Tate no Yuusha no Nariagari (NL)
Volumen 19
Epílogo: Una Visitante a Altas Horas de la Noche
Después de que la celebración se calmó, tuve la oportunidad de aprender más acerca de nuestros enemigos gracias a Rino. Ahora necesitaba tomarme algo de tiempo y cotejar toda la información.
Todavía necesitaba revisarla apropiadamente, pero parecía ser que habíamos recolectado todos los métodos de incremento de poder aquí antes de incluso lograrlo en nuestro mundo. No estaba seguro de cómo sentirme al respecto. Era extraño pensar que éramos más fuertes en el mundo de Kizuna. Supongo que solo estaba pensando demasiado las cosas una vez más.
Me estiré y dejé salir un bostezo. Las celebraciones habían terminado y todos se habían ido a descansar. Yo estaba preparando el desayuno de mañana.
Pude haberle dejado esto a alguien más, esta noche sobre todo, pero todavía estaba con energía y no podía ir a dormir. Había hecho que Raphtalia se fuera a dormir antes. S’yne todavía estaba conmigo, pero ella estaba durmiendo en una esquina del comedor. Después de todo, hoy había sido un día bastante agitado.
Con ese pastel de sangre de la Dragona Demonio, estoy bastante seguro de que yo también habría colapsado.
“Eso pensé… Ella tenía completamente mal los ajustes para la transferencia de energía. Es por eso que todo lo que decía daba esos saltos.” Me giré hacia la voz para ver a la hermana de S’yne de pie ahí saludándome para asegurarse de que la viera. Ella acababa de poner cuidadosamente una manta sobre S’yne.
Creí que ella había reparado su familiar y que lo tenía en trabajo de vigilancia… pero no se estaba moviendo. Había regresado a no ser más que un muñeco de peluche.
“¡Tú!” grité lo primero que se me vino a la mente.
“Vaya, vaya, vaya. ¿Por qué no dejamos que S’yne siga durmiendo?” dijo la hermana de S’yne.
“¿Qué le has hecho?” pregunté.
“Vaya, vaya, vaya. ¡Eso me hace parecer tan malvada!” objetó la hermana de S’yne. “No he hecho nada. Simplemente no quiero despertarla, así que he adormecido un poco sus sentidos.”
“¿¡Entonces por qué estás aquí!?” grité. No podía pensar en una razón para hacer esto. Nosotros estábamos en alerta. No parecía haber nada para ella aquí.
Decidí despertar a Raph- chan, quien también estaba durmiendo, y hacer que ella le informara a Raphtalia y los demás lo que estaba sucediendo. Solo necesitaba comprar un poco de tiempo para poder realizar un ataque conjunto y derrotarla de una vez por todas.
“Mmm, esa es una pregunta muy complicada. Así que primero tengo una para ti. Antes de que hablemos más, dime cuánto te ha contado S’yne,” dijo la hermana de S’yne.
“¿A qué te refieres? Con todos esos saltos en su voz, apenas podemos entender lo que dice,” respondí. Ella ahora apenas podía hablarnos. Estaba comenzando a pensar que podría ser más fácil hablar con ella si su arma vasalla dejara de funcionar por completo.
“Vaya, vaya, vaya. Eso es debido al arma vasalla rota,” explicó la hermana de S’yne. “Creo que también es porque todos a quienes ella les ha contado acerca de sí misma en el pasado, bueno… han muerto.” Era alguna clase de maleficio que causaba que muriera cualquiera con el que ella compartía esa información. Si ese era el caso, su silencio había sido para protegernos.
No, eso era descabellado.
“Primero que nada, Iwatani, deberías comenzar a pensar exactamente por qué S’yne está tan obsesionada contigo,” dijo la hermana de S’yne.
“A partir de lo mucho que te odia, tal vez tú sepas algo acerca de sus obsesiones,” respondí.
“No necesitas preocuparte por mí,” dijo modestamente la hermana de S’yne. “Si S’yne te dijera todo y tú no le creyeras, eso rompería su corazoncito. Estoy segura de que ella se preocupa por ti, ya sabes, de que mueras.”
Preocupada de que no le creyera, y preocupada de que yo muriera… lo pensé un poco y no pude recordar nada que hubiera hecho por S’yne que creara tal devoción de su parte. Había prometido ayudar con su venganza, pero ella ya me había estado protegiendo antes de eso. “Te daré una pista. ¿Has visto a S’yne con lo que parece ser un pequeño núcleo de arma sagrada?”
“Sí, la he visto.” Cuando yo estuve cerca de morir, ella me había sanado usando un objeto que encajaba con esa descripción.
“Eso es energía comprimida de uno de los métodos de incremento de poder de un arma sagrada de nuestro—ahora destruido—mundo. Puede prestar esa energía a otros,” explicó la hermana de S’yne.
“Bien…” Me había preguntado por qué fue capaz de sanarme usándolo. Eran más misterios que agregar a la lista.
“No quiero interferir con la política de S’yne a la hora de lidiar contigo, así que es mejor que no te diga nada más que eso,” dijo la hermana de S’yne.
“¿Entonces qué quieres decir? Tiene que haber algo para ti en esto. No creo que hayas venido hasta aquí solo para platicar,” dije.
“Tal vez,” respondió la hermana de S’yne, tosiendo para aclararse la garganta, y después respondiendo normalmente. “Para decirlo claramente, todos mis compañeros que te has encontrado hasta ahora—aparte de los parásitos que reclutamos localmente—son parte del Tercer Ejército.
Estoy hablando básicamente de hormigas obreras. Podemos perder a tantos como puedan derrotar, y no nos hará ningún daño. Ellos básicamente existen para probar los prototipos que son creados por el departamento técnico.”
“¿¡Acaso todo esto es alguna clase de experimento para ti!?” grité. Si las fuerzas atacando este mundo solo eran ratas de laboratorio, eso quería decir que el jefe tenía que estar mucho más arriba de ellos. Pensar que todas las batallas que hemos tenido hasta ahora no les habían causado ningún daño era deprimente.
“Es verdad, usamos las armas sagradas, las armas vasallas, y toda clase de juguetes, pero no somos la fuerza principal. Este solo es otro de los numerosos mundos que ha atacado el Tercer Ejército. La fuerza principal está en otro mundo tratando de rastrear y conquistar a cierta jovencita,” dijo la hermana de S’yne. No necesitaba escuchar eso.
“Tomar este mundo está probando ser más difícil de lo anticipado, así que serán relegados a un segundo plano por un tiempo. Ellos van a andar por ahí con las armas legendarias para mantenerte ocupado en este mundo, facilitando que puedan ir tras su siguiente objetivo.”
Esas armas legendarias serían las joyas, el objeto contundente, y el barco de las armas vasallas. Se sentía como si la batalla aquí aún no hubiera terminado. “Iwatani, ellos ahora se dirigen hacia el mundo del que vienes. Todo porque mataste a Perra.”
“¿De verdad Perra es tan importante?” pregunté. Pero eso explicaría por qué la hermana de S’yne había estado tratando de entorpecer los esfuerzos de Perra y hacerla fracasar. Pero estaba seguro de que la hermana de S’yne tenía más autoridad que Perra.
“Mi punto es que, si pasas demasiado tiempo recolectando armas sagradas y vasallas en este mundo, tu propio mundo va a caer. Eso es lo que vine a advertirte,” dijo la hermana de S’yne. Si Ren y Motoyasu eran asesinados por una ola mientras Itsuki y yo estábamos fuera, el mundo se quedaría sin héroes y en efecto podría ser destruido. Por supuesto, eso era malo… pero también planteaba otra gran pregunta.
“¿Por qué estás aquí explicando todo esto?” pregunté.
“Vaya, vaya, vaya, creí que ya lo habrías descubierto,” dijo la hermana de S’yne. “Las cosas también son complicadas en nuestro lado. Necesitamos complacer a nuestro líder, y algunos dentro de nosotros pensamos que eso significa proporcionar un desafío.”
“Entiendo.” Sacudí mi cabeza. Así que a su líder le gustaban las batallas. Podía entender ese impulso, pero ahora mismo era una verdadera molestia. ¡Cuál era el problema de estas personas como para usar mundos enteros como su patio de juegos!
“Muy bien, Iwatani. La próxima vez que nos veamos, será en tu mundo. Eso es todo lo que vine a decir. ¡Adiós!” Y así, la hermana de S’yne despareció. Inmediatamente después
S’yne se puso de pie de un salto, convirtiendo su arma en unas tijeras y preparándose para la batalla.
“¡Ahora mismo! ¿Mi hermana estuvo aquí?” preguntó S’yne. Eso era extraño—su voz no estaba dando saltos. Los movimientos de sus familiares también parecían haber mejorado.
“Sí, ella estuvo aquí,” respondí. “Ella dijo que a continuación irán a nuestro mundo.” Fue una información desagradable salida de una conversación casi unilateral, y después se fue. En cualquier caso, ahora mismo necesitaba hablar con S’yne.
“S’yne, tu hermana dijo algo más—que, si hablabas de ti misma, todos quienes te escuchen morirán,” dije. S’yne se estremeció ante mis palabras y apartó la mirada. Vaya, aparentemente era cierto. La hermana de S’yne había estado diciendo la verdad. “Ya no necesitas preocuparte de eso. No necesitamos más sorpresas, ¿sabes?” razoné con ella.
“No… simplemente no necesitas saberlo. Mi mundo ya no existe. Mi hermana no es más que una traidora, y no quiero más que derrotarla. No necesitas investigar tan profundamente, Naofumi. Estarás bien sin mi conocimiento—me viste luchar contra ella, y no pude ganar. Si el conocimiento te matará, entonces no saber producirá un mejor resultado.” Una vez que empezaba a hablar, ella no se detenía.
“Entonces no voy a ayudarte,” dije, usando un enfoque distinto.
“Aun así seguiré contigo. Lo que puedo asegurarte es que este enemigo es tan poderoso que necesitarás volverte mucho más fuerte. Incluso con todos los métodos de incremento de poder de las armas sagradas y vasallas, y aumentando mucho tu nivel, no estoy segura de que seas capaz de ganar,” me dijo S’yne. Ella sí que era testaruda.
“Dime solo una cosa. ¿Por qué yo?” pregunté. De seguro pudo haber sido cualquiera de los portadores de armas sagradas, siempre y cuando ella eventualmente tuviera una oportunidad de enfrentar a su hermana.
En vez de un ser retorcido como yo, ella habría estado mucho mejor con alguien del tipo héroe probado como Kizuna. O tal vez ella lo había intentado muchas otras veces y vino a mí por descarte.
“Eso es porque… tú eres Naofumi,” respondió S’yne.
“¿Ah?” dije, confundido, pero ella no dijo más—incluso cerró su boca con fuerza. Ella era realmente testaruda. Incluso si creía que me estaba protegiendo de este asunto de la muerte segura.
También noté que ella había usado mi primer nombre. Sin honorífico ni nada.
Algunos momentos después, Raphtalia y los demás entraron corriendo y el castillo pasó por un breve estado de alerta. Eso pronto pasó, pero habíamos terminado en una situación muy delicada.
En algún lugar, justo en ese momento, estaba seguro de que la hermana de S’yne se estaba riendo.
-FIN DEL VOLUMEN 19-
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