Hentai Ouji to Warawanai (NL)

Volumen 8

Capítulo 4: De Flor A Flor; De Humano A Humano

Parte 3

 

 

Si no recuerdo mal, hace medio año—por circunstancias relacionadas a un tifón que nos azoto en pleno verano—acabe tomando un baño en las ostentosas aguas termales de la Casa Tsutsukakushi.

En ese entonces, considere la posibilidad de que ella pudiera ingresar al baño por accidente. Es por eso que decidí ser un caballero y lavar cada parte de mi cuerpo para la ocasión.

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Fiu

Qué ingenuo fui. Me senté dentro del estrecho baño de mi propia casa y me reí de mí mismo mientras tomaba una ducha y me lavaba el cuerpo. Con lo cautelosa que es, no hay forma de que alguien como Tsutsukakushi se equivoque así. Lo único con lo que probablemente bajaría la guardia sería una escena porno sorpresa en una revista. Sin mencionar que esta vez yo seré el único que se bañe, por lo que hay un 0% de posibilidades. Yo fui el culpable por hacerme ilusiones.

Mientras estaba ocupado lavándome el pelo pensando esto, la luz del baño se encendió.

—…senpai. —Escuché la débil voz de Tsutsukakushi. —Voy a poner una toalla aquí.

—¿Ok… gracias?

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Esta es mi casa. Ya sé dónde están las toallas. Y por supuesto, ya saqué una antes de meterme al baño.

—Um… ¿vas a cambiar las toallas? ¿Por qué?

—No… esta es para mí. —Afirmo en tono vacilante.

¿Su toalla? ¿Por qué? ¿Ella la va a usar? ¿Aquí? ¡¿Ahora?! ¡N-No no te derrumbes, Yokodera Youto! ¡No te pongas nervioso! Sé de qué se trata todo esto. Ella solo busca esperanzarme solamente para tomar un baño después de que yo termine. ¡Ya me sé esos trucos!

—Puedes darte un baño conmigo, sabes~

—…si, cierto.

—Vaya, vaya, qué defensiva estás, Tsu–¿como?

¿¡Que!?

Siguió un breve silencio, como si lo estuviera pensando. Sus pasos se alejaron del baño y pasó un minuto. No obstante, pude ver su sombra a través de la puerta que conectaba la regadera con el baño.

—Um, ¿Tsutsukakushi-san?

—Con permiso.

El pomo de la puerta giró y la puerta se abrió. Y luego, en medio del aire húmedo, una Tsutsukakushi Tsukiko blanca como la nieve se paró allí. Lo repentino de todo hizo que mi conciencia casi abandonara mi cuerpo, pero quiero confirmar algo. Tsutsukakushi llevaba una camisa mía. Como esa camisa era vieja y holgada, pensé en tirarla. En cuanto a por qué llevaba mi ropa, pude adivinar la respuesta de inmediato. Es porque es fanática del sumo. Me lo contó el verano pasado. En otras palabras, se vistió con ropa más grande que su propia talla para sentirse como una luchadora de sumo. En otras palabras, su ‘cuerpo’ blanco era simplemente la camisa blanca. Lamento engañarlos. En otras palabras, soy el único desnudo.

El único… desnudo…

—¿¡KEEEEEEEEEEEEH!? —Dejando escapar un grito ensordecedor, me agaché, usando ambas manos para ocultar todo lo importante. ¡No puedo mostrar mi sucio cuerpo a nadie antes de convertirme en novio!

—¡No te acerques! ¡Me verás todo! ¡Sal! ¡Ahora!

—No te preocupes, ya he hecho los preparativos para eso. —Tsutsukakushi habló con confianza. Tenía algo negro en la mano. Era una máscara para los ojos. —Gracias a esto, no puedo ver nada. Mis defensas son perfectas. Perfectas. Perfectas~

—¡Estás tratando de sonar genial, pero hay muchos agujeros en este plan! ¡Apostaría que casi tantos como los de esa máscara!

—No te preocupes. No odio los agujeros de senpai.

—¡Al menos trata de inspirar algo de confianza!

Dentro de este estrecho espacio de lavado, la chica con una máscara en sus ojos estiró ambas manos, avanzando con cuidado y tambaleándose. Al mismo tiempo, el hombre desnudo se escondió detrás de la regadera de mano y la cubeta de madera, apretujado en la esquina de la habitación.

¿Qué diablos es esto? No, en serio, ¿por qué está pasando esto? ¿Qué clase de sucio juego de rol es este? ¡¿Puedo obtener un reembolso?!

—¿Te disgusta?

—Quiero decir… bueno, ¡Tsukiko-chan!

—…senpai, todavía estás agotado. Pensé desesperadamente en cómo debería ayudarte, así que se me ocurrió la idea de lavarte la espalda.

—¿Uh, qué?

—Ya veo. Entonces, ¿la idea que se me ocurrió después de pensar con todas mis fuerzas fue demasiado infantil para ti? Mi valor en este mundo ha caído una vez más… sniff~ sniff.

—¡No, no, no, no, no, NO! Quiero decir, si eres tan inflexible al respecto, puedes, pero…

—Entonces, si me disculpas. —Como un chacal saltando hacia mí, me agarró por la espalda. —Ahora, quédate quieto. No importa cuánto grites y llores, nadie te oirá.

—¡Me engañaste!

—Si realmente no te gusta, me detendré.

—B-Bueno… no me desagrada la idea, pero…

¡¡NO LLEVO NADA PUESTO, MUJER!! ¡¿No entiendes lo vergonzoso que es esto?! Bueno, vergüenza “¡Oh qué vergüenza!” no siento (por obvias razones), pero estar desnudo con una chica a mis espaldas simplemente se siente… raro. ¡Pero también excitante! ¡Siento que el más mínimo movimiento podría provocar una reacción en cadena, y eso me asusta!

Me senté en la silla de plástico y le entregué la regadera.

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—Ah, la estás sosteniendo mal…

—¿Mmm?

Apuntó la boquilla en su propia dirección.

—¡Ah… bleh…! —Bañada con agua tibia, Tsutsukakushi dejó escapar un chillido detrás de mí, para después murmurar con voz preocupada: —Estoy empapada…

Hmm… esto debe ser difícil para ella. Como dicen, el dolor compartido es la mitad de la pena. Me di la vuelta lentamente, lleno de expectativas. Cuando lo hice, vi la camisa pegada a su piel, revelando su ropa interior.

—…no.

Hentai Ouji to Warawanai Volumen 8 Capitulo 4 Parte 3 Novela Ligera

 

Mi cuello fue torcido a la fuerza de regreso a su posición original. ¿Puede sentir mis intenciones incluso con los ojos vendados? ¿Tiene algún tipo de sexto sentido?

—Solo mira hacia adelante, senpai. Te lavaré la espalda.

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Ella frotó la toalla de arriba abajo contra mi espalda. Se sentía más como un castigo que como una recompensa.

—…me estas lastimando.

—Está bien. Completamente bien. Ya estoy acostumbrada. Solo necesito agarrar el champo. —Su brazo se extendió más allá de mi costado hacia el estante frente a mí.

Sin embargo, una vez agarro el champú, este se le resbalo, aunque rápidamente logro atraparlo con sus pequeñas manitos antes de que tocara el suelo y lo devolvió a su estantería.

—Ah…

—…pero que buenos reflejos.

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Oigan, ¿no puede ver con bastante claridad? ¿Es este un momento Hellen Keller 24 ? Juro que voy a presentar una demanda al fabricante de la máscara.

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—¿…cómo está mi espalda? ¿Está sucia? — Pregunté a la autoproclamada individua enmascarada, quien lo pensó por un segundo.

—Está bastante sucia, en realidad. Definitivamente otras personas notarán tu suciedad, por lo que no podemos mostrársela a nadie más.

—…ah, bueno…

Oh, hombre, tengo ganas de llorar. Definitivamente soy el que gana un juicio, pero pierde en la vida. Eventualmente podría tener mi propia familia y casa, pero no podré bañarme con mis hijos. La cruel Hellen Keller-san a mis espaldas continuó hablando.

—…ya que no estas presentable, deberías descansar un poco.

—Lo haré una vez que termine el maratón.

  • Hellen Keller (1880-1968) fue una mujer escritora que a una edad prematura sufrió una enfermedad que la dejó ciega y sorda. Cuando cumplió siete años, sus padres decidieron buscar una instructora y fue así como conoció a Anne Sullivan, que se encargó de su formación y logró un avance en la educación para discapacitados. Es una historia inspiradora cuanto menos, recomiendo echar un vistazo a su vida.

—No puedes. Una persona enferma tiene que tomarse las cosa con calma.

—Después del torneo.

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—No. Ya dije que no, y eso significa que no.

—¿Cuál es tu problema?

—…lo mismo pregunto. ¿Por qué estás tan empeñado en asistir?

—……

—¿Porque… trabajas tan duro? —Ella murmuró.

Su mano lavando mi espalda se detuvo. El área del baño estaba rodeada por paredes cerradas, lo que hacía que el sonido reverberara con torpeza. Escuché el sonido del agua goteando del grifo, así como su pequeña garganta moviéndose hacia arriba y hacia abajo. Debe haber algo más en la base de todo, además del maratón. Me está preguntando ahora que estamos en un espacio más privado.

Y pues… no sé qué decirle a Tsutsukakushi. Soy malo para expresar con palabras mis verdaderos sentimientos. Pude haber avanzado mucho desde aquella vez que rezamos en la cima de la Colina Ipponsugi, pero las cosas son así.

Y como eso se me da fatal, prefiero utilizar las palabras de otra persona.

—“Una flor es más hermosa cuando sabe el momento de caer. Las personas son como las flores; morirán sin dudarlo25

—¿…a quien estas citando esta vez?

—Quien sabe.

Una princesa en un país en guerra había dicho esto. Tanto las flores como las personas deben enfocar su todo hacia la felicidad del mayor número, y eso las hace bellas. Pasa lo mismo conmigo. Esa mentalidad es lo que me llevo aquí.

Todo el mundo está creciendo. Tsutsukakushi, Azuki Azusa también, e incluso MaiMai. Todos están creciendo lejos de mí, como estrellas en el cielo nocturno. Es por eso que yo también debo crecer, ¿y qué mejor que hacerlo mejorando en el camino que siempre me definió?

  • Es un poema sobre la muerte escrito por Hosokawa Garasha (o Gracia, por un nombre católico).

Podre haberla olvidado, pero la impotencia que sentí en ese entonces permaneció arraigada a mi persona bajo la forma de este silencioso malestar, y ahora que lo comprendo, no se me ocurre otra forma de darle sentido y gratificación a mi existencia. ¡Es por eso que mientras pueda recordar, tengo que salvar a quien este a mi alcance para poder vivir orgulloso de mí mismo—!

—¿De verdad es tan necesario que salves a alguien?

—Necesario o no, esta es mi vida.

—¿Es tan malo no hacer nada?

—Eso no va conmigo… ah, nunca te lo conté, pero cuando Acero-san me dijo que estaba asustada por el examen de ingreso en tu fiesta de cumpleaños, yo me sentí–

—Eso no es lo que estoy intentando decir. — Tsutsukakushi me interrumpió con un tono plano, pero extrañamente asertivo. —Eso no es lo que estoy intentando decir. Hay una diferencia entre no hacer nada y no tener por qué hacer algo. Y ahora no tienes por qué hacer algo, senpai.

—Pero entonces no podré…

—Así es. Independientemente de si no tienes por qué hacer algo, no salvarás a nadie.

Mi vista se llenó de vapor blanco. No podía ver nada, pero sabía quién estaba allí conmigo. Sentí su calor, su aliento y los latidos de su pecho.


—Pero las personas aún tienen valor incluso si no pueden salvar a alguien. Las flores pueden permanecer como flores, pero los humanos somos humanos. Eso es todo lo que se necesita. —Sus susurros entraron en mis oídos. —Senpai, eres un pobre pervertido. A menudo malinterpretas los sentimientos de los demás. La amabilidad que desbordas es quizás el mayor de tus calvarios, dado que te orilla a llegar a conclusiones extrañas como ahora, y tiendes a volverte loco con mucha facilidad. Por supuesto que la perfección no es algo que te defina, y para colmo, te equivocas mucho hasta cuando te propones algo… —Al igual que sus expresiones, el tono de su voz fue el mismo de siempre.

Sin embargo, a mis oídos lo que siguió se escuchó increíblemente sincero.

pero todos esos defectos te convierten en mi Youto-kun.

Sentí como si alguien me hubiera agarrado por la espalda. O, mejor dicho, ella ahora se estaba apoyándose contra mi espalda.

—…es por eso que puedes seguir siendo tú mismo. Yo te acepare tal cual y como eres. Porque eres mi senpai, y ese es el mejor senpai que puedes ser. — Buscó mi mano y la sostuvo con fuerza.

Me abrazó de la cintura, y sentí su calidez presionando contra mi espalda. Y entonces… algo llenó mi pecho. No se comparaba a lo que había perdido; ni siquiera lo consideraría un sustituto… y, sin embargo, lo completo.

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¿Qué es esto? Los ojos comenzaron a arderme y líquido goteo sobre mi regazo. Qué extraño. Todavía no pongo la regadera encima de mi cabeza. En ese caso, ¿qué está pasando? ¿Quién derramó agua por mis mejillas?

No pude explicarlo. La angustia me invadió, pero a la vez una calidez indescriptible. Me paralizo hasta los huesos.

Incapaz de levantarme, simplemente me cubrí la cara con la palma de mi mano. El líquido continúo fluyendo durante un tiempo por mis mejillas, pero Tsutsukakushi no me soltó…

***

 

 

Y con respecto a este desarrollo tan dulce, solo tengo una cosa para decir: Hay un chico y una chica, solos en un baño. Uno se encuentra desnudo, mientras que la otra prácticamente está en ropa interior. Sus espaldas y pechos se tocaban, sus manos y dedos estaban entrelazados, y su respiración seguía un mismo ritmo. Sin padres en casa, y nada más que silencio llenaba el pequeño cubículo. ¿Sabes que hicieron los dos adolescentes? ¡ENTIENDES LO QUE HICIERON, VERDAD—!

Pues simplemente tomaron un baño perfectamente normal.

***

 

 

Una vez salimos del baño, ya se había hecho tarde. Tsutsukakushi rogó para quedarse conmigo hasta la mañana, pero de alguna manera la convencí de irse a casa y cumplí mi misión imposible de escoltarla de manera segura.

¿Lo ven, chicos? ¡Esta es una historia perfectamente saludable—!

…aunque bueno, supongo que ella considero que una persona enferma no intentaría nada raro. Estaba muy convencida de quedarse conmigo, pero me negué hasta el final.

Después de todo, no podría asistir a la escuela mientras la miro a los ojos. No después de todo lo que me dijo en el baño…

Hice los preparativos para el día de mañana y me volví a acostar. Siendo que estuve durmiendo demasiado, no logre conciliar el sueño. Pero como había hecho una promesa, mínimo debía mostrarme frente a mis compañeros… lo que podré hacer frente a ellos ya es otra historia.





“Las flores deben permanecer como flores y los humanos como humanos”. Eso fue lo que dijo Tsutsukakushi. Pero entonces, ¿cómo cual Yokodera-kun debería permanecer? ¿Qué debería obligarme a hacer?

Pensé en todo lo que me habían dicho hasta ahora—en las palabras que destruyeron lo que construí, las palabras que rompieron la barrera que había puesto frente a mi corazón y las palabras que escuché hace mucho tiempo cuando todavía era joven e inocente.

¿Verdaderamente está bien no hacer nada? ¿Está realmente bien quedarse quieto? Me acosté de espaldas dentro de la habitación japonesa sin Tsutsukakushi dentro y miré al techo.

La luz fluorescente alargo la sombra a una esquina del techo. Sin decir una sola palabra, yo la mire fijamente, y yo me mire a mi—y sin que me diera cuenta, el mañana finalmente llego.

Hoy será el día en que yo y yo ajustaremos cuentas de una vez por todas…

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