Rakuin no Monshou (NL)

Volumen 1

Capitulo 1: Hierro Y Sangre

Parte 1

 

 

El resultado estaba decidido.

El anfiteatro de Ba Roux tembló. La infinidad de espectadores gritaba unánimemente el nombre del vencedor y pateaba con sus pies, creando un estruendo que sonaba como un maremoto.


Mientras que el ganador estaba siendo bañado en vítores apasionados y bulliciosos, el que había recibido el destino opuesto yacía inmóvil junto a sus pies. Finalmente, el cuerpo sin cabeza del perdedor fue golpeado con un gancho y arrastrado por las manos de dos esclavos.

El sol todavía brillaba a pesar de que estaba cerca de la tarde. Los rostros de los espectadores estaban cubiertos de sudor y brillaban intensamente, como si alguien los hubiera untado con aceite, sus ojos también brillaban con sed de sangre, ya que anticipaban que la próxima pelea sería una nueva batalla a muerte. Quien ganaba o perdía no se quedaba en sus mentes por mucho tiempo. Era solo el calor de la batalla lo que les dejaba un sabor eterno, se mantenía en el aire y seguía dando vueltas por la arena.

— ¡Ve, ve!

— ¡Hazlo, mata!

Hoy fue otro éxito. Debido a que las personas más virtuosas que vivían en la ciudad podían ver los juegos. Para quienes el precio de la entrada no era más que el subsidio semanal de un niño. Se reunieron más de mil espectadores.

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El siguiente combate fue una batalla de caballería. Ambos hombres estaban armados con lanzas, emergiendo de las puertas este y oeste, se cruzaron a una gran velocidad. En la segunda carga, uno de los hombres fue arrojado de su montura y mientras se apresuraba a levantarse, el otro rápidamente saltó de su caballo para dar el golpe final.

A continuación había dos hombres apenas vestidos, que comenzaron a forcejear con sus manos.

Eran esclavos de espadas o los llamados gladiadores. En compensación por estas batallas públicas, de vida o muerte, a estas personas se les concedía unos pocos días de sus vidas y la cantidad mínima de alimentos necesarios para sobrevivir. Algunos de ellos ya habían nacido como esclavos, otros habían sido arrojados a la arena por cometer crímenes e incluso había algunos que se habían presentado personalmente para entrar a este infierno.

Pero si los gladiadores que eran lo suficientemente conocidos como para convertirse en veteranos, recibían un tipo diferente de popularidad entre la multitud. Uno de ellos, llamado Shique, era un apuesto gladiador que era popular entre las mujeres y acababa de ganar la pelea. Era extrañamente pretencioso, inclinándose de una forma muy similar a la de un noble y voces agudas se alzaron entre la multitud.

— ¿Viste eso, hermano? ¡Shique acaba de ganar!

Era la voz de una chica aún en sus años más tiernos, estaba sentada en una de las gradas entre los asientos de la primera fila. Los altos pilares que se elevaban desde las esquinas a la izquierda y a la derecha, sostenían un techo que cubría el soporte. Solo aquellos que podían pagar una gran cantidad de dinero eran capaces ver el encuentro desde estos asientos especiales.

Por lo que parece, el joven descansando su barbilla en sus manos al lado de ella, a quien ella llamaba ―hermano‖, estaba insatisfecho. Con un paño largo envuelto alrededor de su cabeza, con los extremos colgando tanto de la izquierda como de la derecha, como un creyente de Badyne, parecía que estaba ocultando su rostro de las miradas de las personas a su alrededor.

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— Ahh, es como dices—. Dijo—. El gladiador en el que has puesto el ojo ha ganado. Ahora, ¿no es suficiente? ¿Podemos darnos prisa y conseguir algo de comer? Este lugar me está dando dolor de cabeza.

— Pero solo está comenzando, ¿no es así? ¿Te enfermó el olor a sangre? ¿Tú, el sucesor de las tierras de Mephius?

— Cuida tu lenguaje.

No del todo preocupada por el claro nerviosismo del joven, la chica soltó una risa ligera.

La siguiente pelea ya había comenzado, por lo que el joven se vio obligado a quedarse y descansó sus mejillas en sus manos de nuevo con una mirada amarga en su rostro. ¿Cuánta sangre tenía que ser derramada y cuántos músculos sudorosos tenía que ver antes de que ella se canse?

Ocasionalmente miraba de reojo la piel blanca y el bello rostro de la joven. Tenía una inocencia que encajaba con su edad, pero también una extraña belleza sensual y madura: era una visión mucho más encantadora que la de la salvaje pelea que se desarrollaba abajo.

Luego, después de dos batallas, se estaba poniendo un nuevo escenario en la arena. Un enorme poste fue colocado en el centro y una mujer fue atada a la parte superior. Era una mujer hermosa. La hicieron usar ropa desgarrada a propósito, cada vez que se retorcía de dolor, sus pechos y muslos se balanceaban mientras silbidos llegaban del acalorado público masculino.

Sin embargo, la mujer no estaba en condiciones de molestarse por su aspecto obsceno, porque al mismo tiempo que se colocó el poste, llevaron una gran jaula de aproximadamente la misma altura.

Dentro, había una bestia furiosa de unos siete u ocho metros de largo. Sus verdes escamas viscosas parpadeaban a la luz del sol. Era un gran dragón. Criado a través de repetidas cruzas seleccionadas por humanos, era de una variedad llamada ―Sozos‖ que Mephius también usaba en las guerras.

Sus dientes enormes y apretados y cada una de sus garras extendiéndose desde seis patas, eran como espadas afiladas. Probablemente porque estaba drogado, parecía tener una ferocidad algo reprimida y los instintos embotados, pero ser golpeado por esa masa causaría heridas graves y parecía que podría hacer volar la jaula de acero como un juguete.

— ¡Ahora entonces! ¡Reúnanse señoras y señores!

De repente, un orador de pie en una elevación comenzó a hablar por un altoparlante, deseoso de terminar su discurso antes de que la bestia escapara.

— Enseguida, es el comienzo de nuestro programa. Los grandes dragones alguna vez vagaron por la tierra y probablemente establecieron nuestra cultura, ahora no son más que esta simple bestia sedienta de sangre a la que despreciamos. No hay necesidad de temer. Somos las almas valientes, las mentes más puras que se hicieron cargo de una era de viajes por el espacio. No seremos superados, ni siquiera por los colmillos y garras del dragón, sin mencionar su temible y terrible aliento. Por favor, echen un vistazo a la evidencia. ¡Contemplen las figuras de estos valientes hombres que desafían a este dragón de antaño, a esta bestia de un dios falso y aterrador!

Desde la puerta este, un gladiador solitario avanzó. En las manos del hombre, que lucía un cuerpo musculoso, había una bola de hierro conectada a una cadena.

— ¡Ballchain Verne!

Los aplausos del público se hicieron aún más fuertes, porque era un gladiador que podía enorgullecerse de ser uno de los luchadores más famosos de Ba Roux. El hombre tenía unos treinta y tantos años y tenía la piel oscura, él respondió saludando con la mano a las damas y caballeros de la audiencia. Entonces:

— ¡Es el Tigre!

— ¡Mira, Iron Tiger Orba!

Un espadachín también solitario, salió, pero de la puerta oeste.

— Qué excéntrico.

Comentó el joven sobre la máscara de acero azul que cubría la cara del gladiador. Como imitando a un tigre, pequeños colmillos sobresalían de los labios, dejando solo un pequeño espacio para la boca de este hombre llamado Orba. Cortadas en dos divisiones, había aberturas donde deberían estar los ojos del tigre, pero naturalmente solo eran los ojos de Orba los que asomaban. Y a pesar de que un tigre normalmente tenía orejas redondeadas, la máscara tenía extremos puntiagudos en ambos lados, era casi como si cuernos salieran de las esquinas.

Sin embargo, eso era todo. No tenía otras características sobresalientes. En comparación con Verne, tenía un cuerpo casi débil y solo sostenía en su mano una espada larga, común y corriente.

Rakuin no Monshou Vol 1 Cap 1 Novela Ligera

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Los espectadores comenzaron a ridiculizarlo, diciendo:

— Mira su delgado cuerpo. ¡Un solo golpe de la bola lo aplastará por completo!

— Dicen que cortó la cabeza de Meier el Barón en la Arena de Tidan después de solo dos ataques. Veamos hacer lo mismo con nuestro Verne. ¡Vamos!

— Este Iron Tiger Orba—. Dijo la chica, mientras sus mejillas se sonrojaban de emoción—. ¿No es esta su primera aparición en Ba Roux? Pero parece ser famoso. ¿Lo conoces, hermano?

— ¿Cómo podría conocerlo?

— Vaya, qué respuesta tan fría. Bien, si estás tan aburrido de estar aquí, ¿por qué no tenemos una pequeña apuesta en este encuentro? Tal vez terminará interesándote un poco.

— Una apuesta, ¿verdad? ¿Para qué y cómo?

— Sencillo. De esos dos a punto de luchar, ¿quién esperas que gane?

— Eso es estúpido. ¿Cómo es eso una apuesta? Incluso yo sé el nombre de ese tipo Verne. Y su físico es mucho mejor. Incluso un aficionado puede ver eso. Estás tratando de estafarme, apostando tú misma por el claro vencedor, ¿verdad?

— ¡Vaya, eres un cliente difícil! Pero está bien. Puedes enfurruñarte así todo el tiempo que quieras. E incluso pensé en traerte para que pudieras tener un poco de distracción. Pero lo entiendo, entiendo, odias pasar tiempo con Ineli. Si ese es el caso, nunca más te invitaré, ¡no te preocupes!

La chica apartó rígidamente su rostro, mientras el joven presa del pánico quitaba las manos de su mentón.

— E-Espera. Estaba equivocado—. Dijo—. Apuesto a ese espadachín enmascarado. Eso es lo que quieres, ¿verdad?

— No. Ineli decidió apostar primero por ese espadachín. Puedes apostar por Ballchain Verne, hermano.

— ¿Huh? ¿Por qué?

— Porque me gusta.

¿Aunque no puedes ver su cara? Era lo que el joven iba a decir, pero se detuvo a tiempo. No podía darse el lujo de disgustarla aún más.

— Ahora bien—. Dijo el orador, levantando la voz nuevamente—. ¿Quién asumirá el papel de héroe y liberará a esa mujer? ¿Orba o Verne? ¿O lucharán estos rivales en vano? Cuando la jaula se rompa y esta pobre y hermosa dama termine en el estómago del dragón.

A partir de ahí, los dos espadachines lucharían y el ganador rescataría a la mujer, o como dijo el orador ―una cierta princesa de un país en ruinas‖, de las garras del dragón y también se ganaría una noche de amor apasionado. O eso fue lo que se estableció en la escena.

Los dos hombres dieron un paso adelante al mismo tiempo. A medida que se acercaban, la diferencia en el físico de Orba se hizo aún más evidente. Verne habló con una voz que podían oír los que estaban en los asientos de la primera fila.

— Entonces, te llamas a ti mismo tigre, ¿eh? Escuché tu nombre. Pero no hay nada menos confiable que un rumor. Puedes tratar de ocultar tu cara, pero puedo ver la piel debajo. Todavía eres joven, solo un niño.

Los labios gruesos de Ballchain Verne, en proporción al resto de él, se doblaron en una sonrisa.

— Estoy seguro de que la máscara es solo un farol para que la gente no se burle de ti. ¡No eres un tigre, solo eres un perro sarnoso! ¡Te enseñaré de qué se trata realmente la batalla de un hombre de verdad!

Frente a Verne, que se estaba riendo a carcajadas, Orba no respondió. Probablemente, asumiendo que sus nervios habían estallado, Verne lo miró con desprecio, adoptó una postura defensiva y colocó la cadena sobre su hombro.

— ¡Comiencen!

Hubo una señal con una voz puntiaguda, pero a medio camino desapareció en el creciente sonido de los aplausos de la audiencia. En un instante, Verne hizo su movimiento.

Él manejaba la cadena de hierro con todas sus fuerzas. Al principio, el espadachín enmascarado estaba a punto de precipitarse, pero como aterrado por su fuerza, rápidamente retrocedió. Hubo una pequeña chispa cuando la bola de hierro rozó la máscara. Fue suficiente para que Verne persiguiera al tambaleante Orba. La enorme bola de hierro, que era mucho más grande que una cabeza humana, se acercó con el clamor del viento y Orba continuó evitándola dando un paso atrás.

Rodó por el suelo, saltó excesivamente a un lado, y finalmente se hizo un lío haciendo un gesto evasivo, lo que provocó la risa de los espectadores.

— Mira eso, parece que el espadachín que te gusta no puede salir de un aprieto—. Dijo el mismo joven—. ¿O podría ser que esta pelea no sea tan justa?

— ¿Crees?— Dijo la chica, mirando hacia adelante mientras colocaba un dedo sobre sus labios regordetes y rubicundos—. Si eso es así, ¿por qué no ha terminado el encuentro?

— Eso es porque su oponente sigue corriendo lastimosamente de un lugar a otro.

— Me pregunto por qué Verne no puede acorralar a un oponente que sigue huyendo tan torpemente.

El joven quería decir algo para contestar pero mantuvo la boca cerrada. Mientras observaba, notó que Orba no se estaba retirando por completo, sino que seguía dando vueltas alrededor de su oponente mientras mantenía una distancia fija. Y parecía que Verne ya no era capaz de atacar y perseguir a su oponente tan rápido.

Probablemente porque perdió los estribos, Verne puso todas sus fuerzas en lanzar otro golpe. La bola de hierro pasó por encima del hombro de Orba y aunque a los espectadores les pareció obvio que era una oportunidad de oro, solo devolvió un ligero golpe con su espada, mientras una vez más tomaba distancia.

— ¡Ponte serio!

— ¡Deja de perder el tiempo!

La audiencia dejó de reír y comenzó a abuchear a los gladiadores. No solo a Orba, sino también a Verne que no parecía capaz de acabar con su oponente que huía constantemente.

— ¡Bastardo!— Gritó Verne.

Cuando trató de apresurarse hacia Orba en diagonal, la chica de repente levantó la voz.

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— ¡Ah!— estaba sorprendida.

Orba, que hasta ahora solo se había retirado hacia atrás, de repente comenzó a lanzarse hacia adelante. Deteniéndose en su camino, Verne también aprovechó la oportunidad para asestar otro golpe.

Orba inclinó su cuerpo ampliamente hacia la derecha, evitando la bola de hierro y mientras giraba sobre la punta de su pie izquierdo, destelló su espada en un golpe ascendente en diagonal. En el momento en que la cadena se cortó, un sonido extraño y claro resonó por toda la arena, luego Orba giró su cuerpo otra vez y giró su espada hacia abajo con la fuerza de un rayo.

El cráneo de Verne se partió en dos y el gigante colapsó poco después.

— ¡M-Magnífico!— Gritó el orador.

Sin embargo, debido a que había sucedido tan rápidamente y llegó con una conclusión tan inesperada, la audiencia parecía bastante estupefacta. Aunque el incómodo silencio envolvió la arena, al vencedor no pareció importarle en absoluto y se dirigió a la hoguera y con la ayuda de varios esclavos para levantarlo del suelo, usó su espada para cortar las cuerdas que mantenían a la mujer atada.

Con un grito de deleite, ella se aferró alegremente a su cuello, solo para ser apartada con una mirada confundida en su rostro, mientras Orba inmediatamente regresaba a la puerta por donde había salido.

La chica en el asiento especial, quien también había estado mirando boquiabierta el súbito desenlace del combate, lentamente comenzó a formar una sonrisa en sus labios. Ese gladiador llamado Orba no parecía ser consciente de la audiencia en absoluto. Como si manifestara que la única razón por la que estuvo aquí hoy fue para pelear y matar como le habían dicho.

— Él… eliminó a Verne.

— De un solo golpe.

Después de ese momento de silencio, las voces que alababan a Orba comenzaron a elevarse poco a poco. Ahora que el estado de ánimo se había vuelto incómodo para los visitantes, lentamente los aplausos, el golpeteo incómodo de los pies y los vítores apropiados para el vencedor comenzaron a llenar las gradas. Entonces, casi en el instante en que la arena regresó al estado en el que se suponía que debía estar, el aire retumbó.

Era el rugido del Dragón Sozos.

Podría ser que de la droga había dejado de tener efecto o una reacción instintiva al olor de sangre, pero de repente comenzó a balancear su enorme cuerpo de derecha a izquierda, rompiendo una parte de su jaula. Uno de los esclavos que estaba quitando todas las cosas, fue atrapado y levantado de la cabeza por la garra del dragón. Antes de que se pudiera resistir su torso desapareció en la boca del Sozos.

Hubo un sonido de huesos rotos. Y al mismo tiempo que se escuchaba el terrible sonido de la saliva mientras el dragón masticaba, el área de la arena de inmediato se llenó de gritos. En medio del miedo y el pánico que barrieron rápidamente la zona, el Sozos extendió sus extremidades con tranquilidad y emergió de la jaula rota.

Siendo arrastrado por la multitud que luchaba por ser el primero en escapar, el joven de antes casi cayó al piso. Pero entonces, fue agarrado por una mano a su lado.

— Por aquí. ¡De prisa!

Era uno de los soldados que había estado vigilando los asientos especiales.

Mientras se movía con una espada y una pistola, trató de llevar al joven adentro.

— E-Espera. Ineli está…

A pesar de que trató de resistir, no podía moverse libremente mientras seguía siendo empujado por la multitud de personas que trataban de escapar. Entonces, escuchó un grito sospechosamente familiar y agudo. Justo en frente de las patas delanteras del Sozos más allá del muro divisorio, había una figura que no pertenecía a nadie más que a Ineli. La chica se había puesto pálida cuando se había caído de la tribuna y parecía que estaba a punto de perder el conocimiento en cualquier momento.

El hocico largo del dragón se abrió de arriba abajo. Cuando las filas de colmillos similares a afiladas espadas puntiagudas se abrieron, formaron largos hilos de saliva. El joven estaba a punto de desviar la mirada involuntariamente, cuando un delgado hilo de sangre brotó del cuello del Sozos. Los guardias contratados por la arena de gladiadores habían entrado con armas de fuego. Sin embargo, debido a que estaban cerca de los asientos, solo podían disparar a quemarropa y por la forma en que se pararon, apenas tenían el valor suficiente. Mientras entraban en conflicto sobre qué hacer mientras se acercaba, el Sozos se volteó rápidamente y los golpeó con su cola, enviando a varias personas a volar.

La chica se había hundido en el suelo, con los ojos abiertos mirando a su alrededor.

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Entonces, con esos ojos, ella observó.

Había una sombra que corría como una ráfaga de viento más allá del flanco del Sozos. Justo antes de chocar contra la pared de ladrillo que separaba los asientos del campo de la arena, la sombra la golpeó y se elevó en el aire. Un hombre con una máscara de hierro imitando a un tigre saltó a la vista de la chica, y la figura de Orba, el gladiador, aterrizó sobre la cabeza del Sozos.

A pesar de que ella acababa de verlo correr hacia el Sozos desde atrás mientras el dragón estaba distraído por las balas, no podía creerlo tan de repente.

A pesar del delgado cuerpo de Orba, sus articulaciones y músculos parecían fortalecer sus brazos como el acero mientras agarraba con firmeza el cuello del dragón. Mientras colocaba el cuello del dragón entre sus piernas, se sujetó con un brazo y con el otro, bajó la espada hacia la cabeza.

El Sozos balanceó su larga cola y sacudió el suelo pateando con sus pies, aún luchaba, incapaz de sacudirse al gladiador. Evitó un segundo golpe. Pero el tercero rompió sus escamas, tan duras como una armadura de hierro y pedazos de carne y sangre salpicaron. Sin embargo, la espada se rompió cuando llegó el cuarto golpe, pero en ese momento los otros gladiadores se precipitaron hacia el dragón.

— ¡Orba!

Al recibir una espada lanzada por un espadachín de piel morena, Orba una vez más la levantó para un quinto ataque, siguiendo exactamente el mismo proceso que antes, hasta que hundió completamente el centro de la hoja en la corinilla de la cabeza del dragón.

Sus ojos dorados se posaban en el cielo con nostalgia. Justo antes de que su enorme cuerpo se hundiera desde el cuello, el espadachín había caído al lado de los asientos de los invitados.

La chica, todavía arrodillada en el piso, lo estaba mirando. Era casi como si él viniera de un cuento, porque se sentía como una princesa atrapada por un mago malvado y aunque ella fijó sus ojos en él con corazón palpitante, el gladiador aspirante a héroe continuó su caminata, ignorándola completamente y ágilmente saltó de la pared divisoria y regresó a la arena.

Todavía había una nube de miedo caótico sobre la arena mientras él le mostraba su espalda y se despedía, pero en lugar de flotar con el aire de un vencedor, se parecía más a una figura solitaria que apenas podía soportar las miradas sobre él.

— ¿E-Estás bien?

Volteó sus ojos hacia el joven que había traído con ella, quien vino corriendo con la respiración contenida y de repente tuvo una extraña sensación. Ella solo le había echado una mirada fugaz antes, pero los ojos debajo de la máscara de ese espadachín parecían asemejarse mucho a los del joven.

Y había otro hombre que centró una larga mirada en la espalda de Orba, sorprendido por otra razón.

— No puede ser, él está vivo.

Se secó el sudor de su mentón ligeramente flojo con el dorso de su mano. De pie detrás de la espalda del joven, también era uno de los hombres que habían estado en los asientos especiales, hablaba maravillado mientras el olor único de la sangre flotaba a su alrededor.

— ¿Orba era su nombre? Dos años… Dos años completos, eh.

 ***

 

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— Dos años.

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El gladiador Orba, mirando la oscuridad que lo rodeaba, de repente murmuró esas palabras. A pesar de que eran solo ―dos años‖, en esta línea de trabajo, habían estado llenos de dificultades, sangre y cadáveres. ¿Cuántas veces había luchado por su vida, solo para tener los dos pies encadenados al final, pasando la noche en las barracas de esclavos, donde su único pasatiempo era entrenar toda la mañana para seguir viviendo como un gladiador? Y luego habría otra pelea.

Nadie, excepto el propio Orba, esperaba que pudiera vivir más de cinco batallas. Hace dos años, cuando Orba pisó por primera vez la arena, todavía tenía catorce años. Su cuerpo era aún más delgado de lo que era ahora y apenas era capaz de manejar las armas.

Sin embargo, en el momento de la verdad había sobrevivido. Blandió el arma que sostenía en sus manos hasta los límites de su poder, elegida de una de las pocas armas que podía empuñar. Solo sabía cómo pelear atacando imprudentemente. A medida que ganaba experiencia, su habilidad, el grosor de cada una de sus fibras musculares, el dominio de las nuevas armas, así como los cadáveres de sus oponentes sobre los que se alzaba, aumentaban cada vez que prevalecía en otra lucha.

Y así pasaron dos años. Orba no sabía si era mucho o poco tiempo. A veces, pensaba que era una persona considerablemente mayor, pero a veces también se sentía como un joven que todavía no sabía nada sobre las batallas.

De todos modos, tal vez simplemente tenía que ver con el hecho de que no había sido bendecido con la oportunidad de ver su cara. Tumbado boca arriba, todavía llevaba la misma máscara de hierro que llevaba en la arena. A causa de que nunca había sido removida en estos dos años, los otros espadachines pertenecientes a la misma Compañía de Gladiadores de Tarkas no tenían forma de conocer su verdadero rostro.

— ¡Levántense, esclavos! ¿Odian levantarse? ¡Entonces prepárense para su peor día!

Cuando llegó la mañana, comenzó otro día para los esclavos. El encargado de entrenar a los gladiadores, y el principal supervisor de los esclavos, era Gowen, quien los sacaba a todos de sus dormitorios y los hacía limpiar los alojamientos.

Cuando terminaban con eso, los esperaba cuidar de los leones, serpientes, jabalíes, tigres y demás, los animales que eran utilizados en la arena. En particular, cuidar de los dragones era un trabajo duro. Incluso el cuidado de los dragones pequeños y medianos era demasiado para una sola persona, pero cuidar a los dragones Sozos de gran tamaño era mucho peor. Mientras que se esperaba que los esclavos murieran por la espada, muchos de estos también habían sido aplastados por estos dragones entrenados a propósito para no acostumbrarse a los humanos.


Orba puso los pies en la enorme estancia del dragón, era mucho más grande que las viviendas de los esclavos, no había ni comparación y se parecía al patio de un castillo, pero se detuvo en seco cuando notó la espalda de una mujer.

Ella era Hou Ran. De todos los otros esclavos ordenados para alimentar a los dragones, ella era la única que tocaba directamente las escamas de los dragones. Por supuesto, las patas y los cuellos de los dragones estaban encadenados, ya que no era necesario que se repitiera el ejemplo de ayer, pero eso de ninguna manera era una garantía absoluta. A una distancia que incluso haría vacilar a un gladiador, saludando a cada dragón uno por uno, tocaba suavemente sus escamas con los dedos.

— Orba.

Diciendo su nombre, ella rápidamente se dio vuelta.

— Así que me descubrieron.

— Me lo ha dicho la ―voz‖ de los dragones.

Ran sonrió. Parecía realmente inadecuada para el solo para hombres, por no mencionar salvaje, campo de detención de los gladiadores y Orba todavía no se había acostumbrado a su sonrisa indefensa.

Su piel como el ébano pulido, combinado con un cabello que parecía haberse vuelto pálido, emitía un misterioso encanto. Originaria de los nómadas adoradores del Dios Dragón que merodeaban por las montañas occidentales de Mephius, a diferencia de sus parientes recluidos, Ran siempre había tenido una excepcionalmente rebosante curiosidad, subió secretamente a uno de los carros de caravanas de su tribu y salió al mundo exterior. Como nunca le contó exactamente lo que había sucedido después de eso, no supo cuándo la contrató Tarkas y cómo podía cuidar de los dragones sin ayuda de nadie así.

— ¿Estos tipos saben mi nombre?

— Sus ―voces‖ llegan como imágenes a mi cabeza. Todos conocen tu cara, Orba. Le agradas a los dragones.

Si bien parecía idiota, de hecho, parecía que sus pupilas, que daban la impresión de estar profundamente inmersas en el mar, tenían algún tipo de inteligencia perdida para los hombres civilizados. Desde el otro lado de la valla, los dragones de tipo pequeño asomaban sus hocicos y se peleaban con él.

— No se ve así—. dijo Orba con una leve sonrisa.

En el momento en que apareció Orba hace dos años, Hou Ran ya estaba en el campo de detención. En aquel entonces, aunque no hacía contacto visual con los demás empleados de Tarkas, ni siquiera abría la boca. Ya sea que vean la cara de Orba o escuchen la voz de Ran primero, pronto se convertió en el objetivo de las apuestas entre los gladiadores con poco entretenimiento.

Pero una vez, Ran estaba a punto de ser maltratada por varios nuevos espadachines que recientemente habían llegado al campamento. Orba pasó por casualidad y los golpeó y desde entonces Ran al menos había podido hablar con él un poco.


— Escuché que fuiste atacado por un Sozos en Ba Roux.

— Fui yo quien atacó a los Sozos—. Enfatizó—. De repente comenzó a ponerse violento.

— Incluso con drogas, es inútil encarcelar su corazón a la fuerza. Si yo hubiera sido quien lo supervisara, tal cosa nunca hubiera sucedido.

Se mordió los labios, pero no porque estuviera preocupada por Orba o los visitantes. Con la figura de una chica acariciando la nuca de un dragón Baian de tamaño mediano por el rabillo del ojo, Orba terminó su propio trabajo y dejó la estancia del dragón detrás de él.

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