Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 5

Capítulo 11: El Asesino Va A Juicio

Llegamos a la capital después de unos días de viaje. Había lavado el cerebro por completo a los observadores y los había convertido en mis leales sirvientes.

“Nada que reportar. Se sentó allí en silencio abatido todo el tiempo sin ninguna resistencia. Sus bienes han sido confiscados”.

Eso fue lo que les hice decir.

La sustancia que había usado para lavarles el cerebro fue muy útil. Había plantas en este mundo que podían ser alimentadas con maná para amplificar sus efectos medicinales a medida que crecían, lo que significaba que se podían fabricar drogas significativamente más fuertes que en mi mundo anterior.

Aprecié estos químicos, pero presté atención al peligro de que alguien pudiera usarlos en mí también.

Hubo nobles que hicieron una fortuna con productos farmacéuticos. Tenía conocimiento de mi vida anterior y de la Casa Tuatha Dé, que era famosa por su conocimiento médico, pero incluso entonces, dudaba que pudiera rivalizar con los nobles que se especializaban en el tema. No me habría sorprendido en absoluto si poseyeran drogas más viciosas que las que yo tenía.

“… Estoy siendo tratado de esta manera incluso después de llegar a la capital”.

Suspiré por la situación en la que había terminado. Me habían tapado los ojos y la boca y me sujetaron los brazos y las piernas incluso en mi celda.

Esto fue demasiado para un sospechoso que aún no había sido condenado. El Marques Carnalie había usado su influencia para asegurarse de que me trataran de esta manera. Su plan era aislarme del mundo para mantenerme sin pistas sobre el crimen por el que me estaba incriminando y dominarme en el juicio.

Tuve que darle crédito por su minuciosidad. Aun así, no tenía idea de con quién se estaba metiendo. Ya había utilizado a mis agentes de inteligencia para sobornar a varios guardias de la prisión. Esos guardias me dejaron hacer lo que quisiera mientras era su turno de vigilarme.

Uno de los guardias me dijo que el caso era mañana, exactamente como había dicho mi información de inteligencia.

Decidí que era hora de escabullirme de mi celda por un rato. Mis agentes habían comprado a los que me vigilaban, así que tenía tiempo de sobra. Regresaría después de obtener un arma final para el juicio de mañana.

***

Mi juicio comenzó al día siguiente en un juzgado de la capital real.

La audiencia estaba abierta al público, por lo que los nobles y las personas calificadas para residir en la capital podían ver desde los asientos de los espectadores. Esto mantuvo en jaque al juez y al demandante, ya que tener testigos les impedía realizar un juicio injusto. Este sistema recientemente introducido mantenía bajos los cargos fraudulentos.

El interés en mi juicio era alto porque yo era un Caballero Sagrado y ya había derrotado a dos demonios, por lo que el juzgado estaba repleto.

Vi a Nevan en la audiencia, sonriéndome como si nada estuviera mal. Ella debe haber oído hablar del caso.

Ella no parece preocupada. Sin embargo, normalmente, las personas terminan cuando se les coloca en esta posición.

Los juicios no se llevaron a cabo en Alvan a menos que hubiera evidencia que probara la culpabilidad con casi certeza. En otras palabras, el veredicto se decidió en el momento en que se aprobó un caso.

Por lo general, la evidencia del demandante se leería y se presentaría al acusado, a quien se le pediría que confesara. Si lo hicieran, serían oficialmente tildados de criminales. Sin embargo, incluso si no lo hicieran, el juez tenía derecho a declarar válidas las pruebas y condenarlos de todos modos.

El propio marqués Carnalie subió al podio como demandante y leyó sus documentos fabricados sin vacilar.

Era corpulento, con el rostro coloreado por la codicia, y se comportaba de manera altiva. Encajaba tan perfectamente en el estereotipo de un noble corrupto que casi me río.

Esperé a que terminara sin interrumpir.

“Esta evidencia muestra claramente que Lugh Tuatha Dé abusó de sus privilegios como Caballero Sagrado para matar intencionalmente al Conde Marlentott, quien había estado en una disputa con la Casa Tuatha Dé. ¡Es un ultraje que él tome los derechos otorgados a él para proteger la paz del país y abusar de ellos para su propio interés! ¡Él merece un castigo severo!” proclamó marqués Carnalie.

Su afirmación fue casi palabra por palabra lo que mi inteligencia dijo que sería.

“El acusado ahora puede hablar”, anunció el juez.

“Yo no maté al Conde Marlentott, y nunca hubo ninguna disputa entre él y la Casa Tuatha Dé. Esta acusación es una mentira total. Una investigación exhaustiva de su evidencia debería hacer esto evidente”, dije.

“Te deshonras a ti mismo, Lugh Tuatha Dé. Incluso tengo un testigo. El conde Frantrude estaba en Jombull en ese momento y lo vio todo. Lo he llamado aquí hoy. Su Señoría, permiso para que dé testimonio”, respondió el marqués.

“Otorgada. Su testigo puede subir al estrado.”

El conde Frantrude, el hombre al que había ganado para mi lado vistiéndome de mujer, se acercó al podio.

“Estaba en Jombull el día que el demonio atacó, y vi por casualidad a Lugh Tuatha Dé mientras luchaba. Se veía divino mientras luchaba contra los poderosos monstruos, completamente desprovisto de miedo. Fue cautivador. Apareció como un caballero legendario salido de un cuento de hadas y, a pesar del peligro para mi persona, estaba clavado en el lugar”.

Wow, eso es una sorpresa.

Estaba claro que no estaba mintiendo. De hecho, había sido testigo de mi lucha contra Liogel.

“Durante la lucha, algo desvió su atención de los monstruos. Vio al conde Marlentott. El conde había sido derribado mientras intentaba huir. Lugh Tuatha Dé se rio y luego pateó algunos escombros hacia él. Los escombros golpearon al Conde Marlentott en la cabeza y lo mataron. Estoy seguro de que lo hizo a propósito”.

Todos en la audiencia comenzaron a hablar a la vez.

“Esto es horrible.”

“Pensar que el Caballero Sagrado haría tal cosa”.

“Claro, él es el Caballero Sagrado, pero sigue siendo el hijo de un humilde barón”.

Escuché muchos de esos comentarios entre el alboroto.

“¡Silencio!”

El juez golpeó su podio con su mazo y el silencio volvió al juzgado.

“¿Está seguro de esto, conde Frantrude?” preguntó.

“Sí, es la verdad”.

El Marques Carnalie sonrió para sí mismo después de que el Conde Frantrude terminó. Seguramente pensó que tenía esto en la bolsa.

Pero se estaba adelantando mucho a sí mismo. Estaba tan decidido a tenderme una trampa que no se dio cuenta de que yo era quien lo estaba atrapando.

El conde Frantrude aún no había terminado. Respiró hondo y luego, una vez más, comenzó a hablar.

“Lo que quiero decir es que es verdad que el Marques Carnalie me amenazó para que dijera eso. Me chantajeó y sobornó para que diera falso testimonio. Dado que me usó de esta manera, digo que es probable que el resto de su evidencia también sea inventada. ¡Su Señoría, no estoy aquí hoy para incriminar a un Caballero Sagrado por un crimen, sino para acusar al Marqués Carnalie por intimidarme para que cometiera perjurio!”

El rostro del marqués Carnalie se puso pálido. Su confianza anterior se había desvanecido.

El público se hizo aún más ruidoso que antes.

El marqués Carnalie no había esperado ni por un segundo que el conde Frantrude lo traicionaría. Había confiado demasiado en la cooperación del hombre. Yo, en cambio, sabía de este disgusto.

Era común que las cosas salieran mal durante un asesinato o cualquier otra operación. Los profesionales se aseguraron de preparar un plan B o un plan C para tales ocurrencias.

Solo un aficionado confiaba en que todo saldría bien.

“¡Tonto! ¡¿Has perdido la cabeza?!” exclamó el marqués Carnalie.

“¡¿Yo soy el que ha perdido la cabeza?! Eres tú quien le atribuye un delito grave a un Caballero Sagrado que arriesga su vida para proteger este país, no, el mundo. ¿Y para qué? Celos repulsivos. ¡Yo nunca podría hacer tal cosa! Puedes recuperar tu dinero. Amenázame todo lo que quieras. ¡He decidido acatar mi propio sentido de la justicia y exponer tu plan por el bien del reino!”

Mentalmente, estaba aplaudiendo al conde Frantrude. Estaba dando una actuación convincente, y rápidamente se ganó a toda la audiencia. Yo fui quien había escrito el guion, pero resonó tanto debido a la habilidad del actor.

Decidí que aumentaría su recompensa.

“Su Señoría, no sé qué ha pasado con mi testigo. Le pido que invalide su testimonio”, solicitó el marqués Carnalie.

“No haré tal cosa. No me parece que esté mintiendo. Si lo que dice es cierto, marqués Carnalie, usted estará aquí no como demandante sino como demandado”, afirmó el juez.

“Eso es absurdo. Lo juro por la diosa, no he hecho tal cosa.”

Realmente no tiene vergüenza.

Luchar no lo llevaría a ninguna parte en este punto.

El juicio estaba cambiando a mi favor. Era hora de dar el golpe final.

“Su Señoría, ¿puedo exponer mi argumento? Preparé algunos documentos sobre este caso. Contienen pruebas de que el marqués Carnalie ha estado tramando injustamente mi caída. Por favor, eché un vistazo a este resumen primero”, dije.

Reuní una gran cantidad de pruebas, y hubiera tomado mucho tiempo para que alguien las leyera todas. Por esa razón, redacté una sinopsis y preparé muchos documentos para complementarla.

El juez ordenó a su ayudante que me recogiera los papeles y se los trajera.

La cara del Marques Carnalie coloreada por el shock puro. Había ordenado que se confiscaran mis cosas y que se destruyeran los documentos que se encontraran. También estaba bajo la creencia de que me habían traído aquí ignorante de la situación y sin tiempo para prepararme.

“Dios mío, esto dice que el Conde Marlentott no fue asesinado en Jombull, sino aquí en la capital, y que el Marqués Carnalie ordenó que su cuerpo fuera transportado a Jombull después del hecho. Eso no es todo: la disputa entre la Casa Tuatha Dé y el Conde Marlentott fue inventada, y en realidad fue el Marqués Carnalie quien tuvo una relación hostil con el difunto conde… Esto es muy interesante”, comentó el juez.

“¡Mentiras! ¡Todo son mentiras!” gritó el marqués.

“Esa es una posibilidad. Pero estos relatos son mucho más convincentes que las pruebas que trajo aquí hoy. Creo que podríamos usarlos para probar su culpabilidad. Como mínimo, hoy no puedo condenar a Lugh Tuatha Dé aquí. Su testigo era la única persona en la escena del supuesto crimen. Ahora que se ha retractado de su testimonio, no hay una sola persona que haya visto a Lugh Tuatha Dé asesinar al Conde Marlentott”.

“P-Pero, uh… ¡Eso es evidencia circunstancial!”

“Todo hace pensar que eres más desconfiado que Lugh Tuatha Dé. Marqués Carnalie, ¿sabe lo que significará para usted si se verifican los documentos de Lugh Tuatha Dé?”

La falsificación de pruebas en los tribunales era un delito muy grave. Eso solo podría resultar en trabajo obligatorio diseñado específicamente para nobles y la demolición de su casa.

Para empeorar las cosas para él, había tratado de obstaculizar a la persona encargada de salvar el país, todo por un rencor personal. Este fue un crimen mayor.

Además, también fue culpable de matar a un noble. El marqués Carnalie estaba arruinado.

“¡Soy inocente! ¿A quién vas a creer, al jefe de la honorable Casa Carnalie o al mocoso de algún humilde barón?” él gritó.

Que imbécil. Esa declaración reveló su hostilidad hacia mí para que todos la vieran.

Lo hizo quedar mal a los ojos de la audiencia. Su comportamiento fue suficiente para convencer a cualquiera de que me incriminaría.

El juez entrecerró los ojos como si estuviera pensando lo mismo.

“Para responder a tu pregunta, debo creerle antes que a ti. Ha arriesgado su vida varias veces para repeler a los demonios. A juzgar solo por sus logros, supera incluso al héroe como la mayor esperanza de este país. He llegado a mi veredicto. Lugh Tuatha Dé es inocente. Posteriormente, estoy ordenando una investigación sobre el Marques Carnalie utilizando estos documentos como base. Dependiendo de los resultados, se llevará a cabo un juicio para procesarlo. Debido a que creo que existe un alto riesgo de que destruya evidencia o huya para protegerse, estoy ejerciendo mi autoridad como juez para arrestar al Marques Carnalie hasta que se complete la inspección”, anunció el juez.

La puerta detrás del juez se abrió y los caballeros entraron para contener al marqués Carnalie.

“¡No seas absurdo! ¡Soy un marqués! ¡Un Carnalie! ¡¿Por qué no haces lo que digo?! ¡S-Soy inocente!”

Pasó a mi lado mientras se lo llevaban. Usé un hechizo de viento para llevar el sonido mientras lo hacía. La magia aseguró que solo aquellos a los que yo quería escucharían mis palabras.

“No creas que esto ha terminado todavía. Saqueé tu propiedad mientras estabas fuera. Te has estado involucrando en algunas actividades realmente torcidas. Voy a exponerlo todo al público y acabar contigo. No me detendré allí tampoco. Tus socios también están cayendo. Pasarás el resto de tus días en la cárcel deseando nunca haberte metido conmigo.”

Llené mi voz de malicia.

Se formó una mancha en los pantalones del Marques Carnalie. Alguien en la audiencia lo notó, y los susurros se extendieron entre la multitud. En poco tiempo, la gente comenzó a señalarlo y estalló en carcajadas.

El rostro del marqués Carnalie se puso rojo y tembló por la humillación.

Para alguien tan orgulloso como él, no había mayor desgracia.

Se había propuesto satisfacerse arruinando al insolente hijo de un barón, pero ahora era él quien estaba arruinado sin posibilidad de salvación.

“Lugh Tuatha Dé, te extiendo mis más profundos pesares. Si podemos corroborar la información en estos documentos, confiscaremos los fondos privados del Marques Carnalie según las regulaciones y los utilizaremos para pagarle indemnizaciones”, dijo el juez.

“No es necesario disculparse, Su Señoría. Solo estoy agradecida de que me creyeras,” respondí.

Me alegré de tener un juez tan sensato. Mi mayor temor era que el Marques Carnalie hubiera comprado al juez. Si ese hubiera sido el caso, habría sido una pelea difícil.

Sin embargo, sobornar a un juez era un delito grave en sí mismo y habría sido muy arriesgado.

… Sin embargo, si hubiera estado tratando de derribar a alguien de la forma en que lo hizo el Marques Carnalie, lo habría hecho. Si utilizara todos los métodos de persuasión disponibles para mí, sería difícil pero posible. Incluso si el soborno fallara, podría silenciar al juez antes de que pudiera contarle a alguien sobre esto.

Al final, la razón por la que perdió fue porque no hizo nada que un villano de poca monta no pudiera hacer. No estaba ni cerca de estar listo para pelear conmigo.

Muy bien, es hora de probar el regalo que obtuve para mí.

Me escapé de mi celda ayer para colarme en su propiedad. Mi objetivo era encontrarle suciedad para el seguro.

El Marques Carnalie había acumulado una gran colección de bienes valiosos, todos los cuales habían sido obtenidos a través de medios perversos similares a los que había engañado al Conde Frantrude. Pensando que podría encontrar algo interesante, revisé la propiedad a fondo.

Hice bien en hacerlo. Encontré un tesoro divino que ni siquiera mis agentes conocían.

Este fue el segundo tesoro divino en mi posesión. Esperaba estudiarlo para aprender más sobre el funcionamiento de los tesoros divinos de lo que podría solo con la bolsa de cuero de la grulla. Además, indudablemente poseía propiedades útiles propias.

Adquirir un artículo tan valioso hizo que la molestia reciente valiera la pena.

Por eso pude encontrar en mi generoso corazón perdonar al marqués Carnalie. No estaba interesado en fijarme en él.

Dicho esto, iba a ser juzgado en la corte sin importar si yo continuaba involucrándome.

Oré para que encontrara en sí mismo la forma de arrepentirse de sus fechorías. Probablemente moriría o intentaría suicidarse antes de arrepentirse… pero eso no era de mi incumbencia.