Jimi na Kensei (NL)

Volumen 3

Capítulo 2: Dictador De Una Tierra Extranjera

Parte 2: Tesoros Sagrados

“Maldición. Me volví demasiado arrogante”.

Con varios carruajes como escolta, el carruaje del presidente sale de la antigua capital imperial y se dirige a los territorios de Caputo del Reino de Arcana. Parece que tienen preocupaciones propias, ya que proponen negociaciones a pesar de tener una ventaja abrumadora. Con la República de Domino no solo perdiendo, sino enfrentándose a probabilidades insuperables, el presidente ha decidido asistir él mismo.

“Me dejo llevar, como si tuviera algunas trampas de gobernabilidad. No, supongo que no es así… no es que importe”.

Como mínimo, el hecho de que su ejército fuera tan poderoso como su imaginación podía llevarlo a un cierto grado de exceso de confianza y desinterés. No le quedaba nada por hacer como comandante en jefe, dejando la ejecución real a los comandantes en el terreno. Eso es lo que pensaba que era la situación.

Se había permitido creer que la calidad de su equipo compensaba su falta de entrenamiento. No, la realidad era que realmente compensaba su falta de entrenamiento. El problema real fue que el enemigo fue incluso más allá de eso.

“Supongo que bajé la guardia porque me había asegurado mi venganza. Ah, maldita sea. Solo porque me había apoderado de un país, pensé que era solo una cuestión de poner en marcha las políticas adecuadas… Estúpido, estúpido”.

Incluso el propio presidente necesitaba reflexionar sobre los acontecimientos recientes antes de reconocer su propia vanidad. El hombre encargado de las negociaciones debió desbordar de arrogancia.

“‘¡Por favor, entrega a los nobles que han solicitado asilo en tu reino! ¡Por supuesto, insistimos en que también entregue las riquezas que se llevaron!’ ‘No podemos hacer eso. ¡No son criminales, solo refugiados!’”

El presidente comienza una pequeña representación dentro del carruaje. Cada gesto es exagerado, martillándolo a pesar de que no hay público.

“‘¡Robaron la riqueza del Imperio, que pertenece legítimamente al pueblo!

¡El solo hecho de llevárselo con ellos es un crimen!’ “ Eso lo deciden las leyes de nuestro reino, no tú ”. ‘¿Quizás estás subestimando nuestra fuerza? Te arrepentirás de no haber accedido a nuestras demandas’. ‘¿Qué es exactamente lo que estás diciendo? Usted, usted mismo, parece estar subestimando nuestra resolución’. ‘Se arrepentirá de esto… Nos descartó como simples advenedizos’.”

La parodia termina. Y, lamentablemente, no estaba tan lejos de la realidad. Un ejército fuerte está directamente relacionado con la cantidad de poder de negociación que tiene en asuntos exteriores. No está mal, exactamente, adoptar una postura agresiva si tienes el poder militar para respaldarla. Sin embargo, al final, los militares siguen ahí como disuasivo y último recurso. Fue demasiado imprudente haberlo arrojado tan descuidadamente… Al menos, en retrospectiva, de todos modos.

“Bueno, nada que hacer al respecto. Lo primero es lo primero, tengo que poner fin a esta guerra”.

“¿No pretendes vengarte de los arcanianos?”

La hoja de tamaño modesto habla con voz de mujer. El presidente es la única persona en el carruaje. Claramente no es la voz de un humano.

“No hagas preguntas estúpidas, Dainsleif. Tú, entre todas las personas, debes saber que no tengo ninguna intención de vengarme”.

‘…Punto justo. Eso fue grosero. Disculpas”.

Es cierto que habían perdido un gran porcentaje de sus hombres en edad laboral. Lamenta esa pérdida y, sin duda, es un golpe para la República. Sin embargo, eso no lo impulsa a buscar venganza. Habían invadido con el objetivo de saquear y saquear y habían sido derrotados. Los arcanianos habían estado completamente justificados en sus acciones. No es tan descarado para exigir venganza por eso, y pasar a la ofensiva ahora sería peor que imprudente.

“Vaya, vaya, una pequeña herramienta, indigna del gobernante de un país, está ofreciendo sus opiniones, ¿verdad?”

Un espejo redondo, de un tamaño demasiado pequeño para ser un espejo completo pero lo suficientemente grande para mostrar la cabeza y el pecho de una persona, brilla mientras habla. La voz del espejo está provocando la espada demoníaca en la cadera del presidente.

“Si tienes tanta hambre de venganza, ¿quizás deberías buscar una nueva pareja?”

“Veo que está irritado porque su ejército de imitaciones fue derrotado”.

“¡Todo el propósito de un artículo es ser utilizado! ¡No hay valor en una herramienta sin usar! ¡Tú, una herramienta sin usar, no tienes lugar para hablar, especialmente sobre algo tan insignificante como si las cosas son reales o no!”

El presidente escucha el argumento sin comentarios. No se gana nada metiéndose en una discusión entre mujeres.

“Entonces, como el resto de nosotras, simplemente quieres que te utilicen”.

“¡No estoy descontento con la frecuencia con la que me usan! ¡A diferencia de ti, él me usa constantemente!”

“¿De qué sirve si ese uso no es fructífero?”

‘¡¿Cómo te atreves?! ¡¿Sabes quién es el que protege este país?! ¡Ni Vajra, ni Elixir, y ciertamente no tú! ¡Es mi imagen la que mantiene a este país a salvo!”

El Imperio de Domino era un país bastante grande, que compartía fronteras con muchos otros reinos. Como tal, esta derrota debería haber significado invasiones desde varias direcciones diferentes. Sin embargo, las armas y armaduras creadas por Ungaikyo han evitado que otros países capitalicen la debilidad de Domino.

“Oh querido. Los objetos insignificantes tienen pensamientos mezquinos, al parecer. ¿No es así, mi maestro?”

Una lanza grande y elaborada, casi piadosa en su apariencia, habla a su vez. Apoyado en la esquina del carruaje, Vajra la Lanza Celestial parece exasperada por la pareja que se pelea.

“Hrmph, dado que el Maestro no ha estado haciendo nada más que trabajar en el escritorio en el palacio, tampoco es como si lo hubieras visto muy útil últimamente”.

“Así es. ¡El hecho de que hayas visto mucho uso durante la guerra no significa nada ahora!”

“Ese es el límite para artículos pequeños como ustedes dos, supongo. Solo puede pensar a corto plazo en lugar de mirar el panorama general. Piénsalo. A medida que avancen las cosas, seré el más útil entre nosotros. Una perspectiva tan limitada”.

El tono de la discusión dentro del carruaje se hace más fuerte. Finalmente, el pequeño cáliz junto al presidente habla con una voz tan fuerte como los otros tres.

“¡Qué bueno que todos tengan tal espíritu! ¡Eso es de esperar de los Ocho Tesoros Sagrados! ¡Y mientras tengamos a nuestro Maestro, no tenemos nada que temer de la derrota! ¡Ese espíritu nos sostendrá para siempre!”

Con Elixir el Cáliz Divino regocijándose con una extraña interpretación de los acontecimientos en el carruaje, el presidente se hunde más en el silencio. Claro, había estado actuando solo unos momentos antes, pero en realidad preferiría un poco de tranquilidad aquí.

“¡El camino de la gloria de nuestro Maestro acaba de comenzar! Lo que significa que tenemos que seguir adelante. ¿No es así, oh gran Maestro?”

“Por supuesto. Si fuera a dejar esto fácilmente, no me habría molestado en iniciar un nuevo gobierno”.

Puede que no sea necesario decirlo, pero sin duda sería extraño que el presidente participara en la construcción de un gobierno completamente nuevo si todo lo que le interesaba era derrotar al Imperio y matar a toda la Casa Imperial. Si bien el propio presidente no tiene mucha capacidad de combate, con Dainsleif a su lado y una cierta cantidad de riqueza, no habría sido difícil para él recorrer el país erradicando y matando a miembros de la Casa Imperial por sí mismo.

Aunque un “ejército revolucionario” había sido necesario para derrocar al propio Imperio, una vez caído el antiguo régimen, estar involucrado con un nuevo gobierno no habría sido más que una carga y una distracción de su venganza. Todo lo que habría tenido que hacer en ese momento fue poner el régimen en manos de otra persona y marcharse.

“Por supuesto, no tengo mucho interés en el poder, y no es que las masas sean intachables o inocentes. Tampoco siento mucho llamado como político, ni me importa mucho lo que piensen todos en el país. Pero los usé para mis propios fines, y gracias a ellos pude derribar al Emperador”.

La creación de un nuevo gobierno, un nuevo comienzo, fueron simplemente palabras dulces sin sustancia. La promesa de que todo mejoraría una vez que el Emperador y los nobles fueran derrotados fue, en cierto sentido, una estafa. Por supuesto, no es que todos los involucrados estuvieran completamente engañados por esas palabras, pero muchos de los ciudadanos, de hecho, creían que ese era el caso.

“Ellos contribuyeron con su sudor y sangre, y es gracias a ellos que he logrado mis objetivos. No soy tan ingrato como para poder darles la espalda y alejarme de ellos ahora”.

No es que tenga una mente particularmente aguda, pero incluso entonces, no puede simplemente dejar todo como está y marcharse. Quiere que los ciudadanos que lo ayudaron a derribar el Imperio crean que las cosas son al menos algo mejores de lo que eran. No le apasiona tanto como a su venganza, pero sigue siendo sincero en ese deseo.

“Dado que los impuestos en el Imperio eran ‘ocho por corona, dos por pueblo’, bueno, no es que el estándar que estamos tratando de mejorar fuera tan bueno. Haremos que el secretario de Relaciones Exteriores se haga responsable de la pérdida, y si podemos sobrevivir a esto y curar las heridas de la guerra,… bueno, supongo que será difícil”.

El plan inicial de resolver todo ganando la guerra es ahora imposible, lo que deja como única solución restante tomarse el tiempo para resolver los problemas por las malas.

‘¡En efecto! ¡La motivación es importante! ¡Había temido que asegurar tu venganza te dejara desmotivado! ¡Me alegro de haberme equivocado!

¡Siempre que mantenga esa motivación, dondequiera que dirija, yo lo seguiré!”

“Bueno, gracias… quiero decir, no es como si nada estuviera terminado todavía”.

Captura toda la Casa Imperial y luego mátalos a todos delante del Emperador. Luego, por fin, mata al propio Emperador. Ahí es cuando su venganza será verdaderamente completa. Lo que significa que, mientras un solo miembro de la Casa Imperial sobreviva, nada está terminado.

“Siempre existe la posibilidad de un último suspiro. Lo sé mejor que nadie”.

En ese sentido, probablemente debería seguir adelante y matarlos. Pero hacer eso podría tener un efecto desastroso en su motivación. Lo que significa que tiene que hacer las cosas correctamente si es que las va a hacer.

‘¡Ese es el espíritu! ¡Estoy detrás de ti todo el camino! “

“Vaya, gracias… supongo que la pregunta es qué van a exigir. Con mucho gusto les entregaré el territorio que quieran, pero probablemente pedirán un Tesoro Sagrado. En ese caso… supongo que puedo ofrecerles Vajra”.

“… Un momento, mi Maestro. Mis oídos deben estar engañándome. De hecho, ¿dijiste que me los ofrecerías, la lanza que puede manipular los cielos?”

Vajra, la Lanza Celestial, un arma con la capacidad de controlar el clima… Ciertamente es poderosa, pero requiere un espíritu rebelde para usar.

“No tengo otra opción, quiero decir, es algo natural, ¿no? Incluso si los arcanianos no tienen a nadie capaz de usarte, el verdadero problema es que yo pueda usarte en primer lugar. Tú eres el que un país enemigo querría que no poseyera”.

“Incluso como herramienta de negociación, ser útil para nuestro Maestro es un honor, Vajra”.

“Oh, Dios mío, Dios mío, la poderosa Lanza Celestial es muy popular, ¿no es así? Me temo que un simple Espejo de la Verdad como yo no puede hacer nada más que mirar desde la esquina”.

“No olvidaré el hecho de que fui capaz de servir al mismo maestro que tú, Vajra… ¡Mantén la cabeza en alto mientras te sacrificas por el bien de la gente de nuestro Maestro, Vajra!”

Todos, excepto Vajra, estuvieron de acuerdo con la propuesta. Realmente, debido a que ella era la más poderosa de los presentes, realmente no había mucho espacio para la discusión.

“¡Espera, también existe la posibilidad de que exijan uno de los otros tesoros! ¡¿No es así, Maestro?! “

“Bueno, seguro. No es como si fuera imposible que ellos también pregunten por Ungaikyo… “

‘¡¿Maestro?! Quiero decir, no te equivocas, pero si me entregas, ¡este país se arruinará!”

“Por eso no puedo permitirme entregar a Ungaikyo. Y dudo que los otros dos atraigan mucha atención. No tiene mucho sentido tener Elixir, cuyo único valor es protegerse uno mismo, y no tiene sentido que un país posea Dainsleif”.

Afortunadamente, es consciente de que los arcanianos ya poseen Eckesachs. Dado que Eckesachs conoce las capacidades de todos los Tesoros Sagrados, trabajarán desde una comprensión precisa de las habilidades. Eso significa que es más probable que exijan Vajra.

“… Heh, se ha perdido una posibilidad, mi Maestro”. “¿Y eso es, Vajra?”

“¡Existe la posibilidad de que busquen los cuatro Tesoros y, lo que es más importante, usted, que puede hacer uso de todos ellos, Maestro!”

“… Realmente lo dudo”.

Ciertamente, si cuatro Tesoros Sagrados y su portador estuvieran empaquetados en un conjunto, eso sería algo que los arcanianos estarían dispuestos a sacrificar casi cualquier cosa por adquirir. Pero el presidente sigue siendo el jefe de la República de Domino, después de todo. Incluso en una guerra victoriosa, ciertamente no exigirían que el perdedor entregue su soberano y todos sus tesoros nacionales.

“Quiero decir, dependiendo de las condiciones, podría estar de acuerdo con ellos, pero probablemente no me creerían. Soy un revolucionario.

¿Invitaría un reino a un revolucionario entre ellos?”

¡S-Seguramente no es imposible! ¡Después de todo, mi Maestro, usted es el portador que puede hacer uso de cuatro de los Tesoros Sagrados! ¡Un talento sin precedentes!”

“Uh, pero la situación es tan mala que ni siquiera yo puedo hacer nada al respecto, por eso nos vamos a rendir y a hacer las paces, ¿recuerdas…?”

Cualquiera que sea la lógica detrás de esto, el Reino de Arcana posee fuerzas equivalentes a un bombardero táctico como mínimo. No hay forma de que demanden más poder para ellos mismos. Eso es lo que cree la Republica de Domino.

“No quiero decir esto, pero en ese caso, no tenemos más remedio que comprometernos con la resistencia total. Si la República nos pierde a Ungaikyo y a mí en esta etapa, las cosas saldrán como dijo el Emperador. Eso es algo que tenemos que detener a toda costa”.

“Maestro, por favor reconsidere aceptar si me exigen solo yo, ¡la Lanza Celestial!”

El revolucionario que derrotó al Imperio de Domino, el “Dictador de una Tierra Extranjera”, Ukyo Fuushi… Todavía no tenía idea de lo que le esperaba en el Reino de Arcana.

“Aun así, no es como si estuviera luchando contra los Cielos de nuevo. Planeo centrarme en gobernar, como un político normal”.

“¡Pero seguro que hay alguna forma! ¡Sería injusto si los demás permanecieran en uso, pero yo me quedo sentado acumulando polvo en el almacenamiento!”