Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 15: Un Efímero Nuevo Juego Plus

Capítulo 1: La Pesadilla Continúa

Haruhiro decidió subir las escaleras con Tasukete. Todos los demás esperarían en esta habitación. Sería más fácil de esa manera. Esa fue la sensación que tuvo.

Cuando quitó una de las lámparas de los estantes y subió las escaleras, había otra habitación ahí arriba.

Tenía varios estantes, todos llenos de cosas variadas.

Había cajas de madera y barriles metidos entre los estantes. Frascos grandes también.

Había una mesa grande en medio de la habitación. Varios barriles colocados a su alrededor que parecían funcionar como sillas.

Había una lámpara apagada sobre la mesa, con lo que parecían rollos de papel viejo, un trozo de pergamino o algo así, vasos de madera, una jarra para el agua y varios otros artículos diversos esparcidos por todas partes.

En una esquina de la habitación, había escaleras que conducían aún más arriba. ¿Por qué no se había dado cuenta de inmediato de la persona sentada a la mitad de ellas?

Haruhiro retrocedió, sacando una de sus dagas al mismo tiempo. Era claramente diestro, pero había estado sosteniendo la lámpara en su mano izquierda sin darse cuenta de por qué.

Echando un vistazo, vio que Tasukete había bajado su postura y estaba preparado. Si hubiera estado portando un arma, Tasukete probablemente la habría desenvainado como lo había hecho Haruhiro.

El hombre de las escaleras se volvió hacia ellos.

Era un hombre.

No parecía joven, pero era difícil determinar su edad. Llevaba casco y armadura, con una espada en la cadera.

El hombre de las escaleras no se movía. Se quedó en silencio, mirando a Haruhiro y Tasukete.

—¿Qué es esto? Da miedo… —dijo Tasukete en voz baja.

Haruhiro estaba de acuerdo. El hombre de las escaleras definitivamente se movía, así que estaba vivo. Por cómo se veía, era humano. Pero ¿lo era realmente? Haruhiro no podía estar seguro.

Haruhiro tomó una decisión. —Oye… —le dijo al hombre.

El hombre de las escaleras no movió ni un músculo. Aunque, mirando de cerca, Haruhiro pudo ver sus hombros subiendo y bajando levemente. Esto podría parecer algo obvio, pero estaba respirando.

Haruhiro no apartó los ojos del hombre de las escaleras mientras decía «Tasukete» en un susurro.

—… ¿Eh? ¿Sí?

—Voy a probar algo.

—¿Probar algo? ¿Eh? ¿Qué…?

—Si pasa algo, dícelo a los demás.

—Realmente no deberías… —Tasukete le advirtió con voz débil.

Sí, tal vez no debería, pensó Haruhiro, pero tenía toda la intención de hacerlo. ¿Era realmente bastante atrevido? ¿O simplemente imprudente? Ese no era la sensación que tuvo. En todo caso, pensó que podría ser cauteloso. No es que lo recordara.

Haruhiro se acercó a la mesa, con los ojos todavía fijos en el hombre de las escaleras.

El hombre de las escaleras todavía no se movía. No, sus ojos seguían a Haruhiro.

Haruhiro dejó la lámpara sobre la mesa. Trató de recoger el pergamino. Aparentemente era un mapa.

El hombre de las escaleras continuó escudriñando a Haruhiro.

Haruhiro respiró hondo. Le tomó un poco de valor, pero enfundó su daga.

El hombre de las escaleras no mostró ninguna reacción.

Entonces, ¿qué tal esto? Haruhiro enrolló el mapa de pergamino con ambas manos.

El hombre de las escaleras seguía sin moverse.

—Tomaré prestado esto —intentó decir Haruhiro.

No hubo respuesta.

—Lo voy a tomar prestado —repitió, retrocediendo con el mapa en la mano derecha y la lámpara en la izquierda.

Haruhiro le pasó el mapa a Tasukete.

—¿Podrías sostener esto por mí?

—… Sí, seguro. Hombre, tienes agallas…

—No, no es así. De verdad no.

Haruhiro volvió a sacar su daga. Pensó que era un cobarde.

Esta vez caminó alrededor de la mesa una vez. En el camino, se acercó mucho a las escaleras, lo que naturalmente significaba acercarse al hombre también, pero no pasó nada.

Echó un rápido vistazo a los estantes. Había una cuerda, algo que parecía un instrumento musical, plantas secas, la piel de algún animal pequeño, lo que parecían partes de un animal, una especie de líquido en una botella, un frasco pequeño, una cajita y algunos materiales escritos. Parecía que se habían ordenado cosas similares juntas, por lo que estas cosas no se colocaron aquí al azar; estaban organizadas.

No estaba claro qué había dentro de los barriles, pero era un líquido, probablemente alcohol o aceite, o algo por el estilo. Ese era el tipo de olor que desprendían. Los que se usaban como sillas estaban vacíos.

Las cajas de madera estaban cerradas con clavos. No habría sido imposible abrirlas si lo hubiera intentado, pero Haruhiro decidió no hacerlo por ahora.

Los frascos grandes estaban llenos de carne, pescado o verduras conservadas.

No había pensado mucho en eso antes, pero el techo de esta habitación era bastante alto. Había postes que se extendían por la habitación a una altura que no podía alcanzar, y de ellos colgaban salchichas, así como pescado ahumado.

—¿Esto es un almacén o algo así? —Haruhiro se dijo a sí mismo—. Podrías vivir un tiempo con todo esto…

El hombre de las escaleras permanecía inmóvil, igual que siempre. Solo miraba a Haruhiro intensamente.

Haruhiro regresó a donde estaba Tasukete.

—… Parece que hay más todavía —dijo Tasukete—. Me pregunto qué hay aquí…

—¿Quién sabe? —Haruhiro negó con la cabeza—. Bajemos las escaleras por ahora.

Bajando las escaleras, les contaron a todos lo que había en el piso superior.

Mientras hablaba, Haruhiro estaba atento a las reacciones de Hiyo.

Solía ​​decir: «Guau», «Hmm», y «Oh, hoh», ampliando los ojos, frunciendo los labios e hinchando las mejillas, cambiando afanosamente su expresión. Se tocaba el cabello, la cara, el cuello y el pecho; negaba con la cabeza, parpadeaba repetidamente, caminaba y saltaba un poco. Sus gestos eran frecuentes y todos exagerados.

Eso le pareció sospechoso a Haruhiro, pero tal vez sus nociones preconcebidas solo lo estaban haciendo parecer peor.

Haruhiro sospechaba bastante de Hiyo, pero era difícil poner esas sospechas en palabras claras. No estaba seguro de si esto estaba relacionado o no, pero también tenía la sensación de que no sería muy bueno si ella se enterara de que sospechaba de ella.

En una palabra, esto era una «corazonada».

—¿Qué debemos hacer? —preguntó Haruhiro, mirando primero a Kuzaku.

—¿Yo? —Los ojos de Kuzaku se agrandaron—. No, no lo sé… Hmmm. ¿Qué debemos hacer…?

Puede que no recuerde a Kuzaku, pero Haruhiro pensó que eso era todo lo que podía esperar de él.

En realidad, puede que no sea el caso de que no recuerde nada en absoluto, estaba empezando a pensar Haruhiro.

Por ejemplo, parecía que Shihoru mantenía la cabeza gacha porque no quería que le pidieran su opinión, pero probablemente no era así; estaba tratando desesperadamente de pensar en todo esto a su manera.

Setora parecía concentrada en la manija de la pared. Era aguda. Incluso si no recordaba eso, sentía que lo sabía.

—Bueno… —dijo Mary, bajando los ojos, luego un momento después mirando hacia Hiyo.

Mary sospechaba de Hiyo, como pensaba.

Sin embargo, había un problema.

Mary era la única que afirmaba tener recuerdos en este momento.

Si Mary decía que las cosas eran de una forma u otra, Haruhiro y los demás, sin memoria, solo podían aceptar que así eran las cosas.

Nadie podría contradecirla y decirle: «Eso no está bien».

¿Y si Mary les estaba mintiendo?

Haruhiro sintió que Kuzaku, Shihoru, Setora, Kiichi y Mary podrían haber sido sus camaradas.

Pero no tenía pruebas definitivas de eso.

Mary dijo que eran soldados voluntarios, Setora no lo era, pero era su camarada, y ni siquiera sabía si Hiyo era un soldado voluntario o no. Haruhiro estaba empezando a creer todo eso.

Pero ¿realmente era la verdad?

Haruhiro pensó que Hiyo era sospechosa. Pero cuando se trataba de recordar solo sus propios nombres, Haruhiro y el resto no eran diferentes a ella.

Mary era la única que tenía recuerdos.

Usando esos recuerdos, podría proporcionar información, diciéndole a Haruhiro y a los demás: «Eres este tipo de persona».

De todos ellos, Mary era la única que podía hacer eso.

No era imposible imaginar que tal vez Mary fuera la sospechosa aquí.

Sin embargo, Mary parecía consciente de su posición. Si se lo proponía, podría convertir sus recuerdos en un arma y usarlos para inducir a Haruhiro y al resto a hacer cualquier cosa, pero no estaba tratando de hacerlo.

Los recuerdos de Mary eran un arma de doble filo. Eran un arma poderosa, pero si los usaba con demasiada libertad, haría que todos desconfiaran de ella, y eso la conduciría a su propia ruina.

—Estoy… —De repente, Io se agachó—. Hambrienta.

—Sí… —Kuzaku se tocó el estómago—. Yo también…

Hubo un gruñido increíble. Ese era el estómago de Gomi, aparentemente.

—Sí. En serio. Me muero de hambre aquí…

—Bueno, siiiiiiiií —dijo Hiyo con una carcajada—. Eso sucede cuando estás vivo. Sus barrigas vacías son inevitables. Hay comida arriba, ¿verdad?

Ahora que lo pensaba, Hiyo fue quien sugirió que podían subir esas escaleras en primer lugar, ¿no es así? ¿Estaba tratando de guiar a Haruhiro y los demás? No podía estar seguro. Era una línea sutil.

—Pero hay alguien ahí —dijo Haruhiro.

—Pero, pero. —Hiyo los miró—. Hay muchos de nosotros. Si nos atacan, ¿no podemos simplemente darles una paliza? ¡Kya! ¡Oh, Dios, Hiyomuuu, eres tan violenta!

Shihoru inclinó la cabeza.

—… ¿Hiyomu?

—¿Miau? —Hiyo parpadeó.

—¿Acabo de decir eso? ¿Hiyo acaba de llamarse a sí misma Hiyomu? Me pregunto porque. ¿Es un apodo? ¿Un apodo? ¿Un seudónimo? Esos son iguales, o lo suficientemente cercanos, ¿eh? ¿Eso es lo que es? Podría ser. ¿Hmmm…?

La forma en que estaba hablando a un kilómetro por minuto sugería que, de hecho, no estaba desconcertada por esto, sino que trataba de ocultar su error.

Mary miró hacia abajo, frunciendo ligeramente el ceño.

—No me importa cuál sea tu nombre. —Io se puso de pie—. ¡Comida! ¡Necesitamos comida! Es como el viejo dicho: «¡No se puede luchar con el estómago vacío!».

¿Iban a luchar? Se les llamaba soldados voluntarios, ¿tenían que luchar? Incluso cuando pensó que no estaba tan seguro de todo eso, Haruhiro subió las escaleras una vez más. Esta vez, no fue solo con Tasukete. Todos vinieron con él.

—¿Eh?

La habitación no había cambiado de antes, pero el hombre de las escaleras había desaparecido.

—¡Nadie está aquí! —Io dijo en tono acusatorio.

—No, antes había. De verdad… Había, ¿verdad?

Cuando Haruhiro lo miró para ver si estaba de acuerdo, Tasukete negó con la cabeza en diagonal, aparentemente inseguro.

—… Siento que sí. O tal vez… no había…

—¿Tal vez subió las escaleras? —Mary ofreció amablemente.

Haruhiro asintió.

—Eso es.

Sí, realmente no podía dudar de Mary.

—Bueno, sea cual sea el caso  —dijo Kuzaku en un tono tranquilizador—. ¿No es mejor no tener algún bicho raro? Parece que aquí también hay cosas para comer.

Extendieron el mapa sobre la mesa y miraron a través de las hojas de papel mientras masticaban salchichas y pescado seco.

Intentaron abrir un barril y al menos uno de ellos era alcohol. Lo vertieron en tazas y todos los que quisieron beber lo hicieron. Haruhiro probó solo un sorbo, pero era algo fuerte, y se emborracharía en poco tiempo, así que lo dejó así.

—Esto es… —dijo Mary mientras miraba el mapa—. ¿Un mapa de Grimgar, tal vez?

—¿Grimgar?

Sonaba como si hubiera escuchado ese nombre, o tal vez no, pero no sonaba del todo desconocido.

—Esto es Altana —dijo Mary, señalando la parte inferior del mapa—. Al norte de aquí están las Llanuras Ventosas. Luego está el Bosque de las Sombras donde viven los elfos… y más al este, está el mar. Aquí. Aquí es donde está la ciudad libre de Vele.

—Altana… Elfos…. Ciudad libre… Vele…

No conocía ninguna de estas palabras. Sin embargo, al mismo tiempo, sentía que las había escuchado antes.

Si fueran personas, podría verlas por detrás y pensar que las conocía. Pero no podía ver sus caras, por lo que no podía estar absolutamente seguro de que fueran personas que conocía.

No le eran completamente desconocidas. Las conocía. O las había conocido y luego olvidado. Pero por algo que había olvidado…

Cuanto más pensaba en ello, más le dolía la cabeza. Era un dolor desagradable.

¿De dónde venía este dolor? Probablemente  del fondo de su cabeza.

No era un dolor punzante. Era un poco como una picazón, pero la sentía insoportablemente.

—Salimos de Vele… —Mary señaló un punto en el mapa. Movió su dedo hacia la izquierda—. Nos dirigíamos a Altana, pero en el camino nos encontramos con… un campamento… cierto, era el campamento de Ainrand Leslie, el Campamento de Leslie.

—… No. —Setora se cruzó de brazos y frunció el ceño—. No puedo recordarlo en absoluto.

—¡Oh! —Kuzaku todavía tenía una salchicha en la boca—. ¿Esto también me incluía a mí? Lo escuché como si se tratara de otra persona…

Io tenía una expresión en su rostro que era difícil de leer.

—¿El Campamento de Leslie…?

—¿Qué es eso? —Hiyo preguntó con una sonrisa—. ¿Esto, ummmm? Campeón de lucha libre, ¿verdad?

Mary miró a Hiyo a los ojos.

La expresión de Hiyo se tensó un poco. Eso es lo que le pareció a Haruhiro.

—A partir de ahí —continuó Mary sin responder a la pregunta de Hiyo—, nos adentramos en otro mundo. Era como si un mal sueño se hubiera hecho realidad…

Hiyo acarició su barbilla. —Hmmm. —Sus ojos se dirigieron hacia arriba y hacia la derecha—. ¿Sabes, si fue como un mal sueño, eso me hace pensar que tal vez fue realmente un sueño? Oh, no es que esté dudando de ti o algo así.

—Podrías tener razón. —Mary miró el mapa—. Todo pudo haber sido un sueño. Incluso ahora, me pregunto si todavía el sueño no ha terminado.

—No es eso —dijo Haruhiro definitivamente. Lo había dicho sin querer.

Mary, Hiyo y todos los demás miraron a Haruhiro.

Haruhiro se rascó la cabeza y miró hacia un lado.

—… No creo que sea así. Si yo fuera solo un personaje en el sueño de Mary, no sé… no sería capaz de pensar por mí mismo o actuar por mi cuenta, ¿verdad? Probablemente no. Pero puedo. Puedo… O al menos lo estoy intentando.

—Yo también. Yo también —dijo Kuzaku con una sonrisa.

—No me imites…

—No, no te estoy imitando. ¡Estoy diciendo que creo que tienes razón!

—¡Como! ¡Yo! ¡Dije! —Hiyo puso sus manos en sus caderas e hinchó sus mejillas—. No es como si estuviera dudando de ti o algo así.

—Mary… -san, si tus recuerdos son correctos… —Shihoru se inclinó, mirando de cerca el mapa—. ¿Dónde estaríamos ahora…?

Haruhiro miró alrededor de la habitación. Esta habitación y la de abajo no tenían ventanas. No hace falta decir que estaban en un edificio, pero ¿cómo era el exterior? Como Shihoru preguntaba, ¿dónde estaban exactamente?

—La manija… —Tasukete dijo en voz baja.

Inmediatamente se le ocurrió a Haruhiro que se refería a la manija de la pared de abajo.

Esa manija había llamado su atención en el momento en que la vio. Si Hiyo no hubiera sugerido que podían subir las escaleras, Haruhiro podría haber intentado tirar de esa manija como una palanca primero.

—Voy a bajar las escaleras. Voy a probar esa manija. Podría hacer algo.

Cuando Haruhiro hizo esa declaración, Hiyo no pareció divertida, luego dejó escapar un suspiro. Haruhiro estaba casi seguro.

Hiyo estaba mintiendo.

La pregunta era sobre qué estaba mintiendo y por qué.