Oukoku wo Tsukuru Koto ni Shimashita

Volumen 3

Capítulo 10: Ataque De Pinza Sobre El Regente

“Entonces, ¿han decidido cómo deshacerse del halcón?”

Yadoriggy había vuelto a su expresión de nivel habitual. “No”, respondió ella. “Una vez que se hayan deshecho del halcón, Su Majestad y el ex rey estarían completamente en desacuerdo en términos de sus intereses. Parece que están luchando por aclarar los detalles allí”.

Me asaltó la necesidad de echarme a reír, pero de alguna manera me las arreglé para contenerlo.

“Perder el tiempo en un futuro que ni siquiera ha sucedido en este momento…”, me burlé. “Los miembros de la realeza son ciertamente mucho más pausados y descuidados que nosotros, los simples mortales”.

Y esa actitud relajada será su perdición como familia real.

“Sin embargo, en las condiciones actuales, creo que se conformarán con que el rey ceda las prefecturas cercanas al canal al antiguo rey”, explicó Yadoriggy. “O quizás el ex rey cederá el continente al rey Hasse a cambio de reconocer la Región de la Gran Isla como un país separado. Uno de los dos.”

Yadoriggy todavía continuó. Debido a que tenía tanta información que transmitir, casi parecía que de repente se había convertido en una mujer habladora.

“Dado que el ex rey y los señores de la región de la Gran Isla están sintiendo profundamente que se acerca el peligro, creo que estarán dispuestos a comprometerse para evitar ese peligro”.

“Ya veo. ¿Conoce a los que animaron a Su Majestad a emprender esta acción?”

Yadoriggy sacó a relucir varios nombres de entre los cortesanos del rey. Todos eran hombres cuyo único valor era ser miembros de un séquito. Después de todo, la administración política real de la capital estuvo a cargo de personas de mi campo. Había terminado la época de los cortesanos que robaban los frutos de la capital.

“Desde su punto de vista, estoy seguro de que soy una espina clavada en su costado. Pero incluso si su motivación es incorrecta, se las han arreglado para darle el consejo correcto. Como asesores de un rey, han hecho un trabajo decente”.

Si hubieran continuado confiando en mí y le hubieran dicho a Hasse que se sentara, habrían sido irremediablemente estúpidos.

“Su Majestad trató de ignorarlos al principio. Parecía que no quería considerar esa posibilidad. Sin embargo…”

“Vio mi política de gobernar los territorios conquistados y sintió una punzada de miedo”.

Que un general hiciera lo que quisiera en el frente era una antigua tradición.

No es como si yo fuera un ejemplo particularmente malvado. Mantener la autoridad en tiempos de guerra es necesario para poder luchar contra el enemigo. No hay tiempo para ir a obtener el permiso del rey en la capital. Es un mal necesario.

Por supuesto, la naturaleza de la discusión había cambiado una vez que el área bajo mi gobierno efectivo fue mayor que la mitad del área total del reino.

Cuando era una certeza virtual que Talsha, el margrave de Machaal, y Soltis Nistonia, que había exterminado a la facción del antiguo rey, estaban de mi lado, la cantidad de influencia que Hasse, el rey actual, ejercía realmente era extremadamente pequeña.

Debió haber pensado que si la facción del antiguo rey fuera eliminada y la Región de la Gran Isla también cayera bajo mi control directo, él sería el siguiente en la tabla de cortar.

“Ya veo. Pero un halcón puede volar libremente por los cielos. Una vez que lo ha dejado a su alcance, es demasiado tarde para perseguirlo. No existe un halcón que regrese voluntariamente a su jaula”.

“¿Qué vas a hacer con tus hijos y consortes en el castillo de Maust?” Ante esa pregunta, mi expresión se congeló.

No me había dado cuenta de que había estado pensando solo en mí. Sí, era cierto que Yagmoory no se caería fácilmente. Estaba demasiado lejos de la capital y demasiado bien defendido.

Pero con tantas tropas desplegadas lejos de él, las defensas del castillo de Maust eran más frágiles.

Me quedé en silencio por un momento.

“Si este ataque de pinza llega a buen término, la facción del antiguo rey cruzará el canal y atacará. Lo que significa que si me voy de aquí, la facción del antiguo rey tomará tierras rápidamente…” Ensarté las palabras como si tratara de convencerme a mí mismo. “Incluso si volviera a Maust, no puedo ir a matar a Hasse mientras me atacan en dos frentes. Si lo hiciera, habría revueltas de quienes me consideran un traidor. Pero si solo encarcelara a Hasse, tendría que lidiar con una fuerza recién resurgente bajo el dominio de Paffus y estar en desventaja…”

El mejor camino para convertirme en rey fue prácticamente decidido por mí.

“Debería cruzar a la región de Great Isle antes de regresar al castillo de Maust”.

No quería pensar en lo que le pasaría al castillo de Maust durante ese tiempo.

Teniendo en cuenta las prácticas comunes en el campo de batalla, probablemente no matarían a ninguna mujer. Sin embargo, me preocupaba cómo tratarían a las consortes de un traidor si me declararan uno.

“Enviaré una carta a mis consortes diciéndoles que el castillo de Maust podría ser atacado y que, si es necesario, tienen mi permiso para rendirse”.

“Como usted ordene.”

“Sin embargo, también les diré que esperen un poco. Fleur y Seraphina están ahí. Estoy seguro de que podrían resistir el asalto de un enemigo débil”.

Mis últimas palabras fueron menos serias.

Si bien eso estuvo cerca de un deseo, también fue mi sincera opinión.

Honestamente, creo que cualquiera de ellos podría estar realmente complacido de poder ejercer el poder como señor temporal de la mansión.

“Presentaré los planes para cruzar a la región de Gran Isla. Envía un mensaje a Soltis también. Podría haber revueltas en las tierras bajo el control de Kelara, por lo que un avance de la guerra relámpago para eliminar a la facción del ex rey sería la táctica más eficaz”.

Si cayera en una posición defensiva, eso crearía nuevas oportunidades para que ellos explotaran.

Este fue un momento en el que no podía permitirme aliviar mis ataques. “Entendido. Buen provecho, señor regente.”

“Yadoriggy, un rappa como tú no necesita rezar. Solo mantén un ojo claro en la realidad para mí”.

***

Si bien el castillo de Yagmoory ya estaba completo, parecía que no podría tomarme el tiempo para disfrutarlo.

Sentí que eventualmente terminaría luchando contra Hasse, pero no esperaba que se aliara con Paffus. Había apostado a que él no sería del tipo que estaría dispuesto a hacer todo lo necesario para asegurar sus fines.

Era imposible saber qué haría una persona desesperada. Parecía que había llevado a Hasse a un estado más desesperado de lo que pensaba. ¿O había terminado resentido conmigo por lograr tan fácilmente las conquistas occidentales que no había logrado? No, pensar en algo sin sentido.

La respuesta del castillo de Maust llegó de inmediato. Cada una de mis consortes escribió su propia respuesta. El contenido básico de cada respuesta era el mismo, diciéndome que no me preocupara por ellos.

Sin embargo, el de Seraphina era un poco diferente.

No dejaré que tomen este castillo. Como hija de un villano infame, iré a conquistar la capital yo misma.

“¡Esa es mi Seraphina!”

Me eché a reír cuando leí eso.

Lucha todo lo que quieras. No importa lo salvaje que haya sido su vida, no es una oportunidad que se presente a menudo.

***

Envié un enviado formal a la capital.

El enviado no estaba allí para desearle lo mejor a Hasse, sino para hacerle una pregunta.

Esencialmente, esa pregunta era: ¿Había algo de verdad en los rumores de que se aliaría con Paffus VI y atacaría al Regente Alsrod?

Pasar inmediatamente a la ofensiva no fue una buena idea. Eso me convertiría en el villano. Cuanta más justificación pueda reclamar, mejor. Era algo por lo que mi profesión me fastidiaba.

“No desafíes la voluntad del cielo”, así lo expresó Oda Nobunaga.

En este caso, la voluntad del cielo era algo así como un dios supremo. Aunque el concepto de un dios supremo supuestamente había sido bastante vago en el mundo de Oda Nobunaga, se había vuelto necesario, y así fue cómo surgió la voluntad del cielo.

—La voluntad del cielo ciertamente puede interpretarse como un dios supremo, y hubo muchos que lo vieron como tal, pero esa es una interpretación sin sentido. Es una estafa.

Oda Nobunaga volvió a interrumpir mis pensamientos. Quizás ser una profesión deja a uno con demasiado tiempo libre. Sin duda, se habría entretenido mucho más si hubiera un oyente allí que sirviera de público para sus alardes.

—La voluntad del cielo no es en realidad nada divino, nada por el estilo. Es la opinión pública, es decir, la opinión de las masas. No es divino, sino tan temporal como puede serlo.

Entiendo. Dicho esto, hay algo irónico en que alguien que aspira a ser rey no solo recorra el camino del conquistador, sino que también tenga que preocuparse por la opinión pública.

—No vale la pena quejarse de eso. Nadie piensa en seguir a los despreciados por la opinión pública. Traté de tener eso en mente con mis acciones, pero finalmente tropecé al final. A medida que me acercaba al premio final, perdí el bosque por los árboles.

Incluso yo sabía de qué me estaba dando una conferencia Oda Nobunaga.

Este fue el final para mí.

Por eso envié un mensajero a la capital para interrogar a Hasse. Fue una tarea desagradable para el mensajero, que en el peor de los casos podría terminar muerto.

Por supuesto, si Hasse mataba al mensajero, la voluntad del cielo me sonreiría.

O más bien, probablemente debería decir que la voluntad del cielo abandonaría a Hasse.

***

Ahora era la fecha de regreso más temprana del mensajero.

No importa la respuesta, todavía estaba tenso. Quizás por esa razón tenía sed, así que bebí varias tazas de té en mi alojamiento temporal en el castillo de Yagmoory.

No pensé que me acusaría de rebelde y me declararía la guerra, pero todavía no podía leer bien lo que planeaba hacer Hasse.

Fue entonces cuando Laviala prácticamente irrumpió en la habitación. “Disculpe, Lord Alsrod.”

“Deberías decir eso antes de entrar en la habitación, no después. ¿Entonces qué es?”

“¡Aprovechemos la oportunidad para traer aquí a las distintas consortes del castillo de Maust! ¡Todavía tenemos tiempo suficiente para hacerlo!”

Así que era un plan razonable llevar a mis consortes a un lugar seguro antes de que la facción capital pudiera echarme a un lado. En realidad, era algo perfectamente normal proponer.

Aunque, según su estado de ánimo, probablemente estaba teniendo problemas para quedarse y había irrumpido en mi habitación para sugerirlo. Para Laviala, los otros consortes eran compañeros y familiares. Entendí por qué estaría preocupada.

Pero no pude simplemente aceptar esa propuesta.

“Laviala, si trajera a mis consortes aquí a Yagmoory ahora mismo, se usaría como prueba irreprochable de que estaba planeando una rebelión”.

Las personas ofrecidas como rehenes son, por supuesto, asesinadas en el momento en que su amo traiciona una alianza. Por eso, desde tiempos inmemoriales, los generales que planean una revuelta han estado tratando de garantizar la seguridad de tales rehenes. Aunque Lumie y Seraphina no eran rehenes sino sentadas en mi residencia en Maust, eso no cambiaría el hecho de que las trasladaría a un lugar más seguro. Sería la evidencia más obvia del mundo.

“Lo sé, pero todavía estoy haciendo esta propuesta. A este ritmo, todo el mundo—”

Puse mi dedo índice contra los labios de Laviala.

Era mi manera de decirle que se callara y un gesto que no le hice a un vasallo sino a mi concubina. Inmediatamente quité mi dedo de sus labios.

“Si mis consortes se van de Maust, muy bien podrían ser atacadas en el camino”, le dije.

Los ojos de Laviala se abrieron al darse cuenta.

“En comparación con ser atacado fuera de las murallas, estar en el castillo de Maust es más seguro. Por supuesto, no lo llamaría exactamente seguro”.

“Tienes razón… Si el rey ya está planeando atacarte, Lord Alsrod, probablemente ya tiene el castillo de Maust bajo vigilancia…”

“Ahora es el momento de esperar”, respondí con un asentimiento. “Es el momento más desagradable de todo este asunto. Estar en el campo de batalla es más fácil de entender y afrontar”.

Yo mismo recogí una taza de té para Laviala.

“¡Oh! ¡Yo haré eso!”

“No te preocupes por eso. Solo estoy sirviendo té para mi concubina. Necesitas tomar una taza para calmarte. Creo que es mejor tomar el té por la mañana que el vino”.

Laviala también tomó un sorbo de su té caliente y dejó escapar un suspiro lento. Las bebidas calientes calman el espíritu. Yanhaan me había enseñado eso. Después de todo, el té era originalmente una bebida desarrollada como medicina.

“Lamento haber perdido la calma antes. He tenido tanto miedo mientras esperamos la respuesta del mensajero…”

“Lo sé. Pero haré todo lo que pueda. Así como haré todo lo que pueda para crear mi propio reino”.

Al momento siguiente, hubo un golpe de pánico en mi puerta. Fue uno de mis escuderos. Podría decirlo por el sonido.

“Sí, entra.”

El escudero entró inmediatamente en la habitación. Quizás el mensajero había regresado.

Pero el informe del hacendado fue inesperado.

“Mi señor, estoy aquí para informar que tiene un invitado. ¡Su esposa oficial, Lady Lumie, ha llegado!”

“¡¿Qué—?! ¿Lumie?”

“¡Quiere hablar contigo de inmediato! ¿Puedo acompañarla?”

Solo logré decir: “Por favor, hazlo”.

La expresión de Lumie fue de dolor cuando nos encontramos cara a cara por primera vez en mucho tiempo.

Y en el momento en que me vio, las lágrimas brotaron de sus ojos cuando saltó a mis brazos.

“Querido mío, ¡por favor escúchame! ¡Por favor escucha!”

“¿Qué pasa, Lumie? Escucharé lo que tengas que decir. Dime.”

Nunca había visto a Lumie así de terminada. Tenía mucho menos control de sus emociones que Laviala.

“Yo… escuché del mensajero que mi hermano podría atacarte. Las otras consortes también escucharon la misma historia”.

“Sí. El escandaloso rumor vino de uno de mis espías”.

Ya les había dicho a los del castillo de Maust que se prepararan para el peor de los casos. Seraphina y Fleur estaban más que preparadas para luchar. Eran mucho más dignos de confianza que el general promedio.

Lumie también debería haber escuchado la misma explicación.

“Por eso… fui a la capital y fui solo a hablar directamente con mi hermano, el rey. Exigí saber si los rumores eran ciertos”.

“¿Eh?”

La declaración de Lumie me tomó completamente desprevenido.

La expresión de Lumie era una mezcla de arrepentimiento e ira. La ira estaba dirigida a su hermano en la capital.

“Lumie, no ha pasado tanto tiempo desde que diste a luz. ¿Has estado bien?”

“Esto era demasiado importante para preocuparse por eso. Por lo menos, no me he sentido mal hasta ahora”.

De hecho, no podía imaginarme a nadie tan animado como enfermo. La tez de Lumie estaba extremadamente sana en ese momento.

“Hablé directamente con Su Majestad, cara a cara. No, no estaba hablando con Su Majestad, sino con mi hermano mayor. Mi hermano accedió a hablar conmigo”.

Me imaginé la expresión del rostro de Hasse al ser acorralado por su hermana.

Sin duda, no esperaba que su hermana viniera a visitarlo.

“Y mi hermano me dijo que pronto no habría nadie que pudiera detenerte en el reino. En ese momento, incluso si el rey anterior fuera asesinado, el Reino de Therwil podría llegar a su fin. Y que estaba considerando tomar medidas para evitar que eso sucediera”.

Eso fue esencialmente una admisión de que iba a atacarme. Y había una persona que lo había escuchado directamente de labios del rey. No había mayor evidencia que esta.

“La información aún no se ha hecho pública. No ha habido un decreto real que te declare traidor. Si una orden así circulara ahora, después de todo, es muy posible que deserte al lado del antiguo rey. Sin embargo, me di cuenta de que no había un buen futuro para nosotros si seguías sirviendo a mi hermano”.

“Lumie, ¿cómo llegaste aquí? Incluso si lo escuchaste decirte eso… ¿No trató de capturarte…? ”

Dado que ella no era una espía, Lumie probablemente no podría montar un caballo rápido. Si le hubieran contado esa información, incluso si no hubiera sido encarcelada, al menos la hubieran puesto bajo arresto domiciliario…

“Le dije a mi hermano que iría al lado de mi marido, y que si él me iba a matar, podía enviar a sus secuaces tras de mí, porque yo aceptaría mi destino y me mataría. Que como mi hija estaba siendo atendido por una nodriza en el castillo de Maust, no tenía nada que temer de él”, dijo Lumie con una fuerza ardiente en su mirada.

Sin duda, le había contado a Hasse sus sentimientos con una expresión similar en su rostro.

“¿Y por eso pudiste venir al castillo de Yagmoory sin que nadie te persiguiera?” Laviala, que todavía estaba en la habitación, preguntó con expresión de asombro.

“Sí, eso es correcto. Sin duda mi hermano dudó en matarme”, dijo Lumie. Por la expresión de su rostro, me di cuenta de que sentía que ese era el único resultado natural.

No pude evitar soltar una carcajada.

“Lumie, eres una mujer digna de ser mi esposa formal. Tengo la suerte de estar casado con una heroína como tú. No, supongo que el destino eligió a una mujer digna del papel”.

Mi esposa había interrogado directamente al rey y había recibido una respuesta de él sobre si planeaba atacarme. Lo que tenía que hacer ahora estaba decidido.

Aun así, solo podía maravillarme de lo incapaz que era Hasse para ser rey. Decirle a Lumie la verdad y luego dejarla escapar de su alcance. En ese momento, debería haberla detenido a cualquier precio.

Por eso, después de mirar la expresión de puro desafío de Lumie, solo pude simpatizar con Hasse.

Si hubiera intentado ponerla bajo arresto domiciliario, Lumie habría elegido la muerte sin dudarlo. En ese caso, sería difícil reunir el deseo de arrestarla. Incluso yo no podía elegir una opción que matara despiadadamente a Altia.

Por supuesto, podría haberse salido con la suya si no le hubiera dicho nada en primer lugar, pero Hasse debió sentirse abrumado por la insistencia de su hermana.

La familia real Therwil estaba acabada. Sus reyes eran simplemente demasiado incompetentes. Honestamente, Lumie era mucho más adecuada para gobernar.

Espera.

De repente se le ocurrió una cierta idea.

“Gracias, Lumie. Estoy comprometido ahora. Ahora puedo ir y hacer lo que debo hacer sin dudarlo”.

Abracé a Lumie una vez más.

“Debes estar exhausta por el largo viaje. Descansa tranquila por ahora. En mi opinión, este es el castillo más duro del reino. Incluso mientras yo no esté, ni un solo enemigo entrará”.

“Sí. También estoy muy contento de haber podido ser de utilidad para ti”.

Lumie pareció profundamente aliviada. Era como si, una vez completada su tarea, la tensión se hubiera desvanecido.

“En comparación con tus otras consortes, no he podido hacer mucho por ti, así que espero haber sido de alguna ayuda esta vez”.

“Sí. Es una hazaña que será casi imposible de igualar. Pero hay una gran cosa más que necesito que hagas”.

“¿Qué sería eso? Por favor, dígame qué es lo que debe hacerse”.

Incluso en momentos como este, Lumie a veces mostraba un poco de infantilismo persistente en su expresión. Pero eso fue lo que me hizo amarla aún más.

“Es algo que solo tú puedes hacer, Lumie”.

Lumie se sorprendió al principio al escuchar mi propuesta, pero—

“Lo haré. También sería un gran honor para mí”.

—Cuando terminé de explicar, ella estaba más motivada que yo.

Poco después, llegó un mensajero de la capital con un aviso para mí.

El contenido era suave e intentaba evitar la confrontación: Hasse afirmó que no sospecharía que su regente fuera desleal, que esperaba que yo continuara dando todo en el esfuerzo contra el ex rey.

En otras palabras: oficialmente, quería ocultar el plan para golpearme desde dos frentes.

Por supuesto, era demasiado tarde. No había duda de que Hasse no esperaba que Lumie apareciera, pero dado que todavía estaba balbuceando a esta hora tardía, simplemente no podía permanecer en el trono por más tiempo.

Inmediatamente reuní a mis vasallos y celebré un consejo de guerra.

Había un solo elemento de acción.

“Vamos a cruzar a la Región de la Gran Isla y avanzar al dominio del Conde de Talmud. Vamos a eliminar al ex rey. Ha tardado más de lo que a cualquiera de nosotros le hubiera gustado, pero ahora estamos listos para dar ese paso”.

Los generales, motivados por mi declaración, lanzaron una serie de gritos de celebración.

En particular, el capitán de los Red Bears, Orcus Bright, era como un niño al que se le había dado un juguete nuevo y exclamaba: “¡Finalmente podemos aplastar a esa gentuza en la región de Gran Isla!” El guardia personal se quedaría sin trabajo si no hubiera una guerra, que probablemente era la razón por la que estaba tan eufórico.

Supuse que Hasse tendría problemas para justificar el envío de un ejército tras de mí si no estaba movilizando mis tropas contra él.

Pero podía hacer lo que quisiera. Mientras él estaba sentado sobre sus pulgares, iba a aplastar al rey anterior y sus subordinados.

“Mientras no esté, puede que haya quienes intenten atacar el castillo de Yagmoory. Voy a hacer que Kelara regrese de los territorios conquistados para defenderla”.

Entendí por qué Oda Nobunaga parecía reacio. Kelara era la mujer con Akechi Mitsuhide como profesión. Sin duda para Oda Nobunaga, sería un suicidio dejar este castillo a una mujer así y cruzar el canal.

“Además, también haré que mi esposa Lumie defienda este castillo”.

Mis hombres parecían tomar eso como una broma. Orcus se echó a reír.

Estaba tan histérico que Leon de las White Eagles tuvo que castigarlo.

“De hecho, creo que es una gran idea”.

No había forma de que Kelara traicionara a Lumie. Ella era perfecta para un papel de supervisora.

Después de todo, ambas eran mujeres que me amaban.