Slayers (NL)

Volumen 2

Capitulo 1: Un Trabajo que Puede Acabar Mal

Parte 5

La mañana siguiente fue bastante agradable, teniendo todo en cuenta.

Desperté a Gourry, que dormía en la habitación contigua. Tomamos un desayuno ligero en la primera planta del hostal, y nos pusimos a hablar de la noche anterior.

– ¿Qué opinas de esos dos? ¿Subalternos demoníacos de Daymia o algo diferente?

– ¿Esos dos? – Preguntó deteniendo el tenedor a medio camino hacia su boca.

“¡Ja, ja! ¡Es mi oportunidad!”

Mi mano derecha se movió rápida y concisamente, consiguiendo cortar un poco de pollo frito y lanzarlo al aire, antes de atraparlo con la boca mientras caía, sin que Gourry pudiese reaccionar.

“¡Toma ya, pringao!”

– ¡Oye! – Se quejó Gourry.

– ¿Qué? ¡Vi una oportunidad y la aproveché!

– Ah, ya veo, así que es así como vamos a jugar… – dijo, enfadado –. ¡Toma ya!

– Exclamó antes de atacar a mi desayuno.

– ¡Aaaaah! ¡Mi preciado huevo frito!

“¡No mostraré piedad, villano!”

– ¡Cómo te atreves! Aunque seas mi compañero de viaje, ¡no hay nadie en el mundo al que yo, la gran guerrera y hechicera Lina

Inverse, perdone por robarme los huevos fritos!

– Pareces una rarita, lo sabes, ¿verdad?

– ¡Silencio! O haré… ¡esto! ¡Ha HA! – Grité antes de coger más de su comida.

– Ah, ¿sí? Y si yo hago… ¡¿ESTO?!

– Disculpen, señor, señorita…

– ¡Serás animal! ¡Cómo te atreves! ¡Pues ahora verás!

– ¡Gah! ¡Eres igual que un ogro! ¡Toma ESTO! ¡Mi milagroso ataque al cuadrado!

– ¡¿Eeeh?! ¡¿Un ogro?! ¡Pues tú eres un demonio! Vale, ¡tú lo has querido!

– Er… disculpen… ¡¿señor, señorita?!

– ¡Teme la ira de mi ataque loco del mal desayuno, capullo!

– ¡Ooooh! ¡Te crees que eso me asusta! ¡Pues eso es mío! ¡Y esto! ¡Y ESTO!

– ¡SEÑOR, SEÑORITA!

“¿Pero qué…?”

Empezamos nuestro duelo con tenedores y cuchillos sobre la mesa. ¡Apuñalar! ¡Golpear! ¡Masticar! ¡Apuñalar! ¡Morder! ¡Volver a apuñalar! El encargado nos miró afligido mientras nos suplicaba.

– Por favor, coman en silencio.

El último trozo de pollo calló trágicamente desde uno de los tenedores y aterrizó en el suelo. Y tan rápidamente como había empezado, nuestro duelo alimenticio había terminado. Siguiendo los… er… consejos del encargado, nos fuimos a la habitación de

Gourry a seguir con nuestra conversación.

– ¿Qué opinas de esos dos? – Repetí.

– ¿Qué dos? – Dijo, como si no entendiese la pregunta.

– Pues los dos mazoku que nos encontramos anoche. ¿Qué opinas de ellos?

– ¿Qué dos mazoku?

“Esto… ¿hola?”

– Pues ya sabes, los dos que nos encontramos mientras volvíamos de casa de Tarim, ¡esos dos!

– ¡Ah! – Dijo juntando las palmas –. Parece que no me acuerdo de ellos.

“¡GAAAAAH!”

– ¡¿Qué quieres decir con que no te acuerdas?! – Dije acercándome a su cara.

– Bueno, a veces, cuando bebo demasiado, pues… me olvido de las cosas. – Se puso colorado antes de continuar –. Recuerdo estar en casa de Tarim anoche, pero después de eso, nada.

– ¡¿Me tomas el pelo?!

“Así que estaba borracho. ¡Lo sabía!”

– No, lo siento. No recuerdo nada en absoluto.

“Puff…”

Al no tener otra opción, le puse al corriente de lo pasó la noche anterior.

– Venga ya, ¿en serio?

– En serio.

– Vaya, no recuerdo nada de eso. ¿Y traduje tus balbuceos? Alucinante.

– Hmph. No fue para tanto. Y da igual, eso no es lo importante.

– Sí, vale… – Gourry se puso a acariciarse el mentón, inmerso en sus pensamientos –. Bueno, tiene sentido que los mazoku y los asesinos de Daymia estén en el mismo bando.

– Exacto, pero algo no me huele bien.

– Sí. Espera, ¿quieres decir…? – Dijo Gourry mirándome incrédulo.

– Sí, – contesté mientras empezaba a formular un plan –. No tenía ninguna intención de aceptar el trabajo, pero no pienso huir de una pelea con unos mazoku como una cría asustada. Vamos a aceptar… ¡está decidido!

***

La ciudad estaba llena de energía, con el mercado a rebosar de carromatos y gente.

“¡Aaaaagh! ¡¿De dónde ha salido tanta gente?! ¡No puedo ni andar!”

Nos rendimos y cambiamos a una calle menos concurrida donde por fin pude respirar en paz.

Por supuesto, con ‘menos concurrida’ quiero decir que no estaba llena hasta los topes, pero aun así había mucha gente. Si alguien nos estaba buscando, le iba a costar mucho encontrarnos entre tantas personas.

– ¿Qué demonios estaría pensando una persona que quisiese vivir en un lugar como este? ¡Hay demasiados turistas! – Gruñí, sin esperar una respuesta.

– Bueno, en realidad, nosotros también somos turistas. – Respondió Gourry.

– Ya lo sé, sólo me estoy desahogando. – Contesté con otro gruñido mientras caminaba a su lado.

Entonces… sentí una presencia a mi lado. No era hostilidad ni sed de sangre, más bien como algo brillante que se acercaba hacia nosotros.

– Por favor… – dijo una voz femenina.

Me giré hacia ella sin dejar de caminar. Llevaba ropa de color blanco, y su pelo era tan rojo como el atardecer.

– No os mezcléis con este asunto.

– ¿Eh? – Me detuve.

– ¿Qué pasa? – Preguntó Gourry.

Cuando me di la vuelta para señalarle a la chica, había desaparecido. Me puse a mirar a mi alrededor, de puntillas para ver si la encontraba.

“¡Allí!”

La gente se separó un momento y la encontré. Ella se dio cuenta e inclinó la cabeza ligeramente. No pude ver el color de sus ojos, aunque no estoy segura de por qué lo estaba intentando.

– ¡Señorita! – Pero era demasiado tarde, se había ido. Me quedé allí mirando al vacío, hasta que…

¡THUD!

Un capullo chocó conmigo.

– ¡Idiota! ¡No puedes pararte en mitad de la calle, mocosa estúpida!

“¡¿Estúpida?!”

Me tomé un momento para perseguir al capullo y patearle con fuerza, justo entre las piernas. Si alguien te dice alguna vez que la violencia no te hace sentir mejor, te miente.

¿Qué? ¡Se lo había buscado!