Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 15: Un Efímero Nuevo Juego Plus

Prólogo: Ahora Qué?

—Despierta.

Abrió los ojos, sintiendo como si hubiera escuchado la voz de alguien.

Estaba oscuro. ¿Tal vez de noche? Pero no completamente negro. Había luces.

Mirando hacia arriba, había pequeñas velas pegadas a la pared. No solo una, sino muchas, espaciadas uniformemente, continuando hasta donde podía ver.

¿Qué lugar podría ser este?

Era un poco difícil respirar. Trató de tocar la pared y era dura y rocosa. No era de extrañar que le doliera la espalda. Esta no era una pared. Era simplemente roca desnuda.

Tal vez estaba en una cueva… ¿Una cueva? ¿Por qué estaría en una cueva…?

No lo sabía. No tenía ni idea.

Esas velas estaban bastante altas. Apenas podría alcanzar una si se paraba; eso era lo alto que estaban. Además, ni siquiera emitían suficiente luz para que pudiera ver bien sus manos y pies.

Escuchó algo. ¿Qué era esto que estaba escuchando? Era débil. ¿Personas respirando?

—¿Hay alguien ahí?

—Oh, sí.

Hubo una respuesta.

—… Sí.

—¿Qué es este lugar?

—Nyaa…

Más de uno.

—Ehh, yo… estoy aquí.

—Q-Q-Qué, qué… ¿Qué está pasando aquí? Alguien ayúdeme…

—Tengo que tener resaca o algo así. Me siento como la mierda..

—¿Te alejarías de mí? Apestas.

¿Cuántos había en total? No solo dos o tres. Había más. Hombres y mujeres.

—Esperen… —Decidió arriesgarse y preguntar—. ¿Dónde… estamos? ¿Alguien sabe?

El tipo grande que estaba cerca dijo—: No… —sacudiendo la cabeza.

¿Se habían adaptado sus ojos a la oscuridad? Ahora podía ver mucho mejor.

—No sé. Digo… Um, soy… Uhh… ¿Qué era…?

—¿Eh, qué?

—Probablemente soy… Kuzaku.

—Ohh. ¿Tu nombre?

—Sí, pero… no lo recuerdo. No puedo recordar.

—¿Recordar qué? ¡Ah…!

Se agarró el pecho, como si intentara arrancarse algo. No podía recordar.

No podía recordar.

¿Era esto de lo que estaba hablando el tipo grande?

—… Yo estoy igual —dijo al fin—. Haruhiro… Ese es mi nombre, pero eso es todo lo que sé.

¿Cuánto tiempo había estado aquí? ¿Qué estaba haciendo en este lugar? Era él mismo en quien estaba pensando. No había ninguna razón por la que no debería saberlo. Pensó en ello, tratando de recordar.

Algo empezó a agitarse en el fondo de su mente.

De repente, lo que sea que fuera se desvaneció.

No había forma de que no lo recordara.

A pesar de eso, no recordaba nada.

—¿Qué es esto…?

—Oigan, esperen —habló una mujer. —¿No se acuerdan? —Sonaba muy dudosa. —¿Cuánto? ¿Cuánto tiempo atrás no recuerdan?

—¿Qué tanto? ¿Qué quieres decir…?

Haruhiro gimió mientras pensaba en ello. Su cabeza se sentía pesada. Había un latido sordo en su interior. Era un dolor extraño.

¿Había incluso receptores del dolor en el cerebro?

No había, ¿verdad? En ese caso, ¿significaba que este dolor era falso?

Mientras estaba sentado ahí, incapaz de responder a la pregunta de la mujer—: No, como ya dije —dijo el tipo grande—. No sé nada más que mi nombre.

—No pude ser… —La mujer se quedó sin habla.

—Sí, raro, ¿no? Yo también lo creo… —El tipo grande esnifó, luego inclinó la cabeza mientras gemía pensando.

—El punto es que no podemos recordar.

—¿Tú también, Haru? ¿No solo Kuzaku?

Cuando la mujer lo llamó Haru, y él respondió reflexivamente: «Sí», no le pareció extraño de inmediato.

La sensación de que algo estaba mal llegó después de un pequeño retraso.

Era casi como si supiera quién era él. Al menos esa era la forma en que ella estaba hablando.

—Um, tal vez… ¿podrías conocerme?

—¿Conocerte? Es más que eso, yo…

—¡Kya! —Ese grito no fue de ella. Fue de otra mujer.

Sus ojos se dispararon hacia ella. Esa mujer estaba mirando hacia abajo y envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo.

Haruhiro rápidamente desvió la mirada. La mujer no llevaba ropa. Estaba desnuda por alguna razón.

—¡Guau, increíble…!

Kuzaku estaba mirando fijamente a la mujer, pero luego—: No, no debería estar mirando. —Se cubrió los ojos y miró hacia otro lado. Parecía que Kuzaku no la había estado mirando deliberadamente, pero terminó haciéndolo porque era inevitable—. ¡L-Lo siento! ¡Lo siento mucho! —Le dio una completa disculpa.

Sería mejor si hubiera algo que pudiera ponerse, pero mientras Haruhiro debatía si debía quitarse algunas de sus ropas y ofrecérselas, alguien le arrojó a la mujer una capa de color oscuro.

—Ahí tienes, ponte eso.

—G-Gracias…

Una vez que la mujer se puso la capa, pareció recuperar cierta compostura.

¿Por qué estaba desnuda? Por la forma en que estaba actuando, no se había desnudado por su propia voluntad. Aunque había sido un desafortunado accidente, este lugar no estaba lo suficientemente iluminado para que pudiera verlo todo. Consideró decirle eso, pero era cuestionable si ese hecho sería un consuelo, así que decidió no hacerlo.

—Por ahora… ¿por qué no intentamos aclarar lo que sabemos?

¿Cuánta gente habia aqui? ¿Cuántos de ellos solo sabían sus propios nombres y cuántos de ellos tenían recuerdos? Ni siquiera podrían empezar hasta que descubrieran todo eso. O tal vez podrían, no lo sabía, pero podría darles alguna pista. Ojalá. Si era posible, quería que fuera así.

—Soy Haruhiro. Sé que me estoy repitiendo, pero solo sé mi nombre.

—Ohhh. Soy Kuzaku. Estoy igual que Haruhiro, supongo.

—… Shihoru. Yo también… solo sé mi nombre. ¿Por qué estaba desnuda…?

—Setora. Eso es todo lo que puedo recordar también.

—Soy Io, y aparte de eso… Sí, tampoco sé nada.

—Gomi. Eso es todo lo que sé. ¿Tengo un nombre que literalmente significa basura? Aw, vamos…

—Tasukete… Da miedo que eso sea todo lo que recuerdo. ¿Siquiera es un nombre? Tasukete (taskete). ¿O solo estoy pidiendo ayuda a gritos…?

—Yo soy Hiyo. Eso es todo lo que puedo decir por ahora, ¿supongo?

—Nyaa.

Había un animal que claramente no era humano mezclado con ellos, se parecía a un gato, pero no lo era. La criatura parecía acostumbrada a los humanos. O al menos estaba apegada a Setora.

—El pequeño está sobre ti.

Como dijo Kuzaku, la criatura no se alejaba de Setora.

—No diría que lo encuentro particularmente desagradable…

Setora tenía la cabeza ladeada. Ella no parecía saber por qué. Pero estabaa cariciando al animal como una profesional.

Dejando a un lado al animal, que sin duda no entendía el habla humana, había ocho de ellos que solo sabían sus nombres: Haruhiro, Kuzaku, Shihoru, Setora, Io, Gomi, Tasukete y Hiyo.

Solo había una excepción.

—Yo soy… Mary.

Ella era la única que recordaba más que su nombre.

Eran ocho a uno, por lo que las personas que solo conocían su propio nombre eran la abrumadora mayoría aquí.

Tal vez así eran las cosas. Mary era la excepción, y la gente en general pasaba la vida sin saber nada más que su propio nombre.

No, obviamente no.

Esta claramente era una situación anormal. Incluso sin sus recuerdos, Haruhiro podía decir eso.

Mary señaló a Haruhiro, Kuzaku, Shihoru y Setora a su vez.

—Los conozco. Éramos camaradas.

Además, explicó que el animal era lo que se llamaba un nyaa, y que Setora había sido quien lo había criado, como era de esperarse. Su nombre aparentemente era Kiichi.

—¿Qué hay de mí? —preguntó Io.

—Tú —respondió Mary—, eras bastante conocida, así que había oído rumores.

—Era muy conocida. Alguien bastante famosa que habían oído hablar de mí…

Io se tapó la boca con ambas manos. ¿Estaba sorprendida? También parecía que estaba tratando de reprimir una sonrisa. ¿Estaba complacida? ¿Ese hecho la hacía feliz?

—¿Qué sabes de mí?

—¿Y d-d-de mí?

Según Mary, Gomi y Tasukete eran camaradas de Io. Sin embargo, ella no los conocía y acababa de escuchar sus nombres.

—… ¿Mis camaradas? —Io negó repetidamente con la cabeza con incredulidad—. ¿Estos dos, de todas las personas…?

—Lo siento… —dijo Tasukete, su voz se volvió muy pequeña. Bien podría haber estado llorando.

—Una forma muy bonita de decirlo… —murmuró Gomi para sí mismo, pero parecía menos como si estuviera enojado, y más como si se sintiera aplastado.

Por cierto, Io y su grupo no eran completamente ajenos a Haruhiro y los demás. Había estos grandes grupos llamados «clanes» aparentemente, y ambos grupos pertenecían al mismo clan. Pero como nunca se habían conocido directamente, tenían muy poco sentido de camaradería o compañerismo.

Según Mary, había estado trabajando junto con Haruhiro, Kuzaku, Shihoru, Setora y Kiichi como camaradas. Habían vagado por un lugar desconocido, se habían metido en un gran peligro y, lamentablemente, fueron separados.

—Eso es por lo que recuerdo. Pero estoy segura de que sucedieron muchas cosas después de eso.

Y lo siguiente que supo, aquí estaba.

—Ya veo —murmuró Haruhiro para sí mismo, luego inmediatamente lo cuestionó. ¿Qué vio exactamente?

Nada de esto tenía sentido.

Sin recuerdos, no tenía nada que pudiera usar para darle sentido, así que no había forma de que pudiera estar satisfecho con la explicación.

A pesar de eso, Kuzaku pareció creerlo por completo.

—Camaradas, ¿eh? Camaradas. Somos camaradas. —Kuzaku asintió repetidamente para sí mismo—. Ahora que lo dices, tengo la sensación de que lo somos. Se siente bien para mí, ¿sabes?

¿En serio? ¿De verdad? Uhh, ¿cómo?

A Haruhiro le hubiera gustado interrogarlo sobre ese punto, pero también era un hecho que él mismo no se había sentido tan sorprendido cuando Mary reveló que eran camaradas. Aunque podría haber sido simplemente que no podía sorprenderse. No iba a aceptarlo simplemente y pensar: «Oh, está bien. Éramos camaradas, ¿eh? Supongo que eso significa que ahora somos camaradas».

—Entonces, ¿qué hay de Hiyo? —preguntó Hiyo.

—Tú eres… —Mary comenzó a decir algo, luego negó con la cabeza.

—No lo sé. Yo no.

—Awww. ¿Hiyo es la única que no conoces? ¿No es un poco injusto?

—No sé si se trata de que sea justo o no… —Haruhiro intervino sin querer.

—Pero, peeeero. No es juuuusto. No es justo en absoluto. Hiyo es la única que no sabe nada. Pero, esperen, ¿nos servirá de algo estar sentados aquí para siempre? ¿Hmmm?

—Eso es, eh…

Si le preguntaras a Haruhiro: «¿Quieres quedarte aquí para siempre?», habría tenido que decir: «No, en realidad no».

Esto parecía ser una cueva con forma de túnel. No tenía ninguna razón para pensar esto, pero sentía que si seguían las velas, encontrarían algo.

—Bueno, entonces vámonos.

Mientras intentaba ponerse en marcha, Io lo detuvo.

—Espera. ¿Por qué actúas como si estuvieras a cargo? ¿Estás tratando de hacerme hacer lo que dices?

—No estaba intentando nada. ¿Entonces por qué no decides tú?

—Oh, si debo hacerlo. —Io dejó escapar un suspiro que sonaba deliberado—. Si insistes, tomaré la decisión.

Realmente no insistió, pero si lo señalaba, probablemente terminarían peleándose por ello.

—¿Entonces qué vamos a hacer?

—Vamonos.

Así que nos vamos después de todo.

Haruhiro solo pensó eso. No lo dijo. Io parecía un dolor en el trasero con el que lidiar, y quería el menor conflicto posible.

Por eso se quedó sentado, tratando de emitir un aire de: «está bien, ¿podrías irte ahora?». Pero ¿qué era esto? Io no dio señales de moverse.

Después de todo eso, Io molestó a Haruhiro.

—¿Qué estás haciendo?

—¿Qué quieres decir? —Haruhiro se quedó aturdido por un momento—. ¿Eh?

—Date prisa y ve —dijo Io, señalando en dirección a las velas con la barbilla.

Tomó otro momento para que eso se registrara con Haruhiro.

—… ¿Yo?

—Sí, tú —continuó Io—. Podría ser peligroso, ¿verdad? Alguien tiene que correr el riesgo, pero no voy a ser yo. Estás de acuerdo, ¿no?

Io estaba sonriendo. Si mirara de cerca, no, incluso sin mirar tan de cerca, todos habrían estado de acuerdo en que ella era hermosa y tenía una sonrisa encantadora, pero podía sentir su intención de convertir esos dos hechos en un arma. ¿O era demasiado descabellado?

Pero Haruhiro había estado tratando de tomar la iniciativa para empezar. Podía ver esto como si las cosas hubieran dado la vuelta al punto de partida.

Además, se sentía natural, de alguna manera, que él fuera adelante. Era solo una sensación vaga que tenía, pero era extraño, considerando que también tenía la sensación de que no era una persona extrovertida, social o proactiva.

—Honestamente, nada de esto tiene sentido…

Cuando Haruhiro comenzó a caminar, Kuzaku lo persiguió. Mary, Shihoru, Setora y Kiichi los siguieron, mientras que Io, Gomi, Tasukete e Hiyo los siguieron ellos.

No se sabía hasta dónde llegaba la línea de velas.

Era una situación extraña. Y, sin embargo, Haruhiro no estaba tan desconcertado por eso.

¿Había perdido el sentido de la realidad? ¿O simplemente era imperturbable para empezar?

Aunque en esa nota, el resto de ellos no se quejó particularmente, o tampoco parecían tan incómodos. Incluso cuando vieron lo que parecía una reja de hierro más adelante, todos mantuvieron la calma y nadie entró en pánico.

—¿Es una salida?

La reja de hierro parecía que se podía abrir y cerrar, como una puerta. No, no como una puerta, era una puerta.

Una vez que se abrió la puerta, había un pasillo estrecho que apestaba a moho. Estaba oscuro.

Haruhiro y los demás continuaron en fila india por el pasillo.

Sabía que esto no era un callejón sin salida. Había escaleras al final del pasillo y la luz brillaba desde arriba.

¿Eh?, pensó Haruhiro, y casi dejó de caminar.

Sin embargo, no se detuvo. De repente, tuvo la sensación de que había estado aquí antes. Pero era solo una sensación vaga, y no como si sus recuerdos estuvieran regresando.

Cuando subió las escaleras, había otra puerta de rejas de hierro ahí. Más allá había una habitación de piedra.

Haruhiro puso su mano en la puerta, que estaba entreabierta. La empujó ligeramente y se abrió más con un crujido.

Había escaleras que conducían hacia arriba en esa habitación. No vio una mesa, ni sillas, ni ningún otro tipo de mobiliario, pero había estantes alineados en las paredes y dos lámparas encendidas.

Hablando de la pared, ¿qué era esa cosa negruzca parecida a un mango que sobresalía de ella? ¿Era para colgar herramientas de algún tipo? También podría ser una palanca para operar algo.

Haruhiro lo investigó de cerca, teniendo cuidado de no tocar el mango. Nadie le dijo que lo hiciera; se encontró haciéndolo sin siquiera tener la intención de hacerlo.

Cuando miró, Tasukete estaba revisando los estantes y tocando la pared.

Sus ojos se encontraron con los de Tasukete.

Había una luz espeluznante que brillaba en los ojos que vislumbraba a través del flequillo terriblemente largo de Tasukete.

Se sintió un poco incómodo. Haruhiro miró hacia otro lado.

—¿Tasukete-san también es un ladrón? —Mary dijo de repente.

—Ohh. —Kuzaku chocó las palmas y luego ladeó la cabeza—. ¿Ladrón? ¿Cómo que un ladrón? ¿Y «también»…? ¿Entonces Haruhiro también es un ladrón? ¿Eh? ¿Es un ladrón?

—No, no es eso…

Según Mary, Haruhiro y el resto eran soldados voluntarios de un país llamado Arabakia. Pero había diferentes tipos de soldados voluntarios. Ya que eran llamados soldados voluntarios, ¿era como si hubiera diferentes tipos de tropas o algo así?

Los ladrones eran un tipo. Hacían reconocimientos, abrían puertas cerradas y buscaban trampas peligrosas. En realidad, no eran ladrones, pero hacían uso de un conjunto de habilidades similares y cumplían un papel de apoyo en el combate.

—Entonces yo era un ladrón. Soldados voluntarios…

Era difícil creer que hubiera sido un soldado voluntario, o cualquier tipo de soldado.

Pero cuando lo pensó, Haruhiro tenía dos armas cortas, como cuchillos, colgando de su cintura. Kuzaku y Gomi tenían espadas mucho más grandes, y también usaban lo que parecía una armadura, así que desde una perspectiva objetiva, Haruhiro y los demás formaban un grupo de aspecto peligroso.

Kuzaku era lo que llamaban un paladín, mientras que Shihoru era un maga y Mary era una sacerdotisa. Al parecer, Io también era sacerdotisa.

Setora no era un soldado voluntario en absoluto, sino una camarada que se había unido a ellos en el camino.

No sabía qué eran Gomi y Tasukete. En opinión de Mary, Gomi era un guerrero, o tal vez un caballero oscuro.

Tasukete probablemente era un ladrón como Haruhiro.

Haruhiro tuvo la sensación de que ser un ladrón le sentaba mejor que ser un guerrero o un mago.

Tasukete no era tan alto como Kuzaku, o como Gomi con su rostro extrañamente sombrío y su complexión robusta. En todo caso, estaba más cerca de Haruhiro.

Io miró a Hiyo.

—¿Y ella?

—¡Hmm! —Hiyo se señaló a sí misma—. ¿Te refieres a Hiyo?

Mary le dio a Hiyo una mirada de reojo.

—En cuanto a ella…

Parecía que podía haber algún significado oculto en la forma en que la miraba.

—… En cuanto a ella —comenzó a decir Mary de nuevo—, si es un soldado voluntario o no… es difícil de decir para mí.

Hiyo se rió entre dientes.

—Hiyo tampoco está tan segura de eso.

¿Estaba bromeando? O tal vez, a juzgar por la forma en que Mary actuaba como si algo estuviera pasando, estaba tratando de esquivar el problema.

Si lo pensaba de nuevo, ¿no estaba su peinado, con el pelo recogido a ambos lados y su atuendo poco práctico sobre decorado, algo fuera de lugar?

—Por cierto —dijo Hiyo, señalando las escaleras que conducían hacia arriba. —Parece que podemos subir ahí. Ahora, ¿qué vamos a hacer?