Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 7

Capítulo 6: Nuestra Retorcida Batalla O La Noche De Los Votos Comprometidos 

Parte 2

En la ráfaga ártica, sus lágrimas se habían convertido en pequeños cristales, pero no podía dejar de llorar. Las lágrimas se deslizaban por su cara desde las esquinas de sus ojos como un manantial.

―……Uh… Aaah…

El viento arrastraba sus sollozos. La flor de hielo se había deshecho como una cuerda que se desenreda. Su poder astral se había agotado, volviendo al cuerpo de su dueña.

―…Vamos a parar ―dijo Iska, envainando su par de espadas.

Ya era suficiente. Esta no era su cruzada. Ambos sabían que eso era cierto.

―Voy a decir esto claramente: No quiero luchar contigo cuando has olvidado quién eres, Alice. Este no es el momento de entablar una batalla.

―…Ugh… ―Su rostro se volvió pétreo―. ¡Yo también me siento así! Pero ya te lo dije más de una vez: ¡no puedo perdonar al ejército imperial!

―Creo que ahí es donde te has equivocado. No es sólo el Imperio el que está conspirando. Los descendientes de la Fundadora tomaron a Sisbell y trajeron a las fuerzas imperiales. Y uno de los descendientes involucrados es tu hermana, la princesa mayor.

―…¿Mi hermana…?

―Eso es lo que nos dijo Sisbell… justo después de que te fueras de la villa.

Tan pronto como Alice se fue, el jefe de los Hydra se lanzó inmediatamente al ataque.

“Acabo de… darme cuenta… “

“Mi hermana Elletear es la traidora… ¡Estoy segura de que está entre bastidores, intentando traicionar a la reina!”

―¿Me estás diciendo que tampoco crees en tu hermana?

―¡No es así! Yo… no puedo creerte… ¡no puedo creerte cuando dices que Sisbell te dijo eso! ―Alice cerró la mano y la cerró en un puño―. Sospeché que mi hermana mayor estaba involucrada en el golpe… ¡pero vi a Elletear a punto de morir mientras protegía a la reina!

―Eso es sospechoso porque…

―¿Cómo puedes dudar de ella después de haberla visto yo misma-?

―¡Escúchame!

―¡¿Eek?! ―Un aullido se escapó de los labios de Alice.

Era la primera vez que alguien la reprendía.

Se quedó sin palabras, asustada por esta sensación desconocida. Nunca había existido una sola persona, aparte de la reina, que hubiera regañado a la princesa Aliceliese. Incluso la reina sólo le daba una suave advertencia.

Así que esta era la primera vez.

Era la primera vez que Alice experimentaba que alguien se enfadara con ella.

―……

―Escucha, Alice.

Tenía los ojos de una niña asustada cuando él se dirigió a ella.

―Tu villa fue destruida por los Hydra. Incluso las personas vestidas como soldados imperiales eran sus asesinos operando bajo las órdenes del jefe de la casa.

―…¿El jefe de la casa?

―Talisman el Tirano. Aumenta sus capacidades físicas usando el poder astral de las Olas. Estoy seguro de ello.

—…… ―El silencio de Alice fue su respuesta.

Un súbdito imperial conocía los poderes de un purasangre. Esta era una prueba de que Talisman había atacado su villa.

―…Incluso yo…… ―Alice rompió su silencio, dejando escapar un pequeño suspiro―. Incluso yo… no creo que seas el tipo de persona que miente. Pero…

―¿Pero?

―¡No puedo decidir estas cosas yo sola! No puedo eliminar la posibilidad de que hayas investigado a Lord Talisman y su poder astral antes de que las fuerzas imperiales comenzaran su incursión. Si interrogara a Lord Talisman, ¡ya sé lo que respondería!

“El súbdito imperial, Iska, te ha mentido. “

“Mi querida Alice. ¿De verdad vas a creer una historia inventada? ¿Realmente confías en él por encima de tu propia familia?”

Ella no tenía pruebas para negar sus afirmaciones.

La villa propiedad de los Lou había sido esencialmente demolida.

Todo lo que se descubriera bajo sus escombros serían productos fabricados en el Imperio: armas, equipos y todo. Sólo daría fuerza a la idea de que el ejército imperial había atacado, no los Hydra.

…Por supuesto que eso sucederá.

…Lo único que demuestra que la familia Lou está siendo atacada es Illumination de Sisbell.

Esa era la razón por la que Sisbell se había convertido en un objetivo. Talisman había venido a detener al propio Iska. Incluso había utilizado Vichyssoise para aplastar la villa.

―…Yo…no sé qué hacer… ―Las lágrimas comenzaron a formarse en los ojos de Alice.

No creía que Iska mintiera, pero había visto por sí misma la cantidad de destrucción y crueldad que el ejército imperial podía causar. No sabía qué era verdad.

―¿No secuestraron a Sisbell? No puedo aceptar la palabra de un súbdito imperial que no la protegió.

Era casi imposible sacudir la confianza absoluta de la población en general en la Casa Hydra. ¿Quién tomaría las palabras de un soldado imperial como verdad, especialmente cuando la reina había sido mutilada por sus tropas? Alice también tenía problemas para confiar en él.

―Yo… ¡obviamente no quiero luchar contra ti sintiéndome así! Ojalá se me ocurriera alguna excusa para no luchar contra ti. ¡Pero no hay nada! ―Alice se secó los ojos, enjugando las lágrimas que le nublaban la vista, y miró a Iska a través de la ráfaga ártica.

―…¿Eh? ―Alice abrió la boca, estupefacta―. Iska, ¿es eso…?

―¿Qué… qué es esto? ―Iska notó algo cuando señaló su mano.

Un trozo infinitesimal de luz astral alrededor de su muñeca. Era tan débil, y había estado tan preocupado por la situación que no se había dado cuenta.

…Tiene una luz gris… No es de Alice.

…¿Entonces quién hizo esto?

¿Fue una subespecie de poder astral derivado de maldiciones?

Sorprendentemente, no sintió ningún malestar, aunque sí en su piel. Si hubiera sentido algún dolor, lo habría notado aunque estuviera distraído.

―No puede ser… ―Alice, aún conmocionada, se tambaleó hacia él. La luz en el hombro de Iska reaccionó y se convirtió en algo parecido a una mariposa.

Una mariposa de luz.

―¡Lo sabía! ¡Es Afinidad! Es Yumilecia… Es el poder astral de una de las chicas de la villa. ¿Le hiciste algo?

―¿Yo? No hice nada. Las sirvientas deberían estar a salvo.

Yumilecia no había sido herida, incluso después de ser atacada por la bruja. Las cinco chicas habían evacuado el viejo castillo.

―No me refería a eso. Su poder astral se utiliza para entregar mensajes…

―¿Eh?

―Ella puede tocar a un mensajero para confiarle su información. Ella debe haberte tocado.

Sólo podía pensar en una vez, justo antes de salir de la villa, cuando prometió rescatar a Sisbell.

“Lo intentaremos de nuevo. Traeremos a Sisbell de vuelta, seguro”.

Iska recogió la hoja y la apretó en la palma de la mano de la chica, rodeándola con los dedos.

“Si no puedo hacerlo, puedes quitarme la vida tú misma. Puedes quitármela con este cuchillo”.

Había tocado su mano. Debe haber usado su poder astral en él de forma encubierta.

―…Iska. No te haré daño, lo prometo. Acércate.

Él asintió en silencio.

El poder astral se había desvanecido de Alice. Era su forma de demostrar que no lo atacaría si se acercaba a ella.

―Nuestras asistentes no son sirvientes ordinarios. Las cinco no pueden luchar, pero tienen poderes astrales para usar en momentos de urgencia.

―¿Eso es lo que es la afinidad?

―Así es. No se invoca a menos que toque a una persona específica ―Alice extendió la mano. Las yemas de sus dedos temblaban, quizás debido a un conflicto interno que Iska no podía entender.

Alice tocó la mariposa.

“Para Lady Alice, Lady Sisbell, Lady Elletear o Su Majestad”.

Era un mensaje para sus empleadores, que sonaría una vez cuando una de las cuatro integrantes de los Lou la tocara.

“Tengo un informe. Como una de sus humildes servidoras, prometo a la familia real que estas son mis propias palabras.

“Esta incursión imperial no fue sólo orquestada por el Imperio. “Los autores intelectuales detrás del golpe son los Hydra.”

Yumilecia no había sido obligada a decir eso por el ejército imperial. Si la hubieran amenazado para que hiciera una declaración, habrían utilizado una grabación. Pero ella había expuesto su propio poder astral a un soldado imperial para dejar este mensaje.

Esto demostró… que la noticia fue por su propia voluntad.

“El jefe de la casa atacó y demolió la finca con magos disfrazados de soldados imperiales. Me disculpo por permitir que Lady Sisbell fuera tomada. Fue mi culpa. 

“Los verdaderos soldados imperiales nos salvaron, preocupados por la seguridad de Lady Sisbell.

“Por favor, tengan a bien aceptar a los cuatro…”

Un relato de primera mano de los Lou. No se sostendría como evidencia en una inquisición para sacar a Talisman de su posición como jefe de la casa.

Sin embargo… para la princesa, este testimonio de su propia sirvienta era más que suficiente.

―……

Al cumplir con su deber, la mariposa se alejó revoloteando, desapareciendo bajo el velo de la noche. La princesa Aliceliese sólo pudo verla partir.

—…… Ya veo ―La fuerza de Aliceliese pareció desvanecerse, incluso en su

voz―. Tenías razón… hasta el final. Yo fui la engañada…

Todo había sido una farsa.

Después de que los Hydra hubieran introducido el ejército imperial, Iska y sus compañeros habían hecho todo lo posible para proteger a su querida hermana. Alice debería haber dirigido su necesidad de venganza hacia los Hydra.

Los dos no habían tenido una razón para luchar. Incluso si las fuerzas imperiales que atacaban el palacio eran verdaderos soldados, su plan no estaba relacionado con el chico que tenía delante. Alice finalmente fue capaz de creerlo todo.

―¡Lo siento! ¡Lo siento tanto…! ―Alice se derrumbó sobre el hielo liso, sollozando.

Como una presa reventada, sus lágrimas, que se habían detenido temporalmente, comenzaron a fluir de nuevo. Mientras sollozaba, jadeando, su voz era tan silenciosa que casi desaparecía.

―……Yo… sólo quería proteger a la Soberanía y a mi familia… ¿Por qué…

me permití hacer algo tan miserable contra ti…? ―Alice lloró. Estaba indefensa. No podía ver claramente a través de las lágrimas.

Si el chico fuera su enemigo, habría descargado su espada sobre la bruja. Habría sido sencillo. Ella habría tenido que aceptar su destino.

―Levántate, Alice.

Cuando Iska dijo su nombre, el cuerpo de la princesa se sacudió.

―Hay algo que tienes que hacer antes de ir por ahí pidiendo perdón a tus enemigos.

―…¿Eh?

―¿Qué vas a hacer ahora que sabes que tu hermana fue secuestrada? ¿Vas a abandonarla? ―Preguntó Iska a la chica que lo miraba. Él siguió hablando con ella―. A un súbdito imperial no le importa lo que le pase a la Soberanía o a la reina. Pero no puedo abandonar a Sisbell, y pienso ayudarla.

―……

―¿Te vas a quedar ahí sentada? Porque voy a ir con o sin ti.

No le dijo ninguna cortesía. Ni siquiera le ofrecía una mano. Su relación no era así.

―…Eres despiadado ―Una sonrisa de autodesprecio apareció en el rostro de Alice por un momento. Luego se limpió las lágrimas con la yema de un dedo y se levantó sola, tambaleándose, pero manteniendo su dignidad de princesa―.

¿Qué tal? Una chica está llorando delante de ti, ¿y no te molestas en decir una sola palabra amable u ofrecer una mano? Los súbditos imperiales son tan bárbaros.

―Puedes estar decepcionada conmigo, pero…

―Gracias ―Su aliento le rozó el cuello.

No tenía ni idea de lo que había pasado. Antes de que Iska pudiera ordenar sus pensamientos, el cabello dorado de Alice, suave como la seda, le hizo cosquillas en la nariz. Sintió la suave sensación de su pecho contra el suyo.

―Gracias… por volver a pensar en mí como tu rival… Si me tratas a un igual, eso significa que podemos ser iguales, ¿no?

Esto no era un abrazo. Ella acababa de encomendarse a él y rodear su cuerpo con sus brazos.

Sí. No había segundas intenciones. Ella no estaba tratando de obtener nada de él.

―…¿Alice?

―…

Sólo se tocaron durante unos segundos.

Antes de que Iska pudiera darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, la encantadora princesa bruja se separó de él y desvió la mirada.

El destino había cambiado de rumbo.

No iban a repetir la historia entre el protagonista y la princesa, el destino de Salinger y Mira. El destino les informaba de que estaban en un punto de inflexión.

Eso era porque… la pareja de hace treinta años no podía expresarse fuera de la batalla. Sus egos habían sido demasiado grandes, lo que les impedía acercarse.

O tal vez eso se hubiera solucionado con el tiempo para cerrar su distancia emocional.

Pero para Iska y Alice…

“¿Te gusta la pasta?”

“Iska, ¿por qué te gusta este pintor?”

“¡Como tu rival, tengo derecho a saber todo sobre ti!”

Habían interactuado como humanos, conectados a través de sus fortalezas y debilidades y de muchas otras maneras. Iska el Sucesor de Black Steel y Alice la Bruja de la Calamidad Helada se conocían fuera del campo de batalla.Se habían encontrado una y otra vez, a veces con conexiones perdidas, y no podían alejarse, aunque lo intentaran.

Tenían un vínculo íntimo -más estrecho que cualquier otro- que apenas les había impedido repetir el mismo error.

―…Me disculpo de nuevo. Lo siento ―Alice se mordió el labio mientras el hielo se derretía.

El muro se disolvió, y su entorno volvió gradualmente a su forma original.

―Estoy resentida con las fuerzas imperiales que atacaron el palacio. Nunca perdonaré al Discípulo Santo que hirió a la reina… Pero no descargaré esos sentimientos en ti.

―¿Qué hay de Sisbell?

―Iré tras la Casa Hydra. Podría haber pruebas… Quiero que te quedes con las sirvientas. La villa no es segura, así que aléjate de ella ―Alice se dio la vuelta para mirar detrás de ella.

Las sirenas gritaban desde las calles a través de la noche.

―Creo que los médicos que solicité están aquí… Debes irte. No quiero que nos vean hablar.

―De acuerdo.

―…Iska.

―¿Hmm?

―Me alegra haberme enamorado de ti.

Una sonrisa inhibida se extendió por sus labios… hasta que Alice se dio cuenta de lo que había dicho y jadeó.

―No quise decir eso. Quería decir que me alegro de que las cosas se hayan puesto en su sitio, ¡para que podamos ser rivales! ¿Por qué tienes la boca abierta? Es un momento crítico, ¿sabes?

―¡¿Y quién tiene la culpa?!

Él sabía que eso no era lo que ella quería decir, por supuesto. Entonces, ¿por qué su corazón no dejaba de latir fuera de su pecho?

Se suponía que eran enemigos. Ella era la bruja con la que se había enfrentado hasta ahora…

-¿Por qué me siento tan agitado? Casi parecía que… le hubieran echado magia de verdad, como si lo hubieran embrujado.

―…Me estaba preparando porque pensé que era otra de tus trampas.

―Qué grosero. ¿Por qué iba a intentar seducirte? …¡Uf! Solo vete. Has escapado de la muerte por poco, Iska. Arreglaremos las cosas la próxima vez. Tenlo en cuenta.

Alice se sacudió el vestido, le dio la espalda y comenzó a correr, tratando de ocultar sus mejillas ardientes.

―La próxima vez, ¿eh?

Algún día ocurriría. Aunque el destino se desviara, su intención de arreglar las cosas nunca cambiaría. Iska y Alice pensaban lo mismo.

Pero no ocurriría ahora mismo.

Algún día llegaría el momento de enfrentarse en su cruzada.

Iska y Alice corrieron en sus respectivas direcciones, conociendo este sentimiento en sus corazones.

Alice, la Bruja de la Calamidad Helada, se dirigió al palacio, donde las llamas de la guerra seguían avivándose.

Iska el Sucesor de Black Steel corrió hacia el campo donde sus amigos esperaban.

Los dos no tenían ni idea… de que estaban ocurriendo acontecimientos aún más extraños mientras la batalla en el palacio continuaba.