Megami no Yuusha wo Taosu Gesu na Houhou (LN)

Volumen 3

Capítulo 5: Surgimiento Del Dios Malvado

Parte: 1

Unas pocas horas antes del anuncio del nuevo cardenal, un joven sacerdote dejó escapar un profundo suspiro. Había sido elegido para proteger el calabozo debajo de la Archibasílica, llamado acertadamente el Pozo del Castigo Divino.

“Oye, ya es hora de hacer las rondas”, gritó uno de sus colegas.

“Oh hombre. ¿Qué tal si vas por mí esta vez? Bebe conmigo más tarde.”

“No hay manera. No voy a caminar por este lugar por la noche.”

No es que importara si era de noche o de día. Solo que daba mucho miedo estar ahí.

“Haaah. No quiero ir”, protestó el joven sacerdote abatido, pero obedientemente abandonó la sala de los guardias y bajó las escaleras.

No fue un problema real ya que la mayoría de los héroes encarcelados quedaron inofensivos después de haber soportado un gran tormento psicológico. Pero habían sido algunos de los luchadores más talentosos de todos los tiempos antes de su caída.

Si lograban recuperar sus sentidos, podrían atravesar fácilmente las puertas de hierro forjado o abrirse camino a través de las paredes con un hechizo. Por eso estas rondas regulares eran críticas, especialmente para aquellos que lograron aferrarse a su cordura. Eran los más peligrosos de todos.

“Maldición, desearía que ya me transfirieran.”

Se estremeció ante los aullidos bestiales de los locos. Se detuvo en cada celda y miró por la pequeña ventana en las puertas de hierro para ver a los prisioneros. Para alivio del sacerdote, la mayoría de ellos dormían tranquilamente, a excepción de uno.

Se detuvo en seco cuando escuchó una voz.

“¿T-Tú…? ¿Realmente…? ¡Ah…!”

La voz sonó desde la celda cerrada del nuevo prisionero, el ex obispo del Reino Jabalí: Hube.

“S-Sí… estoy increíblemente agradecido… ¡Todo será como pretendes!”

Era la única persona en su celda, pero parecía que estaba teniendo una conversación. Su parloteo enérgico se derramó por los pasillos.

Oh, que lamentable. No pudo manejar esto, ¿eh?

Cuando se lamentaba por el prisionero, la puerta de hierro fue abatida de adentro hacia afuera.

“¡Gah—!”

La puerta voló a través del pasillo, llevándose al sacerdote y chocando contra una pared. Gritando de agonía, cayó en el suelo.

Cuando comenzó a desmayarse, vio la cara del hombre saliendo tranquilamente de su celda. No era la cara de un hombre que sufría de confusión o locura. Albergaba una sonrisa tan brillante y ventosa como el cielo en un día soleado.

“Emergencia… situación… Hube ha escapado…”

Con lo último de su fuerza restante, el joven sacerdote envió un mensaje telepático a sus colegas. Luego se desmayó.

En un minuto, un escuadrón de guerreros sagrados fuertemente armado saltó al Pozo. Pero Hube no se encontraba en ninguna parte, desapareció en la noche.

“¡Él no está aquí! ¡¿Ya escapó del Pozo?!”

“¡Saca a las patrullas! ¡No podemos dejar que se escape!”

“Espera, no quedan restos mágicos de ningún hechizo. Todavía debería estar adentro.”

“Pero él no está en su celda. ¿Podría haber ido más abajo…?”

Pero, ¿por qué se adentraría más en el pozo cuando claramente no tenía una ruta de escape? Los guerreros sagrados no estaban seguros de las razones, pero bajaron las escaleras a toda prisa, caminaron más profundamente en el pozo, corriendo hacia el piso sobre la sala de tortura, el nivel más bajo de todos.

Ahí fue donde vieron al ex obispo. Les dio la espalda.

“¡No te muevas! ¡No hay ningún lugar para correr!”, grito el capitán del escuadrón de guerreros sagrados, apuntando su alabarda a Hube.

“¡Deberías haberte quedado en tu celda! No puedo creer que actúes tan tontamente.”

Pero habían llegado demasiado tarde.

“… Heh.”

Tan pronto como se dio la vuelta con una sonrisa genial en su rostro, las cadenas de luz se desprendieron del aire, atando a cada uno de los guerreros sagrados.

“¡¿Eh, cadenas de luz?!”, gritó el capitán del escuadrón.

A toda prisa, lanzaron “Dispar”, pero su agarre de hierro no se movió ni una pulgada.

“¡Esto es una locura! ¡Cómo puede lanzar un hechizo tan poderoso sobre todos sin recitar un encantamiento…!”

El capitán del escuadrón y Hube deberían haber tenido una fuerza mágica comparable. Después de todo, el capitán tenía una habilidad mágica similar a la del obispo promedio.

Pero no pudo evitar este hechizo, a pesar de que debería haber sido más débil sin un encantamiento. En otras palabras, la diferencia entre los dos era como un bebé recién nacido y un adulto.

“¡Imposible! ¿Cómo se volvió tan fuerte en tan poco tiempo? ¡¿Ack?!”

Pero había una posibilidad. Esta posibilidad la habían escuchado todos los creyentes de la iglesia.

El gran milagro: cierto joven, un humilde leñador, quien se transformó en un formidable usuario mágico de la noche a la mañana.

“N-No… ¡¿No puede ser…?!”

“… Jaja.”

Hube se rió entre dientes del capitán del escuadrón, que estaba temblando al pensar en esa posibilidad.

Mientras caminaba hacia la puerta de hierro cercana, Hube lanzó

“Desbloquear” sin un encantamiento, abriendo la puerta que había estado cerrada durante las últimas décadas.

El prisionero adentro dejó escapar gritos de emoción y salió de la habitación.

“¡Aaaahoooa—!”

La saliva salía por la esquina de la boca del anciano mientras escupía, como si fuera un perro rabioso listo para atacar.

Hube se paró directamente frente a él, lo detuvo con un movimiento rápido y lo levantó hacia el techo.

“Pobre criminal. Voy a poner fin a tu sufrimiento ahora.”

Comenzó a lanzar su hechizo cuando el hombre furioso intentó liberarse de su agarre.

“Olvida todos tus pecados, “Desinstalar”.”

La ola de magia se expulsó desde su palma hacia el cerebro del hombre, quemando neurona tras neurona.

“Ah…”

Por un momento, el hombre emitió un sonido como si de repente hubiera recuperado la cordura, pero luego pareció perder toda la energía de su cuerpo y colgó sin fuerzas en los brazos de Hube.

Pero Hube aún no había terminado.

“Ahora eres la vanguardia obediente de la Diosa, “Instalar”.”

El cerebro del anciano comenzó como una pizarra en blanco, y se estaba grabando nueva información en él.

“Ah, ah, ah.”

Como sorprendido por la electricidad que recorría su sistema nervioso, convulsionó varias veces y luego dejó de moverse.

Hube soltó al hombre. La cara del hombre estaba tensa. No tenía ninguna apariencia de la bestia desenfrenada de antes. Al mismo tiempo, su expresión estaba completamente en blanco: no contenía alegría, ira ni miedo.

“¿Q-Qué…? ¡¿Qué has hecho?!”

El capitán del escuadrón no pudo procesar lo que estaba pasando. Solo sabía que esto era algo absolutamente horrible.

Hube se volvió tranquilamente hacia el chillón y pálido capitán.

“¿Se unirán todos a mí? ¿O se convertirán en la vanguardia de la Diosa?”, él los amenazó.

Tenían su opción: unirse a él voluntariamente o pasar por un lavado de cerebro. No hay otras opciones. Ni siquiera había espacio para dudar. Temblando de miedo y humillación, asintieron respetuosamente. Ante esto, Hube sonrió, satisfecho.

“Eso es todo.”

Tan pronto como dijo eso, las cadenas de luz se disiparon. Pero nadie trató de correr. Si lo hicieran, serían atrapados al instante, y sus mentes serían borradas, solo miren el ejemplo de ese anciano.

“Bueno, entonces, abre las puertas por favor.”

El capitán las desbloqueó apresuradamente. Hube detuvo a los prisioneros uno por uno, borrando sus mentes para que fueran herramientas.

***

Después de que su discusión llegó a su fin y el asesor del Rey Demonio se despidió, Vermeita leyó, releyó y releyó el manga BL antes de finalmente meterse en la cama. Pero eso no duró mucho. La despertó bruscamente un mensaje telepático.

“Cardenal Vermeita. Malas noticias. ¡Ven a la Archibasílica lo más rápido posible!”

La voz pertenecía al obispo a cargo de la seguridad en la Archibasílica. El hecho de que se contactara directamente con los cardenales significaba que esta situación era urgente. Vermeita saltó de su cama y se puso su túnica cardinal sobre su delgado camisón, recogió su amado bastón de hierro y salió corriendo del orfanato.

“¿Qué ha pasado?”

“H-Hube ha escapado de la prisión, liberando a los otros prisioneros para que se unan a él. Incluso los guardias lo respaldan…”

“… Perdón, ¿qué?”

“¡Hube ha escapado y está liderando una revuelta!”

Un grito histérico resonó en su mente. Ella frunció el ceño y forzó más fuerza en sus piernas para correr.

“Está bien, entonces Hube ha escapado. Pero no entiendo cómo consiguió que los guardias se unieran a él, mucho menos a los prisioneros con enfermedades mentales. ¿Cómo logró eso?”

“¡¡No tengo idea!! ¡Por favor apúrate, apúrate y sálvanos! Si no lo haces… ¡¿Ah?!”

La conexión telepática se cortó después de ese grito final. Vermeita sintió que el sudor le goteaba incómodamente por la espalda, pero se fortaleció con un encantamiento físico, corriendo más rápido que una flecha.

Justo cuando llegó frente a la Archibasílica, tres sombras descendieron del cielo.

“Ah, jóvenes. Tan llenos de energía.”

“En efecto. Apenas nos queda energía para correr aquí.”

“Mi barriga se ha vuelto tan pesada, demasiado pesada. Las chicas siempre me presionan para que baje de peso, pero no estoy a la altura.”

El Cardenal Anciano. El Cardenal Agradable. El Cardenal Materialista.

Los tres charlaron sin sentido mientras lanzaban sus hechizos y aterrizaban suavemente en el suelo, pero sus rostros reflejaban una preocupación sin control.

“Bueno, entonces, ¿vamos a ver la cara del necio fugitivo?”, Cronklum sugirió mientras se dirigía a la Archibasílica.

En el interior, estaba incómodamente tranquilo.

“……”

Sus pies se arrastraron silenciosamente hacia adelante, llevándolos a la sala de oración en el centro del edificio. Más allá de sus pesadas puertas, encontraron a la persona en cuestión rodeada de una multitud.

“He estado esperándolos, cardenales.”

A un ritmo pausado, Hube se apartó de la estatua de la Diosa al terminar de ofrecer sus oraciones.

Una cálida sonrisa se formó en su rostro. Era como si fuera un hombre diferente del que había arrojado furia y antagonismo histéricos cuando lo sacaron de esta misma habitación.

Pero después de una inspección más cercana, había algo oscuro y turbio que brillaba en sus ojos. Se manifestó en las miradas de los guerreros santos a su alrededor, ya que sus expresiones mostraban nada menos que puro terror.

¿Qué demonios…?

Vermeita no pudo obtener una buena lectura de la situación mientras miraba cara a cara a los obedientes guerreros santos y al grupo de personas que se enfrentaban directamente a ellos: los antiguos héroes que habían sido psicológicamente destrozados y encarcelados por los crímenes atroces.

Sus caras le recordaban a las muñecas, completamente desprovistas de emoción mientras permanecían inmóviles en la atención, como una línea de soldados de juguete. Cada fibra del ser de Vermeita le gritaba que corriera, y mientras luchaba por controlar sus instintos, Cronklum dio un paso heroico hacia adelante.

“Hube, ¿qué estás tratando de hacer exactamente?”

“Oh, ¿no es obvio?”, Hube extendió sus manos con una expresión entusiasta en su rostro. “Prometo eliminar a los demonios malvados y a todos los humanos pecadores de este mundo. ¡Esa es la voluntad de la Diosa Elazonia!”

“……”

Estaba claro que no estaban en la misma página. Cronklum murmuró,

“Supongo que finalmente te has resquebrajado…” y soltó un largo suspiro.

“Sí, tienes razón. Esa es la voluntad de la Diosa. Pero no es un deber que un criminal asuma. Regresa a prisión.”

Las cadenas de luz se extendieron para atrapar el cuerpo de Hube y se rompieron en fragmentos de luz.

“¡¿Qué…?!”

“Todo es inútil. No hay nadie en este mundo que pueda capturarme ahora.”

En un gesto dramático, mostró el dorso de sus manos.

“¡Porque la Diosa Elazonia me eligió como el verdadero mesías!”

Reveló el brillante símbolo dorado de la Diosa en el dorso de ambas manos.

“¡¿Que se supone que significa eso?!”, gritó Cronklum confundido.

“¿No lo entiendes? Bien, déjame mostrarte.”

Mientras hablaba, Hube empujó ambas manos en dirección al cardenal.

“—No eres apto para ser un héroe.”

Cuando la voz de Hube resonó por la habitación, la mano derecha de Cronklum comenzó a arder, como si estuviera siendo chamuscada, y el símbolo se despegó lentamente de su piel. Un dolor punzante e insoportable venció sus sentidos.

“¡GAAAAAAAAH—!”

Sus gritos resonaron, cuando el símbolo se desprendió por completo de su mano, dispersándose en un millón de pequeñas brasas de luz antes de desaparecer en el cielo.

Ese fue el momento en que un héroe eterno, uno con protección de la Diosa, cayó y se convirtió en un simple anciano.

“E-Eso es imposible; M-Mi estado eterno…”

“Gracias por su servicio, Cronklum.”

Hube se dirigió a él sin su título.

El viejo se desplomó débilmente en el suelo.

Entonces Hube dirigió su atención a los tres cardenales restantes, los cuales estaban en shock.

“Bien entonces. ¿Serían tan amables de ayudarme?”

En este punto, no era una pregunta. Era una amenaza escondida bajo la apariencia de una orden.

Tenía el poder de eliminar su derecho a recibir infinitas resurrecciones, que fue otorgado exclusivamente a los pocos elegidos de la Diosa. El hombre frente a ellos era como el primer papa, Eument… No, podría ser más fuerte que él. Frente a su poder, no tuvieron más remedio que aceptarlo como el mesías.

Vermeita apretó la mandíbula para evitar mostrar su miedo. Junto con los otros dos cardenales, se arrodilló e inclinó la cabeza.

¿Es él realmente el mesías? No, si está usando la violencia para controlar a las personas, es como…

No podía dejar que estas palabras se escaparan. Tenía que mantenerlas adentro.

—Es como el Rey Demonio, había querido decir.