Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 2

Capitulo 21: El Asesino Viene Al Rescate

Apresuradamente, comencé un encantamiento. “¡Arrange!”

Veinte pistolas salieron de la Bolsa de Grulla de Cuero. Fue suficiente potencia de fuego para salvar a los rehenes restantes y más. Los puse en el aire usando el magnetismo de la magia terrestre.

Después de una cuidadosa investigación sobre la Bolsa de Grulla de Cuero, descubrí cómo extraer la cantidad exacta de artículos que quería de sus profundidades.

Había elegido armas en lugar de cañones para no dañar a los cautivos.

Los barriles estaban llenos de piedras Fahr trituradas hasta convertirlas en polvo. La cantidad de fuerza acumulada en un solo rifle requería un ajuste delicado. Incluso el más mínimo error en el volumen corría el riesgo de causar una explosión al disparar.

Los rifles eran superiores al armamento pesado en cuanto a precisión y maniobrabilidad. Su menor fuerza de disparo también significó un menor retroceso, lo que me permitió usarlos mientras flotaban en lugar de clavarlos en el suelo.

Fueron la elección perfecta para mi situación actual. “¡Apuntar!”

Usando magnetismo, nivelé cada uno de los barriles hacia sus respectivos objetivos.

Apuntar con veinte rifles a la vez habría sido imposible para un mago ordinario. La recuperación rápida y el crecimiento ilimitado habían permitido que mi cerebro se volviera capaz de más que cualquier persona normal, por lo que no fue un problema para mí.

Las armas se fijaron en sus objetivos, teniendo en cuenta factores ambientales.

“¡Rifle Volley!”

Después de verter maná en él, el polvo de Piedra Fahr en cada barril alcanzó su punto crítico, lo que provocó que las armas dispararan. Cada disparo despegaba de la cabeza de uno de los orcos con un rehén atado.

Fue un ataque extremadamente poderoso y preciso que ni siquiera el héroe pudo realizar.

La sangre y la materia gris salpican por todas partes. Los orcos ahora sin cabeza colapsaron uno tras otro.

También había lanzado una bala a la cabeza del General Orc, pensando que podría tener suerte. Mientras golpeaba su cabeza, eso es todo lo que hizo. Era tan duro como esperabas que fuera un demonio.

“¡Epona! ¡Reúne a los rehenes!” Yo grité. Era imposible para mí llevar a todos los rehenes y escapar, pero definitivamente podía manejar la matanza de orcos mientras Epona reunía a nuestros compañeros de clase y huía.

“¿Lugh?”

“¡Rápidamente!”

Aún pálida, Epona recogió a todos los rehenes. Los orcos intentaron llegar a ellos primero, pero Epona fue significativamente más rápida.

Con ellos fuera del camino, podría luchar sin problemas.

El costo de salvarlos había sido exponer uno de mis ataques secretos frente a mi objetivo de asesinato, pero era un trato justo. Había sido la única forma de salvar a Epona y a los rehenes.

“Oh-ho-hooo, esto es inesperado. Eres el chico que levantó la bengala de señal. Has arruinado mi plan. Pero bueno. En el siguiente. Esto es jaque mate. Hoh-hoh-hoh”.

El General Orc se dio la vuelta y echó a correr, moviéndose a una velocidad increíble considerando su apariencia lenta. Luego, como para asegurarse de que su líder se escapara, los orcos restantes cargaron contra nosotros.

… Todo hasta este punto sugería que su objetivo era matar a Epona. ¿Qué están planeando?

El momento de reflexionar fue más tarde. Tenía monstruos que matar.

“Epona, ¿qué estás haciendo? Termina con estas pequeñas patatas fritas y ve tras el demonio. Mientras él esté vivo, los enemigos seguirán llegando”, insistí.

“S-Sí, lo sé. Lo sé, pero… ”

Epona intentó avanzar pero solo volvió a vomitar. Miró a los rehenes rescatados. Evidentemente, todavía  se estaba recuperando de haber matado a unos pocos.

… Parece que no podré confiar en ella.

“Okay, entonces descansa ahí. Mataré a estos orcos”, declaré. “¡UGAAAAAAAA!”

“¡GROOOOOOOUUUGGHR!”

De mi bolso salieron sesenta armas. Ese fue el máximo que fui capaz de controlar a la vez. Preparé otra andanada de fusil.

Después de revelar esta técnica al héroe, ya no había razón para reprimirse.

***

Solo me tomó unos minutos acabar con todos los orcos. Sin embargo, habíamos perdido completamente de vista al General Orc.

“No tenía idea de que eras tan poderoso”, comentó Epona con una expresión cansada en su rostro.

“… Más importante aún, hemos perdido de vista al demonio. Voy a ver si puedo encontrarlo”, respondí.

Fortalecí mis ojos Tuatha Dé hasta el límite y trepé al árbol más alto que pude encontrar. No pasó mucho tiempo para descubrir adónde se había escabullido el General Orc.

Dijo que tenía un plan de seguimiento… Ya veo. Así que eso es lo que quiso decir.

Inconscientemente, me mordí el labio al verlo.

“Están reuniendo sus fuerzas dispersas en un solo lugar. No puedo creer cuántos hay”.

Temiendo ser aniquilados por el héroe, los monstruos habían abandonado una estrategia de tres frentes y en su lugar se estaban reuniendo como una sola fuerza. Juntos, marcharon lentamente hacia la academia con el General Orc en el centro de todo.

En respuesta, la academia estaba reuniendo lo que quedaba de sus fuerzas para hacer frente al inminente ataque.

En menos de diez minutos, las cosas iban a convertirse en una batalla total. Y eso es exactamente lo que quería el demonio. El general Orc sabía que Epona no podía soportar dañar a sus compatriotas y tenía como objetivo crear una pelea caótica donde eso sería inevitable.

Transmití la situación a Epona.

“Vete, Epona. Si no lo haces, todos los miembros de la academia serán asesinados”.

Incluso después de escuchar eso, Epona siguió sin moverse. Tiré de ella de la mano, pero ella tiró la mía a un lado.

“No puedo hacerlo. Solo lastimaré a más personas en una pelea como esa, y no podré luchar adecuadamente. Me calentaré más y más, me perderé a mí mismo, me volveré ciego a lo que me rodea y volveré a matar. ¡¡Como maté a Mireille!! ¡Mataré a todos, incluso a ti, Lugh!”

Epona se hundió en el suelo.

“¿Olvidaste mi promesa? No moriré. Y si te pierdes, te detendré”.

“Eso es imposible. No puedes detenerme, Lugh. No lo hiciste la última vez, ¿verdad? Nadie puede pararme. No quiero matar más”, gimió Epona, sonriéndome entre lágrimas.

…Así es. Fallé la última vez. Dije que detendría a Epona, pero luego no pude, y Tarte se lastimó. Reuní mis pensamientos con una respiración profunda y me preparé.

A este paso, nuestra escuela se iba a sentir abrumada. Tarte, Dia y todos mis compañeros de clase serían asesinados. El héroe era nuestra única esperanza de victoria.

Pero Epona no pudo levantarse. No importa lo que dijera, ella no se iba a poner de pie.

Si las palabras no son suficientes, se lo mostraré con acciones y sinceridad.

“¿Puedes darme una oportunidad más? Esta vez cumpliré mi promesa. A decir verdad, he estado reprimiendo mi verdadera fuerza. Sólo mira. Te mostraré que soy lo suficientemente fuerte para detenerte”. Con eso, me eché a correr.

Me fortalecí al máximo.

Usando mi maná casi ilimitado, descargué tanto como pude a la vez. Mi cuerpo albergaba al menos diez veces el poder mágico de un mago normal, y lo estaba usando todo para aumentar mi fuerza.

Ya no puedo ser reacio a mostrar toda mi fuerza.

“Increíble, entonces este es el poder de Lugh”, murmuró Epona. Ahora tenía que entender que mi promesa no había sido un engaño.

Sin embargo, todavía no había hecho lo suficiente para que ella confiara en mí. Iba a usar toda mi fuerza para acabar con los orcos. Incluso si matar al demonio resultara imposible, quería que Epona supiera que podía manejar el resto.

Con suerte, eso restauraría la confianza del héroe en mí. Si lo hiciera, podría acabar con el demonio.

Para proteger a Dia y Tarte y mantener la promesa que le había hecho a mi amiga Epona, estaba listo para jugar todas las cartas de mi arsenal. No importaba si el héroe conocía todos mis trucos. Solo haría otros nuevos.