siquiera la vida después de la muerte se supone que sea tan sombría. ¿Y qué crees que estás haciendo aquí, Kaito? Hey. Pequeño vándalo… ¿Estás intentando tener venganza o algo? Escúchame, tú—¡no vayas a intentar alguna mierda estúpida!”

[Nt: El padre de Kaito habla con “contracciones (’)”, supongo que eso quiere decir que habla entrecortado o iracundo.]

De repente, su padre comenzó a armar un escándalo y otro. Incluso en la muerte, su límite de aguante parecía estar tan bajo como siempre. Y siempre había tenido un presentimiento para cuando estaba en peligro, a menudo hasta el punto de la paranoia.

Saliva salía volando mientras hablaba, pero sus ojos carecían de la sombra de locura que había poseído antes.

Fue entonces que Kaito llegó a una realización. La locura de su padre había sido principalmente el producto de desenfrenado uso de drogas. Incluso ahora, Kaito podía ver que la cruel y sádica naturaleza oculta dentro de él estaba inalterada. Su fornida figura y la disposición con la cual hería a otros eran aterradoras, cierto. Pero ese era el alcance de la misma.

Su padre le estaba gritando, pero su expresión estaba a años luz de la retorcida que Elisabeth tenía.

De hecho, ni siquiera se comparaba con las repugnantes imágenes de los demonios. No se comparaba con la seca y condescendiente mirada de Clueless ni con el rostro manchado de lágrimas de Marianne. Y ni siquiera estaba cerca de la alegre sonrisa de Vlad.

Kaito se quedó sin palabras.

“…No das miedo en absoluto.”

En el instante en que presenció la burda y mundana furia de su padre, el miedo en su corazón se desvaneció. Su ira y su sed de sangre se volvieron en contra sus cabezas, también, mientras se preguntaba si este era realmente el hombre que había odiado tan apasionadamente. Y entonces, la tensión que se había acumulado a lo largo de todo su cuerpo simplemente…se disolvió. Perdiendo la compostura que había mantenido hasta entonces, frotó sus ojos.

Sheesh, ¿qué pasa con esto? ¿Este tipo? ¿De verdad es el tipo?

“Hey, Kaito. ¿Por qué estás tan callado? ¡Dame algunas respuestas, pequeña mierda!”

Kaito no podía percibir al hombre ante él como la misma persona que lo había asesinado, el hombre al que había temido, o el hombre que, sin discusión, debería odiar más que nadie más. Comparado con este tipo, el Conde había sido un oponente mucho más amenazante.

Oh… Entiendo.

Recordando todas las cosas que había visto en este mundo, encontró su respuesta.

Ya soy insensible.

Había pasado demasiado tiempo rodeado de malos que superan la razón humana y demasiado tiempo alrededor de la mujer que los combatía. El hombre que al que el viejo Kaito le había temido tanto ya no se registraba como alguien al que temer.

Finalmente se dio cuenta de algo. El despótico y tirano “padre” que había despreciado tanto ya no existía. El único aquí era un hombre pequeño, rápido de enfurecer, incapaz de controlarse a sí mismo.

Viendo a su padre continuar gritar, Kaito habló con tranquila decepción.

“… ¿Qué, así que eso es todo lo que era?”

En el siguiente momento, Kaito se rio de repente. Su padre parecía confundido. Kaito, encontrando esto gracioso, se rio aún más fuerte. Mientras agarraba sus lados con risa, prácticamente podía escuchar las cadenas invisibles que lo habían atado hacerse añicos. Esta vez, de verdad, desde el fondo de su corazón, encontró todo tan absurdo.

¿Quién habría imaginado que la persona que tuvo la llave de la prisión mental de Kaito había sido alguien tan trivial?

“No lo necesito.”

“¿Huh? ¿Sobre qué estás desvariando? ¿Y por qué simplemente me estás ignorando y riendo como un idiota? ¿Te volviste loco o algo?”

“No necesito a alguien como él. No vale el precio.”

Su padre lo estaba agarrando del cuello, pero Kaito simplemente se encogió de hombros mientras miraba por encima de su hombro. Vlad frunció el ceño. La herida en su muñeca izquierda debió haber sido profunda, pero ya había sanado. Qué monstruo, pensó Kaito mientras señalaba con el pulgar a su padre. Con un corazón despejado, hizo su declaración.

“No vale la pena darte mi futuro por matar a este tipo.”

Aunque no entendía el contexto, el padre de Kaito podía decir que se estaban burlando de él, y levantó un puño. Pero Vlad chasqueó sus dedos, y el brazo del padre de Kaito cayó inmóvil. Miró su brazo con sorpresa. Vlad inclinó su barbilla hacia Kaito, instruyéndole que continuara. Kaito asintió y habló.

“Después de que vine a este mundo, vi el infierno…”

Había visto a personas elaborar horrores, y vio a aquellos que peleaban contra ellos. Había visto repugnantes espectáculos. Había visto al débil ser devorado. Y en medio de todo eso, de alguna manera había sido capaz de sobrevivir. Había tenido un círculo de teletransportación tallado en su propio pecho. Había dejado de huir. Había ayudado a derrotar a un demonio. Todo eso había sido posible sólo gracias a retorcido ego de una mujer.

La Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. Una mujer tan orgullosa como una loba y tan humilde como una cerda.

La mujer a la que Kaito ahora servía era más aterradora, más hermosa, y más impregnada en el pecado que cualquier otra.

Después de todo eso, no podía permanecer encadenado por un hombre tan patético como su padre.

Había sido asesinado. ¿Pero y qué?

Había hecho una promesa que era mucha más importante que algo tan trivial como eso.

“…Pero en ese Infierno, alguien hizo un deseo en mi nombre. Así que sin importar cuán imposible es, tengo que hacer todo lo que pueda para encontrar la felicidad.”

Kaito terminó de hablar su fragmento. Sin un momento de duda, canceló su trato con Vlad.

Vlad cruzó sus brazos en consideración. Miró atentamente el rostro de Kaito y soltó un pesado suspiro. Luego, con exageración teatral, enterró su rostro en sus delgados dedos y sacudió su cabeza.

“Parece que me acerqué a ti un pelo demasiado tarde.”

“Sí, un poco. Bueno, tal vez más que un poco.”

La respuesta de Kaito a la triste declaración de Vlad fue alegre, y Vlad asintió con la cabeza de acuerdo.

Vlad entonces caminó con una cojera, como si estuviera afligido por este resultado desde el fondo de su corazón. Se acercó al padre de Kaito, luego colocó una mano sobre su hombro. Cuando lo hizo, el padre de Kaito abrió su boca y comenzó a balbucear fuertemente.

“Qué mierda les pasa me están jodiendo dejen esa mierda maldita sea no jodan conmigo voy a matarlos malditos de mi—”

[Nt: Sé que esto está mal escroto, pero más o menos así habla el desgraciado.]

Al parecer, Vlad había tenido restricciones en su habla también. Con razón había estado tan tranquilo. Frunciendo el ceño en irritación, Vlad se inclinó hacia el oído del padre de Kaito. Como si se acercara a una bestia carnívora con colmillos al descubierto, el padre de Kaito de inmediato se calló. El lóbulo de su oreja había sido deformado en una pelea a puñetazos, y la voz de Vlad era dulce mientras hablaba en él.

“Si matas a esa cosa delante de ti una vez más, te permitiré disfrutar de la vida de nuevo. ¿Qué dices?”

Después de un momento de confusión, el padre de Kaito prácticamente lamió sus labios.

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Rápido en entender como siempre. Al mismo tiempo, Kaito se giró sobre su talón y corrió.

Una furiosa voz llena de avaricia lo persiguió.

“¡Espera, Kaito! ¡No putas huyas de mí!”

“¡Definitivamente voy a huir, imbécil!”

Siempre y cuando su cerebro no estuviera atrofiado, podía la menos tomar decisiones acertadas. Y no tenía ninguna intención de tumbarse y morir.

Su padre lo siguió, gritando algo incoherente. Kaito tenía como objetivo la entrada por la que había entrado. Las criadas no se interpusieron en su camino. Dudó de que llegara a Elisabeth con vida, pero al menos, aunque muriera, tenía que evitar que Hina se apagara. Todavía debería ser capaz de lograrlo a tiempo.

Entonces Vlad chasqueó sus dedos. Pétalos cerúleos y oscuridad se arremolinaron, y estacas perforaron los pies de Kaito.

“¡Gah-rgh!”

Kaito dejó salir un grito de dolor mientras caía sobre una rodilla. En ese momento, su padre lo agarró y lo levantó por el pescuezo. Temblando con ira, su padre retorció su cuello.

“¡No me menosprecies, inútil pedazo de mierda condenado mocoso! ¡No me menosprecies; no me menosprecieeeeeeeeeeeeeeeees! ¡Ahhhhhhhhhhh, eres un dolor en mi trasero!”

Kaito intentó levantar sus manos y resistirse, pero fueron atravesadas también. Sus brazos se cayeron cubiertos de sangre.

Su campo de visión se redujo y se hizo borroso. Recordó la desagradable sensación de tener su tráquea aplastada. Estaba experimentando lo mismo otra vez. Su cuerpo podría ser inmortal, pero a este ritmo, los huesos en su cuello se romperían y sus arterias se perforarían. Si eso pasaba, ni siquiera él sobreviviría.

¿Voy a ser asesinado otra vez?

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Había dado un buen y conciso discurso, lo cual hacía todo esto aún más vergonzoso. Al igual que la última vez, nadie vino a salvarlo. Aunque gritara, no había nadie a quien pudiera llegar su voz. No había nadie que viniera a su recate.

Este era el fin para él, pero había querido detenerla, al menos.

Recordó su gentil sonrisa y su cálido abrazo. ¿Por qué no había corrido hacia ella y la retuvo para evitar que se fuera? Una lágrima corrió por su mejilla mientras su susurraba, su corazón lleno de arrepentimiento.

“…Lo siento, Hina.”

De repente, un sonido de estampida salió de la nada.

El agarre del padre de Kaito se aflojó en sorpresa, y Kaito abrió sus ojos una astilla. Su padre estaba mirando en la dirección del ruido con su mandíbula colgando abierta. Curioso, Kaito se las arregló para mirar.

Cuando lo hizo, su mandíbula se cayó, también.

Hina estaba corriendo a toda velocidad hacia ellos, girando su alabarda como un tornado.

Las criadas se apresuraron a detenerla, pero las mandó a volar con tal vigor, hizo que uno se preguntara qué había sido de su anterior estado lánguido. Sus mejillas estaban ruborizadas y sus ojos estaban brillando mientras dejaba salir una extraña voz.

“¿Llamaste? ¿Me llamaste? ¡Acabo de escucharte llamándome, ¿no es así?! ¡¿Amo Kaaaaiiiito?! ¡Voy a salvaaaaaaaaaaaaarte!”

“¿Hablas en serio?”

Kaito murmuró atónito. Sintiendo el peligro en el que estaba, su padre lo empujó a un lado y comenzó a correr. Kaito cayó duro hacia el suelo. Pero el impacto nunca llegó. Se encontró acunado en el brazo derecho de Hina. Con su mano izquierda libre, blandió su alabarda.

“¿Huh?”

“Por el pecado de estrangula al Amo Kaito, el castigo es la muerte.”

La mitad superior del cuerpo de su padre salió volando y aterrizó de lado. Sangre y entrañas salpicaron el suelo. En cuestión de segundo, estaba mucho más allá del punto en que la pérdida de sangre era fatal. Se desplomó, inmóvil.

Isekai Goumon Hime Volumen 1 Capitulo 6 Parte 2 Novela Ligera

 

Sin una pizca de vacilación o duda, y con un poco demasiado de entusiasmo, la hazaña estuvo hecha.

Todavía acunado en el amoroso abrazo de Hina, Kaito no pudo evitar estar estupefacto por lo que estaba pasando. Como parar evitar causarle más shock, Hina dejó caer al suelo con preocupación, dejó de lado su alabarda, y sostuvo a Kaito fuertemente en sus brazos. Enterró su rostro en su amplio pecho y habló con alegría en su corazón.

“¡Oh, Amo Kaito! ¡Me salvaste una vez más del lúgubre abismo de la muerte! ¡Qué amable eres! ¡Te amo tanto! ¡Tu voz, junto a su infinita misericordia, me ha alcanzado! ¡Oh, mi amado Amo Kaito! ¡Mientras lo desees, permaneceré a tu lado por toda la eternidad! ¡Te amaré hasta el día de mi muerte, protegiéndote de todos los que te harían daño!”

“Ha…ha-ha-ha…”

Kaito inconscientemente rompió en una risa débil. Todo era en verdad absurdo. Pero poco a poco, alegría brotó dentro de su pecho. Había pensado que nadie vendría a salvarlo. Pero eso no había sido cierto.

Ya no era cierto.

Levantó una mano ensangrentada. Viéndola, Hina gritó en alarma. Ignorando su arrebato, Kaito acarició su mejilla. Sin querer manchar su perfecta piel, sintió su calor a través de las puntas de sus dedos. Después de un rato, exhaló un suspiro de alivio.

“Amo Kaito, ¿qué pasa? ¿Te duele algo?”

“Solo estoy contento de que estés viva. Estoy tan, tan contento… Y lo siento, Hina. Lo siento mucho.”

“¡A-Amo Kaaiito! ¡Por favor no te disculpes! Todo está bien. ¡De ahora en adelante, y para siempre y por toda la eternidad, en la salud y la enfermedad, te serviré con todo mi corazón mientras viva! ¡Oh, esta sensación de amor! ¡Estas emociones! ¿Podrían ser los orígenes del instinto maternal?”

Con una mirada embelesada en su rostro, Hina comenzó a murmurar para sí misma. Pero entonces se giró, su expresión feroz. Una mirada salvaje y asesina pasó por sus ojos verde esmeralda.

“…Y parece que queda un bruto que trataría de hacerte daño.”

Kaito levantó la vista y vio a Vlad, cualquiera sea la razón, pisando las entrañas de su padre con las suelas de sus zapatos de cuero. Mientras miraba el perfil glacial de Vlad, sintió que su sangre se congelaba. El hombre estaba furioso. En su irritación, parecía que no planeaba perder tiempo en aplastar a Kaito y Hina.

“Púdrete y muere, hijo de perra.”

“¡Hina, no!”

En el momento siguiente, Hina desapareció. A pesar de su estado herido, alzó en brazos su alabarda. Sus pupilas se dilataron mientras la impulsaba hacia Vlad. Sin siquiera girarse hacia ella, Vlad chasqueó sus dedos.

Oscuridad y pétalos cerúleos se arremolinaron, y una sierra rotativa apareció en el aire.

La sierra no voló hacia Hina sino directamente hacia Kaito. Vlad apuntó sus apáticos ojos a Hina, probándola. No dudo ni siquiera un momento. Tirando su alabarda, torció su cuerpo en una posición imposible. Se lanzó sobre Kaito.

Por un segundo, Kaito vio la forma de Neue superponerse sobre la de ella.

“¡Hina, no!”

Enseguida, Kaito empujó a Hina fuera del camino de la sierra.

“… ¿Qué? ¿Amo…Kaito?”

Sus ojos se ampliaron, y sus brazos estaban extendidos. Kaito la miró y sonrió.

Entonces el calor quemó por su cuerpo. Su estómago había sido abierto. Pero, aunque la sierra rotativa se veía ostentosa, resultó estar más desafilada que la alabarda de Hina. Kaito había evitado ser cortado en dos, pero sus intestinos aún se derramaron de la herida. Se derrumbó sin una palabra. Hina gritó un trastornado grito.

“¿Amo…Kaito? ¡Amo Kaito, Amo Kaito! ¡Noooooooooooooooo!

“…Urgh… Gah, hrk… Puaj…”

Kaito podía sentir algo cálido bombeando desde su corazón. El efusivo de su latido era repulsivo. Mientras yacía temblando en el suelo, un pensamiento débilmente cruzó su mente.

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Espero que…Hina tome…esta oportunidad…para escapar… Pero no es…taría tan…seguro…

Basado en su personalidad, dudaba de que fuera capaz de dejarlo atrás. Necesitaba encontrar una manera de decirle que huyera. Pero su voz ya no le obedecía. Su campo de visión se volvió oscuro.

Debería haber sido oscuridad total completamente, pero una luz pasó por su visión. ¿Qué era esa sensación? La recordaba de la vez en que había activado un círculo de teletransportación en su pecho. Era la sensación de la energía mágica de la sangre de Elisabeth, que estaba mezclada con la suya, retorciéndose. Al borde de la muerte, el alma de Kaito estaba resonando con la poderosa magia en la sangre.

Los recuerdos en la sangre comenzaron a reaparecer.

Era casi como si su vida se estuviera proyectando ante sus ojos, como en las historias.

Pero era algo totalmente distinto, algo siniestro.

***

 

 

Interminables cadáveres de los brutalmente masacrados. Cientos de cuervos tomando vuelo. Las frenéticas masas, cantando al unísono y pidiendo sangre a gritos. Una chica, atada en una camisa de fuerza, colgando en el aire. Una frágil niña, mirando por la ventana de habitación.

Los dedos de un hombre esbelto se deslizaron lentamente hacia sus huesudos hombros vestidos con un negligé*.

[Nt: Es una bata femenina, confeccionada con tela muy fina y tiene un diseño que se considera sexy y atrevido.]

Su enredado cabello negro tembló cuando dio un sobresalto. Su mirada aterrizó sobre el hombre, que levantó sus manos para rendirse. Al ver su rostro, ella exhaló un suspiro de alivio.

“Oh, Tío Vlad. No me asustes así.”

“Ah, Elisabeth. Mi querida hija. ¿Has sido una buena niña? No has estado matando gatos en secreto de nuevo, ¿verdad?”

“No. Ya no hago eso.”

“Me pregunto acerca de eso. Pero no te preocupes. Sin importar qué hagas, lo mantendré en secreto para ti.”

Los rasgos de su tío se parecían mucho a los suyos, y su voz estaba llena de alegría por su reunión. Por alguna razón, siempre se refería a Elisabeth como su hija en lugar de su sobrina.

Estaba a punto de responder, pero luego puso su mano sobre su boca. Después de un ataque de tos, escupió sangre. Viendo su sufrimiento, Vlad preparó su oferta.

“Oh lamentable Elisabeth, nacida con enfermedad incurable. Querida Elisabeth, la que posee la misma naturaleza despiadada que yo. Posees la capacidad, pero estás atrapada al borde de la muerte. He venido a curar tu dolencia.”

“¿En serio? Pero Tío, incluso los doctores dicen que no se puede curar. Y, ¿a qué te refieres con ‘capacidad’?”

“Eventualmente lo entenderás con el tiempo. Ahora ven, toma esto. Pero al igual que yo me quedo callado sobre tus travesuras, no debes decirle a nadie sobre esto.”

Su tío llevó su dedo índice a sus labios y le guiñó el ojo. Elisabeth asintió con la cabeza.

Vlad entonces la alabó con una palmadita en la cabeza y retiró algo de su bolso.

“Con esto, seguramente llevarás una vida más agradable que cualquier otro.”

En sus extendidas manos, colocó un trozo de carne gris. Tenía la forma de un corazón humano.

Después de comer la carne, Elisabeth llegó a salvo a sus dieciséis años.

Todo el mundo se regocijó por su milagrosa supervivencia. Pero entonces, como si en pago por ese milagro, sus dos padres fallecieron. Una noche, su carruaje se fue por un peñasco. La causa de la caída era indeterminada, pero justo antes del accidente, un individuo de edad avanzada reportó ver un perro negro gigante al lado del camino.

En la noche de su funeral, Elisabeth se sentó junto a su ventana como lo había hecho en su juventud, vestida con su vestido de luto. Un dedo pálido se deslizó hacia su hombro. Con un sobresalto, levantó su rostro manchado de lágrimas.

Ante ella estaba su tío, vestido de negro. Debería haber estado lejos, viajando por el campo.

“Tío Vlad.”

“¡Ah, Elisabeth! ¡Estoy tan contento de verte viva y bien, querida!”

Sin darse cuenta de cuán poco natural su saludo fue, Elisabeth se apresuró a abrazar a su amado tío. Pero de repente, él comenzó a aplaudir. Ella se detuvo en seco, sus ojos bien abiertos. Aunque sus padres habían acabado de morir, estaba aplaudiendo como diciendo que no había nada que hacer al respecto.

“… ¿Tío?”

“¡La carne de demonio fue capaz de echar raíces dentro de ti!”

Elisabeth no podía entender de lo que estaba hablando. Pero al verlo de nuevo a la luz de la luna, se dio cuenta de algo. Su rostro era demasiado joven y demasiado atractivo para su edad.

Y era retorcido, también. Continuó, su voz como la de un niño invitando a otro a hacer travesuras.

“Elisabeth, a estas alturas, ninguna enfermedad humana puede matarte. Pero desde este momento en adelante, tendrás que lastimar a otros y ofrecer su dolor, y la discordia en sus almas, a tu cuerpo. Si no lo hacer, la carne de demonio dentro de ti se pudrirá, y morirás, atormentada por una agonía devastadora. No, no, no hay ninguna necesidad de temer. Quédate tranquila, mi lamentable y encantadora Elisabeth.

Vlad sonrió mientras disfrutaba de la luz de la luna. Siguió hablando, una sonrisa retorcida en su rostro.

“Tus padres te dejaron la población del feudo, multitudes de sujetos para que te des el gusto. Hasta que hayas lamido tu plato limpio, hasta que te hayas dado un festín que sacie tu corazón, debes comer tanto como puedas.”

Elisabeth sintió que las palabras de su tío no eran ninguna broma. Tarde, también se dio cuenta de algo. Esa cosa que había comido hace todos estos años había sido algo prohibido, algo que nunca debería haber sido consumido.

Temblando, Elisabeth agarró sus hombros. Su tío sonrió mientras hablaba de nuevo.

“Sí, Elisabeth Le Fanu. Ahora puedes convertirte en una cerda más codiciosa que cualquier otro.”

Unos días después, Elisabeth se volvió incapaz de soportar el dolor que atormentaba a su cuerpo. Con la ayuda de su tío Vlad, usó un dispositivo de tortura real por primera vez y cometió su primer asesinato.

Arrancó los intestinos de una persona viva con un estopor y masacró a una niña en una jaula colgante, llorando y vomitando todo el tiempo. Mientras apilaba los cuerpos por el día, Vlad se rio fuertemente a su lado.

“¡Muy bien Elisabeth, muy muy bien! ¡Más, Elisabeth, más! ¿Qué piensas, amada hija mía? ¿No te estás divirtiendo?”

“…Sí, tal vez… Puede que tengas razón…”

Con lágrimas en sus ojos, miró a los cadáveres de aquellos a los que había asesinado, aquellos que la habían odiado, resentido, y querido muerta. Entre más lloraba y se disculpaba, más crecía su odio, expandiéndose sin límites.

Pronto, la flor venenosa estaba en plena floración.

Había intentado suicidarse más de una docena de veces, pero Vlad la mantuvo controlada. Fue sólo después de conocer a los amigos demoníacos que él había reunido que ella finalmente dejó de resistirse.

“Llora o regocija como yo puedo, los resultados permanecen sin cambios.”

Captó su destino en la vida. Se vistió con un vestido que tejió con magia, usó las energías que había acumulado para convocar objetos de tortura, y masacró a los habitantes de su ciudad castillo.

Mientras violaba a sus inocentes súbditos, se sentaba sola en el trono y le daba a vueltas a una copa de vino de un lado hacia el otro.

“¿Qué clase de persona se disculpa cuando come cerdo o se da un festín de carne? Ninguna cantidad de lágrimas que derrame, ninguna cantidad de arrepentimiento que sienta cambiará quién soy o qué he hecho. Como tal, he hecho mi elección. Elijo estar orgullosa.

“Elijo regocijarme mientras transformo a todas las personas de este mundo en mis sacrificios.

“¿Por qué debería llorar cuando hago víctimas a otros? ¡¿Por qué debería disculparme?! Reiré mientras los masacro. Los pondré en mi plato. Y frotare mi vientre cuando haya comido hasta hartarme. Sin embargo, todos ustedes tienen el derecho de matarme. No mostraré ninguna piedad mientras los consumo, pero el día llegará cuando el devorador será devorado cambien de lugares, y moriré en la hoguera.”

“Repróchenme. Ódienme. ¡Maldigan mi nombre y condénenme al Infierno!”

“¡Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu!”

“¡Soy la orgullosa loba y la humilde cerda, abandonada por toda la creación!”

Después de eso, Elisabeth dio origen a innumerables leyendas empapadas de sangre, acumulando poder mágico comparable al del demonio más fuerte. Una vez más, se convirtió en una digna sucesora de Vlad. Pero por alguna razón, de repente se reveló contra su auto proclamado padre adoptivo.

Ella se rio mientras atravesaba a sus *subordinados con miles y miles de estacas.

[Nt: Aquí se refiere a los de Vlad :v.]

“Vaya, hola, Vlad. No me digas que en verdad creíste que el día en que conocerías a tu pareja llegaría, ¿verdad? Es el día de tu juicio. Tú destino y el mío son el mismo—ser asesinados como los cerdos que somos.”

Los dos golpearon a la vez, cada uno tumbando al otro, y ambos fueron capturados por la Iglesia.

Quizás sus atroces actos, cometidos sin temor a Dios, fueron todo por el bien de extender su propia vida.

O quizás fueron por el bien de derrotar a su “padre,” cuyo poder y aliados habían crecido mucho más allá del punto donde cualquier persona normal podría oponerse a él.

Sus motivos seguirían siendo un misterio.

***

 

 

“… ¡Gah, hah!”

Kaito tosió sangre cuando entró en razón. Parecía que había sido afortunado y vomitó la sangre que se había acumulado en la parte posterior de su garganta. El repentino dolor había sacudido su alma de su estado de shock. Los recuerdos de Elisabeth se desvanecieron, dejándolo incapaz de verlos. La realidad, junto al hecho de que estaba perdiendo sangre continuamente, volvió corriendo hacia él.

El suelo se sentía cálido, como una cobija, y extrañamente suave. Sus sentidos parecían estarle fallando. La sangre en la estaba tumbado se sentía extrañamente cómoda.

Cerrando sus ojos de nuevo, Kaito recordó los recuerdos que había acabado de presenciar.

Eso fue doloroso; te reconoceré eso. Dadas tus circunstancias, nadie podría haberte salvado.

Resistiendo el deseo a entregarse al sueño, Kaito abrió sus ojos. Su visión era borrosa, y no podía ver mucho en la oscuridad. Pero podía decir que Hina estaba agitando su alabarda y luchando contra algo.

Estaba protegiéndolo. Con su cabeza nadando*, Kaito intentó pensar.

[Nt: Se refiere a que tiene baja presión sanguínea.]

Incluso Dios te abandonó. Y, sin embargo, intencionalmente… Elegiste convertirte en la Torture Princess. Hombre, ni siquiera puedo empezar a entender eso.

Kaito estiró su mano. Se hundió en la pegajosa piscina de sangre rodeándolo. Estiró su brazo otra vez, buscando una sección seca del suelo. Su brazo tembló cuando comenzó a moverlo frenéticamente.

Incluso por el bien de vivir o contraatacar…todavía no entiendo cómo pudiste elegir algo así tan fácilmente… Tan sin pudor…

Mientras se retorcía en el suelo, Kaito movió las puntas de sus dedos una vez más. Ignorando su dolor y la sangre que estaba perdiendo, se retorcía en el suelo como un gusano. Quizás pensando que estaba intentando huir, Vlad se rio y murmuró.

“Parece que tu amo tiene intención de abandonarte, incluso mientras peleas por él. ¿Deseas continuar a pesar de eso?”

“¿El Amo Kaito está huyendo? ¡Qué maravilloso! ¡Entonces le compraré tanto tiempo como necesite!”

El metálico clang de acero contra acero sonó. Todo el tiempo, Kaito siguió arrastrándose. Arrastró las manchas de sangre por el suelo, y mientras conectaba línea a línea, soltó una pequeña risa.

“Pero hombre… Supongo que teníamos una cosa en común después de todo. Como…pájaros de una pluma*, dicen.”

[Nt: Es como el dicho “tal para cual”, o sea que son similares.]

Fue justo como Clueless había dicho. Había un área en la cual Kaito y Elisabeth se parecían bastante. Kaito extendió su brazo un poco más. Llevando al límite sus expuestas tripas mientras trabajaba, escribió un jeroglífico.

“Ya estoy muerto…y cuando estaba vivo, nunca logré acertar un golpe certero. Pero todavía estás vida, así que…mientras todavía puedas…ve y dale a tu ‘papá´ un buen golpe.”

Kaito conectó el principio y el final del círculo con su dedo. Su trabajo finalmente terminado, se desplomó. Podía sentir la sangre quemar con energía mágica.” Vlad, finalmente dándose cuenta de lo que estaba pasando, gritó.

“…Eso es—”

Delante de Kaito, el círculo de invocación de Elisabeth había sido completado.

En el transcurso de su primera vida, había desarrollado cierta habilidad—nunca olvidaba nada de información que hubiera aprendido a través del dolor. Se había aprovechado de eso tallando un mapa de los túneles subterráneos del castillo en su piel, para que así no se perdiera.

Y una vez había hecho que Elisabeth tallara un círculo de teletransportación en su

pecho.

Había dibujado el círculo de teletransportación justo como lo recordaba, y comenzó a ondularse salvajemente. La sangre fluía, llena de la energía mágica de Elisabeth. Brilló, su vívido tinte carmesí parecido a los rubí fundidos.

Ayudado por la luz del círculo, Kaito finalmente podía ver qué estaba pasando en la habitación. Vlad estaba disparando ataques, su rostro lleno de impaciencia, pero Hina de alguna manera lo mantenía a raya. Kaito tosió sangre mientras dejaba salir un grito.

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“Y entonces, una vez que hayas limpiado este desastre, ¡puedes ir directamente al Infierno como juraste! ¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE EEEETH!

Cuando Kaito gritó, la oscuridad explotó desde el círculo. Pétalos de flor carmesí hizo espirales alrededor de la habitación como un huracán empapado de sangre.

Un largo vestido revoloteaba en medio de la tempestad de oscuridad y pétalos. Su interior escarlata se arremolino a través de su vista. Una mujer pálida apareció, inflando su regordete pecho atado con cuero. Su liso cabello negro sopló detrás de ella, y su mirada carmesí se fijó en Kaito.

Aterrizó sobre la sangre e intestinos de Kaito mostrando su vestido de estilo bondage y su endiabladamente buen aspecto.

Dio lugar a una hermosa y retorcida imagen.

En su mano, sostenía la Executioner’s Sword of Frankenthal.

“Hola, Vlad.”

Elisabeth, comprendiendo inmediatamente la situación, rio una oscura sonrisa. Sus labios se torcieron de la manera más perversa, sin embargo, sublime, que se podría imaginar. Vlad retrocedió un paso.

Elisabeth, empapada en sangre, actualmente estaba libre de las cadenas de la Iglesia. No sólo Vlad estaba encadenado, sino que el Káiser no estaba a su lado. Ella se lamió sus labios mientras miraba a su presa.

Levantó la Executioner’s Sword of Frankenthal en alto. Pétalos de flores carmesí y oscuridad hizo espirales alrededor del acero. Luego bajó la resplandeciente espada, como si llevara a cabo una ejecución.

“Ahora muere solo—¡abandonado por el cielo y la tierra y toda la creación!”

Cadenas aparecieron desde todas las direcciones y rápidamente llenaron la habitación. Hina estaba tendida en el suelo, y volaron sobre su cabeza, destrozaron a las criadas, y se enroscaron alrededor de Kaito como una serpiente. Forcejeó y peleó, intentando romper las cadenas con su propia oscuridad y pétalos cerúleos. Pero las cadenas lo envolvieron más rápido de lo que podía cortarlas. Sus huesos se rompieron cuando hicieron presión sobre él.

“Tch… Ah, rrrgh…”

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Colgaba en el aire, suspendido por cadenas como Elisabeth lo había estado una vez. Pétalos carmesíes se acumularon alrededor de él, como un enorme ramo para los muertos. Luego, en un instante, se derritieron y transformaron en una plataforma con una hoguera. Las cadenas ataron a Vlad a ella. Elisabeth balanceo su espada de nuevo, y llamas carmesíes ardían en su estela. No era una llama demoníaca sino una mortal.

Se quemó en las llamas del hombre, como si estuviera siendo juzgado por el pueblo.

“Pensar que sería herido…por algo como esto… Esto es una broma cruel, Elisabeth…”

Pesada oscuridad y pétalos cerúleos giraron alrededor de Vlad. Pero las cadenas permanecieron intactas, y el fuego se extendió hasta la cola de su elegante abrigo. Su carne comenzó a arder. Abrió sus ojos con incredulidad.

Su mirada azul zafiro se quedó fija en Elisabeth. Ella la devolvió con una sonrisa que parecía casi amable. Vlad miró frenéticamente a su alrededor, como si recién hubiera comprendido su situación.

De repente, se había encontrado atrapado en las fauces de la muerte por primera vez.

Un lúgubre murmullo se escurrió de su boca, como si le implorara.

“Elisabeth… Elisabeth… Elisabeth… Elisabeth…”

“Los déspotas son asesinados, los tiranos ahorcados, y los asesinos masacrados. La muerte de los torturados debe ser adornada con sus propios gritos mientras bajan al infierno sin posibilidad de salvación. Sólo en ese momento la vida de un torturado está realmente completa—así que conoce tu destino, vil hombre. No tengo ninguna intención de huir. Te seguiré en breve.”

Las puntas del largo cabello de Vlad se incendiaron. Sin mantener las apariencias por más tiempo, su cuerpo convulsionó. La plataforma rechinó un poco. Luego su piel estalló en llamas. Se quemó como un hombre común, y Elisabeth hizo su declaración.”

Death by Burning*—un final apropiado para ti y para mí.”

[Nt: “Muerte por Combustión”.]

“¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEETH!”

Vlad soltó un resentido grito, y el fuego se lo tragó.

Las llamas hicieron que su rostro se abultara y se asara. Su piel se convirtió en carbón. Y eventualmente, todo su cuerpo se quemó. Todo lo que quedó fueron huesos, y las cadenas los destrozaron sin piedad. Se convirtió en ceniza blanca, luego se dispersó en el aire se desvaneció en el viento. Vlad Le Fanu se había convertido en nada más que otra víctima reclamaba por la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu.

Isekai Goumon Hime Volumen 1 Capitulo 6 Parte 2 Novela Ligera

 

Y así fue como el hombre que había actuado como el Káiser y creado a la Torture Princess encontró su fin.

Todo lo que quedó era Elisabeth, de pie sola, sin duda la imagen de la realeza.

En medio del calor de las llamas que aún persistía en la habitación, cerró sus ojos y levantó su vista al cielo. Su cabello negro vagaba detrás de ella, y un pétalo de flor carmesí cayó de su piel.

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Habiendo derrotado su rival de toda la vida, Elisabeth tomó aliento brevemente, exhaló, y abrió sus ojos.

“¡Qué débil!”

Empujó su puño hacia el cielo mientras gritaba con pura satisfacción.

¿De todas las cosas que pudo haber elegido decir, es con eso con lo que salió?

Mientras lamentaba su elección de palabras, la conciencia de Kaito se desvaneció.

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