Jimi na Kensei (NL)

Volumen 6

Capítulo 1: El Viaje De Una Familia

Parte 5: Cielo y Tierra

Todos en la cubierta de Noah, incluidos los tres que habían estado luchando contra Fukei hasta hace poco, contuvieron la respiración mientras observaban la batalla que se desarrollaba debajo.

Ukyo rompió el silencio con un murmullo.

“… Me alegro de no haber intentado mantenerlo en Domino”.

Era cierto que la República de Domino, como estado vasallo de Arcana, había llevado el problema a su señor supremo. Incluso con ese conocimiento, Ukyo dejó en claro que valoraba la seguridad de su país por encima de todo. La declaración indicó una clara falta de escrúpulos, pero a nadie parecía importarle eso en este momento.

Suiboku, cuya habilidad con la espada había alcanzado las alturas enrarecidas de casi la divinidad, había demostrado que sin duda era el maestro de Sansui. A pesar de que Fukei había dedicado una cantidad de tiempo similar al arte de la batalla, Suiboku era muy superior a su antiguo hermano aprendiz. Suiboku miraba constantemente hacia arriba, hacia el siguiente paso. Él era la esencia misma de un guerrero, el ideal divino de un espadachín que Sansui también había personificado.

Pero Fukei se mantuvo firme. Al enfrentarse a un dios de la guerra, esencialmente un ideal hipotético ridículo hecho carne, Fukei se aferró a una apariencia de paridad con un cuerpo inmortal y un espíritu inquebrantable.

No había forma de que Ran, quien constantemente había sido impulsada por sus pasiones, pudiera haber hecho otra cosa que arrodillarse derrotada a los pies de Sansui, quien era la personificación de la lógica tranquila y serena. Había muchos otros a bordo de Noah que habían luchado contra Sansui y habían perdido, razón por la cual entendieron lo difícil que era seguir tratando de desafiarlo.

Nada era más desmoralizador, más devastador para el alma de uno que enfrentarse a un enemigo contra el que no se podía hacer nada. La lucha en sí hizo que todo el entrenamiento de uno no tuviera sentido y aplastó el sentido de uno mismo.

“Una invencibilidad que había adquirido para este día, para este momento”, murmuró Dáinsleif para sí misma.

Fukei no había obtenido un cuerpo invencible para poder derrotar a todos los asistentes. Había buscado volverse invencible, para no perder, sin importar cuán profundamente Suiboku lo golpeara. Si no hubiera hecho ese esfuerzo, habría quedado discapacitado después del primer ataque y ese habría sido el final de la batalla.

“Entonces, ahora parece que Fukei recién está comenzando. Suiboku no puede controlar los cielos ni la tierra, así que, ¡me pregunto cómo tratará con él!” Elixir, que observó la batalla con diversión, se centró en los movimientos de Suiboku.

“¿Eh? ¿Suiboku no puede simplemente manipular los cielos y la tierra él mismo?” Saiga le preguntó a Elixir.

Dado que Suiboku y Fukei eran inmortales, sus técnicas más poderosas deben ser las que manipulan los cielos y la tierra. ¿No iba a ser la batalla que se avecinaba un choque entre esas técnicas?

“¡No, no puede! ¡Todos ustedes, miren hacia allá!”

Todos se habían concentrado en la batalla entre Suiboku y Fukei, pero se dieron la vuelta cuando Elixir hizo su observación. La cubierta de nubes oscuras limitaba su línea de visión, pero detrás de ellos estaba la ciudad fortificada en el borde de los territorios de Caputo. Justo encima había una enorme masa de tierra, lo suficientemente grande como para servir efectivamente como una tapa para la ciudad.

“¡¿Qué?!” Paulette, la heredera de la Casa Caputo, tartamudeó en estado de shock.

Era comprensible, dado que era como si una montaña gigante hubiera aparecido repentinamente detrás de ellos. Pero no todos se sintieron abrumados por la sorpresa. Tahlan, notando el tamaño del bosque, adivinó su procedencia.

“… ¿Podría ser ese el bosque que el Maestro Suiboku llama hogar?”

Los cielos y la tierra habían dado la vuelta a sus cabezas en dos o tres significados diferentes de la frase, pero la tierra sobre la ciudad era, de hecho, el bosque de Suiboku. Suiboku había levantado la tierra, el bosque y todo, del suelo mismo, y lo había volteado para hacer un refugio para la ciudad. Las capas de tierra que normalmente estaban enterradas a gran profundidad ahora miraban hacia arriba, mientras que los árboles del bosque se volvían hacia abajo. Los inmortales eran capaces de manipular la gravedad, por supuesto, pero los mortales no podían entender cómo Suiboku manipulaba tanta gravedad como para colocar el bosque allí.

“Espera… ¿Está haciendo eso para proteger la ciudad?”

Shouzo, que contaba con la mayor cantidad de potencia de fuego entre los ases, de repente se sintió pequeño e insignificante. A pesar de que todavía tenía que descubrir los límites de su propio maná, no podía imaginar que alguna vez sería capaz de levitar un bosque de este tamaño y mantenerlo en el aire.

Al mismo tiempo, Shouzo se sintió conmovido por la consideración de Suiboku. El Inmortal mayor estaba usando los bosques, tierras que podía manejar como si fueran sus propias manos y pies, para proteger a la gente de la ciudad de abajo. De hecho, estaba utilizando un desastre antinatural para evitar otro desastre antinatural. Fue una batalla épica, este choque de Inmortales, pero debido a que Suiboku estaba usando las tierras bajo su dominio para proteger a otros, se había despojado de sus propias defensas.

“Suiboku no tiene ninguna intención de perder… Tiene plena intención de ganar”.

Como observó Eckesachs, Suiboku estaba dispuesto a ofrecer su vida, pero no tenía intención de perder en la batalla. Eso estaba claro basado en haberlo visto pelear con Fukei hasta ese momento. Suiboku tenía la intención de derrotar a un Inmortal que manipulaba los cielos y la tierra sin hacer lo mismo él mismo; eso era algo que, en todos los sentidos, debería ser imposible. Por lo menos, era imposible para Saiga y los demás. Sin duda, Suiboku usaría técnicas basadas en principios que los simples mortales no podrían comprender y, por lo tanto, aseguraría una victoria abrumadora.

Y, sin embargo, debido a que los principios detrás de las artes empleadas estaban más allá de su alcance, esos mortales no pudieron evitar sentir una mezcla incierta de esperanza y ansiedad. Fue como Fukei había imaginado y como Sansui había notado: así como Sansui podía morir si un golpe conectaba, lo mismo era cierto para Suiboku.

“… Oye, espera un segundo”, dijo Noah, el Arca, como si finalmente se hubiera dado cuenta de algo. “¿Están planeando… quedarse aquí?”

Noah combinó un casco extremadamente duradero con una barrera alimentada por la fuerza del deseo de vivir de sus pasajeros. El Tesoro Sagrado había sido creado para resistir desastres naturales y, por lo tanto, seguía siendo un santuario seguro incluso en estas circunstancias. Sin embargo, Suiboku era el hombre que una vez había destruido ese Tesoro Sagrado. Como tal, Noah quería evitar verse atrapado en un enfrentamiento entre Suiboku y un Inmortal de igual poder a toda costa.

“¡Hahaha! ¡Tendrás que hacer tu mejor esfuerzo!”

Elixir le ofreció aliento, pero Noah no pudo ganar nada con eso. “¡Danua, ayudaaaaaaaa!”

Incluso si el interior de Noah estaba a salvo, tenía que usar su cuerpo para proteger a todos a bordo. Todos, excepto Noah, estaban decididos a ver el final de este choque entre estas fuerzas de la naturaleza, pero el que sufriría las consecuencias de esa determinación era Noah, el único que no quería estar aquí. Y, por supuesto, Noah no tuvo otra opción al respecto.

¡Sé que eres un prodigio cuando se trata de artes marciales! ¡Soy muy consciente de eso! Por eso me he preparado hasta el día de hoy para derrotarte, ¡talento prodigioso y todo!

Fukei sabía que Suiboku era fuerte. Había jurado derrotarlo a pesar de ese conocimiento y pasó tres mil años en preparación. Por supuesto, no estaba contento de haber sido superado por completo en habilidades mortales, pero aún tenía otros métodos por los que podía lograr la victoria. En todo caso, para un Inmortal, el choque de técnicas que movían el cielo y la tierra siempre sería el meollo de la batalla.

Artes Inmortales Estilo Fukei, Ki Collection: Técnica Definitiva, Mother of the Great Chariot, Dragon Reincarnation.

Básicamente, la técnica tuvo tres efectos: el portador ganó una cantidad ilimitada de ki, se volvió imposible de matar y se le concedió la capacidad de usar técnicas de manipulación de la tierra a gran escala en tierras que el portador acababa de visitar por primera vez. Las técnicas que manipularon los cielos y la tierra requirieron varios cientos de años para dominarse adecuadamente, pero también requirieron décadas para prepararse antes de su uso. Eran más efectivos en tierras donde el portador se había entrenado y, por lo tanto, conocía bien, pero Fukei, que había dominado la Ki Collection, no tenía esa limitación.

Suiboku había traído las tierras en las que había pasado los últimos mil quinientos años entrenando, pero ya las había usado para proteger la ciudad. Como tal, Fukei tenía una gran ventaja sobre su oponente.

Más que nada, también tengo Vajra. Ella fortalecerá mis técnicas de Shifting Heavens y me dejará abrumar a Suiboku.

Y, sin embargo, Fukei no podía sentirse absolutamente seguro de su victoria.

Sería diferente si él manejara Eckesachs, ¡pero ni siquiera eso cambiaría el hecho de que tengo la ventaja!

Ideas contradictorias chocaron en su cabeza.

Pero tal como están las cosas ahora, no podrá resistirse. ¿Tiene intención de no utilizar Eckesachs, incluso en estas circunstancias? ¿Tiene la intención de simplemente ofrecerme su vida como lo hizo antes? ¡No, no es tan noble! ¡¿Simplemente se está burlando de mí?! ¡Miserable!

Suiboku simplemente miró en silencio a Fukei.

¿Tiene la intención de interrumpir mis técnicas como lo hicieron los mortales antes? No es imposible, pero ¿Suiboku se molestaría con tal cosa?

La calma de Suiboku puso nervioso a Fukei. No hubo agresión, nada de la pasión que Suiboku había ejercido una vez, pero su presencia tranquila y casi invisible todavía tenía una base sólida debajo de ella. No importa cómo atacó Fukei, parecía un esfuerzo en vano. Fukei sería el que saldría herido. Incluso sintió por un momento que sería mejor para él disculparse o huir en lugar de enfrentarlo. Estas fueron las mismas emociones que sintieron los espadachines que se enfrentaron a Sansui.

¡Absurdo!

Pero no había posibilidad de que Fukei pudiera huir alguna vez. Había gastado demasiado tiempo, demasiado esfuerzo, para echarse atrás ahora.

¡No puedo derrotar a mi oponente sin creer en mí mismo!

¿El Suiboku que estaba frente a él o todo el entrenamiento que había hecho hasta el día de hoy? Fukei tenía que decidir cuál tenía más peso.

“¡Arte de los Cielos Cambiantes, Bugbear!”

Fukei usó Vajra para mover los cielos y nubes de tormenta gigantes cayeron del cielo como rocas. Suena absurdo cuando se describe así, pero en realidad estaba sucediendo. Los pedazos se habían desprendido de la omnipresente capa de nubes y ahora caían rápidamente hacia el suelo. Fue suficiente para que los observadores se preguntaran si las propias nubes se habían convertido en piedra.

“Arte de la Manipulación de la Tierra, Camino Subterráneo”.

Suiboku ordenó la tierra debajo de sus pies y el suelo endurecido lo tragó como si de repente se hubiera convertido en barro. Un momento después, las nubes de tormenta descendieron gritando desde los cielos, aterrizando con enorme peso y fuerza, aplastando la tierra debajo de ellas. Habiéndose sumergido profundamente bajo el suelo, Suiboku había escapado ileso y estaba en silencio esperando.

Noah, que había quedado atrapado en el área de efecto del ataque de Fukei, resistió el peso de las nubes con su barrera protectora. La técnica de Fukei finalmente terminó sin hacer ningún daño a nadie allí.

“¡Como yo esperaba!”

Pero Fukei había anticipado esa posibilidad. El Camino Subterráneo era la técnica más básica relacionada con la Manipulación de la Tierra, y era un método perfectamente razonable para evitar un ataque que utilizara el clima. Esa era exactamente la razón por la que Fukei había tomado medidas contra el uso de la manipulación de la tierra.

La aterradora realidad era que Fukei había dejado caer nubes de tormenta del cielo como una mera finta. Con su reserva ilimitada de ki, Fukei controlaba la totalidad del suelo a su alrededor. Como tal, pudo localizar el lugar donde Suiboku había huido bajo tierra, luego forzó el suelo a su alrededor para levantar a su oponente hacia arriba.

“¡No hay escapatoria para ti ahora!”

Fukei levantó a Suiboku y la tierra a su alrededor. Era una enorme extensión de tierra, equivalente a una pequeña montaña. El alcance total sirvió como una exhibición notable y rara de Manipulación de la Tierra, pero para Fukei, era simplemente una forma de evitar que Suiboku esquivara sus ataques con Flash Step.

“Artes Inmortales Estilo Fukei, Cielos Cambiantes, Técnica Definitiva: Pangu — ¡Caos Sobre Los Cielos y La Tierra!”

Los vientos azotados por Vajra y las Artes de Fukei comienzan a devorar el montón de tierra que levita. No importa el alcance del talento de Suiboku, las leyes que rigen las Artes Inmortales hacían imposible el uso de Flash Step mientras estaba encerrado en la tierra. La jaula del viento aullante rápidamente se comió la masa de tierra flotante, sin dejar aberturas lo suficientemente grandes para que un humano pasara. Sin un lugar para correr, Suiboku pronto estaría a merced de los vientos cortantes.

“¡No te dejaré ir! ¡Ni siquiera te dejaré hablar! ¡Te haré polvo!”

Fukei todavía sentía la ubicación de Suiboku a través de su presencia. Definitivamente estaba dentro de la masa de tierra que había excavado en el suelo. No era un señuelo o una presencia falsa: el mismo Suiboku estaba allí. Si las cosas continuaban de esta manera, Fukei seguramente sería capaz de matar a su enemigo. La combinación definitiva que Fukei había pasado tres mil años perfeccionando ahora estaba a punto de matar a su antiguo rival.

“Una vez que te atrape en el viento, ¡te cortará en pedazos! ¡Incluso si intentas extender tu vida con un Ginseng Divino, te destruiré tan completamente que nunca te regenerarás a tiempo!”

Para derrotar a Suiboku, Fukei primero tuvo que asestarle un golpe. Ese fue un desafío que tomó una eternidad para resolver y un desafío que parecía casi fuera de alcance.

En el pasado, solo pude asestar dos o tres golpes en un lapso de mil años.

¡Pero eso es diferente ahora!

Fukei había pasado tres mil años para llegar a este momento. “¡¿Entonces qué vas a hacer?! ¡¿Qué puedes hacer, Suiboku?!”

La victoria estaba a la vista. La muerte de Suiboku estaba cerca. El final estaba casi aquí. Fukei estaba a punto de lograr la gran hazaña que había pasado siglos, no, una eternidad, persiguiendo. Había podido ponerse en una posición en la que podía matar al odiado Suiboku con facilidad.

No, algo andaba mal. No había forma de que Suiboku muriera así. Fukei había pasado siglos perfeccionando las tácticas que estaba seguro de que mataría a Suiboku, pero aun así, sintió una punzada de duda en su mente.

“¡¿Entonces qué vas a hacer?! ¡¿Qué vas a hacer?!”

La expresión de Fukei no era la expresión confiada de un hombre seguro de la victoria, sino más bien uno ansioso por la eficacia de la técnica que había desarrollado.

“¡Ahora que estás en este estado, no tienes ninguna posibilidad!”

Fukei continuó luchando contra la imagen de Suiboku en su mente mientras mantenía el “estado” que lo llevaría a la victoria. Era una trampa mortal, un lugar sin escapatoria; No había forma de que Suiboku pudiera liberarse. O eso se suponía que debía ser.

“Fukei…”

Sumergido en el suelo, Suiboku estaba envuelto en la oscuridad. Suiboku, cuya mente estaba concentrada en su hermano mayor, estaba tan absorto en sus pensamientos que el aullido cada vez más fuerte hizo poco por perturbarlo en la oscuridad.

“Lo siento… realmente lo siento…”

Así como Fukei había detectado a Suiboku dentro de la tierra, Suiboku sintió la presencia de Fukei afuera. Suiboku sintió la pura inestabilidad, la ansiedad, que se agitaba dentro de Fukei.

“Todo es culpa mía… Que hayas cambiado tanto, que hayas caído… Ese es mi pecado”.

Fukei se había tragado su obsesión y se había perdido a sí mismo. No, más bien… Fukei le había dado la espalda a cómo debería ser.

“Oh… Oh…”

Fukei fingió no ver lo que podía ver, fingió no escuchar lo que podía escuchar, fingió no darse cuenta de lo que notó. Fue Suiboku quien lo había convertido en ese hombre. Si Fukei nunca hubiera estado involucrado con Suiboku, nunca se habría perdido tanto. A pesar de haber dominado el arte de la batalla y convertirse en un verdadero Inmortal, Suiboku no podía empezar a comprender cómo podía curar la psique rota de Fukei.

“Todavía me queda un largo camino por recorrer…”

Mientras la tierra absorbía sus lágrimas, Suiboku invocó un Arte Inmortal. “Arte de la Manipulación de la Tierra, Endurecer la Tierra”.

Fue una técnica sencilla. Endureció el suelo y lo convirtió en piedra. Nada de eso.

“¡Hahahaha! ¡¿Endurecer la Tierra?! ¡¿Eso es?! ¡Es demasiado tarde, Suiboku, demasiado tarde! ¡No hay forma de que puedas hacer una roca lo suficientemente grande como para detener el viento en este punto! ¡Es demasiado tarde para ti!”

Las palabras que Suiboku murmuró fueron enterradas por la tierra, tragadas por el vendaval y nunca llegaron a los oídos de Fukei. Pero mientras Suiboku usaba su Arte dentro del menguante grupo de tierra, Fukei había sentido que las piedras se formaban en su interior. Por supuesto que tenía sentido. La piedra era más difícil de destruir que el lodo. Pero eso solo retrasaría lo inevitable.

Las Artes Inmortales no pudieron crear algo de la nada. Si bien podían convertir la tierra existente en piedra, no podían convertir repentinamente esa piedra en acero o crear más tierra de la nada. Incluso si Suiboku comprimiera la tierra en piedra para protegerse, solo le daría unos minutos extra, tal vez solo unos segundos extra.

“Acéptalo. ¡Morirás sin volver a ver el sol!” “No tengo ninguna objeción a que me mates”.

No estaban conversando, pero Suiboku podía sentir a Fukei desde el interior del suelo. Suiboku comprendió lo que estaba pensando Fukei.

“Pero no pretendo engañarte”.

Suiboku fue fiel a sus principios. Suiboku había decidido pelear. Al tomar esa decisión, había dejado de lado decididamente la opción de dejar que Fukei lo matara. Si ese no hubiera sido el caso, habría dejado que Fukei lo matara durante su intercambio anterior.

Como había elegido luchar, Suiboku tenía la intención de hacer todo lo posible, sin importar cuánto Fukei terminara lamentando el resultado. Dado eso, el hecho era que la situación actual no representaba ningún peligro para Suiboku.

La situación actual es una posición creada por la mano de alguien. Eso significaba que tenía una lógica y una intención detrás. Incluso si esta situación hubiera sido creada con la ayuda de un Tesoro Sagrado y formada con una increíble cantidad de ki, aún tenía que seguir las leyes de la naturaleza.

Suiboku entendió que Fukei había pasado tres mil años buscando una forma de matarlo. Pasó esos años en una búsqueda constante de formas para que un Inmortal matara a otro Inmortal. Suiboku respetaba la obsesión de Fukei, su dedicación, y realmente sabía que era algo que nunca podría haber hecho.

Al mismo tiempo, Suiboku también tenía un profundo conocimiento de las Artes Inmortales. Nunca había considerado cómo podría derrotar a otro Inmortal, pero había buscado más métodos para matar usando las Artes Inmortales. Entre esos métodos, había técnicas como la que estaba usando Fukei actualmente. Como tal, Suiboku sabía cómo superar ese método.

“Amigo mío, te estás perdiendo algo. En cuanto a qué… “

Suiboku creó múltiples rocas mientras yacía enterrado en el suelo. Pero no estaba creando esas rocas a su alrededor, sino más bien lejos de su ubicación, en el borde exterior del grupo de tierra. Estaba preparando las piedras, no para defenderse, sino para atacar.

“… Hay demasiadas cosas para nombrar”.

Suiboku desató una ola de ki desde el interior de la tierra. A diferencia de Flash Step, una ola de ki todavía se movía a través del suelo. De hecho, el suelo era un mejor medio que el aire. Varias rocas fueron empujadas hacia afuera por la ola de ki, lanzándose hacia afuera como balas.

“Fukei, puedes pensar que tienes los cielos a tu alcance, pero… tú fuiste quien me enseñó que el concepto era mera arrogancia…”

Moler una masa de tierra de esta manera requería usar una pared de viento como método de ataque. Tanto la magia como las Artes Inmortales tenían métodos para usar el viento como muro defensivo. En ambos casos, los muros no se utilizaron para detener directamente los ataques entrantes. En cambio, estaban limitados a ralentizar los ataques de un oponente o cambiar su dirección. Los vientos fuertes pueden hacer que una flecha pierda velocidad o que se desvíe de su objetivo. Pero el viento no pudo detener repentinamente una flecha en pleno vuelo, ni enviar una de regreso en la dirección de donde había venido.

“¡El último suspiro de un hombre que se está ahogando!”

Fukei había notado las balas de piedra que habían escapado de la jaula del viento huracanado. Los había notado y decidió ignorarlos. Fukei y Suiboku pudieron observar dónde se encontraba el otro. Eso también significaba que eran capaces de apuntar al otro. Pero los vientos que devoraban la tierra también cambiaron la trayectoria de las rocas cuando fueron lanzadas. Seguramente no darían en el blanco al que habían apuntado.

“No hay forma de que esas cosas… ¡¿Gah?!”

“Tú eres el que se está ahogando… Tú eres el que está jadeando”.

El viento creado por Vajra o las Artes Inmortales, a diferencia del viento creado por magia, seguía siendo viento natural. Como tal, Suiboku podría leerlo fácilmente. Incluso desde dentro del suelo, Suiboku podía predecir el flujo del viento.

“Pasaste tanto tiempo en este ataque que fue fácil averiguar dónde y qué tan rápido lanzar las rocas para golpearte”.

Una piedra de aproximadamente la mitad del tamaño de la cabeza de una persona se estrelló contra el costado de la cabeza de Fukei. Fue un golpe completamente inesperado. Si Suiboku hubiera lanzado varias piedras y corrigiera sus cursos para intentar atacarlo, Fukei podría haber sentido que representaban una amenaza. Si Suiboku hubiera lanzado numerosas piedras a la vez, podría haber considerado que al menos una probablemente lo golpearía. Pero Fukei no había creído posible que la primera piedra lo golpeara directamente en la cara.

“I-Imposible… ¡Gu-Guuuh!”

Aún más absurdo era el hecho de que las rocas que Suiboku había lanzado, aparentemente al azar, todas conectaban con Fukei, golpeando su rostro, sus rodillas, su estómago. Fue imposible. Fue injusto.

“Dedicar tiempo a algo no necesariamente lo mejora. Eso es algo que me enseñaste”.

Fukei era imposible de matar, pero aun así se estremeció cuando fue golpeado por un ataque. Si estaba empuñando un Arte, el ataque aún lo interrumpiría. La técnica que usó para levitar el suelo había continuado, pero la jaula de viento se había extinguido con el impacto de la primera piedra. Con la tormenta desaparecida, Suiboku emergió casualmente del suelo.

“También me enseñaste a no sacar conclusiones fáciles y a no olvidarme nunca de observar la naturaleza que me rodea”.

Suiboku no saltó apresuradamente al suelo, sino que flotó lentamente hacia abajo, indefenso.

Las palabras habían llegado demasiado tarde, pero Suiboku aún las pronunció mientras miraba con tristeza a su hermano, “Cuando choqué contra una pared y me revolcaba en la desesperación, lo que me vino a la mente fueron tus advertencias. Me tomó más de mil años después de nuestra separación comprender cuán valiosa era tu tutela. Desde entonces, siempre me he acordado de ti y de tus sabias palabras. Es gracias a ti que soy quien soy hoy”.

Las palabras de agradecimiento, aunque sinceras, sonaron huecas y sarcásticas. Era demasiado tarde, pero Suiboku todavía quería expresar su agradecimiento.

“Le enseñé a mi aprendiz las cosas que aprendí de ti. Supongo que es por eso que mi aprendiz se ha convertido en un modelo Inmortal… Realmente no tengo nada más que gratitud por ti…”

“Suiboku… ¡Suiboku! ¡Suiboku!”

Fukei recuperó lentamente la conciencia que había amenazado con escabullirse. Sus heridas habían sanado y había regresado a la pelea, pero la forma que había desarrollado para asegurar la muerte de Suiboku había sido derrotada. La técnica que Fukei había creído que le aseguraría la victoria, la Técnica Definitiva que había perfeccionado durante siglos…

Suiboku solo había necesitado verla una vez para derrotarla. Suiboku lo había derrotado fácilmente sin mucho esfuerzo, sin correr ningún peligro.

“Tú… ¡Siempre has sido ese tipo de hombre!”

“Tú tampoco has cambiado. Sigues siendo un hombre muy serio en el fondo”.

Fukei estaba enfurecido. El hombre al que arrojó todo su odio solo respondió con una mirada de tristeza y lástima. A pesar de haber mostrado su intención de matarlo, Suiboku simplemente había dejado pasar la intención de Fukei. La técnica que había recibido el nombre de un dios había sido derrotada por una técnica llamada por la iluminación.

“Yo siempre había…”

Mientras Suiboku flotaba lentamente hacia abajo, Fukei lanzó una brizna de aire hacia él que no tenía ninguna esperanza de golpearlo. Incluso Fukei no creía que el golpe que había desatado con un odio que lo consumía fuera a dar en el blanco. Fukei tenía la intención de ver cómo respondía Suiboku antes de dar el siguiente paso.

¿Suiboku escaparía hacia arriba con el viento, o aceleraría su caída usando Leaden Body, o cambiaría su posición y se defendería en el acto? Como Fukei tenía la intención de acorralar a Suiboku basándose en su siguiente movimiento, Suiboku desapareció repentinamente de su línea de visión.

“Imposible… ¡¿Flash Step en el aire?! ¡¿No es solo una Técnica de Protección?!”

“No puedo usar un Flash Step desde dentro de la tierra, pero… ahora puedo usar Flash Step en el aire”.

“¡¿La técnica del eco de montaña?! ¡Muéstrate!”

Incluso los Inmortales eran, en el fondo, todavía humanos. Si bien tenían su propio sentido único, la capacidad de leer auras, todavía dependían principalmente de su visión. Eso fue particularmente cierto en combate, y Fukei no fue diferente. Como cualquier mortal, si el oponente al que estaba siguiendo de vista desapareciera repentinamente, naturalmente lo perdería la pista.

“No importa cuánta fuerza se obtenga, es necesario utilizarla correctamente. Siempre me enseñaste que no hay nada más grande que tener razón”.

“Tú… ¡Cómo te atreves a decir eso! ¡Tú, que siempre has superado cualquier intento de corregir tu comportamiento, tus acciones, con fuerza bruta!”

Los humanos tienden a descuidar su visión periférica cuando miran a lo lejos. Lo mismo sucedía cuando se centraban en un objeto o una tarea en particular. Siempre fue difícil mantener una visión amplia. Al entablar una conversación, las personas a menudo dejan de escuchar otros sonidos porque se concentran en escuchar y hablar. Por lo general, se necesitaba un ruido particularmente fuerte para sacarlos de ese enfoque.

Lo mismo ocurre con la detección de auras. Cuanto más comprometido o perdido en la emoción estaba el lector del aura, especialmente en combate, menos precisa era su capacidad para detectar la presencia de otro. Una vez que perdieron por completo a un oponente en el campo de batalla, fue difícil barrer un área amplia para volver a adquirir ese objetivo.

“¡Por eso quería volverme como tú!”

Fukei estaba muy consciente de ese hecho. Si Suiboku quisiera esconderse, sería casi imposible encontrarlo. Por eso Fukei se puso en alerta por el acercamiento de Suiboku. Abandonó su intento de encontrar a Suiboku y esperó un ataque. Era una humillación que había sentido con bastante frecuencia hace tres mil años.

“Eso trae recuerdos. Solía burlarme de ti orinándote cuando me perdías de vista, ¿no es así? No, lo siento mucho. Supongo que realmente romanticé mis recuerdos de ti… Hay tantas cosas por las que necesito disculparme…”

Suiboku estaba avergonzado de que solo pudiera pensar en cosas que enojarían a su oponente mientras trataba de recordar su pasado. Debido a que Suiboku estaba usando la técnica Mountain Echo para hablarle desde lejos, Fukei no tenía idea de dónde estaba Suiboku.

“Pasé mil años contigo… Eso son mil años de ira y ofensas acumuladas… Supongo que hay demasiado para compensarlo con algunas disculpas o incluso solo con la cabeza…”

“¡Silencio!”

“Parece que quieres vencerme… derrotarme peleándome con todas tus fuerzas… Pero no puedo dejar que eso suceda. Nada sale realmente como queremos, ¿verdad…?”

“…!”

Fukei sabía que no podía entrar en pánico. Necesitaba estar tranquilo. Esta no era la primera vez que Suiboku jugaba con él. Hace tres mil años, Suiboku a menudo se había desviado de su camino para atormentarlo así.

“…”

Fukei intentó calmarse, pero la calma no llegó. Si hubiera sido cualquier otra persona, habría podido resistir la burla, pero no había forma de que pudiera mantener la calma cuando Suiboku se burlaba de él.

Tal como había mencionado el propio Suiboku, Fukei tenía un enorme odio reprimido por su rival. Aunque Fukei había usado ese odio para impulsarse durante su entrenamiento, ese odio también le impidió calmarse ahora que Suiboku lo atormentaba una vez más. Los innumerables abusos bárbaros que su odiado hermano aprendiz había perpetrado ahora se reproducían en la cabeza de Fukei.

Sí, incluso en el pasado… “No, ¿podría ser?”

Si Fukei no hubiera estado tan concentrado en “encontrar” a Suiboku, podría haberlo notado antes. Los observadores que miraban hacia abajo desde Noah estaban todos enfocados en Suiboku acechando sobre la cabeza de Fukei. Si Fukei no hubiera estado tan concentrado, tal vez podría haber leído dónde estaba su atención. Quizás…

“Solía pisar tu cabeza mucho, ¿no?”

Cuando Fukei miró hacia arriba, vio a Suiboku parado sobre una mano.

“Por un momento me puse sentimental y quise pisarlo, pero luego lo pensé mejor…”

Mientras Fukei miraba hacia el cielo, la mano de Suiboku descansaba ligeramente sobre la parte superior de la cabeza de Fukei. Aunque Suiboku había estado al acecho sobre Fukei, en el punto ciego de su hermano aprendiz, parecía indiferente al hecho de que Fukei lo hubiera encontrado.

“Aunque, al final, te he faltado el respeto de nuevo”. “Tú…”

“Lo siento.”

Suiboku mantuvo su agarre en la cabeza de Fukei y cambió su Paso de Pluma a Paso de Plomo. Fukei tenía continuamente activado el Cuerpo de Plomo, y el resultado de agregar el paso de plomo de Suiboku sobre la cabeza de Fukei era fácil de ver. Un peso repentino sobre su cabeza cuando se inclinó para mirar hacia arriba. Aunque la cabeza de Fukei todavía estaba unida a su cuerpo, luego se estrelló contra el suelo.

“Aceptaré la muerte si quieres matarme como castigo o como venganza… Pero no puedo dejarte ganar esta pelea”.

La cabeza que Suiboku tenía entre sus manos había sido aplastada como una fruta madura. Fukei había caído de espaldas con los pies todavía plantados en el suelo y la espalda arqueada de forma poco natural. El daño en su cabeza comenzó a sanar rápidamente.

“Te has vuelto más fuerte, pero también estás equivocado. No perderé la fuerza nacida del error”.

Suiboku había soltado la cara aplastada de Fukei antes de que comenzara a sanar, se puso de pie y finalmente volvió a sentarse en el suelo.

“Cometiste un error y está operando bajo un malentendido. Por eso… no puedes ganar”.