86 [Eighty Six]

Volumen 9: Las Valquirias Han Arribado

Capítulo 2: El Campo De Batalla Ceniciento

Parte 3

 

 

Los nobles imperiales aborrecían la mezcla de linajes. Y en los diez años transcurridos desde que el Imperio se convirtió en la Federación, esos valores no habían desaparecido.

Eso lo explica, pensó Shin con amargura.

Publicidad M-AR-2

El símbolo de su unidad era un antlion. Un monstruo con cabeza de león y cuerpo de hormiga. Dos especies distintas mezcladas en una. Una unidad formada por aquellos niños nobles que, aunque se nutren de la sangre de la aristocracia, no podían ser aceptados plenamente en ella debido a su herencia mixta.

“Pero supongo que me equivoqué. El Marqués Nouzen es un abuelo amable para ti, ¿no es así? Excepto que… Si es así, ¿por qué estás luchando?”

“…”

Shin soltó un breve suspiro… Eugene le había hecho la misma pregunta una vez.

“… Mayor Günter, la operación ya está en marcha. No tenemos mucho tiempo para…”

Publicidad M-M3

Gilwiese le miró con una sonrisa incómoda.

“Sí, por eso es todo lo que quiero preguntarte… Te agradecería que me respondieras.”

Quería que Shin, que era un niño de sangre imperial mixta y, al mismo tiempo, que no estaba siendo utilizado como peón por las casas nobles, respondiera a esa pregunta.

“… Es por la guerra.”

Le había arrebatado a su familia y a muchos de sus hermanos de armas. El Sector Ochenta y Seis le privó de su futuro y de su libertad. Fue una auténtica catástrofe. Al igual que la vorágine metálica de violencia que cortó parte del brazo de Theo y una parte de su futuro junto con él.

“Quiero terminar con esto. Aunque le parezca extraño, Mayor.”

“Me lo parece. Después de todo, una vez que esta guerra termine, nadie volverá a trataros a ti y a tus amigos como héroes. Volveréis a ser niños. Todos sois hábiles guerreros, pero no tenéis nada más que eso. Y aun así, ¿quieres terminar la guerra?” “Porque no quiero ser un héroe.”

Gilwiese esbozó una débil y amarga sonrisa.

“Ya veo… Te envidio. Yo… Nosotros no podemos ser tan fuertes. Ojalá lo fuéramos, si pudiéramos. Incluso ahora.”

Convertirse en héroes.

La antigua nobleza del Imperio se aferraba a su orgullo de guerreros. De ser los que gobernaban, en virtud de reinar en el campo de batalla. Y este regimiento estaba formado por aquellos que no podían ser aceptados en esas familias, debido a su sangre mixta.

Tal vez, era precisamente porque no serían aceptados que estaban desesperados por demostrar su condición de nobles.

Mientras Gilwiese hablaba con esa cara tan solemne, Svenja tiró de la manga de su traje de vuelo color cinabrio en señal de queja.

“¡Y precisamente por eso he dicho eso, Hermano!” “Princesa, ya te lo dije: No se puede hacer.” “¿Son hermanos?”

Publicidad G-M1



Sus apellidos eran diferentes, pero como sus raíces eran supuestamente similares, era totalmente posible que realmente fueran hermanos.

“Es la primera vez que me preguntas algo.” Dijo Gilwiese, enarcando una ceja con picardía.

Shin parecía un poco sorprendido por esto, a lo que Gilwiese rió antes de continuar:

“No, pero somos bastante cercanos. No se trata sólo de la Princesa, sino que todos en Myrmecoleo somos camaradas y hermanos. Algunos estamos conectados por sangre, sí, pero otros no. Me imagino que a ti te pasa lo mismo.”

El Grupo de Ataque. Los Ochenta y Seis que vivieron y murieron juntos en el campo de batalla del Sector Ochenta y Seis. Después de pensarlo un momento, Shin asintió. En ese sentido, Gilwiese tenía razón. El Regimiento Myrmecoleo y los Ochenta y Seis eran similares en esa relación. No les unía la sangre, pero eran hermanos por hacer del mismo campo de batalla su hogar y del mismo orgullo su vínculo.

“… Sí, me pasa.” Dijo Shin. “En ese caso, dejo a mi ‘hermana menor’ a su cuidado, Mayor.”

“La Teniente Segundo Kukumila, ¿sí?” Gilwiese asintió con firmeza. “Estará a salvo conmigo, Capitán.”

Luego esbozó una sonrisa más relajada y sarcástica. “Y también lo hará ese problemático cisne negro.” “Sí.”

El proyecto 1.720 del Instituto de Investigación Senior, el Cisne Negro de la Muerte—Trauerschwan.

Había estado en desarrollo, pero no se había completado a tiempo para detener al Morpho durante la ofensiva a gran escala. Su introducción en el campo de batalla se decidió debido al descubrimiento de la Noctiluca y el Halcyon.

Era el propio cañón de riel de la Federación.

El Halcyon era demasiado grande para ser desafiado sólo con el Feldreß. Así que el Trauerschwan era su eje para destruirlo en esta operación. Michihi y Rito fueron desplegados con la fuerza principal delante de ellos. Se les encomendó la tarea de vigilarlo mientras avanzaban hacia los territorios de la Legión. Era, a todos los efectos, la baza de la Brigada de Expedición de la Federación.

El cañón de riel de la Legión fue desarrollado para atacar y contraatacar desde un rango absurdo de cuatrocientos kilómetros, derribando a los enemigos con un solo disparo destructivo. Y ahora tenían su propio cañón de riel de largo alcance y alto calibre para contrarrestarlo.

Pero en este momento…

“Entiendo que todavía es un prototipo incompleto, y por lo mismo creo que es demasiado pronto para traer ese cañón de riel.”

Publicidad G-M3



Se suponía que era un cañón de riel de largo alcance y alto calibre, pero todavía era un prototipo en desarrollo. Su velocidad inicial de dos mil trescientos metros por segundo, superaba la velocidad máxima de un cañón

de artillería, pero estaba muy lejos de la velocidad inicial del Morpho, de ocho mil metros por segundo.

Lo mismo ocurría con el peso de las ojivas que podía propulsar. Podía destruir un Löwe a cientos de kilómetros de distancia, pero los cálculos preliminares indicaban que para destruir el Halcyon de forma fiable, tendría que disparar a doce kilómetros de distancia, un alcance lamentablemente corto, indigno del título de cañón de larga distancia.

Un grupo vestido con trajes de vuelo color cinabrio se acercó a ellos, con sus botas militares pisando el suelo. La oficial rubia que iba a la cabeza, una Capitana, saludó mientras miraba a Shin y a Frederica con la más leve de las miradas.

“Mayor, es casi la hora de partir.”

“Entendido, Tilda. Princesa, vamos. Gracias por la conversación, Capitán Nouzen.”

“Sí, Hermano.” Svenja asintió.

Sin sentir el más mínimo interés por la actitud de la Capitana, Shin sintió algo sospechoso en el intercambio de Gilwiese y Svenja.

“¿Llevas a tu Mascot al frente?”

A diferencia del Reginleif, que era monoplaza, el Vánagandr contaba con una cabina de dos plazas y era un Feldreß pensado para ser pilotado por una pareja. Sin embargo, tanto el asiento del artillero como el del piloto disponían de controles para manejar el Vánagandr con una sola mano en caso de emergencia.

Así, un Vánagandr podría llevar un Mascot —que no debería ser capaz ni de pilotar ni de disparar como artillero— al campo de batalla haciéndolo ocupar uno de los asientos, pero…

El asentimiento de Gilwiese fue acompañado de una sonrisa honesta y amistosa.

“Por supuesto, es nuestra Diosa de la Victoria.”

Al ver al grupo vestido de cinabrio alejarse, Frederica miró a Shin.

“Me desplegaste con los Trauerschwan y luego retrasaste mi salida todo lo posible para evitar que me vieran, ¿no es así, Shinei?”

“… Sí.”

Pero eso sólo acabó forzando la mano del destino. El hecho de que le hubiera hecho esa pregunta implicaba que Frederica lo entendía. Cuando Svenja se presentó, Shin no le dio a Frederica la oportunidad de anunciar su nombre, y la conversación con Gilwiese fue para evitar que dijera una palabra.

“No sé lo que te han dicho los generales sobre los Brantolotes, pero no debes alarmarte tanto. La familia Günter es una rama de la familia Brantolote y vasallos posteriores de la casa imperial. Al igual que los lobos que protegen a sus crías, estarás a salvo mientras no les hagas daño.”

“… Me advirtieron, sí.”

Antes de desplegarse, el general de división Richard le dijo a Shin que, aunque el Grupo de Ataque tenía permiso para hablar con la gente de Myrmecoleo, debía ser cauteloso con ellos. Le había informado sobre la rivalidad que mantenían con los nobles Pyrope durante los últimos días del Imperio: la rivalidad entre la facción imperial, que acataba la casa imperial, y la facción de la Nueva Dinastía, que pretendía usurpar la hegemonía.

La Archiduquesa Brantolote era la líder de la facción de la Nueva Dinastía. Esto la convirtió en enemiga de la última emperatriz del Imperio Giadiano, Augusta, conocida por unos pocos como Frederica.

Incluso con la caída del Imperio y el surgimiento de la Federación en su lugar, eso no había cambiado. Y uno de los métodos de los usurpadores para establecer su legitimidad para el trono sería casar a una mujer de la antigua casa imperial. Eso significaba que siendo Frederica la emperatriz, la facción de la Nueva Dinastía tenía valor para arrebatársela.

Pero esa no era la única razón por la que Shin era tan cauteloso con Gilwiese.

“Dejando a un lado su facción, no me atrevo a confiar en ese hombre personalmente… No puedo precisarlo, pero…”

Shin entrecerró los ojos, pensando en ello. Había sucedido durante el primer encuentro, allá en la Federación… Había percibido algo siniestro por parte de Gilwiese que desenterraba recuerdos no deseados. Tal vez podría describirse como una especie de posesión. Como si el hombre se moviera en nombre de su objetivo y nada más, y mientras pudiera cumplirlo, no le importaría morir.

“Me recuerda a mí mismo… A la forma en que solía ser en el Sector Ochenta y Seis…”

***

 

“Vanadis a todas las unidades del batallón de avanzada. Pasando a la fase 2. Hagan los preparativos.

“Entendido.”

***

 

En cuanto se hizo evidente, Shiden se acercó a Shin.

Fue en su primer día en la Teocracia, el mismo día que Shin la escuchó. “Llévame contigo. Tengo que ser yo, tengo que ser quién la derrote.”

La habilidad de Shin había sido capaz de percibir todas las unidades de la Legión en todos los campos de batalla del Sector Ochenta y Seis de la República. Su alcance era increíblemente amplio. Hasta que no se alejaron de la República hacia el oeste y llegaron a las tierras de la Teocracia, no pudo oír las voces de la Legión aquí. Pero al llegar, quedó claro si la Noctiluca se había refugiado de la persecución del Grupo de Ataque aquí o no.

“Shiden.” Dijo.

“No te molestes en ocultármelo. Si esa es tu idea de ser considerado, deberías saber que no es asunto tuyo.”

Shiden era más alta que la mayoría de las mujeres, lo que significaba que sus ojos se encontraban con los de Shin más o menos al mismo nivel. Lo agarró por el cuello de la camisa y lo miró con severidad. Sus ojos eran como sangre congelada. Durante su primer encuentro, la apatía que había detrás de su expresión le había parecido irritante, pero ahora la odiaba de plano.


“No voy a dejar que nadie me quite el derecho a ponerla a descansar. Ni siquiera tú…”

Sus extraños ojos se clavaron en él con la rabia indignada de un animal herido. Devolviendo fríamente su mirada, Shin volvió a hablar.

“Shiden.”

Era la voz del dios guerrero que una vez reinó sobre el campo de batalla del Sector Ochenta y Seis: una voz sonora y dominante. Shiden se quedó en silencio, como una niña a la que acaban de regañar. Aprovechando ese momento de sorpresa, Shin se liberó de su agarre, tomando su propia corbata y acercándola a él.

“Cálmate. Tú misma lo has dicho. No puedo dejar que te unas a la operación tal y como estás ahora.”

Tal y como estás ahora, no podemos dejar que formes parte de la fuerza de ataque en la próxima operación, Comandante de Operaciones. Shiden se lo había dicho a Shin antes de la operación de la Montaña Colmillo de Dragón.

La derrotarás, ¿y luego qué? Si crees que puedes morir sin más después de acabar con ella, no te llevaré. Porque no es que pienses que está bien morir así, sino que quieres morir así. Y no voy a llevar a alguien con esa actitud conmigo. Sólo hace falta un idiota con ganas de morir para exponer a todos los demás al peligro.”

Eres un lastre.

Shiden apretó los dientes. Entendía lo que quería decir Shin. Le frustraba admitirlo, pero era obvio. Era la elección correcta para un capitán, para un comandante. No podía llevar a nadie que considerara que pondría en peligro la misión. Cualquier indignación o rabia que ella pudiera sentir no era algo que él pudiera permitirse tener en cuenta.

Y no era porque esta operación en particular fuera una especie de difícil acto de equilibrio por lo que traerla era una mala idea. Shin tenía las vidas de todos los demás en sus manos, independientemente de la batalla a la que se dirigieran. Tenía que mantener la cordura.

Pero aunque se diera cuenta de que era la opción más sensata, sus sentimientos no se ajustaban a eso.





¿Quién… diablos eres tú… para hablarme como si supieras algo de esto…?

“¿Morir mientras la ponía a descansar…? ¿Qué diablos sabes tú de lo que se siente?” Le gruñó.

“Todo.” Respondió Shin con frialdad. “Quería hacer descansar a mi hermano durante la misión de Reconocimiento Especial.”

Publicidad G-M3



Shiden abrió los ojos con sorpresa. La misión de Reconocimiento Especial. Una operación con una tasa de supervivencia del 0%, ordenada por la República para asegurarse de que un Ochenta y Seis muriera definitivamente. Una orden de ejecución apenas velada que había sido impuesta a Shin hacía dos años.

El hecho de que dijera que quería “poner a su hermano a descansar” significaba que su hermano, un compañero Ochenta y Seis, debía haber sido asimilado por la Legión.

“Luché a través del Sector Ochenta y Seis sólo para hacer eso. Y tenía la intención de morir tan pronto como lo pusiera a descansar… Pero engañé a la muerte. Sobreviví. Y después de eso… bueno… ya viste cómo estaba después de la batalla con el Morpho.”

Hace un año, al amanecer, después de la batalla en la que cazaron a ese gigantesco dragón. Estaba como un niño perdido en medio de aquellas mariposas de metal azul, con su Reginleif blanco pálido hecho jirones y roto.

En ese momento, Shiden pensó que tenía un aspecto antiestético.

“Me llamaste patético. Y si Lena no hubiera venido a ayudar, habría tenido una muerte lamentable allí. Y ahí es donde te diriges ahora… No te llevaré conmigo. No dejaré que alguien como tú marche hacia su muerte.”

En el momento en que este tipo de personas derrotaran a su objetivo, perderían su razón para luchar y su razón para vivir… y caerían en picado hacia su muerte. Él no dejaría que eso le sucediera a ella.

Shiden apretó los dientes. Luego exhaló con fuerza, como si desahogara sus emociones.

“… Te encanta hablar de mierda incluso en momentos como este, ¿no?

Publicidad G-M3



¿‘Alguien como yo’? Podrías haber omitido esa parte.” Shin se burló de ella.

“El hecho de que hayas tardado tanto en mencionarlo es exactamente a lo que me refiero. Ahora mismo no estás actuando como tú misma.”

“Sí, sí, claro, lo que tú digas. Siempre tienes la maldita razón, ¿no?”

Ella apartó la mirada de él con sarcasmo en los ojos, rascándose la cabeza con brusquedad. Había vuelto a ser tan espinosa con él como siempre.

“… Tienes razón. En este momento no soy yo misma. Así que lo arreglaré. Volveré a ser la misma de siempre antes de que empiece la operación. Así que…”

Dejó salir las palabras en voz baja, como si fuera consciente del resentimiento que se agitaba en la boca del estómago, pero lo apartó activamente.

“… dame un poco más de tiempo antes de que decidas dejarme atrás, ¿quieres?”

***

 

“Bueno, de una manera u otra, llegué a tiempo para unirme al batallón de avanzada, pero…”

Habiendo perdido su escuadrón, el Cyclops de Shiden estaba acompañando al Escuadrón Nordlicht. Iba con el primer grupo desplegado, junto con Shin y la mitad del Escuadrón Spearhead. Al recibir esa inesperada llamada de Shiden, Shin observó al Cyclops con una mirada desde el interior de la cabina de Undertaker. Se encontraba en pleno proceso de incorporación de la Armée Furieuse a su unidad. Un anuncio en el idioma de la Federación y luego en el de la Teocracia les informó de que el batallón de avanzada estaba a punto de partir. La persiana del hangar se abrió y los Procesadores confirmaron que sus toldos estaban sellados. El personal que no llevaba ropa de protección fue evacuado a las salas de seguridad.

“¿Pero qué pasa con Kurena? ¿Estás seguro de dejarla atrás?”

Su voz no era burlona. Estaba preocupada. Shin parpadeó. Con un fuerte zumbido, la persiana frontal del hangar se abrió lateralmente y el techo se replegó, revelando un cielo ceniciento. Mirando hacia arriba a través de la pantalla óptica, respondió:

“No la voy a dejar atrás, y tampoco tengo intención de hacerlo. Kurena es una francotiradora. Ella tiene un papel que desempeñar en otro lugar.”

La familiar cabina de Gunslinger estaba llena de extensiones de consola y subventanas. Los cables de conversión y los cables no estándar estaban fijados toscamente en su sitio con cinta aislante. Pero a pesar de lo estrecha que era la cabina, Kurena esperaba con entusiasmo el momento de salir.

Mientras el ejército de la Teocracia llevaba a cabo su distracción, la fuerza de avanzada se preparaba para partir. Detrás de la fuerza de avanzada y más abajo en el orden de arranque estaba la fuerza principal de la Brigada de Expedición de la Federación, que yacía oculta en un hangar temporal. Allí se encontraban los contornos familiares de los Reginleif, así como las monturas carmesí de los Vánagandrs del Regimiento Libre de Myrmecoleo.

Junto a ellos estaba también el prototipo de cañón de riel de la Federación, el Trauerschwan. Y fijado en la parte superior de su armazón estaba Gunslinger, con Kurena sentada en su interior.

El Trauerschwan fue construido con el Morpho como su enemigo teórico, y por eso era tan enorme como el propio Morpho, con más de diez metros de altura y una longitud total de más de treinta metros. Pero a diferencia del Morpho y de su parecido con un malvado dragón de leyenda, el Trauerschwan parecía un gigantesco cisne agazapado… si uno lo miraba con buenos ojos.

Al fin y al cabo, era un prototipo sacado directamente del laboratorio. No estaba pensado para el combate real y estaba cubierto de escudos de polvo que parecían haber sido aplicados a toda prisa. Sus patas parecían una colección de piezas mezcladas al azar, cada una con diferentes revestimientos y grados de decoloración. Las cámaras de control de las patas se encontraban de forma asimétrica en ambas partes, como si mostraran lo apresuradas que habían sido construidas a posteriori. De ellas colgaban múltiples cordones como vasos sanguíneos, que se arrastraban hacia arriba y se conectaban a Gunslinger.

Como su sistema de control de fuego de combate estaba incompleto, Gunslinger tuvo que servir como su sustituto.

Era incluso más antiestético que el Juggernaut de la República, al que a menudo se referían como un ataúd de aluminio. Pero Kurena se sintió satisfecha ante la perspectiva de manejar esta fea arma. Se encontró tarareando una alegre melodía. Colgó las piernas alegremente, como una niña pequeña emocionada por salir de viaje.

Porque era feliz. Kurena se alegró de que le confiaran esto.

***

 

“Kurena.”

Cuando Shin le entregó el manual del Trauerschwan, Kurena se sintió como si le hubiera dado una invitación a un baile de cuento de hadas. Una encantadora fiesta nocturna en un castillo iluminado por la luna, lo suficientemente mágica como para sacarla de sus harapos cubiertos de ceniza. Un baile encantado en el que, por una noche, sólo ella podría llevar un vestido de plata y zapatillas de cristal.

El manual era un paquete de archivos y no tenía encuadernación; de hecho, era un manual improvisado hecho sobre la marcha. Pero no importaba. Su corazón dio un salto de alegría al aceptarlo.

“Como se discutió en la sesión informativa, te dejamos servir como artillero del Trauerschwan.”

“¡Sí…!”

Se encontraban en el pasillo de un bloque residencial de la Teocracia; había sido asignado al Grupo de Ataque y estaba situado en una base del ejército en la parte trasera del frente norte de la Teocracia. El pasillo también era de color gris perla. Los pasillos tenían forma octogonal, y la fragancia del incienso quemado parecía perdurar en el aire. El olor a madera de águila llenaba la zona, como si ahogara el hedor de la sangre y el acero.

El prototipo de   cañón de   riel, Trauerschwan. Durante   la   sesión

informativa se analizaron los factores generales y los problemas no resueltos en torno a sus características. Al fin y al cabo, se trataba de un prototipo que no estaba pensado para el combate en vivo. Podía disparar, pero su sistema de control de fuego estaba incompleto. También carecía de un sistema de refrigeración, que era esencial para soportar un combate prolongado.

Disponía de un mecanismo de recarga automática, pero también era un prototipo y requería doscientos segundos para recargarse con éxito. Por muy lenta que fuera la velocidad de movimiento del enemigo, lo máximo que podía hacer el Trauerschwan era uno o dos disparos. Y con un humano manejando la corrección de la mira, era absolutamente necesario que los disparos fueran precisos.

Y dejaba este deber crucial únicamente en sus manos.

Shin aún confiaba en ella. Shin todavía la necesitaba. Esto lo demostraba, y la hacía feliz.

Su corazón palpitaba de emoción. Sentía que ahora mismo podía dar en el blanco más pequeño posible a la mayor distancia posible justo en la diana.

Pero al mismo tiempo, aunque su corazón estaba lleno a rebosar, un rincón helado de él le advertía que esta vez no podía permitirse fallar. Este pensamiento acechaba en el fondo de su mente como un ominoso glaciar.

Ese glaciar era su malestar. En realidad, estaba increíblemente ansiosa. Después de todo, él confiaba en ella hasta el punto de poner esta inmensa responsabilidad directamente sobre sus hombros. Él creía que ella era lo suficientemente buena. No podía defraudarle, pasara lo que pasara.

No podía traicionar su confianza.

Esta vez seguro que será útil para Shin y los demás. “Puedo hacerlo.”

Dijo las palabras como si reafirmara su juramento de luchar hasta su

último aliento junto a todos los demás. Abrazó el manual, apretándolo contra su pecho como si temiera que alguien pudiera quitárselo.

En cierto modo, era todo lo que tenía. Aparte de su orgullo y de las habilidades que había perfeccionado para permanecer a su lado, no tenía nada más.

“Esta vez, no fallaré, pase lo que pase. Así que puedes estar tranquilo. Yo me encargo de esto.”

Shin arrugó la frente, preocupado.

“No te preocupes. Confío en ti… no te abandonaré.”


No me abandones.

Esas palabras habían salido de los labios de Kurena justo cuando se retiraron de los Países de la Flota. Ella había expresado su profundo deseo de aferrarse a él.

“Sí, lo sé.” Kurena asintió con una sonrisa, como si esperara que dijera eso. “Realmente lo sé. Pero yo también soy un Ochenta y Seis.”

Era alguien que lucharía hasta el final.

“Luchar hasta la muerte es nuestro orgullo, y también quiero proteger ese orgullo.”

Pero cuando ella dijo esto, la expresión de Shin se tornó dolorosa. Ella le había dicho esas palabras cuando dejaron atrás los Países de la Flota, y él había respondido con una mirada similar. Tras un momento de contemplación, inseguro de si decir o no lo que pensaba esta vez, separó los labios.

Publicidad M-AB

“Dijiste que no teníamos por qué cambiar, ¿verdad?” “… Sí.”

Si te resulta difícil, no tienes que obligarte a cambiar.

“Si no quieres cambiar, puedes quedarte como estás. Eso está bien. Pero si crees que no puedes cambiar… Si te aferras a ese orgullo como una maldición…”

Los ojos de Shin parecían más vivos que en el Sector Ochenta y Seis o en el campo de batalla del Reino Unido. En el Reino Unido, parecía como si le impulsara una frágil inquietud a caminar por la cuerda floja, a tambalearse en el filo de la navaja. Y en el Sector Ochenta y Seis, sus ojos ensangrentados eran tan fríos como la superficie de un mar helado.

Pero en algún momento, ese hielo se había descongelado y se había convertido en la superficie serena de un lago. Kurena podía verse reflejada en esos ojos. La miraban con preocupación, como si soportara un profundo dolor.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

1 Comentario
Mas Votados
Mas Recientes Mas Antiguos
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios