Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 4

Capitulo 6: Preludio Del Disturbio

Parte 1

——El Puerto de Euritheis.

Muchos estaban trabajando duro en los muelles, la mayoría cargando carga en barcos. Los tipos de carga varían ampliamente: cargas de agua dulce, alimentos, mercancías comerciales, etc. Algunos barcos incluso transportaban ganado, como cerdos y ovejas, además de verduras frescas y carne, para poder ordeñarlos y despiece durante el viaje.

“¡Date prisa y sube estos, viejo!”

“¡L-Lo siento!”

Un hombre de mediana edad se tambaleaba entre la multitud de trabajadores. Era Hummer, un guardia de la ciudad de Rookie. Sin duda, estaba en la base del sistema de clases sociales y vivía en los barrios bajos. Hoy, había venido a Euritheis por un trabajo temporal.

“¡Anciano! ¿Crees que puedes trabajar en los muelles, tambaleándote así?”

“¡Lo-lo siento…!” Hummer encogió el cuello hasta los hombros, después de haber sido regañado por el contramaestre. Marlin, el contramaestre, era un hombre rudo y rudo de unos veinte años.

Había estado gritando a su tripulación a diestra y siniestra, y rápidamente recurrió a la violencia contra cualquiera que trabajara más lento que su ritmo aceptable. Hummer, un hombre de unos cuarenta y tantos años, estuvo a punto de llorar al ser reprendido por un hombre lo suficientemente joven como para ser su hijo.

“¡Cierra la boca y mueve esas piernas!” Marlin pateó despiadadamente a Hummer en su corpulento estómago.

“¡S-Sí, señor…!” Su rostro se contrajo de dolor, pero Hummer continuó cargando el barco.

Muchos hombres del mar eran de naturaleza agreste y Marlin no fue la excepción. Vivieron sus vidas navegando en la fuerza más poderosa de la naturaleza. Todos sabían por experiencia que ningún estatus o título los salvaría de una tormenta. Vieron personas en un binario de útil o no; un miembro inútil de la tripulación podría poner en peligro todo el barco.

“Eef…” Hummer cargó esas cajas con todas sus fuerzas, tambaleándose y jadeando.

Pudo ver que algunos de los otros trabajadores llevaban las mismas cajas con facilidad mientras conversaban entre ellos, mientras que otros tenían la cara enrojecida como él.

La experiencia marcó la diferencia. No era fácil para un recién llegado trabajar en estos muelles y barcos inestables. Aunque Hummer tendría que pasar mucho tiempo permitiendo que sus músculos aprendan a caminar aquí, no sería una habilidad fácil de dominar.

Hummer cruzó la trampa y llegó al barco para encontrar al capitán revisando la carga cargada y dando órdenes detalladas. Una cicatriz profunda le recorría el ojo derecho, que estaba cubierto por un parche en el ojo. Sus brazos eran tan gruesos como troncos, sus inmensos pectorales empujaban contra su camisa y su mandíbula estaba cubierta por una barba espesa.

(E-Él es un verdadero hombre de mar…)

Hummer se sintió mareado al mirar al capitán. Había muchos nuevos aventureros en Rookie que se vestían como si estuvieran participando en un concurso de moda. Debajo de sus trajes elegantes, ninguno de ellos tenía la sustancia para demostrar su valía.

Por otro lado, este capitán no tuvo necesidad de decorarse. Su mera presencia era todo lo que necesitaba para atraer atención y respeto.

“Novato. Esa caja va en el almacenamiento C-3. No lo pongas en ningún otro lugar”.

“¡S-Si!”

“Ese va a popa…” El capitán continuó ordenando un trabajador tras otro, revisando la marca en la caja.

Hummer se sorprendió al descubrir que cada caja tenía un lugar designado. Llevó su caja al compartimiento de almacenamiento correcto y vio las numerosas cajas ya apiladas en los otros compartimentos. Cada compartimento era bastante pequeño y estaba dividido por una pared de madera. También parecían ser resistentes al agua y a los golpes.

“Así es un barco… Lleva todas estas cosas, muy lejos…” Hummer no pudo evitar encontrar una maravilla infantil en su primer encuentro con un barco y su primer trabajo en el mar. Incluso sus músculos parecieron refrescarse mientras observaba su entorno.

“E-Está bien… Es casi el almuerzo. ¡Puedo hacer esto…!”

Sus pies estaban inestables en los muelles, pero Hummer llegó sin problemas a almorzar con solo algunos regaños ocasionales.

“Herf… Huff…” Hummer jadeó, tirado en el suelo. “… Bebe esto”.

“¡¿Sí?!”

“No pensé que durarías hasta el almuerzo”. El capitán, con el rostro tan intimidante como antes, le entregó una jarra de madera llena de agua.

“¡G-Gracias…!” Hummer prácticamente abrazó la jarra y comenzó a tragar. El agua estaba tibia, pero aun así apagó la garganta quemada de Hummer, especialmente con el toque lujoso de una rodaja de limón.

“Come.”

“¡S-Si!” Hummer aceptó tímidamente dos platos del capitán. El primer plato contenía cerdo salteado, lechuga y pan, mientras que el otro tenía dos pescados, enteros a la parrilla. Para alguien como Hummer, que vivía en los suburbios, esta era una fiesta extravagante, por decir lo menos.

“¿Estás seguro de que puedo tener todo esto…?”

“No hay mucho para comer en el mar. Así que todos bebemos y comemos lo mejor que podemos mientras estamos en tierra”.

“Ya veo…”

“Los golpes duros solo se vuelven más duros, y los gusanos los atraparán en poco tiempo. Si nuestra agua se vuelve amarga, correremos. La carne salada en esos barriles apestará cada día más hasta que no podamos comerlos. Tampoco nos llevará mucho pasar por esos greens. Hacia el final, nos quitamos el cuero de las botas”.

Como explicó claramente el capitán, el color desapareció del rostro de Hummer. Se sintió como un cubo de agua fría para sacarlo de la emoción que estaba sintiendo por poner un pie en un barco por primera vez.

Sin preocuparse por la reacción de Hummer, el capitán bebió un trago de su botella de ron y encendió un cigarro con una piedra mágica. “Podríamos irnos a cualquier parte del mundo, pero cuando nuestras Piedras de Hechizo de Agua se agoten, todo lo que podemos hacer es rezar al Ángel para que llueva un poco”.

El solo hecho de escuchar al capitán hablar parecía quitarle el sabor a la comida de los platos de Hummer. ¿Estaba jugando con él de nuevo? Hummer se puso rígido.

“Por su bien, debe permanecer en tierra para siempre”, agregó el capitán. “U-Um… yo…” La expresión de Hummer se oscureció.

“Solo nos dirigimos al mar porque no tenemos ningún otro lugar a donde ir en tierra. Es un basurero para aquellos que no pueden vivir entre el resto de la sociedad”.

Hummer miró al suelo, incapaz de responder. ¿Estaba preocupado por él?

¿O lo estaba despidiendo porque obviamente no estaba hecho para el trabajo?

“Yo-yo… lo arruiné en una mazmorra… me convertí en guardia, pero las cosas no salieron como yo…” Hummer explicó cómo intentó todo tipo de trabajo, solo para ser etiquetado como inútil y despedir a cada uno hora. Uno podría pensar que tal confesión solo empeoraría las posibilidades de Hummer de mantener el trabajo, pero era un hombre honesto, para bien o para mal. “Trabajaré tan duro como pueda. ¡Por favor, no me despida…!”

En resumen, Hummer había vivido una aburrida vida media plagada de fracasos. Sin altibajos. Solo una historia de vida insoportablemente miserable. Era un imbécil indefenso que no tuvo más remedio que seguir siendo un porteador incluso cuando los lo suficientemente jóvenes como para ser sus hijos lo robaron y golpearon.

El capitán escuchó pacientemente la nada interesante historia de Hummer sobre su vida. La expresión estoica del capitán nunca se movió, sus ojos siempre se dirigieron al mar.

“Sabes lo que estos barcos…”

“¿Capitán?”

“¿Sabes qué es ese cargamento…? No, supongo que no te concierne”. El capitán se fue sin decir una palabra más.

Aliviado por no haber sido despedido, Hummer se volvió hacia el mar. Las olas rodaban interminablemente hacia los muelles, meciendo los barcos en un incómodo vaivén. Una figura apareció junto a Hummer, que había estado mirando distraídamente el azul.

“Tsk… ¿Estás aquí, de verdad? ¿Cuánto tiempo tardas en comer?” Marlin estaba mirando a Hummer con una mirada irritada en su rostro.

“¡Lo siento, señor!”

“Este barco no es tu mesa para cenar”.

Hummer comenzó a devorar su comida, pero luchó por tragarla de una vez.

Marlin golpeó a Hummer en la cabeza. “Dije comer, así que será mejor que termines eso en diez segundos. Si te equivocas en el océano, te arrojaré por la borda”. Sus ojos fríos miraron a Hummer.

“¡S-Si…!” Hummer se tragó el resto de su comida. Sabía que Marlin hablaba en serio.

“¡¿Qué demonios quiere el capitán con este tonto…?!” Marlin escupió y se fue en la misma dirección en la que se había ido el capitán, aparentemente listo para iniciar una discusión.

Hummer solo pudo mirar con expresión de dolor mientras Marlin se alejaba.

***

——Honorable Alojamiento de Invitados, Buque Insignia.

Las habitaciones de invitados de honor fueron decoradas con muebles y comodidades que recuerdan a un hotel de cinco estrellas.

Esta habitación especial para invitados tenía una cama con dosel, alfombras de color rojo rubí y un mueble para licores con bebidas espirituosas de todo el mundo, todas iluminadas por luces que usaban muchas piedras mágicas.

Afuera de la puerta de esta habitación, los compañeros de barco no tenían dónde dormir más que las tablas desnudas de la cubierta o algunos rincones oscuros debajo de la cubierta. Sin embargo, esta habitación estaba ocupada solo por el obispo.

El comandante se sorprendió por completo por la orden inesperada del obispo. “¿Traer al semihumano a Suneo…?”

“Si. A Jack le gusta jugar duro con sus juguetes. A pesar de parecer un simplón, puede ser bastante persistente”. El obispo soltó una risa divertida mientras sacaba un poco de miel de un frasco y lo lamía.

Esto fue una sorpresa para el comandante, que asumía que se dirigían directamente al territorio de Hellion.

“Ar-A ¿No estamos llevando al semihumano al territorio Hellion…?”

“Tu ignorancia nunca deja de asombrarme. No estamos tratando con humanos”.

“S-Sí, eso es cierto…”

Esta vez, habían hecho un trato con un Hellion… Uno con el título de Gran Diablo, nada menos.

“Tome todo lo que crea que sabe y tírelo por la borda. Entregue todas nuestras cartas y es posible que nunca salgamos vivos de su territorio”.

“Entonces, ¿qu-qué hacemos…?”

El obispo suspiró ante el olvido del comandante. Si el obispo quería que le sirviera de algo, tendría que enseñarle las cuerdas y desde cero.

“El semihumano es nuestra póliza de seguro. Debemos aferrarnos a su ficha más deseada hasta el final del juego”.

“Ya veo… Este será un trato en dos etapas”.

El obispo confirmó esa respuesta mientras cortaba un bloque de queso blanco crujiente. Incluso este bloque de queso, hecho con leche de las mulas de los Pastizales del Norte, era un manjar que valía más que una moneda de oro.

“Mm. Exquisito.” El obispo se humedeció los labios. El queso era realmente exquisito, con una textura suave y un toque de nueces dulces. Mientras el comandante tragaba saliva de envidia, el obispo cortó un trozo de queso tras otro del bloque y se lo arrojó a la boca. “Cuando se trata de ellos… el fracaso no es una opción”, concluyó, con una sonrisa orgullosa empapada de avaricia.

En resumen, el trato era que entregaran a los herejes al diablo a cambio de partes raras de monstruos, minerales u objetos mágicos inalcanzables para la mayoría de los humanos, y algunas drogas extremadamente peligrosas.

Dicho esto, si cometieran el error de entregar todo su cargamento a la vez, no habría nada que impidiera que el diablo se retractara del trato en ese momento. Era demasiado fácil imaginar que el diablo los mataría a todos sin dudarlo tan pronto como tuviera lo que quería.

“Espérame en Suneo,” ordenó el obispo. “¡Sí, obispo! ¡Absolutamente!”

El comandante se sintió secretamente aliviado de no tener que poner un pie en territorio Hellion. Si tuviera algo que decir al respecto, nunca se acercaría al lugar mientras viviera.

La flota de barcos que transportaban a las manadas de esclavos partió de Euritheis para entregar al semihumano a Suneo, donde todo tipo de personajes convergerían, sin el conocimiento de cada parte participante.

***

——En la Cubierta de Uno de los Barcos.

“¡W-Wow…!”

Hummer no pudo evitar gritar de asombro mientras observaba cómo la flota se abría paso entre las olas rompiendo con magnificencia masculina.

Por supuesto, no tenía idea de hacia dónde se dirigía la flota. La mayoría de los compañeros de barco no lo hicieron, de  hecho.

Ninguna de  esa información se compartió fuera del capitán y algunos puestos selectos, lo cual no era nada fuera de lo común en el mundo marino. Esto se debió en parte a que la mayoría de la tripulación era analfabeta y, de todos modos, no sabría qué hacer con esa información. Muchos simplemente hicieron lo que se les dijo, como ganado que sabía maldecir.

Incluso el nuevo miembro de la tripulación que se había emocionado con la partida de la flota comenzó a sufrir mareos a medida que avanzaba el viaje. Su equilibrio era siempre inestable, hasta el punto de que los inexpertos apenas podían caminar.

Muchos de los novatos comenzaron a vomitar sobre los rieles, y la tripulación experimentada se rio a costa de ellos. Esto se había convertido en una rutina, una especie de rito de iniciación.

“¡Apenas estamos en alta mar, novatos!”

“Va a ser un largo viaje para ustedes, débiles”.

Los marineros risueños habían pasado por la misma experiencia en su viaje inaugural, pero cualquier lugar de trabajo tenía su parte de personas con complejos de inferioridad. Molestar a los novatos era su pasatiempo favorito, especialmente porque no había mucho que hacer en el mar.

Mientras los marineros experimentados se burlaban de los novatos, Marlin estaba observando la cubierta desde el nido de cuervos.

(Otro barco lleno de trapos…)

La ruta marítima al territorio de Hellion pasaba por aguas turbulentas, lo que la hacía ideal para entrenar nuevos reclutas. La tripulación experimentada aceleró alrededor de la cubierta, manipulando expertamente la vela para que el barco pudiera zigzaguear con el viento en contra.

Para los novatos, su técnica era prácticamente mágica. Mientras los marineros primerizos intentaban desesperadamente contribuir, muchos no pudieron hacer más que tropezar con la cubierta oscilante y rodar como barriles.

(Ahí van de nuevo. Supongo que el Capi se está volviendo viejo y blando…)

Marlin había rechazado a muchos de los candidatos después de verlos fallar al cargar el barco, pero el capitán había insistido en que algunos de ellos lograran el viaje, uno de ellos era Hummer. Marlin apenas esperaba que el visiblemente gordo y mayor que la mayoría de los recién llegados hiciera alguna contribución en la cubierta.

(Ahora, ¿adónde se fue ese anciano…?)

Marlin vio a Hummer. No estaba corriendo por cubierta, sino de pie. En medio del caos de la nave, estaba vacilando, pero seguramente se estaba abriendo camino.

Consoló a sus compañeros de tripulación mareados y guardó barriles, cuerdas y equipo de pesca que se soltaban del balanceo del barco.

(Eh…)

Hummer no fue de ninguna manera eficiente o elegante en sus movimientos, pero de alguna manera persistente. Los barcos de este mundo no eran ni de lejos tan estables como los barcos de navegación de hoy en día.

En su mayor parte, su destino quedó en manos del viento y la marea, como los barcos de la era del Nuevo Mundo en la Tierra. Estos barcos no tenían quillas de sentina ni estabilizadores de aleta para facilitar el balanceo. En ese sentido, parecían más un trozo de madera flotante que cualquier otra cosa.

(Ese viejo…)

Marlin vio a Hummer bajo una luz diferente, viéndolo dar una buena pelea en cubierta, para su sorpresa.

Marlin había visto a muchos tipos “forajidos”, que se habían jactado y presumido mientras el barco estaba atracado, se secan las lágrimas y arrojan el contenido de su estómago por la borda una vez que estuvieron en el mar.

Cada uno de ellos había suplicado al barco que diera la vuelta y los dejara en tierra firme, con vómitos y mocos resbalando por sus rostros. Cada vez que lo hacían, Marlin se reía mucho y tiraba por la borda a cualquiera de ellos que se negaba a adaptarse. No había forma de que un barco pudiera invertir su curso para ellos.

(¿Simplemente no se marea…?)

Algunos hombres eran inmunes al mareo desde el principio. Marlin fue uno de ellos.

“No hará daño vigilarlo por… ¿Eh? Oh, lo de siempre”. Marlin esbozó una sonrisa al ver que una pequeña flota se dirigía hacia ellos. Con el movimiento de una bandera, Marlin notificó a los otros barcos de su flota. Inmediatamente, los barcos de la flota comenzaron a moverse sobre el agua como miembros de un solo organismo.

Estas partes del mar estaban cargadas por pequeñas bandas de piratas que rezaban en los barcos de carga ocasionales. “Esos idiotas. ¿Quiénes creen que somos?”

A la llamada de Marlin, los marineros veteranos se alinearon en el borde del barco, armas en mano, para intimidar a los piratas. Mientras tanto, sacaron lanzas y arcos de la armería y los colocaron en la cubierta.

Al ver que la flota se dirigía hacia ellos, la pequeña flota pirata se dispersó y comenzó a huir. Los piratas seguramente se habían dado cuenta de que los superaban tanto en potencia de fuego como en agallas.

Esta flota de carga en particular robaría a los piratas que los atacaran, saqueando sus barcos, armas, carga, tripulación, todo lo que pudieran vender. Al igual que en tierra, el mar estaba plagado de anarquía, lo que hacía que cualquier viaje no fuera seguro.

“¡Adelante! ¡Muéstrenles a esos bastardos engreídos con quién están tratando!” Marlin retumbó desde el nido, ordenando a la flota que se dirigiera hacia la banda de piratas.

Hummer estaba de pie en la cubierta, azul en el rostro y temblando cuando de repente se vio inmerso en la batalla. Su largo y arduo viaje acababa de comenzar.