Jimi na Kensei (NL)

Volumen 6

Capítulo 1: El Viaje De Una Familia

Parte 11: Vergonzoso

Y así llegó a su fin la larga noche. La tapa que había envuelto a todo el Reino de Arcana y República de Domino se había disipado después de que Suiboku convirtió las nubes de tormenta en luz y las usó para enviar a Fukei fuera de este mundo.

El sol iluminaba un cielo azul sin nubes. Una luz cálida entró por las ventanas por primera vez en días. Habiendo notado el resplandor, la gente salió apresuradamente de sus casas para salir.

Cuando miraron al cielo… “¡Ahhhhhhhhhhhh!”

La tierra y el cielo se habían volcado. Flotando boca abajo sobre ellos había un bosque gigante.

Por supuesto, no era todo el Reino de los Arcanos lo que había sido cubierto por los bosques gigantes, sino solo la ciudad fortificada en el borde este de los territorios de Caputo. La presencia del bosque fue el intento de Suiboku de ser reflexivo. El Arte de los Cielos Cambiantes de Fukei había golpeado toda el área con una abrumadora cantidad de granizo. Sin el bosque, existía la posibilidad de que la ciudad fortificada hubiera sido aniquilada.

Por supuesto, sin Suiboku, Fukei no habría atacado en primer lugar. En cualquier caso, fue gracias a Suiboku que la ciudad fortificada había sobrevivido. Dado que la batalla había terminado durante la noche, no había razón para seguir manteniendo los bosques sobre la ciudad. Por lo general, debería haber hecho algo con el bosque antes del amanecer para evitar que los habitantes de la ciudad entraran en pánico.

“Zzz…”

Sin embargo, Suiboku estaba profundamente dormido.

Se había convertido en un adulto para luchar contra Fukei, pero ahora había vuelto a su forma de niño para poder descansar. Dormía tan profundamente que era difícil creer que acababa de matar a su hermano aprendiz la noche anterior. Parecía que su confesión y su grito después de la batalla lo habían dejado exhausto, y se había quedado dormido inmediatamente después. Como tal, estaba dormitando directamente en el campo de batalla, pero no parecía incómodo en lo más mínimo.

“Oh cierto, Sansui tampoco maneja muy bien las noches…” Douve murmuró su observación.

Si bien Sansui no poseía ni un átomo de hambre o lujuria, todavía tenía tanto sueño como cualquier otra persona. Si se veía obligado a quedarse despierto toda la noche, siempre se veía cansado a la mañana siguiente. Si bien algunos Inmortales podían arreglárselas sin dormir, evidentemente se había convertido en parte de la rutina diaria de Sansui, y probablemente lo mismo ocurría con su maestro Suiboku.

Que el hombre más poderoso del mundo se quedara dormido de repente supuso un dilema para todos los demás. Mientras tanto, Noah y Vajra se habían recuperado y regresado a sus formas humanas, y el sol había salido mientras todos intentaban averiguar qué hacer a continuación.

“Pensé que se despertaría cuando saliera el sol…”

Saliendo de la dirección de la República de Domino, el sol iluminó el campo de batalla completamente destruido.

Como señaló Shouzo, Suiboku y Sansui normalmente se despertaban con el amanecer, pero parecía que Suiboku se había quedado despierto hasta tarde, lo que significaba que todavía necesitaba dormir más.

“… Probablemente sería mejor si se quedara así”. “Si.”

Vajra y Noah, que habían experimentado de primera mano las consecuencias de la participación de Suiboku en la batalla, tenían demasiado miedo incluso del Inmortal dormido como para siquiera pensar en interferir con él. Eso también fue cierto para los demás presentes; aunque querían que se despertara, estaban demasiado asustados para despertarlo.

Sansui tenía un buen juicio, o, más bien, era leal a sus deberes, y reaccionaba como lo haría cualquier mortal ante las diferencias de rango social. Por eso no se quejaba cada vez que la Casa Sepaeda lo trataba con cierta falta de cuidado.

Pero este era Suiboku, el Dios Berserker. Si despertarlo por la fuerza lo llevaría a una furia frenética, habría incluso más daño del que se había producido durante el alboroto de Fukei. Nadie podría decir con certeza que tal resultado no podría suceder.

“No podemos simplemente dejarlo así. La gente está en problemas”.

Como señaló Paulette, los residentes de la ciudad fortificada estaban sintiendo una sensación de muerte inminente aún mayor que la que tenían por las nubes de tormenta. Con la luz del sol y la alta visibilidad del cielo despejado, sin duda fue aún más aterrador de lo que habían sentido durante la profunda oscuridad.

“… Al diablo, lo despertaré. Sobre todo porque tengo la mayor responsabilidad”.

Ukyo se armó de valor y se movió para despertar a Suiboku. Todo había comenzado porque Ukyo le había entregado Vajra a Fukei, después de todo. Por supuesto, entendió intelectualmente que cualquier resistencia por su parte no habría servido de nada, pero incluso entonces, Ukyo era moralmente responsable.

“¡Alabo su determinación, mi maestro! ¡Sin duda se necesita más que una cantidad típica de coraje para despertar a Suiboku incluso después de presenciar su fuerza!” Elixir así elogió a Ukyo, y los demás presentes miraron a Ukyo con respeto.

¿Podrían animarse a despertar al Dios Berserker incluso si su supervivencia estaba asegurada? Probablemente se despertaría eventualmente, y realmente no pasaría nada si lo dejaran dormir. Ukyo iba a intentar despertar a un hombre que podría destruir el mundo solo para tranquilizar a la gente de la ciudad fortificada. No era que fuera valiente porque poseía Elixir; Fue porque tenía una voluntad fuerte, sin prestar atención al peligro, que se le permitió ser el portador de Elixir.

“¡Espera!”

Pero hubo alguien que se opuso a sus acciones: Eckesachs. Evidentemente, presa del pánico, trató de evitar que Ukyo despertara a Suiboku.

“¡No despiertes a Suiboku!” “…Explica.”

Eckesachs había pasado incluso más tiempo con Suiboku que Sansui. Valía la pena prestar atención a su opinión. ¿Quizás despertarlo de su sueño fue lo que Suiboku no pudo soportar, algo que detestaba más que cualquier otra cosa?

“¡Suiboku está durmiendo tan tranquilamente! ¡Él es adorable! ¡No lo despiertes! ¡Eso es cruel!”

“Oye, Vajra, agarra Eckesachs, ¿quieres?” “Con mucho gusto.”

Vajra obedeció felizmente a Ukyo, el maestro desalmado que tranquilamente la había entregado a un bandido. Era culpa suya que ella se hubiera visto obligada a enfrentarse a Suiboku, aquello a lo que temía más que a nada en el mundo. Y, sin embargo, Vajra obedeció felizmente las órdenes de Ukyo. Probablemente era porque la orden era algo que ella quería hacer de todos modos.

“¡E-Espera! ¿Qué estás haciendo, Vajra?”

“No tenemos tiempo para complacerlo, Eckesachs”.

Vajra agarró a la diminuta Eckesachs por detrás, la sujetó y la levantó del suelo. De un vistazo, parecía que Vajra estaba intimidando a la niña más pequeña, pero nadie se movió para detenerla.

“Yo, Maestro Suiboku. ¿Le importaría despertar?” Dijo Ukyo, sacudiendo al Suiboku dormido para despertarlo.

“Mm.”

Suiboku se sentó suavemente. “Señor, señor…”

No mostró ningún signo de ira, incluso cuando se estiró y revisó su propio cuerpo. Suiboku miró a los que estaban reunidos a su alrededor y evidentemente comprendió la situación.

“Ah, ya veo. Lo siento lo siento.”

Suiboku movió casualmente su palma y el bosque inmediatamente se volteó hacia arriba, incluso mientras permanecía flotando en el aire.

“Mm… ¿Está mejor?”

El bosque se alejó de su posición sobre la ciudad fortificada y lentamente se detuvo en un área lejos de cualquier pueblo. Así, Suiboku se había movido por las tierras en las que había pasado mil quinientos años como si estuviera moviendo sus propias manos y pies.

“Ahora es el momento de ocuparnos de los otros asuntos”.

Una simple mirada le mostró el terreno completamente destruido a su alrededor. Había innumerables trozos grandes y pequeños de tierra flotando, y numerosos trozos de granizo parcialmente incrustados en los cráteres excavados en el suelo.

“¡Hrmph!”

El terreno todavía estaba lleno del ki de Fukei, por lo que Suiboku usó ese ki para devolver el terreno a la normalidad. La tierra flotante se fundió con los restos de tierra y luego comenzó a llenar los grandes agujeros en el suelo. Aunque la tierra seguía siendo el páramo formado por la labranza mágica de Shouzo, al menos ya no había pedazos de tierra levitando aleatoriamente esparcidos a su alrededor.

“Wow…”

Saiga miró el único Arte que no pudo aprender y quedó completamente impresionado. Había sido una serie constante de sorpresas y no le quedaban otras palabras para describir lo que veía. La tierra misma se movía bajo el sol de la mañana. La luz brillante hizo que fuera más fácil ver lo que realmente estaba sucediendo en tiempo real.

“Hrm”.

Evidentemente, no pudo hacer que el hielo se derritiera por orden, por lo que Suiboku rompió las piedras de granizo en pequeñas partículas y luego las levantó en el aire. Probablemente eventualmente se evaporarían lo suficientemente rápido y luego se convertirían en parte de las nubes.

“Ahí… Lo siento por eso.”

Mientras realizaba su trabajo, Suiboku se disculpó con todos, particularmente con Paulette.

“Debería haber hecho esto antes de dormir… Mis disculpas”.

Dado que el trabajo era lo suficientemente simple para un Inmortal que podía controlar los cielos y la tierra como sus propias manos y pies, arreglar esos problemas evidentemente se le había olvidado a Suiboku después de experimentar toda esa fatiga emocional después de la batalla. Por supuesto, para aquellos atrapados en todo esto, la espera todavía había sido bastante problemática.

“¿Lo siento? ¿En serio…?” “Mm… disculpas.”

Ukyo había pasado de la ira a la exasperación. ¿Cómo había sobrevivido Suiboku tanto tiempo sin dejar de ser tan descuidado?

“Oye, Eckesachs. ¿El Maestro Suiboku siempre ha sido así?” Saiga preguntó a su propia espada, una vez más experimentando decepción con Suiboku.

“¡Por supuesto que no! ¡Fue incluso peor!” Eckesachs le gritó. Ella estaba levantando la voz por alguna razón, que parecía bastante extraña. “¿No es así, Suiboku? Solías causar más problemas a otras personas en el pasado,

¿no es así?”

“Sí. Pensando en ello, viví una vida bastante pecaminosa. He perdido la cuenta de la cantidad de monumentos que creé en penitencia”.

No era que no mostrara remordimiento alguno, en realidad. Era solo que, considerando la magnitud de lo destructivos que habían sido sus alborotos, no mostraba mucho remordimiento en absoluto.

“Viste cómo Fukei estaba lloviendo nieve y granizo, ¿no? Hubo un momento en que estaba buscando una forma de manipular el frío con las Artes Inmortales para usar en combate. Como tal, Eckesachs y yo nos adentramos en las montañas para practicar”.

Parecía que cuando Suiboku y Eckesachs viajaban por el mundo, no habían pasado todo el tiempo vagando. Evidentemente, cada vez que Suiboku se encontraba con un problema que quería resolver, se abrochaba y entrenaba durante un período prolongado, aunque breve para los estándares inmortales.

“No era tan grande como las nubes de tormenta que Vajra y Fukei habían creado, pero usé Eckesachs para mantener las nubes de tormenta e intenté varias cosas como hacer que nevara… Al final, llegué a la conclusión de que no podía No usaré las Artes Inmortales para congelar a mi oponente en combate”.

Happine, Douve y Paulette recordaron a la Regente de la Academia. Sí, la historia de la magia, más específicamente la historia de los fracasos en la magia. Las Artes Inmortales de Suiboku eran las mismas, y era probable que hubiera hecho una enorme cantidad de prueba y error.

“Verás, lo que quería hacer era poder congelar instantáneamente a un oponente con una ráfaga de ki. Pero descubrí que, para congelar a mi oponente, necesitaba arrojarlo a una nube o enfrentar a un idiota que caminaría a través de una tormenta de nieve interminable para encontrarme en lo profundo de las montañas”.

Debido a que las Artes Inmortales controlaban los fenómenos naturales, era imposible congelar repentinamente a alguien como Shouzo podía hacer con su magia. Eso se debió a que cualquier efecto de congelación hecho con las Artes Inmortales era solo una tormenta de nieve artificial. Si bien podía usarlo para congelar a su oponente a través de la exposición a lo largo del tiempo, Suiboku no podía congelarlo instantáneamente.

“Cuando me di cuenta de que era imposible, Eckesachs y yo salimos de la montaña, pero…”

“Hemos estado entrenando durante unos diez años seguidos. Como tal, la montaña y la tierra a su alrededor se habían congelado por completo, y los países alrededor de la montaña habían sido devastados por la ola de frío”.

Las características de la manipulación del clima a través de las Artes Inmortales significaron que, si bien había poco efecto instantáneo; el área de efecto fue grande y duró mucho tiempo. Por lo tanto, era prácticamente imposible limitar el efecto de sus técnicas solo a la montaña en la que estaba entrenando. Aunque no tenía ningún conocimiento de eso en ese momento, Suiboku había terminado afectando a toda la región a su alrededor.

“Por eso creé un memorial como una forma de calmar las almas de las víctimas y como símbolo de mi pesar. Era mi forma de llorarlos”.

“Incluso yo me sentí mal por eso…”

No había querido hacer ningún daño ni poseía ninguna intención maliciosa. Sin embargo, el hecho de que no fuera consciente del daño que causó, de que no había tenido la intención de causarlo, no lo absolvió del gran daño que había causado.

Si él y Fukei hubieran luchado en ese momento, habría sido exactamente la batalla que Fukei había esperado. Suiboku era ahora un Inmortal tranquilo y ordinario, pero en el momento en que había congelado la montaña, era una fuerza de la naturaleza, y una fuerza maligna de la naturaleza en eso. Incluso sin malas intenciones, seguía siendo una calamidad andante.

“Veamos, otras veces… Ah, hubo un período en el que corté una montaña del suelo y la llevé conmigo, pero… Si bien un objeto flotará para siempre después de que lo levite, moverlo requiere permanecer cerca del objeto levitando. Como tal, necesitaba guiarlo como si fuera un perro”.

Debido a que había pasado mil años vagando, parecía que tenía bastantes ejemplos de fracasos. Probablemente también hubo innumerables incidentes que sucedieron de los que él había estado completamente ajeno.

“Pero no había nada interesante en derrotar a un oponente golpeando una montaña contra ellos o aplastándolos con ella, así que decidí que todo era un desperdicio. Dejé la montaña donde la había encontrado, pero…”

“Después de usar mi arte en la cima de la montaña y luego volver a bajar, vi una carretera que no estaba allí cuando tomé la montaña. Luego, cuando miré a mí alrededor… ¡había casas aplastadas debajo…! “

Esto simplemente sonó como una historia de terror. Una montaña que bajaba del cielo en la cima de una aldea era materia de historias de terror, pero por alguna razón, el hombre que realmente lo había hecho lo describió como si el resultado también lo hubiera encontrado aterrador.

“Mi hipótesis era que los humanos habían construido una nueva carretera a través del área porque la montaña había desaparecido y, finalmente, surgió una ciudad allí. Sin embargo, terminó siendo aplastada cuando Suiboku devolvió la montaña y la ciudad fue completamente arrasada”, relató Eckesachs.

“Me sentí terriblemente culpable por eso, así que construí un monumento allí y lamenté por los perdidos”.

Suiboku evidentemente creía que la construcción de monumentos conmemorativos servía como una forma de expiar sus pecados o algo así. En lugar de construir santuarios y tratar de calmar los espíritus, probablemente debería haber pasado más tiempo pensando antes de actuar y evitar esos horribles resultados.

“Ah, eso me recuerda… Había un lugar llamado Villa Tempera… Era un pueblo lleno de clanes que usaban artes marciales desarrolladas para linajes especiales”.

Ran de repente recordó algo sobre su aldea. Había un monumento en medio de la plaza del pueblo que supuestamente había sido construido por un dios berserker.

“Cuando andaba desafiando a la gente, terminé poniendo a todo el pueblo en mi contra… y terminé masacrando a todos. Cuando lo pienso, fue un desperdicio”.

Todos sintieron el cálido respeto que previamente habían tenido hacia Suiboku enfriándose rápidamente y perdiendo su brillo. Parecía que solo Suiboku había entendido correctamente qué era exactamente.

“Realmente… quería que Fukei me matara…” Sí, era un hombre que estaba mejor muerto. “Ahora, dicho esto”.

El hombre que estaba mejor muerto cambió de tema. Si bien nadie moriría mientras describiera el pasado, en el momento en que el hombre actuara, habría consecuencias terribles. Había demostrado con sus propias palabras y acciones que el caos seguía a su paso.

“Voy a ir a disculparme con el rey o tal del Reino de Arcana. ¿Qué planean hacer todos?”

El rey o tal del Reino de los Arcanos. Era una descripción descuidada e hizo que Suiboku sonara lejos de ser un hombre que tenía la intención de inclinar la cabeza en disculpa.

Pero al igual que Sansui, Suiboku era un hombre que se había retirado al bosque antes de que se fundara el Reino de Arcana. Era completamente natural que no estuviera familiarizado con el país.

La razón por la que dijo “el rey o algo así” fue porque no estaba seguro de que el reino realmente tuviera un rey. Dado que era un reino, probablemente había un rey, pero muy bien podría tener una reina reinante, o el trono podría estar vacío, con un regente gobernando en su lugar. Era un área en la que era ignorante, por lo que su descuido era inevitable.

“¿T-Tiene la intención de reunirse con Su Majestad?” “Sí, necesito disculparme con él. Mira allí.”

Aunque Suiboku había restaurado la mayor parte del terreno, señaló la gran división en el suelo que se había formado a partir del corte de su espada nube de tormenta.

“Aunque me arrepiento, simplemente no pude arreglar esto. Necesito disculparme, no solo por mi amigo, sino por el hecho de que dividí el reino desde aquí hasta más allá del horizonte”, dijo Suiboku, respondiendo a la pregunta de Paulette con toda seriedad. Dada la magnitud de lo que había hecho, la única persona a la que podía disculparse era al gobernante de todo el reino.

Aun así, uno no podía simplemente reunirse con el rey. Suiboku podría ser un Inmortal de más de cuatro mil años de edad, pero dado que no tenía un estatus social en la sociedad Arcaniana, probablemente sería arrestado si intentaba ingresar al palacio. Por supuesto, dado que Suiboku era fuerte, probablemente mataría a cualquiera que intentara arrestarlo.

Me pregunto cuántas personas terminarán muertas como resultado.

Todos los presentes imaginaron la tragedia que podría desarrollarse.

“… ¿Mm? Ah, sí, el rey o tal deberían estar al tanto de mí. Hablé con el portador de Pandora en el camino hacia aquí y él mencionó que estaría haciendo un informe”, explicó Suiboku, mientras todos a su alrededor se preocupaban por lo que podría suceder.

“Incluso Fukei no tendría más remedio que morir contra Pandora. Por supuesto, incluso si hubiera dejado al portador de Pandora para su viaje, habría llegado primero, pero eso habría sido insensible. Así que me incliné y me raspé frente a él para permitirme lidiar con Fukei”.

“¿Entonces Su Majestad es consciente de que el Maestro Suiboku estaba lidiando con la situación?”

“Sí.”

Evidentemente, la situación estaba más organizada de lo que pensaban. Aun así, todos estaban preocupados por dejar a Suiboku para encontrarse con el rey por su cuenta.

“Entonces, ¿qué van a hacer todos? Me iré, incluso si eso significa ir solo”. “…”

Los demás intercambiaron miradas. Tenían miedo de enviar a Suiboku solo, pero también tenían miedo de acompañarlo. En tercer lugar, dado que el poder de Suiboku excedía al de Fukei, también tenían miedo de simplemente dejarlo hacer lo que quisiera mientras ellos no miraban.

“…Bien.”

Una vez más, Ukyo tomó la delantera.

“Iré. De cualquier manera, tengo que informar que me quitaron Vajra y pedirle disculpas al rey también”.

Aunque Domino era el estado cliente de Arcana, Ukyo seguía siendo un gobernante soberano. No fue tan incompetente o tonto como para dejar que el silencio perdurara por mucho tiempo.

“Paulette, Shouzo. Sin duda tienes trabajo que hacer aquí en Caputo. Estoy seguro de que la gente de la ciudad fortificada en particular todavía está lidiando con su trauma”.

“¡S-Sí, tienes razón! ¡Entonces nos quedaremos aquí, como sugieres!” “… Oh, entonces, yo también. Yo también me quedaré”.

Incluso si Ukyo técnicamente no tenía autoridad, fue un alivio para los demás que hubiera un gobernante real aquí para hacerse cargo. Saiga fue tan lejos como para mirar a Ukyo con admiración.

“Saiga, ya que manejas Eckesachs, vienes conmigo. Necesitamos a alguien que entretenga al Maestro Suiboku, después de todo”.

“¡S-Sí, por supuesto!”

“Como para todos los demás, supongo que no tienes ninguna razón en particular para acompañarme. Adelante, decida si vendrá o si irá a la capital real por su cuenta”.

Fue aquí donde Happine y Douve intercambiaron miradas. Eran los únicos presentes que podían decidir los próximos pasos que darían.

“¡Si Saiga va, yo también voy!”

“Sí, no hay ninguna razón para que me quede a un lado aquí”.

Las dos mujeres nobles eran hijas de casas marciales y no podían usar el miedo como excusa para mantenerse fuera de la presencia de Suiboku. Dado que los dos que eran líderes simbólicos entre el grupo y habían decidido quedarse, los demás se prepararon para su destino.

“Parece que hemos llegado a una conclusión. Luego…”

Las Artes Inmortales de Suiboku levantaron del suelo a todos los que no fueran Paulette y Shouzo. En un mero momento, estaban flotando hacia la casa de Suiboku, el bosque flotante.

“¿Nos vamos a ver al rey… o a quien sea?”