Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 6

Capítulo 75: El Ex-Señor Demonio Y Un Amigo Capturado

El territorio cerca de la frontera de Laville-Asylas también se conocía como la Línea de Defensa. Esta tierra fue gobernada por el duque Spencer y el vizconde Salvan. Estos últimos eran una familia noble que servía a los primeros. Este territorio actuó como la primera línea de defensa de la nación.

Eso significaba que había fortalezas estacionadas a lo largo de la frontera, y los pueblos cercanos a ellos se habían convertido en ciudades amuralladas. Aprovecharlo no fue una tarea fácil… o eso podría pensarse.

El muro casi inexpugnable que era la Línea Defensora había sido conquistado, aunque el gobierno había puesto casi todos sus recursos en construirlo. En este momento… incluso esas ciudades fortaleza parecían agujeros del infierno.

La ciudad de Samuel albergaba mazmorras subterráneas y era conocida por ser un nido de aventureros que rebosaba entusiasmo y energía. Actualmente, sin embargo, el fuego, los gritos y el hedor agrio de los campos de batalla llenaban el aire.

“Qué cosa más espantosa para ser saludado”, dije.

“Es como si hubiéramos retrocedido en el tiempo. … Esperaba no volver a pasar por esto nunca más”.

Sylphy y yo estábamos acostumbrados a la guerra, así que no pensamos demasiado en esto. Era un espectáculo surrealista: llamas ardiendo en la noche, iluminando esporádicamente los cadáveres al costado de la carretera. En algún lugar, estalló una explosión, que pareció invitar a los gritos de los aliados.

Fue nostálgico. Podía sentir el aire familiar de la batalla.

Sin embargo… tenía que recordar que era la primera vez que Ireena estaba en el infierno.

La chica podría haber poseído nervios de acero, pero ni siquiera ella pudo ocultar su agitación. No había podido decir una palabra desde que llegamos.

“Háganos saber de inmediato si no se siente bien. Puedo lanzar un hechizo para proporcionarte un alivio momentáneo”.

“…Claro. Gracias,” respondió Ireena, mirando los cuerpos esparcidos. Ella estaba sudando.

Sylphy miró con seriedad nuestro entorno. “Ninguno de estos son civiles. Son militares o… ¿aventureros, tal vez? Es posible que todos los civiles hayan sido evacuados o hayan sido tomados como rehenes. Sin embargo, esto último sería bastante difícil de lograr”.

Su atención a este punto fue lo que la marcó como soldado. Expresé mi propia teoría.

“Así que es lo primero, entonces. Yo mismo he visitado las fortalezas fronterizas. En cada viaje, los equipé con algunas trampas que no se superan fácilmente”.

“Eh. Supongo que pudieron ganar tiempo suficiente para anunciar la evacuación a los civiles y ponerlos en movimiento”.

Aunque era una idiota la mayoría de los días, Sylphy era una soldado experimentada. Abandonada a una edad temprana, Lydia la rescató y le enseñó el camino del guerrero, marchando hacia su primera batalla y levantando las cabezas decapitadas de sus enemigos a los siete años. Una sobreviviente del campo de batalla, criada por la guerra, dejó que su estupidez se desvaneciera para revelar la verdadera sabiduría.

“Si no hay rehenes civiles, los únicos que contraatacan son los aventureros que se levantan con justa indignación y los caballeros enviados por los señores del dominio. … Supongo que eso significa que puedo soltarme”. Sylphy me miró mientras cargaba a Demise-Argis por encima del hombro. “Bueno… Ginny es nuestra principal prioridad”.

“Sí. Y la presencia mágica aquí es incuestionablemente de ella”.

No teníamos idea de dónde estaba peleando, y existía la posibilidad de que la magia que recogiéramos fuera solo un residuo. En cualquier caso, tendremos más suerte si lanzamos una red más amplia para buscarla. Dicho esto, todavía iba a mantener a Ireena cerca de mí. Nunca podría permitir que una chica no acostumbrada a la guerra se fuera por su cuenta.

“Ya sea que encontremos o no a Ginny, Sylphy”, dije, “Deberíamos decidir una señal para reagruparnos”.

“Solo dispara un hechizo de bala de luz al cielo. Somos básicamente como refuerzos, por lo que no deberíamos preocuparnos de que nuestros planes se filtren al enemigo”.

“Tienes razón.”

Una vez que se decidió…

“Bueno, me voy a dirigir hacia el oeste. Ustedes cubran el este por mí”.

Con eso, Sylphy corrió más adentro de la ciudad, atravesándola como una ráfaga de viento.

“¿Nos vamos, Ireena?” “S-Sí…”

Caminé por el paisaje urbano que apestaba a muerte, escuchando la destrucción. A mi lado, el rostro de Ireena estaba fantasmalmente pálido. Como se esperaba. No estaba acostumbrada a ver cadáveres y a presenciar la muerte en todas sus formas. Por supuesto, la enfermaría.

Pero ella se mantuvo valiente. Aunque estaba pálida, parecía decidida a salvar a Ginny.

Aguantaré cualquier cosa por mis amigos, no importa lo repugnante que sea, parecían decir sus ojos.

… Pero los campos de batalla eran paisajes del infierno, y estaba empezando a desgastar el corazón de Ireena.

“¡Muere! ¡Muere! ¡Muereeeeee!” Un joven caballero apuñaló el cadáver de un orco enemigo que ya estaba muerto.

“¡P-Por favor! Yo… tengo esposa e hijo…” Un viejo soldado ensartó sin piedad a un enemigo que rogaba por su vida.

En el camino nos encontramos cuadros de guerra.

… Si este hubiera sido un antiguo campo de batalla, no lo habría pensado dos veces. Este, sin embargo, era el presente, en la tierra donde había conocido a mis nuevos amigos.

No podía dejar de imaginarme a mis amigos participando en estas trágicas escenas.

Ireena parecía estar pensando lo mismo. “Si la guerra continúa… todos en la Academia serán alistados para luchar…”

“… Incluso los niños magos son valiosos soldados”, dije. “Movilizarán al alumnado”.

“Si eso sucede… me pregunto si todos tendremos miradas similares en nuestras caras…”

Hablaba de la expresión de terror del que estaba a punto de ser asesinado y de la oscura mirada de satisfacción que parecía brotar del asesino. Si nuestros amigos fueran enviados a la batalla, parte de ellos se volvería locos. Entonces… no habría un futuro brillante esperándolos.

“Para evitar eso, debemos poner fin a esta guerra, pero rescatar a Ginny y Elrado es antes que nada. Primero completemos nuestra misión”.

Ireena asintió, ahora en silencio. Con un propósito, nos adentramos más en el infierno, y luego… escuchamos una voz familiar.

“¿Crees que moriría aquí? ¡Inténtalo otra vez!” repitió una voz frenética. Ireena y yo nos miramos.

“E-Esa voz hace un momento…” “Vamos. Está en peligro”.

Corrimos en la dirección de dónde provenía el grito. Y luego lo vimos. El hijo mayor de un duque, Elrado.

Su armadura plateada de cuerpo completo fue parcialmente destruida y no cumplía su propósito. Las astillas de piel expuesta y su cabello naranja estaban rojos de sangre. Dolía con solo mirarlo. Estaba rodeado de soldados enemigos.

“La pequeña mierda sigue resistiendo a la muerte”.

“Tomemos a su hermano menor si necesitamos tomar un rehén”.

“Como venganza por quemarme el brazo, voy a torturarlo hasta la muerte”.

Así que parecían inclinados al homicidio. Elrado parecía listo para luchar, aferrándose a su voluntad de vivir, incluso frente a la desesperación.

… Pero no había ninguna posibilidad de que muriera aquí.

¿Por qué? Sencillo. No lo dejaría.

“Rock Impact”. Lanzo la magia de la tierra de nivel de entrada sobre cada enemigo.

Terrones de tierra y piedra llovieron sobre ellos desde círculos mágicos dibujados en el cielo. Fue suficiente para noquear a algunos de ellos y hacer que los demás cayeran al suelo con las extremidades rotas.

El enemigo fue eliminado en un instante, y Elrado me miró con ojos enormes. “¡¿A-Ard…?! ¡¿E Ireena…?! ¡¿Por qué estás aquí…?!”

“Escuchamos de cierta persona que tú y Ginny estaban en peligro y decidimos hacer una visita”, expliqué mientras simultáneamente lanzaba magia curativa sobre Elrado. Su lamentable apariencia volvió a la normalidad. “¿Y bien, Elrado? ¿Eres el único que participa en esta batalla?”

“…No. Ginny está luchando bajo mi mando”. “¿Y dónde está ella ahora?”

Elrado apretó los dientes.

… ¿Qué pasa con esa reacción? No me digas que lo peor ya ha pasado.

Esperé, preocupado por la seguridad de mi amigo, por las siguientes palabras de Elrado.

“¡Fue tomada como prisionera de guerra…! ¡Justo en frente de mí…!” gritó angustiado. “¡Esto no parecía gran cosa al principio…! ¡Pensé que sería fácil hacerlos retroceder…! ¡Pero una vez que apareció, todo se volvió loco…!” Los puños de Elrado se apretaron, mientras temblaba de la cabeza a los pies.

Fruncí el ceño. “¿Quien?'”

“… Un semidragón. Había uno con el enemigo”.

Me sorprendió bastante esto. Los semidragones eran una raza extremadamente rara. Dado que tenían un complejo de superioridad y se negaban a asociarse con el mundo exterior, las posibilidades de que alguien se encontrara con un semidragón en su vida eran cercanas a cero.

Incluso yo sólo me había visto uno dos o tres veces, y mi impresión era que odiaban a los humanos… por eso me sorprendió la noticia. ¿Por qué los semidragones trabajarían con la Federación Asylas? …Extraño. Sería mejor preguntárselo directamente a las personas en cuestión.

“Ginny está bien, ¿supongo?”

“Sí, eso creo. … Pero esos tipos de Asylas son animales. ¡¿Quién sabe lo que le harán?! ¡Tenemos que ponernos en movimiento…!”

¿Era esta su manera de expiar sus transgresiones pasadas? Elrado parecía decidido a salvar a Ginny. Pero bueno, no pudimos llevarlo con nosotros. Él era el que comandaba esta batalla. Si se escapó a algún lugar incluso por un segundo, causaría una caída significativa en la moral.

“Escucha, Elrado,” dije. “Quédate aquí y promociona mis acciones como propias a todo tu ejército. Anime a sus camaradas. Rescataremos a Ginny”.

Podría haber decidido el plan por mi cuenta, pero Elrado no era tonto. Sabía que mi propuesta era la más lógica y la aceptó.

“…Entendido. Confío en ti”, respondió antes de inclinar la cabeza. “¿Qué vas a hacer? Estás diciendo que debería tomar el crédito… pero ¿qué es exactamente lo que tienes en mente?”

“No mucho. Actuaré con la máxima decencia. En otras palabras—” Mis labios formaron una sonrisa tensa.

“Destrozaré al enemigo”.

No perdí el tiempo esperando su reacción y lancé un hechizo de vuelo. Levitando en el cielo oscuro, miré hacia el estado de la ciudad amurallada.

“… Esta ciudad pertenece al dominio de la familia de nuestra amiga Ginny. No permitiré que le sobrevenga más violencia”, me dije.

Lancé un hechizo, dejando que círculos mágicos aparecieran instantáneamente sobre la ciudad, cubriéndola por completo. La magia de cada elemento salió disparada de ellos y destruyó las fuerzas invasoras.

Sin embargo, no maté a nadie. A pesar de que eran rufianes, tenía algo en contra de tomar vidas que ya no valían nada. Les robé una extremidad, máx.

Señalé a cualquier oficial de alto rango aparente para ser capturado como prisionero de guerra. Me di cuenta de que el resto podría causar problemas si los dejaba en la ciudad, así que los dejé en otro lugar… En medio del océano, para ser exactos. La oposición estaba formada por una robusta manada de orcos, por lo que, con suerte, sobrevivirían muy bien.

… Con eso fuera del camino, descendí de regreso a donde Elrado e Ireena estaban esperando. Me miraron fijamente, larga y duramente.

“Maldita sea. Tan loco como siempre…” “¡Pero eso es lo que lo convierte en quien es!”

Elrado sonrió, exasperado, e Ireena me miró con adoración en sus ojos. Les sonreí y disparé balas de luz mágicas hacia el cielo para convocar a Sylphy, quien nos alcanzó en poco tiempo. Le expliqué la situación y solidifiqué nuestro plan de juego.

Una vez más me volví hacia Elrado. “Me alegra que estés bien.”

“… No te preocupes por mí. Salva a Ginny. Haré lo que dijiste y suavizaré todo”.

Había una fortaleza a lo largo de la frontera de la nación que el enemigo estaba ocupando como su base de operaciones. Asentí con la cabeza, tan decidido como él, y luego me preparé para teletransportarme allí con Ireena para salvar a Ginny.

Quédate tranquila, Ginny. Venimos a salvarte.

Rezando por la seguridad de mi amiga, nos llevé rápidamente a nuestro destino.