Kami Tachi ni Hirowareta (NL)

Volumen 9

Capitulo 7: Preocupaciones

Episodio 1: Los Cambios En Gimul

“Se siente diferente aquí, de alguna manera…”

Después de saltar en carruaje desde Fatoma, había llegado sano y salvo a Gimul. Dado que no había puesto un pie en esta ciudad durante todo un mes, mis sentimientos de nostalgia se vieron eclipsados por una sensación de malestar; incluso con una mayor presencia de peatones en las calles, el pueblo parecía bastante ruinoso.

“¡Alto ahí!” Escuché un grito mientras me dirigía a la tienda. Volviéndome hacia la voz, vi a tres guardias persiguiendo a un hombre. Debe ser un ladrón de bolsos o algo así.

Uno de los guardias, más rápido en sus piernas, pronto alcanzó al hombre. “¡Te tengo ahora!”

“¡Suéltame, cabrón!”

“¡Cuidado!”

“¡Whoa!”

“¡Chúpate esto, gilipollas!”

Los guardias no lograron refrenar completamente al delincuente, lo que le permitió sacar un cuchillo y agitarlo, hiriendo la cara del primer guardia y haciéndolo aflojar su agarre.

“¡Se está escapando!”

“¡Atrápalo!”

El tercer guardia pronto alcanzó al criminal y logró detenerlo y detenerlo.

“¡¿Estás bien?!”

El guardia herido gimió en respuesta. Si bien su lesión no parecía poner en peligro su vida, estaba sangrando bastante. Me preguntaba si me dejarían curarlo con mi magia.

“Disculpe”, le dije al guardia herido.

“¡¿Qué quieres?! ¡Esta es una situación seria!”

“Resulta que conozco la magia curativa. ¿Quizás podría ayudar con esa herida, si no le importa?”

“Curación… Disculpa, ¡sería muy apreciado!”

Con su permiso, eché un vistazo más de cerca a la herida y lancé un High Heal intermedio. La herida no era tan profunda como sugería el sangrado, por lo que solo un yeso funcionó.

“¿Cómo te sientes? ¿Alguna molestia? “Estoy bien ahora. Sin dolor en absoluto”. “Fantástico.”

Al ver al guardia curado, uno de los otros guardias me dijo: “Agradezco tu ayuda, joven. Debo disculparme por mi comportamiento en este momento”.

“Oye, está bien. Tu colega se lastimó y todo, lo entiendo”.

“No, las lesiones son parte del trabajo y algo que debemos estar preparados para aceptar. Es imperdonable que haya alzado la voz contra uno de los ciudadanos que debemos proteger, y mucho menos contra un amable joven que se ofreció como voluntario para curarnos. He tenido un día largo, pero aún debo disculparme por esa demostración vergonzosa”, reiteró. Definitivamente se tomó su trabajo muy en serio.

“Dije que está bien… De todos modos, ¿te importaría si hago algunas preguntas?” Le expliqué cómo había estado fuera de la ciudad por un tiempo y le pregunté sobre los cambios que había notado.

“¿Viste la construcción de la nueva ciudad al sur de aquí?”

“Sí. Aunque solo he visto las paredes exteriores, han progresado mucho”.

“Eso está muy bien, pero la gente que busca trabajo en la construcción ha llenado nuestras calles… Mire allí”. Señaló hacia los callejones, donde había gente sentada o tumbada en el suelo. Había un hombre que había estado cavando en la basura detrás de un restaurante, y ahora el dueño lo ahuyentaba.

“Me sorprende que haya tantos tan cerca de la carretera principal”.

“La población ya estaba aumentando hace un mes, pero no era tan malo. La cantidad de trabajadores que ingresaron superó con creces nuestras expectativas. Ahora los delitos callejeros y las peleas son mucho más comunes. Hemos tratado de lidiar con eso contratando más personal, pero incluso con todos nuestros novatos poco capacitados en el trabajo, todavía tenemos que hacer horas extras”.

Con renovado respeto y gratitud por los guardias, dije: “Bueno, gracias por tomarse el tiempo de hablar conmigo. Sé que estás ocupado y todo, manteniendo a todos a salvo y esas cosas. Muchas gracias por su servicio”.

“Lo aprecio. Ten cuidado ahí fuera y trata de llegar a casa antes de que caiga la noche”.

Me despedí de los guardias y volví camino de la tienda.

***

Cuando llegué, traté de entrar por la puerta trasera cuando un hombre que no reconocí me detuvo. “Identifícate. Nadie pasa por esta puerta a menos que sea un empleado”.

Aunque tenía curiosidad por saber quién era, le expliqué mi identidad y le pedí ver a Carme. Debió haberle hablado de mí de antemano, porque rápidamente cambió de tono.

“¡Bienvenido de nuevo, Jefe!” dijo, mientras me dejaba entrar sin más argumentos. “Lo siento por eso. Escuché que nuestro jefe era un niño, pero pensé que se estaban riendo. Pensé que estarías al final de tu adolescencia o algo así”.

“Sí, supongo que sería más fácil de creer”.

Con ese malentendido resuelto, el hombre ahora amigable se presentó como Hudom. Era un humano rubio de veintitantos años, con un toque de surfista. Se había presentado a sí mismo como un artista marcial, y estaba bien formado, pero más como un boxeador tonificado que como un fisicoculturista. Había estado viajando por el país para probar su temple, cuando pasó por Gimul y se encontró con Chelma, el chef, siendo abordado por algunos rufianes, y ayudó a Chelma a regresar a la tienda sana y salva. Una vez que se compartió esa historia en la tienda, Carme decidió aumentar la seguridad de la tienda. Después de discutirlo con Ox y Fay, le ofreció a Hudom un trabajo temporal como guardia de seguridad.

“Gracias por mantener la tienda a salvo, Carme. Y gracias por ayudarnos, Hudom”.

“Me esfuerzo por ganarme el sueldo”, respondió Carme.

“Me estaba quedando sin fondos, así que también era un buen momento para mí. Recibo buenos beneficios. La tienda es bonita. Y tengo un sinfín de oportunidades para poner a prueba mi fuerza. Es un gran concierto para mí”.

“Me alegra escucharlo.”

“Escuché que usted es bastante luchador, Jefe… Sí, me parece legítimo. ¿Quieres entrenar?”

Espera, ¿qué?

“¿Hay algo mal?” preguntó.

“Me han dicho que no parezco un luchador. Estoy bastante sorprendido de que me hicieras una oferta así”.

“Cierto. Supongo que no lo sabrías de un vistazo, pero estaba prestando mucha atención antes de descubrir quién eras. También he desafiado a un buen número de dojos. Tu paso definitivamente traiciona tu fuerza oculta”.

Ciertamente sonaba como si supiera sus cosas, por lo que me hizo sentir más seguro en la tienda con su obsesión.

“He estado un poco preocupado. La ciudad ha cambiado desde la última vez que estuve aquí… ¿Cómo están todos los demás, Carme?”

“Bueno, con la incorporación de Hudom, me siento seguro con el taller y todos pueden hacer su trabajo sin preocuparse por su seguridad. Dicho esto, necesitamos comprar suministros y cosas por el estilo, por lo que nos preocupa el aumento de la delincuencia”.

“Justo el otro día, hubo un incendio provocado en la Compañía Comercial Morgan”.

“¿Qué? ¿En casa de Serge?”

Carme asintió. Él y su hermana Carla vinieron a mí desde la Compañía Comercial Morgan, trayendo noticias de Serge. No pudo haber sido fácil para ellos escuchar que alguien había tratado de quemar sus viejos terrenos.

“El fuego se extinguió rápidamente, gracias a que la empresa contrató seguridad nocturna. Fue un intento descarado de varios perpetradores, quienes arrojaron ollas de aceite en el edificio y las encendieron con magia de fuego. Se escaparon en medio de la conmoción y todavía están prófugos. La seguridad no fue muy laxa, por lo que asumieron que los pirómanos sabían lo que estaban haciendo y que el ataque fue premeditado… Fue algo muy importante”.

“Seguro que suena así”.

La Compañía Comercial Morgan era una de esas marcas famosas que todo el mundo conocía. Se habían ganado reputación y confianza entre los consumidores a lo largo de los años. Además, su ubicación en Gimul era su sede, donde mucha gente los frecuentaba, incluso aquellos que no sabían con certeza dónde estaba en la ciudad. Si hubiera ocurrido un crimen de escala comparable en la Tierra, sería lanzado a todo el mundo al alcance del oído de una red de medios de comunicación durante semanas.

“¿Cómo está Serge?”

“Ileso, para empezar. La seguridad estaba dirigida a proteger a los empleados ante todo, para que no hubiera heridos ni víctimas”.

“Me alegra oírlo.” Aun así, este tema, junto con la ciudad cambiante, era algo que estaba ansioso por discutir. “Carme. ¿Hay algo aquí que necesite atención urgente?”

“Algunos documentos que necesitan su aprobación, pero pueden esperar hasta mañana. Debes estar cansado después de un viaje tan largo”.

“Gracias. Entonces me despediré del día. Adquirí algunas cosas en Fatoma, así que me gustaría pasar por Serge”.

“Comprendido. Por favor, dale mis saludos”.

“Hablando de eso, también traje algo para todos, así que los traeré mañana. ¡Hasta entonces!”

Sin apenas tiempo para instalarme, salí apresuradamente de la tienda y me dirigí hacia la Compañía Comercial Morgan.