Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 4: Líderes y Lidederados

Capitulo 4: Las Condiciones Para ser el Peor

¿No crees que ya has tenido suficiente?

Ella sintió como si alguien le hubiera dicho eso. ¿Quién? Probablemente el hombre a su lado. No tenía idea de quién se suponía que debía ser. O cómo se veía su cara.

Ella entrecerró los ojos y lo miró. Estaba demasiado borroso. ¿Qué pasaba con este tipo? ¿Por qué estaba sentado a su lado? Ella no lo entendía.

“…¿Quién eres?” Preguntó ella.

“¿Eh? ¿Qué quieres decir con ‘quién’?” Preguntó él.

“¿Qué estás haciendo aquí?” Preguntó ella.

“No, no me preguntes qué estoy haciendo aquí, vinimos aquí juntos, ¿recuerdas? A este lugar.”

“¿Tú y quién…?”

” Tú y yo, Mary.”

“¿Por qué?” Preguntó ella.

El hombre parecía exasperado. “Alguien ha bebido demasiado…”

“¿Quién?” Preguntó ella.

“Tú, por supuesto.”

“¿Yo…?”

Mary hizo una pausa para respirar y luego levantó su taza. Intentó tomar un trago, pero estaba vacío.

¿”Este lugar”? Qué tipo de lugar es este. Ella miró a su alrededor. Oh, parece un lugar que sirve alcohol. Es pequeño y estrecho, estos son los únicos asientos están en el bar. Es un lugar desconocido, uno que no reconozco.

Cuando ella empujó su copa hacia el hombre del otro lado del mostrador, que parecía ser el propietario, y estaba a punto de decir dame otra, el hombre junto a ella la agarró por la muñeca.

“Te lo digo, es hora de parar.”

“…Déjame en paz,” murmuró Mary.

“Como si pudiera,” respondió. “¿Tienes alguna idea de cuánto has bebido?”

“No lo sé,” murmuró. “¿Y qué…?”

“No, no ‘¿y qué?’”

El hombre la miró como si estuviera harto. ¿Qué derecho tenía un tipo que ni siquiera reconocía a actuar como si lo estuviera molestando? La hizo enojar.

“…Bien, entonces no lo necesito.”

Mary se puso de pie. Se tropezó un poco, y el hombre la atrapó, pero ella apartó sus manos.

“¡No me toques!” Gritó ella.

“Parecía que ibas a tropezar,” explicó el hombre.

“¿Y qué?” Espetó. “Si me tropiezo… ¿qué pasa con eso?”

“No es bueno.”

“No intentes forzarme así.”

“¿Cómo qué?” Preguntó el hombre.

“La forma en que piensas… No me importa lo que pienses de mí…”

¿Qué estoy tratando de decir? ¿Qué estoy diciendo? Supongo que no importa. Realmente no importa.

Mary salió del bar.

Lo siguiente que supo fue que estaba en otro lado. Estaba oscuro. Estaba en la calle.

“…¿Eh?” Murmuró ella.

Mi bastón no está aquí. ¿Me olvidé de llevarlo conmigo? ¿Dónde lo dejé? No tengo ni idea.

“Oye, ¿estás bien?”

¿Quién podría ser? Oh, el tipo de antes. ¿Por qué está aquí? ¿Por qué me está siguiendo?

“¿Qué quieres?” Exigió ella.

Cuando ella preguntó, él le dio un indignado: “¡¿Ehh?!”

Continuó: “Esa no es manera de hablar con el tipo que has hecho pagarte en dos lugares ahora.”

“¿Pagarme…?” Mary preguntó vacilante. “¿De qué estás hablando?”

“Tus bebidas. Nunca pagaste, ¿sabes? Lo cubrí todo, Mary.”

“¿Por qué sabes mi nombre?”

“Porque me lo dijiste, obviamente.”

“¿Yo sí… pagué…?”

Realmente no lo entendía, pero no quería que este tipo se quejara por ello. Mary intentó sacar su dinero. Si le daba lo que tenía con ella, el hombre probablemente estaría satisfecho. Sin embargo, sus manos estaban inestables. No solo sus manos, sino sus piernas también. Ella no podía soportarlo.

Cuando sintió que iba a colapsar, el hombre la tomó en sus brazos.

“Eso no es así, Mary,” dijo el hombre. “No te estoy diciendo que me pagues dinero.”

“…Déjame ir.”

“No quiero,” dijo.

“¡Dije, déjame ir!” Mary gritó.

Mary intentó escapar del abrazo del hombre. No podía apartarlo. Los brazos del hombre estaban envueltos firmemente alrededor de Mary. Él acercó su cara a la de ella. Mary puso su mano sobre su barbilla y lo empujó.

“¡Te lo estoy diciendo…!”

“¡Cállate, perra!” Gritó el hombre. “¡Después de llegar tan lejos, no hay forma de que te deje ir! ¡Sé que estabas buscando esto también!”

“¡¿Qué?! ¡¿Buscando qué?!

“¡Estabas frustrada, así que pensaste en jugar conmigo, ¿verdad?! ¡Puedo darme cuenta de eso!” Gritó.

“¿Jugar…?”

¿De qué está hablando este tipo? Eso no tiene ningún sentido. ¿Jugar? No estoy de humor. ¿Este tipo no sabe lo que pasó?

De repente, sintió frío por dentro.

“…¿Qué te dije?” Mary murmuró.

“¡¿Eh?! ¿Qué preguntas? Solo tu nombre, y… bueno, solo una pequeña charla…”

“Uff.”

Eso es un gran alivio. Si hubiera me abierto a un tipo como este, sería horrible. Incluso si estoy borracha, oye, espera.

Mary estaba borracha, y estaba más que triste. Estaba completamente, totalmente, cayendo de borracha.

Estoy en peligro, se dio cuenta. El estado en el que estoy y esta situación. Definitivamente estoy en peligro. Tengo que correr.

Mary golpeó al hombre tan fuerte como pudo. Él gritó en dolor y se estremeció, pero no la soltó.

“¡Ahora te has dejado llevar y lo has hecho! ¡No más Sr. Buen Tipo!” Gritó.

“Ah—” Mary jadeó.

Él la levantó. Sus pies no estaban tocando el suelo. Mary se retorció como si su vida dependiera de ello. Sin embargo, el agarre del hombre no se aflojó.

¿Qué planeaba hacer con ella? El hombre parecía llevar a Mary a alguna parte. Estaba oscuro y ella no podía ver muy bien, pero estaba tratando de llevarla por un callejón estrecho.

Cuando ella intentó gritar, él cubrió su boca. Mary le mordió los dedos. El hombre gimió de dolor, tirando a Mary al suelo. Mary aterrizó en su trasero, luego golpeó su cabeza en algo.

“…Au… Ay…”

Sus ojos estaban girando. Ella necesitaba escapar. Se arrastró lejos de él, pero la agarró por el brazo y la arrastró hacia el callejón, obligándola a ponerse de espaldas. Él la sostuvo hacia abajo, tapándole la boca nuevamente.

¿Voy a ser violada? Pensó. ¿Aquí? ¿Por este tipo?

No. No seas ridículo.

Mary le dio un rodillazo al hombre en la ingle. “¡Toma eso!”

“Augh—” jadeó. “…¡M-Maldición! ¡Tú…!”

La golpeó. En el rostro, con su puño. Por un momento, ella perdió el conocimiento.

Cuando volvió en sí, él estaba tratando para quitarle su traje de sacerdote.

Tal vez no pueda hacer nada, pensó Mary.

Tal vez esto es el karma.

Quiero decir, lo dejé morir.

Dejé que un camarada muriera, otra vez.

Aunque soy una sacerdotisa.

Soy responsable de proteger las vidas de mis camaradas, pero no pude.

Mary ni siquiera podía decir que había hecho lo mejor que pudo. Ella había cometido un error.

Literalmente, un error fatal.

Protection. Es lo más básico de lo básico para un sacerdote que se estaba moviendo del nivel principiante al intermedio. Este hechizo mágico de luz aumenta las habilidad física y la resistencia del objetivo, así como su capacidad de curación natural. Era vital que no se agotara el Proctection en combate. Pequeñas diferencias como esa podrían significar la diferencia entre la vida y la muerte.

En una batalla, hay muchas cosas que podrían suceder. Por eso, en el instante en que expiraba la duración de treinta minutos, ya era hora de volver a aplicar el hechizo de nuevo. Esto era algo que todo sacerdote tenía que saber. Era algo que nunca debían olvidar. Y aún así—

“¡Solo ríndete ya!” El hombre se rió perversamente, quitandole el uniforme. El sonido de una costura desgarrada resonó por el callejón. “¡Dudo que esta sea tu primera vez! ¡Esto será más fácil para ti si tratas de disfrutarlo…”

“No. No hay forma de que ella pueda disfrutar esto,” estalló la voz de otro hombre.

La escoria encima de ella volvió la cabeza para mirar al recién llegado. “¿Eh…?”

“Lo siento, pero no voy a contenerme, ¿de acuerdo?” Dijo el nuevo hombre.

“Espera—”

“¡Hah!”

La escoria se desplomó. Cayó encima de Mary, pero el otro hombre fue rápido para quitárselo de encima.

“…¿Eh?” Preguntó Mary, aturdida.

No tengo idea de lo que acaba de pasar.

Parece que he sido salvada, pero, ¿por qué? ¿Quién es él?

“¿Estás bien?” Preguntó el hombre. “¿Puedes levantarte?”

Mary estaba en silencio. El hombre que la salvó de la escoria suspiró y se rascó la parte posterior de la cabeza.

“No sé qué decir… No voy a intentar nada raro, ¿de acuerdo?” Dijo. “Son tu ropa y otras cosas.”

¿Esto está bien?

Es terriblemente directo, pensó Mary. Pero sí me salvó de un aprieto. Eso es cierto. Si no hubiera venido, ¿quién sabe lo que me habría pasado? Bueno, probablemente me habrían violado.

Mary se sentó, arreglando su ropa. La manga de su traje de sacerdote estaba roto. Probablemente también estaba sucio, pero bien aparte de eso.

“…Lo siento,” murmuró. “Gracias.”

“Seguro,” dijo el nuevo hombre. “Uh. Bueno, si estás bien, creo que eso es todo lo que importa.”

El callejón estaba oscuro, por lo que apenas podía ver la cara del hombre. Sin embargo, había algo. ¿Su voz, tal vez? Me sonó familiar. Eso y la forma en que estaba vestido. El hombre era bastante alto. ¿Mary lo conocía?

“Ehh…” dijo el hombre, retrocediendo medio paso. “No diré nada. No voy a contarle esto a nadie. Probablemente lo prefieras de esa manera, ¿verdad?”

Este hombre, probablemente, también conocía a Mary. Sonaba de esa manera por la forma en que estaba hablando.

“Eres…” dijo ella borrosamente.

“¿Yo? Ah,” dijo el hombre. “Mi nombre es Kuzaku. No es que lo sepas…”

Es cierto que el nombre Kuzaku no estaba sonando ninguna campana.

Cuando Mary se puso de pie, Kuzaku dio otro paso atrás. Parecía estar tratando de mantener su distancia. Tal vez estaba tratando de demostrar que no tenía intención de hacerle nada.

Mary bajó la mirada hacia la escoria que tenía al lado. Kuzaku debió haberlo golpeado o pateado lo suficiente como para dejarlo inconsciente. Mary podría haberlo pateado una o dos veces, pero decidió no hacerlo.

Ella salió del callejón. Kuzaku estaba un poco lejos de ella. Gracias a la luz de la luna, ahora podía ver su rostro mejor. Ella finalmente lo reconoció.

“En Capomorti, estuviste en la Fuerza Tormenta Verde con nosotros…” murmuró ella.

“Ah. ¿Entonces me recuerdas, tal vez?”

“Pero…”

“Casi muero,” dijo Kuzaku, mirando hacia abajo. “…Pero no lo hice. Alguien me curó, y cuando volví en sí, yo era el único que quedaba, ¿sabes?”

“…Ya veo.”

“Um,” dijo Kuzaku, incrédulo.

“¿Qué?” Mary preguntó.

“Lo siento,” dijo. “Debería haber intervenido antes. Para decirte la verdad. Estaba mirando. Cuando ustedes dos salieron del bar. Algo me pareció raro, así que te seguí. Entonces, bueno, ya sabes lo que sucedió.”

“Debió haber sido bastante horrible…” murmuró Mary.

“Naa,” dijo. “Realmente no. Quiero decir, yo también estaba bebiendo.”

“Kuzaku-kun,” Mary inclinó la cabeza. “Permíteme pedirte disculpas una vez más. Lo siento. Y gracias.”

Kuzaku guardó silencio por un tiempo.

Entonces, finalmente: “…Está bien,” fue todo lo que dijo en respuesta.

“Adiós,” dijo Mary.

Ella levantó la cabeza y rápidamente pasó junto a Kuzaku.

Por supuesto, todavía no me he recuperado. Tengo nauseas. ¿Cuánto tomé? No recuerdo en absoluto. Demasiado. Esta es la primera vez en mi vida que bebo tanto que no puedo recordar lo que sucedió.

Ese tipo pudo haberme violado mientras yo no sabía lo que estaba pasando. Si eso hubiera sucedido, tal vez estaría satisfecha. Tal vez bebí tanto porque quería que eso sucediera. Tal vez es por eso que no aleje a esa escoria cuando se acercó a mí.

Kuzaku se interpuso. No necesitaba involucrarse. Pero si esa escoria realmente me hubiera violado… Solo la idea de eso me pone enferma. Asqueroso. No soporto que la gente me toque. Me tocó mucho. Me manoseó por todas partes. Ese tipo es de lo peor. Esto es de lo peor.

“Ugh…” Con una insoportable ola de náuseas barriendo sobre ella, Mary dejó de caminar.

Quería vomitar. Pero no lo hizo. No podía. Se agachó. Se sentía horrible. Quería morir. Solo quería acostarse y morir. Después de todo, otros ya habían muerto.

Aquí había una sacerdotisa incompetente que permitió que sus camaradas murieran no una, sino dos veces, y tenía el descaro de pensar que solo quería recostarse y morir. ¿Cómo podía pensar eso?

“…Soy la peor,” murmuró Mary.