Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 5

Capítulo 5: El Asesino Prepara Un Contraataque

Regresé a la finca y me puse manos a la obra en mi represalia contra los aristócratas que me habían tendido una trampa.

Si se dejaba llevar a cabo, su estratagema dañaría tanto mi posición individual como la de la Casa Tuatha Dé.

“Construir una red de telecomunicaciones con agentes bien ubicados me ha dado aún más poder del que esperaba”.

Era una infraestructura enorme que conectaba veinte ciudades importantes y permitía conversaciones uno a uno. Desplegué espías en cada área y usaron los teléfonos para compartir la información que recopilaron. Específicamente, había dos tipos de personas que envié para el trabajo.

El primer grupo estaba formado por los más leales de mis empleados Natural You. Trabajaban como comerciantes en todas las metrópolis importantes y principalmente me enviaban datos relacionados con la economía y la distribución de mercancías. Supervisar el flujo de dinero y el inventario me ayudó a reconocer el inicio de cualquier plan.

Cuanto mayor sea la trama, más fondos y activos se moverán. Puedo usar eso para deducir lo que esté tramando el planificador.

Mantener a la gente en silencio era fácil en comparación con disfrazar los recursos cambiantes.

Fue el otro grupo el que resultó útil esta vez.

Mis otros agentes de inteligencia consistían en nobles que me admiraban como el Caballero Sagrado. Casi todos ellos eran magos y ofrecían información relacionada con la sociedad noble.

Estaban formados por personas que podían contactar al Caballero Sagrado, por lo que eran muy hábiles. Las únicas personas capaces de eso eran de casas de alto rango o eran aquellas con acceso a canales secundarios desagradables.

Entrevisté a cada candidato individualmente y elegí aquellos en los que podía confiar para que se convirtieran en mis agentes.

Usarlos fue fácil. Miraron al Caballero Sagrado como un héroe, y ayudarme los hizo sentir como héroes. También les pagué mucho dinero. Es posible que hayan sido nobles, pero la mayoría de ellos aún no habían heredado sus casas y, por lo tanto, nunca habían poseído mucho para gastar por sí mismos, por lo que estaban felices de tener fondos.

También aseguré su lealtad usando técnicas de condicionamiento y reduje el riesgo de alejamiento al darles cualquiera que fuera su posición requerida. Eso aseguraría que me darían toda la información que pudiera desear sobre sus propias casas.

El problema era que, si bien eran hábiles, muchos de ellos eran infantiles. Todos eran personas que querían jugar a ser héroes, por lo que esa actitud era inevitable. Como resultado, invertí mucho esfuerzo en la gestión de riesgos en caso de que se descubriera alguno de ellos.

“Priorizar la observación de la capital real valió la pena”.

Había desplegado muchos agentes allí. Era el centro de la política, y los nobles que valoraban el gobierno central por encima de sus propios dominios eran extraordinariamente vanidosos y propensos a ataques de celos.

Sospeché que habría muchos en la capital tramando mi caída. Ciertos aristócratas sin duda estaban fuera de sí con celos por mí.

De acuerdo con la jerarquía, yo no era más que el hijo mayor de la casa de un humilde barón. Sin embargo, estaba matando a un demonio tras otro, le agradaba a la familia real e incluso la Casa Romalung, uno de los cuatro ducados principales, se estaba haciendo amigo mío. Toda esa gloria y favor seguramente atraería miradas envidiosas.

Estos nobles temían que la Casa Tuatha Dé ascendiera en las filas de la nobleza y amenazara sus propias posiciones. Si tan solo supieran que papá y yo no tenemos ningún interés en ese tipo de cosas.

“Si pensaran en esto aunque sea un poco, incluso ellos deberían entender lo que sucedería si sabotearon mi puesto”.

Solo se dañarían a sí mismos si se deshicieran de alguien capaz de derrotar a los demonios. El héroe actualmente no podía salir de la capital, lo que significa que los demonios serían libres de arrasar con Alvan si no podía lidiar con ellos.

Dejar que los demonios hicieran lo que quisieran daría como resultado la resurrección del Rey Demonio. Era muy posible que ni siquiera el héroe pudiera derrotar al Rey Demonio, lo que significaría la destrucción del reino.

Esos aristócratas deberían haberme dejado en paz al menos hasta que la amenaza demoníaca fuera resuelta.

A pesar de las graves apuestas, justificaron sus actos salvajes nacidos de los celos y la vanidad con una lógica insondable mientras planeaban mi caída.

“Había planeado dejar pasar cosas como esta si no fuera demasiado dañina”.

Este esquema particular era de carácter especialmente pobre. Tuve que lidiar con eso.

Iba a desafiarlos abiertamente al principio, pero estaba considerando volver a mi profesión principal si fuera necesario. Así de deplorable era su trampa.

***

Al día siguiente, llegó un mensajero de Romalung para recoger a Nevan. Como dama de una familia prestigiosa, estaba constantemente ocupada. Se había quedado con nosotros todo el tiempo que pudo, pero era hora de despedirla.

“Disfruté mucho mi tiempo aquí en Tuatha Dé. Vendré de nuevo. Gracias por su hospitalidad”, dijo.

“Nos diste un gran momento en Romalung, así que no hay necesidad de agradecer. Espero que podamos seguir construyendo una relación favorable”, respondí.

“Al igual que yo. La próxima vez que nos veamos, te trataré como a un estudiante de último año cariñoso”.

“Y me comportaré como tu inocente junior”.

Eso me recordó que se suponía que la reconstrucción de la academia terminaría pronto. De hecho, eso convertiría a Nevan en mi estudiante de último curso de nuevo. La evité intencionalmente en la academia la última vez, pero ya no habría necesidad de eso.

“Antes de irme, noté que algo parece preocuparle, Sir Lugh,” comentó Nevan.

“¿De qué estás hablando?” Yo respondí.

“No creas que puedes engañarme. Nada en tu expresión o tu comportamiento sugiere que algo haya cambiado, pero algo se siente diferente”.

Ella me agarro. Muy pocas personas en esta vida o en la anterior habían visto a través de mí cuando ocultaba mis sentimientos.

“Surgió un pequeño problema”.

“¿Debería prestarte algo de la fuerza de la Casa Romalung?”

“Puedo manejarlo yo mismo”.

Eso no fue un alarde. Realmente no necesitaba la ayuda de Nevan, y no quería terminar endeudado con ella.

No necesitaría la ayuda de la Casa Romalung hasta más tarde.

“Ya veo. Comuníquese conmigo si cambia de opinión… Mantendré esto conmigo en todo momento”, dijo, agitando su teléfono móvil.

“Cuando llegue el momento, lo haré”, respondí.

Esta red de telecomunicaciones se instaló en cada una de las principales ciudades del reino. No hace falta decir que incluía el dominio de Romalung.

Le había enseñado a Nevan la ubicación del gran dispositivo de señal en la ciudad, y podríamos contactarnos si lo usaba. Sin embargo, su teléfono estaba configurado para acceder a un solo canal, lo que le impedía escuchar a mis agentes de inteligencia

Nevan hizo una última reverencia y se fue.

Estar cerca de ella era mentalmente agotador, pero también muy divertido y aprendí mucho de ella. Mantener una relación amistosa con Nevan era lo mejor.

***

Después de que Nevan se fue, regresé a mi habitación y usé mi teléfono móvil para conectarme a la red de telecomunicaciones.

Se instaló un gran dispositivo de transmisión dentro de la finca Tuatha Dé. Era un poco especial y no estaba presente en los registros. Incluso Maha no lo sabía.

Esta máquina tenía una función única que las demás no tenían. Su propósito era identificar a los traidores y minimizar el daño que causaban. Por eso mantuve a todos en la oscuridad al respecto.

Configuré mi teléfono en uno de los canales establecidos para hablar con mis agentes de inteligencia en lugar del personal para las chicas.

“Este es Silver, hablando con King…”

Usé nombres reales cuando hablaba en nuestros canales personales, pero usé nombres en clave cuando hablaba con mis agentes. Yo era Silver, y King se refirió a mis agentes en la capital real.

Di mis órdenes para comenzar a preparar una estratagema para los tontos que intentaban atraparme.

***

Preparé alas delta al día siguiente. El primero era de dos personas para Dia y para mí, y el otro era para Tarte solo.

“Perdón por esto. Quería descansar un poco más en casa” me disculpé.

“¡No me importa en absoluto! Iré a cualquier parte si eso significa que puedo estar contigo, mi señor”, respondió Tarte.

“Esto es realmente terrible. No puedo creer que te estén llamando criminal”, dijo Dia.

“Sí, es despreciable”.

Las personas que intentaban derribarme me estaban incriminando por asesinato. No habían descubierto que yo era un asesino, por lo que su afirmación era una completa invención.

No había mayor vergüenza para alguien de mi profesión que ser descubierto y capturado. Era tan bueno como ser calificado públicamente como no calificado.

Incluso si este era un cargo falso, todavía me enfurecía.

“Sus métodos son toscos. Mataron a un rival político y se deshicieron del cadáver en Jombull, y van a tener un testigo falso que testifiqué que maté a la persona durante la batalla con el demonio”, expliqué.

“Um, ¿realmente sería castigado por eso, mi señor? Creo que es inevitable que la gente muera durante una pelea con un demonio. Si nos concentráramos en prevenir toda pérdida de vidas, no podríamos luchar”, dijo Tarte.

“No debería estarlo. Como Caballero Sagrado, estoy relevado de la responsabilidad por cualquier daño que causé durante la batalla”, respondí.

Esos derechos no solo se aplicaban a un Caballero Sagrado, sino también al héroe y a algunos de los caballeros regulares de mayor rango.

Cuando peleaban personas de gran fuerza, era inevitable que hubiera una destrucción de gran alcance. Las personas en esas posiciones a menudo se desplegaron para luchar contra enemigos poderosos o para hacer frente a emergencias extremas. No podrían manejar las situaciones adecuadamente si estuvieran preocupados por los daños colaterales.

“Eso no tiene sentido, entonces. No debería ser posible culparte del crimen”, razonó Dia.

“No, es suficiente para ellos. La persona que dicen que maté era virtuosa y popular. Incluso si terminar con su vida no es técnicamente un crimen, me convertiré en un objeto de odio entre los plebeyos y los nobles. Algunos incluso pueden pedir venganza. Los aristócratas intrigantes quieren sabotear mi posición. Incluso están fabricando discordia entre la familia de la víctima y la Casa Tuatha Dé para que parezca que lo maté a propósito.”

Es posible que se haya aceptado alguna muerte como inevitable debido a mis derechos como Caballero Sagrado, pero el asesinato intencional aún se consideraría problemático. Incluso si no me acusaran de un delito, no había duda de que muchas casas nobles impondrían una variedad de sanciones a la Casa Tuatha Dé.

“Eso es asqueroso. Es por eso que odio la sociedad noble”, dijo Dia.

La forma más eficaz de avanzar en la aristocracia era derribar a los que estaban por encima de ti.

Era posible que las personas ascendieran de rango durante una guerra prestando un servicio distinguido, pero era mucho más difícil sobresalir en tiempos de paz. Eso significaba que las cosas más importantes para los aristócratas eran evitar el fracaso y hacer que sus rivales por encima de ellos cayeran en la clasificación. Los nobles particularmente ambiciosos se destacaron en esa área.

Las personas que planeaban mi caída eran de esa variedad.

“¿Cómo planeas lidiar con eso, mi señor?” preguntó Tarte.

“He descubierto la identidad del testigo que va a dar falso testimonio. Lo ganaré para nuestro lado con un poco de convicción. Cuando llegué el momento de contarles a todos sobre mi crimen, testificará contra el autor intelectual que está tratando de sabotearme”, expliqué.

“¿Va a cambiar de lealtad?” preguntó Tarte.

“¿Crees que no puedo manejarlo?”

Tarte pareció sorprendido, pero yo era un maestro de la persuasión.

No habría tenido tiempo para este contraataque sin mi red de telecomunicaciones debido a cómo funcionaban las pruebas en el Reino de Alvanian.

Después de que alguien acusó a otra persona de un delito, hubo una deliberación para determinar si se debía llevar a cabo un juicio. Previa aprobación, se enviaría una paloma mensajera con una carta y un funcionario del gobierno partiría en un carruaje al mismo tiempo, llevando una copia de la misma carta.

Los acusados debían regresar a su dominio dentro de los tres días posteriores a la llegada del funcionario del gobierno y luego acompañar al funcionario a la capital. Luego, el juicio se llevó a cabo lo antes posible, teniendo en cuenta los horarios de las partes involucradas.

Llevó un mínimo de una semana llegar a Tuatha Dé desde la capital en carruaje. Una paloma mensajera llegaba en dos o tres días.

Así, el funcionario del gobierno llegaría cinco días después que el ave. El funcionario entonces esperaría tres días, dando a los acusados un total de ocho días después de recibir la carta inicial para regresar a sus dominios y acompañarlos a la capital.

Sin embargo, esta vez, parecía que el plan era que la paloma mensajera sufriera un “desafortunado accidente” que le impidió entregar la misiva. Ignorante de la situación, no volvería al dominio Tuatha Dé durante los tres días que estuvo allí el oficial. Esto me convertiría en un vagabundo y mi culpa se asumiría automáticamente.

Incluso en el caso de que lo hiciera, las personas que me llevaron a la corte habían movido algunos hilos para que el juicio se llevara a cabo al día siguiente de mi llegada a la capital. Si no hubiera sabido sobre la conspiración, habría perdido el caso por defecto o habría tenido que asistir al juicio sin posibilidad de preparación alguna.

“Esto realmente no era lo que tenía en mente cuando construí esta red de telecomunicaciones”, admití con una risa amarga.

Aun así, me había salvado. Según los informes, el funcionario del gobierno que llevaba la carta había salido de la capital esta mañana. Aprender sobre eso ayer me dio un poco de tiempo de preparación.

“Me alivia que parezca que puedes probar tu inocencia”, comentó Dia.

“Yo también. Pero no planeo terminar las cosas ahí. Van a pagar”.

No sería suficiente simplemente probar mi inocencia. Necesitaba hacer un ejemplo de aquellos que conspiraron contra mí para que nadie fuera lo suficientemente tonto como para intentar algo así nuevamente.