Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: El Asesino Recibe Una Invitación De Fiesta

Después de mi encuentro clandestino con el demonio serpiente Mina, regresé a la habitación que había sido provista para Dia, Tarte y para mí.

“Qué te parece, el tramposo ha vuelto”, anunció Dia.

“Bienvenido de nuevo, Lord Lugh”, saludó Tarte.

La primera parecía herida y tenía las mejillas hinchadas, mientras que la segunda tenía los ojos húmedos por el llanto. Mis expectativas habían sido tan exageradas que casi me eché a reír.

Tarte tomó mi chaqueta y la colgó en la pared.

“No te estaba engañando. Eso fue para el trabajo”, le respondí.

“¿Y qué tipo de trabajo tienes para encontrarte solo con una seductora como ella? Definitivamente estaba interesada en ti. Prácticamente parecía lista para comerte”, respondió Dia.

Comerme, ¿eh…? Tu no estas equivocada.

“Necesito la cooperación de la condesa Granfelt. Puede servir como una fuente rápida de información y hacer que sea más fácil para mí actuar con libertad”.

Dia frunció el ceño. “Estás mintiendo. Los condes no tienen ese tipo de poder político”.

De mayor a menor, la jerarquía aristocrática era así: duque, margrave, marqués, conde, vizconde, barón y, por último, caballero. Tal como había dicho Dia, un conde generalmente no tendría tanta influencia.

“Incluso si ella misma no tiene mucha influencia, los hombres a los que ha atrapado sí. Me pregunto cuántos en el gobierno central han tenido relaciones con ella…”

“Um, Lord Lugh, ¿qué quiere decir con ‘relaciones’?” Tarte preguntó, ladeando la cabeza con curiosidad.

Al ver que tenía problemas para responder, Dia me lo explicó.

“Vamos a ver. Está hablando de todos los hombres que han tenido sexo con esta mujer”.

“¡Eek!” Tarte chilló en estado de shock, sus mejillas se sonrojaron. Dia, por otro lado, había vivido en sociedad noble toda su vida y estaba acostumbrada a este tipo de discusión.

“Hmm, así que supongo que te ha agregado a su total”, se quejó Dia.

“Si eso fuera cierto, no habría regresado tan rápido. No puedo darte los detalles, pero tenemos una relación estrictamente comercial. Se ofreció, pero pensé en ti, Dia, y la rechacé” le aseguré a Dia antes de abrazarla. Estaba rígida al principio, pero rápidamente se relajó.

“… Está bien, te creo”.

“Gracias. ¿Tú también me crees, Tarte?”

“Por supuesto. No es del tipo que se deja tentar por el sexo, mi señor.”

La intimidad física podría atraerme. Después de todo, los cuerpos jóvenes se sienten naturalmente atraídos por ese tipo de avances. Simplemente no dejé que se notara.

“Um, Señor Lugh. Recibiste una carta de Lord Naoise”, dijo Tarte.

“Hmm, ¿cómo debo responder?” Me preguntaba. “No me faltan razones para negarme”.

“También tienes muchas otras invitaciones. Um, aquí están todos los que recibimos mientras no estaba, mi señor”, dijo Tarte antes de extender una pila de sobres en un escritorio.

Ahora que yo era un Caballero Sagrado y un Elegido, parecía que todos esperaban ganarme el favor.

“No todas estas son invitaciones a fiestas. Esta es una oferta de apareamiento” observé.

“Eres tan popular, Lugh”, comentó Dia.

“¿’Apareamiento’? Eso lo hace sonar como un caballo, mi señor” intervino Tarte.

Aunque era una frase extraña, apareamiento era la palabra correcta. Cuanto más poderoso era el maná de uno, más probable era que sus hijos también poseyeran un maná fuerte, que era lo que buscaba la invitación.

“La fuerza del poder mágico de uno es un símbolo de estatus entre los nobles, y la ética a menudo se tira por la ventana cuando se persigue ese codiciado premio. Me preguntan si quiero dejar un hijo en caso de que muera contra un demonio. Sin embargo, es solo una excusa para obtener mi maná”, expliqué.

“Eso es un verdadero desvío cuando lo pones de esa manera”, comentó Dia.

“Um, ¿qué piensa, mi señor?” cuestionó Tarte.

“Estoy con Dia. No quiero ni pensar en lo que pasará después de mi muerte”, respondí.

Tarte parecía decepcionada.

Probablemente esperaba ofrecer su ayuda si yo quería tener un hijo. Su filtro se había ido aflojando más y más. Necesitaba tener cuidado.

Revisé todas las invitaciones, leyendo la última de Naoise. En su mensaje se incluyó una lista completa de asistentes, cada uno de ellos una persona joven con verdadero talento. Fue algo muy Naoise.

“Tarte, esta es mi respuesta a Naoise. Por favor, entrégaselo” instruí, entregándole la misiva a Tarte.

“Si mi señor. Ah, ¿así que te vas?” ella preguntó.

“¿Estás seguro de que quieres ir? Esa fiesta va a estar llena de niños haciendo nada más que jugar a los caballeros. Hay muchas reuniones donde podríamos hacer mejores conexiones”, intervino Dia.

“Eso es duro… Hay nombres en esta lista que no puedo ignorar. Asistirán la condesa Granfelt y el marqués Granvallen.”

Naoise estaba en peligro y yo estaba interesado en la gente talentosa que estaba reuniendo.

El demonio serpiente me había mostrado una sugestiva sonrisa cuando salí de su habitación. Ella debe haber sabido que nos encontraríamos de nuevo pronto.

“Urgh, realmente solo quieres pasar tiempo con esa mujer de grandes pechos”, escupió Dia.

“… Lord Lugh, si te gustan las mujeres sexys como ella, ¡haré todo lo posible para satisfacerte!” declaró Tarte.

“No tengo ningún deseo particular de verla. Es peligroso dejarla sin controlar. Ella es como un lobo con piel de oveja, y nadie es consciente de la amenaza que representa”, expliqué.

En el peor de los casos, Naoise y todos los demás jóvenes nobles prometedores podrían agregarse a su lista de víctimas.

Dia me miró dudosa. Probablemente habría entendido si le hubiera dicho que Mina era un demonio, pero el acuerdo que había hecho me impedía hacerlo. Cumplí con cualquier contrato, sin importar la otra parte. Por lo tanto, necesitaba persuadirla con un método diferente.

Besé a Dia. La tomó completamente desprevenida, y sus ojos se abrieron como platos. Tarte se tapó la cara con las manos, pero miró a través de los dedos.

“¿De verdad no confías en mí? Te lo digo, Dia, te amo sobre todo. Vamos a la habitación de al lado. Te lo demostraré con mis acciones” dije y la tomé en mis brazos. Dia no se resistió.

“Puedes ser muy insistente a veces, Lugh”, respondió ella con un suspiro.

“¿No quieres hacer esto ahora mismo?”

“…Lo quiero. Quiero que me ames.”

“Entonces vamos.”

Había pasado un tiempo desde que había estado con Dia. Encontrar tiempo a solas no fue fácil en la finca Tuatha Dé. Aparte de algunas excepciones como la oficina de mi padre y la cámara de tortura, las habitaciones no estaban insonorizadas. Y para empeorar las cosas, había cierta pareja en la casa a la que le gustaba aguzar el oído y escuchar con atención.

Sin embargo, este era el castillo real. Podríamos hacer el amor en paz.

“¡Ah, um, iré a entregar la carta!” Tarte chilló, con la cara roja. Luego salió corriendo de nuestro apartamento.

Ella estaba tratando de tener tacto al darnos a Dia ya mí tiempo a solas.

Tendría que asegurarme de que su consideración no se desperdiciara.