Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)

Volumen 3

Capitulo 1: El Rey Demonio Enmascarado.

 

 

(Ese sueño de nuevo…)

Lyseria Christaria se despertó de su inquietante sueño y se secó el sudor frío de la frente con la manga de su bata de dormir. Incluso seis años después de que los Void hubieran destruido el Tercer Assault Garden, Lyseria seguía atormentada por aquella terrible pesadilla.


(Incluso con mi cuerpo así, supongo que sigo soñando…) Lyseria reflexionó mientras sacudía su cabeza para alejar el desagradable recuerdo de su mente. Se sentó y abrió las cortinas de la ventana.

La luz del sol matutino brilló sobre los mechones de cabello plateado de Lyseria. Estirándose ligeramente, la joven se frotó sus ojos azules como el hielo. Al mirar por la ventana, vio una bandada de pájaros posados en un árbol del patio.

Desgraciadamente, no eran simpáticos amiguitos emplumados, cuyo canto señalaba la llegada de una mañana refrescante, sino…

“¡Caw! ¡Caw! ¡Caw!”

Una bandada de cuervos de gran tamaño y rostro aterrador había ocupado los árboles más allá de la ventana de Lyselia. Sus espeluznantes chillidos casi parecían anunciar que Lyseria se había levantado de la cama.

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(… Ahora hay más…) Lyseria comentó para sí misma, y su expresión se contorsionó en un rígido ceño. Los cuervos habían empezado a rodearla con frecuencia últimamente.

(… ¿Realmente huelo a cadáver?)

Lyseria olfateó su ropa, pero el único olor que captó fue el aroma floral de su jabón. Según Leonis, las criaturas de la noche, como los cuervos y los murciélagos, tendían a reunirse en torno a los vampiros, ya que eran los seres supremos de la oscuridad.

“El hecho de que les guste es agradable, pero…” Lyseriaa suspiró, mirando por la ventana. (Si aparecen más de ellos, la gente va a empezar a difundir rumores extraños sobre el dormitorio…)

El dormitorio Hræsvelgr estaba en las afueras de los vastos terrenos de la Academia Excalibur. Debido a que parecía más antiguo que las estructuras circundantes, la gente ya lo trataba como una especie de mansión espeluznante. Últimamente, había rumores sobre una sombra con forma de niña y un gran perro negro que deambulaban por el lugar al anochecer. Los rumores parecían realmente historias de fantasmas. Si los cuervos empezaban a reunirse alrededor del dormitorio, la gente realmente empezaría a pensar que el lugar era una casa embrujada.

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No es que estuvieran técnicamente equivocados. Después de todo, un vampiro vivía en el dormitorio Hræsvelgr.

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Pasando los dedos por su cabello ligeramente revuelto, Lyseria se levantó de la cama. Ella y Leonis tenían previsto realizar un combate de entrenamiento esta mañana, por lo que había decidido levantarse un poco antes de lo habitual.

“¡Leo-kun, hora de levantarse!” Le llamó Lyseria tras ponerse de pie. Sin embargo, cuando abrió la puerta y se dispuso a entrar en la habitación contigua…

“… ¡¿?!”

Su mano se congeló en el pomo de la puerta. Dentro de la habitación había una chica vestida de sirvienta sosteniendo un trapeador y una cubeta. Estaba limpiando el piso. Tenía el cabello negro y liso, cortado a la altura de los hombros, y unos ojos carmesíes del color del crepúsculo. Su mirada se encontró con la de Lyseria.

“…”

“…”

Ambas jóvenes se quedaron congeladas durante unos segundos. Entonces, el rostro de la chica sirvienta se torció en una expresión que parecía decir: “Oh, maldición”.

“… ¿Huhh…? ¿Q-Quién eres…?” Lyseria parpadeó un par de veces y se frotó los ojos. Sorprendentemente, cuando volvió a mirar, la chica sirvienta se había ido.

“¡Mierda, nos van a acorralar a este paso!”

“… Tenemos que ir a la ofensiva aquí. No es como si pudiéramos escondernos por siempre”.

“Eso es imprudente. No tenemos ninguna oportunidad contra los Espadachines Sagrados con las armas que tenemos…”

Varias pisadas resonaron en un pasillo oscuro, así como voces que sonaban como gruñidos bestiales. Unos ojos dorados brillaban en la oscuridad. Este era el séptimo sector del Séptimo Assault Garden… el Pabellón de Protección Especial Semi-Humano.

Los pasillos subterráneos que corrían bajo el Bosque del Biotopo02 Artificial estaban ocupados por hombres bestia armados. Eran los restos de Sovereign Wolves03, una organización terrorista que se oponía al Imperio Integrado.

Hace dos semanas, sus compañeros habían intentado secuestrar el Buque de Guerra Real, el Hyperion, con el objetivo de secuestrar a Altiria Ray O’ltriese, la cuarta princesa. Sin embargo, los estudiantes de la Academia Excalibur a bordo se habían opuesto a Sovereign Wolves y la operación había fracasado. El líder del grupo radical, Bastea Colossuf, murió junto con otros miembros importantes, dejando a la organización al borde del colapso.

Y ahora, estaban siendo perseguidos por un grupo de Espadachines Sagrados del imperio.

“Si tan sólo fuéramos compatibles con las Espadas Demoníacas, también…” El hombre bestia que lideraba lo que quedaba de los Sovereign Wolves gruñó con frustración.

“… ¡Maldita sea, ya vienen!”

Varias figuras aparecieron delante de los extremistas que huían, bloqueando el pasaje subterráneo. Sus uniformes blancos destacaban en la oscuridad. Era una fuerza de élite de Espadachines Sagrados.

“¡Restos de los Sovereign Wolves! ¡Quedan bajo arresto por el delito de alta traición!”

Los Espadachines Sagrados eran cuatro en total. Los hombres bestia los superaban ampliamente en número. Sin embargo, el poder de las Espadas Sagradas, una bendición concedida sólo a los humanos demostró ser suficiente para anular esa ventaja.

“¡Espada Sagrada, Activate!” Los Espadachines Sagrados entonaron al unísono. Sus voces resonaron a través del corredor subterráneo.

“¡Maldición!” Un hombre bestia aulló mientras él y sus compañeros cargaban contra los Espadachines Sagrados con desesperación.

Fue una imprudencia. Si bien la destreza física de los semi-humanos superaba a la de los humanos, no tenían forma de vencer a cuatro Espadas Sagradas.

(¡Ya lo sé, maldita sea!) El líder de los hombres bestia pensó para sí mismo con amargura.

Fue entonces cuando…

“Ojos demoníacos, maldice a estos intrépidos… ¡Vraid!” Una nueva voz retumbó desde algún lugar oculto.

Un momento después, hubo una explosión de luz, y los Espadachines Sagrados se congelaron en su lugar, con sus armas aún desenfundadas. Ahora parecían estatuas silenciosas.

“¿Qué es lo que…?” Los hombres bestias se quedaron sin palabras.

“… Los he estado buscando… Encontrarlos me ha costado un tiempo valioso”.

“… ¡¿?!”

Desde las profundidades del pasadizo subterráneo, una luz azul pálido flotaba en la almizclada oscuridad. Detrás de ese resplandor, el débil sonido de unos pasos chocando con el suelo reverberó en los estrechos confines del túnel.

Una figura humanoide y oscura, vestida con un abrigo negro como el carbón, apareció. Allí se hallaba algo que parecía ser la oscuridad con forma humana. Su rostro estaba cubierto por una máscara plateada con forma de calavera.

“¿Q-Quién demonios eres tú…?”

Los hombres bestia levantaron sus armas, con sus cuerpos temblando. Sin

embargo…

“Tontos”.

La sombra levantó ligeramente su mano derecha. Ese simple movimiento fue todo lo que necesitó para retorcer las armas en las manos de los semi-humanos tan fácilmente como si fueran masa. Las cosas inútiles cayeron al suelo.

“¡¿Qué?!”

“Arrodíllense. Están en mi presencia”. Exigió la sombra, con una voz que ejercía una presión física y obligaba a los hombres bestia a doblar las rodillas.

La ominosa presencia que desprendía esta figura hizo que sus robustos cuerpos se estremecieran como hojas. Los hombres bestia eran el símbolo mismo de la ley natural de la supervivencia del más fuerte; sus reacciones eran instintivas.

La sombra frente a ellos era un monstruo de un orden mucho más elevado que ellos… un soberano absoluto, hecho para reinar sobre este mundo.

“¿Levantarían sus armas contra mí…?” La sombra se acercó un paso más. “Considérense afortunados, porque soy magnánimo. De haber estado Gazoth, el Rey Demonio de las Bestias en mi lugar, ya estarían muertos”.

“Aah, aaaah… ¡Aaaaaaaaaaaaah…!”

Ninguno de los hombres bestia pudo levantar sus cabezas ante la abrumadora presión del espectro oscuro. Los insurgentes cayeron postrados y la sombra arrojó un pequeño saco frente a ellos.

“¿Q-Qué es esto?” Preguntó el líder con cabeza de león de los remanentes. “Su líder. Creo que su nombre era Bastea. Estas son sus cenizas”. “¡¿Qué?!”

“Cuando lo encontré en ese barco, ya había sido reducido a polvo. Incluso en ese estado, mi hechicería del Reino de la Muerte podría haberlo resucitado como un monstruo no muerto, pero, bueno, no tenía el deber de hacerlo”.

“¿Quién eres tú…? No. ¿Quién podrías ser tú, Todopoderoso?”

“Soy un Rey Demonio”.

“¿Un Rey Demonio…?”

“El Rey de los No-Muertos, aquel que reina sobre la muerte y todo lo relacionado con ella. El verdadero y legítimo gobernante de este mundo”. A medida que la voz de la sombra resonaba, el aura siniestra que brotaba de ella se hacía más intensa. Asfixiados por la feroz e invasora presencia de la muerte, algunos de los hombres bestia cayeron inconscientes.

“U-Ugh… Oooh, ¡aaah…!”

“No teman. Me presento ante ustedes para devolverles un favor”.

“¿U-Un favor…?”

“No a ti, sino a tus ancestros lejanos. El Clan Shamar, el Clan Zaith y el Clan Zakar. Los guerreros hombres bestia que una vez sirvieron valientemente como vanguardias para los ejércitos de los Reyes Demonios”.

Aquellos pocos Sovereign Wolves que aún estaban conscientes respondieron a las palabras de la sombra con confusión.

“¿Ancestros?” “¿Qué está diciendo este monstruo?”

“Ustedes, quienes se oponen al imperio…” El llamado Rey Demonio ofreció su mano. “Conviértanse en mis subordinados y sirvan en los Ejércitos de los Reyes Demonio”. La clara voz de la sombra resonó en el túnel.

“¿Quieres que nosotros… los restos de los Sovereign Wolves, sirvamos bajo tu mando, Todopoderoso?”

“Correcto. Serán mis sirvientes, actuando en mi nombre para lograr mis elevados objetivos. Sin embargo, no los obligaré. Pueden elegir sus destinos libremente. Sin embargo…” El Rey Demonio señaló a las estatuas detrás de ellos. “No tienen mucho tiempo para decidir. Dentro de algunos minutos, la petrificación de esas personas terminará”.

“… ¡!”

Las cuencas de los ojos de la máscara esquelética de la sombra brillaron con una luz espeluznante. Una respuesta errónea podría dejar a los hombres bestia petrificados, al igual que estos Espadachines Sagrados. Los hombres bestia intercambiaron miradas. De todas formas, su única alternativa era ser capturados por el imperio y enviados a la horca. No sabían qué buscaba este inexplicable monstruo, pero…

“E-Entendido”. Los hombres bestia con cabeza de león se pusieron de pie y se inclinaron ante el Rey Demonio. “Los restos de los Sovereign Wolves te servirán, Todopoderoso”.

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Se sentía como si la máscara de calavera se burlara de ellos con maldad.

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“Muy bien. Desde ahora, deberán llamarse a sí mismos las Sombras de los Reyes Demonios”.

“S-Sí. Por su voluntad”. Los terroristas hombres bestia cayeron sobre sus rodillas.

“Entonces les daré su primera orden…” Pero cuando el Rey Demonio levantó su mano, un inoportuno pitido llenó el pasaje subterráneo. “H-Huh, ¡¿Q-Qué…?!” La figura sombría retrocedió con sorpresa.

<<… eo-kun. ¡Leo-kun! ¿Dónde estás ahora?>>

La voz se apagó con otro pitido.

“…”

Un aire incómodo flotaba en el lugar. Los terroristas se miraron entre sí.

“Heh, heh… ¡Ah, ha, ha, ha, ha!” El Rey Demonio se echó a reír de repente, agitando su oscuro abrigo.

“¡Obedece mi voluntad, tierra, y conviértete en un laberinto eterno! ¡Crear Laberinto!”

Mientras el espectro entonaba algún tipo de hechizo, el suelo retumbó y se iluminó, formando una escalera que conducía más abajo.

“¿Q-Qué es esto…?”

“He creado un complejo subterráneo aquí. Hazlo tu base y opera desde allí por el momento”. La sombra instruyó por encima de su hombro tras darse la vuelta. Luego desapareció, dejando atrás a los estupefactos hombres bestia. Los terroristas sólo pudieron contemplar boquiabiertos la entrada del laberinto con miradas de asombro.

De vuelta a la habitación del dormitorio, una sombra emergió cerca de su cama. De su interior surgió una silueta oscura, vestida con un abrigo color ébano.

“Manto de las Ilusiones, despréndete”. Ordenó una voz apagada.

La oscuridad que envolvía el cuerpo de la sombra se deshizo, y ésta fue absorbida por las sombras. Un par de pies pequeños tocaron el suelo.

“… Cielos. Mantener esa actuación me deja con una sensación de rigidez”.

Un niño de diez años que llevaba el uniforme de la academia había salido de aquella alta sombra. De pie frente a un espejo de cuerpo entero, el niño soltó un profundo suspiro. Su rostro tenía unos rasgos apuestos… aunque jóvenes e infantiles. Su cabello negro estaba ligeramente desaliñado y continuamente desobediente, y no era lo suficientemente alto como para eclipsar siquiera la mitad del espejo.

(Cuando me veo así, no puedo evocar ni una pizca de dignidad y asombro). Sin embargo, esta apariencia discreta adormecía a sus enemigos y era ideal para encajar en una multitud.

(En cualquier caso, me las arreglé para crear un punto de apoyo hacia la refundación de los Ejércitos de los Reyes Demonio).

Este chico, el Rey Demonio Leonis Death Magnus, sonrió satisfecho. Los Sovereign Wolves eran una organización terrorista armada anti-imperialista formada por semi-humanos. Hace unos días, habían perdido a su líder en un incidente de secuestro marítimo, dejando vía libre a Leonis para reclamar los restos del grupo para sí mismo.

Sus filas incluían mucho más que solo hombres bestia físicamente capaces. Los Sovereign Wolves se componían también de Elfos y hombres lagarto. Ambas eran especies únicas que poseían rasgos valiosos. Leonis confiaba en que podrían ser útiles.

Dicho esto, no parecían tener ninguna relación directa con la mujer elfa oscura que había producido las Espadas Demoníacas, pero Leonis decidió que investigaría ese asunto por separado.

(Aun así…) Leonis sacó un terminal de su bolsillo y lo miró con reproche.

(Mi sirviente es demasiado sobreprotectora).

Suspirando amargamente, abrió la puerta de la sala de estar…

“¡Aaah! ¿L-Leo-kun?”

… Sólo para encontrar a una chica de pie, vestida sólo con su ropa interior. Brillante cabello plateado y piel tan blanca como la nieve virgen. Su cabello estaba un poco húmedo, ya que probablemente acababa de salir de la ducha. La joven se quedó helada, con las manos aún en el gancho de su sujetador. Su rostro se enrojecía a cada segundo.

Seiken Gakuin no Maken Tsukai Volumen 3 Capitulo 1 Novela Ligera

 

“Ah… ¡L-Lo siento!”

Leonis se apresuró a cerrar sus ojos y se dio la vuelta, pero la imagen de los pechos regordetes y las extremidades flexibles de la chica ya se había grabado en su mente. El sonido de la tela moviéndose llenó sus oídos durante algún tiempo, hasta que finalmente…

“… Puedes darte la vuelta ahora, Leo-kun”.

Leonis así lo hizo, fijando su mirada en la ahora completamente vestida Lyseria.

“Lo siento, debo haberte sorprendido”. Lyseria se disculpó mientras se ataba un lazo para el cabello. Su uniforme azul se complementaba perfectamente con su pálido tono de piel.

“N-No, debería ser yo quien se disculpara…”

“Por cierto, ¿dónde estabas? No estabas en tu habitación. Te estaba buscando”.


“Erm… Salí a hacer un poco de ejercicio matutino…”

“¿Ejercicio?” Lyseria hizo un adorable mohín. “Habría ido si hubieras dicho algo”.

“Quiero decir, ya tenemos nuestro programa de entrenamiento diario. Así que no hay necesidad de exagerar”. Leonis negó con su cabeza.

El reciente crecimiento de Lyseria era asombroso. No sólo poseía una fantástica intuición, sino también la voluntad para mejorar. Entrenarla era satisfactorio. Sin embargo, también era muy trabajadora, hasta el punto de sobre exigirse. Sobrepasar los límites de uno mismo puede llevar al colapso.

En ese sentido, Leonis deseaba que Lyseria fuera un poco más cuidadosa consigo misma. Incluso un vampiro no muerto acabaría exhausto si agotara su mana.

“¡¿Está todo bien, Seria ojou-sama?! ¡He oído un grito!” La voz de Regina llamó desde el pasillo.

“Ah, sí, estoy bien. Sólo era Leo-kun”. Lyseria respondió apresuradamente.

“… He puesto mucho empeño en el desayuno de hoy”. Proclamó Regina con orgullo. Llevaba su habitual uniforme de sirvienta, y sus manos descansaban con confianza en su cintura. “A comer”.

El cabello dorado de Regina estaba recogido en coletas, y sus grandes y vivaces ojos eran de una tonalidad verdosa. Si Lyseria podía ser comparada con la amable y gentil luna, Regina tenía la atmósfera del brillante sol.

“Se ve muy bien”. Comentó Lyseria.

“Hee, hee. ¡Hoy he hecho sus favoritos, Seria ojou-sama! ¡Panqueques esponjosos!”

Sobre la mesa había todo un lote de panqueques con mucha miel, una ensalada de frutas y verduras, huevos estrellados, yogur y café. Normalmente, Lyseria se encargaba del desayuno, pero dos veces a la semana, Regina venía a prepararlo. Según la propia Regina, hacer la comida para Lyseria mantenía sus habilidades de sirvienta afinadas.

“Después de todo, si dejo que se encargue usted misma de la comida, acabará comiendo raciones militares, Seria ojou-sama”.

“¡H-He estado preparando el desayuno todos los días últimamente!” Replicó Lyseria, con sus mejillas un poco sonrosadas. “Quiero decir, también tengo que cuidar a Leo-kun”.

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Lyseria era una cocinera decente por derecho propio, pero no era rival para una sirvienta en toda regla como Regina.

“¿Quieres que te dé de comer con la cuchara, chico?” Le preguntó Regina a Leonis con una sonrisa de oreja a oreja.

“¡P-Puedo comer bien por mi cuenta, gracias!” Respondió Leonis, con su corazón acelerado. Se llevó a los labios un trozo de panqueque del tamaño de un bocado. “… Está realmente bueno”. Alabó con agradable sorpresa mientras masticaba y tragaba el trozo.

La textura era agradable y suave, y el sabor dulce de la miel llenó su boca. Su superficie era crujiente. Había sido preparado con maestría. Leonis siempre pensó que el cuerpo humano y su dependencia de la comida eran una molestia, pero…

(… Esto no está tan mal). El Rey Demonio pensó para sí mismo, satisfecho.

“Heh, heh. Eres tan lindo, chico. Hace que todo valga la pena”.

“Leo-kun, necesitas comer un poco de lechuga también. La hemos cogido del huerto”. Le reprendió Lyseria, poniendo en su plato algunas verduras crudas. Parecía bastante insistente.

(No lo está haciendo para suavizarme la sangre, ¿verdad?) Leonis ya lo venía sospechando desde hace tiempo.

“¿Qué sucede, Leo-kun?”

“Nada”. Respondió Leonis con evasivas, llevándose una taza de café a los labios.

(… El café es realmente bueno por las mañanas).

Esta bebida no había existido hace mil años, pero Leonis se estaba aficionando a ella. Su color ébano era como la oscuridad hecha líquido. Una bebida apropiada para un Rey Demonio, si es que alguna vez hubo una. Por supuesto, era demasiado amarga por sí sola, así que Leonis le añadía mucho azúcar.

“¿Soy yo, o últimamente hay muchos cuervos alrededor de nuestro dormitorio?” Comentó Regina, mirando por la ventana.

“¿E-En serio?” Tartamudeó Lyseria, un poco nerviosa. “Tal vez sea tu imaginación”.

“¿Debería ahuyentarlos?” Sugirió Regina, simulando la acción de disparar con una pistola.

“¿Qué? No. Pobrecitos”.

“Es usted demasiado amable, Seria ojou-sama. Pero eso es lo que me gusta de usted”. Añadió Regina con una sonrisa irónica y encogiéndose de hombros. “Aun así, la gente ya llama a este dormitorio una mansión embrujada. Los pájaros no van a ayudar”.

“¿De verdad?” Preguntó Leonis.

“Sí, hay rumores sobre el fantasma de una chica y un enorme perro negro que anda por ahí…”.

“¡Oh, es verdad! De hecho, ¡he visto a la chica fantasma esta mañana!” Lyseria levantó la voz tras recordar de repente el incidente de antes.

“¿Lo hiciste?” Preguntó Regina.

“Sí. Era realmente linda, y estaba vestida como una sirvienta…”

“Así que, ¿yo?” Regina se señaló a sí misma.

“No, tenía el cabello corto y negro. Y estaba limpiando la habitación de Leo-kun”.

“… ¡!” Leonis casi se atragantó con su café. “¡T-Tal vez tus ojos te estaban jugando una broma!” Se las arreglo para decir mientras tosía.

“… Sí, quizás. Se fue en el momento en que parpadeé”.

“Suena a que todavía tenías sueño. Hablando de eso, he oído que hoy tenemos una sesión de entrenamiento conjunta y un encuentro de práctica…” Leonis estaba haciendo todo lo posible por desviar el tema de conversación hacia otra cosa.

“Ah, es verdad, esta es tu primera vez viendo una sesión de combate entre diferentes pelotones”. Los encuentros de práctica eran una parte central del programa de entrenamiento de la Academia Excalibur. Normalmente se celebraban a principios de año, pero la Estampida en el Séptimo Assault Garden de hace varias semanas había retrasado el calendario de la escuela.

“Nuestros oponentes esta vez son el Onceavo Pelotón, del dormitorio Fafnir”. Le dijo Regina a Leonis, mostrándole su terminal. “Son un pelotón de alto rango dirigido por Fenris Edelritz”.

Había una foto de una chica proyectada en el monitor del dispositivo. Parecía una joven acomodada. Es más, Leonis la reconoció. Era una estudiante del Comité Ejecutivo que se había presentado a él durante la fiesta a bordo del Hyperion.

“Erm, ¿Hay algún motivo para que los Espadachines Sagrados luchen entre sí?” La pregunta sin tacto se escapó de los labios de Leonis en el momento en que cruzó por su mente.

Las Espadas Sagradas eran supuestamente un poder concedido a la raza humana para luchar contra las retorcidas criaturas conocidas como Void.

“Se dice que las Espadas Sagradas que compiten entre sí estimulan su crecimiento”. Explicó Lyseria, levantando su dedo índice.

“¿Crecimiento?”

“Sí. Al enfrentarse entre sí, las Espadas Sagradas pueden cambiar sus formas”.

“Mi Drag Howl sólo tenía su Modo-Cañón al principio. No podía cambiar a pistola hasta un tiempo después”. Regina añadió.

“Ya veo. Así que lo hacen para ayudar a las armas a madurar…” Susurró Leonis para sí mismo.

Las Espadas Sagradas eran un poder otorgado por el planeta, las herramientas que permitían a la humanidad contraatacar a los Void. Su poder era fundamentalmente diferente al de la hechicería, que se basaba en las leyes de la naturaleza. Hace mil años, las capacidades de mana comparativamente bajas y las débiles capacidades físicas de los humanos los habían hecho inferiores a los elfos y los semi-humanos.

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Pero al final, fue la humanidad la que sobrevivió al pasado milenio. Habían resistido y alcanzado un nivel tecnológico lo suficientemente alto como para construir estos avanzados Assault Gardens.

(La evolución de las Espadas Sagradas. Es como si las armas fueran una manifestación de la fuerza de la humanidad como especie). Leonis reflexionó para sí mismo.

“También es mi primer combate de entrenamiento desde que obtuve mi Espada Sagrada, ¡así que tenemos que darlo todo!” Proclamó Lyseria, cerrando sus puños. “Si obtienes buenas calificaciones durante el combate de entrenamiento, serás invitado al Festival de la Espada Sagrada, el Blade Dance, en la capital”.

“¿En serio?” Preguntó Leonis, curioso por saber más.

“Sí. Se celebra una vez al año, y los Espadachines Sagrados son seleccionados de todos los Assault Garden para participar en una celebración de espadachines. Está bastante fuera de nuestro alcance, pero…” Lyseria se interrumpió.

“Nunca se sabe” Dijo Regina. “Ahora tiene una Espada Sagrada, y también tenemos al chico de nuestro lado”.

“Tienes razón”. Lyseria asintió. “Por ahora, pongamos todo de nuestra parte para ganar el combate de hoy”.

(… Hmm. La capital, ¿eh? No está mal).

La capital. El Primer Assault Garden que se construyó y el eje central del Imperio Integrado. Una vez que los ejércitos de los Reyes Demonios se alzaran de nuevo, Leonis planeaba hacerse con el control de esa ciudad.

(Si nos seleccionan para participar en este Festival de la Espada Sagrada, el Blade Dance, podría explorar la capital sin llamar la atención). A diferencia de la pura excitación de Lyseria, había una intención maliciosa en el corazón de Leonis.

Una luz verde oscuro iluminaba el espacio en forma de medio círculo. En el centro de la cámara, algo ondulaba suavemente. El resplandor procedía de un horno de mana, un enorme dispositivo con forma de cristal capaz de alimentar todo un Assault Garden.

El dispositivo reunía el mana que fluía a través de las líneas ley subterráneas y lo convertía en una enorme cantidad de energía… una cristalización de la sabiduría humana. Y sentada encima de ese contenedor que albergaba el horno de mana había algo humanoide…

Una hermosa chica. Su pálido aspecto estaba completamente expuesto, y su larga cabellera palpitaba con luz al compás del parpadeo del horno de mana. La mitad de su cuerpo estaba fusionado con el horno, e innumerables cables estaban conectados a su médula espinal, compartiendo el mana que el inmenso dispositivo suministraba a la ciudad.

Los ojos de la joven carecían de la luz de la inteligencia. Su mirada hueca simplemente miraba a la oscuridad.

“Sí, veo que las cosas marchan bien. Espléndido”. Una voz alegre y molesta resonó en la cámara.

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Apareció un hombre, con el sonido de sus pasos chocando con el suelo. Era joven y estaba vestido con un traje blanco de sacerdote. Su cabello era de color alabastro y sus ojos azules tenían un gentil brillo en ellos. Su sola presencia hacía que el lugar pareciera una gran catedral.

El joven miró a la mujer fusionada con el horno de mana y sonrió.

“Por ahora, parece que es un éxito. Bueno, ofrecimos varios cientos de Espadas Demoníacas como sacrificio. Si no funcionara, me enfadaría bastante con esos viejos cultistas”. Colocó una mano sobre el brillante horno de mana, con la sonrisa aún en sus labios. “Pronto, será el momento de despertar… a nuestra diosa profetizada”.

Los hábitats del vacío estaban siempre llenos de un denso miasma. Eran zonas oscuras y contaminadas, no aptas para los humanos. Fue de uno de esos lugares lúgubres y repugnantes que apareció. Navegando por la superficie del océano había una titánica estructura hecha por el hombre… una de las fortificaciones finales construidas para salvaguardar a la humanidad de los apóstoles del vacío.

Era una ciudad en ruinas de la que se decía que había sido destruida en la Estampida de hace seis años.

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