Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 14

Capítulo 7: Trabajo de Campo

Parte 1

En la Batalla de las Llanuras de Sebal, la facción anti-Fuuga quedó muy debilitada por la pérdida de la mayoría de su fuerza de combate, así como de las figuras centrales, Shamour Sharn y Mathew Chima. Los estados anti-Fuuga fueron destruidos uno tras otro por Fuuga, los estados que le apoyaban, e incluso por rebeliones de los partidarios de Fuuga entre sus propios ciudadanos.

Mientras esto ocurría, había quienes, como Hashim Chima, lideraban un ejército y se distinguían en la batalla, ganándose rápidamente su lugar como consejero de Fuuga; así como quienes trabajaban duro por la desesperación de demostrar su lealtad, como Bito Gabi. Entre los que juraron lealtad a Fuuga después de la guerra, algunos fueron expulsados por no estar a la altura de las expectativas, mientras que a otros se les descubrió que habían conspirado contra él, y fueron eliminados.

Hubo quienes se levantaron durante el caos, quienes fueron destruidos y quienes sólo pudieron ver cómo sucedía todo. En medio de todas estas emociones encontradas, se derramó sangre por toda la Unión de Naciones del Este.

***

— Tres meses después de la batalla de las llanuras de Sebal —

La Unión de Naciones del Este estaba en proceso de reorganización con Fuuga como única potencia. Con tantas fuerzas diferentes, antes había sido difícil que un país destacara en la Unión de Naciones del Este, pero ahora se estaba produciendo una centralización en torno a Fuuga — Ese era el informe que acababa de escuchar de Hakuya en la oficina de asuntos gubernamentales del castillo de Parnam.

“Se está moviendo más rápido de lo que esperaba…” Dije, dando mi sincera reacción. “Me asustó su potencial como gran hombre, y el carisma que atrae a la gente hacia él mientras persigue ciegamente su sueño. La forma en que parece tan inocente, sin ningún lado oscuro, y sólo se hace más y más grande.”

“Sí, estoy de acuerdo…”

“Pero, por otro lado, al no tener un lado oscuro, hay una cierta ingenuidad en él. Debido a su gran generosidad, incluso daría la bienvenida al redil a los forasteros que no pudieran compartir su sueño. Pensé que eso acabaría provocando fricciones y discordias que le harían perder la cabeza.”

Si Fuuga tenía el tipo de carisma que atraía a todo el mundo hacia él, y la voluntad de aceptar a cualquiera, entonces eso incluiría a aquellos que sólo estaban interesados en preservarse a sí mismos, o que secretamente albergaban hostilidad hacia él. Los grandes hombres de la historia solían tropezar con comandantes mediocres que no sabían apreciar su visión, y con aquellos que se rebelaban contra ellos. Pensé que a Fuuga le pasaría lo mismo.

“Pero la forma en que ha tratado a los que llegaron tarde a unirse a él no es como Fuuga. Básicamente, los ha intimidado y expulsado, o los ha incriminado y matado. Él no era de los que hacían eso.”

“A veces, un gobernante debe estar preparado para hacer tanto el bien como el mal. Lord Fuuga debe haber encontrado a alguien que pueda aconsejarle cuando es el momento de ser malvado”, respondió Hakuya, con la cautela que se reflejaba en su voz. “Su manejo de la facción anti-Fuuga ha sido lógico y cruel. Su asesor debe ser bueno.”

“¿Te refieres al Hashim Chima de tu informe?”

“Creo que sí. El hombre parece haber heredado gran parte de la aptitud del duque Chima para la diplomacia y la intriga.”

“Eso es problemático. Es el tipo de persona que menos quería que tuviera Fuuga a su lado”. Dejé escapar un suspiro, golpeando mi sien. “Supongo que tendré que asumir que Fuuga tiene a alguien cercano que puede operar al mismo nivel que tú, ¿no? Hakuya, si estuvieras al servicio de Fuuga, ¿cuál sería tu próximo plan?”

“Más trabajo de base, por supuesto. Con los muchos miembros de la facción neutral que quedan, no podemos decir que hayamos tomado el control de la Unión de Naciones del Este todavía.”

“¿Los neutrales, eh…?” Me levanté y me dirigí a la puerta de cristal que daba al balcón. “Conociendo a Fuuga, intentará atraer a los neutrales a su lado. Tiene el carisma para hacerlo, después de todo. Esa sería la forma más rápida de unir a la Unión de Naciones del Este, y evitaría ganarse un montón de enemistades innecesarias.”

“Pero eso debilitaría su unidad interna. Si trae a gente cuya postura es incierta, sólo servirá para perjudicarle a largo plazo. Si miras las cosas de forma práctica, no debería hacerlo… Si yo fuera su asesor, se lo diría.”

“Entonces estoy seguro de que Hashim hará lo mismo. Y hemos visto que Fuuga tiene la capacidad de escuchar consejos… Veremos más sangre derramada todavía. Parece que no podemos esperar que todas las noticias sean buenas.”

En este caso, la buena noticia era que Roroa había descubierto que estaba embarazada hacía unos meses.

“¡Ahora yo también voy a ser mamá! Sigue tratándome bien, Cariño.”

Recordé la mirada alegre pero ligeramente tímida que puso cuando me lo dijo. Por lo general, antes estaba en el extranjero cuando me enteraba de estas cosas, pero esta vez estaba en el castillo, así que pudimos hacer una gran celebración familiar. Además, nuestro hijo con Juna también iba a nacer pronto, así que había estado saboreando las alegrías de la familia.

Hablando de familia… Miré al cielo a través de las ventanas de cristal. Lastania también era neutral. ¿Estarán bien Julius y la princesa Tia?

***

— Mientras tanto, en Lastania —

En la mansión real donde vivía la familia real, el agente del rey, Julius, estaba sentado junto a su esposa, la princesa Tia, que se había dejado crecer el pelo un poco más, y frente a sus padres, la pareja real.

Presentó dos cartas al rey.

“Padre, me gustaría que te llevaras a madre y a Tia en una misión diplomática.”

“¡Lord Julius!” gritó Tia, tragando saliva ante lo que acababa de proponer.

Sin embargo, Julius no le hizo caso y continuó diciendo: “Primero visitarás a la reina Sill del Reino de los Caballeros Dragón de Nothung y le entregarás esta carta. Luego quiero que viajes al Reino de Friedonia con una escolta del Reino de los Caballeros del Dragón, donde te reunirás con el Rey Souma y le entregarás esta carta. Con una escolta de caballeros dragón, estoy seguro de que podrás atravesar la Cordillera del Dragón Estelar.”

“¿Nos estás pidiendo que abandonemos el país…?” preguntó el rey Lastania, mirando a Julius a los ojos. Julius asintió. Luego abrió otra carta y se la mostró a los otros tres.

“Esta es una carta de Fuuga Haan. O una invitación, más bien. Está celebrando un banquete para todos los gobernantes que no le apoyaron ni se opusieron. Tiene la intención de conocernos y ganar nuestro apoyo. Pero…”

Una vez dicho esto, Julius entrecerró los ojos. Eran tan fríos que hicieron saltar a la princesa Tia. Era casi como si hubiera vuelto a ser el hombre que era cuando vivía en Amidonia.

“…Eso es sólo para consumo público.”

“¿Hay algo más, entonces?” Preguntó el rey Lastania y Julius asintió.

“Es la forma en que trata a los que tardaron en unirse a él. Castigarlos para que sirvan de ejemplo a los demás está en desacuerdo con la forma en que Fuuga siempre fue antes de ahora. Es muy pragmático; el tipo de cosas que un hombre como yo preferiría.”

“No…”

Su padre Gaius le había dicho una vez que su familia real tenía la sangre de serpientes venenosas corriendo por sus venas. Y una serpiente sabe cómo piensa una serpiente.

“Es probable que sea un plan de ese recién llegado, Hashim. Lo que hace muy probable que este banquete sea también su idea.”

“Si es así, ¿no empeorará nuestra posición si no asistimos?”

“Sí. Es probable que vea a cualquiera que no asista como si tuviera la intención de oponerse a él, y lo use como pretexto para atacar. Tanto si vamos como si no, sólo nos espera la ruina.”

“¿Así que huimos…?”

Julius asintió de nuevo. “Si Fuuga ataca con todo el poder de la Unión de Naciones del Este, entonces ni siquiera nuestra alianza con el Reino de los Caballeros del Dragón de Nothung podrá protegernos. Incluso si pudiéramos mantenerlos a raya durante un tiempo, la tierra quedaría en ruinas, y el país ya no podría mantenerse.”

“Pero un rey no debe abandonar a su pueblo…”

“Mi mayor preocupación es que el pueblo abandone a su rey”. Julius obligó al bondadoso rey de Lastania a mirar la realidad. “Hay muchos en nuestra propia tierra que desearían verse bajo la protección de Fuuga. Después de todo el sufrimiento que experimentaron en la reciente ola de demonios, es algo natural que busquen a alguien fuerte para defender sus vidas y propiedades. Para esa gente, la vieja familia real sólo será un estorbo.”

Julius ya había experimentado esto una vez. Cuando el pueblo de Amidonia sólo tenía a Gaius para aferrarse, eran leales. Sin embargo, debido al gobierno liberal que experimentaron bajo la ocupación de Souma en Van, y a la muerte de Gaius en la batalla, el pueblo se apresuró a aceptar el gobierno del Reino. Incluso cuando Julius recuperó el poder, muchos de los habitantes apoyaron a Roroa, que tenía un temperamento más cercano al de Souma, y echaron a Julius.

El rey Lastania no tiene ningún contraargumento a estas palabras nacidas de la experiencia personal. En cambio, Tia se acercó más a Julius.

“Hace un momento, dijiste que los tres debíamos irnos. ¿Quiere decir ue se queda aquí, Lord Julius?”

Al ver la expresión de preocupación en su rostro, Julius acarició suavemente el cabello de Tia.

“Necesito ganar tiempo para que nuestra huida pase desapercibida… Además, aunque dije que muchos quieren ser protegidos por Fuuga, Jirukoma y Lauren también aman y respetan a la familia real. Tengo que organizar su huida.”

“¡Entonces yo también me quedaré!”

“Tia…” Julius la miró directamente a los ojos. “Estaré bien. No dejaré pasar el momento adecuado para escapar. De hecho, la preocupación causada por tu permanencia me haría más difícil concentrarme en mi tarea.”

“Lord Julius…”

“Además, tu barriga crece cada día más.”

“¡Ah…!” Tia puso sutilmente una mano en su propio estómago.

Dentro, una nueva vida estaba creciendo. Un niño que llevaba la sangre de las familias reales de Lastania y Amidonia. Julius acercó a Tia, que ahora daba a luz a su hijo y pronto sería madre, y le acarició el pelo con suavidad.

“Lo entiendes, ¿verdad, Tia? Lo que más tenemos que defender.”

“Nuestro hijo…”

“Por supuesto. No tiraré mi vida antes de saber si es niña o niño.”

Julius miró a la pareja real.

“Así que, padre, madre, les pido que cuiden de Tia.”

“De acuerdo… Haremos todo lo que digas, yerno.”

“Sir Julius, por favor, manténgase a salvo.”

Al día siguiente, la pareja real de Lastanian y la princesa Tia escaparon tranquilamente del país con una escolta del Reino de los Caballeros Dragón de Nothung. Les dijeron que estaban en un viaje diplomático para mejorar las relaciones con el Reino de Friedonia.

***

Unos días antes de que la invitación llegara a Lastania…

La palabra “Maquiavelismo” toma su punto de vista de que a veces, cuando se persiguen fines políticos, no se puede ser exigente con los medios, y lo extiende para referirse a una filosofía de fin que justifica los medios. Se critica a estas personas despiadadas por ser maquiavélicas. Esto fue utilizado principalmente por la iglesia cristiana, con sus creencias filantrópicas, para rechazar los puntos de vista de Maquiavelo, y en gran medida un concepto erróneo.

Si el propio Maquiavelo era maquiavélico o no, no es la cuestión. Sin embargo, Hashim Chima, que entró al servicio de Fuuga Haan, era definitivamente maquiavélico. Propuso que Fuuga invitara a los lores que habían sido miembros de la facción neutral a un banquete en su nueva base, un castillo en el antiguo Reino de Shamour, y que luego los masacrara bajo la apariencia de un ataque terrorista de la facción anti-Fuuga. Fuuga, que estaba sentado en el trono, frunció el ceño al oír esto, mientras su esposa, Mutsumi, que estaba a su lado, se tapaba la boca y jadeaba.

Fuuga miró fijamente a Hashim. “¿Me estás diciendo que haga eso?”

“No. Lo haré yo mismo, sin que lo sepas”, respondió Hashim, sin inmutarse. Fuuga apoyó la mejilla en la palma de la mano.

“Si me pides que haga la vista gorda, entonces no es diferente… ¿Es esto necesario?”

“Si tus objetivos no van más allá de la unificación de la Unión y la expansión hacia el Dominio del Señor Demonio, entonces no. Sin embargo, si pretendes competir con el Gran Imperio del Caos y el Reino de Friedonia por la supremacía, definitivamente sí. Hay demasiadas cosas de las que carecemos”, explicó Hashim, con los ojos serios. “Incluso si sumas la población de cada país de la Unión de Naciones del Este, es menos de la mitad de la del Reino de Friedonia. La comparación con el Imperio es aún peor, ya que sólo tenemos un tercio, posiblemente un cuarto, de su población. No importa cómo nos expandamos en el Dominio del Señor Demonio, eso no es algo que podamos superar. Además, tanto el Imperio como el Reino son estables, con excelentes gobernantes. Si las cosas continúan como están, la brecha sólo seguirá aumentando.”

“Por eso… ¿quieres que me dé prisa con la unificación?”

“Sí. El único aspecto en el que estamos definitivamente por delante de ellos es que estamos en una época en la que la gente busca grandes hombres como usted, y usted proporciona una fuerza centralizadora.”

“No tienes pelos en la lengua…” Fuuga se encogió de hombros.

Hashim había dicho la verdad. Gran parte de la razón por la que Malmkhitan, un solo país de la Unión de Naciones del Este, había sido capaz de expandirse tanto y tan rápido era que estaban en el lugar adecuado en el momento adecuado. Desde que el Dominio del Señor Demonio se expandió, la gente de la Unión se había sentido encerrada. Veían a Fuuga como un líder que podía liberarse de eso, y esa esperanza los impulsó a apoyarlo.

“Pero, al mismo tiempo, eso es algo precario. Puesto que ha reunido las esperanzas del pueblo en usted, Lord Fuuga, debe producir siempre resultados. Si se detiene, su decepción será su fin. Perderá el apoyo de su pueblo, y la nación se desmoronará en poco tiempo.”

“Así que estás diciendo que, si el pueblo pierde su fervor, estoy acabado.”

“Sí. Y no podemos estar seguros de que esta era se prolongue durante años.”

“Podría ocurrir en cualquier momento… ¿así que apresúrate con la unificación?”

“Precisamente.”

“¡Hermano!” Intervino Mutsumi, incapaz de limitarse a observar por más tiempo. “La facción neutral incluye—”

“El rey Heinrant de Roth y su hija adoptiva Sami, ¿verdad?” preguntó Hashim, terminando su frase.

La calma de la respuesta de Hashim dejó a Mutsumi sin palabras.

“Todavía hay que hacerlo. Aunque nos dividamos en amigos y enemigos, la sangre y el nombre de la familia deben seguir vivos. Así es como padre nos enseñó que debe ser el jefe de la Casa de Chima. Además, sólo mataremos al rey. No dañaré a Sami mientras no se resista.”

“Hermano…”

“Como reina de Lord Fuuga, deberías dar prioridad a la Casa de Haan, Mutsumi.”

“Sí… Lo entiendo.”

Si esto era para el beneficio de Fuuga, Mutsumi tuvo que retroceder.

Al ver la reacción de Mutsumi, Fuuga le preguntó a Hashim: “Esto significará que se derramará menos sangre, ¿verdad?”

“Sí. Se criticará como una conspiración durante algún tiempo. Pero, si vemos las cosas a largo plazo, este es el método que tendrá menos sacrificios. La gente de las generaciones futuras lo entenderá.”

“No es que me importe lo que vayan a pensar algunas personas que aún no han nacido…” Habiendo tomado una decisión, Fuuga dio una palmada en la rodilla. “Bien. Haz lo que creas correcto.”

“Por su voluntad”. Hashim inclinó la cabeza. Mutsumi bajó la cara en señal de frustración.

Con el permiso de Fuuga dado, el plan se puso en marcha.