Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 5

Epílogo: Invasión Cultural Redux

En realidad, llegar a casa presentaba sus propios desafíos.

Comenzaron en la mansión que servía como cuartel general de Amutech. Brooke y Cerise me encontraron en la puerta.

«Es bueno verte de nuevo, Maestro».

Los dos hombres lagarto se veían exactamente igual que siempre, lo que inmediatamente me dio una sensación reconfortante de ahh, estoy de vuelta………

«Uh… ¿Brooke?»

«Sí señor.»

«¿Qué pasa con esa espada?», Pregunté, mirando la hoja en su mano izquierda. Todavía estaba en su funda, pero por la mano de obra, obviamente era un arma real. El tipo de elemento no distinguido que un soldado podría emitir para llevar a la batalla.

Sí, sabía que Brooke había sido un héroe famoso, pero cuando lo pensé, me di cuenta de que nunca lo había visto con un arma.

«Aherm».

Le dio la espada a Cerise, luego se arrodilló frente a mí, como un criminal condenado en espera de juicio.

«Fue mi propia falta de atención lo que permitió a esos villanos acercarse lo suficiente a esta mansión para capturarlo, señor».

«… ¿Eh?»

«Tendrías derecho a tener mi cabeza, Maestro. Pero ahora tengo una esposa y ya no soy dueño de mi propia vida. Te ruego que muestres misericordia y tomes solo un brazo o una pierna, o tal vez…”

«¡No necesito tomar nada!», Grité. ¿Qué era él, un miembro del yakuza?

¡Diablos, incluso ellos generalmente se conforman con solo un dedo! De todos modos, cortar los apéndices de Brooke no me haría feliz. ¡No haría nada por mí!

«¡Solo olvídalo!», Insistí.

«¿Quieres decir que serás misericordioso conmigo?»

«¡Si! ¡Misericordioso! ¡Magnánimo, indulgente, lo que quieras! Cerise, ¡no levantes esa espada así! ¡Me estás asustando! ”Mientras hablaba (?) Con Brooke, Cerise levantó la espada sobre su cabeza como si estuviera a punto de ayudar a Brooke a cometer un suicidio ritual.

«Brooke, ¡ni siquiera eres oficialmente mi guardaespaldas!»

«Eso es cierto», dijo el hombre lagarto, mirando hacia arriba. «¿Quieres decir que tienes la intención de cortar el brazo de Minori-sama?»

«¡No, no la tengo!», Grité, sosteniendo mi cabeza. La comunicación intercultural puede ser realmente difícil a veces…

Mientras esta conmoción ocurría frente a la casa, un contingente de caballeros y un carruaje del Castillo de Eldant llegaron por nosotros. Tal vez Loek y Romilda, que se habían ido antes, les habían dicho que habíamos vuelto. En cualquier caso, nos vimos obligados a hacer una aparición inmediata en el castillo.

«¡Shinichi!» Una voz familiar me saludó en el momento en que entré en la sala de audiencias.

Fue Petralka. La emperatriz loli (que miraba) estaba, como siempre, sentada en un enorme trono que empequeñecía su pequeño cuerpo.

«Eres tú, ¿no?! ¡¿No estás herido?! »

«Su Majestad…»

Casi había saltado cuando entré, pero lentamente volvió a sentarse a instancias de Garius, su caballero y confidente de confianza. Ella es tan linda. Y me hizo feliz darme cuenta de que ella también estaba preocupada por mí.

Pero definitivamente no soy el amante de la emperatriz, ¿de acuerdo? Decidí guardar el pensamiento para mí mismo.

Petralka tosió una vez, luego se movió para enfrentarme a mí y a Minori- san nuevamente.

«Te damos la bienvenida de vuelta, Shinichi», dijo. «Sí, señora.»

«Y Minori, has hecho bien en traerlo a casa».

“Fue un placer, Su Majestad. Pero no fui la única «, dijo Minori-san con una sonrisa suave. “Myusel, Elvia, y Loek y Romilda fueron cruciales. Esos dos últimos en particular: sé que es posible que desee reprenderlos, pero recuerde que ambos son jóvenes y sean misericordiosos”.

«Entendemos», dijo Petralka, sonriendo secamente. Ella asintió con la cabeza a sus asesores, quienes estaban en fila alrededor de la sala de audiencia. Pude distinguir un elfo y un enano entre ellos, probablemente los padres de Loek y Romilda.

«Aunque actuaron por su propia cuenta, como resultado de su aventura, uno de los centros de investigación de dragones títeres de Bahairam ha sido destruido efectivamente. Son héroes, aunque deben serlo en secreto”.

Los consejeros enanos y elfos asintieron apreciativamente ante esto. «Shinichi. Todos estaban preocupados por ti”.

«Me alegra  saber eso, de  verdad», dije. Mi tiempo  como guardia  de seguridad privada me había dado una apreciación de lo especial que era tener a alguien que ni siquiera era un pariente de sangre preocupado por ti.

«¡Creemos que una fiesta para celebrar su regreso seguro está en orden!», Dijo Petralka. Ella estaba de muy buen humor.

«Oh, no, no tienes que… Quiero decir, lo siento, pero realmente me gustaría descansar un poco. Para ser honesto, estoy agotado”.

«Hmm. Y bueno, podrías serlo. Muy bien, pospondremos la fiesta para otro momento.”

Así que aparentemente no había forma de salir de la fiesta en sí. No es que realmente me importara…

“Si, en cambio, hay alguna muestra de agradecimiento que deseas, solo tienes que decirlo. Comida o bebida o cualquier cosa.”

«Gracias», dije, pero me sentí como una amabilidad social. Después de un momento, se me ocurrió algo. «¿Dime, Petralka?»

«¿Qué es?»

«Hay una cosa que me gustaría pedir».

«¿Hm?»

Se inclinó hacia delante, con los ojos brillantes; Garius y el primer ministro Zahar, que también estaba de pie junto al trono, intercambiaron una mirada. Sabían por experiencia que debo estar planeando algo.

«Bueno, no tanto pedir… Considéralo una sugerencia». Las palabras de Amatena volvieron a mí:

«Creía que alguien como tú era absolutamente necesario para el futuro de este país». 

“A pesar de todos los golpes y los gritos que le dimos, no pudimos cambiar a Elvia. No nosotras sus hermanas, no sus padres. Quizás solo muestre que tales cosas carecen del poder para cambiar a las personas”.

Amatena había querido cambiar Bahairam. No por revolución o rebelión abierta ni nada violento como eso. A su manera, temía por el futuro de su nación. No tanto por la imposición de la visión del mundo, el recorte de lujos o incluso el gobierno totalitario: vio a Bahairam dirigirse por un camino colectivista que no le gustaba.

¿Y qué hay de mí? ¿Había algo que pudiera hacer? ¿Algún pequeño acto de resistencia que pueda contribuir a una cultura y visión del mundo en peligro de quedar cerrado?

«Recomiendo una invasión cultural de Bahairam».

Eso envió un verdadero shock a través de la sala de audiencias.

***

Había pasado un mes desde que Shinichi había regresado al Imperio Eldant.

Había terminado el trabajo y estaba llegando a casa cuando vi algo extremadamente inusual: un paquete dirigido a mí. Y uno no enviado a través de canales, por cierto.

Lo más probable es que se haya pasado de mano en mano. La caja de madera estaba sucia y el remitente no había incluido su nombre. Francamente, me impresionó que me hubiera llegado en absoluto

. Escrito en la parte superior estaba «Una maldición sobre quien rompa este sello sin permiso», pero esto fue principalmente una presunción. Muy pocas personas realmente se molestaron en maldecir su correo. Aunque no faltaron los bajos ingresos que podrían intentar abrir cartas y paquetes de otras personas.

Abrí la caja y miré adentro. Parecía estar lleno de libros, un montón de ellos. Doblada cuidadosamente en la parte superior había una sola hoja de papel.

Abrí el papel y pasé un momento mirando los personajes inscritos en él. El timbre de la puerta me sacó de mi ensueño.

«¿Quién está ahí?»

La voz familiar de mi subordinado respondió: «Es Clara, hermana mayor».

Me puse de pie y fui a la entrada y la invité a entrar. Su respeto por mí como mi subordinado, por supuesto, fue dictado por nuestras posiciones profesionales, pero Clara también tuvo el suficiente respeto personal por mí y que a menudo venía después del trabajo, donde íbamos compartir comidas o pasar el tiempo en conversaciones triviales.

Clara me miró. Luego, de repente preguntó: «¿Está pasando algo?»

«¿Qué quieres decir?»

«Nada. Simplemente… de alguna manera…” Tal vacilación era inusual para Clara.

«¿De alguna manera qué?» La insté. Estaba realmente curiosa. «De alguna manera pareces… feliz».

«¿Feliz? Feliz… Hmm.” Sacudí la cabeza lentamente, pero luego pensé en el papel que sostenía. Se lo tendí a ella. «Quizás sea por esto».

«¿Una carta, hermana?»

«No oficial», dije «¿Puedo?»

Asentí. «Sé mi invitada.»

No estaba bien que Clara viera esta carta. Me sentí casi obligada a mostrárselo. Después de todo, ella había sido bastante aficionada a ese hombre.

Clara parecía sorprendida. «Esto es-»

«Si. De Shinichi.”

Más específicamente, alguien había traducido lo que Shinichi había escrito a nuestro idioma. Elvia no sabía leer ni escribir, por lo que debe haber tenido algún erudito de Eldant que lo hiciera.

«El contenido de esta caja también proviene de él». Clara miró dentro, desconcertada.

«Esta es la» cultura otaku «que ha enamorado tanto a la emperatriz Eldant. Parece que lo llaman manga.

Saqué uno de los libros y se lo mostré a Clara. Lo hojeé; Parecía representar algún tipo de historia a través de imágenes, presentadas en gran densidad y en un número absurdo de páginas.

Solo pensar en cuánto tiempo y esfuerzo debe haber invertido en la creación de este único volumen fue suficiente para hacerme sentir desmayado.

«Huh…» Clara respiró, mirando el manga. No estaba seguro de qué significaba el sonido. Quizás ella estaba desconcertada por eso. No podría culparla.

«¿Pero por qué te enviaría algo así, hermana mayor?», Preguntó ella, sacudiendo la cabeza.

Una excelente pregunta. «Si lees la carta, creo que quedará claro», le dije, quitándole el papel. «Afirma que estas son muestras de productos que se ofrecerán en el mercado negro».

«¿M-Mercado negro?»

«En esencia, quiere contrabandearlos».

Clara miró el llamado «manga», sin impresionarse. Tal vez ella sintió que no podíamos confiar en los motivos de Shinichi. Pero…

«Si en lugar de ordenarme que creara algo que hiciera que la gente fuera más leal al Rey, me hubieras pedido que pensara en algo que todos pudieran disfrutar juntos … con gusto te habría ayudado».

Las palabras de despedida de Shinichi volvieron a mí. En el fondo, era un payaso audaz y excéntrico. Por eso dudaba que hubiera algún motivo oculto en esta oferta ilegal. En todo caso, sospeché que él solo creía que estos libros traerían a todos la mayor alegría.

Y eso fue lo suficientemente bueno. Fue bueno, periodo.

Audacia y excentricidad: estas eran cosas que, en nuestra prisa por fortalecer el país, habíamos olvidado, o quizás descartado deliberadamente. Eran las hojas y ramas que habíamos cortado en nuestro ferviente intento de fortalecer el tronco del gran árbol llamado el futuro.

Pero las hojas y las ramas fueron las que finalmente dieron flores y luego semillas. Semillas que se convertirían en los grandes árboles del mañana.

Y así, lentamente, gradualmente, sin fuerza ni intensidad, traerían cambios. Como árboles jóvenes que brotan repentinamente a lo largo del camino.

«¿Qué vas a hacer, hermana?»

«Una buena pregunta…» Me aparté de Clara. La verdad era que ya me había decidido. «¿Qué quieres hacer?»

«¿Yo? Te seguiré, hermana «, dijo Clara sin dudarlo un momento. Era como si supiera por completo lo que había en mi corazón. No pude reprimir una sonrisa.

«Él es más astuto de lo que lo pensé», dije, pasando las páginas de uno de los manga distraídamente. “Hablar de contrabando con el país que lo secuestró. Y hacer de Elvia su punto de contacto, nada menos.”

Su carta decía que periódicamente enviaría a Elvia de regreso a Bahairam como su mensajero para el mercado negro.

Exteriormente, Elvia regresaría para entregar los materiales que había recogido durante su espionaje. Es cierto que algunos de estos mangas ya habían llegado a Bahairam a través de comerciantes del Imperio Eldant, pero obtenerlos directamente de la fuente de esta manera los haría más baratos, más numerosos y más accesibles para la gente común.

«Podemos desear que nuestra nación nunca se haya involucrado con un hombre como él», reflexioné. Si no tuviéramos cuidado, nuestro país podría verse arrasado, tal vez incluso el mismo Shinichi no lo entendiera completamente.

No dije nada más, pero cuando comencé a revisar este libro llamado manga una vez más, incluso finalmente pude ver que la sonrisa en mi rostro era feliz.

-FIN DEL VOLUMEN 05-