Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 14: Paranomanía [parano_mania]

Capítulo 12: Se Pierde Fácilmente, Se Rompe Fácilmente [hemos_perdido]

“…¿Alice?” Me aventuré.

Estoy seguro de ello. Esta es Alice C mirándome.

“Sí…” Alice asintió.

¿A mí?

…Espera, ¿quién?

Yo…

Oh, cierto.

“Estoy…”

…sosteniendo algo. ¿Qué es?

¿Una persona? Es un ser humano.

Tenía su rostro metido en el cabello de esa persona. Como si estuviera… abrazando a esa persona, por detrás. Y estaban acostados. ¿Era una mujer?

No pensó: ¿Por qué estoy agarrando a una mujer así? Rápidamente, no, tal vez sería mejor decir “finalmente,” se dio cuenta. Quién exactamente era ella.

“Ito… Nui…”

Su cuerpo estaba flojo, inmóvil. Haruhiro sacó su brazo de debajo de ella, dejándola en el suelo mientras se levantaba.

Aunque estaba usando un atuendo que era como ropa interior, también estaba muy ajustada y desgarrada en algunos lugares. Incluso sin quitarle las múltiples capas de gafas, Haruhiro conocía su rostro muy bien. Se había sincronizado con ella usando su magia de Resonancia. Podría ser más exacto decir que se había metido dentro de ella, o que se había vuelto uno con ella.

Haruhiro había sido Ito Nui. Incluso ahora, se sentía muy cerca de ella. No podía pensar en ella como una extraña. El dolor y el sufrimiento de Nui, y su alegría, Haruhiro los conocía íntimamente. Sintió como si la obsesión con Alice que dominaba su espíritu fuera suya.

Tal vez por eso, no sintió ninguna duda en tocar la mejilla de Nui.

“¿Nui-san?” Preguntó en voz baja.

Incluso se sintió inapropiado dirigirse a ella con un -san.

“Nui,” repitió.

No había anticipado esto en absoluto. Haruhiro estaba simplemente desconcertado.

¿Por qué estaba tan fría la mejilla de Nui?

No se asustó. Simplemente pensó que era extraño, y poco a poco lo confirmó.

El cuerpo entero de Nui estaba flojo. Ni una parte de ella se movía. Sus brillantes labios rojos, cubiertos con lápiz labial o algo así, todavía estaban ligeramente separados. Su pecho no subía y bajaba.

Haruhiro presionó su oreja contra el pecho parcialmente expuesto de Nui. No había latidos del corazón.

En este punto, Haruhiro se puso nervioso. “¡Se ha detenido! ¡Su corazón! ¡No está respirando! ¡Alice!”

“Sí.”

“¡Este no es el momento de decir «sí», ¿verdad?! Nui…”

“Lo sé.”

“Lo… sabes… ¿Eh? Espera, ¿qué sabes…?”

“Nui ya está muerta.”

“Muer—” Haruhiro se detuvo abruptamente.

“Solo mira. Esta muerta.”

“No, pero no es demasiado tarde para—”

“¿Resucitación artificial? Bien, vamos a intentarlo. Aunque creo que no tiene sentido.”

“Lo haré,” dijo frenéticamente Haruhiro. “Tengo que. ¿No es eso obvio? Por supuesto que lo vamos a hacer. Umm, ¿cómo lo hacemos…?”

“Lo sé más o menos. Te ayudaré.”

Inclinando la cabeza de Nui hacia atrás para despejar la vía respiratoria, Haruhiro hizo que Alice soplara el aire en la boca de Nui. Cuando había suficiente aire dentro de ella que su pecho se elevara, esperaron a que Nui exhalara y luego volvían a soplar. Una vez hecho esto dos o tres veces, empujó con fuerza hacia abajo el centro de su pecho con ambas manos.

Haruhiro tenía que hacerlo bastante rápido, empujando hasta que su pecho se hundiera unos cinco centímetros. Después de treinta compresiones, volvieron a respirar por ella.

Cuando Alice soplo aire por primera vez, no hubo respuesta alguna. El cuerpo de Nui era como un objeto, no muy diferente de las muñecas esparcidas por las escaleras de la Torre de Hierro del Cielo y la montaña de restos de hierro.

Nui estaba aquí, y sin embargo, en ninguna parte. Estaba completamente muerta. Pero no se atrevía a decir: Paremos esto. Tenía que continuar.

Nui era como él mismo. Los recuerdos de Nui, sus sentimientos, se aferraban dentro de él.

Ella podía ser un dolor, había dicho Alice.

Era verdad, Nui no era benevolente ni pura. Pero tenía razones por las que solo podía vivir de la manera en que lo hacía, y Nui había estado haciendo todo lo posible a su manera.

Cuando había vagado por Parano, cuando se separó de Alice, Nui se desesperó y, después de perder la capacidad de mantener la cordura, se convirtió en una embaucadora.

No… como la maestra de muñecas, Nui había estado confundida.

Haruhiro se había quedado dormido en Parano una vez, tuvo un sueño y dio vida a un monstruo de sueños. No recordaba lo que había sucedido en el sueño, pero había sido una pesadilla terrible.

Esencialmente, Nui todavía estaba despierta, pero sometida a una pesadilla en curso. Por eso, incluso cuando se reunía con Alice, no podía reconocer a Alice como la persona que había estado buscando sin cesar.

Ahora, la pesadilla había terminado.

Alice estaba aquí.

Nui se había reunido con Alice de nuevo.

“Entonces, ¿por qué…?” Haruhiro gimió.

“Basta de esto.”

El área alrededor de la boca de Alice estaba manchada de un rojo intenso. Era una prueba de la cantidad de veces que a Nui se le había administrado respiración artificial.

Nui hubiera estado feliz por eso. Alice le gustaba mucho a ella. Haruhiro no sabía si era lo que llamarías amor, pero Nui había anhelado a Alice con todo su cuerpo y alma.

Alice podría haber estado mejor con Nui. No tratarla como a una de varias amigas, sino que colocarla en una posición de mejor amiga y llevarse bien con ella.

Alice le había gustado a Nui más de lo que cualquiera podría soportar.

“Finalmente se encontraron,” susurró Haruhiro.

“Pero Nui está muerta.”

“Lo escuché,” dijo Haruhiro. “Al final, tu voz. Estabas llamando el nombre de Nui una y otra vez, ¿verdad? La alcanzó. Ella la escuchó… Debió haberla escuchado.”

Usando el dorso de su mano, Alice frotó vigorosamente el lápiz labial. Entonces Alice se quitó la máscara.

“Te has asimilado a Nui, ¿eh? No era solo la amplificación mágica. ¿Esa es la verdadera naturaleza de la Resonancia? ¿También me has estado asimilando a mí?”

“No lo sabía, ¿de acuerdo? Nunca intenté hacerlo intencionalmente contigo. Pero Nui…”

“¿Pensaste que podías salvarla?”

“No tenía ninguna prueba de que pudiera. ¿Cómo podría tenerla? Pero pensé, solo tal vez…”

“Probablemente, la razón por la que Nui murió es porque me conoció.” Alice le quitó las gafas de Nui de un par a la vez. Con movimientos delicados, cada momento parecía estar congelado en el tiempo. “Porque Nui siempre, siempre estaba sufriendo. Ella quería ser como yo… ser yo. Una chica tan rara. No es tan genial, ya sabes. Por otra parte, supongo que no estar vivo en absoluto tampoco es tan bueno.”

“Si no hubiera hecho lo que hice…”

“Tal vez.”

“Es mi culpa,” dijo Haruhiro, afligido.

“Incluso si lo es, escucha. No hay nada que hacer al respecto ahora.”

“¡No pude salvarla!”

“Vamos, ya ni siquiera importa. Nui no te culpará. Está muerta. Tampoco creo que hayas hecho nada malo. Quiero decir, incluso si lo pensara, nada saldría de eso.”

Una vez que Alice le había quitado todos los pares de gafas a Nui, le quitó el sombrero, pero luego se lo volvió a poner, riendo un poco.

“Nui es tan rara. Quiero decir, esto es simplemente extraño. ¿Cierto, Haruhiro?”

“…Sí.”

“¿Podrías ayudarme?”

“¿Con… qué?”

“No se siente bien dejarla aquí de esta manera. No lo sé, solo deja un mal sabor de boca.”

No solo ayudó, Haruhiro más o menos llevó a Nui solo.

Aunque podía llevarla bajo el brazo mientras subía las escaleras, eso no funcionaría para las escaleras de mano. Después de probar varias cosas, parecía que funcionaría si cargaba a Nui en su espalda, fijándola en su lugar con su capa y otras cosas. Todavía era pesada, sí, pero no insoportablemente.

Siendo Parano, hubo varias veces que pensó que Nui podría comenzar a moverse sobre su espalda. El hecho de que ella hubiera muerto no significaba que no volvería a la vida. Nui estaba muerta. Simplemente estaba muerta, eso era todo.

“Aquí está bien, supongo,” dijo Alice, tocando en la cabeza al hombre que estaba sentado con las piernas sobre el borde del rellano.

En algún momento, Alice se lo había contado. El hombre había optado por oxidarse por su propia voluntad, y permaneció en este lugar. Parecía una estatua, pero tal vez el hombre todavía estaba vivo.

Haruhiro puso a Nui en el suelo, recostándola contra la Torre de Hierro del Cielo. Nui estaba muerta, así que sin la delicada posición del ángulo de su cuerpo, así como sus brazos y piernas, se caería. Además, el hecho de que estuviera medio desnuda le molestaba.

“Tengo una buena idea.” Alice se quitó el impermeable y se lo puso a Nui.

Luego, juntos lograron estabilizar el cuerpo de Nui a través de prueba y error.

Con sus piernas un poco extendidas y estiradas, sus manos estaban entrelazadas frente a su vientre, y su rostro mirando hacia abajo, Nui parecía estar durmiendo.

Diagonalmente frente a Nui, ese hombre se había oxidado donde estaba sentado.

Con el tiempo, Nui también empezaría a oxidarse, sin duda.

Alice se sentó no al lado de su amiga Nui, sino al lado del hombre.

Haruhiro se agachó junto a ellos.

Se quedaron ahí durante tanto tiempo, que comenzó a preguntarse si los dos se oxidarían. O tal vez ese no era el caso en absoluto, y solo estuvieron en silencio por un momento.

Haruhiro se quitó el abrigo y lo puso alrededor de los hombros de Alice.

“Gracias,” dijo Alice sin mirar en su dirección, luego cerró la parte delantera de del abrigo y se levantó. “Supongo que es hora de ponerse en marcha.”

Incluso cuando Alice comenzó a caminar, Haruhiro no se movió de donde estaba por un tiempo. Alice no se detendría, y tampoco se daría la vuelta. Aun así, sospechaba que, de vez en cuando, Alice vendría a ver a Nui. Al igual que a veces venía a ver al hombre oxidado que había sido un conocido.

Adiós, Nui. Con ese adiós silencioso, Haruhiro persiguió a Alice.

Su capa ya se había acostumbrado a Alice, y parecía un impermeable.

Bajaron las escaleras de mano y descendieron las escaleras.

En el camino, vieron a Ahiru subiendo las escaleras.

Parecía que Ahiru también había notado a Haruhiro y Alice.

Ahiru subió las escaleras. Haruhiro y Alice lo esperaron en la cima.

“Había muñecas esparcidas abajo,” les dijo. “Muñecas inmóviles. Muchas de ellas. Esas cosas, son las muñecas de la maestra de muñecas, ¿verdad?”

“No lo sé,” dijo Alice secamente.

Ahiru pudo haberse dado cuenta, porque no pidió más. “Parece que el rey se ha hecho con más vasallos. Ya había visto a la mujer que lleva a dos hombres feos con ella. Pero el hombre alto era nuevo.”

“Ese es Kuzaku,” dijo Haruhiro. “Es mi camarada.”

Ahiru frunció el ceño. “¿Cómo lo sabes?”

“Estábamos observando desde la distancia cuando saliste del Nido del Topo Arcoiris.” Después de ti, esa mujer y sus cohortes aparecieron.”

“Parece que todavía no confías en mí, Alice,” dijo Ahiru.

“Si confío o no depende de ti, Ahiru.”

“Quiero salvarla,” protestó. “Eso es todo.”

“Quiero matar a ese pedazo de mierda.”

“¿Planeas quitarle el puesto de rey o algo así?”

“No me interesa. Solo quiero decirle adiós a este jodido mundo.”

Una vez antes, Haruhiro le había preguntado a Alice si no quería volver a su mundo original. Alice no le dio un sí definitivo a eso. De hecho, la respuesta había sido: No realmente, o algo así.

¿Alice había cambiado de opinión desde entonces? ¿O había cambiado la situación? Debido a que la amiga de Alice, Nui, estaba muerta, ya no había razón para quedarse. ¿Era por eso que Alice ahora quería despedirse de este mundo?

“Si eliminamos al rey, ¿podemos decir adiós a este mundo?” Haruhiro preguntó. “¿Podemos salir de Parano? ¿Es eso lo que estás diciendo?”

“Hay una puerta.” La respuesta vino de Ahiru, no de Alice. “El trono del rey es una puerta. Según he oído, esa puerta ha estado ahí desde el principio.”

“Una puerta…” susurró Haruhiro.

Haruhiro y su grupo habían abierto una puerta que aparentemente era una reliquia mientras estaban en el Campamento de Leslie. Una vez que habían pasado por esa puerta, estaban en Parano.

“La puerta que conozco era, uh, ¿cómo la describo? No había nada detrás,” dijo Haruhiro. “No estaba construida en una pared. Si la abres, solo verás el otro lado. Pero, a pesar de eso, si entras en ella, sales a otro lugar… a otro mundo. Y no hay vuelta atrás.”

“Nunca he visto abrir la puerta del rey,” dijo Ahiru. “Todo lo que sé es que definitivamente tiene la forma de una puerta.”

“Yo la he visto,” murmuró Alice. “Me la mostró… o me obligó a mirar, supongo. Ese pedazo de mierda abrió la puerta frente a mí, solo una vez.”