Last Round Arthurs (NL)

Volumen 3

Prologo: La Leyenda De Cierto Rey

“Hee-hee-hee… Eso fue divertido…”, susurró alguien en las sombras.

Reencarnación del mal, digno del círculo más bajo del infierno.

Un devorador de hombres. Un salvaje herético.

Hasta hace diez minutos, cierta familia se había estado congregando en la sala de estar de esta casa, un espacio cálido, una vista familiar.

Pero ahora era una escena espantosa.

El suelo de madera, las paredes, el techo, la mesa, el sofá… Todas las superficies estaban empapadas de sangre. Sangre. Sangre… Era como si alguien hubiera volcado un balde.

Cuerpos. Cuerpos. Restos humanos. Una familia había sido apuñalada con suficientes dagas como para parecer alfileres abarrotados.

¿Qué atrocidades podrían haber cometido en sus vidas pasadas para merecer un final tan brutal?

Con todos los artefactos de iluminación destrozados, solo el parpadeo silencioso del televisor iluminaba la farsa en la densa oscuridad. La presentación del presentador de noticias fue inapropiadamente compuesta, sonando por la habitación como para ofrecer sus últimos ritos.

En el centro de esta trágica etapa…

“Asombroso. Así que esto es lo que puede hacer una Excalibur… es espectacular”.

… estaba una joven con un uniforme escolar de marinero negro, oculta por una capa con capucha. Debía de tener dieciséis o diecisiete años. La capucha estaba baja sobre su cabeza.

Sola en la sombría sala de estar, se rio para sí misma, rodeada de charcos de sangre.

En su mano tenía una daga forjada en un curioso metal que desprendía un brillo que no era ni dorado ni plateado. Parpadeó en la oscuridad, llamando la atención sobre sí mismo.

“Con el poder de este Rey, puedo matar al contenido de mi corazón… Qué mundo tan maravilloso… Corriendo con nuevas y emocionantes experiencias…”, murmuró, mirando su daga en trance.

“Hee-hee… Oh, la Batalla de Sucesión del Rey Arturo… Me imagino que tendré más oportunidades para matar de la manera más deliciosa en este mundo… Algo que hará que mi alma cante… ¿No estás de acuerdo?”

De repente, dirigió su mirada a un rincón de la habitación.

“… ¡Gh!”

Una figura sombría se había deslizado en el espacio sin una palabra.

Enterrada profundamente en la oscuridad de la noche, la figura estaba oculta de modo que su constitución y estatura eran imperceptibles. Pero se dio cuenta de que este intruso tenía algo que decir.

“¿Qué? Veo tus ojos. ¿Tiene alguna objeción? espetó la joven, tratando de provocar la sombra. “No puedes estar pensando seriamente en detenerme. Es demasiado tarde para eso. Además, ¿qué te da el derecho? Un Criado no tiene por qué detener a un Rey”.

“……”

“¿Entendido? Tomar nota. Soy el Rey… ¡el que gobierna el mundo! ¡Y un rey puede hacer cualquier cosa!” gritó en éxtasis. “¡Como el antiguo Rey Arturo!”

La figura guardó silencio, seria y persistentemente.

Le dio la espalda a la silueta sin palabras.

“Nos vamos, mi Criado… a la ciudad internacional de Avalonia. Quiero cometer el mejor asesinato. Algo que me dé vida. Quiero sentir el calor deslizarse entre mis dedos… y saborear mi depravado deseo… Por eso, me convertiré en Rey”, declaró con su manera cruel y alegre.

Comenzó a abandonar la espantosa escena, paseando como si estuviera dando un pequeño paseo.

“… Fuera del camino”, ladró con irritación, pateando el cadáver de un niño pequeño a sus pies antes de salir tranquilamente de la sala de estar.

“… ¡¿Gh?!” La figura jadeó cuando su pie hizo contacto con el cuerpo.

Por un momento, la silueta se quedó mirándola desde atrás… antes de finalmente caminar hacia ella en silencio.