Assassins Pride (NL)

Volumen 4

Lección 02: Viajeros Inevitables

Parte 1

–En primer lugar, esto sonara extraño, pero~ ¿Por qué el Rey está haciendo una peregrinación~?

Una de las sirvientas, Grace, pregunto eso con una voz extendida. Era confiable en cuanto a trabajos de fuerza, pero el hecho de que olvidara usar lenguaje cortes incluso frente a su Ama era su único defecto.

6 personas estaban sentadas frente a frente en los asientos de la cabina, Melida quien estaba posicionada adelante justo en medio, respondió la pregunta después de darle una mirada a Elise.

–La peregrinación del Rey tiene varios significados. Para los ciudadanos, es algo para conocer al nuevo Rey y para el Rey, es para darle una mirada al país que va a gobernar, al menos formalmente. En realidad, es una prueba que se le impone para que sea reconocido como el Rey por todos.

–¿Prueba?

–La búsqueda de las Piedras Sagradas y la Espada Sagrada, ¿No es así?

Quien tomó la palabra fue una sirvienta, Nietzsche. Como una chica con una atmosfera tranquila, era alguien que leía bastante. Incluso le recomendaba y prestaba libros a Melida.

De cualquier manera, Nietzsche compartió indiferentemente con sus compañeras el conocimiento que obtuvo desde revistas informativas.

–Esa es una tradición desde la antigüedad, pero para convertirse en Rey, debe preparar con sus propias manos la Espada Sagrada que se volverá el símbolo que protege al país. Los objetos que se convertirán en el material para ella son las <cuatro Piedras Sagradas>. Al montar las Piedras Sagradas en una excelente espada forjada por un herrero de primera clase, se convertirá en la Espada Sagrada y después será reconocido públicamente como Rey al realizar un voto hacia esa espada en la ceremonia de coronación.

–La acción de buscar esas Piedras Sagradas y la Espada Sagrada generalmente es llamada <Peregrinación>.

Con la prudencia de alguien que fácilmente se deja llevar, la creadora de humor del grupo de sirvientas, Myra, levanto su dedo índice.

–Solo eso es imposible que se le ordene hacer a un súbdito. El Rey tendrá que buscar la espada y viajar por Flandor con sus propios pies. Especialmente, hasta el distrito de los barrios bajos en las afueras de la capital donde es raro que baje el líder de una casa de Duques. En los lugares por donde el Rey pase habrá un gran alboroto—como hace un momento.

–Todos ponen todo el esfuerzo posible para darle una mirada al futuro Rey, ¿No es así? Melida murmuro con una voz compleja y dirigió su mirada hacia fuera de la ventana.

En resumen, tarde o temprano llegara el momento en el que el actual líder de la casa Ángel, Felgus, quien era el padre de Melida, se sentara en el trono de este país. Sin embargo, Melida no sabía cómo cambiara su imagen frente a él cuándo llegue ese momento. Aún más, solo tenía la corazonada de que terminaría sintiéndose muy distante a su padre.

Seguramente era imposible que haya sentido su estado mental, pero Amy quien estaba sentada a su lado, acaricio suavemente su cabello dorado.

Siendo de una casa de sirvientes de la Casa Angel por generaciones, habiendo trabajado como su sirvienta exclusiva desde que tenía uso de conciencia, para Melida era como su hermana mayor.

–¿A dónde se dirigirá el Rey a continuación? Que hayamos montado en el mismo tren es una gran coincidencia, ¿No es así?

–Coincidencia…

Elise quien estaba sentada en frente repitió en voz baja y busco lentamente en su bolsillo. Mirando fijamente el ticket de tren que extrajo. Murmuro con un tono serio.

–… La hora y el día están señalados. Estaba decidido que nosotras montáramos en este tren.

–¿Kufa-san lo preparo para que nos encontráramos con el Rey? Como era de esperar, lo piensan demasiado~ Grace mostro una sonrisa con bastante indiferencia y rodeo sus brazos sobre los delicados hombros de Elise.

–En primer lugar, si eso fuese así, debería saber dónde y cuándo pasara el Rey, ¿Verdad~?

–Como es lógico, la ruta de peregrinación no se ha hecho pública… ¿Cierto?

–Si hicieran eso, se volvería un alboroto aún más grande.

–¿Y qué tal si, recibió la información a través del Gremio?

Myra hablo sobre esa posibilidad y las chicas se miraron entre sí, murmurando a nadie en particular.

–… Siendo así, ¿Dónde está la Unidad a la que pertenece Kufa-san?

–Pensé que estaba en alguna parte del distrito del Rey Santo, pero…

–Ya que no conozco su cargo en el ejército, no pude preguntar.

–Siendo así, ¿No sabes algo, Ojou-sama?

La mirada de las sirvientas se reunió en ella y Melida sacudió la cabeza nerviosamente.

–N-No lo sé.

Después de decirlo, Melida nuevamente se volvió consciente de ello y su mirada cayo hacia sus delicadas rodillas.

–Yo… no sé nada, sobre el anterior trabajo de Sensei. Tampoco me dio un lugar para contactarlo durante su descansó… ¿Huh…?

Sin darse cuenta dejo escapar una voz atónita.

Pasando juntos todos los días por cerca de un año, y viendo su figura durante todo el día, había pensado que sabía casi todo sobre él. Al igual que como ella misma tenía sentimientos que superaban su relación de amo y sirviente hacia él, estaba tranquila de que un lazo que no permitiría ser desgarrado ya estaba atado entre ellos.

—¿Eso no eran nada más que ilusiones? En el instante en que desapareció de enfrente suyo, la confianza dentro de Melida se resquebrajo y se fue transformando en algo efímero. Si acaso no regresara a la mansión como ahora, ella misma no podría incluso alcanzarlo, ¿No es así?

Hasta ahora, ¿Estuve buscando su figura dentro de una niebla difusa como esta?

–S-Sensei…

Su cuerpo se enfrió rápidamente y Melida abrazo sus propios hombros. Estaba resentida con ella misma quien estuvo esperando su regreso despreocupadamente en la cama de su propia habitación.

¿Por qué estaba tan tranquila pensando que regresaría sin ninguna duda? ¿Por qué cuando se separaron no pregunto por más información?

Quizás cuando se distancio de la mansión se encontró con una amante desconocida para ella. Quizás estaba mostrándole una sonrisa que nunca le dejaría ver mientras trabajaba como su tutor.

Solo lo que Melida conocía de él no era todo lo que lo constituía—

–¿Lita? ¿Estás bien…?

Preocupada por Melida quien repentinamente se había quedado en silencio, Elise extendió su mano desde el frente. Sus adorables dedos confortaron los dedos de Melida quien estaba fríamente tensa, y en ese momento—

–Hey, ¿Que es… eso?

–¡Miren! ¡Fuera de la ventana!

Los pasajeros del vagón general comenzaron a alborotarse. Las personas de los alrededores se levantaron de sus asientos y se pegaron a la ventana de uno de los lados. Tentadas por la curiosidad, Melida y las demás también miraron hacia el lado de la ventana donde Amy estaba sentada.

Los 25 Campbell que constituían Flandor estaban a una gran altura alojados en los faroles que interceptaban la maldición de la noche. Desde el gigantesco laberinto Bibliagoth, que se alzaba en el núcleo de la capital, se extendían ramas retorcidas, y sus extremos sostenían los distritos.

Naturalmente, líneas férreas que conectaban un distrito con otro también circulaban por las alturas, estirándose como si fueran ajenas a estar a mil metros sobre el suelo.

El tren que corría por ellas parecía volar en medio del aire. El personal no tendría oportunidad de poner un pie en estos puentes colgantes dorados, que se decía poseían una historia equivalente a la construcción de Flandor, excluyendo para mantenimiento, en toda su vida—

Sin embargo, fuera de la ventana, que parecía que los pasajeros iban a devorar, ahora mismo un <Murciélago> estaba volando a la misma altura del tren.

Viajaba a la par con el tren mientras expulsaba un brillante y blanco humo desde la parte posterior de su espalda con un terrible ímpetu.

Esa figura gradualmente se hizo más grande, su silueta se volvió clara, el metal que cubría su cuerpo reflejo la luz y en el instante en que sus agudos ojos brillaron en lo profundo de sus gafas de protección—alguien entre los pasajeros grito.

–¡U-Un humano!! ¡¡Un humano está volando por el cielo!!

Incluso los ojos de Melida lo supieron claramente. Un hombre humano envuelto en una extraña <Armadura> estaba persiguiendo al tren viajando por el cielo como si se deslizara. Dispersando una abundante cantidad de vapor desde la superficie de su espalda, su figura que aceleraba como una bala de cañón en esa postura era justo como una siniestra estrella fugaz.

–¡No es solo uno, hay muchos!

Un hombre joven dijo eso y se acercó corriendo a la ventana del lado opuesto del tren. Incluso en ese lado varios <murciélagos> se estaban acercando al tren dejando escapar vapor blanco mientras un sonido explosivo resonaba por el negro cielo. Incluso si solo podía reconocerlos visualmente, su número total seguramente ya superaba las diez personas.

–¿E-Es alguna clase de actuación…?

En el momento en que Amy murmuro nerviosamente, Melida abrió sus ojos ampliamente. Uno de los Murciélagos Negros que viajaban a la par con el tren extendió su brazo lentamente hacia su dirección.

Justo después de que el brillo de la boca de un arma se viera desde la punta de su brazo, solo Melida y Elise reaccionaron dentro del tren.

–¡Abajo!

–¡Abajo!

Al mismo tiempo que gritaron, agarraron a las sirvientas que estaban a ambos lados de cada una y las derribaron en sus asientos.

Justo después, las ventanas del vagón fueron atravesadas junto con el sonido de un disparo. Los cristales se dispersaron y gritos que casi podían perforar los oídos se elevaron.

Los pasajeros que quedaron envueltos en el impacto cayeron unos encima de otros. Viendo la sangre fresca fluir por el piso, un escalofrió corrió por la espalda de Melida.

Sin darles tiempo de tomar un respiro, los Murciélagos Negros mismos invadieron el tren. Entraron por la ventana en la misma posición de vuelo y tras realizar una suave caída controlada, se levantaron de un salto— eran guerreros experimentados.

Puesto que sus rostros estaban cubiertos con un casco y gafas de protección, no se podía identificar sus identidades. Miraron a través del interior del tren, delante de donde Melida y Elise miraban conteniendo el aliento, en círculos.

Comprobando que no hubiesen muertos o heridos—esa no era la razón, inmediatamente gritaron con enojo.

–¡Este es el vagón general!

–¡El objetivo está en la parte de atrás! ¡¡Apresúrense!!

Los 8 invasores se dividieron fluidamente en dos grupos. Cuatro salieron volando por la ventana nuevamente y subieron al techo y los otros cuatro corrieron por el interior del tren dirigiéndose hacia los vagones de la parte de atrás. El brusco sonido de sus pisadas cruzo por un lado de la cabina donde estaban Melida y las demás.

–¿¡Que, es esto!?

La puerta hacia el vagón de la parte de atrás se abrió y varios caballeros vistiendo trajes militares entraron corriendo. El hombre de bigote que detuvo al público en la estación del distrito educacional Cardinal estaba a la cabeza.

Viendo el estado del vagón general, desenfundo su espada militar actuando como líder.

–¿¡Es un asalto al tren!? ¿¡Desde donde demonios se infiltraron!?

Los Murciélagos Negros sacaron sus armas sin responder. Era una forma que no había visto antes. Poseían una estructura mecánica, y en el instante en que la cuchilla pareció deslizarse, expulso vapor violentamente.

Parecía el aliento de un dragón, sin embargo, no eran llamas de <Mana>. El líder de los guardias grito con enojo.

–¡No son Usuarios de <Mana>! ¡Acábenlos!

–“ “ “¡A la orden!” ” ”

Los jóvenes caballeros que respondieron dieron un paso adelante. Liberando <Mana> desde todo su cuerpo, y sacaron sus espadas con una velocidad que no podía ser atrapada por los ojos de personas comunes. Sin embargo, su experimentada esgrima fue detenida por el Murciélago Negro que estaba a la cabeza.

Era inferior en habilidades físicas, pero leyó sus movimientos por adelantado a través de su vasta experiencia en combate.

Después de eso, se desarrolló una escena que los hizo dudar de sus ojos. El Murciélago Negro que se mantuvo en una postura de bloqueo, naturalmente parecía que sería derribado.

Entre un Usuario de <Mana> y alguien que no lo era, y entre un arma envuelta en <Mana> y una normal, existía una brecha como la de un diamante y el frágil hielo. Incluso en la Espada Mecánica del Murciélago Negro comenzaron a aparecer grietas.

Sin embargo, justo después de que desde el interior de la Espada Mecánica resonara un estruendo mecánico parecido al de una bestia, nuevamente brotó vapor de manera violenta.

En ese instante, Melida vio que algo extraño estaba incrustado en el interior del cuerpo de la espada que se deslizo. Había un pilar de piedra que había sido cortado ásperamente liberando una poderosa luz—un cristal.

La pequeña de duda de lo que era ese objeto fue mandada a volar por un shock aún mayor. En el mismo momento en que el Murciélago Negro empujaba de regreso el grueso brazo del caballero, golpeo su espada militar. La mitad de la espada cortada se clavó en el techo y las llamas del <Mana> fueron llevadas inútilmente por el viento.

–¿¡U-Uwaa!?

Y entonces, el joven caballero cayó sobre su trasero. Su expresión mostraba su incredulidad. Seguramente nunca pensó ni en sus sueños que, habiendo acumulando entrenamiento como un Usuario de <Mana>, caería ante un ladrón que ni siquiera era un noble.

El Murciélago Negro que sostenía su anormal Espada Mecánica comenzó a caminar hacia él, quien solo lo miraba hacia arriba atónito.

–Es un sacrificio necesario—si interfieren morirán.

–¡¡Hiii…!!

En el momento en que el Murciélago Negro levanto su espada en alto, los caballeros que vinieron después se precipitaron uno después del otro. Sin embargo, la conclusión fue la misma.

Cuando la Espada Mecánica resonaba como el rugido de una bestia, las armas de los Usuarios de <Mana> que deberían enorgullecerse de su superioridad abrumadora, eran cortadas por la mitad y salían volando.

–¿¡Q-Que!? ¿¡Qué está pasando!? ¡Bloquéenlo! ¡Bloquéenlo!

El líder de los guardias de bigote gritaba soltando saliva. Sin embargo, el número de sus aliados disminuía rápidamente. Finalmente, todos los caballeros estaban tirados en el piso y uno de los Murciélagos Negros se acercó caminando al líder de los guardias quien era el último que quedaba.

El puño de revés que balanceo casualmente golpeo la nariz del hombre de mediana edad. Apuntando su espada hacia el líder de los guardias quien cayo mientras sangre brotaba por su nariz, el Murciélago Negro ordeno hacia sus compañeros detrás de él.

–Tengo algo que preguntarle a este tipo. ¡Ustedes adelántense!

—“ “ “Entendido.” ” ” 

Los tres que respondieron cortamente sacaron sus Espadas Mecánicas del mismo tipo y corrieron hacia el vagón en la parte posterior. Mientras se agachaban dentro de su asiento en la cabina, Melida primero comprobó que las sirvientas no tuvieran ninguna lesión. Y entonces, justo antes de que intentara salir habiéndose decidido, una delicada mano sujeto su hombro.

Elise sacudió su cabeza de un lado a otro mientras fruncia el ceño seriamente. Así es. ¡Ambas no tenían armas en este momento!

Ya que nunca imaginaron que se verían envueltas en una situación como esta, Melida y Elise dejaron sus preciadas armas de practica en la mansión.