Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 7

Capitulo 9: La Capital Arde

Parte 7: Crimen En La Sala De Juntas

La aldea de Rabbi siguió aumentando la perturbación ya sin precedentes que estaban causando en la región; nunca antes se había congregado una población tan grande en ninguna parte de las desoladas tierras del este de Holylight. Este rápido crecimiento se debió en parte a que los pequeños señores como Subwa donaron sus tierras a la aldea, así como a la llegada de antiguos esclavos rescatados del territorio de Hellion. Al principio parecían perdidos en el pueblo, pero al salir de sus experiencias de pesadilla, se aclimataron rápidamente.

Mientras tanto, el Señor Demonio guiaba tranquilamente a Eagle a través del poblado abarrotado.

“Hay tanta gente aquí ahora…”

“No me importa la energía”.

Eagle todavía estaba asombrada por la constante evolución de la aldea, mientras que el Señor Demonio permanecía imperturbable; no pudo evitar comparar el lugar con las grandes ciudades de su vida anterior. Cuando piensas en Tokio, Nueva York, Shanghái o Londres… No le impresionaría nada menos que una auténtica metrópolis, con imponentes rascacielos y un horizonte insomne.

Cuando notaron que la pareja pasaba, los comerciantes y trabajadores de la calle se apresuraron a hacer una reverencia. Preocupado por Eagle que luchaba por adaptarse a la vida del pueblo, el Señor Demonio había comenzado a hacer estos paseos diarios por el pueblo con ella. Para gran incomodidad de Eagle, Tahara, Yu, Luna o la Señora la acompañaban en su lugar a veces.

“Um, como he dicho antes, no seré de ninguna utilidad para…”

“Solo estamos de paseo. No se preocupe por eso”.

Esa fue una tarea difícil para Eagle, que sintió que más y más ojos la miraban.

La multitud murmuró al pasar:

“El Señor Demonio y un Anima…”

“¿Escuché que el demi-humano es la sirvienta de la Doncella Sagrada?”

“La concubina del Señor Demonio, de acuerdo con lo que escuché… ¿No lo parece?”

“La chica es bonita… Mira esos hombros”.

“¡Maldita sea!”

El Señor Demonio y Eagle continuaron con su tranquilo paseo. Tenía la intención de borrar el prejuicio profundamente arraigado contra Eagle haciéndola ver con los poderosos líderes de la aldea. En realidad, también estaba funcionando. ¿Quién se atrevería a pelear con alguien que siempre se ha visto con los de arriba?

“Algunos de los conejitos han regresado…”

“Treinta de ellos hasta ahora. Todos ellos regresarán lo suficientemente pronto,” declaró el Señor Demonio sin una pizca de duda. Parecía seguro de que no valía la pena vivir en ningún otro lugar que no fuera un mundo de su creación.

“Tienes tanta confianza todo el tiempo. Te envidio…”

“Si uno va a liderar, no debe dudar. Las cosas funcionan mejor si mantengo la apariencia confiada, con fachada o no,” confesó descaradamente el Señor Demonio. Parecía más relajado de lo que solía estar con sus asesores. “¿Las casas de los conejitos tienen forma de conejo…? ¿Qué sentido tienen las orejas?”

“Escuché que muchas especies de anima hacen tipos particulares de refugio”.

“Esos ni siquiera pueden servir como barras de iluminación. Supongo que sí es lo que les gusta…”

La construcción ya había comenzado para los conejos pródigos, manteniendo ocupados a los carpinteros. Además, estaban apareciendo viviendas temporales a izquierda y derecha para albergar a los refugiados que venían del territorio de Hellion.

Un hombre transportaba torpemente madera a través del sitio de construcción: Hummer, que había terminado esclavizado en territorio Hellion a través de una extraña serie de eventos. Llevó su carga incluso cuando sus pasos vacilaron mientras una chica valiente se burlaba de él. “¡Oye, viejo! ¿Por qué están todos tambaleándose llevando algunos palos?

¿Qué tan inútil puedes ser?”

“¡Lo-lo siento! No he trabajado en un tiempo… ”

“¡Ha! ¿Eres un vagabundo inútil, viejo? ¡¿Una inútil pérdida de espacio?!”

“Lo-lo siento… estoy listo para dar todo lo que tengo en el futuro…”

“¡No hay ningún lugar adonde avanzar a tu edad! Pedazo. De. Basura. ¡Calva!”

La combinación de un hombre sumiso de mediana edad y un adolescente agresivo era una combinación común en la ficción, pero verla en persona le dio al Señor Demonio una sensación de malestar en el estómago.

“¿Quién se cree que es ese mocoso? ¿Tengo que darle una lección?”

“No sé lo que vas a hacer”, interrumpió Eagle, “¡pero espera! Ese hombre me trajo una carta del paladín”.

“¿De Weeb?”

El Señor Demonio abrió la carta que Eagle le entregó. Contenía una disculpa en nombre del Tzardom, escrita con cuidado. Por supuesto, esto no estaba dirigido al Señor Demonio, sino a Eagle. Además, la carta incluía una oferta simple pero sincera para que Eagle lo contactara a través de “Mr. Daruma” si surgiera algo.

No ha cambiado… pensó el Señor Demonio. Está listo para enfrentarse a su propio país. Sintió una curiosidad genuina hacia Weeb y un fuerte deseo de tenerlo de su lado… y el Señor Demonio no era alguien a quien renunciar fácilmente por cualquier cosa en la que tuviera interés.

“Así que tiene algo que ver con el paladín…” murmuró y se acercó a Hummer.

La chica que había estado acosando a Hummer no podía creer lo que veía; la persona más poderosa de la aldea ahora se acercaba a ella con una mirada severa en su rostro.

“¡Adiós, hombrecito basura! ¡Ten cuidado ahí fuera! Si vas a meter la pata, ¡asegúrate de que estoy mirando!” Ella huyó de la escena con el color drenado de sus mejillas.

Hummer se quedó acobardado ante el Señor Demonio, que parecía un ser más aterrador que cualquiera que hubiera enfrentado en Territorio Hellion.

“¿Cuál es tu nombre? ¿Por qué trajiste la carta del paladín? ¿Cómo lo sabes?” El Señor Demonio hizo preguntas en un tono rápido como si estuviera acusando a un cónyuge de hacer trampa.

“M-M-Mi nombre… es H-H-H-Hummer…” Hummer apretó, su voz seca y temblorosa, completamente sin esperar que su respuesta desencadenara más caos.

“La carta dice Daruma. ¿Te atreves a intentar darme un nombre falso?”

“¡Yo-yo nunca lo haría! ¡Lady Akane confundió mi nombre…!”

“¿Akane…? ¿Qué quieres decir?”

El cambio en la expresión del Señor Demonio hizo que Hummer se arrepintiera de haber dicho algo. Trató desesperadamente de explicar, pero el Señor Demonio parecía más severo con cada oración.

“¿Qué estás diciendo?” Preguntó el Señor Demonio. “¿Akane te encontró en territorio Hellion?”

“U-Uh, ella me salvó…” murmuró Hummer, inseguro de qué hacer cuando, por alguna razón, cayó de rodillas, con la cabeza agachada hacia el suelo.

Finalmente, Eagle intervino por lástima: “No creo que sea una mala persona”.

“Lo sé,” respondió el Señor Demonio. “Tengo una teoría diferente sobre él”.

“¿Una teoría?”

“Si Akane se tomó la molestia de recogerlo, podría ser un tesoro”.

El extraño comentario hizo que Eagle y Hummer intercambiaran una mirada. Akane estaba equipada con muchas habilidades relacionadas con el tesoro, como coleccionista, estrella de la suerte, cazador de tesoros y maestro de la menta. Por supuesto, ella nunca había encontrado y traído de vuelta a una persona a la Arena, pero los efectos de las habilidades se amplificaron enormemente en este mundo.

Chocar con Akane y Mynk es una cosa. Pero eso lo llevó a conocer al paladín, y ahora está sentado frente a mí… ¿Fue todo realmente una coincidencia? Ya sea por buena o mala suerte lo que puso a Hummer en esta situación, tenía la característica muy poco común de tener una relación personal con Weeb.

“¿De qué más hablaron tú y él?”

“M-Me pidió que… le escribiera sobre el pueblo”.

“Tan cauteloso como siempre. Muestra la frecuencia con la que lo han traicionado”.

Hummer mantuvo la cabeza gacha, incapaz de decir nada.

El Señor Demonio siempre había sentido que el paladín pensaba con demasiada cautela para su edad. Si uno aún optaba por continuar después de numerosas traiciones y superar esa aplastante pérdida de esperanza, tenía que proteger su corazón con capas de defensas, aprender a dudar de las personas y adivinar las intenciones. El Señor Demonio asumió que el paladín había pasado por esto.

“Escribe honestamente sobre lo que ves en el pueblo. No retengas nada”.

“No creo que pueda emprender algo tan importante…”

“Él te considera una persona honesta. Evidentemente, eres lo suficientemente bueno como para que él te confíe la tarea”.

“Yo-yo realmente no soy digno… simplemente seguí huyendo de responsabilidades todos estos años…”

“Huyendo, ¿eh…? Entonces escuchemos un poco sobre tu vida”, lo animó el Señor Demonio, encendiendo su cigarrillo. Sospechaba que podría aprender algo nuevo sobre el paladín a través de Hummer.

Hummer abrió y cerró la boca en silencio durante un rato antes de contar su historia en voz baja. Venía de un pueblo empobrecido donde no había trabajo. Logró llegar a la ciudad e intentó varias líneas de trabajo, pero siguió perdiendo su trabajo por no aprender las habilidades con la suficiente rapidez. Después de tener suficiente de eso, aspiró a convertirse en un aventurero, solo para lesionarse la rodilla cuando un monstruo lo atacó. Después de eso, se limitó a ser portero, incluso cuando eso significaba que los aventureros más jóvenes que él le darían órdenes. Sintiendo que no tenía ningún otro lugar a donde ir en tierra, logró salir al mar, solo para ser capturado y esclavizado en territorio Hellion. La historia de toda su vida fue tan desafortunada y patética como parecía, como si hubiera nacido bajo una miserable alineación de estrellas.

“Nunca tomé posesión de mi vida”, concluyó Hummer. “Me negué a trabajar por mi futuro, resignándome a esta vida miserable de chico de los recados, día tras día. Antes de darme cuenta, tengo cuarenta y ocho… soy un inútil, de verdad”.

El Señor Demonio escuchó su historia sin expresión, pero Eagle mostró un interés genuino; tal vez sintió simpatía por él como alguien que vivió una vida similar de vagar de un lugar a otro, incapaz de encajar.

“No es de extrañar que ese mocoso te estuviera regañando,” dijo el Señor Demonio. “Y tienes esa mirada de Toshiyuki Nishida. Por supuesto, es un actor de renombre nacional… ”

“¿T-Toshi…?”

“Habiendo dicho eso, no muchos hombres pueden ser tan abiertos sobre sus defectos…” El Señor Demonio exhaló lentamente una nube de humo. “Me pregunto si debería vivir tan simple como tú a veces…”

Hummer finalmente miró hacia arriba después de escuchar eso, y Eagle también mostró una expresión de sorpresa. Para alguien que mintió y engañó tanto como lo hizo el Señor Demonio, Hummer era casi su polo opuesto; quizás el Señor Demonio incluso se sintió celoso por su habilidad para ser tan vulnerable y honesto.

“No te ayudaré de ninguna manera”, agregó el Señor Demonio, “pero tampoco me interpondré en tu camino. Escríbele lo que quieras ya que vives en este pueblo”.

“S-Sí, señor…”

“Y te avergonzaba haber estado huyendo… Pero todos intentan evitar y huir del sufrimiento. Solo es natural.” El Señor Demonio le dio la espalda y continuó hablando desde su corazón, sin saber por qué estaba siendo tan honesto con este miserable hombre. “No importa cuánto sufras en el camino o cuántas veces te caigas, siempre y cuando seas el vencedor al final. Siempre puedes volver a intentarlo, siempre que tengas la voluntad”.

El Señor Demonio se alejó, dejando a Hummer parado allí estupefacto mientras Eagle corría tras él. Su expresión había pasado de la preocupación a la sorpresa. “Yo, bueno… no esperaba que dijeras algo así”.

“No sé por qué yo tampoco… Es un hombre extraño, de hecho”.

Continuaron caminando hasta que llegaron a un grupo de trabajadores vestidos con ropas peculiares: gente de la Legión de la Isla donde anteriormente residía Eagle. Cuando se acercaron al grupo, evidentemente en su descanso, todos se pusieron de pie para saludarlos.

“¡Señor Demonio…! Y Eagle…”

“¿Cómo te va aquí? ¿Acostumbrándose al pueblo?”

“¡S-Sí, señor!”

“Sé que su entorno está lejos de ser ideal. Pronto tendré un alojamiento cómodo listo para ti”.

“¡E-Eso es demasiado amable…!”

En realidad, los trabajadores fueron tratados mejor de lo que jamás habían soñado. El pueblo tenía abundante comida y agua, trabajo constante que pagaba todos los días e incluso acceso a las comodidades celestiales del baño público por tan solo tres monedas de bronce. Esto era lo mínimo para el Señor Demonio, pero era un paraíso comparado con la Legión de la Isla y la amenaza del Tzardom. De hecho, no podían creer que la gente pudiera vivir una vida tan cómoda.

“Ya es hora de que vuelva al trabajo”, dijo el Señor Demonio. “Eagle, tómate tu tiempo”.

“Okay…”

Después de que el Señor Demonio se fue, la tensión se disipó y el grupo dejó escapar un suspiro de alivio.

“E-Eagle, ¿estás, bueno, bien…?”

“¿Qué?”

“Quiero decir… ¿Te ha pasado algo malo aquí?”

“¡N-No! Me tratan muy bien aquí”.

Los de la Legión de la Isla parecían preocupados por Eagle, preocupados de que el padrino la hubiera tomado como rehén o la hubiera convertido en concubina, reforzada aún más por el aire tranquilo y delicado que la rodeaba.

“Es bueno escucharlo… Este lugar es increíble. Lo creería si me dijeran que este es el paraíso”.

“Sí, realmente lo es…”

La Legión de la Isla era un archipiélago que prosperaba con la industria pesquera, lo que significaba que el mar decidía quién vivía y quién moría. Con el Tzardom invadiendo rápidamente, los ciudadanos de la Legión vivían día a día, sin saber si llegarían a ver el siguiente.

“Si tan solo la gente de las otras islas pudiera unirse a nosotros aquí…”

“¿Cómo pueden hacerlo cuando estamos tan lejos?”

“Lo sé, pero a este paso, el Tzardom los esclavizará a todos…”

Escuchando su conversación, Eagle miró en la dirección a la que el Señor Demonio se había ido con una nueva expresión de anticipación.

El Señor Demonio regresó al casino y entró en la sala de reuniones en el decimotercer piso donde lo esperaban sus asesores.

Ugh… Otra reunión. ¡Es más de lo que puedo soportar!

Sin nadie que lo elogiara por su honestidad, el Señor Demonio tomó asiento con una expresión solemne.

Otra reunión cruel para el ejército del Señor Demonio comenzó cuando Tahara y Yu extendieron varios documentos sobre la mesa larga. Cruel, al menos, con el Señor Demonio, que ya lucía visiblemente dolido.

Solo Kondo mantuvo un pequeño dispositivo de juego debajo del escritorio, dándole miradas rápidas aquí y allá: un juego titulado Sumogotchi, cuyo objetivo era convertir a una chica en un luchador de sumo grande y saludable. Mientras Kondo criaba amorosamente al polluelo enseñándole a ir al baño, enseñándole a hacer sentadillas y alimentándolo con chankonabe, la reunión continuó con seriedad.

El primer tema de la agenda fue la Doncella Sagrada White. “Ella y yo ahora tenemos un entendimiento”, comenzó el Señor Demonio. “Tenlo en cuenta para seguir adelante”.

Tahara y Yu tomaron nota de esto cuando la chica de Kondo ganó un nuevo mawashi.

White… El Señor Demonio recordó su gran actuación, completa con un disfraz completo. Había tenido la intención de aprovechar su malentendido poniéndose en contacto con ella bajo el disfraz del Ángel Caído, pensando que disminuiría su resistencia hacia la adquisición de todo el este de Holylight. Lo que sucedió en la azotea fue otro gran lío… Un cuadro brilló en su mente, los dos encerrados en lo que solo podría interpretarse como un abrazo de amantes…

Se había producido una reacción química poderosa, completamente imprevista, que abrumaba al La mentalidad mezquina y estafadora de Demon Lord. Ahora su belleza había dejado una fuerte impresión en su mente. Ella es una buena chica, pero me preocupa que algún chico venga y… ¡¿Soy yo ese chico?!

Mientras el Señor Demonio se acercaba a esta autorrealización, Tahara había publicado un mapa en la pizarra que mostraba cómo su adquisición de tierras (bajo el disfraz de “donaciones”) se estaba acelerando rápidamente. Los señores vecinos parecían seguir a Subwa, no queriendo perder la oportunidad de ofrecer su tierra desde el principio cuando aún podían causar una buena impresión en el Señor Demonio, en lugar de más tarde, cuando su tierra inevitablemente les sería arrebatada independientemente. Había nobles competentes e incompetentes por igual, pero todos compartían un agudo sentido de autoconservación. “Cuando tomemos la Ciudad Santa, Tahara, anímelos a donarla a la Santa Iglesia y su control. No necesito ese viejo y polvoriento lugar”.

“¿Hm?” Tahara contempló el comentario por unos momentos antes de llegar a una conclusión.

El Señor Demonio tenía la intención de darle más poder a White mientras hacía que la transacción fuera más convincente para la población, pero Tahara naturalmente llegó a una conclusión diferente. “Te tengo, te tengo. Ha habido un punto borroso en esta gran foto suya, señor secretario, que no pude distinguir. Está empezando a aclararse ahora”.

“Verás…” El Señor Demonio se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana para contemplar la aldea de una manera importante.

Los asesores vieron una gravedad y un significado increíbles en su silueta, como si su querido líder pudiera ver todo, desde Rabbi hasta los cuatro rincones del continente.

Por supuesto, el Señor Demonio no tenía tal previsión o astucia; simplemente dio la espalda a la habitación para ocultar su expresión. Tengo un mal presentimiento sobre esto… ¡¿A dónde va esto?! El Señor Demonio, aparentemente habiendo desarrollado un sentido más agudo de detectar situaciones peligrosas, sintió que su ritmo cardíaco se aceleraba mientras la conversación continuaba detrás de él.

“Oye, Tahara”, se unió Yu. “Quieres decir…”

“Directamente. Tenemos que mantener a nuestros invitados ricos, ¿no es así?”

“Así que el Secretario ya prevé cómo gobernar este mundo después de la guerra…”

“¡Ha ha ha! ¿‘Regla de tres’? ¡Más como una regla de cinco! Con una base sólida como esta, podríamos enfrentarnos a cualquier país durante una década a la vez”.

El Señor Demonio se inquietaba cada vez más; apenas podía darse la vuelta y preguntar “¿De qué diablos están hablando ustedes dos?” Mientras tanto, la chica digital de Kondo acababa de dar una palmada de sumo. Surgió un nuevo pollito, pero Kondo murmuró algunas maldiciones seguidas de “Otro maldito común…”

Tahara se sacó el lápiz rojo de la parte superior de la oreja y lo deslizó por el mapa. “La Santa Iglesia puede tener su parte de influencia, pero dejarán de respirar en nuestros cuellos cuando les arrojemos todo lo que hacemos con esa capital”.

“Sí, y podemos transferir a los nobles que se han doblado las rodillas a la opulenta Central…” Yu se puso de pie, pasando un marcador por la pizarra para escribir términos siniestros como clientes y fertilizantes y rodeándolos.

“El norte es el próximo en el expediente, pero la línea del frente estará aquí por un tiempo. Dejemos que el abuelo Harts siga haciéndose cargo”. Tahara también inscribió pensamientos aterradores como la afluencia de capital y reforzar el ejército a 10,000 en la sección norte del mapa.

Todo esto estaba volando por completo sobre la cabeza del Señor Demonio, pero se aseguró de enviar a los asesores una mirada interesada mientras encendía un cigarrillo. Hagan lo que estén haciendo, tengo que mantener el aire de fomentar el discurso de mis empleados. Con astucia, mantuvo la boca cerrada y escuchó; los asesores tomaron la señal y continuaron su conversación.

“Con su historial, sería más fácil dejar que la familia Butterfly gobierne todo el sur”.

“No hay objeciones”.

Las tarjetas paraíso de mujeres, spa y aguas termales se agregaron a los lugares del sur en el mapa. Aparentemente, ya estaban planeando el nuevo Holylight.

“En cuanto al problemático oeste…” dijo Yu.

“Hagamos que la todopoderosa Dona rodee a la oposición. Podría recibir algunos invitados internacionales también, pero me ocuparé de ellos en un día”.

“¡De ninguna manera! ¡Si te dejo manejar los temas, los convertirás en queso suizo!”

“Sería una mejor muerte para ellos; sácalos de su miseria “.

“Es más importante adquirir una gran cantidad de muestras. Además, no hay necesidad de preocuparse por la calidad de sus muertes cuando se trata de los enemigos del Secretario. Se merecen tormento”.

Kondo escuchó todo esto y pensó para sí mismo: Genial. No tengo que hacer nada.

El Señor Demonio escuchó todo esto y pensó para sí mismo, tal vez soy yo el que está en un carro con destino al mercado… “En cualquier caso, escuché que los bolsillos están forrados en el oeste. Demasiada riqueza para medir después de dos mil años de opresión y explotación”.

“Ofrecerán todo al Secretario: su vida, dignidad, riqueza, hasta la última gota de sangre”.

¡Estos dos me están volviendo loco! el Señor Demonio gritó silenciosamente bajo su solemne fachada. ¡Realmente están disparando para comenzar una guerra…! En un intento desesperado por cambiar de tema, decidió finalmente hablar en el tono más serio que pudo reunir. “Está bien poner nuestra mirada en el futuro, pero debemos ocuparnos del asunto en cuestión”. La llegada de los dos mensajeros fue la distracción perfecta. “¿Tu reunión con esos dignatarios extranjeros, Tahara?” preguntó el Señor Demonio, bastante nervioso por la respuesta. Estaba particularmente preocupado por Suneo, quien muy bien podría haber exigido una restitución.

“Iba a hacer un informe una vez que todo fuera oficial”, respondió Tahara, “pero acordé las cosas con Suneo por un millón de medallones de oro listos para mostrar, una sucursal en nuestra ciudad y sus hojas de té excedentes”.

El Señor Demonio fue sacudido por esta respuesta. ¡No entiendo nada de lo que dijo! ¿Seguimos hablando el mismo idioma? No dispuesto a mostrar su ignorancia, el Señor Demonio simplemente cerró los ojos y esperó, como para contemplar la información; en realidad, estaba buscando una respuesta plausible. “Ya veo… Interesante.” El Señor Demonio curvó sus labios mientras su cerebro sufría un cortocircuito.

“¿Suave? Quizás. Pensé que la mejor manera de mantener a los trabajadores cerca era establecer un trabajo para sus familias también”.

“Hm…”

“Las mujeres pueden procesar las hojas de té. No pagaremos por los materiales, por lo que sería un trabajo agradable. Los niños pueden usar agua de la fuente y jabón para iniciar un servicio de lavandería o algo así”.

El agua era preciosa en este continente, por lo que nadie lavaba su ropa con frecuencia, y mucho menos los trabajadores. La mayoría de ellos usaban un solo atuendo y nunca lo lavaban. El baño público les había permitido bañarse tantas veces como quisieran, pero su ropa era otro asunto. Yu parecía estar de acuerdo con esta sugerencia que haría que el pueblo fuera más higiénico. Kondo parecía seguro de que nadie le estaba prestando atención, mientras descaradamente nivelaba el poder de sus personajes en Fake / smut night.

“Bien hecho. Incluso mejor de lo que esperaba”, dijo el Señor Demonio, tranquilamente aliviado de que no debía ninguna restitución.

Tahara, sin embargo, tenía más de qué hablar. “Y parece que su trampa surgió perfectamente, señor secretario”.

“¿Oh…? Espléndido,” el Señor Demonio sonrió con un encogimiento de hombros, entrando en pánico internamente. Tahara parecía estar hablando un idioma extraño.

“Tengo que reírme de la cantidad de idiotas ingenuos con los que estamos lidiando, ¿eh?”

¡Debo reírme porque no me explicas nada!

Mientras la confusión del Señor Demonio alcanzaba su punto máximo, Yu vino una ayuda inesperada. “Señor secretario, esa medicina llamada Krack es extremadamente peligrosa. Podría derretir al usuario hasta los huesos”.

“Medicina… Reprensible”, el Señor Demonio logró reaccionar, pero aún no pudo comprender el significado de su conversación.

Tahara saltó sobre este comentario. “Reprensible, de hecho. Este Jack of All Trades de Euritheis es aparentemente un antiguo grupo de amigos del querido obispo”.

“El Tzardom va a fingir ignorancia todo el tiempo”, intervino Yu. “¿Y el reclamo del cargamento?”

“Verifiqué con el ministro de Suneo, por si acaso. Los bienes robados son nuestros para que los tomemos”.

“Robar el cargamento del Secretario… Deben tener un horrible deseo de morir”.

“¡Hah ha ha! ¡Son masoquistas puros, seguro!”

Tahara y Yu se rieron cuando el color desapareció del rostro del Señor Demonio. Sus asesores actuaban como si hubiera planeado esto.

¡¿Parece que estamos recibiendo estos locos narcóticos?! ¡No quiero esas cosas! El Señor Demonio casi protestó en voz alta, pero ahora que logró captar el tema de la conversación, trató de alejarla suavemente de un tema tan peligroso. “¿Y la República…?”

“En primer lugar, conseguí que me entregaran la ciudad de Rookie que buscabas”.

“¿Entregar, dices…?” repitió el Señor Demonio de manera implícita, ya que una vez más no pudo entender.

Tahara pareció inferir descontento en el tono del Señor Demonio, por lo que comenzó a explicar, “Eso es mi error… Quería que nos lo trajeran en bandeja de plata, pero opté por la conveniencia sobre la presentación. Sin embargo, si me dejas dar una excusa, apenas seguiré el ritmo de tus planes”.

¡Eres con quien no puedo seguir el ritmo! ¡Acabo de beber y holgazanear! el Señor Demonio casi confesó, pero logró mantener la boca cerrada, fomentando el ahora habitual malentendido entre él y sus admiradores consejeros. Como de costumbre, Tahara le dio sentido a sus travesuras sin rumbo, quien se ocupó de todos los aspectos a la perfección con su ingenio astuto y su cuidadosa consideración por mantener la calma en la aldea.

Yu, sin embargo, no tenía ninguna intención de dejar pasar este percance. “Eres patético. ¿Estás sugiriendo que nuestra posición es tan débil como para necesitar la entrega de la ciudad?”

“Te lo dije, el Secretario es demasiado rápido para mí. Él previó lo que sucedió hoy e hizo conexiones con altos mandos en Animania, rompió una parte del Territorio Hellion y regresó con Suneo debiéndonos un favor. ¡Lo mejor que puedo hacer es ponerme al día!”

“¿Se supone que eso es una excusa? Podría modificarte para que puedas trabajar los 365 días del año sin descansar ni dormir”.

“¡Como el infierno que lo harás! ¡¿Qué soy yo, un robot?!”

Mientras continuaba el aterrador intercambio de sus consejeros, el Señor Demonio sintió que se acercaba un leve mareo. Tratando de salir de la habitación lo más rápido posible, apenas logró decir: “Nuestro tiempo es precioso. ¿Cuál es mi próximo movimiento, Tahara?” Mientras lo hacía, el Señor Demonio se dio una palmada en la espalda por su elección de palabras; esto le permitió finalmente obtener una respuesta directa mientras seguía desempeñando el papel de un jefe alentador.

“La República está aterrorizada por una invasión de Anima”, respondió Tahara. “El fuerte en su frontera es solo para mostrar”.

“Ya veo. Entonces me aseguraré de que no se acerquen demasiado a ese fuerte”.

“Bien… Gracias, jefe.”

Con eso, el Señor Demonio se apresuró a salir de la sala de reuniones cuando Yu lo llamó.

“Señor secretario, Harts ha solicitado regresar a su base de operaciones”.

“Muy bien. Estoy saliendo, así que lo llevaré. Ven conmigo, Kondo”.

“¡¿Qué-qué-qué?! ¡¿Tengo que salir afuera?! ¡¿Dónde no hay nada de valor?!”

“Eso lo decido yo. Vamos.”

Con el desconcertado Kondo a cuestas, el Señor Demonio salió de la sala de reuniones.

Los dos consejeros restantes mantuvieron un silencio significativo antes de que Tahara murmurara. “A ese fuerte, ¿eh…?” Esto podría interpretarse como el Señor Demonio dándoles permiso para atacar cualquier otro lugar táctico en la República. De hecho, Tahara confiaba en las intenciones del Señor Demonio.

“El Secretario tiene la intención de presionar a la República utilizando el Anima”.

“Puedes apostarlo. Eventualmente dejarían ir esa tierra en la frontera”.

Tahara previó que la República renunciaría voluntariamente a la fortaleza en la frontera y sus alrededores una vez que el Anima se volviera más activo.

Si uno cae, el resto seguirá… Esto fue casi una repetición de la locura de donación de tierras que ocurre actualmente en el este de Holylight. Tahara sintió un escalofrío al ver cómo el Señor Demonio constantemente sembraba semillas en una preparación minuciosa, luego golpeaba como un rayo tan pronto como se presentaba la oportunidad. Yu parecía encaprichado por la misma idea.

“El mundo está lleno de problemas, pero él es el último en mi lista de personas de las que me gustaría convertirme en enemigo”.

“No seas ridículo. Tu minúsculo cerebro no duraría tres días contra el Secretario”.

“Sí… Da miedo que tu jefe vea a través de todo”, Tahara se encogió de hombros sin negar la evaluación de Yu.

En verdad, Tahara demolería al Señor Demonio en cualquier tipo de batalla de ingenio. En una batalla de ajedrez, por ejemplo, el Señor de los Demonios sería despojado de todas y cada una de sus piezas, así como de todo su guardarropa, y arrojado a la acera en medio del invierno.

Mientras tanto, los dos consejeros continuaron sobreestimando (o más bien, pensando demasiado) con respecto al Señor Demonio.

“Lo mencioné antes, pero el panorama general del Secretario ha estado en mi mente. Por lo que hablamos hoy, supongo que es eso”.

“¿Oh? Una teoría interesante”.

“Echa un vistazo a este mapa. Rabbi está un poco demasiado al este para que podamos apoderarnos de la totalidad de Holylight”.

Como había señalado Tahara, la aldea de Rabbi estaba ubicada en el este de Holylight, sin mencionar en medio de la nada. Si iban a tomar el control de todo el país, la Ciudad Santa en el centro parecía el objetivo más estratégico.

“Pero el Secretario dijo que no tenía ningún uso para la Ciudad Santa…” murmuró Yu.

“No es de extrañar allí. Mire a Holylight y Animania como un gran país”.

“¡Oh!” Yu exclamó. Al mirar el mapa de esa manera, una vez que se quitó la frontera entre Holylight y Animania, el centro muerto era el pueblo de Rabbi. Los escalofríos recorrieron las espinas de los dos consejeros al darse cuenta de que ya estaban apostados en el centro de todo.

“Vio venir esto desde el principio”, dijo Tahara. “Nosotros, los simples mortales, solo podemos esperar alcanzarlo”.

En realidad, las cosas estaban funcionando para el Señor Demonio y sus asesores exactamente de acuerdo con la visión equivocada de Tahara. A este ritmo, sus malentendidos y pensamientos excesivos no cesarían hasta que tomaran el control de todo el continente.

“¿El Secretario está detrás de Euritheis, dijo?”

“Sí, parece que nos espera otro truco de magia alucinante”.

La pareja se rio de esto, pero el Señor Demonio estaba a punto de mostrarles un truco. No exactamente astuto, sino más bien un engaño de estafador.