Boogiepop And Others (NL)

Volumen 4

Capitulo 3: Nanane Kyoko-Aroma

 

 

Nanane Kyoko llamaba a su talento Aroma. Podía captar olores del futuro.

Sin embargo, mentía a los otros cinco.


Hablaba como si fuera a la escuela en algún lugar, pero en realidad, no iba a la escuela para nada.

Se había negado a dar su edad exacta, insistiendo sólo en que aún no tenía veinte años, pero en realidad era la más joven de todos. Era lo suficientemente alta como para que nadie adivinara la verdad.

Y la mayor mentira que había dicho era que pertenecía a una familia normal de clase media y que vivía cerca. Su familia era una completa obra de ficción.

***

 

 


A veces, cuando veo a Mitsuo-kun con cara de satisfacción, me enfado mucho.

No lo odio ni nada por el estilo. Sólo desearía que lo hubiéramos conocido un poco más tarde, es todo.

Kasumi-kun y yo fuimos los primeros de nuestro grupo en conocernos. Bueno, Koumoto-kun y Nozomi-chan habían sido un dúo dinámico antes, pero este grupo de seis comenzó con nosotros dos.

Y a veces, me pregunto… si hubiéramos quedado sólo él y yo, ¿estaríamos Kasumi-kun y yo… un poco más cerca de lo que estamos?

Estoy enamorada de él.

Pero no importa cuántas insinuaciones deje caer, él sólo piensa que me estoy burlando de él, así que siempre termino riéndome.

Claro, no estoy tratando de hacerle saber lo que siento. Pero no me atrevo a decírselo directamente. Decir: “Te amo”.

Los seis usamos localizadores para ponernos en contacto. Todos nuestros localizadores están a nombre de Koumoto Kouji. Él también los pagó todos.

Todos tenemos dinero ahora, pero cuando nos conocimos sólo teníamos el dinero que tienen los niños de nuestra edad, así que Koumoto-kun fue realmente generoso; al menos, pasó mucho tiempo pensando en cómo debíamos mantenernos en contacto.

En realidad, a Kasumi-kun y a mí -y a Mitsuo-kun- nos resultó muy fácil encontrar a Nozomi-chan y a Koumoto-kun.

Los tres nos reunimos un sábado y pasamos el rato en la cafetería de la estación, observando a la gente, preguntándonos si los otros tres que vio Kasumi-kun pasarían por allí. Y lo hicieron.

―¡Oh! Ahí ―dijo Kasumi-kun, señalando.

Miramos. Un chico y una chica caminaban por el otro lado de la calle. Parecían menos una pareja y más un hermano y una hermana.

―Sí ―asintió Mitsuo-kun.

Realmente no podía entender cómo funcionaba su poder, o qué podía decirle, así que me encontré preguntando:

―¿Estás seguro? ¿Podemos realmente confiar en ti?

Y se enfadó.

―¡Es cierto! No sé cómo… ¡Sólo lo sé!, ¿de acuerdo? ―gritó.

―Shh, baja la voz ―dijo Kasumi-kun. Demasiado tarde. Todo el mundo nos miraba fijamente.

―Uh… jajaja, lo siento. No pasa nada, no nos hagan caso ―dije, sonriendo a todos y moviendo la cabeza.

Todos se rieron y volvieron a lo que estaban haciendo.

Muy roja, susurré:

Publicidad G-M2



―¡Eso fue tan incómodo! Mitsuo-kun, ¡acéptalo!

―Yo… no quería…

Estaba tan rojo como yo. Kasumi-kun no dijo nada. Seguí su mirada. La pareja del otro lado de la calle nos miraba fijamente.

―Hola ―dijo Kasumi-kun, saludando con la mano.

El chico miró a la chica. Ella asintió. Y entonces se acercaron a nosotros.

Sabía que olerían a Kasumi-kun, pero aún así me sorprendió que lo hicieran.

―Parece que nos conoces ―dijo el chico, Koumoto Kouji-kun.

―Parece que sabes que nos conocemos ―dijo Kasumi-kun.

La chica -Tsuji Nozomi- miró a Mitsuo-kun.

―He oído tu voz antes. Lo mismo que acabas de gritar.

Lo que quería decir era que el Whispering de Koumoto-kun había captado el grito que Mitsuo-kun acababa de soltar. Su compañera, Nozomi-chan, lo había escuchado y recordaba su voz. Al final explicaron los detalles.

Pero en ese momento estaba desconcertada.

―¿Por qué de repente somos un grupo después de todo este tiempo solos? ―dije.

Kasumi-kun se encogió de hombros.

―Cada uno de nosotros intentó predecir algo, y predijo que nos encontraríamos. Supongo que esas predicciones se solaparon.

―Quizá ―dijo Koumoto-kun―. Pareces sensato.

En retrospectiva, nuestro mayor problema no fue que tuviéramos poderes que el mundo no pudiera aceptar, o que nos confiáramos demasiado y tratáramos de morder más de lo que podíamos masticar.

Nos resultó muy fácil encontrarnos, así que nos hicimos amigos con la misma facilidad. Todo lo que teníamos, lo conseguíamos sin problemas. Eso fue todo.

Esos 120.000.000 de yenes eran lo mismo. El dinero en sí no era un problema. Ninguno de nosotros era de los que convertía el tamaño de esa pila de dinero en un problema; lo dividíamos como si nada. Pero todo era demasiado fácil.

***

 

 

Sintiendo que algo se acercaba, “él” despertó del modo de espera.

Como arma de destrucción, llegó equipado con funcionalidad de hibernación. En batallas prolongadas de desgaste o cuando se le ordenaba estar al acecho de una oportunidad de asesinato, esta funcionalidad le permitía sobrevivir durante años sin reabastecimiento.

―¿Se me quedó algo en la trampa? ―preguntó en voz baja.

Tras años de aislamiento, había desarrollado el hábito de hablar consigo mismo, pero estas palabras eran inaudibles para cualquiera que no fuera él. Sus misiones eran siempre en solitario y rara vez tenía a alguien con quien hablar.

Comenzó a moverse, sin hacer ningún ruido.

Esto no era una selva, ni un campo de batalla. Era un edificio normal en una ciudad normal. No se había invertido mucho dinero en el edificio; no había sistemas de seguridad de alta tecnología ni nada parecido, sólo la típica construcción de bajo costo.

Estaba   en   lo   alto   de   una   escalera   de   caracol,   la   salida   de                      emergencia.

Normalmente estaba cerrada. Había tendido una trampa allí, y esperaba.

El cebo era de 120.000.000 de yenes.

Pero ningún humano ordinario sabría que estaba allí.

Sólo un humano extraordinario vendría aquí.

El tipo de humano monitoreado por el sistema que lo creó. La Organización Towa.

El tipo que sabía cosas que no debía. Que hacían cosas que no debían hacer. A personas así se les llamaba dentro de la Organización MPLS, pero él no sabía el origen de ese nombre.

Están aquí.

La luz rompió la oscuridad. Alguien accionó un interruptor abajo.

Estaba escondido en la sombra que se formaba donde el pasillo de la escalera de emergencia conectaba con el edificio principal, completamente invisible desde las escaleras.

Los pasos se acercaron.

Tres  hombres,  dos  mujeres…  todos  jóvenes.  De  mediados  a  finales  de  la

adolescencia…

Pequeñas variaciones en el eco de sus pasos le indicaron la altura y el peso de los que se acercaban, e incluso le dieron una idea aproximada de las enfermedades que pudieran tener.

Oyó voces.

―¡Mmm, aquí! Recuerdo esta sensación de mareo.

―Definitivamente olí este hedor mohoso y polvoriento.

―Entonces, ¿está realmente aquí? ¿Este tesoro o lo que sea? ¿Mm, Koumoto?

―No puedo escuchar mi propio poder, así que tendrás que ser tú quien juzgue eso.

―Lo sé, pero…

―Hombre, estas escaleras son largas.

―Puedes esperar aquí, Nozomi.

―Estoy bien. No te preocupes por mí.

Pocos de los que escuchaban entenderían de qué estaban hablando.

Dijo “poder”…

Asintió para sí mismo.

Este grupo había predicho de alguna manera sus propias acciones y sabía que vendrían aquí.

¿Vinieron porque sabían que lo harían, o porque pensaron que debían hacerlo? ¿Lo habían previsto, o habían doblegado el futuro a su voluntad? Eso era una paradoja, y una en la que la verdad nunca saldría a la luz.

En cualquier caso, no era su problema.

El problema era qué debía hacer con ellos.

Si eran peligrosos, debía eliminarlos de inmediato. Si no, tenía que capturarlos.

Matar, o capturar…

Esperó en silencio mientras los cinco pasaban, sin darse cuenta de que estaba allí. Encontraron la bolsa que descansaba en el piso de arriba.

―¡Guau!

Gritos de júbilo.

―Santo cielo, es real… ¿Cuánto hay?

―¿Supongo que esto cuenta como un tesoro? No es exactamente lo que había soñado. Muy… mundo real.

―Ah… Kasumi-kun, ¡eso era!

―Oh.

―¿Esa es la frase que predije?

―¡Qué raro! ¡Oír tus propias palabras antes de decirlas!

―Ahora entiendes lo raro que me siento todo el tiempo.

―Eres un bicho raro, Mitsuo-kun.

―¡No seas malo!

Estaban claramente entusiasmados. Pero no reaccionaron al dinero en sí de la manera que él había pensado que lo harían. Era más bien como si estuvieran disfrutando por completo de hacer esto.

―¿Pero cómo es esto? Quiero decir, está esa historia sobre alguien con demasiado dinero que lo tira en un bosquecillo de bambú, pero…

―Esto no parece realmente ‘oculto’.

―¿Fondos de campaña abandonados?

―La historia de origen más aburrida.

Él se movió en silencio, acercándose. Estaban ocupados hablando. Ninguno miraba las escaleras.

Es una cuestión de números… cinco son muchos. Y están conspirando juntos.

Tengo que tratarlos como una amenaza importante.

Se decidió.

Tendría que usar fuerza suficiente para inutilizarlos, y matarlos si era necesario.

¡Así es…!

Se preparó para saltar, listo para atacar a los cinco a la vez.

Y justo entonces… uno de ellos lo miró directamente. Una chica alta.

Sus ojos se encontraron con los de él.

―¡—-!

Por un momento, dudó. La chica frunció el ceño por un segundo y luego hizo algo que él no podía creer.

―¡Ahhh! ―dijo ella, señalando directamente a él. Con una sonrisa que irradiaba pura alegría, exclamó―: ¡Te conozco!

―¿Eh?

Parpadeó, completamente desconcertado por esta cálida bienvenida. Nunca en su vida nadie le había sonreído.

***

 

 

Cuando grité, todos se voltearon y miraron.

―¡Oh, tienes razón! ¡Es él! ―Dijo Kasumi-kun. Había visto al recién llegado en los ojos de Mitsuo-kun. Todos conocíamos su cara por el boceto que Nozomi-chan había dibujado basándose en la descripción de Kasumi-kun. Era un chico con una cara muy bonita.

―Er, um…

―¿Tú también sabes de nosotros? ―Preguntó Koumoto-kun.

―N-no, yo, er… ―tartamudeó, desconcertado―. Um, ¿por qué están… aquí? ¿Ese dinero es… suyo?

Mitsuo-kun se echó a reír.

―¡No! Nos pertenece a los seis.

―¿Seis…?

Publicidad G-M1



―Incluido tú ―dijo Nozomi, sonriéndole. Normalmente tenía una cara de póquer, así que cuando sonreía, era muy bonita.

Él parpadeó al vernos. Bajamos las escaleras y nos pusimos a su alrededor.

―Siento soltarte esto, pero ahora eres uno de los nuestros ―dijo Koumoto-

kun.

―¿Uno de ustedes?

―Suenas desconfiado, ¡y no te culpo! Pero tú no eres como los demás, ¿verdad? ¿No es eso lo que te ha traído aquí?

―Er…

―¡No es necesario ocultarlo! ―Dijo Mitsuo-kun, de forma reconfortante―. Todos tenemos ‘talentos’. El mío se llama Baby Talk. El nombre más lamentable de todos, ¿no?

―El mío es Whispering.

Miró a nuestro alrededor, moviendo la boca como un pez de colores.

―Uh… ¿así que todos ustedes pueden… decir el futuro? Como…

―Sí ―asintió Kasumi-kun.

―¿De verdad?

―Si no fuera cierto, no estaríamos aquí, y tú tampoco ―Kasumi-kun se encogió de hombros. Era tan propio de él ser franco al respecto.

―¿Así que son todos… amigos?

―¿Y tú? ―Dije, feliz―. ¿Quieres ser nuestro amigo?

Parecía sorprendido.

―¿Yo? ¿Su amigo?

―¿Es malo?

―N-no, sólo… yo, ya saben… no pueden confiar en mí… ―Agachó la cabeza, murmurando.

Nos miramos unos a otros. Y entonces todos nos reímos.

―¿Qué?

―Eh, tienes mucho sentido del humor, amigo ―dijo Koumoto-kun, sonriendo.

―¿Eh?

―¿No podemos confiar en ti? ―Dijo Koumoto-kun―. No te preocupes.

Ninguno de nosotros confía en los demás.

―Todos mantenemos nuestra vida privada en secreto ―añadió Nozomi-chan―. No hace falta que nos cuentes nada.

―Pero…

Le guiñé un ojo.

―Pero seguimos siendo amigos. De eso estamos seguros.

―Sí.

―Más o menos.

Kasumi-kun y Mitsuo-kun se sumaron.

―Amigos… ―dijo el chico, con la mirada de un preso que había visto la luz del sol por primera vez en una década.

―¿Cómo te llamas? Soy Koumoto Kouji.

Todos dimos nuestros nombres.

―Yo… soy… Yuu. Tenjiki…Yuu.

Parecía muy avergonzado por esto.

―¡Es un nombre adorable! Kasumi-kun, no eres el único.

Kasumi-kun me frunció el ceño, pero Tenjiki-kun se puso aún más rojo.

***

 

 

Y así éramos seis.

Pasaron muchas cosas más antes de hoy, pero en realidad, nada que valga la pena mencionar.

A Koumoto-kun le gustaba ayudar a la gente y ya había salvado a un bebé y avisado de un incendio cinco minutos antes de que empezara, cosas así, pero ¿yo? Yo sólo me divertía.

Nos reuníamos tres días a la semana. No había un horario fijo. Si alguien hacía una predicción, nos avisaba al resto a través de los localizadores. La mayoría de las veces nos reuníamos en salas de karaoke.

―Pero es un desperdicio ―murmuré un día.

―¿Qué? ―preguntó Koumoto-kun.

―Quiero decir… ¡nunca cantamos! ―Respondí―. Todo este tiempo en locales de karaoke, pero… ―Hice un gesto con la mano hacia la máquina que estaba reproduciendo tranquilamente alguna canción enka―. ¿Quieren cantar? La verdad es que no me sé ninguna canción, pero adelante.

―¿Alguien más? ―Preguntó Koumoto-kun.

―No me metas en esto ―dijo Mitsuo-kun, negando con la cabeza―. No me gusta cantar.

―¿Sordo para el tono? ―Koumoto-kun se rio.

Mitsuo-kun se puso rojo como una remolacha.


―¡Es que no me gusta!

―A mí tampoco ―dijo Nozomi-chan.

―¿Eh? ―Directamente no me lo creí―. Pero tienes una voz preciosa.


―Sí, lo siento ―Ella miró a Koumoto-kun. ¿Estaba comprobando su reacción? Koumoto-kun estaba demasiado ocupado burlándose de Mitsuo-kun como para darse cuenta. Pensé para mí, Ella sólo dice eso porque él dijo que no cantaría.Eso tiene sentido.

―Entonces, ¿Kasumi-kun? ¿Tenjiki-kun?

―No me importa, pero… ―Tenjiki-kun dijo, poniéndose rígido. Estaba temblando de vergüenza. No, no había manera de que cantara delante de nosotros.

―No te preocupes, no te estoy obligando ―dije y miré a Kasumi-kun.

Estaba sentado en un silencio sepulcral.

―Um…

―No los tienen ―murmuró.

―¿Eh?

―Ni Bob Marley, ni Steel Pulse ―Sonaba asqueado.

―¿Quién? ―preguntó Koumoto-kun, desconcertado. Yo también lo estaba.

Nunca había escuchado ninguno de los dos nombres.

―¿Música extranjera? Quiero decir, ‘Bob’…

Kasumi-kun ignoró la pregunta de Mitsuo-kun.

―Es una mierda ―escupió. Su tono era directamente hostil.

Estaba bastante sorprendida.

―¿Qué, Mikage? ¿Qué te pasa? ―preguntó Mitsuo-kun.

Kasumi-kun no respondió.

―Mira, no voy a cantar. Es una estupidez ―Luego me miró como si todo esto fuera culpa mía. Intenté pensar en cómo responder.

―No hace falta que uses ese tono ―dijo Koumoto-kun. Nanane sólo pensó que sería divertido.

―Y yo digo que no lo será.

―Maldición, amigo…

―Mira, está bien, ¿ok? Siento haberlo mencionado.

El ambiente se estaba poniendo feo rápidamente.

―Si pudiera cantar lo haría, pero… Lo siento ―dijo Koumoto-kun, lanzándome una mirada de disculpa.

―No es necesario, en serio.

Kasumi-kun volvió a sumirse en el silencio.

Pasamos el resto del día haciendo predicciones que no servían para nada y charlando de nada hasta que llegó la hora de irnos.

Como siempre, ya había oscurecido cuando nos fuimos. Después de despedirnos, todos decidimos que era hora de volver a casa.

Publicidad M-M5

―Buenas noches ―los saludé con la mano y di la impresión de no tener ninguna prisa mientras esperaba a que los demás se fueran.

Si alguien veía por dónde me iba a casa, bueno… eso podría ser un problema. Mi actual lugar de descanso estaba justo al lado de este particular salón de karaoke.

En los últimos meses había cambiado regularmente el lugar donde dormía, alojándome en apartamentos con alquileres semanales, en hoteles de negocios, en saunas de veinticuatro horas. Era lo suficientemente alta como para pasar por un hombre de negocios si me vestía como tal y llevaba gafas de sol, así que podía conseguir una habitación en casi cualquier sitio sin que me miraran. Siempre decía que mi ocupación era “escritor independiente”.

Apostaría a que yo era la que más utilizaba esos 120.000.000 de yenes. Cuando los encontramos, estaba agotando el dinero que había ahorrado antes de huir de casa. Si no lo hubiéramos encontrado, habría estado durmiendo a la intemperie.

Ahora mismo estaba en un hotel barato junto a la estación. No era uno de esos hoteles, pero quizá era un hotel que se utilizaba sobre todo para eso. Mientras tuvieras dinero, a nadie le importaba quién eras o cuál era tu propósito.

Pero si alguno me veía entrar en un lugar como ese…

Así que me quedé unos minutos antes de alejarme lentamente.

La ciudad de noche huele mal, como los restos del día. Sentí que se aferraba a mí.

No tenía ganas de ir a cenar. Habíamos comido unos cuantos bocadillos durante nuestra reunión, y no tenía apetito.

―Argh… ―No sé por qué, pero me sentía muy deprimida―. Soy un desastre ―murmuré.

El hotel estaba a dos minutos a pie. Acababa de llegar cuando una voz llegó por detrás de mí.

―Hola, Nanane ―Era Kasumi-kun.

―¡¿………?!

Me quedé helada.

¿Me vio? ¿Sabía que me dirigía al hotel?

Sólo había una razón por la que una chica de preparatoria iría a un hotel como éste. La única que se le ocurriría a alguien.

Mierda. ¿Cómo podría explicar esto? ¿Qué debía decir?

Me quedé clavada en el sitio en silencio. Podía oírlo venir detrás de mí.

―Entonces, eh…

―¿Qué?

Me giré para mirarlo. Como una caja de sorpresas, mi corazón intentaba salirse del pecho.

―Bueno… ―dudó.

Estaba segura de que iba a preguntar qué estaba haciendo en un lugar como éste.

Estuve a punto de soltar:

―¡No, no es lo que piensas! ―pero las palabras se me atascaron en la garganta. Susurré―: Ah…

―Es que… lo siento ―dijo Kasumi-kun.

Me quedé boquiabierta.

―¿Por qué?

―Por lo de antes. Me enfadé…

No me miraba a los ojos, sino que miraba fijamente algo a un lado de mí.

―O-oh, ¿eso? Olvídalo ―dije, todavía tratando de calmarme. ¿Así que sólo viniste a buscarme para disculparte?

―Sí, no sé. Parecías deprimida, así que…

Publicidad G-M2



―Estoy bien. No me pasa nada. Sí.

Estaba principalmente aliviada de que Kasumi-kun no se hubiera dado cuenta de a dónde iba.

―¿Quieres tomar un té? Aquí no, obviamente ―dije, desesperada por sacarlo de aquí.

―¿Aquí no? ― dijo, dándose cuenta de repente de que estábamos en la puerta de un hotel de mala muerte. Sólo había una razón para que un chico hablara con una chica en un lugar como éste―. Sí ―asintió.

Nos dirigimos a una cafetería a la que íbamos a menudo. Una vez allí, lo tranquilicé una vez más.

―En serio, Kasumi-kun, no tienes nada de qué disculparte. No debería haber sacado el tema.

Tomé un sorbo de mi café. Era un café barato, pero el aroma de las mezclas de segunda categoría me resultaba mucho más relajante que el de las cosas gourmet preparadas con los mejores granos.

―No, sólo me desahogaba contigo. Sabía que no era culpa tuya ―Se miró las manos.

―Bueno, ¿para qué están los amigos? ―pregunté. Supongo que soné un poco triste, porque negó con la cabeza.

―No es eso. No tenías forma de saberlo. Sólo… una vez…

―¿Una vez?

Tenía mi atención.

―Sí, solía tener un amigo. Le gustaba mucho el karaoke… solía hacerme ir a cantar toda la noche con él.

―¿Tuviste suficiente para toda la vida? ―Dije, sin pensar realmente.

Volvió a negar con la cabeza.

―No, es que… se murió.

Lo dijo en voz tan baja que tardé un momento en comprender su significado.

―Oh…

―En realidad, él no tenía más amigos que yo. Nadie más a quien preguntar. Así que siempre era yo a quien arrastraba. Pero pensándolo bien… yo le hacía la misma mierda.

Me senté en silencio. Kasumi-kun continuó:

―No tenía nada a su favor, nada en lo que fuera bueno, así que el karaoke era el único punto brillante de su vida. También era pésimo… Y luego, antes de que mejorara, cayó muerto, a kilómetros de distancia de cualquier persona que conociera ―Nos sentamos en silencio durante un momento. Después de un rato, continuó―. sí que, no sé, ya no puedo cantar en el karaoke. Le gustaba tanto que cada vez que canto, siento que estoy… rezando por él. Pero incluso entonces, yo sólo…

Sobre la mesa, sus dedos se entrelazaron y volvieron a separarse.

―Así que no se trata de ti. O de los otros. No tiene nada que ver contigo.

Así pues, que me ponga así… Lo siento.

Finalmente levantó la vista hacia mí. Y su cara se congeló.

Porque yo estaba llorando. Grandes lágrimas cayendo por mis mejillas.

―¿Qué…?

―Kasumi-kun… Lo siento mucho ―dije, ahogándome―. Lo siento, de verdad… No quería hacerte daño así ―Quería hundirme en un agujero. Puedo oler olores del futuro, pero no puedo captar nada que realmente importe. Me sentí muy mal. No pude detener el torrente de lágrimas―. “Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento mucho”.

―¡Deja de hacer eso! Es como si te hubiera hecho algo, ya… ―Kasumi-kun echó una rápida mirada a su alrededor. Pero yo no podía detenerme. Los mocos se mezclaban con las lágrimas y debía parecer un desastre, pero seguían saliendo.

―Mira, toma, límpiate la cara.

Publicidad M-M3

Kasumi-kun me tendió un pañuelo. Lo cogí, pero lo sujeté con fuerza.

―Argh, de acuerdo ―Kasumi-kun agarró un montón de servilletas de papel de la mesa y empezó a limpiarme la cara con ellas.

Lo dejé hacer, como si volviera a tener tres años. De alguna manera… no estaba avergonzada para nada.

***

 

 

Si me hubiera quedado sin dinero, ¿qué habría hecho?

¿Renunciar a este asunto de fugarme? ¿Regresar a casa, volver a hacer comidas para mi madre y su nuevo amante, ya que no puede dejar de ser una mujer mantenida después de estropear la demanda de paternidad?

¿O me habría negado a volver allí, y me habría buscado un trabajo en un salón de masajes o en un club de striptease o… en una de esas tiendas?

O -y esta idea era, con mucho, la más atractiva- ¿habría acabado muerta en alguna cuneta?

Pero ahora, ninguna de ellas parecía real. Ninguna de ellas parecía una posibilidad seria.

Salvo cuando estábamos los seis juntos, me había pasado meses sin hablar con nadie más. Honestamente, los momentos que pasábamos juntos eran lo único que importaba ya. Todos decíamos cosas como “Sí, bueno, no confío en ninguno de ustedes”, pero el que más decía eso era Kasumi-kun, y podía ser tan amable conmigo.

―Dudo que viva tanto tiempo ―dije una vez, cuando estábamos todos amontonados en una sala de karaoke.

―¿Por qué no? ―Dijo Mitsuo-kun, desconcertado.

―Sólo es una corazonada ―dije.

―Te equivocas, Nanane-san ―dijo Tenjiki-kun―. Si nos ayudamos mutuamente, podremos superar cualquier cosa. Estoy seguro.

Esas palabras sonaron tan genuinas cuando las dijo.

―¿Me ayudarás entonces, Tenjiki-kun? ―pregunté, sonriendo.

―¡Claro que sí! ―dijo, asintiendo.

Estaba súper contenta, pero me lo tomé a broma.

―¿Kasumi-kun? ¿También me protegerás a mí?

―No si puedo evitarlo ―dijo, haciendo una mueca―. Además, moriré antes que tú.

―¡Ya estás otra vez! Hablando así…

―Tú lo dijiste primero.

―No tengo planes de dejarte ganar el concurso sin futuro.

―Ninguno de nosotros tiene uno.

―¿Oh? ¿Es así?

―Todos estamos en el mismo barco.

―No puedo decir que lo entienda, pero… ―Mitsuo-kun nos lanzó una mirada a ambos―. ¿No les asusta ese tipo de conversación?

―En realidad no ―dijo Kasumi-kun.

―No. Los hechos son los que son ―dije, riendo.

Mitsuo-kun se rascó la cabeza. El propio Mitsuo-kun era el menos propenso de nosotros a asustarse por algo, pensé.

Entonces Nozomi-chan se volteó hacia nosotros y siseó:

―¡Shhh! ―Se llevó un dedo a los labios. Se había dado cuenta de que Koumoto-kun estaba entrando en trance―. Está empezando. Silencio.

Nos callamos y esperamos.

Koumoto-kun nos había prohibido grabar sus susurros. Argumentaba que las pruebas grabadas podían ponerle en peligro de ser descubierto. Por eso él y Nozomi-chan se habían asociado. Ahora los demás también éramos sus oyentes.

El suyo empezó a temblar.

El sonido que hizo fue difícil de describir, como el viento que se escapaba de su garganta.

―…ough… ¿es la pureza lo suficientemente buena? Go-gon… no hay problema… 100% puro… go-gon… un trago de esto y cualquiera será… go-gon…

Había más de una persona, y no sólo voces humanas, los sonidos de fondo se mezclaban.

―…no puedo recordar la última vez que llovió tan fuerte. ¿De dónde viene? Go-gon… ¿tienes lo que hay que tener para pagar este volumen? … go-gon… por supuesto… go-gon…

Y entonces, como siempre, fue como si un interruptor se activara y volviera a la normalidad.

―Entonces, ¿qué dije?

―Eh… ―Dije, sin saber cómo describirlo.

―Malas noticias, en cualquier caso ―suspiró Mitsuo-kun―. Probablemente un negocio de drogas.

―¿Qué? ¿De verdad?

―Estaban hablando de pureza ―dijo Nozomi-chan, frunciendo el ceño―. Y un trato bastante grande. Dijeron ‘suficiente dinero en efectivo para pagar este volumen’, así que no es exactamente un trato callejero.

―Vaya, un premio gordo, ¿eh? ―Incluso Koumoto-kun parecía asustado―. ¿Podemos acotar dónde? ¿Avisar a la policía?

―¡La policía no servirá de nada! ―Kasumi-kun rugió. Todos nos sobresaltamos.

―¿Qué?

Publicidad M-AB

―¡A esos cerdos no les importa lo que le pase a la gente! ―gritó, con la cara muy roja―. Si informas de esto, simplemente intentarán averiguar la ruta o lo que sea, poniendo alguna excusa de mierda sobre dejar que hagan el trato para poder seguirlo.

Esto no era propio de él.

―¡Y mientras esa mierda pasa, todos a los que venden mierda se quedan varados! Primero tenemos que hacer algo.

Sus manos estaban apretadas, y todo su cuerpo temblaba. Estaba fuera de sí por la ira.

Nunca había visto a Kasumi-kun así. No sabía qué hacer.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

0 Comentarios
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios