Jimi na Kensei (NL)

Volumen 3

Capítulo 2: Dictador De Una Tierra Extranjera

Parte 1: Derrota

“Estoy seguro de que ya sabe por qué estamos reunidos aquí hoy”.

Se está celebrando una asamblea en la antigua capital imperial de Domino. La asamblea guarda silencio, sin el menor signo de la alegría ni del optimismo de los primeros días de la república.

“Estamos aquí para discutir esta guerra fallida”.

El líder supremo declara así perdida la guerra contra el Reino de Arcana, y lo hace con absoluta certeza.

“Primero, los números. Hemos perdido toda la fuerza que asignamos a esta guerra. Aparte de las fuerzas desplegadas para mantener el orden y defender nuestro territorio, nuestro ejército efectivamente ha dejado de existir. Dada nuestra responsabilidad de gobernar todos los territorios que una vez pertenecieron al Imperio de Domino, tenemos una gran cantidad de tierra que proteger. Como tal, ya no tenemos la capacidad de llevar a cabo una guerra ofensiva”.

Aunque este es el organismo encargado de decidir las políticas de la república, los rostros presentes en la asamblea son todos jóvenes. Sin embargo, incluso entre los rostros jóvenes, “él” se destaca por su juventud. De hecho, es tan joven que nadie podría culpar a un observador externo por llamarlo niño.

“Si mal no recuerdo, eres tú quien ha estado manejando esta guerra, así como las negociaciones con el de Reino Arcana antes de eso”.

Si se le permitiera huir, el hombre al que se dirigía habría huido. Sin embargo, no había forma de escapar del portador de Dainsleif. Sabiendo esto, intenta defenderse, incluso cuando todo el color desaparece de su rostro.

“¡Señor presidente! ¡Lamento sinceramente haber juzgado mal las fuerzas enemigas! Y admito que hemos sufrido graves pérdidas. Sin embargo…”

No, quizás no fue una defensa.

“¡¿Pero qué se suponía que debía hacer contra ESO?!”

“Cierto.”

Su único recurso real era echar la culpa. Como esperaba la Casa Caputo, también habían roto la voluntad de lucha de la República de Domino.

“En eso, estoy totalmente de acuerdo. Incluso si hubiéramos recibido un aviso previo de las verdaderas capacidades de ese mago, dudo que nos lo hubiéramos tomado en serio”.

“¡S-Sí, exactamente! Y, ¡he hecho contribuciones vitales a la revolución!

¡Seguramente la República todavía necesita mis talentos!”

Es imposible conocer los detalles precisos de lo que había hecho el Reino de Arcana. Quizás fue algo que solo se pudo hacer una vez, o es posible que sea difícil mover lo que sea que haya creado ese efecto. Sin embargo, incluso si fuera de un solo uso, continuar la guerra era imposible. Simplemente no había suficientes soldados para hacerlo.

“Es cierto que ha hecho mucho bien por la república. Pero, dime, ¿ese bien pesa más que lo que perdimos en esta guerra?”

Todos en la asamblea retroceden, intimidados. Todos tienen miedo del joven que tienen enfrente. Su miedo refuerza aún más su autoridad.

“Déjame preguntarte también. ¿Crees que las familias de los soldados asesinados están satisfechas con tu razonamiento?”

“E-En cuanto a eso…”

“Tendrás que asumir la responsabilidad. La gente juzgará tu destino”.

Obviamente, esto no significa una especie de plebiscito. La República no tiene ni dinero ni tiempo para tal cosa.

“Se te dará la oportunidad de explicarte y luego serás ridiculizado frente a las masas. Por tu bien, espero que te arrojen menos piedras a ti y a tu familia que a los nobles a tu lado”.

“P-Por favor, se lo ruego, señor presidente…”

“Estás rogando al hombre equivocado. Si quieres perdón, pregúntale a los ciudadanos que han perdido a sus seres queridos”.

Con un juicio final incuestionable, el joven que alguna vez fue encargado de la diplomacia de la república es arrastrado fuera del salón de actos. Él y su familia tendrán que ser una salida para el resentimiento de las masas. Dada la magnitud de sus fracasos, su futuro no parece brillante.

“Ahora que hemos determinado dónde reside la responsabilidad, debemos trazar el camino a seguir. Vea lo que podemos ofrecerles. Explore todas las posibilidades. Adelante, arroja a las masas el contenido del sótano de ese hombre, mientras estás en ello”.

El gobernante soberano de la república demuestra así que está más que dispuesto a sacrificar a un compañero camarada revolucionario, incluso mientras continúa dirigiendo las deliberaciones de la asamblea.

Hay quienes nacen para convertirse en reyes, a quienes se les ha prometido el trono desde el momento de su nacimiento.

Sin embargo, no hay muchos que estén destinados a ser revolucionarios cuando nazcan. Las personas oprimidas durante generaciones, por ejemplo, a menudo ni siquiera tienen la capacidad de rebelarse. La rebelión requiere fuerza, y la fuerza solo llega cuando puedes hacer más que luchar día tras día solo para sobrevivir.

La pregunta clave, entonces, es si aquellos con la fuerza para rebelarse también poseen la pasión necesaria.

“Eesh, y aquí estaba moviendo cuidadosamente mis piezas de ajedrez… y un bastardo voltea el tablero”.

Un emperador a veces puede ser llamado el Hijo del Cielo, y creer que eso es cierto. A menudo, esa autoestima no está necesariamente fuera de lugar, ya que derribar un país desde adentro requiere el compromiso de luchar contra los propios Cielos.

“Supongo que eso no es del todo cierto…”

En ese sentido, el “Cielo” le había dado la oportunidad de rebelarse. “¿Qué piensa, Su Majestad?”

Si hubiera comenzado su rebelión en el Reino de Arcana, pocos de sus súbditos se habrían unido a su rebelión. La mayoría de las personas pueden tragarse sus quejas si creen que su forma de vida actual es la que realmente debería ser. La situación cambia rápidamente una vez que su supervivencia ya no está asegurada. Una vez privadas de esa certeza, las “masas tontas” se rebelarán inevitablemente.

“¡C-Cómo te atreves…!”

“Sufrí un pequeño revés, así que pensé que me animaría al ver tu rostro inútil”.

El hombre ahora conocido como el presidente, de cabello negro y ojos negros, se dirige así a un hombre bien alimentado encarcelado en una celda diminuta. El hombre bien alimentado está vestido con ropas de calidad decente, se le garantiza suficiente comida y bebida y no se le ha puesto un dedo encima. Por eso tiene la fuerza para volver su odio hacia el presidente que está frente a él.

Por supuesto, incluso si escapara de su celda, no es como si su vida necesariamente mejoraría. Viva gracias únicamente a los deseos sádicos del presidente, esta habitación es su único y último refugio.

“… ¿Qué es?”

“Invadimos Arcana y fuimos fuertemente golpeados”.

“¡Mwhahah… hahahaha! ¿Qué esperabas, tonto? Si hubiera sido el Ejército Imperial adecuado, podría haber tenido una oportunidad, pero ¿pensar que podría derrotar a los arcanianos con un ejército de campesinos hambrientos? ¡Absurdo!”

El hombre cuyo gobierno había sido derrocado por ese mismo ejército de campesinos hambrientos parece olvidar este hecho por completo mientras se ríe. Es tal su placer por la derrota del presidente que no tiene ninguna duda de que también es una especie de victoria para él.

“¡¿Lo ves?! ¡Somos los únicos dignos de gobernar el Imperio de Domino! Nosotros, con la preciosa sangre de la Casa Imperial, podemos gobernar este país, ¡y ningún otro puede hacerlo! ¡Ningún otro puede mantener este Imperio!”

Entonces podrá escapar de esta habitación. Y una vez que escape, volverá a sentarse en el trono y usará la corona imperial. Parece que está completamente convencido de ese hecho. Al ver el absoluto absurdo del comportamiento del ex Emperador, el presidente recupera parte de su determinación. Definitivamente es valioso mantener vivo a un rival odiado.

“¿Sin duda estás aquí para suplicar Nuestro perdón? Sin duda, ¿estás aquí para entregarnos tus tesoros sagrados y suplicar nuestra sabiduría para gobernar este imperio?”

“Snerk… No, en absoluto. No vas a ninguna parte.”

“¡Imposible! ¡No hay forma de que puedas gobernar este vasto Imperio sin Nuestra ayuda!”

El presidente sonríe. Claramente se está burlando del ex Emperador. No siente más que desprecio por el hombre que, incluso ahora, sueña con un día que nunca llegará.

“Incluso si recuperas tu corona, no devolverá la vida a los muertos. ¿Cómo piensa reconstruir desde aquí?”

“¡Hrmph, tu problema es que piensas en la guerra en términos de ganar y perder! ¡Firma un tratado de paz! Nuestros lazos con los arcanianos se remontan a generaciones. Si saben que hemos sido restaurados a la corona, ¡nos prestarán comida como regalo para celebrar Nuestra restauración!”

“Eres una sombra de hombre tan triste. Lo mínimo que podrías hacer aquí sería ignorar el hecho de que ya estás completamente perdido y afirmar que las almas de los soldados muertos cavarían para salir del infierno en el momento en que seas coronado de nuevo”.

El usurpador parece feliz de tratar al Emperador como un bufón de la corte. En respuesta a la burla, el Emperador alza la voz.

“¡Tú eres la causa de todo esto! ¡Si tan solo hubieras escuchado Nuestra demanda de entregar los Tesoros Sagrados! ¡Entonces no habría habido rebelión y estaríamos disfrutando de los frutos de la prosperidad!”

“… Quizás tengas razón”.

El presidente no es originario de Domino. Como tal, si no le hubiera gustado el gobierno, podría simplemente haber empacado y marcharse, y eso habría sido el final. No había ninguna razón para que él dedicara tanto esfuerzo a reformar este país.

“¡Los Tesoros Sagrados eligen a sus amos! ¡Sin duda nos habrían servido felizmente en el momento en que fueron llevados a Nuestra presencia!”

“Pero ‘ellos’ ya te desengañaron de ese engaño en particular”.

“¡Claramente les hiciste decir eso! ¡Seguramente serían más felices sirviendo al Emperador del gran Imperio de Domino que a un bastardo cualquiera como tú!”

Orgullo arrogante, confianza absoluta… El presidente se ríe de la tontería de todo esto. Un emperador que vive en una realidad creada por él mismo… La vista por sí sola permite al presidente disfrutar de un sentimiento de superioridad.

“¿De dónde viene esta confianza delirante? Destruí todo lo que lo sustentaba”.

“Aún te aferras a esa ilusión, ¿verdad?”

“¿Quién es el delirante? Claro, mis palabras fueron delirantes hasta que la revolución tuvo éxito, pero eso fue entonces y esto es ahora. Yo soy el que ahora está en la cima de este país”.

“¡Sin embargo, seguirás siendo un pretendiente! Ponte la corona en la cabeza, siéntate en el trono si quieres, ¡pero la misma sangre podrida corre por tus venas! ¡Patético! ¡Sin duda las masas se ríen de ti a tus espaldas!”

“¿Y? Todo lo que me importa es verte sufrir”.

Satisfecho con sus impulsos sádicos, el presidente se ríe burlonamente mientras el emperador tiembla de rabia.

“Después de todo, me apoderé de este país como un simple acto de venganza”.

“… ¿Cómo reaccionarían los demás si escucharan esas palabras?”

“No reaccionarían en absoluto. Las únicas cosas que apuntalan cualquier apariencia de vida en este país son mis Tesoros Sagrados. Si yo muero, este país también. No hay nadie con la voluntad de quitarme las riendas de las manos. Incluso si finalmente surge uno, solo será después de que termine de purgar la Casa Imperial”.

Una purga de la Casa Imperial… eso por sí solo no tiene precedentes. Después de todo, lo primero que hace un nuevo gobernante es eliminar cualquier rastro de la presencia del régimen anterior. En ese sentido, lo verdaderamente extraño es el hecho de que el ex Emperador todavía esté en cautiverio. Debería estar muerto hace mucho tiempo.

“¿Quieres un poco de noticias? Su familia restante se ha reducido a cinco miembros”.

“E-Esos pocos… ¡¿Has matado a tantos?! ¡Has matado a Nuestras esposas y Nuestros hijos! ¡¿Aún no has tenido suficiente?!”

“No los he matado. Simplemente han sido capturados y encarcelados. Tuvimos que matar a un puñado que resistió, claro, pero casi todos han sido capturados vivos”.

No todos eran hombres y mujeres gordos y desagradables. Si bien pueden tener una veta arrogante, había muchos niños y sirvientas en su mayoría inocentes. Por supuesto, el presidente planeaba matarlos a todos eventualmente.

“¡V-Vas contra la naturaleza misma! ¡Serás condenado! ¡Si nos matas, te condenaremos hasta el final de tu línea!”

“Veamos esta maldición tuya. Adelante, maldíceme hasta la muerte. Lo permitiré”.

Después de todo, existen cosas como los artistas malefíciales en este mundo. Las maldiciones existen. Sin embargo, el Emperador no tenía esa habilidad, y tampoco los miembros de la Casa Imperial que ya estaban en cautiverio.

“No lo he olvidado, sabes. Que ordenaste a tus soldados masacrar la ciudad que tan bien me había tratado. Nada ha cambiado desde entonces. Todo lo que haces falla. Deberías haberme matado entonces, pero en cambio mataste a todos menos a mí”.

“¡Todo lo que tenías que hacer era entregar los Tesoros Sagrados!”

“Supongo… no puedo imaginar que tus subordinados… que tú mismo… seas tan tonto como para destruir una de tus propias ciudades.”

No se había tomado las cosas lo suficientemente en serio. No había considerado la posibilidad de que algo tan terrible sucediera en su propia vida.

“¡La ciudad tuvo la culpa de esconderte, el hombre que manejaba cuatro de los Tesoros Sagrados!”

“No lo niego. Pensando en ello ahora, los habitantes de esa ciudad seguramente querían reclamar mis poderes para sí mismos”.

Los rumores de un viajero que manejaba los Tesoros Sagrados habían llegado a la atención del Emperador. Como resultado, el Emperador ordenó a la ciudad que había estado cuidando al Presidente en ese momento que entregara los tesoros. Si bien no hay forma de determinar realmente sus verdaderos motivos, al final, los gobernantes de la ciudad respetaron los deseos del presidente y rechazaron las demandas del emperador. Enfurecido por esa negativa, el Emperador envió a su ejército a destruir la ciudad, justo como el presidente estaba en otra parte.

“Yo no estaba allí en ese momento. De hecho, estaba haciendo nubes de lluvia”.

“¡Solo necesitabas entregar los tesoros! ¡Esa destrucción fue simplemente un castigo merecido!”

“Quizás. Sin duda, la gente de la ciudad realmente lamentó su decisión. Ellos no creían, como tú no crees ahora, que todos, sin importar la edad o el sexo, serían masacrados”.

Los lacayos del Emperador ordenaron a la ciudad que entregara al hombre de los Tesoros Sagrados. Los líderes de la ciudad les dijeron la verdad: que él no estaba allí. Sin embargo, los subordinados del Emperador no creyeron en sus protestas, e incluso si las hubieran creído, eso habría significado problemas para ellos. No cumplir con las demandas del Emperador significaba arriesgar sus propios cuellos.

Quemaron toda la ciudad hasta los cimientos, registraron casa por casa, pero aun así no pudieron encontrarlo. Solo entonces finalmente se rindieron, dejando que el presidente regresara a las ruinas de la ciudad. Empapado por la lluvia que él mismo había creado, se quedó solo para contemplar lo que había sucedido.

“Pero, por lo menos, la gente de esa ciudad fue amable conmigo. Eso solo me hizo feliz”.

Dicho claramente, fue entonces cuando se convirtió por primera vez en el portador de los Tesoros Sagrados.

Vajra, la Lanza Celestial, otorga el poder de manipular los rayos y el clima a un portador que desafía un poder abrumador.

Dainsleif, la Espada Demonio, proporciona el poder de consumir la sangre del odiado enemigo del portador en su búsqueda de venganza.

Ungaikyo, el Espejo de la Verdad, ofrece un suministro infinito de herramientas a quien esté dispuesto a usar, en lugar de simplemente recolectar, esos elementos.

El Elixir, el Cáliz Divino, protege a quien tiene un fuerte deseo de vivir de toda enfermedad y calamidad.

Finalmente había cumplido las condiciones para cada uno de los cuatro Tesoros Sagrados que tenía en su poder.

“Juré que me vengaría de ti. No solo a ti, por supuesto, sino también a todos tus subordinados que llevaron a cabo tus órdenes y a todos aquellos en el poder que barrieron tu salvajismo bajo la alfombra. ¡Juré que me vengaría de todos ustedes!”

“Tonto… ¡Simplemente no ves el panorama completo! ¡Qué significa dar gran poder al necio y al débil! ¡Y qué significa rebelarse contra la Casa Imperial, los legítimos gobernantes de esta tierra!”

“Los resultados ya se conocen. Su régimen es ahora solo una nota a pie de página en los libros de historia, al igual que toda su línea. Eso es lo que sucedió cuando trataste de robar los Tesoros Sagrados y luego oprimiste a los que se negaron a arrodillarse”.

Como gobernante del país, el presidente no cree que las declaraciones del ex emperador sean inherentemente incorrectas. También está actuando de manera similar al ex emperador. Pero incluso entonces, el hombre frente a él está muy equivocado acerca de cómo resultará esto.

“Mataré a todos tus parientes ante tus ojos. Entonces, te mataré el último.

¡Esa es mi venganza! ” “¡Estás loco!”

“¡Tú eres quien plantó esa locura! ¡¿De verdad crees que me mantendría cuerdo después de que todos los que me cuidaban fueran masacrados por tus lacayos?!”

El ex Emperador que tiene enfrente es un simple hombre. No tiene ningún talento especial ni posee habilidades especiales. Puede que tenga un cierto nivel de educación, pero eso difícilmente lo hace único. Es solo un hombre que, por suerte y por derecho de nacimiento, tenía poder sobre los demás.

“¡La gente que te temía ahora matará alegremente a tu familia y luego te matará a ti! Entonces, seguirán a otra persona, incluso si no soy yo, ¡y seguirán adelante con sus vidas!”

“¡Este país no durará mucho sin Nosotros, sin la luz de la Casa Imperial para guiarlo! De hecho, ya has perdido, ¿no es así?”

“Dice el hombre que perdió contra mí. ¿No fue usted el que dijo que ganar y perder no era el punto? Perder no es el final; ¡Es solo un pequeño revés!

¡No me rendiré, ‘Su Majestad’, no hasta que haya matado a todos ustedes!”