Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 10

Capítulo 3: Cosas Que Hay Que Preparar Antes Del Matrimonio II

Hicimos turnos de guardia. Una persona se quedaría despierta para alertar a las otras dos si ocurría algo extraño. Di instrucciones específicas a mis compañeros para que, si oían un crujido, no investigaran, sino que despertaran a los demás de inmediato.

Estábamos durmiendo en el lugar en el que el anterior residente había sido asesinado: el dormitorio en el extremo del segundo piso.

La ubicación podría tener algo que ver con la aparición o no del espíritu maligno. En realidad, no creía que se tratara de bandidos o similares, aunque seguro que estaría bien que fuera sólo eso. Podría arrestarlos, entregarlos y añadir la recompensa en metálico resultante a nuestros fondos matrimoniales. Si se trataba de un monstruo normal, aún mejor. Todo lo que teníamos que hacer era buscar y destruir. Muy fácil.

***

“¡Rudeus! ¡Despierta; es ese sonido!” Sucedió cuando Cliff estaba de vigía.

Me desperté inmediatamente y me levanté de un salto, comprobando la hora. Para asegurarnos de que dormíamos poco, cada persona sólo tenía dos horas de sueño cada vez, utilizando un reloj de arena para llevar la cuenta. Ahora mismo, estaba en su segunda vuelta, lo que significaba que eran las dos o las tres de la mañana. El momento perfecto para que aparezca un espíritu maligno.

“Despierta a Zanoba”. Después de darle a Cliff esa breve orden, me dirigí a la puerta y agudicé el oído.

***

Kree… kree…

Klak… klak… 

Kee… kee… 

***

Oh, mierda. Realmente podía oírlo, con bastante claridad, también. Sonaba como el crujido de una silla. En realidad, era algo aterrador ahora que lo escuchaba por mí mismo. Mis labios se pellizcaron mientras activaba mi Ojo de Previsión.

“Aahh”. Zanoba se frotó los ojos mientras dejaba escapar un gran bostezo.

Una vez que confirmé que estaba despierto, puse la mano en el pomo de la puerta. Luego,

lentamente, asegurándome de que no hiciera ruido, abrí la puerta. Miré hacia el pasillo. Nada. Para asegurarme, miré también en dirección contraria. Nada. Luego hacia arriba y hacia abajo. Nada.

Esforcé mis oídos, pero no pude escuchar nada. El sonido había cesado. Zanoba se levantó y vino detrás de mí. “¿Qué aspecto tiene ahí fuera?”

“No veo nada en la zona”.

Podíamos registrar la mansión o esperar a que pasara algo raro. El dueño anterior había ignorado el ruido, creyendo que lo había escuchado mal, y luego murió, así que probablemente no debíamos imitarlo.

“Busquemos el origen”, decidí.

“Muy bien entonces. Usamos la misma formación que antes, ¿supongo?” Preguntó Zanoba. “Sí. Ten cuidado”.

“Mientras me cubra las espaldas, maestro, no tengo nada que temer”. Agarró su garrote. Cliff le siguió, con aspecto nervioso.

“Maestro Cliff, ¿recuerda lo que debe hacer?”

“Magia divina”.

“Así es. Cuento contigo”. Zanoba sería nuestro escudo, Cliff usaría la magia divina, y si eso no funcionaba, yo usaría mi Cañón de Piedra. Estábamos preparados. “Zanoba, vamos a salir”.

***

Comenzó nuestra investigación nocturna.

Ya estaba familiarizado con la distribución de la casa por nuestra búsqueda diurna, y la investigación se desarrolló sin problemas. Primero, buscamos en todo el segundo piso.

No se encontró ninguna anomalía. Después bajamos con precaución a la primera planta. Nos movimos por todas las habitaciones, comprobando cada lugar en el que pudiera esconderse algo, como la chimenea y el horno. Una vez más, nada. Todas las habitaciones estaban vacías.

“Maestro, sólo queda el sótano”.

“Sí.”

Bajamos  las  escaleras  hacia  el  sótano.  Estaba  oscuro.  No  había  nada  aquí  cuando buscamos durante el día, pero ahora, percibí algo siniestro abajo.

Me estaba poniendo nervioso. Mi corazón latía con fuerza. Respiré hondo, manteniendo la guardia alta por si algo nos atacaba por detrás mientras bajábamos las escaleras. Parecía que estábamos descendiendo al infierno. Finalmente, llegamos al sótano.

“¿Cómo es?” Pregunté.

“Aquí no hay nada”, respondió Zanoba.

Utilicé mi lámpara para iluminar la zona. No había nada, ni siquiera en los bordes de la habitación. Además, el anterior propietario seguramente había revisado el sótano. Era el lugar más sospechoso de la mansión, después de todo.

“Volvamos al dormitorio y preparémonos”.

Salimos cautelosamente del sótano y regresamos al segundo piso. Caminamos por el pasillo hasta la habitación en la que habíamos estado apostados.

“Zanoba, existe la posibilidad de que esté al acecho en la habitación en la que dormíamos, así que ten cuidado cuando abras la puerta”.

“Entendido”. Apretó su garrote y puso suavemente la otra mano en el pomo de la puerta antes de abrirla.

“…”

No pasó nada.

“Parece que todo está despejado”. No hubo nada. Ningún ataque. “Uf”.

Podíamos descansar por ahora. Tal vez era el momento de considerar que la criatura sólo atacaba mientras la gente estaba dormida. O mientras estaban en el baño.

Ahora que lo pienso, no habíamos revisado el jardín. Debería echarle un vistazo a eso mañana.

Fue entonces cuando de repente miré detrás de nosotros. Ahí estaba.

Estaba al final del pasillo, bajo el suelo, casi como si se arrastrara. Sólo su mitad superior asomaba por encima de la escalera. Tenía la cabeza inclinada mientras miraba hacia nosotros. Al principio, pensé que podría ser humano. Tenía ojos, nariz y boca, pero no tenía cabello ni orejas.

También, de alguna manera, no tuve la sensación de que estuviera vivo. “…”

Pintó una silueta pálida e inquietante en la oscuridad mientras nos observaba. Durante unos segundos nos quedamos mirando.

“Oh”, empecé, intentando decir algo.

Fue entonces cuando se movió. Su cuerpo se levantó y saltó al segundo piso. Era de tamaño humano… pero no era un humano.

Tenía cuatro brazos y cuatro piernas. En la oscuridad de la noche se acercó, blandiendo lo que parecía una estaca, avanzando silenciosamente sobre sus cuatro patas mientras corría a una velocidad increíble hacia…

“¡Whoaaah!”

Mis piernas se rindieron, y aterricé sobre mi trasero mientras lanzaba apresuradamente un Cañón de Piedra. El miedo a destruir mi propia casa se apoderó de mí.

Dudé, pero finalmente debilité la fuerza de mi ataque. La bola de tierra se estrelló contra el hombro de nuestro enemigo, pero lo único que hizo fue que la cosa inhumana se tambaleara. Se acercó a mí con su estaca, y utilicé mi ojo de demonio para intentar esquivarla, pero-

“¡Maestro!” Zanoba voló delante de mí. La criatura bajó con fuerza su arma. Fue directo a su corazón.

“¡Zanoba!”

No lo atravesó. La bendita piel de Zanoba era demasiado dura para el ataque de la criatura.

¡Si! Ese es mi alumno; ni siquiera un rasguño, pensé.

Zanoba agarró la cara de la cosa con ambas manos. Sus ocho extremidades se agitaron en el aire mientras llovían golpes sobre Zanoba.

Cliff se asomó ligeramente a la habitación para entonar un conjuro. “¡Te invoco, Dios que bendice la tierra que nos nutre! ¡Imparte un castigo divino a los que son tan tontos como para desafiar los caminos naturales! Exorciza”. La luz blanca de su bastón golpeó a la figura de cuatro patas… pero no impidió que se moviera. ¿Entonces no era un espíritu?

En ese caso, era el momento de usar mi magia. “Zanoba, quítate de en medio. Voy a usar el Cañón de Piedra”

“¡Por favor, espere, Maestro!” Zanoba no se movía. A pesar de que la estaca estaba haciendo trizas su ropa, no se hacía a un lado. ¿Por qué?

“¡Basta, muévete! Yo me encargaré”.

“¡Por favor, espere! ¡Maestro, se lo ruego!” Zanoba lanzó sus brazos alrededor de la cosa, casi como si tratara de protegerla de mí. Siguió arañando, reduciendo sus ropas a harapos. Su espalda, ahora expuesta, parecía tan frágil que no se podía creer que poseyera un poder sobrehumano.

Pasaron unos segundos así. Luego, minutos. El enemigo continuaba con su violenta lucha, pero sus movimientos se iban apagando poco a poco hasta que se detuvo.

“Uf”. Una vez que Zanoba estuvo seguro de que se había detenido, se quitó sus ropas rasgadas y las utilizó para atar las manos y los pies de la cosa inhumana. “Maestro, volvamos a la habitación”.

“Muy bien…”

Cliff se quedó en medio de la habitación, temblando de terror. “¡No te equivoques! No es que me haya escapado. Sólo me imaginé que estorbaría en ese pasillo tan estrecho”.

“Ah, ya veo. Bien pensado”.

“¿Verdad?”

Su excusa no era ni remotamente convincente, pero de nuevo, yo también me había asustado. No iba a decir nada.

“Maestro…”

“Me salvaste allí, Zanoba. Pero eso era peligroso, sabes. A diferencia de cierto Rey Demonio, tú no eres inmortal”.

“Esto es increíble, Maestro. Toma, por favor, echa un vistazo”. Zanoba estaba muy emocionado. Me ignoró por completo mientras dejaba en el suelo a nuestro atacante atado, que hacía ruidos ligeros e inesperados. Zanoba cogió una lámpara para iluminarla.

“¿Es… una muñeca?”

Ante nosotros había un maniquí de madera pintado de blanco, arrugado. Tenía cuatro brazos y piernas. A pesar de su extraña forma, era definitivamente una construcción.

Me había preguntado por qué no había oído sus pasos, y ahora lo sabía. Cada uno de sus pies estaba envuelto en una tela negra como el carbón.

Lo que creía que era una estaca no era más que un brazo roto: dos de sus cuatro brazos estaban rotos. Tenía una lamentable nariz y una boca en la cara, con bolas de cristal como ojos. Esos ojos fríos e insensibles eran los que había estado mirando antes.

Para ser sincero, era demasiado espeluznante para soportarlo… y podría empezar a moverse de nuevo en cualquier momento. Cliff pensaba lo mismo. Tenía su bastón preparado, fijando cautelosamente su mirada en el muñeco.

“¡Maestro, este es un descubrimiento increíble!” Zanoba, por su parte, no podía ocultar su emoción.

“Zanoba, no me importa lo mucho que te gusten las muñecas…”, empecé a decir. “¡Esta se movía! Una muñeca que se mueve”.

Cuando dijo eso, me di cuenta de que tenía razón. Esta muñeca nos había atacado. “Una muñeca que se mueve”.

¡Una muñeca que se mueve! Una muñeca que se movía sola. Así que… un autómata. Como un robot. Como… un robot doncella. Cuando esas palabras pasaron por mi mente, el miedo que había sentido se disipó al instante.

“Tienes razón”, dije. “Esto es increíble”.

“¿Por fin lo entiendes?”

“Sí. Me alegro de que no lo hayamos destruido. Zanoba, tu juicio fue impecable”.

“Heh heh. Supe lo que era a primera vista”.

“No esperaba menos. Tu ojo para las muñecas ya ha superado al mío”, dije, ofreciéndole a mi alumno, que sonreía con orgullo, algunos elogios.

Eso aparte… Una muñeca en movimiento. Ahora que lo pienso, había otros objetos inanimados en este mundo que se movían, como las armaduras.

Este muñeco estaba tallado en madera, pero tal vez podría hacer que las figuras de piedra también se movieran. Y si pudiera encontrar una manera de hacer que las figuras se movieran por sí mismas… y si pudiera desarrollar una sustancia como la silicona para darles piel, como a los humanos…

Las posibilidades eran infinitas.

“Zanoba, ¿qué debo hacer? Mi corazón late muy fuerte”.

“El mío también. Puedo sentir las lágrimas venir”.

Por ahora, llevaríamos la muñeca a casa. Luego podríamos investigar el mecanismo que le permitía moverse.

“¡Oigan, ustedes dos, ya es suficiente!” Cliff perdió de repente la paciencia con nosotros. Le miré y le encontré mirándonos fijamente, con su bastón agarrado con fuerza en ambas manos. “¡No es el momento de hablar de esas cosas!”

“¿No es el momento de hablar de qué ‘cosas’?” Zanoba agarró la cara de Cliff con una mano y lo levantó en el aire. Ah, hacía tiempo que no le veía hacer este truco.

“¡Agghhhhh!” Cliff se agarró al brazo de Zanoba, pero éste ni siquiera se inmutó. “¡El muñeco se ha movido! ¿No entiendes lo extraordinario que es eso?”

“¡Ay, ay, ay! ¡Hay monstruos por ahí, como armaduras que se mueven por sí mismos! ”

Monstruos. Escuchar eso me hizo recordar nuestro objetivo inicial. La razón por la que habíamos venido aquí no era atrapar a un muñeco que pudiera moverse; era asegurar esta casa. No es que no pudiera matar dos pájaros de un tiro.

“Zanoba, por favor, suéltalo”.

“Grr… pero, Maestro-”

“El maestro Cliff tiene razón”.

En cuanto Zanoba lo soltó, Cliff cantó inmediatamente magia curativa para recuperarse.

Qué bebé.

“Este muñeco es probablemente el ‘espíritu maligno’ que estábamos buscando”.

“Hrm.”

“Y no hay garantía de que sea el único. Vamos a encontrar y capturar a cualquier otro en el lugar. Tal  vez podamos encontrar alguna información sobre cómo se hicieron, mientras estamos en ello.”

“¡Entiendo!” Zanoba asintió, finalmente convencido.

“No vamos a dormir esta noche. Tenemos que hacer un registro exhaustivo de la casa y averiguar dónde se escondía esta muñeca”.

Así fue como comenzó nuestro tercer registro del edificio.

***

Estábamos buscando un lugar lo suficientemente grande como para esconder una muñeca de tamaño humano, pero no habíamos encontrado nada de eso en nuestra segunda ronda de búsqueda en la casa. Pensé que podría estar en el jardín, ya que no habíamos revisado allí, pero esa pista no dio resultado. Las huellas de la muñeca estaban claramente impresas en la nieve, pero no llevaban a ninguna parte.

Empezaba a sospechar que había una habitación oculta en la casa. Estaba claro que había sido diseñada para ser completamente simétrica, así que quizás había que buscar algo que no fuera simétrico. Con esa idea en mente, busqué en el primer y segundo piso de la casa anomalías en la distribución, pero no encontré nada. La falta de luz dificultaba la tarea.

“Sería mejor volver a buscar mañana, cuando tengamos luz de día”, sugirió Cliff.

Estuvimos de acuerdo. Sin embargo, antes de dejar la noche, decidimos trasladar el muñeco a la universidad. Le atamos los brazos y las piernas con fuerza y lo pusimos en la habitación de Zanoba. Con mejor iluminación, pudimos comprobar que era bastante vieja. Antes tenía un aspecto blanco pálido, pero ahora podía ver que la pintura blanca original empezaba a descascarillarse, y había manchas de moho.

“Maestro, ¿es esta una… muñeca nueva?” Preguntó Julie. Pensé que le daría miedo, pero en lugar de eso, sólo parecía curiosa. “¿Debo… limpiarla?”

Cuando Zanoba traía a casa muñecas al azar del mercado, se encargaba de limpiarlas. Zanoba pensó que la mejor manera de aumentar su aprecio por las figuritas era hacer que practicara limpiándolas y puliéndolas, y parecía que su educación estaba funcionando.

“¿Cómo conseguimos que se mueva de nuevo?” se preguntó Zanoba.

“Lo estudiaremos después de ocuparnos de la mansión”. Comprendía su impaciencia, pero tenía que calmarse. Por ahora, sellamos la cosa en una caja hecha con mi magia de tierra. No quería que atacara a Julie mientras estábamos fuera.

Volvimos a la mansión, parando a comprar un montón de lámparas por el camino. Decidí buscar en la chimenea de nuevo, arrastrándome dentro de ella para examinarla a fondo esta vez.

“Hm, esto no es, ¿eh?”

Aparté el hollín y las telas de araña mientras terminaba mi búsqueda. Entonces me di cuenta de que no había hollín en el suelo. Era casi como si lo hubieran limpiado, borrado por completo.

Ahora que lo pensaba, la tela que envolvía los pies de la muñeca había sido negra. ¿Estaba limpiando el lugar todas las noches?

Ahora pasamos al segundo piso, al primero y al sótano, de los cuales el sótano era definitivamente el más sospechoso. Nos aventuramos a bajar una vez más con nuestras lámparas.

Dejé la puerta abierta para asegurarme de que no nos quedáramos sin oxígeno y alineé las lámparas para que el espacio estuviera bien iluminado. Si fuera un narrador de cuentos infantiles, habría exclamado: ¡Mirad, mirad, aquí hay tanta luz como el día!

 Había una forma cuadrada oscurecida en la pared: una puerta oculta que no habíamos notado en la oscuridad. Cuando la casa se construyó por primera vez, probablemente se había disimulado, pero con el paso del tiempo, el desgaste de las repetidas aperturas y cierres había oscurecido la zona de las bisagras. También había marcas en el suelo donde la puerta se abría.

“Bueno, ¡entremos!” Cliff extendió alegremente la mano para abrir la puerta. Me preparé para un posible ataque y concentré mi atención en la puerta, pero entonces Cliff se detuvo.

“¿Qué pasa?” le pregunté.

“No sé cómo abrirla”.

Eché un vistazo por mí mismo. Tenía razón. No había ni pomo ni muesca en la puerta para ayudarte a abrirla. Tampoco parecía que hubiera que levantarla para abrirla.

“Maestro, ¿la rompo?” propuso Zanoba.

Negué con la cabeza. Aunque fuera a renovar la mayor parte de la casa, no quería dañar nada si podía evitarlo. Miré las marcas de arañazos en el suelo. No me cabía duda de que la puerta se podía abrir, y que se abría hacia nosotros.

“¿Hm?”

Noté algo extraño en esas marcas. Comenzaban tres tablas hacia la izquierda, no alineadas con el desgaste de la pared.

En mi vida anterior, habíamos ido de excursión con el colegio a una antigua aldea ninja que tenía una puerta oculta. Con ese recuerdo en mente, intenté presionar el borde izquierdo de la puerta. Hubo un crujido, pero la puerta no se abrió. Era pesada.

“Zanoba, empuja esta parte de aquí”.

“Hrm”.

Una vez que lo hizo, la puerta crujió al abrirse. Así que ese era el sonido que habíamos escuchado anoche, ¿eh? Había una manilla en el interior de la puerta, así que abrirla desde dentro era aparentemente fácil.

“Dudo que haya trampas, pero por favor, mantened la guardia alta”, dije al entrar, iluminando la habitación con mi lámpara. Era una habitación estrecha con un solo escritorio, un pedestal de madera y nada más. Había varios libros y un frasco de tinta sobre el escritorio. La botella estaba rota y su contenido se había secado.

En cuanto al pedestal, ¿cómo describirlo? Tenía la forma de un ataúd, su base estaba ahuecada con hendiduras que se ajustaban al tamaño y la forma de la muñeca. Mirando de cerca, noté un cristal transparente incrustado en la madera justo donde descansaría la cabeza de la muñeca. Probablemente se cargaba al estar aquí, en un sentido mágico, no eléctrico.

“Cliff, ¿puedes decirme algo sobre este pedestal?”

Negó con la cabeza. “No; es la primera vez que veo algo así”.

Me puse nervioso y estiré la mano para tocarlo. No creía que me fuera a electrocutar ni nada parecido, pero tenía que asegurarme de que estaba inerte.

Cuando no reaccionó, dirigí mi atención a uno de los libros del escritorio. Me di cuenta de que lo habían dejado aquí durante bastante tiempo, pero afortunadamente no había señales de que los bichos hubieran llegado a él. ¿Quizás la muñeca los había exterminado?

En la portada había un título y un escudo en un idioma que no podía leer. El interior del libro era igual, escrito en una letra que desconocía, lo que significaba que tenía que ser la lengua del Dios del Cielo, la lengua del Dios del Mar o una lengua tan desconocida que nunca había oído hablar de ella. Sin embargo, tanto el escudo como la escritura me resultaban familiares.

¿Dónde los había visto? ¿En la biblioteca de la universidad, quizás?

Al hojear las páginas, me encontré con una serie de bocetos. Bocetos del cuerpo humano, bocetos de círculos mágicos. Al seguir hojeando, me encontré con uno del muñeco de cuatro patas y cuatro brazos. “¿Zanoba?”

“¿Sí?” Zanoba, que había estado apostado en la entrada, se acercó. “Creo que esta es la muñeca que hemos encontrado. ¿Qué te parece?”

“No puedo leer el texto, pero probablemente tengas razón”, aceptó. “¿Dónde? Déjame ver”, dijo Cliff, interviniendo de nuevo.

Los tres miramos el libro, hojeando las páginas. La encuadernación era bastante antigua y parecía que iba a ceder en cualquier momento.

Había flechas dibujadas junto a los bocetos y palabras escritas debajo, probablemente anotaciones o comentarios. Había bocetos de los brazos de la muñeca, círculos mágicos y más flechas y anotaciones. Los márgenes estaban repletos de garabatos detallados.

“A juzgar por los bocetos solamente, esto parece similar a los círculos mágicos que se utilizan para encantar implementos mágicos”, murmuró Cliff.

“¿De verdad?”

“Sí, me doy cuenta porque he estado investigando sobre ellos últimamente. La muñeca debe ser un implemento mágico”.

“Así que es eso”.

El anterior propietario -no, el primer propietario de esta casa- probablemente había estado investigando algo prohibido. Supongo que hizo que la muñeca protegiera la casa, lo que parece haber tenido éxito, ya que es evidente que se movía por la mansión y atacaba a los intrusos.

Luego, el propietario original desapareció. No tenía ni idea de si había dejado su trabajo incompleto y se había trasladado a otro lugar, o si le habían pillado. Teniendo en cuenta que había dejado los frutos de su trabajo, había una gran posibilidad de que hubiera fallecido en algún accidente imprevisto.

En cuanto a la muñeca, probablemente había permanecido dormida aquí, en este pedestal, hasta que ocurrió algo que la hizo despertar. Empezó a limpiar la casa y a patrullarla, matando a los intrusos que descubría. Probablemente estaba programado para volver al pedestal a recargarse una vez que hubiera terminado.

Esta parecía la conclusión más lógica, al menos. Aunque si estaba patrullando el jardín, entonces alguien debería haberla visto ya… Espera, no, habíamos roto la puerta principal cuando llegamos aquí, y había sido la única puerta rota del edificio.

La programación original de la muñeca podría haberla hecho patrullar el jardín, pero se vio obligada a abandonar esa ruta cuando no pudo abrir las puertas, dejándola atrapada dentro de la casa.

Y entonces rompimos la puerta al entrar, lo que le permitió reanudar su ronda por el jardín, probablemente justo cuando pasamos y subimos las escaleras, lo que le llevó a seguirnos.

***

Para asegurarme, volví a buscar en todos los rincones de la casa y la vigilé durante varios días más. Ya no se oían ruidos por la noche. Una vez que tuve la certeza de que era segura, fui a la agencia inmobiliaria para firmar oficialmente el contrato. En cuanto al espíritu maligno, les dije que era un monstruo diabólico que se había posado en una habitación oculta en el sótano de la casa.

Mañana haría entrar a algunas personas para que empezaran a limpiar y hacer reparaciones. Decidí comprar sólo lo esencial de los muebles por ahora. Tal vez era la parte japonesa de mí la que hablaba, pero sentí que debía guardar el resto para que Sylphie y yo lo decidiéramos juntos. Además, no podríamos mudarnos hasta dentro de un mes, cuando terminaran las renovaciones.

Podía imaginar la emoción en la cara de Sylphie. “¡Ves, esta es nuestra nueva casa!” Diría. “¡Guau! Rudy, ¡es increíble!”

“También hay un montón de habitaciones dentro. ¡Así que tendremos suficiente espacio independientemente de cuántos niños tengamos!”

“¡Increíble; incluso estás pensando en nuestro futuro juntos! ¡Tómame ahora!”

“Por supuesto, mi amor. Ya preparé la cama para nosotros”.

“¡Rudy, tómame!”

Sí, no era probable que eso ocurriera, pero la idea me hizo sonreír.

Espera. No se decepcionaría, ¿verdad? Como, “Ugh, Rudy, ¿esto era todo lo que podías conseguir para nosotros?”

No, Sylphie no era tan egoísta. Al menos estaba bastante seguro de que no lo era.

De todos modos, esto había sido un esfuerzo fructífero. En pocos días, había conseguido un bonito lugar nuevo y había heredado uno de los tesoros que había quedado en su interior.

Estaba bastante seguro de que esa muñeca era un utensilio mágico. Era posible que el protocolo adecuado en estas circunstancias fuera presentar mi descubrimiento al Gremio de Magos, pero aún no era miembro oficial.

***

Una vez que el proceso estaba más o menos terminado, decidí trasladar los materiales de investigación que habían quedado en la habitación del sótano. Zanoba llevó el pedestal mientras yo llevaba los libros y demás. Los usaríamos para investigar a esa muñeca.

“¿Maestro?”

Estábamos en el camino de vuelta a la universidad cuando Zanoba me llamó con una mirada seria. Tenía el gran pedestal de madera en equilibrio sobre su hombro. Era increíblemente pesado, pero Zanoba no tuvo problemas para levantarlo. Para estar seguros, lo habíamos envuelto en una tela para que pareciera un ataúd a quien lo viera.

“¿Qué es?”

“¿Puedo convencerte de que me dejes a mí la investigación sobre la muñeca móvil?”

Me encontré con su mirada. Detrás de esos marcos redondos había una mirada de determinación que nunca había visto antes.

“Mi reserva de maná es deplorablemente pequeña, y mis manos son demasiado torpes. Incluso te estoy retrasando en la figura del wyrm rojo que se supone que estamos haciendo para Julie. Apenas he avanzado en ella”.

Sería fácil asegurarle que no era cierto, pero sabía que era una preocupación para él. No podía hablar sin pensar. Zanoba continuó. “Sin embargo, siento que puedo llevar a cabo la investigación. Sinceramente, mirar el libro me da una idea de lo que el autor quería lograr”.

Hm. Así que podía intuir los pensamientos del creador de la muñeca ya que compartían una pasión similar, ¿eh?

“Dicho esto, identificar y traducir el lenguaje puede llevar algo de tiempo. Tal vez sería más rápido que tú dirigieras la búsqueda”, sugirió.

No  estaba  seguro  de  ello.  Después  de  todo,  no  podía  dedicar  todo  mi  tiempo  a  la investigación de las muñecas. Quizá fuera más beneficioso dejárselo a Zanoba. Pero… “Hipotéticamente, ¿qué harías si esa muñeca volviera a enloquecer?”.

“Incluso si se desbocara, podría volver a capturarlo sin que sufriera daños. Lo has visto por ti mismo, ¿no?”

Es cierto. La idea de que se moviera por la noche era un poco aterradora, pero eso probablemente no ocurriría mientras no se le permitiera recargarse en su pedestal.

Sin embargo, dejarlo en la habitación de Zanoba era peligroso, así que sería una buena idea tomar prestada una de las cámaras de investigación de la universidad. Una con una puerta resistente.

No, espera. Era posible que esto realmente fuera magia prohibida en el trabajo. Tal vez sería mejor no hacer esto en el campus, aunque Nanahoshi estaba haciendo algo similar con su investigación sobre los círculos mágicos. Tal vez le pediría que hablara bien de mí, por si acaso. Después de todo, ella era un miembro de rango A del gremio.

“¡Por favor, maestro! Cuando su plan se haga realidad, no quiero que mi única contribución sea el dinero”.

Parecía que Zanoba había pensado mucho en esto. Me preocupaba un poco su fijación única por las figuritas, pero si era así como se sentía, tal vez debería dejarlo en sus manos.

“¡Te lo ruego! Confíame esta investigación”.

Al parecer, malinterpretó mi silencio como una reticencia. Había dejado el pedestal a un lado y ahora estaba de manos y rodillas, con ambas manos extendidas ante él mientras se postraba en la nieve.

“De acuerdo, lo entiendo. Ponte de pie. Te lo dejo a ti”.

“¡¿De verdad?!” Inmediatamente se puso en pie de un salto, con una expresión de absoluta alegría en su rostro. Seguro que cambió en un instante.

“Existe la posibilidad de que estés pisando territorio de magia prohibida”, le advertí. “¿Magia prohibida?”

“Sí. Por ahora pediremos prestada una cámara de investigación de la universidad, así que haz tu trabajo allí”.

“… ¡Gracias!” Levantó rápidamente el pedestal de nuevo, pasando por poco la punta de mi nariz. ¡Estuvo cerca! ¿Qué había planeado hacer si accidentalmente me golpeaba en la cabeza con eso?

“¿Podrían dejar de llamar la atención en medio de la calle?” refunfuñó Cliff.

***

Y así, Zanoba comenzó su búsqueda de muñecas automatizadas y yo me hice con una nueva casa. Próximo paso: ¡renovación!