Jinrou E No Tensei Maou no Fukukan (NL)

Volumen 10: El Reino del Dios de la Guerra 

Extra 1: Voluntades Heredadas

Parte 2

Después de ver la reacción de Myurei, Woroy se sintió obligado a hacer una pregunta que le había estado ardiendo durante los últimos días.

“Myurei. Meraldia está llena de demonios y humanos de diferentes orígenes y religiones. ¿Por qué crees que no hay ningún conflicto entre estos grupos?”

Myurei pareció sorprendido por la pregunta, pero no tuvo que pensar mucho para responder, “¿No es eso porque hay gente increíble como tú y el profesor Veight asegurándose de que todo esté bien?”

“No sé si soy tan impresionante, pero admito que los logros de Veight son numerosos. Su presencia aquí es definitivamente un factor importante, ya que comprende tanto a los humanos como a los demonios. Además, sabe cómo negociar de manera que ambas partes se beneficien. Es un gran hombre, seguro.” Los labios de Woroy se curvaron en una sonrisa. “Y si alguien se interpone en su camino, puede usar su poder abrumador para convertirlo en papilla. Hombre, da miedo cuando lucha de verdad.”

“¿E-En serio?”

“Oh sí. Luché contra él en Rolmund, así que lo sé. Incluso con cientos de mis mejores caballeros, no fui rival para él. Él no es el tipo de hombre que los humanos puedan vencer. Además de eso, es valiente e imprudente.”

“¡Vaya!”

Myurei se encogió un poco y Woroy se rió entre dientes.

“Él sabe cuándo ser misericordioso y cuándo ser despiadado; así es como ha podido ganarse a tanta gente. A fin de cuentas, el Rey Negro de los Hombres Lobo es realmente bueno en el uso de la estrategia del palo y la zanahoria. Pero solo funciona porque no tiene ambiciones propias y sus ideales son todos puros. Mientras Veight esté cerca, los humanos y los demonios deberían poder llevarse bien.”

“¡Lo sabía! ¡Realmente es todo gracias al profesor Veight!”

Sonriendo, Woroy negó con la cabeza. “Solo cuando se trata de relaciones entre humanos y demonios. Depende de los obispos, virreyes y personas como nosotros asegurarnos de que personas de diferentes orígenes no se peleen entre sí.”

“Ya veo.”

“Además, aunque Veight puede ser un gran hombre, no estará por siempre. Eventualmente, alguien tendrá que dar un paso al frente para heredar su lugar. Lo mismo es válido para todos los virreyes actualmente activos en este momento.”

Myurei finalmente se dio cuenta de a qué se refería Woroy.

“¿Te refieres a mí?” tartamudeó.

“Sí. Ryuunie también. A diferencia de los demonios, los humanos depositan mucho en las líneas de sangre. Te guste o no, serás uno de los líderes de la próxima generación, Myurei, por lo que necesitas convertirte en alguien que pueda llevarnos a un futuro mejor.”

“Voy a dar forma… ¿al futuro de Meraldia?”

“Por supuesto que sí. La razón por la que sigo invitándote aquí es porque sé que tienes el potencial de ser una de las estrellas más brillantes de la próxima generación. No perdería mi tiempo con tontos incompetentes cuando estoy tan ocupado. Si pensara que no tienes potencial, solo me molestaría en invitarte a la ceremonia de apertura de la ciudad.”

De hecho, fue Woroy quien presionó para que Ryuunie invitara regularmente a Myurei a su ciudad.

Una mezcla de sorpresa y emoción se extendió por el rostro de Myurei cuando se dio cuenta de eso. “¡¿De verdad crees que soy tan increíble?!”

“Sí. Pero tienes un camino difícil por delante. Los tipos como nosotros no tenemos colmillos poderosos ni magia esotérica en la que podamos confiar. Tampoco tenemos la previsión o el coraje del Rey Negro de los Hombres Lobo. Así que tendrás que trabajar duro para encontrar algo que pueda compensar todo eso.”

“¡L-Lo haré! ¡Trabajaré muy duro!” Myurei se enderezó y Woroy le hizo una leve reverencia.

“Espero que sigas siendo buen amigo de mi sobrino. Es mucho más feliz cuando estás cerca.”

“¿Eh?”

En ese momento, Ryuunie llamó a Myurei desde atrás, “¡Ah, Myurei! ¡Siento haberte dejado solo! ¡Finalmente me dejaron ir! Escucha esto, les pedí que adoptaran un horario de tres turnos comenzando… ¿Eh? ¿Qué pasa, Myurei?”

Ryuunie le dio a Myurei una mirada interrogante, pero Myurei mantuvo su mirada fija firmemente en Woroy. Lenta pero decididamente, el joven asintió con la cabeza hacia el príncipe exiliado.

—De Woroy a Myurei

***

Algún tiempo después, en Lotz.

“Oye, abuelo.”

“Llámame por mi título cuando estoy en mi oficina, mocoso”, gruñó Petore. Se quitó las gafas para leer y miró a Myurei. “Entonces, ¿qué quieres?”

Con una expresión infeliz, Myurei le entregó copias de algunos de los documentos oficiales de Lotz.

“Abuelo, estás estafando a nuestros comerciantes. ¿Cómo puedes cobrarles tanto en tasas portuarias?”

“Hmph. Lotz paga la construcción y el mantenimiento de todos estos puertos. Si no cobramos al menos tanto, estaríamos operando con pérdidas.”

Myurei no parecía convencido.

“Aun así, si cobramos tanto, nuestras exportaciones en Kuwol terminarán teniendo un precio más alto”, respondió el joven. “Los comerciantes intentarán descargar los costos a los consumidores kuwoleses.”

“¿Y cómo eso es nuestro problema, eh?”

“Le dará a Wa la oportunidad de socavarnos al fijar un precio más barato para sus productos. Ambos tenemos algunos productos especiales, ¡pero muchas de nuestras exportaciones se superponen!”

Petore frunció el ceño y volvió a ponerse las gafas. Myurei estaba siendo sorprendentemente persistente hoy.

“Muy bien, ¿en qué crees que deberíamos fijar nuestras tarifas portuarias entonces?”

“¿Por qué no cobramos una tarifa anual a todos los navieros y eliminamos el impuesto sobre las ganancias de exportación?”

“Tienes que estar bromeando.”

Petore estaba anonadado. Si hicieran eso, perderían una tonelada de dinero. Los propietarios de barcos solo podían pagar hasta cierto punto.

Sin embargo, Myurei se encogió de hombros y dijo, “Si lo convertimos en una tarifa anual fija, no tendremos que gastar dinero en la contratación de tasadores o recaudadores de impuestos. Eso acelerará la burocracia y aumentará el rendimiento en todos nuestros puertos.”

“Es cierto que no tendremos que pagar a tanta gente, pero…” Petore hizo algunos cálculos rápidos en su ábaco. “No, todavía perderíamos mucho dinero. Dame una idea mejor.”

“Espera, realmente creo que esta es nuestra mejor apuesta. Escúchame, abuelo.” Myurei señaló el mapa de Meraldia que colgaba de la pared de Petore. “La era de las ciudades individuales ha terminado. Ahora estamos en la era de la Mancomunidad. Si tenemos una tarifa anual estandarizada que es más barata que la de cualquier otro lugar, entonces todos los comerciantes de Meraldia usarán Lotz como su puerto base.”

“Sin duda. Ya que podrán usarlo todo lo que quieran por un precio fijo. Lo que significa que perderemos un montón de dinero”, refunfuñó Petore.

Sonriendo, Myurei golpeó el mapa con el dorso de la mano. “Sí, pero ¿no ayudará eso a las diecisiete ciudades en su conjunto? Venderemos muchos más productos y traeremos muchas más divisas. Las ganancias serán mucho más altas que si todos esos comerciantes vendieran en el país.”

“Uh-huh.”

“Si eso sucede, todas las demás ciudades tendrán más dinero para gastar en la producción de artículos de lujo de mayor calidad. Lo que significa que traerán mucho más de sus cosas a nuestros puertos. ¡Toda Meraldia se beneficiará y, a largo plazo, Lotz prosperará gracias al enorme aumento del tráfico!”

“Hmmm…”

Petore volvió a quitarse las gafas y escudriñó el rostro de su nieto.

“¿Y se te ocurrió esa idea?”

“Por supuesto. Bastante buena, ¿verdad?” Myurei infló el pecho con orgullo.

Suspirando, Petore dijo sin rodeos, “Las cosas no saldrán como crees.”

“¿Eh? ¿Por qué?”

“Porque si hacemos las cosas de esta manera, tendremos que otorgar permisos a los capitanes que hayan pagado. Emitir permisos requiere dinero, asegurarse de que nadie imprima falsificaciones requiere dinero, contratar personas para que verifiquen los permisos requiere dinero y actualizar los permisos y retirar los vencidos requiere dinero. También pone la carga de la responsabilidad sobre los propietarios de los barcos y eso no les va a gustar. Tu plan no es tan simple como parece.”

“Oh, ya veo…” murmuró Myurei, bajando la cabeza. Petore anotó algunas cosas en la parte posterior de uno de sus informes obsoletos.

“También hay un límite físico a la rapidez con la que se puede llegar al tráfico portuario. Gestionar un puerto es mucho más complicado de lo que piensas. Pero bueno, fue una buena idea para un niño.” Miró hacia arriba y vio que su nieto parecía muy deprimido. Encogiéndose de hombros, se tronó el cuello y dijo, “Pero parece que finalmente aprendiste a usar tu cabeza al menos. Eres mucho mejor en esto que tu padre.”

“Deja de insultar a papá, abuelo.”

“Hmph.”

Petore nunca perdonaría al padre de Myurei por robarle el corazón a su linda hija. Sin embargo, en el fondo estaba orgulloso del crecimiento de su nieto.

“Abuelo, estás sonriendo.”

“Ahh, cállate mocoso. Vuelve cuando seas lo suficientemente inteligente como para darme una buena idea.”

“¡Púdrete! Todavía tengo razón acerca de que ahora es la era de la Mancomunidad. Tienes que dejar de pensar solo en Lotz y mirar a Meraldia como un todo.”

Con ese comentario de despedida, Myurei salió corriendo de la oficina de su abuelo. Petore se cruzó de brazos y refunfuñó, “Madre mía.”

—De Myurei a Petore

***

Unos días después, Petore visitó Ryunheit.

“¿Qué te trae por aquí de repente, Petore? ¿Pasó algo serio?” preguntó Airia, sorprendida, mientras le daba la bienvenida al viejo virrey. Petore parecía extrañamente emocionado.

“No, no es nada importante. Estaba pensando en cambiar mis tarifas portuarias. En este momento, todos los propietarios de barcos pagan un impuesto en función de sus ganancias, pero ¿qué piensas de hacer que los virreyes paguen las tarifas portuarias?”

“¿Quieres que los virreyes paguen por el mantenimiento del puerto?”

Petore sacó un grueso fajo de documentos y se los entregó a Airia.

“Sí. Pueden tomarlo de sus comerciantes como un impuesto si quieren. No me importa cómo cada ciudad maneje los detalles. Pero de esta manera, podemos reducir muchas molestias y hacer nuestro puerto más barato para todos. Los detalles están todos ahí.”

“Ya veo…”

Airia hojeó los documentos, revisando los puntos principales. Miró los números que Petore había escrito y luego hizo algunos cálculos rápidos por su cuenta. Convertirlo en una tarifa fija definitivamente reduciría el costo total para los comerciantes de Ryunheit. No era una mala propuesta de ninguna manera, pero Airia no podía entender cómo se le había ocurrido a Petore.

“Me temo que no puedo decidir por mi propia autoridad, así que por ahora voy a repasar estos documentos en profundidad. Después de eso, podemos discutir tu propuesta en una reunión del consejo.”

“Me parece bien. Ahora no me sentiré mal por haber desanimado a ese mocoso.”

¿De qué está tan feliz? pensó Airia para sí misma.

“¿Hay algún tipo de historia detrás de esta propuesta, Petore?”

En el momento en que Airia le preguntó a Petore, empezó a hablar efusivamente de su nieto, “Sobre eso. Mi descarado nieto Myurei vino a verme con todas estas locas ideas. En realidad, me habló hasta por los codos sobre eso.”

“¿Quieres decir que esta es la propuesta de Myurei?”

“Je, sí, podría decirse que sí. No tenía los detalles resueltos, así que lo arreglé un poco, pero la idea es suya. Joder, me tomó mucho esfuerzo hacerla funcionar.”

Petore se masajeó el hombro con alegría. Era conocido por ser un testarudo obstinado, pero también era famoso por ser un esposo, padre y abuelo amoroso. Sonriendo, Airia colocó cuidadosamente los documentos en su estante.

“Parece que Myurei está creciendo bastante rápido.”

“Hah, todavía es un polluelo. Si me preguntas, está dejando que todos estos elogios se le suban a la cabeza. Incluso fue y me dijo ‘la era de las ciudades terminó, abuelo. Es la era de la Mancomunidad ahora’. ¿Puedes creerlo?” A pesar de sus quejas, había una amplia sonrisa en el rostro de Petore. “Debo estar envejeciendo si mi propio nieto me está dando sermones.”

“Myurei es uno de los mejores estudiantes de la Universidad Meraldiana. Su amistosa rivalidad con Ryuunie realmente lo ha ayudado a crecer.”

“Sí. Me alegro.” Petore asintió con satisfacción y luego se inclinó profundamente ante Airia. “Todo esto es gracias a ti, Veight y todos los demás del ejército demoníaco. Estoy profundamente agradecido por todo lo que han hecho por nosotros. Gracias, de verdad, estoy en deuda con ustedes.”

“Realmente no creo que haya hecho tanto, pero…” Airia sonrió gentilmente a Petore. “Es cierto que Meraldia finalmente se está moviendo en una mejor dirección. Tenemos que hacer nuestro mejor esfuerzo para que nuestros hijos puedan heredar una nación mejor.”

“De hecho, estimada Señora Demonio.” Petore sonrió y luego volvió a su tono casual habitual. “Ahora bien, creo que voy a regresar y ver qué puedo aprender sobre la situación de Kuwol. El maldito mocoso dejó a su esposa recién casada para ir a tontear allí, así que lo mínimo que puedo hacer es conseguirte novedades de la situación. Por cierto, si tienes una carta para Veight, puedo entregarla por ti.”

“¿Eh? Oh, en ese caso, ¿podrías esperar un momento? Escribiré una ahora.”

Airia sacó apresuradamente su pluma y el tintero del cajón y cogió un trozo de pergamino nuevo.

—De Petore a Airia

***

Muy al sur, en la tierra de Kuwol. Monza regresó a su casa en Karfal y saludó a Veight, a quien vio en la sala de estar.

“¿Qué estás haciendo, jefe?”

“Oh, acabo de recibir una carta de Ryunheit. Llegó por mensajería urgente, así que pensé que podría ser urgente, pero…” Veight inclinó la cabeza hacia un lado. “Parece que todo está bien.”

“Hmmm.”

“Es demasiado casual para ser algo que necesita ser entregado rápido, pero si es una especie de código, no puedo descifrarlo.” Veight ladeó la cabeza hacia el otro lado.

Monza le dio una palmada en el hombro y dijo, “Apuesto a que solo querían hacértela llegar rápido, ya que estás haciendo un buen trabajo y todo eso. Probablemente.”

“No estoy convencido, especialmente cuando eso viene de ti.”

Confundido, Veight levantó la cabeza. “Bueno, lo que sea. Si no hay problemas en casa, eso es bueno. Todo el mundo parece estar bien y parece que mis alumnos también están esforzándose.”

“Ajaja, suena bien.”

“Lo que significa que será mejor que yo también trabaje duro, para poder terminar esta estúpida guerra civil y volver a casa para ver nacer a mi hijo.”

“¡Sí, yo también quiero verlo!”

Sonriendo, Veight y Monza chocaron los puños.

—De Airia a Veight.