Tantei wa mou, Shindeiru (NL)

Volumen 2

Capitulo 2: Entonces Los Muertos Revivieron

Parte 1

“Quiero que me ayudes a capturar al revivido Jack el Destripador”.

Londres, Inglaterra.

Fuubi-san apareció en la oficina en la que Siesta y yo nos quedamos, nos sentamos en el sofá de enfrente y dijo mientras fumaba su cigarrillo.

“… Fuubi-san, ¿cómo llegaste a Inglaterra?”

“Ahh, no les mencioné esto a ustedes dos. Me enviaron. Eso fue hasta ayer, sin embargo. Regresaré a Japón después de esto”.

“Nunca había oído hablar de nadie que fuera desplegado de esta manera…”

Fuubi Kase──una policía pelirroja que conocí en Japón. Han pasado casi tres años desde que Siesta y yo la conocimos así una vez que dejamos Japón juntos.

Hace solo unos minutos, llegó sin ninguna cita, no mostró signos de querer celebrar una reunión o algo, y de repente, esa solicitud.

“No fumar aquí.”

“Cállate.”

Eso es irrazonable.

“De todos modos, así es como es. Dejaré esta tarea a ti…… capturar a Jack el Destripador.”

“Espera, ¿ese?”

Jack el Destripador, el nombre común del criminal detrás de varios asesinatos en serie en Inglaterra, 1888. Su verdadera identidad permaneció desconocida, e incluso durante cien años, muchos sintieron curiosidad por la singularidad de estos incidentes.

“Ahh, ese es el único, sin duda. Ha habido algunos casos de este tipo en Londres recientemente. Acabamos de encontrar otro cuerpo hoy”.

El mismo método, ¿eh? Recordé que Jack el Destripador solía destripar brutalmente a las víctimas y victimizar a otros de formas atroces, pero…

“Eso fue hace al menos cien años, ¿verdad? Obviamente, el culpable ya está muerto”.

“Sí. Eso es lo que dije, ¿no? Revivió”.

“Eso es imposible.”

Una persona muerta nunca podría revivir. Incluso un niño de escuela primaria lo entendería.

Y por lo tanto.

“¿Tenemos un imitador moderno de Jack el Destripador?” Le pregunté a Fuubi-san, quien exhaló a través de sus labios rojos.

“Esa es una pregunta muy seria. Pero bueno, ciertamente lo parece”.

“¿No podrías haber dicho eso desde el principio?”

“Si no lo hiciera, esa señorita de allí no estaría interesada en absoluto, ¿verdad?”

Fuubi-san entrecerró los ojos hacia el famoso detective que se había quedado dormido en la mesa.

“Hey, ella está hablando de ti──Siesta.”

Seguí sacudiendo a Siesta mientras su frente estaba sobre la mesa… pero ella no reaccionó en absoluto. Sí, una vez que entrara en ese estado, esto no sería suficiente para despertarla, lo cual esperaba. En ese caso── “Morirás si no esquivas”.

Dejé mi asiento, fui a la cocina detrás, tomé un cuchillo y se lo tiré a Siesta.

“… Eso fue peligroso.”

Siesta permaneció boca abajo sobre la mesa mientras agarraba el cuchillo entre sus dedos, y luego se estiró con fuerza antes de levantarse. “¿Nunca vas a despertar a menos que tu vida esté en peligro o algo así?” Me senté en el sofá, preguntándolo con una mirada atónita.

“Es tu culpa por darme la oportunidad de dormir”.

“¿Qué oportunidad? A veces puedes quedarte dormida incluso mientras comes. ¿Eres un bebé?”

“Eh, ¿no eres tú el bebé? Juegas a esos juegos de vez en cuando”.

“Tenemos un invitado aquí. Cállate ahora mismo.”

Escuchen. Olvídense de lo que acabamos de decir. Asegúrense de hacerlo.

“¿Y qué? Recuerdo que estábamos hablando de un Jack el Destripador que revivió en los tiempos modernos”.

Siesta me preguntó mientras bostezaba como un gatito.

“¿Cómo puedes oír mientras duermes? Y tienes una marca en la frente”.

“Mis células auditivas siguen funcionando incluso mientras duermo. Estás bromeando, ¿dónde? ¿Está rojo?”

“No digas algo que diría [Murciélago]. Muy bien, mira tu propio espejo…”

“No tengo esos desagradables [sensores]. Vaya, hay un patrón”.

“Jaja, te ves como un niño con la forma en que alborotas tu cabello. Tu frente es inesperadamente grande”.

“Cállate. Definitivamente te quedarás calvo en el futuro. Tu cabello es tan delgado”.

“Ah ー oye, deja de tocar. Argh… toma esto.”

“Ow. Heh, seguro que tienes agallas para golpear mi frente.”

Siesta mostró una sonrisa luchadora y saltó hacia mí─

“¿Desde cuándo se llevan tan bien ustedes dos?”

Fuubi-san se veía un poco asombrada mientras me miraba a mí ya Siesta, que estaba sentada en mi regazo, exhalando un poco de humo.

“Incluso si preguntas qué relación tenemos”.

“Somos simplemente normales”

Intercambié miradas con Siesta en mi regazo, y luego,

“”Compañeros de negocio.””

Narramos este hecho obvio al unísono.

Somos Siesta y yo, ¿sabes? No hay forma de que pueda haber nada más, ¿verdad?

“Bueno lo que sea.”

Fuubi-san fue quien preguntó, pero parecía que ella también perdió el interés cuando se puso de pie, apagó su cigarrillo y dijo: “Démonos prisa y revisemos a la víctima de Jack el Destripador”.